“El cuidado de las rutas no es un gasto, es una inversión”

“El cuidado de las rutas no es un gasto, es una inversión”

Mientras que en un año aumentaron un 25 por ciento los accidentes en tramos sin mantenimiento, el Gobierno nacional continúa sin hacerse cargo de las obras viales. “Esto se traduce en vidas humanas», afirma uno de los familiares de la tragedia del Colegio Ecos.

Mientras el Gobierno de Milei avanza con reformas orientadas a reducir la intervención estatal en sectores clave de la economía, como el transporte y la obra pública, la seguridad vial se enfrenta a nuevos y crecientes desafíos. Una de las reformas más recientes es la flexibilización de las normativas en el sector del transporte de pasajeros, que desde el 10 de diciembre permite que cualquier vehículo con seguro y VTV pueda prestar servicios de movilidad.

“Ahora, cualquier vehículo puede ser autorizado para el transporte de pasajeros –advierte Diego Molina, viudo de la maestra fallecida en la tragedia del colegio Ecos–. Con solo llenar un formulario web, en cinco días se obtiene la autorización para operar, lo que es realmente preocupante. ¿Con qué nivel de descanso se realiza el servicio? ¿Qué garantías de profesionalismo y seguridad tiene ese conductor? ¿El hecho de tener la VTV basta para asegurar que el vehículo es apto para transportar pasajeros? Esto es muy grave».

A esta flexibilización, se le suma el desfinanciamiento en la obra pública, que impacta directamente en la infraestructura vial del país. Entre finales de 2023 y febrero de 2024, 2117 proyectos quedaron fuera de financiación, lo que representa una caída del 87,6 por ciento en la inversión en obras viales, según el Banco de Proyectos de Inversión Pública.

“Si las rutas no se mantienen, se rompen. Y las rutas rotas generan rupturas de neumáticos, siniestros, muertes. Esto es parte de la política de no invertir en la obra pública”, explica Molina y agrega: “El deterioro en la ruta genera consecuencias inmediatas, pero también hay consecuencias a largo plazo. No se puede ignorar el impacto de la falta de mantenimiento. Si no se invierte, la infraestructura colapsa”.

Por los propios anuncios del Gobierno, no se prevé un cambio en la política. “Ya lo dijeron, no hay inversión para la obra pública. No lo digo yo, lo dicen ellos”, enfatiza Molina, para quien esta postura refleja “un abandono del rol del Estado en áreas fundamentales para la seguridad de los ciudadanos».

“Si las rutas no se mantienen, se rompen. Y las rutas rotas generan rupturas de neumáticos, siniestros, muertes. Esto es parte de la política de no invertir en la obra pública”, explica Molina 

De acuerdo con datos del Observatorio de Seguridad Vial, los accidentes en tramos sin mantenimiento adecuado han aumentado un 25 por ciento en el último año. «La infraestructura vial no solo tiene un impacto económico, sino que el impacto se traduce también en vidas humanas», sentencia Molina.

La seguridad vial, según Molina, no se limita solo a la falta de infraestructura o regulación: “Son tres patas las que tienen que trabajar de manera muy fuerte: el Estado, la justicia y un cambio cultural, que es el más difícil, porque lleva mucho tiempo. Primero está el Estado, que debe encargarse del mantenimiento de las rutas, la construcción de autovías, la señalización, todo lo relacionado con la infraestructura que salva vidas. El segundo pilar es la justicia, que debe asegurar que nadie transgreda las normas sabiendo que está cometiendo una falta o un hecho penal. Y, por último, el cambio cultural, el más complejo, que depende de nosotros, los ciudadanos. Necesitamos generar conciencia de lo que está en juego, no solo nuestra vida, sino también la de los demás, como la señora que cruza la calle, el chico que va sin cinturón de seguridad en el asiento de atrás, o los padres que sientan a su bebé en el asiento de adelante, aunque también la persona que se sube a un colectivo sin saber si el conductor está capacitado o descansado”.

Molina destaca que las políticas públicas deben adaptarse a las realidades de cada provincia y localidad. “Tenés una ciudad como Buenos Aires que no tiene alcohol cero, y una provincia como Mendoza que tampoco lo implementa porque dicen que frena el negocio de los viñedos. Y nada que ver. Hoy se cumple un año del nuevo gobierno (de Milei), y no veo ningún avance en este tipo de políticas. Me preocupa”.

“Cada una de las acciones debe estar pensada en función de las particularidades de cada ciudad o población –prosigue Molina–. En Ushuaia, por ejemplo, hace dos días pudo haber estado nevando. Esa gente tiene que saber que tiene que ir con cadenas o con cubiertas adecuadas para la nieve. No es lo mismo que en la Ciudad de Buenos Aires, donde la última nevada fue el 9 de julio de 2007, y probablemente no vuelva a nevar por mucho tiempo. Uno tiene que pensar en ese tipo de acciones en función de dónde se esté implementando”.

“Es un país heterogéneo. Se pueden asemejar las grandes ciudades, pero cuando vas a las más chicas, tenés que pensar las políticas específicamente para ellas y su cultura. Por ejemplo, Rosario tiene alcohol cero y el tema está bastante controlado. Sin embargo, culturalmente es difícil implementar medidas como el uso de casco o evitar que vayan cinco personas en la misma moto. Lo que pasa en Rosario no es lo mismo que en Buenos Aires, donde no hay alcohol cero, pero hay más conciencia sobre el caso y no viajan tantas personas en ese vehículo juntas. Hay que seguir trabajando en esto, y si hubiera una política estatal más presente, debería ser particular para cada ciudad, pensada de acuerdo con lo que le pasa a cada población”.

“El cuidado y mantenimiento de las rutas no es un gasto, es una inversión. Si mirás lo que tenés que hacer para cuidar a la población y eso lo considerás un gasto, estamos realmente perdidos –reflexiona Molina–. Nosotros, las ONG y los grupos del tercer sector, tratamos de hacer acciones para que esto tenga visibilidad, pero la responsabilidad debe recaer en el Estado”.

Ecos de injusticia

Ecos de injusticia

Nada se parece más a la injusticia que la justicia tardía. Pero para las víctimas de la tragedia del colegio Ecos, la justicia ni siquiera llegó. El pasado 23 de agosto prescribió la causa en la que se investigaba el siniestro ocurrido el 8 de octubre de 2006 en la localidad santafesina de Margarita, en el que murieron nueve alumnos y una docente. A pesar de las irregularidades en la investigación denunciada por los familiares de las víctimas, la Corte Suprema de Justicia de Santa Fe se negó a reabrir el proceso judicial.

El expediente había sido cerrado en mayo de 2015 por la Cámara Penal de Rafaela. Una (in)justicia que, plagada de burocracia e intereses políticos y económicos, pareciera dejar más dudas que certezas, desilusión y angustia en los familiares de las víctimas. Pero el dolor nunca los paralizó y, desde un primer momento, lo transformaron en iniciativas y proyectos.  Por eso, próximo 8 de octubre, en ocasión del décimo aniversario del siniestro vial, se realizará como todos los años un festival artístico y solidario, esta vez en el Centro Cultural Kirchner.

Aún queda un recurso para intentar que la causa no quede cerrada definitivamente: se presentó una apelación ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación, aunque los padres no conservan muchas esperanzas en el pedido del fiscal de la Cámara de Apelaciones en lo Penal, Civil y Comercial de la 5° Circunscripción de Santa Fe, Carlos Stegmayer. “La prescripción sucedió porque no se cumplieron los plazos procesales que se tendrían que haber cumplido, la veo muy difícil”, dijo Carlos Ecker, padre de Federico –una de las víctimas-, en diálogo con ANCCOM y agregó: “No creo que (el presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, Ricardo) Lorenzetti, que es del norte de Santa Fe, le quiera dar un tirón de orejas a la justicia santafecina, aunque se lo merecen porque la prescripción de la causa es por su inoperancia, desidia y falta de profesionalidad”. Ni siquiera la repercusión mediática del caso pudo lograr que la causa llegue a una sentencia firme.

Sentado en el living de su casa, Augusto Lasalvia, padre de otra de las víctimas, Justine, afirma: “Para mover un juez y probarle mal desempeño tenés que hacer todo un proceso en la magistratura provincial o nacional. Los jueces están eternamente apoltronados ahí, y tienen impunidad. Parece como un contrasentido que un juez tenga impunidad.” Ecker completa: “Los jueces son como señores feudales, sobre todo en el interior, pareciera que todo el poder del pueblo, del feudo, pasa por ellos.”

"Despertar conciencia vial" libro de seguridad vial  realizada por la asociación Conduciendo a Conciencia para alumnos de Segundo y Tercer año de nivel polimodal.

«Despertar conciencia vial», libro de seguridad vial realizada por la Asociación Conduciendo a Conciencia para alumnos de segundo y tercer año de nivel polimodal.

Todos Podemos Ser

Si el funcionamiento de la Justicia genera controversias, en las causas por siniestros viales parece ser peor. “Hay una jurisprudencia que tiende a no castigar el no respeto a las normas viales que pueden ocasionar muertes. Siempre decimos que si vos querés matar a alguien, la mejor forma es atropellarlo porque es muy difícil que vayas preso. Cuando vos matás con intención es más punible que cuando vos matás sin intención. Pero ahí tiene que haber un poco de interpretación: si vos tomás alcohol, salís a manejar borracho, ponés el auto a 150km/h y matas a alguien, tenés que tener alguna conciencia de que te estas convirtiendo en un alma mortal”, subraya Lasalvia.

En Argentina las muertes por accidentes de tránsito son alarmantes. Cuando sucedió el accidente en el 2006, los padres de las víctimas se encontraron con que el estado de la seguridad vial en el país era lamentable. Aunque las estadísticas estatales sigan siendo poco confiables, con la creación en 2008 de la Ley de Seguridad Vial y la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV) pueden verse importantes avances.  No obstante “las políticas estatales siguen estando en deuda”, según Augusto. “Las campañas se llevan a cabo por espasmos. Hay controles de alcoholemia, que aparecen y desaparecen. Hay vigilancia en algunas rutas, como pasa en la Ruta 2 en verano pero son en un punto fijo y ya se sabe dónde están. Y el que va a toda velocidad sabe que tiene que bajar un poco en determinado lugar y después sigue. Es ridículo, es como seguir fomentando la avivada criolla”. Las estadísticas, completa, avalan que ésta es la conducta, ya que la mayoría de los siniestros viales se originan por imprudencias de los conductores. “Es necesario un cambio cultural y cambiar una cultura lleva muchísimo tiempo de persistir con políticas, controles y sanciones, educación y prevención”, sostiene Sergio Levin, padre de Lucas –otra de las víctimas- y Director del Centro de Formación de la ANSV.

Con la aprobación de la ley se generó un marco legal íntegro que contenga a todas las provincias y municipios, aunque sigue sin cumplirse en su totalidad. Desde la puesta en marcha de estas iniciativas se puede notar un descenso en las muertes por accidentes viales, estableció Ecker, y agregó: “Los países que han podido reducir las muertes viales son aquellos donde la educación, la concientización y la prevención estuvieron siempre. Y si esto no da resultado, tenés que sancionar ejemplarmente. En nuestro país se tiende a perdonar las multas o a no pagarlas nunca. Lamentablemente para que saquemos un poco el pie del acelerador, te tienen que embocar con las multas”.

“La prescripción sucedió porque no se cumplieron los plazos procesales que se tendrían que haber cumplido, la veo muy difícil”, dijo Carlos Ecker.

Mañana es mejor

La Asociación Civil Conduciendo a Conciencia, conformada por los padres de las víctimas de la tragedia, tiene dos pilares principales: por un lado la concientización y por el otro la solidaridad. En cuanto a la concientización, el trabajo es intenso: charlas y capacitaciones en escuelas, universidades y empresas de todo el país, participación en foros internacionales de México, Colombia, Ecuador y España y trabajos en conjunto con la Organización Mundial de la Salud. Además, la creación de una revista que sale dos veces por año y la realización de un dinámico y moderno manual para los alumnos de la secundaria, Despertar conciencia vial, que se puede descargar en la web para la utilización de los profesores. “Muchos profesores lo toman como referencia porque ellos no tienen ninguna capacitación para enseñar sobre seguridad vial”, señala Augusto Lasalvia.

Por el lado solidario, todos los años se llevan a cabo festivales para continuar con la tarea iniciada por los estudiantes, que murieron cuando viajaban a ayudar a escuelas rurales. En este aspecto, el mundo artístico y cultural siempre tuvo un rol muy activo, para Sergio Levin: “Desde el comienzo, artistas como El Flaco (Spinetta) fueron un hombro donde apoyarse. Fueron nuestros embajadores en todos lados donde actuaban o cantaban y orgullosamente podemos decir que luego de diez años muchos lo siguen haciendo”. El año pasado el evento se realizó en el Luna Park y se juntaron 80 toneladas de donaciones.

El próximo sábado 8 de octubre, decretado “Día del estudiante solidario”, se cumplirán 10 años de la tragedia y se realizará en el Centro Cultural Kirchner el festival que incluirá actividades artísticas y culturales para chicos y adultos. En La Ballena Azul, desde las 14, habrá shows musicales. El primero estará a cargo de Mariana Baggio y Los Raviolis. Luego, a partir de las 17, tocarán Los Tipitos y León Gieco y, desde las 20, será el turno de Los Pericos y Los Auténticos Decadentes. También habrá un espacio infantil con talleres, muestras de arte, shows musicales, murales y creación de instrumentos musicales para donar a escuelas.

La entrada será una donación y para los shows en La Ballena Azul además hay que reservar entrada a través de la página del CCK.

 

Actualizado 05/10/2016