Amores trans

Amores trans

“A nosotras nos buscan para tener sexo, capaz después se enamoran, pero primero está el sexo», cuenta Halvorsen que le dijeron varias travestis.

Erika Halvorsen, creadora y guionista -junto a Daniel Burman- de “Pequeña Victoria”, la tira de ficción que emite de lunes a jueves Telefé, habla sobre la historia que puso en escena la lucha por los derechos de las mujeres trans y la diversidad de familias que conviven en el mundo contemporáneo. La saga cuenta la historia de cuatro mujeres que se convierten simultáneamente en madres de una misma beba: Victoria. Una de ella es Emma (Mariana Genesio), una mujer transgénero que es la donante de esperma.

“El amor romántico para una mujer trans o travesti es una revolución”, afirmó Halvorsen para definir la historia que protagonizan Emma (Genesio) y Antonio (Facundo Arana). Es de noche y hay dos copas de vino de por medio, Antonio se aproxima a Emma. Chocan copas, se miran, se acarician el cabello, se acercan y se tocan los labios suavemente hasta besarse. La escena es acompañada por la canción “Te adoraré” de Ricardo Montaner.

Lo que tiempo atrás Facundo Arana escenificaba con actrices como Natalia Oreiro (en “Cachorra” y “Sos Mi Vida”) o con Nancy Duplaá (en “Padre Coraje”), ahora lo hace con Mariana Genesio. Se genera un cambio en las representaciones del amor romántico en las telenovelas: “La televisión abierta puede servir para cuestionar ciertos estereotipos de género que ya están caducos, tenemos que revisar los estereotipos que tenemos naturalizados y replantearlos. Pensar las nuevas masculinidades y lograr que las mujeres podamos ser más libres en la ficción y en la realidad”, reflexionó la guionista.

“A nosotras nos buscan para tener sexo, capaz después se enamoran, pero primero está el sexo», cuenta la autora que le dijeron varias travestis de la casa de Diana Sacayán, activista trans que militó la Ley de Identidad de Género y obtuvo el primer documento nacional de identidad rectificado de mano de la expresidenta y actual vicepresidenta electa Cristina Fernández de Kirchner. La activista presentó el proyecto de cupo laboral para la Legislatura bonaerense que ella misma redactó y fue aprobado el 17 de septiembre de 2015, pero en octubre de ese año fue asesinada por su expareja. En su homenaje, Érika bautizó con el nombre de “Casa Diana” al hogar que contiene en la ficción a Emma y a seis chicas transgénero que componen las historias secundarias en la tira. “En el amor romántico el encuentro sexual llega más tarde, se demora, se espera, se sufre. El público pide que llegue ese momento. Emma y Antonio están contando una gran historia de amor”, señala Halvorsen.

«La problemática de la comunidad trans es grave: la cantidad de travesticidios, la baja expectativa de vida, la falta de cupo laboral», dice Halvorsen.

Otra de las inspiraciones de Halvorsen para contar las historias de mujeres trans es la de Marlene Wayer, una psicóloga social que editó el libro Travesti. Una teoría lo suficientemente buena” para la Editorial Muchas Nueces. “Marlene” es el nombre otorgado al personaje de Osmar Nuñez, la mujer trans que funciona como la mamá adoptiva de las chicas de “Casa Diana”, donde la novela intenta visibilizar otras cuestiones. “En Casa Diana podemos mencionar algunas problemáticas como el acceso a la salud, a la educación, al trabajo, pero obviamente la problemática de la comunidad trans es mucho más grave. La cantidad de travesticidios que hay por año, la baja expectativa de vida de una mujer trans, la falta de cupo laboral. Son temas muy serios que necesitan respuesta urgente del Estado. En el marco de una ficción sólo podemos esbozarlo. Ojalá sirva para que el público se interese y se comprometa. Todo mi equipo estuvo muy comprometido con esa parte de la historia. Estudiamos, investigamos, leímos, nos reunimos varias veces con las actrices. Mara Pescio, Martín Vatenberg y Anita Accorsi me acompañaron con toda la sensibilidad para abordar esas temáticas con respeto y responsabilidad”, contó Halvorsen.

Las nuevas producciones audiovisuales buscan captar las nuevas representaciones de mujer, algo que sabe hacer Erika Halvorsen tanto en el film Desearás al hombre de tu hermana como en el libro What’s up mamis en el que trabajó temas feministas: “Me inspiran las mujeres, la sexualidad de nosotras sigue siendo vista como «poco empática» para algunos productores y siempre cuesta poner el foco en el deseo femenino y la libertad de las mujeres con su sexualidad y su intimidad. Todavía falta mucho.”

“Pequeña Victoria” toca problemáticas en torno a la subrogación de vientres e incorpora una familia ensamblada entre Jazmin (Julieta Díaz), Bárbara (Natalie Pérez) y Selva (Inés Estévez) con Emma: “La mamá trans nos permitió mostrar su universo, su grupo de compañeras, su hogar refugio. Nos interesaba mostrar algo de las luchas que tiene que dar ese colectivo. Emma es la única de ellas que tiene un grupo de pertenencia, la conciencia de lucha colectiva. Ella es fundamental para que esas mamás aprendan a funcionar como grupo frente a esa misión compartida que será la maternidad para ellas”, sentenció la escritora.

Desde sus estudios en la Universidad Nacional del Arte (UNA) y su formación en dramaturgia con Ricardo Monti, Halverson logró tratar desde la ficción algunos aspectos disruptivos en las tramas, que con mayor o menor éxito han conseguido un puesto en la industria del arte argentino. Ahora, la joven escritora se encuentra en la adaptación a serie del libro El fin del Amor de Tamara Tenenbaum.

Teatro que busca gente

Teatro que busca gente

Teatro por la Identidad conecta, desde el año 2000, las artes escénica con los derechos humanos.

La marquesina del teatro  “El Nacional” en calle Corrientes al 960 deja de lado las apuestas comerciales, cada lunes de septiembre y octubre, para darle lugar al estante en el que Mauro  Simone y Susana Cart entregan las entradas a todo aquel que se acerque a ver Idénticos, el nuevo ciclo de Teatro por la Identidad.

El espectáculo de trece micromonólogos es de diversos autores nacionales que reúnen la identidad como concepto amplio y abstracto de la vida cotidiana. La obra es parte del ciclo Teatro por la Identidad que desde el año 2000 conecta las artes escénicas con los organismos de derechos humanos que buscan la Memoria, Verdad y Justicia sobre la desaparición de personas durante la última dictadura cívico militar en Argentina. 

Lo que los candidatos a presidentes José Luis Espert y Juan José Gómez Centurión calificaron como “curro de los Derechos Humanos” no expresa las formas económicas que tiene Teatro por la Identidad en la que tanto autores, directores y actores hacen sus participaciones de manera ad honorem. La entidad teatral funciona con subsidios que cada vez son más escasos, y recurren al apoyo de seguidores del espectáculo a través de los #UrgenteLegislatura y #TratenLeyTeatroxlaidentidad para que la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires sostenga el compromiso artístico que requiere la entidad.

Directores y actores participan del ciclo en carácter de ad honorem.

 El ciclo se sostiene por las voluntades  artísticas  tal como lo expresó la actriz Victoria Almeida: “Para mí es una alegría participar por primera vez en Teatro por la Identidad,  pocas veces uno tiene la posibilidad de hacer algo que te guste el material, que represente la lucha. Es muy importante participar de algo tan importante y que forma parte de nuestra identidad como argentinos y argentinas”, sentenció la intérprete del monólogo Venceré con texto de Daniel de Pace y dirección de Maruja Bustamante.

Es tal el compromiso por sostener los ciclos teatrales, que los actores y actrices  se reemplazan o cubren los baches cuando no pueden concurrir al espectáculo. Así lo contó la actriz Malena Guinzburg sobre Cómo vencer la duda el monólogo que protagoniza,  de Santiago Varela con dirección de Mariela Asensio: “Primero me llamaron a mí, pero yo no podía hacerlo dos lunes de septiembre, después la convocaron a Dalia (Gutman) y ella no podía en octubre.  Es muy fuerte formar parte, me emociona”. 

La dirección general del espectáculo está a cargo de Daniel Varonese y la coordinación dramatúrgica la realiza Mauricio Kartun. Todos y cada  uno de las actrices o los actores  reivindican su compromiso al termina su monólogo diciendo su nombre: “Lo puedo decir porque sé quién soy”, exclaman.

Daniel Veronese y Mauricio Kartun están a cargo del ciclo.

Teatro por la Identidad nació para acompañar la búsqueda de nietos y nietas apropiados  durante la última dictadura. Esos niños y bebés que hoy rondan los 40 años, están entre nosotros, quizá entre el público. Las Abuelas de Plaza de Mayo esta semana cumplen 42 años de lucha y aún esperan encontrar a casi 300 nietos y nietas que faltan. Teatro por la Identidad es una forma más de difundir que en Argentina existen desaparecidos con vida. Los organizadores aseguran que el arte mueve fibras que otras formas de comunicar no logran.

Al finalizar cada espectáculo algún nieto o nieta restituido, o familiar que busca, brinda al público un conmovido su testimonio. El último lunes fue el turno de Lorena Battistiol, quien busca un hermano nacido durante el cautiverio de su madre desaparecida: “MI nombre es Lorena Battistiol, y puedo decirlo porque sé quien soy. A mí y a mi hermana Flavia nos crió mi Abuela, cuando se llevaron a mi papá y a mi mamá. Mi mamá estaba embarazada de seis meses, todavía estamos buscando a mi hermano o hermana que creemos que nació en Campo de Mayo”, concluyó.