Actuar para la liberación

Actuar para la liberación

Villa Crespo es un barrio de movimientos artísticos intensos: aloja teatros, salas de ensayo y centros culturales varios. Casi en la esquina de Scalabrini Ortiz y Camargo se encuentra Moscú Teatro: una puerta roja con escaleras verdes que conducen a una recepción que da a un telón, telón que da a una sala, sala que es escenario de diversidad de clases y obras de teatro.

El mundo que somos es una propuesta montada y dirigida por Lisandro Penelas, director, actor y profesor. El disparador para encarar el trabajo fue Augusto Boal, teatrista brasileño, quien desarrolló la concepción del Teatro del Oprimido. Propone que los participantes reflexionen sobre las relaciones de poder, mediante la exploración y representación de historias entre opresores y oprimidos. Boal afirma que busca “transformar al espectador en ‘espect-actor’, protagonista de la acción dramática, sujeto creador, estimulándolo a reflexionar sobre su pasado, modificar la realidad en el presente y crear su futuro. El espectador ve, asiste, mientras que el espect-actor ve y actúa, ve para actuar en la escena y en la vida”. Boal buscó subvertir las convenciones que reglamentaban la representación escénica a comienzos de los años 60’, explorando el teatro como vía de transformación y liberación social, en un contexto histórico marcado por los grandes movimientos revolucionarios de América Latina. Durante esos años, en Brasil, Boal vivió el golpe militar de 1964, la represión política y su propia experiencia de secuestro, encarcelamiento y tortura, que finalizó con su exilio en Argentina en el año 1971.

una de las actrices se maquilla ante un espejo

«En la obra hay algunas escenas donde se le hacen preguntas al público. No para que conteste, pero sí para que en ese momento se sienta incorporado y entonces, él mismo se haga esa pregunta», dice Julieta Eva Carunchio (actriz),

La puesta El mundo que somos nace como una creación colectiva de un grupo de actores que crearon dramatizaciones a partir del análisis y la discusión de notas periodísticas publicadas por distintos diarios durante 2016, una forma de trabajo vinculada al Teatro Periodístico, una modalidad, dentro de la vertiente. A partir de esos materiales, construyeron una secuencia dinámica de escenas, donde el espectador puede sumergirse y también ser parte. Son escenas que ponen en juego miradas respecto a conflictos políticos y sociales. La violencia, la discriminación, la marginalidad, la pobreza, la desigualdad de géneros, la clausura de espacios culturales y el negocio de la industria farmacéutica, son algunos de los temas que aborda la obra con la acidez de un humor que incomoda y cuestiona, frente a lo más aterrador.

Se trata de una fusión de varios conceptos, como la política, la militancia y la democratización en el acceso a la cultura, con el teatro como soporte artístico. El mundo que somos recupera la escena como un catalizador social y el diálogo, como un principio de inclusión, poniendo en primer plano al mundo construido colectivamente. Una pieza teatral que no resuelve, sino que abre el panorama a nuevas miradas y acciones.

uno de las actores sonriendo en el escenario, y dos actrices detras

La violencia, la discriminación, la marginalidad, la desigualdad de géneros, el negocio de la industria farmacéutica, son algunos de los temas que aborda la obra.

¿Cómo fue el proceso de trabajo de la obra con los actores?

Lisandro Penelas (director): Es un grupo de teatro que funciona desde hace cuatro o cinco años en la escuela Moscú Teatro. Tiene una fuerte impronta social y política. Varios militan. Ya sea en agrupaciones partidarias o sociales, pero la mayoría está vinculada con ese universo. Para el momento de arrancar un proceso de creación me parecía que había algo que al grupo le iba a venir bien. Por eso busqué poder construir un material que abordara ese espacio que ellos tenían tan propio, que les era personal y traían de afuera. A partir de eso les propuse trabajar con Augusto Boal. Leímos El Teatro del Oprimido y también hay otro libro que trabajé: 200 juegos para actores y no actores, del mismo autor. Profundizamos ejercicios de esos libros y también vimos documentales y leímos notas sobre Boal. Ya habíamos trabajado con Brecht. Para ellos había sido una instancia muy enriquecedora, algo de ese universo les había atraído. Entonces se me vino este material…

¿Qué fue lo que los impulsó a tomar a Boal como disparador?

L.P.: En su libro, Boal hace un racconto de la historia del teatro y en esencia, dice que el planteo aristotélico y el teatro clásico, apuntan a cierta catarsis que tiene que hacer el espectador sobre la obra. Hay una dimensión emocional, que le permite al espectador sentir cierta identificación con el personaje protagonista. Brecht quiso dar con eso también, pero con cierto distanciamiento. En sus obras, cuando el espectador está por emocionarse pone algún elemento disonante, así no se termina de emocionar y entonces puede reflexionar acerca de esa experiencia que está viviendo. Boal dice que eso está bueno, pero que no alcanza con que el espectador reflexione, sino que tiene que hacer cosas concretas. El objetivo es generar conciencia y más posibilidad de acción. Nosotros tomamos eso por alguien que pensó al teatro y la política de forma unida. Boal vivió mucho en Argentina, entonces también es bastante local en su impronta y forma de trabajar. Generó dinámicas que hoy se aplican en contextos que no son tan teatrales, sino en trabajos sociales, con ciertas problemáticas concretas, donde se registran situaciones de violencia, como, por ejemplo, las cárceles. También se trata de generar situaciones de debate en contextos públicos en donde hay actores que están representando personajes, pero que no se develan como tales. Entonces en un subte o en un bar surge cierta situación o comentario que termina generando una instancia de reflexión, que obliga a aquellos otros que son espectadores (que no saben que están siendo parte de una representación) a tomar decisiones, pensar, opinar o expresarse de otras formas, entre tantas dinámicas de intervención. Es como si yo te dijese que alguien en un bar insulta a otro o trata mal a una mujer y otro de otra mesa se levanta en complicidad diciendo: “Ey, querido, no podés tratar mal a esta chica…” Se genera una situación que parte de un momento teatral, pero que en realidad suscita una reacción y acción determinada.

Paula Mesonero (actriz): Por eso, nosotros buscamos en la realidad noticias que nos movilizaran y a partir de ahí hicimos dramaturgia, las fuimos elaborando. Boal nos sirvió para pensar la socialización del teatro, tomarlo como herramienta social, pensado en un tono participativo. Por esa razón la obra es a la gorra. Probamos primero en ser público y participar con los actores, para ver cómo podía ser la participación de quienes asistían a ver la obra, ya que estamos rompiendo con la cuarta pared.

los artistas en escena

La puesta nace como una creación colectiva de un grupo de actores que crearon dramatizaciones a partir del análisis y la discusión de notas periodísticas publicadas por distintos diarios durante 2016.

Además de Boal y las noticias, ¿tuvieron algún otro disparador?

L.P.: Hubo tres disparadores grandes: Boal, las noticias de los diarios y una búsqueda estética. Tomamos ciertas referencias que nos sirvieron para ir construyendo, como por ejemplo, los Monty Python. No sólo ellos, sino herederos de ellos, como Cha Cha Cha o como es actualmente Capusotto: cierto humor que apela al absurdo y con algo de lo social y político entremezclado.

Boal habla de un espectador activo. De una transformación social, ¿cómo ven esta posibilidad en el teatro?

Julieta Carunchio (actriz): En la obra hay algunas escenas donde se le hacen preguntas al público. No para que conteste, pero sí para que en ese momento se sienta incorporado y entonces, él mismo se haga esa pregunta. Nosotros entendemos al teatro como una herramienta de comunicación. Por eso partimos de noticias, para poder darle una vuelta y poder comunicarlo de otra manera. El espectador no es un simple recipiente que recibe lo que estamos haciendo, sino que también es parte de lo que estamos haciendo. Y queremos que se vaya pensando y sintiendo y siendo parte de todo lo que fuimos elaborando. Y fue en ese punto donde nos detuvimos, en que ninguna de las escenas sea una bajada de línea, sino que sea una pregunta que se transmita.

Adriana Krasinsky (actriz): Trabajamos con una pregunta inicial: “¿Qué nos impacta de la vida cotidiana?”. Y todo el año pasado había mucho en lo social que nos convocaba y no entendíamos cómo podía estar pasando. Por ejemplo, hacíamos escenas que hablaban del Ministerio de la Felicidad y ya eso solo era tan gracioso como triste. Al mismo tiempo era real. Nos era absurdo pensar, como dice el dicho, que la realidad supera la ficción. Son momentos donde te cambian de trabajo o lo perdés y ves a diario situaciones que no podés creer. Nosotros en estas escenas ponemos a jugar todo eso. Empezó como un trabajo muy propio y después en el grupo tuvimos que debatir, qué elegir entre todo lo que pasa. Boal nos permitió pensar lo cotidiano. Desde que empezamos este proceso hubo mucho debate y pudimos construir algo que sea propio con todo lo complejo que es lo colectivo.

El director de la obra mirando a camara con un marco en sus manos

«El objetivo es generar conciencia y más posibilidad de acción. Nosotros tomamos eso por alguien que pensó al teatro y la política de forma unida», comenta Lisandro Penelas, director de la obra.

¿Cómo es hacer teatro en la situación política actual?

Guadalupe Pullol (actriz): Estaba el modo particular de cómo comunicar cada tema. Desde el inicio enunciamos que somos actores que estamos actuando. Entonces está el conflicto entre los actores y la realidad que vamos viviendo.

L.P.: Toda actividad cultural no deja de ser una actividad política que genera movimiento. Para mí el teatro es un espacio de transformación. Hay ciertas premisas teatrales, como por ejemplo, si salís igual que como entraste, algo no terminó de pasar en ese momento. Y eso se aplica a todo y en ese punto me permito y me gusta hacer una obra de teatro donde la transformación pase por algo emocional. No creo en las ideas claras, ni en tener un mensaje que dar. En ningún aspecto creo en un mensaje político o humano. Sería algo muy pretencioso decir que yo tengo algo para decir al respecto. Lo que puedo dar, es una mirada del mundo. Y eso es para mí lo más difícil, pero rico de encontrar. Puede ser sobre un aspecto más humano, social, espiritual o político. Por eso hay algo de eso en el nombre de la obra. Algo inclusivo en el mundo que somos. Nosotros mismos, al hacer la obra, somos el mundo, no estamos por afuera para decirles a otros, lo que el mundo es. Nosotros somos esta parte también. Tratamos de no serlo y nos permitimos reírnos de nosotros. En esencia, creo que el teatro no es un espacio donde tener las cosas claras, sino de hacerse más preguntas. En este caso la obra es una mirada muy personal y al mismo tiempo es colectiva.

Juan Pablo Cicilio (actor): Lo vemos como una forma de resistencia. Estamos tratando de resaltar la miseria humana, lo que no nos gusta. El mundo del que formamos parte.

María Daniela Cohen (actriz): Creemos que estamos en un momento de coyuntura social muy complicado en lo cultural y político. Creemos que el arte es un arma de transformación social. ¿Qué hacemos en relación al dolor? Creemos que hoy lo más importante es crear desde el lugar que uno quiera, pueda y más le represente.

¿De qué manera abordan la complejidad que implica el ser humano?

L.P.: Se trata de desenmascarar y de dar cuenta de algunas problemáticas naturalizadas, que no lo son y desde ese punto humanizarlas. Tratar de poner la lupa sobre ciertas situaciones. Como dice Gabo Ferro: “La humanidad es un sueño inalcanzable”. Humanizar en la mejor acepción del término. La humanidad también podría ser el que tira bombas nucleares. Entonces hay algo de ver el costado negro para repensar y decir: “Hay otro costado que no es este, qué hacemos con esto, como nos reencontramos con ese otro costado”. En definitiva, el actor trabaja con su humanidad.

¿Qué lugar ocupa el humor en El mundo que somos?

L.P: Se trata de transitar la angustia de lo que está expuesto, tratando de reírse de eso también. Por ejemplo, dentro de la obra, en “Spaf”, una de las escenas, se comienza dentro de un spa con un grupo de fascistas que tiran tiros a lesbianas, que luego terminan matando a todos. Entonces, puede pasar que de la incomodidad uno se ría, pero al mismo tiempo, no quiere reírse de eso. La ironía y la comicidad se construyen a partir de redoblar la apuesta. Si llegamos hasta este límite es trágico, si redoblamos la apuesta, terminamos riéndonos y a la vez sigue siendo trágico. Algo de eso pasa en la obra. También es hacerse cargo de algo miserable dentro de la sociedad.

Viernes a las 23. A la gorra. Moscú Teatro: Camargo 506, CABA.

 

Actualizada 30/05/17

Revelar Ciudad Oculta

Revelar Ciudad Oculta

Un hombre frente a una cámara, como si ésta no estuviera. Él y su familia en el festejo del cumpleaños número cuarenta, cuarenta y cinco, cincuenta… Ya no importa. Ya no importa porque no hay números sobre la torta de cumpleaños. Ya no importa porque hay una sola vela y una bengala, en símbolo de celebración. El hombre toma la bengala y la agita en el aire mientras sonríe hacia arriba, mirando al cielo y pidiendo un deseo.

“Esa foto fue en el último cumpleaños de mi viejo. Agarró la bengala y la empezó a agitar mientras miraba para arriba. Sentí que estaba pidiendo todos los deseos ahí, mirando la luz, como si mirara a mi abuela diciéndole: “Quiero ir con vos”, cuenta Nahuel Alfonso, explicando la secuencia de fotos más personales de su muestra. “Era muy importante su madre para él y en ese momento me dio la impresión de que él también se quería morir. Cuando llegué a casa, bajé las fotos y las empecé a mirar. Cuando me di cuenta que había doce personas alrededor de él, como en la Última Cena, pensé: El último cumpleaños. Pasó un mes y medio y falleció. Nos tomó por sorpresa. El 2014, fue un año durísimo: mi abuelo murió en enero, mi abuela en marzo, él en mayo y mi mamá en junio. Y eso muestra esa serie de tres fotos. El espacio que dejé entre la foto del cumpleaños y la que sigue, la del pasillo de la villa que da a la puertita de mi casa, es para mostrar justamente ese vacío, lo que pasó cuando él se fue. Y la tercera foto si la armé. Le pedí a todos que sacaran el poster de Jesús y que movieran las coronas de flores para que quedara solo el cajón con mi viejo. Les dije: “Quiero hacer una foto de mi papá, así que váyanse todos para atrás”, termina Nahuel, señalando la foto del velorio de su padre.

es una muestra compuesta, casi por completo, por retratos.

La muestra está compuesta, en su mayoría, por retratos.

Nahuel Alfonso, autor de la muestra de fotografía “Ciudad Oculta”, inaugurada el sábado 22 de abril en el centro cultural Haroldo Conti (ex ESMA), muestra la profundidad de la vida real en las villas, no desde la mirada externa, sino, desde “un pibe que vive en su barrio. La muestra transmite cercanía con las personas, que es una de los grandes motivos por los que hago fotografía. Si se fijan bien, es una muestra compuesta, casi por completo, por retratos. Empatía, ponerse en los zapatos del otro, acercarse con la gente, relacionarse. Creo que transmite eso: el valor de las relaciones humanas”. Los pasillos de la villa que no ocultan nada, muestran a sus integrantes, invisibles, auténticos, entre esos pasillos.

Nahuel arrancó con la fotografía al ingresar en los talleres de PH15, organización encargada de llevar talleres de fotografía a los chicos de Ciudad Oculta, villa 15, a partir de darle una cámara a cada uno y guiarlos en el camino del juego con las imágenes: “PH15 les brinda herramientas para su futuro: poder pensar el trabajo en equipo, crear y recibir una crítica constructiva y poder hacer valer sus opiniones. Estas, son todas herramientas que les faltan en otros ámbitos de su vida, y que el taller les deja, luego de su paso por las clases”, cuenta Miriam Priotti, una de las directoras, que junto con Moira Rubio Brennan, crearon la organización hace ya más de 15 años. “Difundimos la organización, cada vez con mayor esfuerzo. Las únicas formas de financiación son la venta del libro de los 15 años de la ONG, donaciones, venta de obra y donaciones de cámaras fotográficas que componen la totalidad del equipamiento de trabajo que se les da a los chicos”, cuenta Miriam para comprender la dinámica de la fundación.

Nahuel Alfonso, autor de la muestra de fotografía “Ciudad Oculta”, muestra la profundidad de la vida real en las villas, no desde la mirada externa, sino, desde “un pibe que vive en su barrio

Nahuel Alfonso, autor de la muestra de fotografía “Ciudad Oculta”, muestra la profundidad de la vida real en las villas, no desde la mirada externa, sino, desde “un pibe que vive en su barrio».

“Es Ciudad Oculta, pero al mismo tiempo no lo es. La muestra se podría llamar Familia o El barrio, pero es Ciudad Oculta, aunque no está mostrada como oculta, sino que retrata lo que ve un tipo común en su barrio. Y las fotos son eso: imágenes que retratan a las personas que viven en ese barrio”, explica Nahuel mientras detalla cómo llegó a la realización de la muestra, luego de que le robaran la computadora con sus trabajos hace algunos años. Gracias a la ayuda de algunos colegas y de la fundación, consiguieron rápidamente el material de trabajo para que pudiera seguir produciendo y lograron que tuviera todo lo necesario para, finalmente, presentar Ciudad Oculta, que se podrá visitar hasta el 30 de julio, con entrada gratuita.

“A los doce años fue la primera vez que tuve una cámara en mis manos. Se la había robado a mi mamá y la llevé con los chicos. Mientras ellos les bajaban los pantalones a otros, yo sacaba fotos. Era todo un juego”, recuerda Nahuel viejos tiempos. Las fundadoras de PH15 cuentan que ha cambiado mucho el lugar desde donde los chicos se acercan a los talleres. En los comienzos, no tenían ningún contacto previo con una cámara, mientras hoy no solo conocen su funcionamiento, sino que ingresan con muchos prejuicios: “Ahora quieren acceder a una nueva forma de contar y de relacionarse con la herramienta, teniendo que derribar muchos prejuicios sobre qué mostrar y cómo mostrarse en una fotografía. Hoy, hay mucho prejuicio por deconstruir para que puedan tener un lenguaje más propio”, explica Moira.

«Los pasillos de la villa que no ocultan nada, muestran a sus integrantes, invisibles, auténticos, entre esos pasillos».

Ninguna de las fotografías de la muestra fue realizada para la exposición, sino que todas fueron tomadas en momentos espontáneos o específicos que retrataron una cualidad particular de la villa. “Cuando retomé la fotografía, ya venía buscando una herramienta artística de expresión. Había pasado por la literatura, la música, la pintura, y lo que me pasó es que quise probar de vuelta y volví al barrio. Ahí saqué la foto del paraguas. Tendría 20 años más o menos, y en ese momento me di cuenta que quería dedicarme a la fotografía realmente. Fue la foto que me ancló en una realidad y me hizo entender quién soy y qué es lo que quiero ser, revela Alfonso al mostrar la foto principal de su muestra.

PH15 sostiene que el arte funciona como una herramienta que genera cambios en la vida de las personas, más allá de la inclusión dentro de un lenguaje artístico. Y Nahuel resume que él hace fotos como quien escribe poesía: “Estás ahí y empezás a narrar lo que ves, contándolo desde las emociones. Las fotos por sí mismas, muestran lo que uno quiere expresar. Por ejemplo en esta foto, mi abuela a oscuras mirando la tele, no es solo eso, sino que es el símbolo de mi abuela, que se sienta todos los días a la misma hora en frente de la tele, pareciendo ser la única compañía que tiene: Tac. Esa es la foto”.

Ciudad Oculta se podrá visitar hasta el 30 de julio, con entrada gratuita.

Actualizado 16/05/2017

Los sonidos de la basura

Los sonidos de la basura

Hacelo Sonar busca un regreso a lo artesanal y a un encuentro genuino con el otro. Curiosear, reutilizar y trabajar con las manos son los ejes de este proyecto musical. Una de sus propuestas son los talleres gratuitos para niños, jóvenes y familias. “Hacemos una introducción al principio sonoro. Los invitamos a experimentar nuestra metodología para armar instrumentos. Les ofrecemos materiales y a partir de ellos les preguntamos cómo los podríamos hacer sonar o qué otros objetos necesitamos para lograr el sonido esperado”, explica Juan Lamouret, uno de los seis amigos, músicos y docentes que crearon este colectivo de educación no formal.

Una botella de plástico puede producir diversos sonidos y cumplir distintas funciones. Un caño de PVC con un globo atado en la punta y un broche de ropa, se convierte en un “lobonete”, como lo llamaron. Los talleres de Hacelo Sonar se dividen en tres momentos: la exploración, el hacer y el sonar. “Desde las ideas de los chicos, que son los protagonistas, se llega a un instrumento”, cuenta Lamouret. El objetivo es generar un espacio donde todos aporten su visión, interactúen y pongan en común sus ocurrencias. “Lo que nos interesa es que el resultado final sea el fruto de la creación colectiva”, expresa Luis Miraldi.

integrantes de Hacelo Sonar

«Hacelo Sonar busca un regreso a lo artesanal y a un encuentro genuino con el otro. Curiosear, reutilizar y trabajar con las manos son los ejes de este proyecto musical».

Creatividad, trabajo en equipo, explorar, jugar. Cuando concluye la etapa de la realización, comienza el hacer sonar. Hay una dirección musical básica que guía a una interpretación en conjunto, para que puedan probar los instrumentos. Y al final, los chicos se los llevan a sus casas. La única forma de conseguir las creaciones de Hacelo Sonar es participando en uno de sus talleres. “Es nuestro imperativo. Muchas veces nos preguntan: ‘¿Dónde los venden? ¡Yo quiero uno!’. Pero no hay productos terminados tipo souvenir. Les decimos: ‘Tengo los materiales, vení y hacételo’”, precisa Lamouret. De allí viene el nombre del proyecto. “Después nos escriben y nos dicen: ‘Mi hijo sigue llevando la guitarra a los actos de la escuela’ o ‘el bombo sigue sonando, lo llevamos a una marcha’”, agrega Miraldi, riéndose.

En 2008, presentaron su proyecto en la Secretaría de la Cultura de la Nación (hoy Ministerio) y fue aprobado. Gracias a eso pudieron llevar sus talleres a escuelas, barrios y comedores de Buenos Aires, viajaron por todas las provincias del país y participaron cinco años consecutivos en Tecnópolis. También fabrican instrumentos de mayor complejidad, como los que hicieron para la orquesta de la Escuela Normal N° 4 de Caballito.

«El objetivo es generar un espacio donde todos aporten su visión, interactúen y pongan en común sus ocurrencias».

Los seis amigos son educadores, maestros de grado, de jardín o de música, y todos tocan algún instrumento, pero ninguno tenía conocimientos previos de carpintería, luthería o máquinas. “Cuando arrancamos no teníamos mucha idea de nada. Fue complementarnos entre nosotros y una búsqueda permanente, y eso es lo que tratamos de llevar a la gente” relata Miraldi y añade: “Nunca pensé llegaríamos a hacer algo así, en 2008 me parecía que era algo para gente de otro nivel”.

“Nosotros, para contarlo, también lo tenemos que vivenciar. Y la mejor forma de aprender algo es haciéndolo, de ahí nuestra propuesta”, subraya Lamouret. Los amigos recuerdan una anécdota que sucedió en un encuentro donde uno de los participantes era ciego. Al principio, pensaron que iban a tener que cambiar la dinámica, para que él pudiera participar, pero se dieron cuenta que no era necesario. “Pudimos visualizar que era un taller en el que podía participar cualquiera, no había que adaptarlo”, señala Lamouret.

Utilizan maderas, pallets, garrafas, baldes de pintura, latas y hasta ruedas de bicicleta. Ningún material es descartado. La idea de utilizar objetos reciclables surgió de la necesidad de hacer la música accesible a todo el mundo. Que sean elementos cotidianos y que no haya una restricción económica que los imposibilite a hacer música, a explorar, jugar y conectarse con el otro. “En esa rueda del reciclado, resignificamos esos materiales que van a ir al descarte para transformarlos en un proyecto social o cultural”, dice Lamouret.

Ya han editado un libro donde comparten los fundamentos teóricos y pedagógicos de su propuesta y el año pasado se convirtieron en asociación civil. Su sueño es convertir el espacio propio que tienen en la calle Melo 195, en el barrio de La Boca, en un centro cultural, un lugar donde puedan combinar sus talleres tradicionales con otros de teoría musical, luthería y con distintas representaciones artísticas.

Uno de los creadores de Hacelo Sonar. Los seis amigos son educadores, maestros de grado, de jardín o de música, y todos tocan algún instrumento.

Uno de los creadores de Hacelo Sonar. Los seis amigos son educadores, maestros de grado, de jardín o de música, y todos tocan algún instrumento.

 

En el taller utilizan maderas, pallets, garrafas, baldes de pintura, latas y hasta ruedas de bicicleta.

En el taller utilizan maderas, pallets, garrafas, baldes de pintura, latas y hasta ruedas de bicicleta.

 

Actualizada 09/05/2017

Los Beatniks de acá

Los Beatniks de acá

Eran un grupo de escritores argentinos que, en los años ’60, no se consideraban como tales. Nunca alcanzaron la masividad, ni lo intentaron: los influenciaba la literatura confesional y autorreferencial de la Generación Beatnik estadounidense, pero quizás todavía más la bohemia porteña de esos años, aquella de los bares, la psicodelia, el jazz, el surgimiento del rock nacional. Néstor Sánchez, Ruy Rodríguez, Reynaldo Mariani, Sergio Mulet, Victoria Slavuski, Leandro Katz e Isidoro Laufer, algunos de ellos, eran poetas que cantaron al ocio y al amor libre desde la marginalidad, esquivando cualquier tipo de circuito comercial o intento de profesionalizar la escritura, con un espíritu juvenil que manifestaba su insatisfacción ante lo ofrecido por la ciudad y su sociedad de consumo. Por estos días puede verse en el Museo del Libro y de la Lengua la muestra Déjalo Beat – Insurgencia poética de los años ’60, un gran trabajo de recopilación de las creaciones literarias del Movimiento Beat argentino, que se nucleó particularmente en las revistas Opium y Sunda.

Esteban Bitesnik, curador.

“La muestra no busca compararlos con los beatniks norteamericanos, para mí no son comparables ni por el contexto en el que surgen ni por sus preocupaciones estéticas a la hora de la producción literaria «, duce Esteban Bitesnik, curador.

  “La idea fue hacer centro en la periferia -dice Esteban Bitesnik, curador de la muestra-. El proyecto surgió a partir del libro Argentina Beat. Derivas literarias de los grupos Opium y Sunda, compilado por Federico Barea, de editorial Caja Negra. Luego, con el equipo de trabajo de la Biblioteca Nacional, nos dimos cuenta de que había bastante material sobre estos escritores. Empezamos a leer textos, a investigar, a hablar con los pocos que quedan vivos o con los que nos pudimos comunicar, como Ruy Rodríguez o Victoria Slavuski”. A pesar de que sus integrantes intentaron desligarse de toda etiqueta, lo que se conoció como el Movimiento Beat en Argentina tuvo su tiempo y ubicación geográfica: “Frecuentaban lo que se conoció como la Manzana Loca (calles Marcelo T. de Alvear, Alem, Córdoba y Maipú) –sitúa Bitesnik-. En torno a la Facultad de Filosofía y Letras, el Instituto Di Tella o el Bar Moderno, donde se juntaban periodistas, músicos, poetas y artistas de todo tipo a compartir experiencias y sus producciones artísticas”.

Puede leerse, en el Manifiesto del primer número de Opium: “Nos conocimos en revistas, en bares, en confusas reuniones a las tres de la mañana. Nos conocimos orinando juntos en baños donde leímos que Perón o Tarzán nos salvarían; nos miramos a los ojos y sonreímos: ninguno quería ser salvado…”  Explica Bitesnik que los integrantes del movimiento no eran escritores de profesión, y que ni siquiera tenían la idea de ser eso, escritores. “La mayoría de ellos tiene muy pocas cosas publicadas, algunos un solo libro –señala-. Algunos con el correr de los años se fueron reeditando, como pasó con Néstor Sánchez, quizás el que alcanzó mayor reconocimiento dentro del mundo literario, quien recibió elogios de Cortázar”.

La muestra es un gran trabajo de recopilación de las creaciones literarias del Movimiento Beat argentino, que se nucleó particularmente en las revistas Opium y Sunda.

Influenciados por la idea de la experimentación, el viaje, la trashumancia y los textos de los beatniks norteamericanos, Jack Kerouac, Allen Ginsberg o William S. Burroughs, unieron vida y arte para crear  una literatura confesional, de ritmo vertiginoso, con la intención de transmitir imágenes y sensaciones. “La muestra no busca compararlos con los beatniks norteamericanos,  para mí no son comparables ni por el contexto en el que surgen ni por sus preocupaciones estéticas a la hora de la producción literaria –dice Bitesnik-. Los beatniks norteamericanos, además, tuvieron muchas más y variada difusión, y escribieron y publicaron mucho más”.

Un armonioso jazz recorre la Sala Roberto Arlt del Museo y se entrecorta por los agudos acordes de “Jugo de Tomate Frío”, la banda de sonido de  Tiro de gracia, la película argentina que retrata el espíritu de época y la insurgencia del rock nacional. En una pantalla se pasan fragmentos de este film, del cual Sergio Mulet fue guionista y actor. “La idea de la muestra es dar cuenta de lo que fue la década del ‘60, el contexto social y político de una época en la cual todo el tiempo estaban surgiendo cosas en el mundo del arte y la cultura –apunta el curador-. La importancia del Instituto Di Tella, de bandas como Manal o Los gatos o la aparición del semanario Primera Plana. Hay que tener en cuenta que estos autores se diferenciaron siempre de un fenómeno que les era contemporáneo, el Boom Latinoamericano.  Así como circulaba mucho la noción de cultura, también estaba la de contracultura”.

Ejemplar de la revista Opium.

Ejemplar de la revista Opium.

La muestra abrió al público el 22 de marzo y desde entonces se proyectaron películas y hubo charlas y lecturas, de las que participaron los protagonistas del Movimiento Beat argentino. Para el próximo viernes, 12 de mayo, tendrá lugar “Celebración Beat. La celebración de lo Roto”, una puesta en escena donde se enlaza la actuación con otras disciplinas artísticas. Y para el 26 de mayo se proyectara Opium. La argentina Beatnik, un documental del director Diego Arandojo, quien también dirá presente. “Estamos muy contentos, tuvimos buenas repercusiones –concluye Bitesnik-. Creo que captamos el espíritu de la época y de las personas que están representadas en la muestra. Muchos de ellos vinieron a verla, y quedaron muy contentos”.

Museo del Libro y de la Lengua. De martes a domingos, de 14 a 19. Hasta el 16 de julio. Entrada libre y gratuita.

“La idea de la muestra es dar cuenta de lo que fue la década del ‘60, el contexto social y político de una época en la cual todo el tiempo estaban surgiendo cosas en el mundo del arte y la cultura», comenta el curador.

 

Actualizada 09/05/2017

 

«Exigimos la inmediata renuncia de Pablo Avelluto”

«Exigimos la inmediata renuncia de Pablo Avelluto”

“El objetivo del gobierno es la destrucción de la Ley del Cine, el vaciamiento de los fondos de fomento, la suspensión del canon, el atropello contra la educación audiovisual y la dinamitación del cine argentino», sostuvo en diálogo con ANCCOM, el reconocido director de fotografía Félix Monti.

En la última semana, la cultura recibió otro revés. El ministro de Cultura Pablo Avelluto destituyó a Alejandro Cacetta, presidente del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) y a toda la línea gerencial del organismo. La presión del Gobierno provocó también la renuncia de Pablo Rovito a su función de rector de la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica (ENERC).

Concentración de la comunidad audiovisual en la puerta del INCAA para evitar su intervención.

El conflicto se originó cuando el pasado martes en el programa «Animales sueltos» se mostró un informe en el cual se los acusaba de supuesta corrupción a Cacetta y Rovito. Este informe fue la excusa que utilizó Avelluto para pedir la renuncia de ambos funcionarios. Analizando cómo se inicia esta operación, Félix Monti sostuvo que «el hecho terrible de estos personajes siniestros de la televisión fue provocar este gran desorden y tratar de ocultar o de tapar el verdadero objetivo. Como dijo Luis Puenzo, esto es una cortina de humo, una trampa para confundirnos. El objetivo del gobierno es la destrucción del cine argentino».

A partir de la destitución del presidente del INCAA, representantes de distintos sectores del cine y estudiantes reaccionaron rápidamente en repudio a la operación mediática y a las medidas tomadas por el ministro de Cultura, autoconvocándose en asambleas. Entre las personalidades que estuvieron presentes en ellas se encontraba el actor chileno -que desde hace décadas trabaja en la Argentina- Patricio Contreras, quien aportó su opinión a este medio, al destacar que «es lamentable que se use como voceros desautorizados del ministro de Cultura a cuestionados periodistas amarillistas dejando en evidencia la ignorancia sobre el tema que ellos tienen. Les dieron el libreto y ellos sin ninguna conciencia o conocimiento salieron al aire. Es realmente una operación grotesca». El actor se refirió luego al intento de desfinanciamiento, al explicar que el fondo de fomento del INCAA «es muy importante y creo que hace a la identidad de los argentinos defender al sector audiovisual, porque la imagen hoy es lo que nos presenta el mundo, la que transmite nuestra cultura, nuestra identidad nuestras costumbres y nuestros valores».

En la asamblea del jueves pasado se votó y proclamó, por unanimidad, entre otras cosas, «exigir la inmediata renuncia de Pablo Avelluto, en tanto sus acciones recientes resultan incompatibles con la defensa del cine nacional; reafirmar la defensa de lo que dicta la Ley de Cine, que contempla la autarquía del INCAA y la conformación del Fondo de Fomento Cinematográfico con recursos genuinos establecidos por la misma Ley; reclamar que el nuevo presidente del INCAA surja entre candidatos previamente consensuados por medio de una asamblea representativa de toda la comunidad audiovisual; y defender los puestos de trabajo del INCAA y ENERC”.

Fernando «Pino» Solanas durante su discurso

En referencia a esta situación opinó también en diálogo con ANCCOM el director de cine y senador de Proyecto Sur, Fernando Pino Solanas, quien aseguró que «acá hay mucho de atropello porque el Instituto es autárquico, las autoridades son legítimamente elegidas. En la familia del cine no conocemos denuncias contra ninguno de ellos dos», agregó refiriéndose a Cacetta y a Rovito. Solanas calificó la medida de Avelluto como «una clara intervención en el cine, porque entre otras cosas, en épocas donde buscan un peso por todos los rincones, el presupuesto del INCAA son cerca de 2.800 millones de pesos. Es muchísima plata, seguramente tienen la intención de pegar un manotazo a parte del Fondo de Fomento Cinematográfico». El senador de Proyecto Sur adelantó que este miércoles 19 llevará el reclamo de la asamblea al Congreso.

La Ley de Cine establece al INCAA como un ente autárquico que se financia mediante un fondo de fomento compuesto por dos elementos: por un lado «con un impuesto equivalente al diez por ciento aplicable sobre el precio básico de toda localidad para presenciar espectáculos cinematográficos en todo el país». Como bien ejemplificó Francisco Márquez, docente del ENERC y director de cine, en conversación con ANCCOM, «cuando uno va a ver una película, por ejemplo un tanque norteamericano, paga 100 pesos y de ese monto, 10 en vez de ir para esa película van para el fondo de fomento cinematográfico para que se puedan producir las películas Argentinas». El otro ingreso, que equivaldría al 60 por ciento del total de los fondos del INCAA, se recauda mediante un canon que pagan las empresas de radiodifusión por usar el espectro radioeléctrico. El director de la película La larga noche de Francisco Sanctis advirtió que «creemos que van por el porcentaje que se les cobra a las cableras, ahora se está discutiendo la Ley de Comunicación Convergente donde creemos que lo van a sacar. Hay un informe encargado por el Ministerio de Economía que pide sacar ese impuesto -continuó Márquez-, y  una serie de señales que dan desde el mismo gobierno. Esto sería una catástrofe, sería el fin del fomento cinematográfico».

Reclamo en la puerta del INCAA

En relación a la renuncia de Rovito, la productora cinematográfica y docente del ENERC, Vanessa Ragone, expresó en conversación con ANCCOM que «la escuela estaba en plena actividad, estábamos dando clases, estaban los proyectos de tesis a punto de comenzar a rodar. Ahora hay una enorme incertidumbre de todo el mundo, de los estudiantes en particular que están en una escuela que es pública, gratuita y en donde las cosas estaban funcionando de una manera impecable». También se refirió a la situación de la escuela Félix Monti, quien subrayo que «quieren destruir el ENERC que es ejemplo en toda América, destruir una escuela, como están destruyendo las escuelas por todos lados, no solo la del cine. Argentina es uno de los países donde han tenido más desarrollo las películas de directores jóvenes, la participación en concursos internacionales. Se ha facilitado la posibilidad de que llegue a producir mucha gente que en otro momento no podía y todo eso quieren destruirlo».

El lunes pasado, a las 14, en las puertas del edificio del INCAA sobre la calle Lima, se dio inicio a la conferencia de prensa. «Lo primero que queremos decir es que en el cine nacional la grieta no existe», anunció el primer orador. Luego de leer el documento conjunto que ratificó lo dicho en la asamblea del jueves, le pasó el micrófono al director y guionista Luis Puenzo. «Avelluto y (el jefe de Gabinete, Marcos) Peña dijeron que no hay ninguna conspiración en contra del cine. Esa una respuesta para la gilada, es una vergüenza», advirtió Puenzo. «Es evidente que nadie puede tener una conspiración contra la cultura, salvo los que nombran ministros como Avelluto o (Darío) Lopérfido. Lo que sí hay es un plan de negocios, una intención firme de sacarle los cánones que pagan quienes hacen negocios y no son del país».

Asamblea en el cine Gaumont de distintas organizaciones audiovisuales en repudio de la operación mediática que llevó a la renuncia del director de la ENERC y del INCAA

 

El video de los famosos en defensa del cine nacional realizado por la Asociación de Directores de Cine PCI:

Actualizada 19/04/2017