Abr 24, 2020 | Comunidad, Novedades

En el contexto actual es claro que las actividades de las instituciones y la vida cotidiana de las personas se han tenido que ajustar a los cambios provocados por el aislamiento preventivo obligatorio. Sin embargo, hay urgencias que deben ser atendidas como siempre, más allá de los riesgos que entraña el Covid-19. Por ejemplo, las transfusiones sanguíneas, tarea de vital importancia que se logra gracias a la voluntad de los donantes.
Después de declarada la cuarentena por el Gobierno nacional, la donación de sangre fue una de las labores silenciosas e imprescindibles que se vio afectada. En las primeras semanas no se logró establecer una estrategia que permitiera la continuidad de su desarrollo y disminuyó la cantidad de dadores en un 80%, según datos de la Fundación Hemocentro Buenos Aires.
Las tareas habituales realizadas por los centros de hemoterapias se vieron interrumpidas debido a la restricción para la circulación de las personas. “Usualmente nuestras campañas constan de equipos móviles que visitan distintas instituciones como universidades, colegios, iglesias y demás, durante el año” aseguró Emilce Ganza, encargada del área de promoción del banco de sangre del Hospital de Pediatría Garrahan.

Cuando el Ministerio de Salud estableció la donación como una de las actividades exceptuadas dentro de lo que estipula el aislamiento, permitió que los centros hospitalarios pensaran en nuevas estrategias que ayudaran a revertir el descenso en las reservas y motivar a las personas a seguir donando. “Se optó por sacar fuera del edificio el banco de sangre que hasta el momento funcionaba en el primer piso” afirmó Gisela Marcos, encargada del sector de Hemoterapia del Hospital Posadas. A su vez, Juan Maestripieri, encargado de Prensa de esa área, afirmó que esta medida “tiene la finalidad de evitar la circulación de los donantes con los pacientes internados, evitar aglomeración de personas y permite cumplir con todas las recomendaciones necesarias para evitar la transmisión del virus”.
Otras de las estrategias implementadas fue la convocatoria a través de las redes sociales del hospital con diferentes figuras públicas como Juan Gil Navarro, Luisana Lopilato, Leonardo Sbaraglia, entre otros. «Se trabajaron videos con artistas que tuvieron una muy buena respuesta y el boca a boca nos ayudó a traer la cantidad de donantes que necesitábamos para seguir trabajando diariamente” declaró Marcos.
En el Hospital Garraham se retomaron los equipos móviles con variaciones en su trayecto habitual. “Hacemos campañas, una o dos por semana, acercándonos a los barrios para que las personas no tengan que trasladarse tan lejos, y después citamos con turno en el banco de sangre cumpliendo con todas la recomendaciones sanitarias”, manifestó Ganza. La información sobre las rutas de circulación se encuentra semanalmente en las cuentas de Facebook e Instagram llamadas Banco de Sangre Garrahan.
La reprogramación de cirugías que no comprometen la vida de los pacientes fue otra de las medidas adoptadas por los hospitales. La decisión permitió una baja del consumo de las reservas de sangre. No obstante, se precisa -en promedio- la donación de 50 personas al día para que se puedan cubrir las necesidades diarias. “Nosotros recibimos pacientes de todas las edades y de todas las provincias, ya que podemos tratar enfermedades complejas. Nunca se dejó de atender a las personas que requieran sangre como recurso vital. Estamos en condiciones gracias a las estrategias asumidas en estos tiempos” aseguró Marcos.

En estos días de cuarentena cualquier persona mayor de 18 años puede donar sangre solicitando turno a través de los diferentes sitios web de los bancos de sangre. El comprobante del turno sirve como constancia para poder circular por la vía pública el día de la donación.
Además de los requerimientos de salud habituales, se precisan condiciones adicionales en función de la circulación del coronavirus. Por ejemplo, no podrán donar quienes hayan presentado fiebre reciente, tengan síntomas de resfrío, aquellos que hayan tenido contacto con personas con sospechas de contagio y personas con un historial de viaje al exterior en los últimos 14 días.
Abr 23, 2020 | Comunidad

“Una de las cosas que más se siente es la pérdida del lazo social y de la rutina”, dice Riva Roure.
Desde el 20 de marzo, a partir de la declaración de la cuarentena total preventiva y obligatoria, la sociedad argentina vive una situación excepcional. No sólo el aislamiento físico es una novedad sino también el conocimiento de un virus que potencialmente puede afectar a cualquier persona. Ante esta situación única en el país y en el mundo, ANCCOM conversó con diferentes especialistas en salud mental para dar a conocer cómo impacta el contexto de confinamiento y pandemia.
“Una de las cosas que más se siente -dijo María Rosa Riva Roure, médica psiquiatra directora del Hospital Interzonal Dr. José A. Esteves- es la pérdida del lazo social y de la rutina”. Sobre el distanciamiento, los profesionales destacaron, a su vez, que este debería ser físico y no social. Es decir que, a partir de las tecnologías de la comunicación, el lazo social se puede mantener y es recomendable hacerlo para no estar frente a un aislamiento subjetivo.
Interrogado por los padecimientos más frecuentes en este contexto, Oscar Cott, responsable del área de prensa de la Asociación de Psicólogos del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, dijo que lo que aparece en términos generales es la angustia, la ansiedad y la apatía. Esta última es un mecanismo de defensa frente a una situación que puede ser traumática e implica la desconexión y la imposibilidad de expresar sentimientos frente a dicha situación. Además de malestar, otro problema que conllevan estos padecimientos es “la desconexión que hay con el resto de las personas que están atravesando por la misma situación”, aclaró Cott.

«Hay que tener en cuenta que el desgano, la desmotivación y la dificultad con la rutina son respuestas predecibles y no está mal que una persona no tenga ganas”, explican desde el Área de Salud Mental del Cels.
Desde la perspectiva del grupo interdisciplinario del área de salud mental del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), “les afectades somos todes”. En diálogo con ANCCOM dijeron: “Todas las personas en este contexto hemos visto alterada de un modo significativo la cotidianeidad. Aspectos muy básicos de la vida de cada une se ven conmovidos. Entonces, esto ya en sí mismo genera una afectación generalizada. Además está vinculada a un tema de salud en el que se ponen en juego cuestiones ligadas a la enfermedad, la muerte y miedos”.
También aclararon, desde el área de salud mental del CELS, que estos efectos en la salud mental de las personas son esperables. “No somos de la idea de que hay que de primera mano empezar a psicopatologizarlos y no creemos que haya que hablar de que todo el mundo está enfermo, ansioso, deprimido como si fuera algo del orden de la enfermedad, cuando en realidad son efectos esperables. Es muy importante tener en cuenta que el desgano, la desmotivación y la dificultad con la rutina son respuestas predecibles frente a una situación tan atípica como esta y no está mal que una persona no tenga ganas”, explicaron.
El confinamiento tiene efectos diferentes según los factores materiales, las condiciones y características de las personas. “Depende muchísimo de dónde vivan. No es lo mismo una casa que un departamento y no es lo mismo un departamento con un balcón que uno interno que da a una pared o gente que depende todo el tiempo de luz eléctrica”, dijo María Rosa Riva Roure a ANCCOM.
“Es importante destacar las diferencias materiales fruto de las inequidades sociales”, sostuvo Analía Zanatta, médica psiquiatra del Ministerio de Salud de la Nación e integrante de la Asociación por los Derechos en Salud Mental (ADESAM). “No es lo mismo estar en una casa en familia con espacios diferenciados que en aquellos barrios donde hay más conglomerado de gente o en la misma habitación hay varias personas. Creo que es un transitar de dos maneras distintas frente a una misma situación con igual riesgo de vulnerabilidad de infección pero no de transitarla”, argumentó Zanatta.

La sobreinformación puede transformarse en un problema, dicen los especialistas.
Recomendaciones
Las especialistas remarcaron que la situación excepcional que existe actualmente es de carácter transitorio. Además, señalaron que mantener los lazos sociales y reforzar los solidarios resulta vital para no enfrentarse a un aislamiento social, sobre todo en adultos mayores, y sostener vínculos sanos con la comunidad. Sobre esto, Zanatta resaltó: “Es importante rescatar mucho el valor del apoyo, de la ayuda mutua y evitar ciertos términos que pueden ser estigmatizantes frente a las personas que se definen como sospechosas de tener Covid-19. En estos casos es recomendable decir ‘personas con covid’ o ‘que se están recuperando de covid’ y no asociar el virus a ningún grupo étnico ni nacionalidad”.
Otra de las recomendaciones que surge con frecuencia es mantener una rutina. Desde el área de salud mental del CELS aclararon que “no todas las recomendaciones son para todas las personas”. Por esta razón sugirieron la construcción de rutinas singulares, propias de cada persona. “De esta forma, encontrar y elegir actividades que sean significativas para cada uno -aunque sean muy pocas- posibilitan construir una rutina nueva que al menos pueda hacer que no todos los días sean idénticos”, detallaron desde la entidad.
La sobreinformación también es un problema que trae efectos en la salud mental de la población. Por esta razón, las recomendaciones de las especialistas apuntan a dosificar la información, buscar fuentes confiables y oficiales, chequear la información, no contribuir en la circulación de rumores, actualizarse una vez al día y no estar pendiente de manera constante de las redes sociales y de los programas de televisión informativos.

«Si el malestar empieza a ser insoportable para la persona es importante buscar ayuda», dicen desde el Cels.
Ayuda profesional
Si las dificultades para el desarrollo del cotidiano son muy grandes existen otras recomendaciones más específicas. “Es muy importante prestar atención a si el aislamiento o cualquier otra situación empieza a generar un malestar muy profundo y afecta los distintos aspectos de la vida de una persona. Es decir, si el malestar empieza a ser insoportable para la persona es importante buscar ayuda y consultar a través de los canales que existen actualmente”, aclararon desde el CELS.
La Subsecretaría de Salud Mental, Consumos Problemáticos y Violencias en el ámbito de la Salud del Ministerio de Salud bonaerense presta un servicio de atención psicológica marcando a la línea gratuita 0800-222-5462 las 24 horas de lunes a viernes, y sábados, domingos y feriados de 9 a 22. A su vez, en las provincias se están llevando a cabo programas de atención y contención psicológica desde los gobiernos, muchos en conjunto con organizaciones de la sociedad civil y el Colegio de Psicólogos de cada provincia.
Desde el Centro de Asistencia al Suicida, en tanto, informaron de un incremento en las consultas que reciben. Nora Fontana, la vicepresidenta de la institución y encargada de difusión, dijo: “Recibimos más consultas y por eso alargamos el horario de atención y les pedimos a los voluntarios si podían donar más horas”. El trabajo de asistencia al suicida que brinda el centro es totalmente voluntario y siempre necesita de personas que presten ayuda. En la página hay recomendaciones para evitar suicidios, para prestar atención a estos temas y saber cómo desenvolverse. En el sitio web detallan: “Si usted, o algún familiar o allegado suyo está atravesando una crisis emocional de cualquier tipo, no lo dude, llámenos: 135 (línea gratuita desde Capital Federal y Gran Buenos Aires) y (011) 5275-1135 (desde todo el país)”. El horario de atención es de 8 a 2 de la mañana y el llamado es confidencial, personal y anónimo.
Personas con trastornos graves
A partir de la Decisión Administrativa 490/2020 se suman a las personas con discapacidad y aquellas comprendidas dentro del colectivo de trastorno del espectro autista como personas exceptuadas del cumplimiento de la cuarentena obligatoria. Por eso, pueden salir a la vía pública -siempre que no sean personas de riesgo por edad o enfermedades respiratorias- para realizar paseos breves con un único acompañante y los documentos requeridos.
En cuanto a las personas que se encuentran en manicomios, desde el grupo interdisciplinario de salud mental del CELS brindaron recomendaciones para garantizar sus derechos en tiempos de cuarentena obligatoria. Entre las principales se encuentran garantizar el derecho a la comunicación que implica el derecho a la accesibilidad y a la disponibilidad. En este punto, para no contribuir a un aislamiento simbólico de esta población propusieron el acceso a un celular por sala. Por otro lado se encuentra la importancia de asegurar que la cuarentena no signifique un recrudecimiento del encierro. Finalmente, garantizar también el derecho a la seguridad social, a la circulación y a contar con los sistemas de apoyo que sean elegidos por la persona. Por último, para mantener estable la salud mental de la población, la psiquiatra Analía Zanatta recordó: “Todos desde su lugar son importantes, todos pueden ayudar y cada uno puede contribuir a reducir el riesgo en sí mismos y en su entorno”.
Abr 23, 2020 | Comunidad, Novedades

Ya pasó más de un mes desde que el Gobierno nacional dictó el aislamiento social preventivo y obligatorio. Y si bien aún no hay fechas confirmadas, es de público conocimiento que la “cuarentena administrada” continuará durante mayo. Frente a esta situación, se empiezan a oír las voces de distintos grupos sociales que reclaman medidas específicas para sus necesidades reales. Uno de ellos es el de las personas con discapacidad.
“Acordamos con la medida excepcional del aislamiento social, preventivo y obligatorio, pues entendemos que es la única manera de evitar que las consecuencias sanitarias y sociales de la pandemia se agraven. En tal contexto, el presente documento busca acercar preocupaciones y propuestas respecto de la situación de las personas con discapacidad en esta emergencia pública en materia sanitaria.”
Así comienza el documento que explicita la situación de las personas con discapacidad frente a la pandemia de Covid-19, firmado por diecisiete organizaciones de todo el país, entre ellas, la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ) y la Comisión de Inclusión de Personas con Discapacidad (CIPeD) de la Universidad de Salta.
“Nos propusimos hacer el documento para mostrar la situación de las personas con discapacidad, de manera federal”, explica Andrea Grassi, militante de REDI, y comenta que, “en líneas generales, los problemas planteados por organizaciones de las distintas provincias son muy similares”.
El texto pone en el centro de la discusión las problemáticas que enfrentan las personas con discapacidad ante diversas situaciones propias del contexto de aislamiento, haciendo hincapié en la heterogeneidad del colectivo, con diferentes vivencias y necesidades. Y en el respeto del derecho de autonomía; sobre todo a partir de la decisión administrativa 490/20 que permite salidas transitorias para personas con discapacidad, debido a que no todas ellas necesitan acompañantes y los apoyos no deben “ser interpretados como obligatorios”. “Es necesario que exista un lineamiento claro al respecto tanto para las fuerzas de seguridad como para la población en general.”
Al respecto, Grassi agrega: “Enviamos una nota al titular de la Agencia Nacional de Discapacidad para hacerles llegar la confusión que eso generó en el colectivo, y nos respondió al día siguiente. Con respecto a la falta de claridad sobre las salidas breves, nos comentó que se trata de las personas con discapacidad con dificultades conductuales tales que necesitan salir para evitar la sobremedicación en sus domicilios. Pero esa especificación no está plasmada en ninguna publicación oficial, por lo que la decisión sigue resultando confusa.”
La cuestión de la autonomía es un punto sensible para las personas con discapacidad, debido a las dificultades que han tenido por lograr este derecho, y en tanto entienden que las restricciones propias del aislamiento suponen un retroceso en esta conquista. Lucas Romero, miembro de la Fundación Por Igual Más de Córdoba, sostiene que “si bien es comprensible que la emergencia exige del poder público respuestas rápidas y contundentes, la política de los ‘permisos’, si bien puede ayudar a algunos colectivos específicos, opera una objetivación de las personas con discapacidad que responde a lógicas de registro estadístico y a un prejuicio extendido sobre la no autonomía de las personas con discapacidad; y no a un abordaje integral y respetuoso de las diferencias al interior del colectivo”. Romero tiene un diagnóstico de hipertonía muscular que afecta su motricidad fina en los miembros inferior y superior derechos; y recientemente ha retomado su tratamiento de fisioterapia ya que en lo que va del aislamiento, su condición se vio resentida.
Lourdes Siman es directora de la Biblioteca Popular y Parlante Nuevo Ser, de la localidad bonaerense de San Martín y también vio afectada su autonomía y movilidad a partir de la cuarentena, tanto desde lo emocional como de psicológico. Cuenta que, luego de muchos días de confinamiento, salió a realizar un mandado, pero que vivió la situación con angustia y miedo, sin entender por qué. Su teoría es que, con una discapacidad visual severa de base, otros sentidos se vieron limitados: el olfato y el gusto, debido a la utilización del barbijo; y la audición, ya que los sonidos de la calle eran muy distintos a los que estaba acostumbrada. “Me retrotrajo a cuando empecé a perder la vista, que uno no quiere salir afuera, que quiere quedarse adentro, que el afuera te asusta enormemente”, explica, y agrega que varios conocidos también sufrieron episodios similares. E insiste en que, si bien las medidas de seguridad e higiene son necesarias e inevitables, hay que repensar algunas aristas en lo que respecta su modo de implementación para con las personas con discapacidad.
Otros temas que trata el documento son el acceso a tratamientos, prestaciones de apoyo y medicación, advirtiendo sobre irregularidades en la atención por parte de algunas obras sociales y en el pago de salarios para los prestadores y acompañantes terapéuticos.
Por otra parte, el aislamiento y la disminución de la actividad productiva también afecta a las personas con discapacidad igual que al resto de los trabajadores, sobre todo a los informales que ven recortada su fuente de ingreso y que, debido a cobrar un pensión no contributiva, no califican para recibir el Ingreso Familiar de Emergencia. Si bien recibieron un bono de tres mil pesos, la extensión del aislamiento impacta directamente en sus economías.
Sin embargo, un punto comúnmente pasado por alto pero que las organizaciones insisten en traer al centro de la discusión es el acceso a la información, a la educación y a las tecnologías. Cuestiones que, durante la cuarentena, se volvieron aún más fundamentales. “No todas las personas con discapacidad tienen acceso a conectividad, ni a un teléfono celular de alta gama, ni tampoco a una computadora”, explica Andrea Grassi. Por eso, es muy difícil que puedan acceder a las terapias y a los asistentes de apoyo de manera remota.”
Por otro lado, la mayoría de las páginas web, plataformas de comercio e, incluso, plataformas educativas, no cuentan con accesibilidad para personas con discapacidad. Según Grassi, “en cuanto a la educación, también es complejo el acceso a las plataformas que se utilizan y también a los materiales que brinda el Ministerio de Educación. Hay plataformas cuya navegación es inaccesible para personas con discapacidad visual, y lo mismo ocurre con algunos materiales, que tienen imágenes no descriptas.” Los trámites también se dificultan en gran medida para estas personas.
El futuro es incierto para todos y es difícil imaginar el retorno a una “normalidad” que quizás ya no sea tal. Pero para las personas con discapacidad se asoman nuevas preocupaciones ante dificultades existentes: “La pandemia pone a las personas con discapacidad en una particular situación de riesgo”, sostiene Grassi. En el caso de las que poseen discapacidad motriz y las que tienen baja talla, les es difícil higienizarse adecuadamente las manos porque los lavabos son inaccesibles. En el caso de quienes usan elementos de apoyo para desplazarse -bastones, muletas, sillas de ruedas-, éstos están en contacto permanente con el piso, por lo que tienen que desinfectarlos constantemente. “En cuanto a las personas ciegas y las que tienen baja visión, además de que tenemos que tocar el bastón blanco para caminar, debemos usar el tacto para obtener información sobre las cosas (por ejemplo, en un lugar cerrado muchas veces tocamos la pared para usar como referencia para encontrar puertas, ascensores, escaleras, etcétera), y en este sentido, el uso de guantes nos quita sensibilidad para reconocer los objetos, por ejemplo, la botonera del ascensor. Además, las personas ciegas no podemos mantener la distancia social recomendada, porque para cruzar una calle necesitamos tomarnos del codo o del hombro de otra persona,” explica Grassi en primera persona, relatando situaciones que a la mayoría se le escapan.
Mucho queda aún por decirse respecto del aislamiento social preventivo y obligatorio, y las decisiones se toman casi día a día. El documento firmado por las diferentes organizaciones que nuclean personas con discapacidad y tratan cuestiones referidas a sus derechos pone en escena reclamos y necesidades específicas de un colectivo erróneamente homogeneizado. Y da la oportunidad de un debate profundo en torno a ello.
Abr 22, 2020 | Novedades, Trabajo

“La segunda quincena de marzo cobré $4.300 pesos. Es la mitad de lo que suelo cobrar”, explica Nicolás.
#BoicotALosMiserables es el hashtag que usaron las y los trabajadores de las cadenas de comida rápida en las redes para visibilizar su lucha ante suspensiones y rebajas salariales. Para el miércoles 22 organizan un boicot para sus empleadores: Wendy’s, McDonald’s, Burger King, Mostaza, entre otros, y proponen que no se les compre en todo el día, a lo que se le suma un paro de repartidores de apps de delivery.
El decreto 329/2020, del 31 de marzo, prohibió los despidos por 60 días. El contexto de una pandemia, en el que reina una incertidumbre general, no parece ser el mejor momento para quedarse sin trabajo. Ninguna de las dos cosas impidió que hubiesen desvinculaciones en numerosos rubros. Uno de los afectados es el de la gastronomía, que entró en la lista de los exceptuados a la cuarentena a partir del 20 de marzo, únicamente para entregas por delivery. A raíz de esta situación, gran parte de los trabajadores del sector atraviesa dificultades en cuanto al cobro de sus salarios.
Nicolás no se llama Nicolás. Como todos los entrevistados de esta nota, sus identidad fue cambiada por temor a sanciones laborales. Trabaja en la cadena Green Eat de Belgrano, contó a ANCCOM que estas empresas se respaldan en una cláusula que dice que ante una catástrofe o situación extraordinaria, pueden pagar a sus empleados un mínimo de 48 horas mensuales. En promedio, él suele trabajar 70 horas al mes en su puesto de atención al público. “La segunda quincena de marzo cobré $4.300 pesos. Es la mitad de lo que suelo cobrar”, explicó. Tampoco le pagaron el presentismo, que representa casi un 10% de su sueldo. Estas empresas aprovechan las lagunas que deja el decreto del Poder Ejecutivo acerca de las rebajas salariales y de las sanciones para quienes incumplan las medidas. En este caso, los obligaron a tomar una licencia sin goce de sueldo, prometiéndoles que eventualmente podrían trabajar si así lo desearan, ya que el local continúa abierto para el delivery. Pero, cuando lo hicieron, los empleadores les dijeron que preferían no exponerlos. “En realidad, ninguno se quiere arriesgar a contagiarse, pero es una necesidad”, señaló Nicolás.
Ante esta situación, la respuesta que encontraron muchos trabajadores fue organizarse. Una de las acciones que tomaron fue enviar telegramas de forma masiva, aunque no resultó fácil convencer a todos de hacerlo. “Es difícil porque muches tienen miedo a perder su trabajo o a quedar marcados”, afirmó Nicolás y explicó que en Green Eat no son tantos empleados y que mandar telegramas de a uno sería más riesgoso. En otras cadenas, como McDonald’s, esta iniciativa funcionó mejor porque son un colectivo más numeroso. Otra de las estrategias fue crear redes sociales propias para poder mantenerse anónimos y confluir todas las luchas en un solo lugar. En Instagram figuran como @trabajadoresrapidosenlucha y en Twitter como @LuchaRapidosEn.
“A medida que pasan los días la bronca crece, la indignación también, y eso hace que se avance con la organización. Hay gente que nos dice que tenemos que agradecer que no nos están echando. Es una locura”, afirmó Nicolás.

«Es difñicil organizarse, muches tienen miedo a perder su trabajo o a quedar marcados”, afirmó Nicolás
Una situación similar se vive en la pizzería La Continental. “En marzo nos pagaron la mitad del sueldo con la excusa de que no hay plata”, afirmó Javier, empleado de la cadena para realizar el delivery. Estuvo sin trabajar 10 días desde que se decretó la cuarentena obligatoria, hasta que se habilitó su sector. “A la empresa le reclamamos las medidas de higiene y ni siquiera quisieron cumplir con eso. Entonces no fuimos. Tuvieron que comprarnos todas las cosas, barbijo alcohol en gel, guantes”, dijo y aseguró que tuvieron que organizarse entre ellos para que le dieran la licencia a sus compañeros que son parte del grupo de riesgo.
“Hacer el escrache por redes funcionó, porque el sindicato tuvo que actuar y hablar con la patronal, aunque tardaron en hacerlo”, reconoció Javier en relación a la organización a través de Twitter en Trabajadorxs de La Continental. El viernes pasado el Sindicato de Pasteleros pudo llegar a un acuerdo con las empresas de comida rápida. El dictamen prevé que se realice “la reliquidación de las remuneraciones correspondientes a la segunda quincena de marzo, computando como base de cálculo el promedio de horas trabajadas en el semestre previo”. Además, a quienes trabajen durante la cuarentena se les asegura el 100% del sueldo, mientras que a los que no lo hagan, solo el 70%. Al respecto, Nicolás expresó: “Entendemos que esto es un avance que logramos al presionar al sindicato para que actúe. Pero igualmente, exigimos que se nos pague el presentismo y el 100% de nuestro sueldo para abril y mayo. La lucha continúa, nosotros vamos a seguir organizándonos”. Afirmó también que el paro del 22 sigue en pie y que lo acompañarán en las redes e invitan a la población a sumarse a la medida.
Otro caso es el de Diana, camarera fulltime en una cafetería de San Isidro. Su sueldo es proporcional a las horas trabajadas. El jueves 19 de marzo fue la última vez que se presentó en el local, justo antes de que empezara el aislamiento obligatorio. A fin de ese mes, se enteró que no iba a cobrar lo trabajado en marzo y tampoco el tiempo que dure la cuarentena. “Me avisó una compañera, mis jefas no se contactaron conmigo. No hay un mensaje claro ni directo”, contó. El lunes pasado le pidieron que tramitara el permiso de circulación, por si se abre la cafetería para delivery, pero tampoco de eso tuvo mayores certezas. “En algún momento tuve expectativas de que tuvieran otro manejo, pero ahora no espero nada”, reconoció. Por el momento no están pensando en tomar una medida de fuerza porque quieren ver cómo sigue la situación en los próximos días. “Nos da miedo cómo puede quedar la relación laboral y a la vez queremos cobrar. Es un momento de incertidumbre total”, afirmó.

Abr 21, 2020 | Comunidad, Novedades

«Cuando se dice quedate en tu casa, lavate las manos, ¿que hacés cuando no hay casa?”, se pregunta Reyes.
El Centro Educativo Isauro Arancibia, ubicado en el barrio porteño de San Telmo, tiene más de trescientos alumnos, de los cuales un gran porcentaje se encuentra en situación de calle y que, aislamiento de por medio, no puede concurrir a la escuela y se encuentran a la deriva. Con la imposición de la cuarentena obligatoria en la Ciudad de Buenos Aires “El Isauro”, como le dicen sus estudiantes, está cerrado, solo una vez cada 15 días abre sus puertas para entregar bolsones de comida a sus alumnos, a los vecinos del barrio y a todos aquellos que lo necesiten.
Susana Reyes, directora del Isauro y sobreviviente del Centro Clandestino de Detención, Tortura y Exterminio El Vesubio, es una mujer que de sólo escucharla se puede entrever su carácter fuerte y dedicación infinita por sus alumnos. No deja lugar a dudas de la precariedad de la situación de sus estudiantes. “Hay cuadras y cuadras de cola porque no solo vienen los alumnos, sino que también viene la gente del barrio. El Isauro es una referencia en la zona y la comida no alcanza. La gente acostumbrada a cartonear, a hacer changas, ahora no tiene ninguna de estas posibilidades y no tienen qué comer”, describe Reyes
El Isauro es para sus alumnos en situación de calle una conexión con el barrio, “Ahí es donde se ve el Estado ausente en esta ciudad. Cuando se dice quedate en tu casa, lavate las manos, ¿que hacés cuando no hay casa?”, se pregunta Reyes. Los alumnos del Isauro no pueden mantener las medidas mínimas de higiene debido a que todos los lugares a los que concurrían para hacerlo se encuentran cerrados: la Shell de Independencia y Paseo Colón o el Mcdonald’s que se encuentra a un lado.
Con respecto a los bolsones, Susana indica que no están entregando nada para higienizarse, recién la semana pasada les dieron barbijos para los maestros. “Nosotros tenemos que sostenerlo, usar lavandina”, señala Reyes.

«Los que viven en la calle perdieron todo lazo social, la escuela es la que los liga a otras posibilidades», dice Reyes.
Distintas organizaciones sociales, la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ), el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), el Centro de Estudios Metropolitanos (CEM), entre otros, denunciaron ya en marzo como poco efectivas las medidas tomadas por el Gobierno porteño de Rodriguez Larreta, que habilitó polideportivos a disposición de las personas en situación de calle en Parque Chacabuco, Pereira y Avellaneda. Susana agrega: “No sé si es que no dan abasto, pero tampoco levantan a la gente que está en la calle. La persona que vive en esta situación ha perdido todo lazo social, la escuela es la que lo liga a otras posibilidades, es ahí donde se arma el lazo, al no estar la escuela quedan en banda, sin información sin posibilidad. Es una situación de soledad absoluta.”
Reyes denuncia también la situación de los estudiantes del Isauro que viven en hoteles, hacinados y compartiendo un baño entre varias familias. “El hacinamiento evidencia que la falta de vivienda en la Ciudad es algo que se viene arrastrando y que no hay solución porque no tienen sensibilidad ni interés en resolver esta situación. Niegan la cantidad de gente en situación de calle, nosotros con diferentes organizaciones hicimos otro censo con diferentes resultados a los oficiales y lo siguen negando. Cuando se niega una realidad es imposible revertirla.”
El Isauro impulsa, además, distintos emprendimientos que se hacen en el Centro Educativo y emplean a sus mismos alumnos, cuenta con una panadería, un taller de arreglo de bicicletas, un taller de costura y la revista La Realidad Sin Chamuyo, todos actualmente se encuentran cerrados lo que hace que los estudiantes que allí trabajaban se queden sin ese ingreso.

Veinte de los 300 alumnos del Isauro viven en el CIS, una asociación civil creada por docentes del colegio.
Veinte de los trescientos alumnos del Isauro se encuentran viviendo en el CIS (Centro de Integración Social), una asociación civil creada por los maestros y maestras del colegio. Se trata de un hogar de tránsito para mujeres y hombres mayores de edad, con el sueño de acompañar y fortalecer las trayectorias educativas de los estudiantes. “Ellos están bien, tienen talleres, acompañantes pedagógicos y la idea es que ahí puedan pensar un proyecto de vida. La posibilidad de hacer pie, de pibes que antes estaban en la calle, puede estar ahí, donde piensan y hurgan en sus deseos, alago muy difícil para la gente que está en situación de calle, saber no lo que pueden sino lo que desean y a partir de ahí construir un futuro.”
Los posibles riesgos que puede conllevar la expansión de la covid-19 son muy reales para Susana, e indican la imposibilidad para la población que vive en la calle de acudir a los hospitales. “Los pibes están acostumbrados a sufrir fiebre y no ir al médico, no van a ir al hospital porque nunca han ido. Siempre han pasado sus gripes y sus fiebres en la calle. Ese es el peligro para estos pibes que, además, no han sido bien alimentados, que han jalado poxi, que tienen los pulmones ya bastante deteriorados, que siempre tienen enfermedades respiratorias. Hay toda una población que es subterránea en la ciudad, es la población más dañada como siempre, la más castigada”.

“Los pibes se acostumbraron a tener fiebre y no ir al médico, no irán al hospital porque nunca fueron», dice Reyes.
La pandemia ha desnudado la indiferencia estatal hacia los alumnos del Isauro que se encuentran a la intemperie, así como también hacia aquellos en situaciones precarias de vivienda. Según estimaciones oficiales hay poco más de mil personas en situación de calle, en contraposición a los datos obtenidos por los censos de las organizaciones sociales dedicadas a asistir a las personas sin techo, que elevan las cifras a más de siete mil personas.
Reyes subraya: “No creemos que una asociación civil resuelva estas cuestiones, pensamos que es el Estado el que debería encargarse, pero la armamos ante esta carencia. A veces es muy difícil tratar de suplir ese rol, nunca lo vamos a poder hacer, por eso la asociación nuestra se dedica a los pibes del Isauro. Abarcar todo no se puede.”