Nov 29, 2018 | Novedades, Trabajo
El diario Tiempo argentino impulsó el primer Encuentro Nacional de Diarios Recuperados (ENDR), durante dos días junto a otros diez medios, bajo la consigna “Recuperar la palabra: Cuando los periodistas se hacen cargo de los medios”. El evento tuvo lugar en la sala Osvaldo Pugliese del Centro Cultural de la Cooperación y contó con la presencia de Darío Sztajnszrajber, Damián Osta Mattos -integrante de La Diaria-, Julia Mengolini de Futurock y Julia Izumi en representación de los organizadores.

Panel de expositores en el CCC, medios recuperados – Expositora Julia Izumi (Tiempo Argentino)
El objetivo del debate fue fortalecer al sector que está compuesto por medios que sufrieron vaciamiento, precarización, retiros voluntarios y despidos sin indemnización a causa de las crisis en sus diferentes contextos y que, como contracara, resurgieron a partir del trabajo colectivo. Estos medios promueven la pluralidad de voces y la democracia. Participaron del encuentro profesionales de once diarios recuperados de todo el país: La Nueva Mañana, Comercio y Justicia, El Diario del Centro (Córdoba), El Ciudadano (Rosario), El Correo de Firmat (Santa Fe), La Portada (Chubut), El Independiente (La Rioja), El Diario de la Región (Chaco), Pulso (La Plata), Cítrica y Tiempo Argentino (Buenos Aires).
Cerca de las 19.15 Javier Borelli, primer presidente de la Cooperativa Tiempo Argentino, tomó la palabra y explicó el por qué el título de la charla: “Los periodistas tomamos este concepto de recuperar la palabra. Surgimos en momentos de crisis. Hoy el periodismo está amenazado, sobre todo el periodismo libre que es el que nos gusta, que no está perseguido por intereses políticos y económicos”. Luego, presentó un vídeo realizado por los diferentes medios que expuso sus ideas principales. En él se resaltó que los medios se juntaron “para hacerle frente a la concentración mediática que le conviene a los poderosos” y además hizo hincapié en que “una democracia necesita información confiable y comprometida. Producida sin condicionamientos”.

Panel de expositores en el CCC, medios recuperados – Presentador Darío Sztajnszrajber
Una vez finalizado la proyección tomó la palabra a Darío Sztajnszrajber. El filósofo arrancó relacionando los lineamientos del cooperativismo y autogestión de su trabajo en concordancia con la crisis del periodismo. Para esto propuso tres puntos: la recuperación de la palabra, el periodismo como género literario y, por último, la grieta entre el periodismo objetivo y el subjetivo. “Toda época de crisis permite la reinvención de uno mismo, en este caso desde la materialidad de tener que autosostenerse a sí mismo, por fuera de todo el condicionamiento mediático que existe hoy en el capitalismo de la comunicación, ayuda también a practicar un ejercicio de mayor libertad”.

Panel de expositores en el CCC, medios recuperados – Expositor Damián Osta Mattos (La Diaria – Uruguay)
A continuación, Damián Osta Mattos integrante de La Diaria de Uruguay contó que en los trece años de vida del diario estuvieron cerca de fundirse alrededor de siete veces, pero que gracias a sus suscriptores, pudieron salir a flote. El administrador del medio uruguayo reivindicó el cooperativismo como la forma de salvación del periodismo crítico y social. “Hay que ofrecerle a la comunidad otra forma de ver el mundo”. Tienen suscriptores que asesoran a la redacción en temas particulares, “ayudan a aprender y a construir una agenda diferente a la setting, sin desatenderla”. Reafirma que lo que les da valor es ser un medio independiente sustentado por una comunidad de suscriptores, que intenta reinventar el periodismo.
Por otro lado, Julia Mengolini de Futurock definió el medio al que pertenece, como contrahegemónico: “Venimos a disputar el sentido común, no a quedarnos cómodos en un rincón dentro del sistema. Proponemos una nueva visión del mundo, dando herramientas para un pensamiento crítico, que se cuestione las normas”. La periodista hizo hincapié en que en Futurock los oyentes intervienen y están comprometidos con la vida política, social y cultural. “Lo más importante de los medios recuperados es que están hechos por comunicadores, no hay empresarios detrás”.

Panel de expositores en el CCC, medios recuperados – Expositora Julia Mengolini (Futurock)
Para cerrar las exposiciones, Julia Izumi de Tiempo Argentino afirmó que se encuentran en un doble desafío: enfrentar a los grandes medios y deconstruirse a uno mismo. “Nos sentimos dueños de nuestras palabras, gestionamos el medio que nos representa y nos identifica. Trabajamos cotidianamente en reforzar nuestra credibilidad”.
Cerca de las 21, se abrió el micrófono y apareció la pregunta acerca de cómo hacer para dirigirse a un público distinto. Izumi contestó que no pueden dar una postura que no sea crítica al neoliberalismo “¿Qué deberíamos contar para que esa cantidad de público se acerque a Tiempo Argentino?”, repreguntó. Por su parte, Julia Mengolini afirmó que hay que buscar métodos para llamar la atención, es decir que hay que producir contenido que no sea aburrido. Finalmente, Osta Mattos concluyó en que su objetivo es hacer un medio que lea todo el sistema político.

Panel de expositores en el CCC, medios recuperados – Expositora Julia Izumi (Tiempo Argentino)
El encuentro dejó en claro que la autogestión amplía la democracia y la autonomía mediática y permite que se conserven puestos de trabajo, además del ejercicio de un periodismo responsable en un contexto donde la profesión está en crisis.

Panel de expositores en el CCC, medios recuperados – Expositora Julia Izumi (Tiempo Argentino)
Nov 1, 2018 | Comunidad, Novedades
La V Cumbre Cooperativa de las Américas reunió a más de 1.500 cooperativistas en Buenos Aires, con el fin de analizar la situación a nivel global, debatir propuestas y definir iniciativas conjuntas. Esta otra manera de concebir la economía, alejada del lucro capitalista, se ve presionada por un gobierno que la persigue.
Entre el 23 y el 26 de octubre académicos y representantes de organismos vinculados al cooperativismo, provenientes de más de 50 países de todo el continente americano, se congregaron en la Ciudad de Buenos Aires bajo el lema «el cooperativismo en la hora de los desafíos globales». El propósito central fue formular acuerdos que promuevan cambios concretos para estas organizaciones, pero también en las comunidades donde operan. Si bien las cooperativas y mutuales son los espacios más institucionalizados, éstas forman parte de un campo más amplio conformado por la economía social y solidaria.

Académicos y representantes de organismos vinculados al cooperativismo, provenientes de más de 50 países de todo el continente americano, se congregaron bajo el lema «el cooperativismo en la hora de los desafíos globales».
El encargado de impulsar el encuentro fue Ariel Guarco, presidente de la Confederación Cooperativa de la República Argentina (Cooperar) y de la Alianza Cooperativa Internacional (ACI), el órgano que reúne a más de 1.200 millones de personas asociadas a estas organizaciones en el mundo. “Nuestro movimiento está avanzando de la mano de otros, como el movimiento que lucha por los derechos de las mujeres. Tiene que ver con democratizar la economía, recuperar los recursos que permiten el desarrollo local sostenible y demostrar que existe un modelo empresario que tiene como base a territorios, trabajadores, consumidores y usuarios organizados que ponen a la humanidad y al ambiente por delante del lucro”, explicó Guarco a ANCCOM.
La cumbre, que ha sido recientemente declarada de interés por el Senado de la Nación, se estructuró en torno a tres ejes: la defensa del planeta, la construcción de un sistema financiero al servicio del desarrollo sostenible y la integración de la economía social y solidaria. Los debates ayudaron a definir diagnósticos y líneas de acción que terminaron en conclusiones plasmadas en una declaración final. En estas discusiones, Guarco alertó sobre los peligros del contexto actual: “La globalización financiera va de la mano de los nacionalismos belicistas y las necesidades más urgentes se topan con los muros que levantan los más poderosos. Por ende, tenemos que ser un actor protagónico y demostrar que hay una economía arraigada en los territorios, que es democrática, equitativa y sustentable, pero sobre todo capaz de promover el desarrollo de cada pueblo en armonía con los demás”.
Rodolfo Pastore, director del Departamento de Economía y Administración de la Universidad Nacional de Quilmes, piensa que se trata de una disputa social abierta y que existe una emergencia de movimientos contestatarios que buscan una construcción colectiva en diferentes ámbitos. Uno de ellos es la economía social y solidaria. “Estamos viviendo una transformación del mundo del trabajo en el que tenemos que seguir reivindicando el derecho de los trabajadores asalariados, pero también hay que dar cuenta de que existen otras formas de resolución de las necesidades que no pasan por el trabajo asalariado y que, en nuestro país y en el mundo, van a seguir creciendo. Estas se pueden llevar a cabo por el emprendedurismo individual al que nos quieren llevar, o pueden ser en cambio bajo formas asociativas, cooperativas y comunitarias”, expresó.

Los debates ayudaron a definir diagnósticos y líneas de acción que terminaron en conclusiones plasmadas en una declaración final.
En Argentina existe un déficit de datos estadísticos de estos sectores debido a la desactualización y fragmentación de la información. En el año 2006, más de 10 millones de personas estaban asociadas a alguna cooperativa o mutual en el país. Además, uno de cada dos habitantes consumía productos o servicios de este sector, que involucra las áreas de vivienda, trabajo, salud, educación, servicios públicos, producción agropecuaria, consumo, seguros, finanzas, turismo y telecomunicaciones. En algunas regiones como la provincia de Buenos Aires se destaca su importancia porque el 50% de la energía eléctrica es provista por cooperativas.
Otra dificultad que atraviesa el sector de las cooperativas y mutuales en el contexto actual es el proyecto oficialista que busca quitarles la exención del impuesto a las ganancias. “Es una incoherencia en términos legales y conceptuales porque la economía social y solidaria no tiene ganancias sino que se forma con finalidades sociales. Además, si en todo caso tiene excedentes, que no son ganancias, son reutilizados para las propias finalidades sociales”, explicó Rodolfo Pastore. En la misma línea, Ariel Guarco agregó: “Esta avanzada pone en peligro la capacidad de formación de patrimonio social al servicio de la comunidad e ignora los acuerdos parlamentarios sostenidos desde 1986”.
Los debates y actividades continuarán con la “1era Semana Nacional de la Economía Social y Solidaria” (ESSA) a realizarse entre el 21 y 23 de noviembre simultáneamente en unas 15 universidades nacionales del país. El evento está organizado por la Red Universitaria de Economía Social y Solidaria (RUESS), que está integrado por equipos académicos de unas 35 universidades nacionales.
Oct 25, 2018 | Comunidad, Novedades
Con la caída del presupuesto de la educación pública como eje y la fuerte preocupación que eso despierta, el 3º Congreso Metropolitano de Cooperadoras Escolares tuvo lugar en la sede de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Delegados, delegadas y representantes de distintas cooperadoras escolares de CABA se reunieron, el sábado 20, con la intención de debatir acerca del horizonte negro que ya no es que se avecine sino que oscurece el día a día en los niveles inicial, primario y secundario.
La Defensoría es el organismo estatal que mejor acogió a las cooperadoras. Junto a la mesa de entrada, un banner que abarca casi todo el ancho de la sala, promete con letras claras y blancas: “Defendemos Derechos”. En la gigantografía también se pueden leer las palabras “inclusión”, “accesibilidad”, “dignidad”, y “espacio público”, entre otras. Al fondo del salón, los 15 delegados y delegadas que conforman el Cuerpo de Cooperadoras de escuelas públicas de la Ciudad se sientan en ronda, intentan encontrarle la vuelta al primer eje propuesto: la participación.

Delegados, delegadas y representantes de distintas cooperadoras escolares de CABA se reunieron el sábado 20 en la Defensoría del Pueblo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Salvando las particularidades, el nexo compartido es el desafío que implica para las cooperadoras lograr que las familias se involucren con ellas. Además, es frecuente la falta de apoyo de las respectivas Direcciones. La preocupación se profundiza teniendo en cuenta la escasez de recursos que reciben por parte del Gobierno: “Del año pasado a este, el presupuesto destinado a la educación pública estatal ha sido mucho más bajo. Para nosotros, cada vez es más difícil afrontar los gastos. Eso conduce a que las escuelas dependan más de las familias para el sostenimiento de las actividades escolares”, explica Ana Flores, delegada de Cooperadoras Escolares y madre de egresadas de Comuna 15.
Al llegar el mediodía, se suman al encuentro más invitados e invitadas, representantes de cooperadoras e instituciones educativas estatales del Área Metropolitana. Sin embargo, algunos se ausentan. A pesar de haber sido invitada, los integrantes del Ministerio de Educación no asisten al Congreso. “No vienen porque saben que se les está reclamando que están cerrando escuelas, que el FUDE (Fondo Único Descentralizado de Educación) no alcanza, y que se está sub-ejecutando el presupuesto de Educación de la Ciudad”, sostiene Camilo Fernández, miembro de la cooperadora de la Escuela Nº 3 – DE 7 “Primera Junta”, y padre de uno de sus alumnos.

«No vienen porque saben que se les está reclamando que están cerrando escuelas, que el FUDE no alcanza, y que se está sub-ejecutando el presupuesto de Educación de la Ciudad”, dijo Camilo Fernández.
Las Cooperadoras de las escuelas estatales de la Ciudad recaudan fondos mediante los fondos propios, es decir, los aportes que realizan las familias de alumnos a través de las cuotas sociales junto con los que ellas mismas generan a través de distintas actividades, como fiestas y eventos para la comunidad; y el FUDE. Este subsidio se aprobó en el 2009 para los establecimientos de gestión estatal de todos los niveles de CABA mediante la Ley 3372. El FUDE del 2018 para escuelas primarias fue de 80 pesos por alumno anual. Para el año que viene será aún menor.
El monto para cada año se determina teniendo en cuenta distintos factores, entre los cuales se encuentran: la cantidad de alumnos y alumnas matriculados, las características edilicias, y los materiales destinados a las actividades didácticas. “El FUDE es cada vez menor a nivel inflacionario. El de este año fue igual al anterior. A misma plata, distinta realidad económica, distinto poder adquisitivo. Obviamente podemos cubrir mucho menos” explica Gustavo Alonso, presidente de la Cooperadora de la escuela Julio Cortázar desde hace siete años, ahora casi en retirada. “Dentro del cálculo del año que viene se consideró el estado de los edificios. Como desde el Ministerio consideran que el problema fue arreglado y ya no hay emergencia edilicia, dicen que se necesita menos plata.” agrega Camilo.
Los requisitos principales para integrar una cooperadora son dos: tener un hijo o hija en una escuela pública y pagar la cuota social correspondiente. Estos colectivos se encargan de conseguir “a pulmón” los recursos que no les brinda el Estado “buscando precios, intentando cubrir las necesidades básicas con el menor precio posible. Hay muchas cooperadoras que se juntan y hacen compras comunitarias para buscar el mango y cuidarlo”, explica Gustavo.

“El FUDE es cada vez menor a nivel inflacionario. El de este año fue igual al anterior. A misma plata, distinta realidad económica, distinto poder adquisitivo. Obviamente podemos cubrir mucho menos”, dijo Gustavo Alonso.
Las escuelas que no tienen conformada una asociación cooperadora, no están habilitadas a recibir el FUDE. “Eso hace que entren en desigualdad de oportunidades. Es una de las cosas por las que estamos trabajando, que haya un movimiento de cooperadores”, dice Ana. Las cooperadoras se presentan a sí mismas como mediadoras entre el Ministerio, los equipos directivos, y las familias. “Como comunidad podemos decir y hacer cosas que la dirección no puede por una cuestión jerárquica o porque pone en riesgo su trabajo. Nosotros sí podemos reclamar, podemos llevar acciones directas. Tenemos la fuerza de hacer visible un conflicto”.
De este modo, uno de los principales objetivos para el Cuerpo de Delegados de Cooperadoras Escolares de CABA para el 2019 es sumar participantes a esta red, para continuar debatiendo sobre las principales necesidades en los niveles inicial, primario y secundario. Como cooperadores o simplemente a través de un mayor involucramiento por parte de padres y madres, lo importante es aumentar la participación. “Lo que nos interesa es que los padres se empoderen y realmente valoricen que es un derecho de todos el poder participar. No tenemos que pedirlo. Es nuestro, está, y está bueno ocuparlo”, dice Ana.

“Del año pasado a este, el presupuesto destinado a la educación pública estatal ha sido mucho más bajo. Para nosotros, cada vez es más difícil afrontar los gastos”, dijo Ana Flores.
Sep 12, 2018 | Novedades, Trabajo

Resistencia organizada
La Cooperativa de Trabajo La Litoraleña Ltda. es una empresa recuperada por sus trabajadores que produce tapas para empanada, pascualina, copetín y pastel en su fábrica del barrio porteño de Chacarita (Girardot al 345) y comercializa sus productos en el local de venta al público ubicado en Boedo (Avenida Juan de Garay 3768). Al día de la fecha, La Litoraleña se compone de 55 asociados.
En el año 2016 la cooperativa obtuvo su matrícula para funcionar como tal, y actualmente los asociados pagan el alquiler por la explotación de los bienes, con la intención de seguir trabajando allí hasta mayo de 2019, fecha límite autorizada por el Juzgado Comercial Nº 18 para que se sustancie todo el expediente de quiebra de la firma.
Sin embargo, sorpresivamente se dictó remate para el pasado 28 de agosto. Así lo relata Luis Baini, presidente de la cooperativa: “Nos llegó la notificación de que se venía el remate una semana antes, el 21. Tuvimos poco tiempo para movernos, hicimos lo que estaba al alcance con nuestro abogado y los compañeros encargados de la gestión”.

En el año 2016 la cooperativa obtuvo su matrícula para funcionar como tal, y actualmente los asociados pagan el alquiler por la explotación de los bienes.
El 24 se presentó en la fábrica una oficial de justicia, y lo primero que hicieron los trabajadores organizados fue impedir que ingrese al inmueble. Se llamó a la fuerza pública, aunque la resistencia fue totalmente pacífica.
“El 27 volvieron a presentarse para la exhibición pero esta vez estuvimos mejor organizados: vinieron compañeros de cooperativas, federaciones, hubo medios de comunicación también presentes y una vez más pudimos zafar”, comenta Baini.
Durante las primeras horas del martes 28 de agosto, los cooperativistas de La Litoraleña respiraron aliviados: la subasta había quedado sin efecto. Los trabajadores se hicieron presentes en la Liga de Rematadores, en el barrio porteño de Almagro, y allí fue comunicado oficialmente que la cooperativa seguía de pie.

Los trabajadores están muy bien organizados, acompañados por cooperativas y federaciones.
“Lo cierto es que ese inmueble no pertenece a la quiebra, está a nombre de la persona física y por eso mismo lo querían rematar, pero un fallo del Juzgado Comercial Nº 18 nos vuelve a dar la razón”, aclara Baini. E inclusive lograron la habilitación municipal para elaborar productos alimenticios, documentación que nunca había obtenido el anterior dueño.
Los trabajadores agradecen profundamente el acompañamiento de la Federación Argentina de Cooperativas de Trabajadores Autogestionados (FACTA) y la Confederación Nacional de Cooperativas de Trabajo (CNCT) durante este proceso y todos los que debieron sortear. Un nuevo revés de la justicia había sido superado.
Acreedores buitres
Maciel Santos es uno de los 55 cooperativistas. Trabaja desde hace 26 años en La Litoraleña y tres desde que es autogestionada. Recuerda con orgullo esos orígenes: «Fue una decisión conjunta tomar la fábrica ante la falta de respuestas del dueño y después de que amenazara con echar a 29 compañeros. Eso nos convenció de que teníamos que resistir y hacernos cargo de la fábrica por nuestra cuenta para poder llevar el plato de comida a nuestras casas”.
Durante un año sostuvieron la toma junto a distintas cooperativas y con apoyo del barrio, exigiendo al juzgado correspondiente el permiso para poder producir. Tras un año y medio de lucha consiguieron el permiso laboral y se constituyeron como cooperativa, con matrícula del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES), y permiso judicial para producir.
“Hace un par de semanas nos enteramos que acreedores buitres que tomaron deuda generada por el ex dueño querían rematar el inmueble donde estamos trabajando. Hay compañeros con mucha antigüedad, muchos con 50 años o más, y ante la situación del país creemos que conseguir otro trabajo nos resultaría casi imposible”, cuenta Santos preocupado.

La Litoraleña se mantiene al día, con todo el esfuerzo que eso significa. Paga a los proveedores en tiempo y forma, y resiste a los agresivos tarifazos de gas y luz para seguir con sus operacione
Por su parte, Fabián Pierucci es el único que sin ser de la planta de trabajadores de la fábrica, logró formar parte de La Litoraleña. Vivió también momentos críticos, que van desde el proceso de toma hasta la constitución como cooperativa. Es integrante de FACTA y economista.
Actualmente está a cargo del área de planificación: desde allí se emprenden los proyectos productivos, la planificación de ventas, financiamiento y compra de insumos. “Nos juntamos una vez por semana los responsables de cada sector y hacemos la tarea de planificación”, sostiene.
Pierucci reconoce el importante aprendizaje de los trabajadores a partir del proceso de quiebra: “Cuando cerraron la fábrica no había quedado ni un solo trabajador administrativo, ni un vendedor, los únicos trabajadores que quedaron eran de planta. Aprendieron las tareas que antes no hacían y hoy tenemos una verdadera gestión obrera de la producción”, relata.
La Litoraleña se mantiene al día, con todo el esfuerzo que eso significa. Paga a los proveedores en tiempo y forma, y resiste a los agresivos tarifazos de gas y luz para seguir con sus operaciones. “La situación económica es terrible, es muy difícil de afrontar con el costo de las materias primas que nosotros utilizamos como trigo y harina, ni hablar de los otros insumos que están dolarizados. Ahora también se suma la persecución de parte de la Justicia”, afirma Baini el presidente de la cooperativa. Una vez más, la economía social es bandera de resistencia frente al ajuste.
Ago 15, 2018 | Novedades, Trabajo

Mac Body atraviesa hoy la peor crisis de producción en sus más de treinta años de existencia como marca de indumentaria para chicos. La fábrica textil funciona desde 2007 como cooperativa de trabajo en el barrio porteño de Villa Urquiza. Con sus imponentes tres pisos y los murales que visten sus paredes ocupa un cuarto de manzana y cuenta con un local de venta directa al público en la esquina de Andonaegui y Rivera. En sus inicios, Mac Body supo estar a la par de marcas como Cheeky o Mimo. Con diez años de historia como cooperativa se convirtió en ejemplo para muchas otras textiles recuperadas con las que trabajan en red y a la par.
“Hace semanas la producción está paralizada. Nos bajó un 60 % el trabajo, se redujo muchísimo el consumo. La situación es muy mala, pagamos 30.000 pesos de luz, estamos luchando para no cerrar”, lamenta Ramón Díaz, actual presidente de la cooperativa.
Díaz, además de presidente, es vendedor, se ocupa de atender el local y de las ventas al por mayor. “Para nuestra marca, antes hacíamos 40 o 50 artículos, ahora hacemos 10 o 12, no se puede más porque los costos no dan. Un cliente importante nos compraba 80.000 prendas por temporada y hoy nos compra 20.000, otros clientes más chicos cerraron sus locales y desaparecieron. Así, se redujo todo el trabajo”, explica.

Gastón Peña es síndico y ex presidente de la cooperativa Mac Body y afirma: “La capacidad productiva de las 10.000 prendas diarias que tiene hoy la planta no llega ni siquiera al 0.1 % por la cuestión de las tarifas de energía y la inversión de capital de la materia prima.” Y agrega con tristeza: “Hoy tener que turnarnos para trabajar es una locura. Yo en los 23 años que hace que trabajo en la planta jamás pensé llegar a este punto. Eso nos hace doler el corazón mucho más que el bolsillo, hoy nosotros somos una familia.”
Todos los trabajadores de Mac Body retiran excedentes en la misma proporción. Cuando los dueños abandonaron el negocio, se hicieron cargo de la planta, que recibieron en comodato, aportando las indemnizaciones que debían cobrar.
Tanto Díaz como Peña forman parte del Sindicato Unión de Cortadores de la Indumentaria, el gremio que pidió en 2007 la quiebra de la empresa con la condición de la continuidad laboral, figura que le permitió a los trabajadores autogestionar hasta hoy a Mac Body. “Lo que nosotros siempre le agradecemos a la patronal es que nos quisieran cansar por ser parte del gremio y nos hicieran recorrer todos los sectores de la planta, mientras la política de la empresa era dejarte en una máquina y que no aprendieras más nada”, relata Peña. En los diez años de autogestión que llevan recorridos fueron vinculándose con otras cooperativas textiles y trabajando como parte de la Red Textil Cooperativa.

“Nosotros seguimos manteniendo la calidad de lo que era MacBody antes, seguimos manteniendo los mismos proveedores de materia prima, seguimos teniendo el mismo diseñador de siempre”, destaca Díaz. Y sostiene convencido: “En este momento no se vende, no hay poder adquisitivo, con lo que vendemos no alcanzamos a cubrir la producción, es muy poco lo que llevamos a nuestras casas, con lo poco que se vende hay que pagar la luz, el agua, el gas, el teléfono, que ahora lo tenemos cortado porque no pudimos pagarlo.”
“Hoy tenemos compañeros que volvieron a cartonear y eso nos mata, nos anula, es un dolor terrible, porque no se vende, porque está complicado, hoy es muy difícil sostenernos”, afirma Peña. Saben que su presente es difícil pero confían en la experiencia que los une. “Nuestro camino de diez años como cooperativa es la manera que tenemos de demostrar que estamos vivos y que sabemos luchar“, concluye.