La argentina que ganó un Oscar

La argentina que ganó un Oscar

“Es interesante cuando desde la cultura se puede generar algún tipo de cambio en el pensamiento”, expresó en diálogo con ANCCOM Fernanda Del Nido, la argentina coproductora de la película chilena Una mujer fantástica del director Sebastián Lelio y recientemente ganadora de un Oscar a la mejor película de habla no inglesa.

Del Nido estudió Ciencias de la Comunicación en la UBA y luego realizó un máster de producción cinematográfica en España, donde actualmente vive y dirige Setembro Cine, una productora independiente fundada por ella en 2014 que tiene entre sus trabajos la producción de los largometrajes Princesita (2016) de Marialy Rivas y Neruda (2016) de Pablo Larraín.

Imagen en frimer plano de Fernanda del Nido.

Fernanda Del Nido, coproductora de la película chilena Una mujer fantástica.

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Después de ser vapuleada por la familia de su novio fallecido y por la policía, Marina – una mujer trans representada por la actriz Daniela Vega- va a la casa de su profesor de canto, un anciano dulce pero exigente que pareciera ser el único que la comprende y la quiere tal cual es. Luego de unas caricias recomponedoras le pide que le cante. Marina empieza a cantar lírico y con su intensa y potente voz de fondo aparece una escena en la que ella va caminando por una vereda contra el viento. A medida que avanza el viento es cada vez más denso, hasta que no la deja seguir. No se da por vencida ni retrocede, se sobrepone y no deja de intentarlo. Cuando pareciera que el viento va a arrasar con todo lo que esté en su camino, ella queda suspendida y desafiando las leyes de la gravedad, su torso queda muy cerca del suelo con los pies firmes en la vereda. De fondo sigue el canto lírico cada vez más intenso y la imagen fija de Marina que con las manos se tapa la cara y no deja de brasear nunca entre el polvo y las hojas que el viento levanta. Esta es una de las tantas escenas fantásticas, casi tan fantástica como Daniela Vega, o Marina Vidal –el personaje que ella representa- que hacen de la película una gran obra con un fuerte contenido social que volvió a poner en el centro de la escena en Chile el debate por la Ley de Identidad de Género.

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¿Cómo fue el camino de ser estudiante de Ciencias de la Comunicación en la UBA a coproductora de una película que ganó un Oscar?

Me gradué en la UBA justo antes de viajar a España. En ese momento fui a hacer un doctorado en Humanidades, una especialización más cercana a la Semiótica. Al poco tiempo de estar cursando el doctorado me invitaron a cursar un máster en producción de cine y de audiovisual que se realizaba en La Coruña. En ese momento -cursé en 2003 y 2004- había muy pocos estudios realizados en producción y la verdad es que si bien había hecho algunas prácticas en medios en Buenos Aires todavía no tenía en claro a qué me quería dedicar. Esos fueron algunos de los motivos por los cuales decidí ir a especializarme afuera. Me terminé quedando en España porque en ese master me di cuenta que era la producción lo que me gustaba y a lo que me quería dedicar. Una vez allá, al entrar en el ámbito universitario en otro país, pude reconocer el buen nivel que tenía de la Universidad de Buenos Aires. No es que me tuve que ir para valorar lo que tenía, pero tener otros referentes me hizo dar cuenta realmente el valor de lo que tenemos en Argentina.

¿Cree que su formación en Ciencias Sociales contribuyó a que tenga una mirada crítica y sensible para tratar temas como el de Una mujer fantástica?

Sería un poco reduccionista, más que nada porque pasaron muchos años, me pasaron muchas cosas en la vida, y porque he seguido estudiando. Después de mucha incertidumbre durante la carrera, con el paso del tiempo descubrí que me gustaba la producción y tuve la suerte de poder estudiarlo en España, a través de distintos programas de la Unión Europea. Pero lo que es seguro es que me ayudó mucho el tener la base académica de la UBA y la formación de una mirada crítica. Siempre tuve una perspectiva diferente del universo en el que estaba; por ser latinoamericana y a la vez por la propia carrera en sí, por el nivel de la formación. Aunque no lo esperé durante la carrera, una vez iniciado mi trabajo profesional agradecí haberla elegido y haberla hecho hasta el final. Siento que la aproveche y la disfruté mucho.

¿Cuáles son los criterios de Setembro Cine a la hora de elegir las películas que producen?

A lo largo de los años me he dado cuenta de que las películas que me interesan siempre tienen una mirada diferente. Siempre está la ambición y la intención de simplemente contar buenas historias. En realidad lo de simplemente es casi una ironía porque lo más difícil es encontrar una buena historia y que se pueda contar bien. Pero bueno, siempre me ha gustado aquello donde aparece una mirada diferente o una mirada propia sobre algún tema, sobre el mundo, o sobre la sociedad. Me interesa cuando aparece reflejado algún contexto histórico o problemática social, algo que en definitiva aporte a nuestra mirada del mundo actual. Aunque no lo he sabido antes de entrar a los proyectos, mirando atrás, todas las películas en las que he participado de alguna manera reúnen eso.

Imagen de Sebastian Lelio - Prensa Una Mujer Fantastica.

Sebastián Lelio, director de la película chilena Una mujer fantástica.

¿Cree que el éxito y la gran repercusión de la película puede estar relacionado con el movimiento feminista que cada vez cobra más relevancia en el mundo?

Sí, creo que el contexto sin duda ha hecho que de alguna manera esta discusión o conversación que trae la película y pone sobre la mesa facilita el terreno para poder hablar del tema y para que se genere ese diálogo. Es importante que el diálogo sea de a dos partes, el espectador tiene que ser una de ellas. Sin dudas, creo que es un momento mundial importante donde, si bien no fue para nada intencional, por algún motivo probablemente no casual, confluyó todo esto.

Por un lado el movimiento feminista crece cada vez más, pero paralelamente en Latinoamérica y en el mundo las elecciones las ganan gobiernos de derecha, como es el caso de Chile en donde ganó Sebastián Piñera ¿Cree que a pesar de eso es posible avanzar con ciertas reivindicaciones como las que reclama la película?

La película en realidad se estrenó en Chile bajo el gobierno de (Michelle) Bachelet y hubo un empujón respecto de la Ley de Identidad de Género. A partir de la película -es en lo que confiamos y es lo que la hace aún más interesante- se ha fomentado el debate. Es interesante cuando desde la cultura se puede general algún tipo de cambio en el pensamiento. En Chile se está dando un cambio de gobierno, pero a pesar de eso la película ha conseguido tener tanta repercusión que hace que no se pueda dejar el tema de lado. Que esta película tenga mayor repercusión, que tenga mayor alcance, promueve una llegada mayor con respecto a lo que se puede hacer o debatir sobre el tema. Es algo que estamos viendo que sucede, que lo venimos viendo a lo largo de la trayectoria de la película y que esperamos verlo mucho más.

En la conferencia de prensa que dio el equipo de Una mujer fantástica después de la visita al Palacio de la Moneda, Daniela Vega cuestionó en su discurso al gobierno chileno por evadir el proyecto de ley de identidad de género. Luego de eso el proyecto avanzó en su tramitación para ser revisado por una comisión mixta ¿Cree que el cine -como todo arte- puede influir en la política para cambiar las cosas?

Esa es la ilusión principal de todos los que hacemos cine o trabajamos en cultura. Lamentablemente no siempre pasa, creo que ésta es una circunstancia particular. Daniela es una excelente embajadora de la película que pudo poner su situación en palabras y desde la ficción pasar a la realidad. El Oscar permite que sucedan estas cosas. Pero bueno, muchas otras veces hemos querido y no se consigue. Creo que la intención está siempre y es lo que más nos interesa. Sabemos que es una gran suerte en nuestro caso.

Imagen de Daniela Vega, quien interpreta a Marina en Una Mujer Fantastica - Prensa Film.

Daniela Vega, actriz que representa a Marina, una mujer trans, en la pelicula Una mujer fantástica.

¿Cómo fue la elección de Daniela Vega para ser la protagonista de la película?

Ella entró en el equipo como consultora de guión a trabajar con Sebastián Lelio, el director. Inicialmente el contacto no fue pensando para que protagonizara la película, pero en el proceso Sebastián fue teniendo en claro que quería que fuera ella y así fue.

¿Sabe cómo fue la decisión de incorporar ciertas escenas “fantasiosas” o “surrealistas” como la de la protagonista bailando con un gran elenco en medio del boliche o la de ella cantando lírico con el viento en su contra?

Eso es claramente parte de la identidad del director, de su marca, de las huellas que él deja de esa voz tan especial que hace que la película sea Una mujer fantástica. Es una decisión puramente artística que viene de su parte. Podemos pensar que tiene que ver también con esa capacidad de Daniela de poder ver más allá de la realidad o de poder fantasear y vivir más allá de lo que le sucede día a día. Es una parte fundamental de esta mujer tan fuerte y resiliente que sale adelante a pesar de todo.

Café para el reencuentro

Café para el reencuentro

María Laura Vasquez posando cruzada de brazos y mirando a la cámara.En 1985, ciento veinte brigadistas de la Federación Juvenil Comunista viajaron a Nicaragua para cosechar café apoyando la revolución sandinista. Treinta y un años después, la documentalista María Laura Vásquez retrató el reencuentro de cuatro de ellos con aquel país centroamericano en Los 120, la brigada del café, una road movie revolucionaria que registra la vuelta que refiere al amor entre dos pueblos, estrenada el jueves 22 en el Gaumont y que está dando vueltas por el país.

Yo no creía que iba a viajar, yo trabajaba en la brigada para los compañeros que iban a ir. Imaginate, de ciento veinte, cien eran hombres, así que no pensaba que iba a pasar. Cuando me avisaron que viajaba, fue una de las noticias más hermosas que recibí en la vida. Me dio mucha felicidad, pero de verdad ni se me cruzaba por la cabeza militar en Nicaragua, ser parte de la Revolución Sandinista… Creo que tampoco pensé que iba a volver para allá.

Vázquez la mira a Claudia Cesaroni y sonríe. Ella es una de las cuatro brigadistas que hace ya dos años volvieron a hacer el camino que treinta y un años antes, durante enero y febrero del 1985, los llevaron por las poblaciones de Matagalpa y Jinotega para cosechar café, protegidas por una brigada de estudiantes secundarios, en medio de la Revolución Popular Sandinista que estaba sucediendo desde 1979.

Ese grupo de ciento veinte brigadistas fue el más grande de todos los que llegaron a Nicaragua de cualquier organización internacional. Tenían por objetivo recrear la solidaridad”, explica Cesaroni a acerca de la movilización que implicó el viaje. Se buscó desde la organización que, aparte de federal, fuera también lo más diverso en cuanto a quiénes éramos: estudiantes secundarios y universitarios, obreros, campesinos. Cada quien tuvo que juntar 1.000 dólares y Mercedes Sosa y Victor Heredia realizaron conciertos para ayudarnos a financiar el viaje”, agrega.

Durante ese enero y febrero, los ciento veinte brigadieres ayudaron en la economía del país cosechando café, su cultivo principal. Nicaragua estaba en ese momento muy dañada por la amenaza estadounidense y sus representaciones locales.

Sucedía en 1985 que también había una demonización de la revolución, desde los países capitalistas, desde los medios hegemónicos, desde la derecha argentina. Y nosotros fuimos quienes pusimos el cuerpo: eso fue para los nicaragüenses una oportunidad de sacar afuera su propia historia, un intercambio político, que ese ´estamos con ustedes´se hiciera palpable, comenta Cesaroni.

Y cuando esos brigadistas volvieron, muchos medios hicieron pública su hazaña. Hasta Clarín editó el viaje en su tapa… pero con el tiempo dejaron de frecuentarse, se dejó de hablar de eso. En el 2009 armaron un grupo en Facebook contactando a  más de la mitad de los que habían viajado. Desde ese momento empezaron a juntarse más seguido, intercambiando fotos y recuerdos, pero la idea concreta de volver a viajar no era más que un deseo.

María Laura Vasquez posando para una fotografía frente a una estatua.

«Cuando me avisaron que viajaba, fue una de las noticias más hermosas que recibí en la vida», cuenta Vasquez.

Hasta que Vázquez se enteró de la historia: Hace cuatro años coincidí con Dimitrof Casanova Chávez en una reunión y me contó de la brigada… que habían ido para colaborar con la economía de ese país, muy dañada por la agresión que estaban teniendo con EEUU, comenta, explicando del inicio del proyecto. Y fue ahí que me dijo que también quería volver. Y yo vi una historia fascinante y me sumé al deseo de esa vuelta.

Y así registró ese viaje que refiere al amor entre dos pueblos, al internacionalismo como evento transformador, cuan potente puede ser que un pueblo pueda venir a apoyarte, y a decirte acá estamos, acá laburamos con ustedes”, agrega Cesaroni.

“Sabíamos que no queríamos hacer una película evaluativa de cuatro argentinos que vuelven a ver qué pasó con la revolución nicaragüense, nos parecía que eso era un acto de soberbia de nosotros, comenta Vázquez y agrega:, “Queríamos registrar la vuelta. Queríamos contar una historia potente, queríamos transmitir la emoción que uno siente cuando está dentro de un proceso colectivo, que sentís que estás haciendo algo para mejorar como persona, para mejorar el mundo en el que estás viviendo…

Ese fue el puntapié para que, con la idea ya en mente, Dimitrof sumara a Cesaroni, a Pablo Sposato y a Marta Rosin, con quiénes seguía manteniendo el contacto, para que se unieran a la aventura.

Y después de un año de investigación, escritura, noches sin dormir, el deseo empezó a materializarse y en el 2016 sucedieron dos viajes: Vázquez realizó el primero con el equipo de producción para habilitar la coproducción con Nicaragua, que facilitó el transporte, el alojamiento y la comida y para buscar a esos nicaragüenses a quienes habían estado acompañando: Había nombres específicos, había cuatro, cinco personajes que ellos repetían todo el tiempo. Nuestra premisa era encontrar esos que siempre eran nombrados”, comenta la directora.

Y el segundo, al cual se sumaron los cuatro brigadistas, fue para unir a esos dos pueblos, tantos años después.

Esto es de una potencia tan maravillosa, es tan fantástico, que tenía ganas de contarlaexplica Vázquez. Y creo que la experiencia del deseo de la vuelta es la manera de revivir el mito y de seguir; todos ellos son personas que después han buscado participar colectivamente en actos que buscaron mejorar el mundo, como ellos lo consideraban, poder transformar las injusticias, las desigualdades, por lo cual para mi era importantísimo decirle a la gente ´juntarse con otros para intentar cambiar el mundo está buenísimo.´ No tiene que ser, como dice Claudia, un acto épico como ir a Nicaragua. Es de la forma que sea. Te hace mejor persona, hace mejor al mundo y creo que eso es lo más importante de la película.

¿La casa está en orden?

¿La casa está en orden?

«Esto no es un golpe» reconstruye los hechos del levantamiento militar contra el presidente Raúl Alfonsín en 1987.

Los meses de marzo y abril de 1987 no fueron un segmento más en la vida política y social del país. La flamante democracia había sido puesta en vilo ante una concatenación de sucesos que llegaron a su punto crítico en Semana Santa. Bajo la mirada panóptica del director y productor Sergio Wolf, Esto no es un golpe se presenta como un thriller documental que, a través de varios personajes, reconstruye los hechos acaecidos antes, durante, y luego del alzamiento militar que significó un punto de ruptura en la relación entre el presidente Raúl Alfonsín y el pueblo que lo había ungido como el reestructurador de la vida democrática nacional.

En diálogo con ANCCOM, Wolf recuerda su vivencia particular de aquel domingo pascual que lo encontró en la Plaza de Mayo con otras miles y miles de personas, experiencia que relaciona directamente con la realización de la obra. “Algo de esa sensación de incomodidad y perplejidad respecto al final de ese conflicto quedó flotando y fue el germen del documental, me gusta pensar que algunas preguntas generadas en ese domingo de 1987 fueron las que me hice actualmente a la hora de escribirlo y filmarlo”, aclara el también guionista. Uno de los rasgos distintivos del film es justamente la omnipresencia del autor, quien mediante una potente voz en off plantea un viaje que recorre tanto puntos geográficos como testimonios clave a la hora de conocer el detalle de los hechos.

Sergio Wolf es el director y productor del nuevo thriller documental «Esto no es un golpe».

Desde el afiche de presentación hasta el último centímetro de la cinta, hay un dualismo que marca el pulso del relato. De un lado Aldo Rico, líder carapintada y estandarte de la rebelión; del otro Raúl Alfonsín, primer mandatario y “padre” de la nueva era democrática luego de la etapa más oscura del país. En el medio, personalidades políticas y militares que pugnan por sus intereses mientras una sociedad civil pujante se organiza para no regresar al pasado reciente de penumbras. “Hice una selección de personajes teniendo en cuenta su cercanía con los sucesos de Semana Santa, es decir, no simplemente gente que haya formado parte del gobierno, sino que también haya presenciado todo lo que pasó en esos cuatro días. Luego Pablo Chernov y Gabriel Kameniecki se ocuparon de contactar y convocar a las personalidades”, aclara Wolf, destacando a quienes, junto a él, se encargaron de la producción.

La presencia de Rico amerita un párrafo aparte. Sarcástico, impetuoso, con la impronta castrense rayana en el paroxismo que lo caracteriza, el ex dirigente del Movimiento por la Dignidad y la Independencia (MODIN) da su visión particular mediante aseveraciones que son tan controversiales como difíciles de apelar en la inmediatez. Al respecto, el director explica que el militar retirado “siempre fue pensado como un protagonista, incluso no sabiendo lo que podía llegar a decir más allá de ciertas presunciones debido a declaraciones anteriores. Dice muchas cosas que pueden incomodar al espectador, pero a la vez también aporta datos que no muchos consiguen”.

La presencia de Aldo Rico, más allá de sus aseveraciones controversiales, aporta datos que de otra manera hubieran sido difíciles de conseguir.

En el otro extremo, los movimientos de cámara y la diversidad de planos permiten que el espectador pueda situarse en el lugar del ex presidente y pueda observar sus movimientos entre la Casa Rosada, su casa de descanso y Campo de Mayo, cubriendo de alguna forma el vacío testimonial que implica su ausencia física. “Hay desplazamientos de cámara que ponen de relieve la subjetividad de narrador, o en este caso del propio Alfonsín que no está en cuerpo presente, por ende la cámara intenta reconstruir ciertos recorridos del ex líder radical, sobre todo antes del segundo discurso (NdeR: el que da luego de su reunión con los militares)”.

La multiplicidad de voces presentes en el documental se combina con una variedad de información que, lejos de tomar un cauce unidireccional, muestra perspectivas diferentes con una narrativa despojada de cualquier preconcepto o cariz ideológico. No obstante, Wolf entiende que el film lejos está de ser objetivo o de buscar una respuesta absoluta a las problemáticas planteadas en el momento histórico recorrido. “No encaré la película desde el lado de la objetividad, de hecho no creo en la objetividad, todo lo contrario. Tampoco la hice con un juicio previo, no se puede hacer una película con prejuicios. Siempre pensé hacer la película con Aldo Rico, por ejemplo, más allá de las discusiones que he tenido con mi grupo de trabajo o de mis propias diferencias ideológicas para con lo que él dice o hace. Para mí lo importante era la palabra de él, la película necesitaba su presencia”, asegura.

Al no contar con la presencia de Alfonsín, los movimientos de cámara y la diversidad de planos permiten que el espectador pueda situarse en el lugar del ex presidente.

En la misma línea, el documentalista entiende que la subjetividad es precisamente lo que enriquece la obra. “La película tiene un marco dentro del cual hay un relato pormenorizado de muchas zonas de conflicto, aunque nunca se busca una verdad ni nada parecido, sino que se muestran personas que son un conjunto de subjetividades en tensión. Aún si hubiera estado vivo el propio Alfonsín no hubiéramos llegado a esa verdad, ya que hay muchas lecturas de lo que pasó e incluso puntos de vista cruzados entre personajes del mismo sector” afirma Wolf, quien convierte esa tensión en el suspenso que deja al espectador pegado a la butaca desde el mismo instante en el que se apaga la luz.

Una historia de película (comunitaria)

Una historia de película (comunitaria)

Mnémora es una producción multimedia comunitaria en la cual el pueblo toma el papel de protagonista principal.

Viajes en el tiempo, rayos láser, monstruos, escenas de acción y suspenso que reúnen a José de San Martín, Juana Azurduy, Martín Miguel de Güemes y Eva Perón en una ciudad subterránea donde no existe el tiempo. Esos son son algunos de los elementos que se conjugan en Mnémora, una película que combina la artesanía comunitaria con la tecnología digital para hablar sobre cómo la comunidad y el pueblo transforman la historia.

Mnémora, Pueblo, Poder y Tiempo es el segundo film creado por la productora escuela cultural y comunitaria El Culebrón Timbal; el primero fue El Cuenco de las Ciudades Mestizas en 2008, un mediometraje ganador del Festival Nacional de Cine con Vecinos y de doce premios internacionales. «Después de esa experiencia nos planteamos la posibilidad de hacer otra producción multimedia comunitaria pero que estuviera estructurada en torno a un relato de aventuras y que pudiera combinar los lenguajes del cómic, de la ciencia ficción, la novela negra, del realismo mágico, y las cosas que nos gustaban como grupo artístico», cuenta Eduardo Balán, coordinador y miembro fundador del Culebrón Timbal.

El Culebrón Timbal es un colectivo cultural que comenzó a fines de la década del 90 como una banda de rock. Funciona como una productora comunitaria con sede en Cuartel V, uno de los barrios más vulnerados del partido de Moreno. Además, sustenta una Escuela de Arte y Comunicación y cuenta con un plurimedio barrial que comprende el periódico La Posta Regional, la FM La Posta y el Canal 3 Comunitario.

La película cuenta que en el año 2070 la humanidad ya maneja la tecnología para viajar en el tiempo,  por lo que un “Gobierno Global” lanza una campaña que se presenta como una cruzada para borrar de la historia a todas las tiranías y dictaduras, pero que en realidad pretende eliminar a muchos movimientos sociales y populares y a los líderes revolucionarios de la historia de la humanidad. Así, se desata una rebelión que se sitúa en una red de túneles bajo tierra recubiertos por una membrana resistente a la tecnología gubernamental. La ciudad subterránea se llama Mnémora y allí se unen rebeldes de toda las épocas para tratar de detener esa especie de genocidio temporal.

La película es una mezcla de géneros: aventura, ciencia ficción, novela negra, y hasta realismo mágico.

Para el director de Mnémora, Alexis Fusario, la ciencia ficción es un género que siempre se esquiva por falta de presupuesto; sin embargo, “El Culebrón Timbal históricamente es una máquina de pensar cómo se pueden hacer las cosas por otros caminos. El desafío estaba en pensar qué es lo que no se hace nunca y probar que dignamente igual se puede hacer”. Asimismo,  Balán reflexiona que “la ciencia ficción, cuando habla de los viajes en el tiempo, también sirve para poner en cuestión la visión más tradicional que en general tenemos sobre el tiempo, que lo vemos siempre como una dimensión que está para ser conquistada por la planificación racional. Y en realidad, hay otras visiones del tiempo que están más en la cultura popular, donde el tiempo es algo más circular, con ciclos, con momentos que van y vienen y con cosas que se van dando como un espiral en donde parecen que se repiten pero siempre en un punto de partida distinto”.

Aparte de ser una película de peripecias, Mnémora es un proyecto colaborativo y autogestivo donde participaron más de 200 personas y una superartesanía que combina en su narración la acción; los efectos especiales, dibujos animados y una banda sonora original compuesta por quien fuera tecladista de Mercedes Sosa, Gustavo “Popi” Spatocco, basándose en temas de la banda El Culebrón Timbal pero grabadas por la Orquesta Sinfónica de la Municipalidad de San Martín. Para los efectos especiales y las ilustraciones contaron con la colaboración de Marcelo May, Emilio Utrera y Julián Sequeira. El sonido lo realizó FM Tinkunaco y los equipos de grabación fueron provistos por SOFOVIAL, la Sociedad de Fomento de Video Alternativo. Por último, el elenco está integrado por vecinos del barrio y por actores de la Cooperativa de teatro La Comunitaria.

Mnémora es un proyecto colaborativo y autogestivo donde participaron más de 200 personas.

La producción de Mnémora sigue una lógica colectiva, “lejana a la lógica del mercado, la competencia y los altos presupuestos y mucho más real en el sentido de una lógica colaborativa: un grupo de gente haciendo algo juntos”, dice Fusario y agrega: “Por ejemplo, uno de los principales héroes de la película no es un héroe individual, es el pueblo y esa potencia, esa energía que tiene la gente juntándose a hacer algo”. Del mismo modo, Balán define a Mnémora como “una declaración de amor al pueblo, a lo colectivo y a lo colaborativo. Es una especie de manifiesto de que lo que hagamos juntos va a ser siempre más divertido, más colorido y más efectivo para transformar la realidad que lo que hagamos disciplinados por la competencia, o por el lucro, o por cualquier dispositivo del capitalismo”.

En definitiva, de eso habla el largometraje y por eso sus realizadores afirman que ‘Mnémora cuenta lo que Mnémora es’. “La mejor manera de contar una historia sobre un grupo de personas que quieren salvar el mundo, es hacer la película con un grupo de personas que quieren salvar el mundo. Y las personas que están en organizaciones de cultura comunitaria, mal que mal, cada uno a su manera, son gente que desde lo que hacen quieren salvar el mundo”, cierra Balán.

Mnémora, Pueblo, Poder y Tiempo también se enmarca en una obra transmediática que incluye, además de la película, una novela gráfica; el videojuego Las lentes de Galimán (disponible para celulares y PC) y un disco con la banda sonora. Su proyección se llevará adelante durante los días 16, 17 y 18 de noviembre a través de un circuito de exhibición completamente colaborativo y gratuito en Argentina y Latinoamérica, en las sedes de más de mil centros culturales y comunitarios, salas de cine y universidades.

El film podrá verse durante los días 16, 17 y 18 de noviembre en las sedes de más de mil centros culturales y comunitarios, salas de cine y universidades.

Mirando el futuro de las migraciones en el cine

Mirando el futuro de las migraciones en el cine

CineMigrante nace en el año 2010, en un contexto donde la Ley Migratoria -aprobada en el año 2003 por el Congreso- se comienza a implementar, estableciendo el derecho a migrar como derecho humano. Con el objetivo de promover el diálogo intercultural y la integración de las diferentes culturas, el festival se propone reflejar las actuales problemáticas que conllevan los desplazamientos de las personas, y desnaturalizar los estereotipos propuestos por los medios hegemónicos de comunicación. “La idea es realizar un evento que trascienda lo cinematográfico. Queremos crear consciencia sobre esta problemática en el mundo, que cruza transversalmente a todas las naciones”, comenta Érica Denmon, encargada del Área de Prensa del evento, cuya novena edición se realiza hasta el próximo miércoles en la Ciudad de Buenos Aires y el conurbano.

El festival se desarrollará en numerosas sedes distribuidas en Avellaneda, Vicente López y el Centro porteño. El Centro Cultural General San Martín, el Espacio INCAA Cine Gaumont y Casa Brandon son algunas de las salas donde habrá proyecciones. Con entrada libre y gratuita, CineMigrante contará con más de 70 películas de 35 países del mundo. Sin embargo, no se conformará con la experiencia cinematográfica, sino que cruzará esa barrera al incluir diferentes actividades como performances, presentaciones de literatura y música.

Foto gentileza Cooperativa SUB

Cristina Voto, curadora de la Sección Central, comenta acerca de la motivación de realizar el festival en la Argentina, país en continua conformación identitaria: “Siendo una tierra indígena, poblada con posterioridad por una enorme migración europea que trajo consigo la migración forzada de África, permeada luego por flujos migratorios de países de Latinoamérica, nuestras prácticas se nutren y fusionan permanentemente, construyendo una identidad necesaria de ser elaborada colectivamente”.

Sin embargo, a pesar de haberse originado en Argentina, CineMigrante, fiel a su naturaleza, ha comenzado a transitar diferentes países, como España, Colombia o Italia, en donde se han organizado presentaciones para generar un espacio cultural que permita la profundización de la temática de la movilidad humana.

“El fenómeno migratorio tiene una especial centralidad en la actualidad, derivado justamente del restablecimiento de políticas económicas, sociales y culturales que refuerzan el poder derivado del sistema colonial. Son hoy los países colonialistas los que ven las consecuencias de su modo de ejercer el dominio en las puertas de sus fronteras. Y es así como CineMigrante entonces toma en cada país un modo particular de tratamiento del fenómeno”, explica Florencia Mazzadi, directora del Festival.

Foto gentileza Cooperativa SUB

Además de las secciones competitivas, el festival contará con dos secciones especiales: “Noches extrañas” y “Territorios en disputa”, tres muestras retrospectivas y la presentación de dos libros de la editorial Caja Negra: Más brillante que el sol, de Kodwo Eshun y Xenofeminismo: tecnologías de género y políticas de reproducción, de Helen Hester. Además, habrá secciones  de realidad virtual y mesas de debate. “Este año va a haber varias mesas que trabajen la temática migrante, la cuestión de género y la cuestión de disidencia sexual. También habrá instalaciones de realidad virtual con el tema principal y el eje de la muestra es el afro futurismo”, agrega Érica Denmon. En tanto, “Futuridades nómadas: temporalidades cinematográficas desde América, África y el mundo árabe”, funcionará como Sección Central y ese recorte será el eje temático de esta edición.

Mazzadi afirma que ante las amenazas causadas por el cambio climático, el agotamiento de los recursos y la crisis financiera, reflexionar acerca del futuro se convierte en una pulsión de vida. “Ante esa sensación de ‘lenta cancelación de futuro’ para muchos, CineMigrante se propone realizar un ejercicio experimental de descubrimiento e imaginación para repensar el presente mirando la presentación del futuro”, afirma.

Finalmente, Voto asegura: “Entendemos que estamos ante un momento bisagra y que debemos intervenir en nuestro futuro como espacio de acción y deseo. Y es por ello que nos animamos a armar la edición de este año con el objetivo de recuperar las visiones del futuro desde esta parte del sur del mundo”.

Foto gentileza Cooperativa SUB