Oct 18, 2018 | Novedades, Vidas políticas
Tras su triunfo en primera vuelta con el 46.03% de los votos –ganó en 17 estados del suroeste–, el ultraderechista Jair “Messias” Bolsonaro del Partido Social Liberal (PSL) está muy cerca de ser el nuevo presidente de Brasil. En segundo lugar, Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores (PT), espera un vuelco masivo a su favor. Con el 29,28% y primero solo en nueve estados del noreste, necesita un milagro para dar vuelta la historia. El mundo entero tiene los ojos puestos en el balotaje del próximo 28 de octubre. ANCCOM dialogó con especialistas y referentes sociales y políticos del país latinoamericano para echar algo de luz sobre un presente que augura tiempos oscuros para todo el continente.
Como viene ocurriendo en los últimos tiempos en el terreno electoral, la principal batalla se libra más en las redes que en los medios tradicionales de comunicación. En el caso de Bolsonaro, quien se afilió en marzo a la agrupación que representa, apenas contaba con unos segundos de pauta gratuita en televisión para su campaña. Por ello optó por una estrategia de difusión basada en las redes y los grupos de WhatsApp. Estos, precisamente, han dado mucho de qué hablar por la proliferación de fake news (noticias falsas) en contra de Haddad y su vice, la comunista Manuela D´Ávila. Bia Barbosa, periodista de Intervozes, una de las organizaciones por una comunicación democrática más importantes de Brasil, señala que “en las dos semanas previas a la primera vuelta, Bolsonaro empezó a comunicarse por las redes con sus millones de seguidores con una estrategia de producción de fake news muy fuerte, enfocada sobre todo a la población evangélica, de arraigados valores conservadores y que ha crecido exponencialmente en los últimos años”. Frente a los avances en los derechos de las mujeres, la descriminalización del aborto, la inclusión de la comunidad LGBTI y la unión civil entre homosexuales, el equipo de Bolsonaro impulsó la idea de que es necesario “traer de vuelta el orden” al país. “El candidato logró asociarse con los valores morales de lo que él define como ‘familia’ y esto tocó a los evangélicos, sobre todo vía grupos de WhatsApp y en las iglesias por boca de pastores afines”, agrega Barbosa. De allí su decisión de ausentarse al tradicional debate de candidatos y, en cambio, casi en simultáneo, dar una entrevista de más de media hora en un programa de la Red Record, la segunda cadena después de O Globo y propiedad de un obispo evangélico. “Hubo denuncias de periodistas de Record y también del Grupo Bandeirantes -otro de los gigantes mediáticos de Brasil- por haber recibido órdenes desde la dirección de sus respectivas empresas de producir reportajes contra Haddad y el PT. Esto va en línea con lo que hemos vivido en los últimos años de una constante criminalización de la política en general y del PT en particular”, afirma Barbosa.
La negativa a debatir generó el hashtag #BolsonaroCagao (#BolsonaroCagón) que fue primera tendencia en Twitter Brasil y segunda a nivel mundial. Aun así, los sondeos lo siguen dando como ganador. El analista de la consultora XP Investimentimentos, Richard Back, subraya que en su encuesta del pasado jueves 11 de octubre, a 17 días del balotaje, la diferencia era amplia: un 59% a favor de Bolsonaro frente a un 41% de Haddad. “Para nosotros que convivimos a diario con miles de inversionistas, está claro que el mercado financiero apoya a Bolsonaro, no tanto por su figura en sí sino por el equipo de economistas muy reconocidos que lo acompaña. La principal pregunta, si bien los números le dan, es si contará o no con gobernabilidad”, aclara.
Haddad necesita del apoyo de un gran porcentaje de indecisos y de fuerzas de centroizquierda que hasta aquí no lo acompañaron. Según una encuesta realizada hace una semana por Datafolha, la mayoría de los votantes de los candidatos derrotados en primera vuelta se dice indiferente en relación a la recomendación de voto de los postulantes. En el PT no pierden las esperanzas. El líder de la bancada petista en el Parlamento, Paulo Pimenta, destacó en Twitter el acortamiento de la brecha de 17 a 8 puntos que reveló otra encuesta de la consultora Ideia Big Data en asociación con la revista Veja.
“Nuestra fuerza decidió aportar su apoyo incondicional a la candidatura de Fernando Haddad. Aunque tengamos muchas diferencias, ha conformado un frente democrático de varios partidos y sectores sociales para ser el contrapunto de esta ofensiva de la extrema derecha y de las fuerzas reaccionarias”, sostiene el presidente del Partido Socialismo y Libertad (PSOL), Juliano Medeiros, en diálogo con ANCCOM. Pese a su escaso peso en las urnas –obtuvo el 0,58%– y sus divergencias con el PT, el PSOL llamó casi de inmediato a votar por Haddad. Medeiros opina que Bolsonaro ganó fuerza porque su proyecto movilizó a una parte importante de los ciudadanos cansados de los escándalos de corrupción y del crecimiento del desempleo. “Ante la crisis política, económica y social de grandes dimensiones que hemos vivido en los últimos años, emerge paradójicamente la figura de Bolsonaro, diputado hace 27 años con bajísima proyección en la Cámara, que defiende un programa aún más radicalmente liberal que el implementado por el gobierno de Temer: privatización de las compañías públicas, disminución de la carga impositiva a los grandes empresarios y una distribución aún más desigual de los impuestos sobre la renta de las personas físicas. Mientras tanto, en política exterior y en lo relativo a derechos y libertades individuales, mantiene una posición de extrema derecha ultraconservadora”, remarca Medeiros.
El doctor en Historia Económica, Valter Pomar, profesor de la Universidad Federal de ABC de San Pablo y ex miembro de la Comisión Ejecutiva Nacional del PT, observa que el éxito de la candidatura de Bolsonaro se basa en la construcción de un mito. “Miente a la población para ofrecer un motivo que lleve a muchos sectores, incluso a los más pobres, a votar por él. Ese motivo es el mito de ser un hombre que lucha contra el sistema. Él es golpista y ultraneoliberal pero se presenta con un perfil antisistémico, más o menos como hizo Trump”, reflexiona Pomar. Respecto a las consecuencias que puede tener una victoria de Bolsonaro, advierte que “va a desencadenar una represión abierta contra todo tipo de organización política y social vinculada a la clase trabajadora. Esto va a reducir la capacidad de resistencia y va a autorizar a los patrones, capitalistas y grandes latifundistas a explotarla mucho más. Además significaría una especie de aplauso a todo lo que pasó en la última dictadura militar brasilera y a la represión que padecen cotidianamente las capas populares de las grandes y pequeñas ciudades. Una especie de autorización para reprimir y matar. No estamos delante de una derecha normal, porque lo que pretenden no es solamente desencadenar una campaña de mentiras o profundizar el neoliberalismo, van a imponer un nivel de regresión social y de las libertades democráticas que será una especie de dictadura de nuevo tipo”, advierte Pomar.
Luego de las multitudinarias marchas bajo la consigna “Ele Não” (Él No) convocadas por redes sociales en rechazo a Bolsonaro, que pusieron a más de un millón de personas en las calles de Brasil (solo en San Pablo se congregaron unas 500 mil mujeres y 300 mil en Río de Janeiro), el movimiento feminista llama a una nueva movilización para el 20 de octubre. Cecilia “Checha” Merchán, diputada argentina por el Parlasur, sostiene que “Brasil tiene una historia de lucha feminista larga, intensa y popular. En Argentina, a fines de los 90 y principios de 2000, aprendíamos de las mujeres brasileñas. Ante esta fuerza tan inmensa y diversa es evidente que surgen reacciones, por ello definimos como reaccionarios a estos avances, muy potentes y violentos como lo expresa en sus declaraciones Bolsonaro y muchos de sus seguidores”, observa Merchán. “Las mujeres deben ganar menos porque quedan embarazadas”, llegó a decir el candidato ultraderechista, quien también es recordado por una sesión en el Congreso en la que le espetó a una diputada del PT: «No te voy a violar porque no te lo mereces». “Tenemos que prepararnos para redoblar ese sentido en común que hemos logrado construir –afirma Merchán–, y redoblar nuestra apuesta de seguir avanzando. Porque si bien ellos reaccionan de esta manera tan virulenta, somos nosotras las que estamos llevando la historia hacia adelante”.
Otro fenómeno que dejó al descubierto la primera vuelta es el alto respaldo a Bolsonaro entre los sub 34. Julia Louzada, directora de Políticas Educacionales de la Unión Nacional de los Estudiantes (UNI) y militante de la agrupación Levante Popular de la Juventud, está convencida de que una de las principales luchas que se deben dar es la de “reencantar” a los jóvenes y al pueblo brasileño con la política y demostrar en lo cotidiano, en las conversaciones en escuelas, universidades, centros y periferias, lo que la política implica en sus vidas. “El voto a Bolsonaro en grandes sectores de la juventud es un voto de protesta, descreimiento y negación de la política”, analiza Louzada. Para ella, se trata de un proceso de crisis profunda del sistema capitalista de carácter económico pero también político, social y de valores, que trae aparejada una desconfianza hacia lo público y un cimbronazo para toda América Latina. “Más nos preocupa que un 20% de la población, el porcentaje más alto de la historia de Brasil, se haya retirado del proceso de votación y de la elección de su nuevo presidente entre votos blancos, nulos y ausencias en la primera vuelta”, puntualiza. Si bien en Brasil el voto es obligatorio para personas alfabetizadas de entre 18 y 70 años, y optativo para jóvenes de 16 y 17 años, la multa que se cobra por no hacerlo es irrisoria: de 1 a 3.51 reales por cada turno ausente.
La espiral de violencia en las calles y la multiplicación de agresiones físicas y verbales contra adversarios políticos, periodistas y homosexuales en distintos distritos del país, causa escalofríos. Uno de los casos más conmocionantes fue el del conocido maestro de capoeira y activista, Moa do Katendê, asesinado a puñaladas el lunes 8 de octubre en Salvador, Bahía, tras haber increpado a un simpatizante de Bolsonaro. También circuló en las redes la imagen de una joven de 19 años secuestrada y marcada con una esvástica en Porto Alegre por usar una polera con la frase “Ele Não”.
En dos semanas puede ser electo presidente un hombre que ha declarado que “los policías que no matan no son policías” y que “el error de la dictadura fue torturar y no matar”. Y que sigue subiendo la apuesta. Hace una semana, en una conferencia de prensa en Río, aseguró que va a garantizar la libre portación de armas para que la gente pueda ejercer su derecho a legítima defensa.
Él no, Brasil.
May 24, 2018 | Novedades, Te puede interesar, Vidas políticas

“La ejecución de nuestra compañera Marielle es un crimen político y es necesario que los ojos del mundo se vuelvan para ver lo que está pasando hoy en Brasil”, advierte Taliria Petrone, ante un auditorio expectante en el Hotel Bauen, recuperado y autogestionado por sus trabajadores. En un emotivo acto homenajeó este lunes a su compañera de militancia y amiga Marielle Franco, la concejala brasileña asesinada el 14 de marzo de 2018, en el marco de una creciente militarización de las favelas.
Marielle era concejala de Río de Janeiro por el Partido Socialismo y Libertad (PSOL). Negra, favelera, lesbiana, feminista, y luchadora contra la violencia institucional sufrida por la comunidad afrobrasileña en las favelas, el 14 de marzo pasado, cuando se retiraba de un evento feminista, fue asesinada junto a su chofer Anderson Gomes, de cuatro disparos en la cabeza. Un día antes había publicado en su cuenta de Twitter: “¿Cuántos más tendrán que morir para que esta guerra termine?”, a raíz del asesinato de un joven negro en manos de la fuerzas de seguridad de Río.
Mientras que la policía avanza en la investigación y señala como responsable del asesinato al ala más corrupta y vinculada al narcotráfico de la propia fuerza, organizaciones partidarias y sociales aseguran que se trató de una ejecución política asociada a la militancia de Marielle, perpetrada por grupos paramilitares. En este sentido, subrayan la necesidad de que una comisión independiente lleve a cabo la investigación del hecho.

La concejala denuncia que el 71 por ciento de los jóvenes asesinados en Brasil son negros.
Militarización de la vida
Marielle fue una de las fervientes opositoras a la intervención militar de Río de Janeiro, impulsada en febrero de este año por el presidente brasileño Michel Temer, con el supuesto objetivo de detener el crimen organizado y el narcotráfico. El 28 de febrero fue elegida relatora de la comisión municipal encargada de fiscalizar la intervención. Tras su ejecución, Temer calificó su muerte como un número más en las estadísticas de violencia social que amerita la militarización.
“Marielle era mujer y negra en un país en donde los hijos de las mujeres negras mueren, y eso demuestra que en Brasil aún no se abolió la esclavitud, son sistemáticamente encarcelados y ejecutados”, denunció en el acto homenaje del lunes la también concejala de Río por el PSOL, Taliria.
Las cifras expuestas por Petrone son alarmantes: cada año, 30 mil jóvenes son asesinados por las fuerzas de seguridad en Brasil. De cada 100, 71 son negros. El 40 por ciento de los encarcelados aún no tienen sentencia, la mayoría son negros y están presos por hurtos menores. Solamente el 10 por ciento está preso por crímenes graves. También aumentó más de 500 por ciento el número de mujeres encarceladas en los últimos 10 años, y más del 70 por ciento de esas mujeres son negras y faveleras.
En este sentido, Taliria calificó a la intervención estatal en las favelas como un “genocidio del pueblo negro”: “El mundo tiene que saber esto porque se trata de un genocidio del pueblo negro. La respuesta del Estado, que es el responsable de este exterminio, ha sido reforzar cada vez más esa militarización que también es responsable de la ejecución de Marielle. Hoy Río de Janeiro está militarizado, se trata de una intervención federal militar. Es el Estado en el que la policía más mata y más muere, eso es un refuerzo de una militarización de la vida”, sostuvo.

Una de las oradoras fue Andressa Caldas, del Colectivo Passarinho.
“El encarcelamiento de Lula es un ataque a la democracia”
El asesinato de Marielle Franco se enmarca en una coyuntura política caracterizada por el avance de la derecha brasileña contra el Partido de los Trabajadores. El 8 de abril pasado, el ex presidente Luiz Inácio Lula Da Silva, líder petista y principal candidato presidencial en intención de voto, fue encarcelado por una supuesta causa de corrupción. Deberá cumplir la condena de 12 años y un mes de prisión. Sobre el contexto político de Brasil, Taliria se mostró preocupada por los avances contra el sistema democrático. “Es innegable que en este momento, con el impeachment que sufrió Dilma (Rousseff), la selectividad y politización de nuestro Poder Judicial que culminó con la prisión del expresidente Lula y su imposibilidad de disputar las elecciones y sobre todo con la ejecución de Marielle se llega a un nivel de barbarie en que hay que parar y repensar cuál es el camino y para dónde está yendo la democracia brasilera”.
En diálogo con ANCCOM, Petrone calificó al gobierno de Temer de “ilegítimo” por haber asumido “a través de un golpe de Estado”. “Ha avanzado en sistemáticos procesos de quita de derechos”, sostuvo. Y añadió: “Este golpe retrocedió en los avances de los gobiernos de Lula, de Dilma, del PT, más allá de las críticas que tengo a lo que fue ese período”. Para Taliria, “allí se enmarca el crecimiento de la violencia institucional. Su idea (la del actual gobierno) era romper con la idea de gobernar para todo el mundo. Entonces la violencia institucional y urbana de Brasil se profundizó a partir 2016, y es difícil retomar el poder para el pueblo. La prisión de Lula es un ataque frontal a la democracia”.
En este sentido, la concejala de Río afirmó que “el proceso de democratización posdictadura militar en Brasil es incompleto, especialmente para quienes viven en favelas. En Brasil está habiendo un cierre de un régimen que funciona supuestamente dentro de un marco democrático pero que afecta específicamente a algunos cuerpos, no a todos. La ejecución de Marielle fue un punto fuera de la curva, incluso cuando se habla de los asesinatos a defensores de derechos humanos en Brasil, porque tuvo una osadía y un nivel de cobardía que hace recordar tiempos de la dictadura. La clase trabajadora que orienta nuestra lucha es concreta, no es algo etéreo. La clase trabajadora en América Latina tiene género, tiene color, tiene etnia, forma parte de los pueblos originarios, vive en un territorio, y todo eso se personificaba en la figura de Marielle”, agregó.

Marta Dillon, referente del movimiento Ni Una Menos, fue parte de la conferencia.
El recuerdo de Marielle
Emocionada, Taliria afirmó a ANCCOM que “las mujeres latinoamericanas están muy dolidas y tristes por el asesinato de Marielle”. La figura de la concejala del PSOL es indisociable de su lucha por las causas de género. Ante el auditorio del Bauen, tuvo el mismo discurso: “Marielle era lesbiana en un país que es el mayor asesino de personas LGBTI en todo el mundo. Era activista de derechos humanos. Era también concejala, en un país en el que las mujeres somos mayoría en la población pero somos minoría en la participación en la política formal. En el Congreso sólo el 10 por ciento son mujeres y en el Senado menos del 13 por ciento. Marielle era socialista. Todo eso junto se personificaba en su figura”. Ante este escenario, Taliria dijo a este medio que “el mundo se levanta aún más en defensa de las banderas que llevaba Marielle”, porque “la resistencia por las causas que ella representaba es mundial”.
Al respecto, Marielle planteaba una nueva forma de construcción política, desde el afecto. Taliria coincide: “Tenemos que romper con las formas masculinas de hacer política”, dijo a ANCCOM y agregó: “La política del grito, la política de la disputa, tiene que ser reemplazada por la política de la aproximación. La política que se comparte, se experimenta, se vive. Esa es la política del afecto, de afectarnos entre nosotros. Es dada por el legado ancestral, por los riberinhos, por las mujeres de los pueblos indígenas que tienen una fórmula comunitaria de hacer política. La resistencia debe ser latinoamericana necesariamente, debe ser feminista necesariamente, debe ser anti-racista necesariamente, debe ser indígena necesariamente, debe ser anti capitalista, anti LGBTI fobia, y todo eso se une en lo que era Marielle y en su resistencia, nuestra resistencia”, cerró.
May 23, 2018 | Comunidad, Novedades, Te puede interesar

Liliana Herrero, Juan Falú, Sudor Marika, Las Taradas y Juana Molina le pusieron calor y música a la fría noche de sábado. El festival, organizado por medios alternativos de Argentina y Brasil con la colaboración de organizaciones populares, se llenó pronto con los carteles de “Lula libre” y “Marielle vive”, más tarde sonaron los cantitos contra Macri y luego fue el momento de miles de bocas abiertas de par en par para la foto del grito poderoso de la noche.
Bajo la consigna “Latinoamérica en emergencia”, la plaza fue el reflejo de las problemáticas que cruzan a los dos países: el endeudamiento, la violencia institucional, el debilitamiento de la democracia y el avasallamiento de derechos civiles. “Hay una avanzada oligárquica importante, un mapa en el continente donde el neoliberalismo va poniendo sus fichas. En Brasil fueron a fondo y han puesto en prisión al único que puede poner freno a los grupos concentrados de poder”, afirmó Rafael Klejzer, referente del movimiento popular La Dignidad (MPLD).

El festival, al que asistieron unas 20 mil personas, contó con la presencia de artistas, referentes políticos y organizaciones populares.
Mientras tanto, en Curitiba, frente a la sede de la Policía Federal donde permanece detenido el ex mandatario brasileño, continúa la vigilia popular y hasta allí, gracias a las redes, llegaron las voces e imágenes del festival en Buenos Aires. Rogerio Tomaz, coordinador de Comunicación del Partido de los Trabajadores de la Cámara baja de Brasil, presente en la plaza, detalló que hay entre 500 y 600 personas acampando provenientes de distintos estados. “Casi todos los días hay algún tipo de ataque, ya sean ofensas verbales o agresiones físicas. Nos tiran piedras y hasta hemos sufrido dos ataques armados donde un compañero resultó herido de gravedad pero ya está fuera de peligro. Aguantamos, no nos iremos hasta que Lula salga en libertad”, declaró.
Mídia Ninja, medio brasileño independiente y autogestionado, participó activamente de la organización de Lula Festiva. Oliver Kornblihtt, uno de sus integrantes, se refirió a la Casa de la Democracia que instalaron en Curitiba, un espacio autofinanciado que alberga a periodistas y activistas que viajan de todo el mundo para cubrir la vigilia. “Hay mucha circulación, días en que llegamos a ser 70 personas trabajando. Se realizan debates, proyecciones, hay una sala de coworking con equipos de edición e Internet. Transmitimos en vivo todos los días a las nueve de la mañana el simbólico buenos días Lula y publicamos lo que sucede durante cada jornada”, explicó.

Las imágenes del evento llegaron, gracias a las redes, hasta Curitiba.
El otro reclamo fuerte del festival fue el de verdad y justicia por el asesinato de la concejala feminista Marielle Franco, de 38 años, el pasado 14 de marzo en Río de Janeiro. “Lo de Marielle podría haber pasado en otro momento como un asesinato más de una mujer negra y, sin embargo, se transformó en un símbolo. Lo que los asesinos han querido eliminar no lo han conseguido, porque como todos los símbolos Marielle se siembra en lucha y en rebeldía”, reflexionó la periodista Liliana Daunes después de la lectura de uno de los manifiestos de la noche. “No queremos ni golpes de Estado ni golpes a las mujeres”, sintetizó.
Una de las fundadoras del colectivo Ni una menos, Cecilia Palmeiro, dejó en claro que en estos casos el disciplinamiento funciona a la inversa ya que “matando a Marielle la convirtieron en un ícono para el mundo de la resistencia de las feministas, negras, lesbianas y faveladas. Renueva el compromiso con la lucha y nos muestra que nuestros cuerpos están en peligro y si no nos organizamos nos van a matar de a una”.

“Latinoamérica en emergencia” fue la consigna central del festival.
Sentada desde temprano en la segunda fila frente al escenario, Analba Brazao Texeira, referente del movimiento Articulación de Mujeres Brasileras (AMB), sostuvo: “El golpe en Brasil fue un golpe patriarcal y racista que fomenta y profundiza actualmente el odio de clase, a las personas negras y a las mujeres. La sociedad brasileña es muy machista y homofóbica, no soporta la resistencia y búsqueda de autonomía de las mujeres. Esa era una de las luchas diarias de Marielle”. También subrayó su preocupación por la asesora de prensa de Marielle, única sobreviviente de la balacera, quien tras prestar declaración para la reconstrucción del hecho debió exiliarse del país ya que su seguridad no estaba garantizada.

El pedido de verdad y justicia por el asesinato de Marielle Franco sonó fuerte en la plaza.
Luego de cantar acompañada por el guitarrista Juan Falú, Liliana Herrero, en diálogo con ANCCOM, expresó: “Si bien es un momento abismal en Argentina y Latinoamérica, estoy convencida que el arte y la música son una promesa de comunidad libre e independiente y en eso la política debería copiarnos un poco”. Se sumó a la conversación Silvia León, secretaria de Organización de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), quien reivindicó el papel de las mujeres dentro de las estructuras sindicales, históricamente machistas. “Para que dejen de ser patriarcales debe conformarse un espíritu democrático y participativo que incluya la mirada de la mujer y nuestras formas de forjar alianzas y tomar decisiones”, remarcó.
Las siempre emotivas palabras de Nora Cortiñas, de Madres de Plaza de Mayo – Línea Fundadora, y las canciones de Juana Molina cerraron el festival. El grito “¡Marielle vive y queremos a Lula libre!” retumbó un buen rato, quizás con la esperanza de que se escuche en toda Latinoamérica.
Sep 13, 2016 | inicio
El Colectivo Passarinho, un grupo de estudiantes, profesores y trabajadores brasileños residentes en Argentina, realizó la semana pasada su propio festejo del Día de la Independencia frente a la embajada de su país en Buenos Aires para protestar por la destitución de la presidenta Dilma Rousseff. Planean realizar otra acción en octubre, cuando Michel Temer, devenido en nuevo mandatario, llegue de visita a la Argentina.
Al haberse delegado las funciones presidenciales en el representante del Partido del Movimiento Democrático Brasileño, que ostentaba el cargo de vicepresidente en el gobierno de Dilma -referente del Partido de los Trabajadores- el programa gubernamental de política económica que se impone en el país vira hacia el neoliberalismo. Para los integrantes del Colectivo Passarinho, el avance de las políticas neoliberales parece un diseño que amenaza con extenderse en toda la región latinoamericana.
El comienzo de este proceso -detallan- se desata con el Golpe de Estado en Honduras de 2009 y el de Paraguay de 2012. En el primer caso, el presidente hondureño Manuel Zelaya fue removido por orden de la Corte Suprema, con la excusa de haber convocado a una votación popular consultiva para saber si debía modificarse la Constitución que permitiera la reelección. En el segundo, el presidente paraguayo Fernando Lugo fue destituido a partir de un juicio político que se inició por pedido de la Cámara de Diputados, lo acusaba de mal desempeño de sus funciones.
En el caso de Brasil, según Marina Rosa, integrante del Colectivo Passarinho, el golpe ya había empezado a gestarse en 2013 con la instalación pública por parte de los medios de comunicación del discurso sobre «la corrupción política», a partir del descubrimiento de la policía brasileña de una red de lavado en relación a Petrobras, conocida como «Operación Lava Jato».

Para Pavel Tavares, integrante del Colectivo, «los discursos de ´limpieza política´ y ´la corrupción´ siempre se utilizan por los partidos de derecha para deslegitimar a los gobiernos progresistas, ante el manejo que tienen de los fondos públicos destinados a políticas económicas de distribución y presencia estatal”.
Dilma Rousseff fue recientemente destituída, acusada de incumplir normas fiscales por usar fondos de bancos públicos para cubrir programas de gobierno. La estudiante explica: «La operación Lava Jato involucraba a políticos de distintos bloques. Se instaló el discurso de que primero se la sacaba a Dilma del cargo y luego se enjuiciaría a los demás, incluido Temer, pero luego sólo se lo hizo con la presidenta. Además, el incumplimiento fiscal del que se la acusó, ahora con el nuevo gobierno se dispuso como legal».
Para Pavel Tavares, integrante del Colectivo, «los discursos de ´limpieza política´ y ´la corrupción´ siempre se utilizan por los partidos de derecha para deslegitimar a los gobiernos progresistas, ante el manejo que tienen de los fondos públicos destinados a políticas económicas de distribución y presencia estatal”. Pero, en realidad, la corrupción ya está forjada en las relaciones de un sistema político viciado en el cual primó, a lo largo de la historia, el paradigma conservador: «Un gobierno progresista cuando llega al poder se encuentra con una máquina que ya existe. La cuestión es si el gobierno progresista negocia; en caso de que no, no hay protección mediática», dice Pavel Tavares. El estudiante analiza esto en relación a Argentina: «Cuando actualmente en el gobierno de (Mauricio) Macri se toman medidas que perjudican a la población, como la suba de tarifas, al mismo tiempo se busca reforzar continuamente desde el poder hegemónico mediático la imagen de corrupción del gobierno anterior, para establecer la oposición de lo correcto-incorrecto, y legitimar otro tipo de medidas como las neoliberales. La resistencia a estas políticas se construye diferente, porque el gobierno asumió de manera democrática. La derecha en Argentina logró construir un representante, la de Brasil no tenía una imagen fuerte para las próximas elecciones».
En la región, Venezuela, Ecuador y Bolivia repudiaron al denominado “golpe blando” en Brasil y retiraron sus embajadores”. Uruguay, a su vez, respondió con una nota en repudio. El gobierno argentino, en cambio, describió como constitucional al gobierno de Temer y espera su visita el 8 de octubre. El Colectivo Passarinho dice que el apoyo del gobierno de Mauricio Macri al brasileño aparece por el fuerte vínculo comercial y porque defienden políticas muy parecidas. Para continuar la lucha, los residentes brasileños planean manifestarse el día de la visita y hacen un llamado a la unidad de los opositores: «Como personas de izquierda, estos últimos años estuvimos más tranquilos en el contexto latinoamericano. Nos olvidamos que esa tranquilidad podía ser una nube pasajera».

El Colectivo Passarinho dice que el apoyo del gobierno de Mauricio Macri al brasileño aparece por el fuerte vínculo comercial y porque defienden políticas muy parecidas.
Actualizada 13/09/2016
Jun 1, 2016 | inicio
El auditorio Roberto Carri de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA rebalsaba en la tarde del viernes. Había gente en los pasillos, en cada rincón del salón, en cualquier metro cuadrado libre. Solo las butacas más cercanas al escenario esperaban plegadas. Pero poco a poco se fueron ocupando según los nombres de sus reservas: académicos, funcionarios públicos -en actividad o recesivos- y artistas. Sólo un asiento permaneció vacío, con el cartel de Milagro Sala, quién fue aplaudida y aclamada de pie por todos los presentes.
En la calle Santiago del Estero, los ‘tupaqueros’ acompañaban encolumnados: no querían dejar de recibir al vicepresidente de la República Plurinacional de Bolivia, Álvaro García Linera, quien disertaría junto al politólogo brasileño Emir Sader y su colega argentino Eduardo Rinesi con motivo del lanzamiento de la Fundación Germán Abdala.
Detrás de las puertas del auditorio, ya cerradas, esperaba una multitud, igualmente abarrotada, para seguir por pantalla gigante la conferencia que, invitados por ATE, los tres académicos brindaron bajo el título “Restauración conservadora y nuevas resistencias en Latinoamérica”

Rinesi: Antología de la democracia reciente
El filósofo y politólogo Eduardo Rinesi fue el encargado de abrir la exposición. La relación entre novedad y política motorizó su disertación, a partir de una reflexión sobre las «nuevas izquierdas» y las «nuevas derechas» en Argentina y América Latina. Para ello utilizó como eje la palabra «democracia», haciendo una caracterización de los distintos significados que adquirió el concepto durante los últimos 40 años.
«Nadie se privó de hablar en las últimas décadas, en la Argentina, de democracia. Nadie se privó de sostener sus propios proyectos políticos, incluso los más ostensiblemente antidemocráticos, sobre una idea acerca de la democracia. Ni siquiera en la última dictadura, que se presentó a sí misma al servicio de una democracia que peligraba en manos del populismo, en manos del desorden, en manos de la corrupción», subrayó el ex rector de la Universidad Nacional de Sarmiento. Democracia como ‘orden’, dijo, fue la clasificación que entonces se le atribuyó en los años de la última dictadura.
Durante el siguiente período, en los años ochenta, «nos representamos a la democracia como una utopía hacia la cual había que marchar. Utopía como la plena vigencia de las libertades que los teóricos del liberalismo llaman ´libertades negativas, frente a los poderes que pueden asfixiarla, como el Estado».
En la década siguiente, la democracia viró hacia una idea de rutina: «La rutina de votar cada dos años, de tener aseguradas ciertas garantías mínimas, ciertos derechos, ciertas libertades básicas».
Desatada la crisis del neoliberalismo a fines de 2001, para un corto período finalizado en 2002, Rinesi definió una nueva idea de democracia, como “espasmo participativo”: «Muy intensa, muy vigorosa, asambleística, sobre la que todavía tenemos mucho para pensar».
Desde la asunción de Néstor Kirchner en 2003, «empezamos a pensar más que en un proceso de democratización, de ampliación y universalización de libertades y de derechos». La forma en que se la denominó en ese momento fue ´democracia republicana´, entendiendo ´República´ como «cosa pública, cosa común, cosa de todos, bienestar general».
Detenido sobre ese concepto troncal de la historia política, continuó: «La palabra República es demasiado preciosa en el lenguaje político para regalársela a los conservadores que pretenden apropiársela, para decir algo muy por debajo de lo que esa palabra nombra».
«¿A cuál de estas ideas de democracia tributa la concepción que sostiene la nueva derecha gobernante en Argentina?», se preguntó para finalizar. Casi sin dejar pausa respondió: «A la idea de democracia como ‘orden’, como tenía la dictadura y a la idea de democracia como pura ‘rutina institucional’, que tuvo el menemismo».

Sader: Neoliberalismo vs antineoliberalismo
«Voy a hablar parado porque soy populista», bromeó Emir Sader para dar inicio a su exposición. Luego de celebrar la organización conjunta de ATE y la la Facultad de Ciencias Sociales porque permite «romper la barrera entre la práctica política y la elaboración teórica», se avocó a hablar sobre la situación política actual de Brasil.
«¿Qué pasó? ¿Por qué pasó? ¿Qué es lo que va a pasar?», fueron las preguntas a partir de las cuales el catedrático brasileño desplegó su intervención. «Lo que pasó es que perdieron cuatro elecciones seguidas, sucesivas. Y tienen todas las de seguir perdiendo, porque en las próximas elecciones irán contra Lula». A continuación contextualizó el marco en el cual se votó el impeachment de Dilma Rousseff: «Con financiamiento privado hicieron el peor Congreso que hemos tenido. Los que se tomaron el trabajo de mirar la votación de ese vergonzoso 17 de abril se habrán dado cuenta del striptease que es hoy el Congreso. Con esa mayoría están tratando de sacar a Dilma, sin ninguna justificación legal, por un manejo presupuestario que todos hacen para facilitar políticas sociales. Por eso es un golpe blando».
Para describir la línea ideológica del gobierno interino de Michel Temer no le fue necesario valerse de elaboradas categorías. Le bastó con hacer referencia al actual gobierno argentino. «El equipo económico de allá podría ser intercambiado con el de acá. Nadie perdería, nadie ganaría; son igualitos. El modelo es el mismo: privatiza el patrimonio público del Estado, corta los recursos de las políticas sociales y atenta contra los derechos de los trabajadores». A continuación afirmó: «El gobierno tiene un núcleo económico de banqueros. Viven del endeudamiento del gobierno, de las empresas y de la gente. Por eso se enriquecen con las crisis».
Sin embargo, su exposición no estuvo exenta de autocríticas. Destacó dos errores fundamentales del segundo gobierno de Rousseff que facilitaron la avanzada de la derecha. El primero: «Una política económica equivocada. Un ajuste fiscal que es socialmente injusto porque hace recaer la crisis sobre los trabajadores y económicamente ineficiente, porque ajustando nunca se llega a retomar el crecimiento económico, entonces lleva a la recesión y al desempleo». El segundo error que marcó se desprende del primero y refiere al costo político de esas medidas económicas: «Se le quitó a Dilma el apoyo popular, se hizo frágil y víctima más fácil de los ataques de la derecha».
Para cerrar detalló la situación actual, que definió como un terreno en disputa todavía indefinido. «O se sostiene el actual gobierno de manera absolutamente impopular y represiva hasta 2018, o puede haber elecciones directas o también un referéndum. Estamos en un proceso con disputas por delante». Luego relevó el balance de fuerzas de los dos modelos políticos en puja: «¿Con qué cuentan ellos? Con el monopolio privado de los medios de comunicación, con una parte del Congreso y con el Poder Judicial. Nosotros tenemos un poder popular extraordinario, tenemos el liderazgo de Lula y tenemos razón».
No reconoció el presente brasileño como el fin de un ciclo, «como fue la etapa desarrollista, que se agotó y el neoliberalismo la superó por derecha. Ahora no. La alternativa de ellos no es hacia adelante, es hacia atrás. En la disputa de ideas nosotros tenemos valores fundamentales para defender y no sólo valores, realizaciones concretas que han sacado al país de la peor crisis de su historia. El campo político está definido como neoliberalismo versus anti neoliberalismo, ese es el dilema fundamental de nuestro tiempo».

García Linera: Un estado continental
«No estamos en un buen momento. Tampoco es un momento terrible. Es un momento de inflexión histórica». Así empezó su exposición Álvaro García Linera, vicepresidente de Bolivia desde 2005. «De manera fría, como lo tiene que hacer un revolucionario, hay que analizar las fuerzas y escenarios reales que existen, sin ocultar nada, porque dependiendo de la claridad del análisis que uno hace, es que sabrá encontrar las potencias, las fuerzas reales y prácticas del avance futuro», continuó con un tono reflexivo, todavía con el saco puesto.
Después de una breve introducción coyuntural, puntualizó cuatro características que presentaron los gobiernos latinoamericanos durante la «década dorada, década virtuosa de América Latina», como la definió el propio García Linera.
En lo político, hubo «un ascenso en lo social y fuerzas populares que asumieron el control del Estado, superando el viejo debate de principios de siglo, de si era posible cambiar el mundo sin tomar el poder. Los sectores populares, trabajadores, campesinos, indígenas, mujeres, clases subalternas, superaron ese debate ‘teoricista’ y contemplativo de una manera práctica».
En segundo lugar destacó un fortalecimiento de la sociedad civil: «Los sectores populares comenzaron a diversificarse y a proliferar en distintos ámbitos. Una potente redistribución de la riqueza social se impuso frente a las políticas de ultra concentración de la riqueza, que habían convertido al continente latinoamericano, durante el siglo XX, en el continente más injusto del mundo».
A continuación remarcó la dimensión económica, en una propuesta «post-neoliberal» por parte de los Estados: «Algunos países llevaron adelante procesos de nacionalización de empresas privadas o la creación de empresas públicas, la ampliación del aparato estatal, mayor participación del Estado en la economía para generar formas post-neoliberales de la gestión económica, recuperando la importancia del mercado interno. El Estado se constituyó como protagonista de la redistribución de la riqueza».
Finalmente mencionó la política externa, la formación de una «internacional progresista y revolucionaria a nivel continental». En este punto recordó la importancia trascendental de la UNASUR para evitar el intento de golpe de Estado en Bolivia, en 2008, cuando cinco de los nueve partidos del Estado boliviano estaban bajo control de la derecha. «Fueron Kirchner, Chávez, Correa y Lula los que nos ayudaron a restablecer el orden», exclamó enérgico, ya sin el saco, entre el aluvión de aplausos del público. «Sin embargo, y hay que asumir de frente el debate, en los últimos meses este proceso de irradiación y de expansión territorial de gobiernos progresistas y revolucionarios se ha estancado», retomó, bajando un poco el entusiasmo.

A continuación marcó cinco «límites y contradicciones», que constituyeron las mayores debilidades de los gobiernos latinoamericanos durante la «década dorada». Sin seguir un orden de importancia, comenzó por la economía: «En ella nos jugamos nuestro destino como gobiernos progresistas y revolucionarios». En este punto explicó la condición necesaria de mantener un crecimiento económico, pero sin dañar nunca al pueblo, que es el sujeto fundamental de todo gobierno revolucionario o progresista. «Cuando se hace eso, creyendo que se va a ganar el apoyo de la derecha, se comete un error, porque la derecha nunca es leal. A los sectores empresariales los podemos neutralizar, pero nunca van a estar de nuestro lado. Y vamos a neutralizarlos siempre y cuando vean que lo popular es fuerte y está movilizado», apuntó. Luego desarrolló la idea que se tiene que llevar a cabo un cambio radical en la estructura económica desde el Estado: “El Estado no puede sustituir a los trabajadores. Podrá colaborar, podrá mejorar, pero tarde o temprano tiene que ir disolviendo el poder económico en los sectores subalternos. Esa es la clave que va a decidir a futuro, la posibilidad de pasar de un post-neoliberalismo a un post-capitalismo».
En segundo lugar, se refirió a un cambio en el sentido común de los sujetos. «No hay revolución verdadera, ni hay consolidación de un proceso revolucionario, si no hay una profunda revolución cultural». Esta crítica surge de un desfase que García Linera sostiene que hubo entre los avances económicos y los cambios en el sentido común de la sociedad. «Ahí estamos atrasados, ahí la derecha ha tomado la iniciativa», afirmó y “eso ocurrió a partir de la fuerte influencia de los medios de comunicación hegemónicos, entre otros factores”. Sin embargo, remarcó que era fundamental provocar un cambio cultural desde las bases: «Muchas veces es más importante ser un dirigente de barrio, ser un dirigente de universidad, ser un comentarista de radio, ser un dirigente de base, que ser autoridad. Porque es en el trabajo cotidiano con la base donde uno gesta la construcción del sentido común».
Como tercera instancia, hizo mención a una débil reforma moral: «Hay que seguir insistiendo en la capacidad de mostrar, con el cuerpo, con el comportamiento y con la vida cotidiana, lo que uno procura. No podemos separar lo que pensamos de lo que hacemos, lo que somos de lo que decimos». García Linera continuó: «Los neoliberales son ejemplo de una corrupción institucionalizada. Las privatizaciones han sido el ejemplo más escandaloso, más inmoral, más obsceno de corrupción generalizada». Sin embargo, agregó, es necesario que «nunca abandonemos la humildad, la sencillez, la austeridad y la transparencia».

La cuarta cuestión que mencionó es la continuidad de los liderazgos. “El tema es cómo damos continuidad al proceso, teniendo en cuenta que hay límites constitucionales para un líder». En este punto señaló una de las mayores dificultades para los movimientos emancipadores de América Latina. «Qué revolución verdadera no personifica el espíritu de la época. Si todo dependiera de las instituciones, no sería revolución. Cuando ya son las instituciones las que regulan la vida de un país, estamos ante democracias fósiles». La tensión entre la institucionalidad y la revolución por vía democrática surge, para Linera, como uno de los debates más importantes hacia el futuro. «Tal vez, la importancia de los liderazgos colectivos que permitan la continuidad de los procesos tengan mayores posibilidades en el ámbito democrático», opinó antes de ir al último punto.
En este caso desgranó la idea de la débil integración económica continental. «Soy un convencido de que América Latina sólo va a poder convertirse en dueña de su destino en el siglo XXI, si logra constituirse como una especie de Estado continental, plurinacional, que respete las estructuras nacionales de los Estados pero que, a la vez, tenga un segundo piso de instituciones continentales en lo financiero, en lo económico, en lo cultural, en lo político, en lo comercial». Si bien reconoció que se trata de un tipo de integración profundamente más compleja que la integración política, el vicepresidente boliviano afirmó que América Latina cuenta con todas las condiciones materiales para realizarlo. «¿Se imaginan, si somos 450 millones? Tenemos las mayores reservas minerales de litio, de agua, de gas, de petróleo, de agricultura. Nosotros podemos direccionar los procesos de mundialización de la economía continental. Solos, somos presa de la angurria y el abuso de empresas y países del Norte. Unidos, América Latina va a poder pisar fuerte y marcar nuestro destino».
Redondeando la disertación, se alejó de las particularidades de la coyuntura para tomar una perspectiva histórica sobre el momento que atraviesa nuestra región. «No debemos asustarnos. Marx, en 1848, cuando analizaba los procesos revolucionarios, siempre hablaba de la revolución como un proceso por oleadas». De esta forma sembró un poco de optimismo en el auditorio. En esa línea de pensamiento, reconoció el momento actual latinoamericano como el fin de una primera oleada, en donde la tarea es «debatir lo que hicimos mal, dónde cometimos errores, qué nos faltó hacer, para que cuando se dé la segunda oleada, más pronto que tarde, los procesos revolucionarios continentales puedan llegar mucho más allá de lo que lo hicieron durante la primera vez». En la misma línea que Sader, reconoció que el principal aspecto a favor de los movimientos populares es el tiempo histórico, debido a que la derecha no tiene un proyecto superador. «No representan el futuro. Ellos son zombis, muertos vivientes electoralmente. Nosotros somos el futuro, somos la esperanza».
«Tocan tiempos difíciles, pero para un revolucionario los tiempos difíciles son su aire. De eso vivimos, de los tiempos difíciles, de eso nos alimentamos. ¿Acaso no venimos desde abajo, acaso no somos los perseguidos, los torturados, los marginados de los tiempos neoliberales? Para eso es un revolucionario. Luchar, vencer, caerse, levantarse, luchar, vencer, caerse, levantarse. Hasta que se acabe la vida. Ese es nuestro destino».

Terminada la exposición, en el marco de una conferencia de prensa, el vicepresidente de Bolivia dialogó con la periodista Eva González, de ANCCOM, sobre algunas de las cuestiones específicas desarrolladas en su intervención. En relación a la dificultad que se les presenta a los gobiernos progresistas y revolucionarios para lograr una eficaz administración económica en coincidencia con una progresiva distribución de recursos hacia los sectores populares dijo: «Hay que gobernar para todos, pero siempre, en primer lugar, para el pueblo. Tomar medidas teniendo en cuenta a los empresarios, a los banqueros y a los agroindustriales, ya que son parte de tu país y de tu economía, pero nunca afectando al pueblo». A continuación agregó: «Nunca hay que golpear a las bases populares. Eso es como un norte. Si una medida afecta a los trabajadores, nunca la tomes. Estamos en el gobierno para gobernar para las mayorías populares, no para los más ricos».
Actualizada 31/05/2016