«El golpe se ha venido preparando hace dos años»

«El golpe se ha venido preparando hace dos años»

Marianela Paco Durán es periodista, abogada, comunicadora y política. Nació en Potosí, Bolivia, hija de dos docentes y la mayor de cinco hermanos. Estudió en la Universidad pública San Francisco Xavier. Se desempeñó como Diputada Plurinominal por el partido MAS a partir de 2009 y fue ministra de Comunicación de Evo Morales durante su tercer gobierno, entre 2015 y 2017. A la edad de 43 años se posiciona como una figura clave de la política boliviana y ha impulsado una gran cantidad de leyes para mejorar las condiciones de vida de mujeres e indígenas. Luego de una charla que ofreció en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, dialogó con ANCCOM.

¿Por qué decidió dedicarse a la comunicación?

Yo he estudiado Comunicación porque me indignaba ver lo que pasaba en mi pueblo. Cuando era niña, el Alcalde estaba construyendo su casa de lujo y al mismo tiempo la alcaldía. La segunda era cualquier cosa. Había un cura de sotana que daba misa en latín, en un lugar donde el 99% hablaba quechua y el otro 1% se sentaba adelante en la iglesia. Pero había otro cura que me regaló un libro y cuando leía era como abrir los ojos al mundo. Y yo pensaba cómo denunciar y ver que esas cosas cambien, como decía el libro.

¿Cree que se ha logrado ese cambio?

En 500 años de colonia, 180 de república y 20 de neoliberalismo, previos a nuestro gobierno, las brechas de justicia estaban dispares. Hay datos históricos sobre construcción de carreteras, acceso a la educación y tecnología. Hasta que llegamos nosotros no pasaba del 20%. Y cuando comenzamos la gestión logramos una cobertura del 95%. Tenemos datos objetivamente comparables, no solo de discurso. Teníamos un analfabetismo sobre el 35% y hemos bajado al 3%. En salud, por ejemplo, hasta que llegamos al gobierno, todas las enfermedades eran de extrema pobreza. Y cuando llegamos nosotros empezamos a vivir las enfermedades del neoliberalismo, generalmente producidas por la alimentación chatarra. Se les ha dado mayor poder adquisitivo y la gente no cocina, lo compra en la calle. Hay que recuperar el conocimiento ancestral para no enfermar y practicar medicina tradicional. Se olvidaron y no los acompañamos. La descolonización se volvió la quinta rueda del auto, cuando debió ser la primera, la delantera.

Entonces, hay tres momentos para comparar. En primer lugar, el rechazo que hemos hecho y constitucionalizado a la historia pasada de Bolivia. Dice en el preámbulo: “Dejamos en el pasado el Estado colonial, republicano y neoliberal”. En segundo lugar, está nuestro periodo plurinacional y después, el periodo golpista, que en tres meses han hecho lo inimaginable. Jeanine Áñez se aumentó su salario y sus gastos de representación. En 30 años no habíamos tenido muertos por dengue. Y la cantidad que ahora hay… han vuelto las filas a los hospitales porque han sacado la salud comunitaria. No va a haber crecimiento salarial, se ha congelado. Van a desregular el precio del dólar.

¿Cómo explica el proceso del golpe de Estado?

Se ha venido preparando hace dos años. Lo han estudiado a tal grado que saben qué van a decir, qué van a hacer. Les han tendido trampas a los dirigentes estos dos años. Un puñado de gente privilegiada se ha organizado y ha salido a manifestarse. El golpe es inconstitucional. El plan de la derecha fascista era cerrar el poder legislativo y prorrogar el mandato dos años por decreto, pero no lo hemos permitido. Si presentabas tu credencial de legislador del MAS no te daban paso. Entonces, ¿qué se ha hecho? Intentar calmar a la gente para generar un resquicio de democracia. Se deshicieron de nuestro líder, no podíamos permitir que nos pisaran. Que la gente que quiera manifestarse, lo haga. Es un periodo de luto: el papá se fue, algunos lloran, otros no. Pero los que no íbamos a llorar teníamos que idear una estrategia rápida porque sino iba a ser una matanza total, cada treinta minutos sobrevolaban aviones que se les había comprado a las FFAA y la policía. En los canales estatales, en el día han sacado a toda la gente, han cambiado los logos, el contenido, todo. Estaba todo planeado. A mí me han ofrecido salir del país, pero hay que hacer el aguante. Eso no le gusta a Evo, pero la responsabilidad, más que con el líder, está con el pueblo.

¿Recibió amenazas después del golpe de Estado?

Me han mandado a decir que limite mis apariciones mediáticas, porque soy un símbolo para la gente. Cuando yo salgo a hablar logro quebrar el miedo, porque no les temo. Les he mandado el mensaje de que si me hacen algo, les va a ir mal y no les conviene: porque soy mujer, porque soy indígena y porque no me han encontrado nada. Claro que han revisado las cuentas de mis hermanos, de mis papás. Les han mandado memes míos detenida, mensajes diciendo que me buscan, que tengo que ir a la cárcel. Amedrentamiento. Pero si a mí me amenazas, mi reacción es al revés. Si tienes miedo les das el gusto y les alimentas el poder. Si quieren callarme que lo hagan, que se atrevan.

¿Cuál es la situación de las mujeres en Bolivia?

Recientemente vi unas estadísticas que me dieron esperanza: han comenzado a descender las cifras comparativas respecto a los últimos diez años. Antes 7 de cada 10 mujeres sufríamos violencia. Ahora las mujeres cuentan con más protección del Estado. En el ámbito educativo las mujeres tienen mejores notas y se reciben más que los hombres, tienen mayor movilidad laboral. Que las mujeres aprendan a cuidar sus cuerpos ha reducido la cantidad de hijos que tienen. Todavía en los espacios de decisión los jefes siguen siendo ellos, pero se ha avanzado bastante. Hasta en deporte las mujeres han ido ganando más. Ahora hay un retroceso porque te meten la Biblia en el Palacio. La educación refuerza patrones de comportamiento y un ejercicio de abuso del poder que hemos llamado patriarcalismo. Y habíamos iniciado todo un proceso de despatriarcalización, más allá de las cuestiones de género, sino de desestructurar una sociedad donde realmente se cree que hay superiores e inferiores.

¿Cuál es el rol que le da a la Comunicación en la política?

La comunicación es una construcción colectiva. No es una ciencia perfecta. En 2010, en Bolivia, el 95% de los medios de comunicación eran privados, en manos de unas pocas familias. Entonces lo que se ha hecho, a pesar de que yo no estaba a favor de esto, fue negociar con los medios a través de las pautas. Cuando yo estaba en el Ministerio, iba a preguntar cuál era su plan de comunicación para el Estado. Yo no quiero medios que repitan enlatados, quiero medios que produzcan y muestren lo nuestro y crezcan con nosotros. Cuando me fui en 2017, volvió la otra lógica. Cuando compras conciencia, la gente puede venderse fácilmente a otro postor. Entonces, eso es lo que ha pasado. Parecía que estaban con nosotros. Durante las dos semanas del golpe, yo estaba viendo todos los canales. Dos segundos después de que renunció Evo, cambió totalmente el enfoque. Hasta ese momento se hablaba de democracia y diálogo. Después, que éramos los tiranos, terroristas, maleantes, salvajes. Según ellos provocamos que vengan y nos saquen con armas. Algo que ha funcionado es que haya periodistas argentinos cubriendo lo que los medios bolivianos no decían. Porque uno de los resultados que viene de la colonia es que lo que viene de afuera es cierto y es mejor. Nos han hecho creer que éramos lo último del continente. Éramos el país de los indios.

¿Cómo está posicionada la derecha boliviana actualmente?

Desde mi lectura, ha habido una pelea. A (Luis Fernando), dirigente derechista) Camacho lo han utilizado. La Embajada americana resulta utilizando a una de las logias. Inicialmente, gran parte del gabinete y quienes dirigen empresas estatales vienen de Camacho. La Ministra de Comunicación, Roxana Lizarraga, hace declaraciones inapropiadas para las circunstancias. Entonces, muchos jóvenes, cuando ven esas declaraciones se empiezan a desencantar. Estados Unidos se preocupa. Hasta ese momento, el nexo era a través de una fundación por los derechos humanos que dirige Carlos Sánchez Berzain, que vive allá. Pero ven que la señora es más voluble y se pueden manejar directamente. Le llevan a Erick Foronda, ex encargado de comunicación de la Embajada de EEUU en Bolivia, y desplaza al círculo de bolivianos que hacía de nexo. Se deshacen de los ministros de Camacho y él termina sin poder, sin respaldo. Foronda es el Secretario privado de comunicación de Jeanine Áñez. Todo lo que ella lee es lo que él escribe. Algunas veces ella no se da cuenta y lee en masculino lo que debería leer en femenino.

¿Y cuál es el panorama para las elecciones presidenciales del 3 de Mayo?

Nosotros tenemos un voto duro, por encima de un 30%. Sobre eso tenemos las izquierdas, que a veces se resienten. Y además hay voto nuevo, gente que sale de la pobreza. Ahí hay un colchón del 20% que conquistar. La derecha tiene como 13 partidos que no pasan del 40%, es su techo. Por cuestiones de clase, un 40% es izquierda y el otro 40% es derecha. Hay un 20% de gente nueva o indecisa. No queremos ir a ballotage porque ahí sí va a haber fraude. Ellos quieren forzar una segunda vuelta.

“La multinacional te da libertad económica pero no te da libertad artística”

Con una infancia repartida entre Viedma y los atardeceres de Luis Beltrán, Lisandro Aristimuño vino a Buenos Aires a conocer un nuevo mundo y su voz inconfundible cautivó al público. Un largo recorrido lo llevó a ser reconocido en todo el país y a crear una identidad musical propia.

Hace pocos días presentó Criptograma -su décimo álbum- que vino con un condimento especial: es el primer material que grabó en Viento azul, su estudio propio, donde experimentó todo tipo de maquetas digitales que luego conjugó con los instrumentos de su banda. Una producción artística distinta, con muchos matices y con invitados de la talla de Lito Vitale y Valentín Oliva -Wos-, cruzando generaciones de figuras musicales en un mismo disco.

Dueño de una sensibilidad reflejada en su trabajo, el ejercicio de escucharlo te lleva a transitar caminos emocionales y a vincularnos de otra manera con el mundo. Desde el teléfono, con muchas risas y una capacidad reflexiva que pareciera no haber sido perjudicada por el encierro, Lisandro nos hizo viajar con su criptograma y charlar sobre cómo se relacionan el arte y lo social a través de su mirada sobre el futuro.

¿Cómo fue el proceso creativo de Criptograma?

Estos últimos años estuve girando muchísimo -no sabés cómo lo extraño- por todos lados. Es muy difícil tocar y llegar a todas partes en este país, que es tan grande, y eso llevó mucho tiempo. Este es mi décimo material y el proceso fue muy hermoso, porque es la primera vez que tengo mi propio estudio y eso me dio mucha libertad, no sólo de tiempo sino de tranquilidad. Haber luchado por este camino que es la independencia y la autogestión y, de repente, tener tu propio espacio donde marcás tus ritmos, tus horarios y tus tiempos hizo que el disco haya tenido una espiritualidad diferente a los otros. Tuve esa libertad no sólo de horarios sino económica: cuando alquilás un estudio, tenés que pagar la hora y tenés horarios de finalización. Por ahí estás en la mejor etapa de la canción o la mejor zapada y vienen a avisarte que tenés que cortar porque viene otro que la alquiló después que vos. De algún modo, los otros discos están todos preparados para eso y este no tenía ninguna preparación: fue espontáneo. Son canciones que las estuve escribiendo desde el año pasado, no son canciones viejas: son al tiempo de la grabación e incluso hay muchas que las terminé en el estudio. Es uno de los discos más libres que hice, en el sentido de no estar en una «cancha prestada», en donde podíamos jugar al fútbol, reírnos, poder parar cuando queríamos. Viento azul está hecho para eso y Criptograma tiene esa libertad.

Ser independiente y no tener la carga de una discográfica detrás también te da esa posibilidad.

Sí, puede ser, las discográficas te dan libertades pero tienen sus parámetros y sus tiempos. En las grandes discográficas te dan una fecha y la tenés que cumplir. En mi caso, si yo no me levanto a la mañana, me preparo unos mates y me voy al estudio, nadie me va a decir que lo haga: lo hago por amor -me encanta hacerlo- pero a mi tiempo. La multinacional te da libertad económica pero no te da la libertad en lo artístico.

Hay algo autobiográfico en Criptograma, de una cercanía y una conexión distinta a todo lo anterior. ¿Sentís que hubo una introspección tuya en la composición del disco?

Yo creo que siempre intenté hacer lo mismo, la única diferencia que hay es que ahora tengo 41 años y soy padre, por ejemplo. Yo antes también lo hacía, sólo que con otro punto de vista y con una diferencia de ser y de vivir. En ese sentido, en este disco artísticamente me puse en primer plano y en los otros discos jugaba con la música y con ser otra persona o ser un árbol, un río, el viento, una montaña, ser mujer o hijo. Criptograma habla de mí desde el lugar donde estoy viviendo. Me permití decir: «Bueno, ya está, quiero hablar un poco de mí».

A lo largo de tu carrera han pasado muchos invitados en tus distintos discos. En este caso, Lito Vitale y Valentín Oliva, Wos. ¿Cómo fue la experiencia de sumar a Wos? ¿Lo conocías?

Fue algo muy loco porque yo no lo conozco personalmente ni lo vi en vivo, de hecho la canción que grabamos la armamos en cuarentena de manera online.Para nosotros -Wos y yo-, fue hermoso porque de algún modo nos acompañamos. Cuando él recibió mi invitación para participar en el disco me dijo que me escuchaba hace muchos años, que le encantaba lo que yo hacía y yo le dije que mi hija de 8 años era fan de él. Empezamos a darnos cuenta que el tiempo no existe, de algún modo, por eso es que la música no tiene tiempo y no tiene estilo tampoco. La música es la música. Y cuando estaba grabando «Comen», la canción en la que Wos participó, tuve la idea de poner a alguien de otra generación y decidí que colaborara alguien que tenga una nueva raíz, un nuevo decir, y que él era el indicado por lo que siempre decía en sus canciones y en las notas que participaba.Hay mucha gente que graba con alguien mexicano o español para entrar en el mercado; en mi caso fue totalmente artístico. Necesitaba una voz nueva que hable de las injusticias del poder y de lo que está ocurriendo, alguien joven con esa garra que tiene él y me pareció fabuloso. Fue como buscar a un actor para una película y decirle: «A vos te toca la parte de batallar». Él aceptó y lo hizo de manera estupenda.

¿Qué te pasa cuando ves que dos generaciones distintas conjugan mensajes en una misma sintonía acerca de la desigualdad y el poder?

La verdad es que es triste que alguien a quien le llevo casi 20 años esté pasando por lo mismo y sepa de lo que significan las injusticias de este sistema y de las cosas que siguen sucediendo. No tenés que tener 80 años para ser un sabio y darte cuenta de lo que ocurre en el mundo. A veces se respeta más a la gente más madura pero en este caso Wos, así con toda su fuerza, dijo cosas espectaculares. Él escribió y grabó su parte de la letra y me pareció increíble.

¿El tema con Wos fue el único terminado durante el aislamiento o la composición del disco entero se terminó durante la cuarentena?

El disco se terminó de cerrar en pleno aislamiento. El piano de Lito Vitale (en el tema Hoy no fue ayer) fue grabado en su estudio y luego me lo mandó, por ejemplo. La canción “Nido” está hecha completamente en cuarentena, incluso en ese tema toque todos los instrumentos porque no podía tocar con mis músicos. Lo grabé solo en mi estudio: batería, bajo, teclado, todo está tocado por mí. Es la primera vez que toco una canción y todos los instrumentos de manera individual.

Con respecto a eso, ¿cómo llevás la pandemia y la cuarentena?

La verdad que estoy como todos, la vivo con muchas ganas de salir y de ver a mis amigos. Tengo ganas de ver gente, abrazarla, de juntarme con mis amistades y mirarnos a los ojos. Pero intento mantener la calma, dentro de todo. Saqué un disco que, creo, no es poco en este contexto.

¿Estás escuchando cosas nuevas o siempre volvés a tus influencias clásicas?

Soy melómano desde hace muchos años, coleccionista de discos, y escucho muchísima música. Si no hubiera sido cantante creo que igualmente habría terminado ligado a algo relacionado, porque adoro la música. En ese sentido, me la paso escuchando cosas de todo tipo: mi hija me muestra artistas nuevos que a ella le gustan y son muy interesantes, pero también voy a lo clásico porque soy un tipo muy respetuoso con la gente que hizo algo bueno por la música. Por ahí pongo Nick Drake, Paul McCartney, Nina Simone, que en su momento no fueron entendidos y me encanta reivindicarlos porque hoy siguen siendo modernos. La última banda que me partió la cabeza desde que surgió en los ’90 es Radiohead, todavía no tiene el valor que debería tener pero son una de las mejores bandas y tengo la suerte de poder ir a la disquería a comprarme su disco cuando sale.

¿De qué manera pensás que va a impactar este virus y sus consecuencias sociales en un futuro cercano? ¿Habrá un impacto en la instancia de producción artística? 

Todo lo social y político vincula como una trompada al arte. No está el arte por un lado y lo social y político por el otro; está todo conectado. Todo lo vinculado a lo que pasa socialmente va a tener una transformación. Por decir un ejemplo, en su momento, durante la Guerra de Malvinas se prohibieron canciones en otro idioma y por esa medida surgieron un montón de bandas increíbles que quizás no hubiesen existido sin esa decisión. Creo que hay un cambio social y eso hará que la música sea diferente.

La catarsis de una mala madre

La catarsis de una mala madre

La reconocida ilustradora y comunicadora feminista Ro Ferrer presenta su nuevo libro Mala madre en cuarentena. También aporta las ilustraciones en Barriletas cósmicas, escrito por Ayelén Pujol, ambos con el sello de la Editorial Chirimbote.  Sus inicios, presente y su vínculo con el arte político. “En el momento en que nos asignaron el género femenino, medio como que nos tiraron al bombo, bueno, tomá, para vos es el cochecito, la muñeca, el bebote, las cosas de cocina y basta; ni juegos de ciencia y la pelota no te corresponde”, explica Ro Ferrer, quien, por cierto, es fanática de Racing.

¿De qué tratan tus dos nuevos libros Mala Madre en cuarentena y Barriletas Cósmicas?

Mala madre en cuarentena es en clave de humor, un poco para largar la desesperación que tenemos quienes estamos maternando en cuarentena, con todo lo que implica, las 24 horas del día, todo el tiempo todes juntes, con los trabajos de home office y, además, las tareas virtuales, quienes tenemos el privilegio de poder hacerlo. Surgió durante el aislamiento, un poco para hacer catarsis, y terminó siendo como una unión entre el grupo “malas madres”, que somos todas las que nos vamos dando cuenta de que hay cosas que nos enseñaron que no nos cierran mucho. El segundo libro lo escribió Ayelén Pujol, que es periodista deportiva. Se llama Barriletas cósmicas y es la historia del fútbol femenino. Yo lo ilustré. Con Ayelén  nos conocimos porque ilustré un cuento de ella para Pelota de papel 3 y después nos terminamos haciendo amigas. En la Editorial Chirimbote ya vengo trabajando hace varios años. Estos serían el cuarto y quinto libro que hago con la editorial y Nadia Fink, que es una de las editoras, también terminó transformándose en una de mis grandes amigas. Son dos libros maravillosos, porque el de fútbol femenino cuenta que esto no surgió ahora. Justamente, muestra toda la lucha que se viene dando en todos los ámbitos de la vida, en lo social, lo político y lo económico, desde la lucha de mujeres, lesbianas, travestis, trans, no binaries, intersex para ir ganando derechos. La verdad es que, en el momento en que nos asignaron el género femenino, medio como que nos tiraron al bombo:  “Bueno, tomá, para vos es el cochecito, la muñeca, el bebote, las cosas de cocina y basta; ni juegos de ciencia y la pelota no te corresponde”. Entonces ese libro, para mí, permite que las pibas sigan viendo que es posible hacer todo lo que tengamos ganas de hacer y ser como queramos ser. Esa es la línea que viene manejando también Chirimbote, con Antiprincesas y Antihéroes.

«En el momento en que nos asignaron el género femenino, medio como que nos tiraron al bombo», subraya Ro Ferrer.

¿Cómo surgió la idea de  Mala madre

Elegí el título un poco burlándome de qué es ser “mala madre”, quién te dice qué es ser mala madre. Mala madre es cuando vos te corrés de este rol tan específico de la madre abnegada, la que siente culpa cuando hace algo que le gusta, la madre que se pone siempre al final y está solucionándole la vida y siendo soporte psicológico del resto de la familia, esa madre que es la que encuentra las cosas, la madre que limpia, la madre que  se termina poniendo en un lugar de subyugación absoluta a los intereses familiares. Además, siendo la familia hegemónica, heterosexual, binaria el centro más poderoso de todas esas desigualdades culturales. Si vos ves el núcleo familiar, ya con eso podés detectar todas las violencias del resto de la sociedad. Ahí se aprenden todos esos roles, estereotipos, mandatos de género y esas asimetrías. Cuando hay asimetría, hay violencia. El rol de la mujer, cuando le asignan el género femenino, se transforma en un camino obligatorio, como un fin único hacia la maternidad. Desde que nacés te están diciendo que cuando sos madre te completás, cuando sos madre sos feliz, que aparentemente a partir de ese momento empezás a existir, como que tu existencia en este planeta realmente tiene una función. Mala madre, en el caso de mi libro, tiene que ver con exorcizar todos esos mandatos y entender que además no hay un solo modo de maternar, ni de percibir esa maternidad. Esto de “¿en qué te ayudo?”, no me estás ayudando en nada, si vos lo planteás como una ayuda, estás diciendo que es una responsabilidad mía, y “qué copado que sos que me venís a dar una mano”. Ahí hay un doble juego y es una especie de violencia, porque nos están colocando a vos en un lugar que no corresponde. No nacimos con el chip de la limpieza y de la crianza, eso lo aprendimos. Hay otra frase, “hoy me toca hacer de niñero”, pero, Rolando (Educando a Rolando, 2019), sos el padre, no estás haciendo de niñero, de qué niñero me hablás. 

«El rol de la mujer, cuando le asignan el género femenino, se transforma en un camino obligatorio hacia la maternidad».

Contra la discriminación

Actualmente, Ro Ferrer trabaja en el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI), en campañas de concientizacion como “Si el virus no discrimina, no discriminemos nosotros”, con el fin de promover y denunciar las actitudes violentas que sufren los y las trabajadoras de salud durante la pandemia de Covid 19. Con una mirada intersectorial en sus ilustraciones y textos, su usuario @roferrerilustradora, tiene más de 64,4 mil seguidores, y se ha ido transformando en una referente ineludible. 

¿Cómo empezaste con el dibujo y cómo fue la vinculación ilustración-feminismo? 

Dibujé siempre, no hay un momento en que pueda decir empecé a dibujar ahí, la verdad es que desde que me acuerdo dibujo. Tengo fotos de muy chiquita agarrando un lápiz. Creo que todas las personas tenemos la capacidad de dibujar, lo que pasa es que simplemente  en un momento vimos que alguien dibujaba mejor o alguien nos dijo “no entiendo qué estás dibujando” o nos dio vergüenza y ahí lo dejamos de lado. El dibujo y la palabra son herramientas poderosas de expresión, ahí encontré mi voz. Yo deseo que las otras personas puedan encontrar sus voces  de la manera que sea, pero la propia. Y ahora desde el feminismo me doy cuenta que desde chica había muchas cosas que me generaban bronca y me hacían ruido y no le podía poner nombre porque no sabía qué era. Con los años le pude poner nombre a todas esas cosas después de una situación personal  como víctima de violencia de género. Había dejado de dibujar, fue el único momento en que dejé de dibujar, yo me había desdibujado. Cuando entrás en un círculo de violencia vos desaparecés, empezás a actuar y te adaptas para que esa violencia disminuya. Dejás de ser vos, yo me había desconectado de quién era y del deseo y de la creatividad. En el 2015, con el #NiUnaMenos empecé a darme cuenta de que las cosas que a mí me pasaban le estaban pasando a un montón más y entendí que era cultural. Esto me llevó a investigar, a profundizar y me transformé en esto que soy ahora: una máquina de ver cosas por todos lados y no poder relajar nunca. Estoy todo el tiempo y es un problemón porque me despierto a las tres de la mañana y tengo un dibujo en la cabeza y a veces puede ser una tortura

«Trato de meterme en todas las luchas, no porque quiera apropiarme de ellas,  sino porque entiendo que sólo soy un canal».

Autora de los libros Será Ley. El fuego no se apaga (2018), Feminací… y no hay vuelta atrás (2019) y Educando a Rolando (2019), Ro Ferrer se define como “artivista”, esa mixtura de arte y militancia. 

¿Qué es el “artivismo”?

El “artivismo” tiene que ver con poner el cuerpo en tu arte. Es  fácil hacer feminismo o periodismo desde casa y hacer un dibujo y ya está. Hay que meterse en el territorio, hay que patear la calle, hay que acompañar a una compañera víctima de violencia por motivos de género. Yo trato de meterme en todas las luchas, no porque quiera apropiarme de ellas,  sino porque entiendo que sólo soy un canal, yo presto el lápiz para que hable el resto. Mi herramienta es desde el dibujo, desde la escritura pero también saliendo a la calle y poniendo el cuerpo, es también contestando mensajes, democratizando información a todes.

Con la publicación de Mala madre (en cuarentena) (2020) y las ilustraciones en Barriletas cósmicas. Historia del Fútbol femenino (2020), Ro Ferrer ratifica lo que hace a diario, aportar a las luchas del feminismo desde el arte, la militancia y el férreo compromiso por combatir los mandatos de género. 

 

 
 
 
 
 
 
 
 

 

“Ojalá todas esas violaciones a los derechos humanos sean un recuerdo muy lejano”

“Ojalá todas esas violaciones a los derechos humanos sean un recuerdo muy lejano”

La memoria colectiva está formada por cada una de las historias de vida que en algún punto del camino entendieron que el dolor, si es compartido, puede volverse fuerza transformadora. Las contradicciones, la verdad y la identidad, se entremezclan en un proceso de reconstrucción de las vidas de las nietas y los nietos restituidos por Abuelas de Plaza de Mayo, como así también de todos los bebés apropiados durante  la última dictadura cívico militar, hoy adultos, que quedan por encontrar. Victoria Montenegro es una de las que transitó y transita este proceso. 

Se trata de la nieta número 95 recuperada en 2001 por Abuelas de Plaza de Mayo. Victoria fue secuestrada a los 13 días de vida junto a sus padres, Hilda Ramona Torres y Roque Orlando Montenegro. Tiempo después fue apropiada por el coronel del Ejército Argentino, Herman Antonio Tetzlaff, junto a su esposa Carmen Eduartes (más conocida como “Mary”). En su libro Hasta ser Victoria, Montenegro cuenta cómo fue su infancia en el barrio porteño de Lugano, donde vivió junto a sus apropiadores y a su hermana de crianza Fernanda -también apropiada- entre armas, cuarteles militares y juegos inocentes. Relata su vida como María Sol Tetzlaff, aquella hija del coronel de quien le tomaría años conocer su verdadera identidad. “Tengo recuerdos todavía de la época de la dictadura porque yo era chiquita pero iba a los cuarteles, con esa idea de la guerra, del enemigo, de ese mal a enfrentar, a combatir. De la subversión, de la forma de cuidarse, todo absolutamente incorporado en mi vida. Los primeros libros que aprendí a leer tenían recomendaciones para cuidarte del posible ataque de la subversión. Siempre desde el lado que era el lado del bien, amando a quienes para mí eran mis papás, sobre todo mi papá. Nunca tuve dudas sobre mi identidad”, cuenta Victoria. “Sí tuve cuestiones que son difíciles de explicar desde la lógica, desde lo racional, cuestiones de sensaciones muy íntimas, de olores, donde siempre supe, o siempre percibí que había nacido a la madrugada -aunque cuando era María Sol yo sabía que había nacido en pleno desfile militar el 28 de mayo al mediodía-. Siempre hubo algo y se lo pregunté a mi apropiador muchas veces cuando jugábamos”. Herman Tetzlaff no sólo fue el apropiador de Victoria, sino también quien llevó a cabo el operativo la noche de la desaparición de sus padres, el 13 de febrero de 1976 en William Morris, y la posterior muerte de Roque en un vuelo de la muerte en una fría noche de mayo.

Años después Abuelas presta interés en el caso al ver que una niña de rasgos salteños, nacida en el 76, era hija de un coronel de ascendencia alemana. Ahí es cuando se inician las investigaciones y se comprueba que María Sol no era la hija biológica del matrimonio Tetzlaff: “Luego de eso hay unos cuantos años sin respuestas donde después, cuando el juez de la causa confirma el vínculo biológico con el grupo Montenegro – Torres, Tetzlaff confirma su participación en el operativo de aquella noche, pero me dice que mis papás habían muerto en el enfrentamiento. Mary me cuenta que me van a buscar a la comisaría, que mi padrino era el comisario y él es quien me entrega luego de haber estado todo ese tiempo en brazos de una monja. Esa monja les había ofrecido un varón rubio, “que iba a tono con la pareja”. Recuerdo la forma en que Mary me dice: para que estés orgullosa, tu papá dijo ‘la negrita es mi hija’ y decidió quedarse con vos”, sigue Victoria. 

Con retazos de historias que dejan ver sus percepciones más íntimas, la autora cuenta en su libro que aquel proceso de pasar de ser María Sol a Victoria fue largo y lleno de contradicciones, como “estar detrás de un vidrio muy grueso, y del otro lado ver gente muy distinta a uno que te hace señas pero no entendés lo que te están diciendo”. Hasta que un día el vidrio se rompe, y además de verlos, ahora los puede escuchar. “Todo lo que vos habías construido sobre tu vida, tu ideología, tus sentimientos con respecto a tu familia, tu formación, todo eso de repente se rompe. Se rompe aunque trates de sostenerlo, como me pasó a mí y le pasa a tantos. Aunque vos trates de sostenerlo y decirles mamá y papá, y sostener la Teoría de los Dos Demonios. Vos tratás de hacer equilibrio todo el tiempo porque sentís que esa vida que te constituyó se destruye. ¿Cómo hacés para que eso que se va destruyendo no te destruya a vos? Porque parte de lo que vos sos también está en esa herida. Entonces uno lo que trata de hacer, o al menos lo que yo traté de hacer, fue ir reconstruyendo, tratando de reparar cuestiones que me permitan comenzar a constituir las bases de lo que debí haber sido siempre y no conocía. Yo no soy María Sol, soy Victoria. Listo. ¿Y cómo es Victoria? Porque no es ni la constancia, ni el expediente del juez, ni el documento que te daban con tu foto y tu nombre y tu huella, porque vos no sos esa persona. ¿Cómo es Victoria, qué sería ser Victoria?”.

Para Victoria los dos momentos más importantes durante este proceso fueron el encuentro con Abuelas y conocer a su familia biológica en Salta: “Fue pasar del trámite administrativo, de firmar, y de pararme frente a ellos a maltratarlos, a entender que hay cuestiones que son más fuertes que todo lo que uno pensaba. Mil veces me enfrenté al juez, al secretario. Yo voy, me planto, y nada va a cambiar mis sentimientos de amor incondicional hacia mis padres que me dieron la posibilidad de ser María Sol, una persona de bien, criándome lejos de toda estructura subversiva. Vos estás adoctrinada desde antes de tener uso de razón, preparada y formada para ser eso”, declara. “Y de repente hay algo que te excede, que ves que te parecés mucho a todas esas personas que están ahí. Y después de a poco eso se va rompiendo, esa idea de la Carlotto fumando habano, y en el fondo los pibes e hijos haciendo bombas, y cuando entrás, ves abuelas que guardaban en la caja fuerte las galletitas. Entonces toda esa construcción que tenías con respecto al otro lado, de a poco va cayendo, no digo de golpe, pero de a poco se van sacudiendo esas estructuras”. 

Desde el fundamental acompañamiento por parte del equipo psicológico de Abuelas, hasta la paciencia y el tiempo brindado por ellas, Victoria fue adentrándose en ese mundo que le abrió las puertas, tiempo después, a su carrera en la política y los Derechos Humanos. “No podés dar lo que no tenés, y yo no tenía paz, no tenía identidad. El primer tiempo desde la verdad fue construirme. Después sí, al principio acercarme a Abuelas, pero siempre de a poco iba avanzando, aunque había cuestiones de mi otra vida que llevaba conmigo. De hecho con mi maternidad, con mi concepción del rol de la mujer. María Sol fue criada por un apropiador, pero además por un círculo en una escuela de monjas, de señoritas, con un rol natural divino de las mujeres en cuanto al cuidado de los hijos. Yo fui mamá muy joven y me dediqué de lleno a cuidar a los nenes, y esa era la vida y eso estaba bien. No digo que esté mal quien lo decide: yo no lo había decidido, me lo habían impuesto. Cuando me acerqué a Abuelas, empecé a comprometerme con las charlas en las escuelas, con las actividades”, sigue. 

En su libro relata también uno de aquellos momentos de quiebre en su vida, cuando todavía era María Sol: “Estaba la tele prendida pero yo no la estaba viendo, estaba en la cocina. Sólo lo escuché. Obviamente no me importaba la política, no creía en la política. Y cuando escuché a Néstor recitar un poema de Joaquín Areta, fue la primera vez que me pregunté cómo la subversión, que para mí era algo tan perverso, tan siniestro y que no tenía forma, podía escribir cosas tan lindas. Entonces ahí esa subversión empezó a tener forma”. Hoy Victoria Montenegro es legisladora de la Ciudad de Buenos Aires por el Frente de Todos y la vicepresidenta de la Comisión de Derechos Humanos a nivel nacional, luego de haber trabajado en el Ministerio de Desarrollo Social: “Con Alicia (Kirchner) trabajando en el Ministerio pude entender que la dictadura no sólo nos pasó a nosotros. Sino que le pasó a gran parte del pueblo argentino: la destrucción del tejido social, la ausencia del Estado generando consecuencias tremendas generación tras generación. Y el objetivo nuestro era trabajar para que los derechos sociales sean derechos humanos. Y ahí abrazar mi trabajo y la posibilidad que me dio de recorrer el país, de estar ahí presente en cada una de esas transformaciones. Y después nace mi espacio político, que era el lugar donde yo sentía que tenía que militar”.  

Su mamá y su papá, Hilda y Roque, estuvieron secuestrados en 1976 en Campo de Mayo. Roque fue arrojado desde un vuelo de la muerte al río, y tiempo después su cuerpo fue encontrado en las costas de Uruguay. Hilda permanece desaparecida. Su abuela y sus tías también fueron secuestradas, y durante esos años el resto de su familia estuvo exiliada. La misma familia que nunca dejó de buscarla y esperarla, aún cuando ella siguió siendo María Sol: “Claramente sin el amor de mis tías, de mis tíos, de mis primos, yo no sé si hubiera podido transitar este proceso de la misma forma. Que me esperaron, que entendieron que yo le dijera papá a mi apropiador, no sin dolor, hoy lo sé. Pero yo en ese momento no lo podía dimensionar, y ellos me esperaron”, cuenta Victoria. “El día que fui a dar mi testimonio en el juicio del Plan Sistemático de Robo de Bebés, fue la primera vez que dimensioné que yo estaba ahí sentada porque no estaban mi mamá y mi papá. Y porque no estaban mis tíos. Parece una cuestión lógica, pero no es lógico. Cuando me senté ahí me sentí tan chiquita, tan frágil y con tanta responsabilidad. Pero lo que sentí cuando terminé fue que esa mochila que tenía pesaba menos”. 

Además de tener tres hijos, hoy Victoria Montenegro también tiene un nieto, Noah, una de las razones por las que decidió escribir su libro: “Al primero al que alguna vez le voy a tener que contar esta historia es a él. Mis hijos la transitaron conmigo. Y quizás porque me parece tan difícil cuando llegue ese momento, es que me decidí a sentarme y tratar de ordenarla para transmitirle a Noah y a su generación.  La importancia de hablar a los jóvenes o a los niños que están naciendo sobre esta historia. Y ese deseo que le transmito a Noah y a todos los suyos de que para ellos sea increíble, sea un recuerdo muy lejano todas esas violaciones a los Derechos Humanos, y que ojalá cuando mi nieto entienda, no estemos dando discusiones que algunos sectores nos quieren llevar a dar: si son treinta mil, si merecían el destino que tuvieron”, continúa, y agrega: “El vínculo que nos acompañó todos aquellos años que nos permitieron vivir en la verdad es el amor de las Abuelas, y hoy yo soy abuela. Así que desde el mismo amor decidí escribir este libro para la Memoria, pero también para que mi nieto algún día lo pueda leer”, finaliza.

«Estamos educando a una población para aplaudir la colonización»

«Estamos educando a una población para aplaudir la colonización»

Stella Calloni es una escritora y periodista especializada en política internacional, ampliamente reconocida por sus trabajos de investigación sobre las dictaduras latinoamericanas, por su desempeño como corresponsal de guerra en Centroamérica y por las entrevistas a figuras políticas de suma relevancia como Hugo Chávez y Fidel Castro. Pero, tal como ella se define -y de allí emerge- es “poeta antes que ninguna otra cosa”. Autora de una obra poética tan profunda como las raíces mismas del continente, en cada verso vira desde el más sentido dolor al más tierno de los amores, como quien salta de piedra en piedra con la correntada debajo.

Nacida en 1935 en Pueblo Leguizamón, una pequeña localidad fundada por su propio abuelo y ubicada en el noroeste de Entre Ríos, Calloni recuerda siempre las asperezas -pero también las bellezas- de la vida en el monte. Hija de una maestra rural y heredera de la incomodidad frente a las injusticias, dejó su tierra natal a corta edad para finalizar sus estudios en Buenos Aires. De allí en adelante, su vida fue la de una trashumante, siempre atravesada por las coyunturas políticas de la región. En estos tiempos de pandemia y en un hueco entre sus compromisos, Stella Calloni se incorpora al Zoom y cuenta entre sonrisas“Hay un aprendizaje permanente, yo a los 85 años sigo aprendiendo. Lo que hace joven a una persona es eso: la capacidad de aprendizaje y la capacidad de asombro.”

¿Cuándo empezó a escribir poesía?

Yo hacía poemas desde muy chica y mi mamá los guardaba. Hay algo nato para que de repente un niño sea extremadamente sensible frente a determinadas situaciones. Me podía pasar horas siguiendo los caminos de las hormigas: me parecía portentoso esos animalitos chiquitos llevando unas hojas enormes, caminando y caminando. Esa capacidad de observación no la podes tener en una ciudad, donde todo es ruido, afán y la carrera hacia la nada. Yo le hice mucho caso al tema de la poesía. Una de las primeras poesías que hice, cuando tenía 11 o 12 años, fue «Los Hacheros»: yo veo ahí una raíz. “Ya se van hacia el monte, metidos en estrías de luz, a la espesura, los hacheros, Galván, el Mocho y tanto, una larga fila de hombres cargados con un hacha y un cansancio de lunas y esperanzas”. Lo leo y no puedo creer que escribiera eso en ese momento. Teniendo esas características como niña, como joven, como persona, era obvio que yo me iba a tratar de meter en el trabajo social, en la política, en todo lo que estaba pasando.

¿Qué es para usted la poesía? 

La poesía tiene mucho que ver también con la forma de vivir.  Poeta es quien puede mirar bajo el agua, aunque el agua esté sucia. Yo uní esa mirada de la poesía con la del investigador periodístico: encontrás un hilo perdido por ahí y ese hilo te lleva, te lleva y te lleva. Ese trabajo del investigador tiene mucho que ver con el mundo de la poesía porque vas eternamente descubriendo una cosa encima de la otra. A mí me sirvió mucho para el periodismo pero si hubiera podido elegir, hubiese elegido la literatura. Yo no suelo usar la poesía como un instrumento político, no me propongo eso: yo escribo lo que estoy sintiendo. En mis notas (periodísticas) escribo lo que quiero políticamente y en mi poesía lo que yo siento que es poesía, donde yo estoy bailando con el remolino de tierra.

Una vida movilizada por la política 

Si bien Calloni no se propone un fin político, su poesía es sin duda un reflejo muy sentido de su historia, que es a su vez la historia política de latino y centroamérica. Desgarrada por el terror y resurgida al ritmo de su poesía, Calloni escribe: “El trashumante / siembra en su camino / todas las cóleras / mieles y ternuras”. De sus vivencias -permanecer un año escondida en la selva paraguaya durante la dictadura de Stroessner, el exilio político, la invasión norteamericana en Panamá y más- y de su humanísima sensibilidad derivó una percepción política de profunda lucidez.

¿Qué análisis hace de la política en la región?

Han habido muchos cambios, creo que es un momento único en la historia. No podemos seguir repitiendo las mismas cosas que repetíamos hace 20 años. Tenemos que tener la cabeza más abierta que nunca porque si seguimos sin madurar políticamente, si permanecemos amurallados en nuestras ideas básicas, sin pensar en todo lo que ha ido cambiando, nos puede traer problemas gravísimos. Este cambio profundo, por ejemplo, de que los golpes de Estado en nuestra América en este siglo fueron resistidos y vueltos atrás en tan poco tiempo: en 72 horas a Chávez en 2002, impedir el golpe en Bolivia en el 2008, Ecuador en 2010. Por otro lado, pudieron los Estados Unidos en Honduras y Paraguay porque ahí tienen bases militares y en Brasil porque hace muchos años que están enquistados y ha habido un descuido de los políticos brasileños en ese movimiento evangélico que no es ni evangélico ni religioso, sino que son personas entrenadas para que, usando su estamento y su verborragia, fueran ganando en lugares muy pobres, enriqueciéndose a partir de los pobres del continente. Cuando estudiamos las cuestiones políticas y no enfocamos la realidad existente, no podemos construir nada porque nuestras teorías políticas si no se alimentan con la realidad son falsas o por lo menos débiles.

Se habla mucho de una nueva oleada progresista: ¿se puede pensar en la posibilidad de que se desarrolle un panorama similar al que se inició con Chávez en 1999?

Hay que pensar qué pasó después de aquel tiempo que vivimos con estos presidentes que fueron paridos por los pueblos que se organizaron, que salieron espontáneamente contra el neoliberalismo, contra los ajustes, algo que se dio de manera muy auténtica, muy profunda.  Ahora estamos viendo los pueblos resistiendo en todas partes: salen con dirigencia o sin dirigencia. Si revisás cualquier país todo te da un panorama de fuerte lucha donde lo que quedó sembrado del periodo anterior -donde los pueblos se pudieron expresar- unido a la imaginación normal del latinoamericano te da una fuerza portentosa. El camino por el que puede optar la región puede ser el de la recuperación de lo que se había logrado construir en su momento. Pero hay que saber contra quién estamos luchando. Ya no sirve seguir alimentándonos con la idea de que todo lo que nos pasa es doméstico: acá no estamos luchando contra Mauricio Macri, sino contra algo muy poderoso que hace posible que Macri o (Jair) Bolsonaro existan en América Latina o un Orlando Hernández en Honduras. El tipo de oligarquía que nosotros enfrentamos en su momento está prácticamente desplazada: esos lugares ahora los ocupan estos gerentes de grandes empresas, avorazados, que solo conocen el dinero, que no tienen ningún tipo de sentimiento de patria ni de pertenencia, que trabajan para la potencia dominante. A partir de ese momento ya no son una derecha nacional. Hay coaliciones armadas, financiadas y manejadas desde Estados Unidos. Tenemos que empezar a estudiar estos procesos, creo que llegó el momento.

¿Cómo se enfrentaría esta política de Estados Unidos en Latinoamérica?

Yo estudio la política norteamericana desde hace 60 años porque sé que nosotros dependemos de ellos. Si no entendemos lo que significa la política de este país hacia América Latina no entendemos la realidad. Nada va a ser lo mismo después de esta pandemia y de esta crisis porque se están consolidando otras potencias en el mundo como China, la Federación Rusa y otros países que han roto con el unilateralismo con el que actuaba Estados Unidos. Esto a nosotros nos beneficia mucho porque mantenemos un equilibrio que se había roto. En este momento, esta lucha no la hacemos solos: ya no estamos tan solos y tan abandonados a nuestra suerte, y aun estando de esa manera -como en el periodo anterior- produjimos esos levantamientos contra el neoliberalismo. La presencia del pueblo en las calles fue imprescindible: la de los nuevos protagonistas que se incorporaron, los movimientos sociales o los movimientos indígenas que están obligándonos a cambiar un pensamiento cerradamente inútil en una América Latina que tiene otra construcción en su población.

¿Qué ocurre con este dispositivo del “fraude”, utilizado para inventar un golpe o perpetuar el poder ilegítimamente?

Era tan cantado que (Donald) Trump iba a usar el tema del fraude que lo empezó a decir hace mucho tiempo, como hicieron con Evo: habían instalado en los medios de comunicación, día por día, que Evo iba a hacer fraude. Cuando vieron que estaba empezando a ganar el MAS, rápidamente la OEA dijo que había irregularidades. Es igual que lo que está pasando en Estados Unidos: no hay irregularidades, allí siempre se votó por correo, siempre. Ya había dicho que iba a haber fraude porque ellos estaban preparando lo que están haciendo ahora: hacer que mucha gente crea que le van a quitar el voto. Cuando Estados Unidos perdió la guerra de Vietnam, la perdió moralmente primero en el país cuando se empezaron a levantar todos en contra. A partir de entonces dijeron “nosotros tenemos que ganar las mentes y los corazones”: esa es una expresión de su doctrina. ¿Cómo ganaban las mentes? Apropiándose de la mayoría de los medios de comunicación y haciendo una guerra sistemática sobre nuestras cabezas y las de sus propios pueblos. Así llegamos a donde estamos.

Se están viendo los resultados…

Sí, hay terrorismo mediático, terrorismo medioambiental: son terroristas las acciones que se producen. Están atentando contra toda posibilidad del futuro, de todos, de la vida. No hay animal que destruya su hábitat: el hombre sí. No solo destruye su propio hábitat sino el de todo ser viviente. Hay muchos temas que hay que tratar y que están muy escondidos muchas veces. Entonces yo me pregunto: ¿por qué nos pasamos tantas horas con la agenda del macrismo? ¿Por qué no rompemos con eso? Si nosotros rompemos con eso, ellos no pueden instalar ninguna agenda. No están porque sean poderosos, sino porque  hemos renunciado a la imaginación: nosotros, los latinoamericanos, somos una síntesis de pueblos originarios, de europeos, de asiáticos, de árabes. Somos el único continente tan complejo en ese sentido y eso nos ha dado una capacidad muy grande de imaginar y no someternos a cualquier cosa, eso es algo muy importante para nosotros. (Zbigniew) Brzezinski decía: “Si no se vence la cultura de los latinoamericanos, nunca los vamos a convertir en vasallos”. Que nosotros tuviéramos esta cuestión cultural es lo que ha mantenido a los pueblos originarios a través de los tiempos, si no con todo lo que han hecho no tendría que haber ni un originario en el mundo porque vinieron a exterminarlos, pero quedó la cultura.

 Testimonios de un periodismo comprometido 

«¿Por qué escribo estos versos / al borde de las emboscadas / sintiendo en mis espaldas / el aliento de los asesinos (…)?, se pregunta en uno de sus poemas. En su misma obra poética brinda una respuesta: Mi cuerpo alberga / la fortaleza de los guerreros / el perfume de las cimas / y la humedad del vértigo / de los abismos.» El miedo y el coraje la han constituido en una de las más comprometidas periodistas del país. 

 

¿Cuál es el rol del periodismo actualmente en todo esto? 

Tenemos que educar a la población a través del periodismo. Hay que recuperar los valores y fundamentalmente el lenguaje. ¿En qué lenguaje le estamos hablando a nuestros pueblos? Si yo le digo “vino un CEO para hacer fracking”, es mejor decirle “vino un gerente para excavar, explorar a fondo y sacar el petróleo”: recuperar el lenguaje es recuperar la cultura. Cuando perdés el espíritu, los valores intrínsecos a un ser humano, ya te han convertido en una especie de robot que va por el mundo sin más. Tenemos que repensarnos a nosotros mismos ahora y no sólo políticamente, sino como seres humanos en un periodo histórico donde hay sectores que quieren destruir lo mejor de la humanidad. 

¿Y el de las nuevas generaciones de periodistas?

Las nuevas generaciones deben ser muy creativas porque no es solo la manipulación y la desinformación, hay una desculturización temible y estamos educando a una población para aplaudir la colonización de nuestros países. Nosotros todavía no somos independientes: sólo podremos hablar de una democracia seriamente cuando no pase que quieras tomar una medida en favor de tu pueblo y desde los medios te planten unas campañas espantosas que te lo impidan, pero que además utilicen a esa población que previamente han desculturalizado y desconscientizado por medio de los entretenimientos feroces. Estamos subsistiendo a una dictadura mediática a nivel mundial. Acá ahora se oponen a la vacuna rusa como si fuera comunista, eso es de un atraso increíble, no es coherente con la realidad. Llevaron a una población a expresarse contra algo que no existe. Pongámonos firmes para erradicar todo eso: sacarse de encima todas esas enseñanzas, todas las mentiras, volver a recuperar el periodismo como un derecho humano de los pueblos a recibir una información veraz es liberador. Si vos al pueblo le estas mintiendo lo podes hacer incluso elegir a sus propios verdugos, los que van a ejecutar leyes que van a destruir una sociedad justa. Yo creo que la juventud tiene en sus manos cambiar muchas cosas