La agenda en democracia de Organismos de Derechos Humanos

La agenda en democracia de Organismos de Derechos Humanos

ANCCOM dialogó con distintos organismos para conocer cuáles son las agendas actuales en materia de Derechos Humanos. Cuatro líneas de trabajo y perspectivas sobre la temática nos brindan Abuelas de Plaza de Mayo, Amnistía Internacional, el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) y la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (CORREPI). Las temáticas abordadas por las distintas organizaciones, nos permiten conocer las conquistas y las deudas pendientes de nuestra democracia.

Lorena Battistiol de Abuelas de Plaza de Mayo

-¿Cuál es la agenda actual de las Abuelas de Plaza de Mayo como organización, en materia de Derechos Humanos? ¿Qué temas puntuales se están trabajando hoy?

-Desde Abuelas, se trabaja desde siempre sobre los tres pilares de memoria, verdad y justicia. Las Abuelas incansablemente siguen ofreciendo charlas para escuelas, agrupaciones y visitantes de la Casa. Por otro lado, se difunde la búsqueda, para atraer a personas que puedan aportar datos. Además, se siguen reconstruyendo historias de vida de nuestros padres detenidos y desaparecidos, mediante el Archivo Biográfico Familiar. Seguimos investigando y sumando nuevas estrategias y tecnologías, con el aporte de distintos organismos del Estado que contribuyen con documentación de manera más acelerada que tiempo atrás.

-¿Se modificó en algo la búsqueda de nietos a partir de la aparición del nieto de Estela de Carlotto?

-La búsqueda no se modificó. Lo que sí aumentó, en ese momento, fue la cantidad de presentaciones espontáneas de personas con dudas, y además, la gente que tuviera algún dato, se animó a llamar.

-¿Qué cosas te parece que se modificaron en los últimos 10 años en materia de derechos humanos? ¿Y qué creés que faltan por hacer?

-La búsqueda de los nietos apropiados es un universo pequeño, dentro del campo de los Derechos Humanos. Desde Abuelas, puedo decir que el factor principal es que el Estado se ha hecho cargo de la investigación, sosteniendo a la Institución hace justamente 10 años. En relación a nuestro trabajo, se han acelerado los tiempos de análisis y de judicialización de casos. Hemos conseguido más espacios para difundir la búsqueda, y esto hace que quien comienza a tener una pequeña duda, esté en rango o no, acude a Abuelas como primera instancia. También, hemos podido juzgar a los asesinos de nuestros padres y a los apropiadores de nuestros hermanos. Falta seguir trabajando para encontrar hasta la última persona apropiada.

-¿Cómo llegaste a contactarte con las Abuelas? ¿Qué dudas tenías y cómo llegaste a crear el blog «tus hermanas te buscan”?

-Yo no soy una nieta restituida, sino una hermana que busca. Mis padres desaparecieron el 31 de agosto del ´77 en la localidad de Boulogne, Partido de San Isidro. Mi mamá llevaba un embarazo de 6 meses, y es a ese bebé nacido en cautiverio a quien buscamos. Él o ella, posiblemente haya nacido en Campo de Mayo para fines de 1977. El blog lo creamos como una forma más de búsqueda, difusión y de aporte a la lucha.

-¿Cuál es para vos el medio más efectivo para encontrar a los nietos que faltan?

-Todos los medios son efectivos. Muchos de los nietos cuentan que tal vez, haber visto en televisión a uno restituido, al escuchar a alguna Abuela en la radio o haber leído una nota, les sirvió para acercarse. Creo que lo más importante es el relato. Contar la propia historia, para que muchos otros sepan que no están solos, que acá somos muchos esperándolos, buscándolos y que en su familia biológica van a encontrar todo el amor y la contención necesarios para pasar esa transición de cambio de identidad.

-¿Cuál es el procedimiento que se lleva a cabo cuando una persona que se acerca a Abuelas, tiene dudas sobre su identidad?

En principio, cuando una persona se acerca a Abuelas con dudas se le da un turno previo. Cuando llega ese momento, se le brinda el tiempo necesario para que pueda relatar su historia con lo que sepa de su llegada a su familia, y además, presentar la documentación que haya traído. Una vez que tenemos la charla con esa persona, se deriva su documentación a la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad, CONADI. Allí se le otorga un turno en el Banco Nacional de Datos Genéticos, donde los especialistas realizan una extracción de sangre, para poder buscar coincidencias genéticas con alguno de las personas buscadas. Si lo desea, puede ser acompañado/a por alguien. Luego, hay que esperar el resultado. Siempre se lo/a llama para darle el mismo, sea negativo o si tenemos la felicidad de celebrar un positivo.

Mariela Belski de Amnistía Internacional

-¿Cómo es la agenda actual a nivel nacional?

-En Argentina trabajamos fuertemente en el acceso a la salud sexual y reproductiva y, en ese sentido, tenemos una campaña muy fuerte respecto de la despenalización del aborto con intenciones a generar un debate profundo e informado. En nuestro país el aborto es la primera causa de mortalidad materna. Es un tema importantísimo que no está instalado en la agenda. Nosotros trabajamos para informar y para que la gente entienda que las mujeres tienen derecho a decidir qué hacen con su cuerpo. Además, hacemos difusión acerca de la implementación del aborto permitido. En Argentina está permitido abortar desde 1991 de acuerdo al código penal, sólo cuando hay peligro de vida para la mujer o para su salud, o cuando hubo violación. En esos tres casos está permitido. Sin embargo, ni siquiera se realizan abortos en esos casos. Por otro lado, la segunda parte de la agenda hace referencia a las comunidades indígenas. Trabajamos particularmente con la comunidad QOM, de Formosa. Además se está elaborando un mapeo del conflicto indígena en el país. La tortura también es otro de los temas de agenda. En estos días presentaremos en una audiencia en el Sistema Interamericano de DDHH, junto a defensores públicos de distintas provincias, un informe por hechos de tortura en tres provincias: Buenos Aires, Santa Fe y Chubut. Si bien hay un protocolo de prevención contra la tortura, no se implementa. Nos preocupan además los casos de violencia de género y, en ese sentido, trabajamos haciendo un relevamiento de todas las sentencias judiciales que hubo en estos últimos años, lo cual no sólo nos muestra patrones sobre la problemática sino cómo son los jueces, si incorporan o no estándares en DDHH, o, por ejemplo, si hay diferencias en las sentencias según el género. Por otro lado, trabajamos temas vinculados a armas, por ejemplo el reciente debate referido al uso de las Taser. AI tiene una posición muy fuerte con respecto a ello, que está incluida dentro del informe que presentó en el Tratado de Comercio de Armas en Naciones Unidas. Allí hay mucha información con respecto al uso de Taser. Se trabaja además en Verdad, Memoria y Justicia con familiares de víctimas de la AMIA y con familiares y víctimas del Franquismo, acompañando a la querella en juicios contra el Estado español.

-¿Qué balance puede hacer de estos diez años en materia de políticas de DDHH?

-Creo que este gobierno hizo mucho por el reconocimiento de derechos a distintos sectores, pero eso no quiere decir que hizo todo. Como directora de una organización de DDHH, aunque al gobierno no le guste, no puedo decir que se hizo todo. Hicieron en un contexto político y social determinado. Hay que reconocer que en estos diez años se realizó una ampliación de derechos muy importante. El tema de los DDHH ha estado en la agenda, eso es indudable. Todo el trabajo que han hecho en relación a la apertura de los juicios a los responsables del proceso. Creo que ha habido gestos sumamente valorables que tuvo este gobierno a la agenda de verdad, memoria y justicia. Eso es indiscutible y deseo que los gobiernos que vengan no abandonen esta agenda. La Asignación Universal por HIjo es un política inclusiva que no se puede dejar de mencionar. Sin duda, la ley de matrimonio de personas con el mismo sexo es una política innovadora en DDHH. Argentina suele marcar tendencia a nivel regional con sus avances. La ley de identidad de género y el reconocimiento a la comunidad LGBT son sumamente valorables. De todos modos, creo que dejaron de lado cuestiones que no dejan de ser DDHH y no dejan de ser importantes, y que uno desearía que sean tenidas en cuenta. Mi temor, como directora de una organización que promueve el acceso a derechos, es que el discurso de los DDHH se ha usado mucho por este gobierno, y eso ha alienado a mucha gente. Aquellos que escuchan hablar sobre DDHH y no están a favor de este gobierno se alienan. Es un riesgo. Es muy probable que los candidatos opositores, con tal de diferenciarse de este gobierno, no trabajen la agenda de los DDHH porque saben que aliena a su electorado. Esto es muy preocupante. Los candidatos opositores deberían elaborar una propuesta de cómo van a abordar el tema y cuál será su agenda en DDHH. Diferenciarse de este gobierno pareciera ser lo mismo que “no hablar” de DDHH.

-Señalaste como una de sus preocupaciones principales la de los pueblos originarios ¿Cuáles son los principales focos de conflictos al respecto?

-A nivel general, el principal reclamo de las comunidades indígenas es el referido al reconocimiento de sus tierras ancestrales y que se los reconozca en términos de que se les dé un título. Es la mayor lucha de estas comunidades, aunque esa situación desencadena también un déficit en el acceso a derechos básicos. Estas comunidades viven en condiciones de extrema pobreza y, por lo tanto, no tienen acceso al agua, a la salud, a la vivienda, a la educación, al trabajo, a la vida digna. Otro problema es el de la protesta y el de su criminalización. Éste, y el anterior, son dos conflictos que están atados. Las protestas por tierras son silenciadas y reprimidas violentamente por gobiernos provinciales, no todos. La problemática está en cómo lucha una comunidad tan pequeña y con poca información frente a grandes negocios de gobiernos y empresas.

-¿Hay alguna política activa de parte del gobierno nacional?

-No. Yo creo que esta es la gran deuda de este gobierno en materia de DDHH. No han hecho nada respecto de las comunidades indígenas. No es un tema que les preocupe. A la vez, me preocupa que tampoco sea un tema que la oposición tenga en agenda. Nos cuesta identificar legisladores con los cuales hablar y compartir preocupaciones con respecto al tema. Estas comunidades necesitan visibilizarse, de lo contrario, no se sabe lo que pasa. Por momentos somos como un nexo entre ellos y el gobierno. Hace poco, durante un conflicto con los QOM en Formosa, estuvimos permanentemente en contacto con el Ministerio de Seguridad para evitar que escale el conflicto.

Marcela Perelman del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS)

-¿A qué apunta hoy la agenda del CELS?

-Actualmente la agenda apunta a trabajar los núcleos más relegados de violaciones a los DDHH que son los de violencia policial, donde aparecen casos de gatillo fácil, la relación de la gendarmería con los barrios, el hostigamiento policial y en su contracara la seguridad democrática. También consideramos la violencia carcelaria, la sobrepoblación, la tortura, la debilidad de la defensa en la justicia, las irregularidades. Conjuntamente, trabajamos sobre el funcionamiento del sistema de justicia, que está vinculado con las condiciones de acceso a la justicia. También el mercado de tierras es una problemática que toca el acceso a la tierra y la vivienda. En estas situaciones, como por ejemplo los desalojos, se concentran muchas situaciones de violaciones a los DDHH. También estamos dando discusiones a nivel internacional. Siempre se usaron los foros internacionales, pero ahora queremos trabajar más allá de lo interno, repensar como es el trabajo global. Creemos que ha cambiado el peso específico de las voces del sur global en los organismos internacionales y trabajamos en conjunto con otras organizaciones para seguir profundizando ese cambio.

-¿Con qué modalidad trabaja el CELS con los DDHH?

-El CELS trabaja grandes temas siempre en equilibrio entre la denuncia y la incidencia. Así como el Estado puede violar los derechos humanos, también puede protegerlos. El CELS busca abonar a la idea de un Estado complejo, no monolítico, que contiene muchas instituciones con las que se trabaja de distintas formas. No trabaja solo, sino fortaleciendo y fortaleciéndose con otras instituciones, depende el área en el que se esté trabajando. A su vez, marca donde ve problemas y pendientes, donde hay que mejorar.

-¿Cuál es el balance del CELS acerca de las políticas de DDHH desde el regreso a la democracia y en particular desde el 2003?

-Hemos sostenido su agenda histórica pero la democracia la complejiza porque tiene sus propios problemas en el modo de funcionar. No todo en materia de derechos humanos es herencia, hay diversificación constante. Se lograron muchas demandas históricas que venían trabajándose desde un colectivo muy diverso de organizaciones. En particular desde 2003, valoramos positivamente las políticas con impacto en derechos humanos. Sobre todo la reapertura de los procesos de justicia, algo que venía desde antes de 2003 pero se profundizó en esa época. Consideramos que se llevaron adelante políticas muy valiosas que tienen mucho que ver con luchas originarias y demandas históricas. El 2003 recibió todas las demandas propias del 2001 cuando, por ejemplo, estaba muy deslegitimada la justicia y se dio la reforma de designación de jueces. A su vez veníamos de un contexto de represión de la protesta social con Menem y la Alianza y empezaron a modificarse prácticas policiales respecto del proceder de las fuerzas en las protestas sociales. En 2003 y 2004 comienza a notarse el gran cambio que implicó la prohibición a las fuerzas de seguridad de portar armas en las protestas sociales. Se trata de conquistas pero, como otras, no están dadas para siempre.

-¿Qué aspectos consideran que hay que profundizar o mejorar en materia de DDHH?

-Pese al balance positivo, consideramos que a lo largo de estos años han permanecido núcleos de reproducción de violación de DDHH serios, por ejemplo: se prohíbe la portación de armas pero eso no pasa en las fuerzas provinciales, sino sólo en las federales. La ausencia de una reforma profunda en las fuerzas de seguridad debilita algunas conquistas. Sin reformas más profundas lo que pasa es que se concentran y focalizan las violaciones a los DDHH. Aún permanecen las matrices más arcaicas en el Servicio Penitenciario, en los servicios de inteligencia, por decir algunos.

-¿Y en los últimos años?

-Si tenemos en cuenta los últimos 5 años, podemos ver que se dio la continuidad de algunas políticas positivas. Hay otras muy interesantes que no se implementaron acorde a sus propósitos iniciales. Esto se debe a controles débiles, un problema general es la debilidad en la capacidad institucional para llevar adelante estas políticas. Esto permanece condicionado por instituciones críticas como la policía o la misma justicia que reproducen las violaciones sobre determinados sectores de mayor vulnerabilidad.

Lucía Sánchez Vilar de Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (CORREPI)

-¿En que se basa el trabajo de CORREPI en la actualidad?

-Nosotros trabajamos sobre dos líneas que tienen que ver con la represión que se desarrolla en los barrios: todo lo que tiene que ver con hostigamientos, gatillo fácil, torturas en cárceles, emergencia sanitaria y todo lo que tiene que ver con persecución y represión a sectores organizados y de trabajadores. Hoy por hoy el laburo en los barrios es constante y llevamos algunas causas de algunos compañeros que han sido criminalizados. No nos consideramos una ONG, ni una organización asistencialista, ni de derechos humanos. Somos una organización anti represiva y queremos que todas las personas de este país se enteren que la policía no está para cuidarlos y a partir de ahí se desglosan un montón de cosas, como por ejemplo que no podemos vivir siguiendo en este sistema.

-¿En que se funda su actividad política?

-Nuestro objetivo político es dar una discusión en torno a un concepto relativo a que la policía está para cuidarnos. Nos parece que las fuerzas de seguridad no están para cuidarnos a todos. Están para cuidar a un sector determinado de la población: aquellos que tienen el poder. De ese objetivo principal decantan un montón de actividades, que van desde organizar los barrios en donde hay más casos de gatillo fácil -que es una de las tareas cotidianas que tenemos y por eso tenemos inserción en determinados barrios-, ir a dar charlas en facultades, proyectar documentales y discutir alrededor de eso, entre otras cosas. También nos ponemos en contacto con otras organizaciones anti represivas del país. A través de esto pudimos construir el Encuentro Nacional Anti Represivo. También gracias a algunos compañeros que son abogados, en la medida de nuestras posibilidades, intervenimos en los juicios contra gatillo fácil, donde la mayoría de las veces acusamos a un policía de matar a un pibe.

-¿Están trabajando en algún caso actual de gatillo fácil en el conurbano?

-Si, hay alrededor de cincuenta familias organizadas en CORREPI. Esta semana hemos tenido contacto con cuatro familias nuevas de Zona Oeste. El año pasado tuvimos la primera condena a un policía por el artículo 80.9 que contiene un inciso presente en el Sistema Penal y que nunca había sido utilizado en la Provincia de Buenos Aires. Ese inciso estrictamente dice que cuando un policía mata, le correspondería una pena mayor porque es un sujeto preparado para matar. Nosotros en todos los juicios vamos por ese inciso, porque es donde nosotros creemos que está la diferencia entre el pibe que salió a afanar y un policía que tiene una preparación técnica y profesional para eliminar a un adversario, y tiene un arma que porta y es del Estado. Ese caso en particular fue el de Fernando “Pata” Díaz, un pibe que vivía en Moreno.

-¿En qué consistió su caso?

-Él estaba discutiendo con la esposa, un vecino escuchó los gritos y llamó a la policía. La policía entró a la casa y lo mató. Le encontraron siete orificios de bala en el cuerpo, murió en el acto, por supuesto. Pero como ese caso hay muchísimos, lo que a nosotros nos interesa poner de relieve es la forma sistemática que tiene la policía de eliminar los problemas. En este caso fue matando, así hay 4400 casos, básicamente.

-¿Cómo es su relación con el día de la Memoria?

-Nosotros estamos dentro del Encuentro Memoria Verdad y Justicia, y somos parte de la organización de la marcha que hacen la Izquierda y los sectores independientes del gobierno. CORREPI no acepta un solo peso, ningún subsidio de ningún órgano estatal de ningún tipo: nos financiamos con la militancia autogestiva de nuestros propios militantes. Lo que nosotros decimos de cara al 24 de Marzo es que no es una fecha conmemorativa ni mucho menos festiva, como en los últimos años lo ha querido convertir el Gobierno, haciendo festivales y hasta metiendo murgas en centros clandestinos de detención. Salimos a denunciar que hoy en día también hay represión. Hay compañeros que han sido asesinados en movilizaciones, también hay desaparecidos, así como también hay pibes que salen de su casa y reciben una bala en la nuca por un policía en la esquina de su barrio.

¿Dónde estaba el 24 de marzo de 1976?

¿Dónde estaba el 24 de marzo de 1976?

Alicia Entel

-¿Cómo fue su 24 de marzo de 1976, qué estaba haciendo ese día?

-Yo vivía en un departamento chiquito en el barrio de Once. Ese mismo 24 a la noche rompieron la puerta de entrada del edificio y se llevaron a un militante político que también vivía ahí. Para mí fue una noche de terror, una noche espantosa. Escuchamos como rompían todo y estábamos aterrados. Fue bronca y parálisis pero por el otro lado fue pensar “rapidito, acá hay que hacer cosas como para que no nos encuentren, que no sepan”. Mi papá se llevó todo lo que consideraba que podía ser jodido. Eso fue muy interesante porque cuando murió -muchos años después- recuperamos libros y revistas.

-¿Cómo fue su experiencia antes del golpe?

-Era una militante política y social. El 24 de marzo no fue una sorpresa para nadie. Ya veníamos sospechando que los militares iban a llevar a cabo una actitud más represora que la que había empezado a existir. Ya habíamos tenido situaciones difíciles.

Alicia Entel

Alicia Entel

-¿Y a partir de ese momento cómo siguió su vida?

-Fue empezar a quemar papeles que teníamos en casa, a pensar si nos íbamos a otro lado. Fue realmente terrible porque no había una comunicación como la que tenemos ahora y de a poco te ibas enterando cómo caían tus compañeros. Nos reunimos con algunos para ver qué rumbo se iba a tomar, ver si se resistía o no. Los días posteriores eran eso, decidir si te quedabas o te ibas a vivir con un familiar a la provincia. Se trataba de no salir a la calle. Yo me fui por un corto periodo de tiempo, cuando volví durante años no fui a la calle Corrientes, no pisé una librería. Era muy duro. Es cambiar la vida. Reinventarse y ser otra persona, un exilio interior. Era pensar que si tenías una biblioteca con libros de (John William) Cooke, Mao (Tse Tung) y (Carlos) Marx te iban a llevar presa o te iban a desaparecer. Vivíamos así. El ruido del ascensor me aterraba. Entonces escribía y estudiaba de noche porque no podía conciliar el sueño. Fue durísimo. Además, no sabíamos si los compañeros estaban, si se habían ido, si se los habían llevado. Yo me considero una sobreviviente de esa masacre. Creo que con todo lo que se ha hecho en derechos humanos -que me parece excelente-, con todo lo que se habla del tema y con los juicios, todavía hay mucho por decir en el sentido de que los militares eran el brazo armado de poderes económicos importantísimos.

 

Eduardo Jozami

-¿Dónde estaba el 24 de marzo de 1976?

-Estaba en la cárcel del Villa Devoto, en la Unidad Número 2 del Servicio Penitenciario Federal.  Ocurrió que militaba en la Juventud Peronista, la situación se fue haciendo más difícil a partir de 1974 y estuve detenido durante ocho años desde 1975. Había sido sometido a juicio por todas las imputaciones y en aquel momento era prácticamente imposible conseguir abogado defensor. Me adjudicaron, además de otras acusaciones, una vinculación con lo que se llamaban “las organizaciones subversivas”, lo cual era cierto.  Antes del golpe no había habido ninguna resolución en mi caso y la verdad es que no tenía muchas expectativas de salir en libertad porque la situación política cada vez empeoraba más.

Eduardo Jozami

Eduardo Jozami

-¿Cómo le llegó la noticia?

-Había podido leer en la cárcel los diarios del 23 de marzo y todas las noticias que allí referían  a que el golpe era inminente. El 24 de marzo, aparentaba ser una jornada normal en la penitenciaria. Luego nos dimos cuenta que nadie se había ocupado demasiado de nosotros debido a que todas las autoridades estaban pendientes del golpe militar, que se estaba consumando. Más tarde, vimos en los patios de la cárcel un movimiento grande de tropas que no era habitual y que tal vez haya tenido algún sentido meramente intimidatorio. Además, rápidamente se supo porque uno de los guardia cárcel nos dijo “ahora sí que ustedes están hasta las bolas”, y supimos que vendrían tiempos difíciles no solo para quienes estábamos presos, sino también para todo el país.

Lo más importante de ese día paso dentro de cada uno de nosotros. Tomamos  rápidamente conciencia de que las cosas iban a cambiar y al día siguiente tuvimos evidencia de estos cambios. Por ejemplo, había muchos detenidos que estaban a disposición del poder ejecutivo y estaban esperando que se les diera la opción de salir del país, que establece la Constitución Nacional, pero ya no pudieron hacerlo y estuvieron presos durante varios años más.

-¿Qué fue lo que te mantuvo con vida, a diferencia de muchos otros?

-Creo que me salvó haber caído en septiembre de 1975 y en esa fecha todos los detenidos en Buenos Aires eran legales.  Es decir fueron detenidos que estuvieron  “reconocidos”. La represión comenzó a aplicarse desde los primeros meses del año 1976. El golpe significó que la represión que hasta entonces tenía algunas limitaciones, comenzó a ser encarada por el Estado con todo su poderío convirtiéndose en lo que llamamos Terrorismo de Estado. Por ejemplo, en el Pabellón 1 de la cárcel de La Plata, donde también estuve, sacaban presos y los fusilaban.

-¿Cómo esquivó la censura en la cárcel y rescató los escritos que, luego, formaron parte de su libro?

-Estando preso pude encontrar el ritmo y la dedicación para leer, escribir y pude sacar algunas cosas por carta, otras cosas que había escrito en cuadernos las perdí en requisas. Luego realicé un trabajo de reelaboración con muchas cosas que he escrito. El primer y segundo año fui un gran jugador de ajedrez, no gran porque fuera muy bueno, sino porque no paraba de jugar. No podía dedicarme solo al ajedrez, así que dediqué tiempo libre a leer y escribir. Como escritor y lector le debo mucho a la cárcel. Me ayudo a sobrellevarlo.

 

Nora Cortiñas

-¿Cómo era su vida antes del golpe del 24 de Marzo de 1976?

-Antes del 1976 nosotros ya teníamos un preso político que era pariente de mi hijo. Porque antes de ese año ya había miles de asesinatos, desaparecidos, y en pleno gobierno democrático. Pero por esa época nos comunicaron a las familias que la situación en las cárceles era muy densa, por los maltratos y los golpes que esos presos estaban sufriendo. Presentíamos que algo iba a pasar por el modo en que los estaban tratando a los presos políticos. Parecía que algo se estaba armando.

Nora Cortiñas

Nora Cortiñas

 -¿Cómo se enteró del golpe?

-Estábamos en casa y sintonizamos la radio; nos enteramos así, escuchamos al vocero que comunicaba la noticia.

-¿Cómo repercutió en su familia?

-Nosotros teníamos miedo por Gustavo, porque él militaba con grupos cercanos a movimientos de la iglesia relacionados con el Padre Mugica a quien ya habían asesinado en mayo de 1974. Entonces le decíamos a Gustavo que le pagábamos el pasaje, que se fuera del país por un tiempo, por él, por la mujer y por el nene que en ese momento tenía 2 años. Pero él no se quería ir; decía: ¿qué tiene de malo lo que estoy haciendo? No tiene nada de malo para que me tenga que ir.

-¿A qué se dedicaba usted en ese momento?

-Vivíamos en Castelar, yo era profesora de costura, tenía algunas alumnas en casa, estaba casada y tenía dos hijos a los que atendía, y me dedicaba a las tareas de un ama de casa. En el barrio la gente era muy discreta, no había alarmas expresas por lo que pasaba, pero era una situación distinta, todo se veía distinto, la gente se miraba…

-Y después llegaron los pañales como símbolo de las Madres, como símbolo de su vida…

-Sí, porque como todas éramos madres, el pañal era algo que teníamos en casa por los bebés. Además no teníamos tiempo ni de comprar un retazo de tela, entonces decidimos ponernos los pañales porque eran cuadrados y si se doblaban formaban un triángulo que era justo para ponerse en la cabeza. Después, les bordamos el nombre del familiar desaparecido, para identificarnos. En todos los años posteriores no tuvimos paz. Sí una paz interior porque somos madres y no nos relacionamos de ninguna manera con la violencia. Como madres jamás nos sentimos cercanas a ningún tipo de violencia, pero exigimos justicia, que se abran los archivos y que nos digan que pasó con cada uno de los desaparecidos.