Ago 2, 2017 | Comunidad
La larga lista de 45 mil firmas llegó a la Casa Rosada. El Comité por la Liberación de Milagro Sala entregó el documento con el respaldo de miles de personalidades de todo el mundo en una nueva acción para exigir la libertad de la dirigente social detenida en la provincia de Jujuy y reclamar el cumplimiento de la medida cautelar de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que esta semana se pronunció en la misma dirección.
La ex presidenta de Brasil Dilma Rousseff, el cineasta Oliver Stone, el fundador de Wikileaks, Julian Assange, el ex juez español Baltazar Garzón, la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, Taty Almeida, de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, parlamentarios europeos, diputados del Parlasur, actores, académicos y dirigentes políticos, sociales y gremiales estamparon su nombre en el escrito entregado en la Casa de Gobierno este martes.
El documento llegó a la mesa de entradas de la Casa Rosada en medio de un inédito operativo policial.

Tras la presentación del petitorio en la Rosada, las coordinadoras del Comité por la Liberación de Milagro Sala, renovaron el reclamo en conferencia de prensa.
El gobierno evitó una respuesta formal al petitorio, pero el presidente Mauricio Macri viajó este miércoles a Jujuy para respaldar a su aliado, el gobernador radical Gerardo Morales. El mandatario participó de un acto de campaña en el barrio de Alto Comedero, a sólo treinta cuadras del penal en el que Sala permanece presa. “Tenemos que terminar con el clientelismo”, dijo en un mensaje claramente dirigido a la líder de la organización social Tupac Amaru y calificó de “burócratas” a los miembros del organismo internacional con el fin de desprestigiarlos.
A pesar de que la cautelar de la CIDH implica una exigencia al Estado argentino, Macri insistió con la responsabilidad de la Justicia local en la resolución del caso. “Respeto la independencia de las provincias y de sus sistemas judiciales, demando una justicia independiente y federal», argumentó.
Morales fue más allá y acusó a los miembros de la CIDH de “vivir en Washington y no saber cómo se vive en Jujuy”.

El documento llegó a la mesa de entradas de la Casa Rosada en medio de un inédito operativo policial.
En los fundamentos de la medida cautelar conocida esta semana, la CIDH consideró que los derechos a la vida e integridad personal de la líder de la Tupac Amaru “enfrentan un riesgo de daño irreparable”. Si bien se exige adoptar “medidas alternativas” a la prisión preventiva, como el arresto domiciliario o la libertad con fiscalización electrónica, se recuerda la obligación del Estado de acatar la resolución del grupo de trabajo de Naciones Unidas que también determinó que la detención de Sala es arbitraria y debe ser liberada inmediatamente.
Tras la presentación del petitorio en la Rosada, las coordinadoras del Comité por la Liberación de Milagro Sala, Mara Brawer, diputada nacional con mandato cumplido, y Estela Díaz, secretaria de Género de la CTA, renovaron el reclamo en conferencia de prensa. Estuvieron acompañadas por unas 40 personas, entre las que estuvieron Lita Boitano, de la organización Familiares de Detenidos y Desaparecidos por Razones Políticas; Elizabeth Gómez Alcorta, coordinadora de la defensa de Sala; Horacio Verbitsky, presidente del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS); Gisela Cardozo, de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH); José Schulman, de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre, la actriz y cantante de tango Susana Rinaldi y el secretario general de ATE Capital, Daniel Catalano.

Horacio Verbitsky, Elizabeth Gómez Alcorta y José Schulman, entre otros, estuvieron en la presentación del petitorio en Casa Rosada.
“Hubo un operativo bastante desmedido con cinco patrulleros y quince efectivos de la Policía de la Ciudad; después aparecieron unos 30 de Infantería con el objetivo de impedir que la comitiva llegara a la Casa Rosada”, declaró a ANCCOM Sebastián Ortega, responsable de prensa del Comité.
Ortega subrayó que el objetivo del petitorio es recordar que “tanto la resolución de octubre del grupo de trabajo de Naciones Unidas como la cautelar de la CIDH apuntan directamente a la responsabilidad del Estado nacional” en el caso.
Milagro Sala está detenida desde enero de 2016 sin tener condena efectiva. “La detención arbitraria de una dirigente social de su envergadura pone en riesgo a los cuarenta y tantos millones de argentinos”, concluyó Verbitsky durante la rueda de prensa.
Actualizado 02/08/2017
Jul 25, 2017 | Comunidad
Enfermeros del Hospital de Pediatría Juan P. Garrahan, ubicado en el barrio porteño de Constitución, denuncian el desarme de un anexo de vacunación en medio de la campaña de inmunización antigripal. El desmantelamiento de este sector, en el que se aplicaron 11.060 dosis de vacunas antigripales en dos meses desde el inicio de la campaña, afecta a miles de chicos que acuden al establecimiento para obtener las inyecciones gratuitas y prevenir el contagio de enfermedades durante la época invernal.
Miguel Ángel Abelans, enfermero jefe del vacunatorio del Garrahan, manifestó: “Denunciamos que fue suspendida la vacunación antigripal en un anexo que teníamos en el hall de entrada del hospital. Era una ubicación estratégica porque es un lugar de mucha concentración de gente, lo que favorece el acceso rápido. Hace siete años que tenemos este puestito en el hall durante la época invernal, y la comunidad ya nos reconoce.” Sin ocultar su indignación por el carácter súbito del desmantelamiento, que se realizó sin previo aviso al personal a cargo del sector, Abelans continuo: “De un día para el otro, vamos a nuestro lugar de trabajo y nos encontramos con que lo habían desmantelado. Nadie sabía nada, ni siquiera la directora de Enfermería. Nadie nos dio ninguna explicación, y por eso, además de ser un hecho abusivo, nosotros lo interpretamos como un descrédito al trabajo que estamos haciendo ahí. Nos acercamos a las asociaciones profesionales. A través de ellas elevé una queja a mi jefe inmediato y pregunté los motivos por los que se había cometido esta acción, que considero limitante del derecho de los chicos al acceso a la vacuna antigripal.”

“Denunciamos que fue suspendida la vacunación antigripal en un anexo que teníamos en el hall de entrada del hospital», dice Miguel Ángel Abelans, enfermero jefe del vacunatorio del Garrahan.
La decisión de desmantelar el Anexo Vacunatorio –como se denominaba al sector- fue tomada el 10 de junio por el Consejo de Administración del Hospital Garrahan, encabezado por su nuevo presidente Carlos Kambourian, ex Secretario de Salud de Pilar –donde fue denunciado por concejales por haber permitido el arancelamiento de algunas prestaciones del Hospital Público de Odontología del municipio- y ex director del Hospital Pediátrico de Malvinas Argentinas durante el mandato de Jesús Cariglino. El Directorio del Hospital Garrahan también es integrado por los titulares Roberto Debbag, Roberto Oscar González y Graciela Reybaud. A través de un comunicado enviado a la Asociación de Profesionales del Garrahan, que representa a los trabajadores, los integrantes del Consejo justificaron la suspensión del espacio argumentando que el anexo no se había utilizado durante varios días –lo que sucedió debido a la falta de personal disponible para vacunar en ese lapso-; que el espacio no cumplía con las medidas recomendadas por el Ministerio de Salud de la Nación -una superficie menor a los 7,5 metros cuadrados-; por tener un horario de funcionamiento inferior a 6 horas diarias; y por no estar apropiadamente higienizado. También objetaron que el número de vacunas administradas este año fue menor a las que se dieron en el mismo período durante el 2016. “La administración de vacunas antigripales en el mismo Hospital desde la última semana de abril hasta el 10 de junio, día en que se suspendió la vacunación en el hall, fue de 3.808 vacunas antigripales. En el mismo período del año 2016 se habían administrado 10.625, es decir este año, con un lugar de administración de vacunas en el hall y con 20 días de no funcionamiento voluntario por parte del Vacunatorio se administraron 64% menos vacunas, mostrando un impacto negativo en el funcionamiento del mismo”, concluía la misiva firmada por las autoridades de la Secretaría de Salud de la Ciudad de Buenos Aires.
Por su parte, la Asociación de Profesionales negó que se haya producido una disminución en la cantidad de dosis aplicadas y envió una respuesta a este comunicado contradiciendo la información oficial sobre las estadísticas de vacunación en lo que va del 2017. “Desde el comienzo de la Campaña y hasta la suspensión de la vacunación en el hall, el ritmo vacunal comparativamente al año anterior fue parejo. Con un leve incremento en el 2016 del 8,3%. Muy lejos del ´se administraron 64% menos vacunas´ y del ´impacto negativo´ notificado por las autoridades. El real impacto negativo se concreta en el número de dosis administradas luego del cierre del Anexo del hall. Ya que en las primeras nueve semanas de Campaña Antigripal, funcionando los dos sectores (Vacunatorio y Anexo) se aplicaban 1.030 dosis semanales a un promedio de 206 vacunas antigripales diarias. En las 5 semanas posteriores a la suspensión de las actividades en el hall (el sector Anexo), teniendo como único acceso al Vacunatorio, las dosis semanales cayeron a 413, a un promedio de 82 dosis/día. Lo que demuestra que, restringiendo el acceso, el ritmo de vacunación antigripal descendió un 60%”, sentenciaba la respuesta.

La decisión de desmantelar el Anexo Vacunatorio –como se denominaba al sector- fue tomada el 10 de junio por el Consejo de Administración
“Las personas que ahora ocupan los cargos jerárquicos dicen que vinieron con la intención de modernizar y transformar el Garrahan, pero es una fachada. Muchos pensaban que el vacunatorio molestaba en la entrada y quedaba mal estéticamente, y como el hospital cumple 30 años y van a venir autoridades nacionales a visitar el edificio, lo han sacado por una cuestión de imagen. Para ellos modernizar es sinónimo de achicar”, advirtió Abelans. “Si uno ve el proyecto de la gente que entró al Consejo de Administración –los doctores Kambourian y Debbag- como la nube de wi-fi, la telemedicina y la oficina de comunicación a distancia, está íntimamente relacionado con lo tecnológico y con lo que va a generar negocios. Es llamativo que en todos esos programas no hay nada que tenga que ver con las condiciones laborales y la salud de los trabajadores. Lo que más nos afectó es la forma en que nos ningunearon como servicio al cerrar el anexo sin avisarnos, y la clara intención de que no sigamos vacunando, porque si así lo quisieran se podrían mejorar las irregularidades reglamentarias o nos podrían haber dado otro espacio.”
Liliana Ongaro, presidenta de la Asociación de Profesionales del Hospital Garrahan y Secretaria General del Gremio de Profesionales y Técnicos del Garrahan, expuso: “Se elevó una nota desde la Asociación al Consejo de Administración a pedido de los trabajadores del vacunatorio, pidiendo explicaciones sobre el cierre y exigiendo que se implementen, lo más pronto posible, las medidas para rearmar el anexo. La contestación llegó llamativamente rápido, porque en general nuestros reclamos entran en largos ciclos de silencio o directamente no tienen respuesta. Uno de los argumentos era el espacio físico, que según ellos tenía un metraje menor al exigido por el Ministerio. Y justificaron el desarme diciendo que se va a abrir un nuevo vacunatorio, que recién ahora se va a empezar a construir y que puede tardar uno o dos años en terminarse.” Ongaro añadió: “Esto se da pocos días después de que saliera un proyecto para eliminar la obligatoriedad de las vacunas sin consentimiento de los padres, que en seguida fue repudiado por los presidentes de asociaciones de Infectología, de Pediatría, etc. El desarme del vacunatorio se da en este marco, y para nosotros no es casual.”

En las primeras nueve semanas de Campaña Antigripal, funcionando los dos sectores (Vacunatorio y Anexo) se aplicaban 1.030 dosis semanales a un promedio de 206 vacunas antigripales diarias.
La suspensión del Anexo Vacunatorio tuvo lugar en la misma semana en que Paula Urroz, diputada nacional por la provincia de Buenos Aires de Cambiemos, presentó un proyecto de ley sobre “Consentimiento Informado en Materia de Vacunación”, mediante el cual se terminaría con la obligatoriedad de la vacunación a menores de edad. De aprobarse esta iniciativa, habilitaría a los padres o responsables de los niños a rechazar la aplicación de vacunas que en la actualidad son obligatorias y que se proporcionan de manera gratuita en centros de salud públicos.
“Esto de levantar el vacunatorio en plena campaña de vacunación antigripal, en pleno invierno, que podría considerarse un hecho aislado, cobra otro sentido frente a la salida de este proyecto descabellado, con el cual se busca seguir achicando los derechos del acceso a la salud y compensar las pérdidas económicas que tuvieron los vacunatorios privados en los últimos años, porque de 6 vacunas obligatorias que había hace una década pasamos a 19, lo que perjudicó al mercado privado. Esta medida es apoyada por el doctor Debbag, uno de los nuevos integrantes del Consejo designado por el Gobierno”, explicó Abelans. Luego aclaró que el infectólogo Roberto Debbag antiguamente fue director médico regional para América Latina de la empresa farmacéutica multinacional Sanofi Pasteur, un laboratorio que justamente se dedica a la producción de la vacuna antigripal. “Nosotros entendimos que acá la intención es limitar el acceso para achicar la demanda. Hoy estamos aplicando 500 dosis semanales, porque hemos creado un sistema de acceso rápido para la población. Queremos demostrar que la medida política que han tomado fue contraproducente. Las intervenciones con vacunas salvan a entre dos y tres millones de chicos por año en el mundo. Pero parece ser que el negocio es la enfermedad y no la prevención. Este es el rumbo que está tomando el sistema de salud, porque se han desguazado muchos sectores que tienen que ver con la prevención y programas a nivel nacional”, expresó Abelans.

Enfermeros del Hospital de Pediatría Juan P. Garrahan denuncian el desarme de un anexo de vacunación en medio de la campaña de inmunización antigripal.
Miriam Silvero, enfermera y miembro del Gremio de Profesionales y Técnicos del Hospital Garrahan, agregó: “Sabemos que en la gestión de salud, una de las principales barreras para que la población acceda a un servicio público es la cola, la espera y las demoras. Entonces, nos sacan ese lugar, que es de fácil acceso para los familiares que están con los chicos en la sala porque te lo chocabas a la entrada del hospital. Ahora tienen que ir al Vacunatorio principal, donde se dan todas las otras vacunas, y la gente se va sin darse la antigripal. Así los desmotivan. Es un método para disminuir la demanda de un servicio. Es un tema de oferta, porque si yo no tengo un lugar para atender rápidamente y no aumento la oferta, la demanda cae. Al declarar la no obligatoriedad de la vacuna, el Estado se aleja de la salud pública y se entra en el ámbito privado.”
“La intención que se quiere implementar es considerar a la salud como una mercancía, donde se obtengan ganancias”, concluyó Ongaro. “Para eso, como podemos ver en el caso del vacunatorio pero a nivel general, se busca que la demanda caiga para demostrar que los hospitales no sirven, como está pasando en el Conurbano. No sería raro que el próximo paso sea que Vidal empiece a cerrar hospitales y ponga centros privados para favorecer a las obras sociales y a las prepagas. Lo del vacunatorio es un ejemplo de lo que se viene.”

El desmantelamiento de este sector, en el que se aplicaron 11.060 dosis de vacunas antigripales en dos meses desde el inicio de la campaña, afecta a miles de chicos.
Actualizado 25/07/2017
Jul 12, 2017 | Comunidad
“Cerrado por duelo”. El mensaje para la organización Madres Víctimas de Trata fue inequívoco. El viernes 7 de julio sus integrantes recibieron la amenaza en un cartel que alguien dejó adosado en la puerta del comedor comunitario que abrieron en Constitución mientras se encontraban en la Primera Jornada Artística contra la Trata que organizaban en el ECuNhi.
A través de un comunicado, la entidad denunció a las redes de trata y a la mafia del narcotráfico; también responsabilizó al vicejefe de Gobierno porteño Diego Santilli, a los proxenetas, a la policía y exigió protección para el comedor y para el barrio.
Margarita Meira, una de las encargadas del comedor de Madres de Constitución y referente de la organización explica: “El primer jueves de cada mes, nos venimos reuniendo con los comisarios, hace años, simplemente para hacernos ver y dar visibilidad a los problemas de Constitución. Estamos cansados de ir y que nos den la espalda. “Si viene la Gendarmería al barrio le rompemos el negocio a los narcos, cuando pedimos la intervención aplaudimos todos, aplaudimos con bronca porque no nos gusta la idea, pero si no tenemos policía no nos queda otra“.

Nunca me habían hecho una amenaza así”, dijo la referente de la agrupación Madres Víctimas de Trata.
Si bien sospechan que la amenaza fue a partir de lo sucedido en la reunión del día anterior, desconocen quién pudo haber sido responsable. “Nunca me habían hecho una amenaza así”, explica Margarita.
En una de las reuniones mensuales estuvo presente Horacio Rodríguez Larreta. ”Cuando me vio con la pechera de Madres Víctimas de Trata se dio vuelta y me dio la espalda, entonces le dije: ´No te hagas el pelotudo, te estoy hablando de Trata. No me dio bola.” Diego Santilli también estuvo en otra ocasión. Entre los vecinos hicieron un escrito dando cuenta de mucho de los conflictos en el barrio y se resistió a recibirlo, hasta que, frente a la presión de que todos lo estaban mirando lo firmó, pero no obtuvieron respuesta.
El mayor conflicto por el que reclaman los vecinos de Constitución surge a partir del accionar de la policía, su aparente complicidad frente a los robos, a la trata y al narcotráfico. Para Margarita la fuerza policial perdió poder y utilidad en el barrio, según ella “toda la vida recibió plata de los narcos y en la actualidad los narcos ya ni siquiera le dan plata porque ellos son los que manejan el barrio, se asentaron”.
Si bien no se sabe quién fue el o los responsables del cartel, creen que, además de que fue consecuencia del reclamo que hicieron el jueves a la comisaría, es también una reacción frente a las luchas que vienen dando y la visibilidad cada vez mayor que tiene la organización.
Actualizada 11/07/2017
Jul 5, 2017 | Comunidad
Cientos de personas se reunieron este sábado en Parque Centenario para manifestar su oposición a la baja de la edad de imputabilidad. El encuentro fue en formato de foro de debate bajo el lema “Lxs jóvenes no somos el problema”. La masiva convocatoria fue organizada por el colectivo juvenil No somos el Problema -que engloba a militantes de distintas agrupaciones políticas y organizaciones nacionales- , la Red Argentina No Baja, Unidad Ciudadana y la ATE Capital. Las presentaciones estuvieron a cargo de distintas comisiones de discusión integradas por expertos en cuestiones de Derecho Penal Juvenil y personalidades políticas críticas a la gestión del gobierno de Cambiemos.
Guido Pablo Veneziale, militante de La Cámpora e integrante del colectiv,o declaró a ANCCOM: “Decidimos organizar este foro contra la criminalización juvenil en respuesta a las políticas que el gobierno de Mauricio Macri está llevando a cabo en contra de los jóvenes, como es la quita del (plan) Progresar, la falta de subsidios a la escuela pública y las universidades, y contra la baja de la edad de punibilidad a 14 años. No podemos llevar adelante este debate cuando no se han reformado los institutos de menores ni las cárceles, y estando por empezar las campañas legislativas; porque lo que está en debate es el futuro de nuestra patria”. Y añadió: “En esta convocatoria se reunieron varios espacios. Participan sindicatos, especialistas, ONG, agrupaciones políticas y los campeones de rap a nivel nacional.”

Las presentaciones estuvieron a cargo de distintas comisiones de discusión integradas por expertos en cuestiones de Derecho Penal Juvenil y personalidades políticas. En la foto: Juan Cabandié, Raul Eugenio Zaffaroni, Lorena Pokiok y Leandro Santoro, entre otros.
El debate por la edad mínima de responsabilidad penal, actualmente de 16 años, estuvo presente en la agenda mediática durante los últimos meses, intensificado por la sucesión de dos casos resonantes que involucraron a menores de edad: el crimen de Brian Aguinaco, en diciembre de 2016 en Flores, y el asesinato de un niño de 3 años el pasado 7 de junio en Lomas de Zamora. A raíz de esta polémica, que se suma a la situación de hostigamiento policial sufrida por estudiantes secundarios y docentes de la escuela Mariano Acosta, los integrantes del colectivo “No Somos El Problema” decidieron convocar a la ciudadanía para combatir lo que consideran un atropello a los derechos de los jóvenes por parte del actual Gobierno. Desde este espacio, denuncian que se está produciendo una persecución contra la juventud y advierten que el proyecto de penalizar a los adolescentes a partir de los 14 años, promovido por el ministro de Justicia Germán Garavano, es una propuesta regresiva e ineficaz, ya que advierten que con ello sólo se logrará reforzar la violencia que se pretende resolver, estigmatizar a niños y adolescentes -especialmente de sectores desprotegidos– y profundizar el abandono gubernamental de las políticas sociales, educativas y de salud en función de una mayor represión.
En diálogo con ANCCOM, Daniela Innamorato, de Peronismo Militante, manifestó: “Este es un espacio promovido desde la juventud, y la idea es que todos los jóvenes, más allá de los partidos y las identidades políticas, puedan participar. Decidimos venir porque entendemos que la baja de edad de imputabilidad estigmatiza a la juventud y confunde a la sociedad en términos de criminalizar a los jóvenes desde un lugar ficticio. Buscamos visibilizar el problema y lograr que la juventud se organice en defensa de sus propios derechos.”

El debate por la edad mínima de responsabilidad penal, actualmente de 16 años, estuvo presente en la agenda mediática durante los últimos meses.
A partir de las 14, el encuentro comenzó con una radio abierta de la que participaron varios oradores expertos en el tema como Gabriel Lerner, abogado, ex Secretario Nacional de Niñez y Adolescencia y miembro del Observatorio por los Derechos de la Infancia Eduardo Bustelo, y Gabriela Tozoroni, trabajadora social en ATE Capital en el área de Juventud, entre otros. Más tarde, se realizaron distintos foros de debate, conducidos por especialistas, sobre diversas temáticas: Políticas públicas y seguridad ciudadana, Violencia institucional, Precarización laboral y trabajo infantil, y Derechos Humanos.
A cargo de la primera comisión, Gabriel Lerner expuso: “En la ciudad, en materia de seguridad tenemos una gran inequidad territorial entre el norte y el sur que se corresponde con la enorme desigualdad social. En el caso de los homicidios, la incidencia de los chicos cuando son victimarios es infinitamente menor a la incidencia de cuando son víctimas de los delitos. Esto quiere decir que los pibes no son el problema sino que padecen el problema. No son peligrosos sino que, por la desigualdad social y el accionar policial, los pibes en nuestra sociedad están en peligro.” Y agregó: “El planteo de este Gobierno de legitimar que para tener mayor índice de seguridad hay que ampliar las dosis de represión es una idea nefasta que lo único que produce es mayor sufrimiento popular y que de ningún modo mejora la calidad de vida de la ciudadanía. Cualquier modificación progresiva en materia de políticas de inclusión social –en iniciativas como Conectar Igualdad, el Plan Qunita y los planes Progresar – tendría mucha mayor incidencia en mejorar los índices de seguridad que bajar la edad de punibilidad.”

A partir de las 14, el encuentro comenzó con una radio abierta de la que participaron varios oradores expertos en el tema.
En la misma línea, Leandro Santoro, politólogo de la UBA y líder del espacio político Los Irromplibles, integrante del mismo foro, afirmó: “Para garantizar seguridad a la ciudadanía se necesitan políticas integrales. La desigualdad es la principal causa de violencia ciudadana y las tensiones sociales que generan la marginalidad, la exclusión y la pobreza terminan provocando situaciones de inseguridad. La gestión de derecha no solo no puede resolver esos problemas, sino que los profundiza. Por eso ellos solamente tienen políticas de seguridad, y limitan la concepción de seguridad ciudadana exclusivamente a la presencia policial. Para los que tenemos una formación de izquierda, la seguridad parte del concepto de igualdad. Si en una sociedad no está garantizada la igualdad, es difícil hablar de estabilidad social.”
Tras finalizar el debate, Santoro expresó en diálogo exclusivo con ANCCOM: “Nos invitaron los chicos para pensar una propuesta programática para la unidad ciudadana, contribuir a la reflexión sobre el debate del futuro político y construir argumentos defensivos frente a una derecha que intenta estigmatizar a los pibes, cuando en realidad el problema de la participación juvenil en el delito es ínfima. Es poner el foco donde el problema no está, asumiendo una posición demagógica y populista a los efectos de darle tranquilidad a un sector de la sociedad que está asustado todo el tiempo porque es víctima de operaciones mediáticas que tienden a hacerle creer cualquiera que es distinto a uno es una amenaza.”

La masiva convocatoria fue organizada por el colectivo juvenil No somos el Problema , que engloba a militantes de distintas agrupaciones políticas y organizaciones nacionales.
Por su parte, Florencia Gentile, socióloga, plenarista del Consejo de Derecho de Niños, Niñas y Adolescentes por la Legislatura Porteña e impulsora de la Red Argentina No Baja, manifestó: “El proyecto de bajar la edad de punibilidad es una arista más del avance de la mirada criminalizadora sobre los adolescentes. No nos parece casual la mirada represiva sobre los mismos sujetos sociales que en los últimos años fueron protagonistas. El proyecto de la baja se presenta supuestamente como respuesta al problema de la inseguridad, pero esto es falaz porque, según las estadísticas, los delitos cometidos por los pibes de menos de 16 años son ínfimos. El Estado tiene que intervenir sobre esa problemática a través de las áreas sociales y educativas, y no de las áreas penales.”
Para cerrar el acto, el ex juez de la Corte Suprema de la Nación, Eugenio Raúl Zaffaroni, subió al escenario -acompañado por varios referentes políticos de Unidad Ciudadana y precandidatos a legisladores como Juan Cabandié, Gabriela Cerruti y Leandro Santoro, entre otros– y se dirigió al público: “Pretender aplicarle la legislación de los adultos a pibes de 14 años no es un hecho aislado. Hubo un defecto en la seguridad policial en un barrio que costó la vida de un chico, y de inmediato se les ocurrió que el culpable era un peruanito. Tuvieron una pueblada en una comisaría, y al día siguiente salieron diciendo que lo que había que hacer para evitar que se repita era bajar la edad de responsabilidad penal de los pibes.” A continuación, tomando como evidencia las estadísticas de índices de criminalidad en CABA, el magistrado sentenció: “La realidad que indican los números, tomados expediente por expediente de cada homicidio en la Ciudad de Buenos Aires a lo largo de varios años, es que de un universo promedio de 200 homicidios por año solo uno es cometido por un menor de 16. ¿Qué es lo que se quiere lograr bajando la edad de responsabilidad? ¿Meter presos a pibes homicidas? Si no hay más que uno o dos por año. Se busca criminalizar a nuestra adolescencia, y esta tentativa es un capítulo más del reforzamiento del aparato represivo del Estado en una sociedad corporativa, donde hay un 70 por ciento de población excluida. Esto no tiene nada que ver con nuestra seguridad; la seguridad es un pretexto.” Tras caer la noche, el encuentro terminó con un festival de hip hop a cargo de los raperos Replik, Trueno y Wos, campeones del género a nivel nacional, que fascinaron al público al ritmo de sus improvisaciones con temáticas sociales en contra de la estigmatización y la persecución de la juventud.

Eugenio Raúl Zaffaroni cerró el acto.
Actualizada 05/07/2017
Jun 20, 2017 | Culturas
La calle que conduce a la capilla Luján de Cristo Obrero, en la Villa 31, es angosta y de tierra. Son las cinco y media de una tarde fresca pero soleada, los perros callejeros siguen a los nenes de la zona que deambulan al salir de la escuela. En la entrada del barrio hay un puesto de hamburguesas cocinadas en un tambor viejo, un lavadero, una verdulería, un kiosco, viviendas precarias con techos de chapa y grietas y un gran cartel del Gobierno de la Ciudad que anuncia próximamente una cancha de fútbol. Al llegar al final del caminito, una montaña de tierra emerge y cuatro nenes están parados en la cima mirando a lo lejos, entrecerrando los ojos para ver si aparece a quien esperan. Sostienen una guitarra pequeña de color rosa, otra en su funda negra y agitan los brazos, gritan y se ríen entre ellos, pero no la ven. Después de unos minutos regresan y se sientan en el escalón de acceso a la capilla.
-¿Y seño Pachu? ¿No viene hoy? –se preguntan.
Quince minutos después, Pachu –María Paz Paniego- llega sonriendo desde lejos, en jean, zapatillas, cola de caballo y la guitarra a sus espaldas. Viene de trabajar. Los gritos de alegría dan lugar a un abrazo sincero y, ni bien se abre la puerta de la capilla, unos veinte nenes aparecen desde distintas esquinas y corren a buscar su lugar como si se acabara de pinchar una piñata llena de caramelos. La foto del Padre Mugica los abraza desde lo alto de una pared, al lado de un pequeño altar y de una repisa llena de santos. Desde un cuartito del fondo, traen al menos diez guitarras, un teclado, una flauta dulce y cinco cajones peruanos. Los bancos de madera apilados en un rincón enseguida son desarmados y entre todos los acomodan formando una ronda.

«Este taller es mi cable a tierra y la música, un elemento socializador muy grande».
El escenario es el fondo de la Villa 31. Si la se lo mirara en un mapa, el taller de música Ritmo 31 se dicta a la altura de la Facultad de Derecho. Paz es periodista, toca la guitarra, y hace tres años tuvo la idea de armar alguna actividad en la Villa: “Los sábados venía con mi primo Federico a una misa que estaba súper quedada, no asistía mucha gente y en esa época había un cura que tenía ganas de remontar el espacio. A su vez Blanca, una vecina del barrio, nos insistía para que inventáramos algo. Yo trabajaba en Soldati y tenía una hora de viaje hasta acá; me parecía imposible mantener un espacio semanal. Pero un día dijimos: ´Veamos qué pasa´”.
Fueron un jueves, el siguiente, al otro, se metían en la pequeña parroquia y tocaban entre ellos. Como el encuentro era al atardecer, coincidía con el horario de salida de la escuela. Los chicos empezaron a escuchar que desde la capilla del barrio -que solía estar cerrada y en silencio- sonaban los acordes de un par de guitarras criollas. La curiosidad pudo más y un día entraron.
El entusiasmo de esos nenes fue fundamental para que el proyecto empezara a tomar forma: se corría la voz de lo que pasaba en el barrio y cada semana nuevos chicos, en lugar de volver a su casa, desviaban el camino para ir en busca de sonidos y armonías. Con el correr de los meses, los organizadores del taller decidieron darle formalidad al espacio.

Según Paz, había una razón muy clara para pensar que esta idea podía funcionar: en el barrio la música suena todo el día, los chicos tienen ritmo, cierto pulso y ganas de aprender.
La metodología de Ritmo 31 consiste en armar grupos reducidos de chicos para detectar las capacidades de cada uno. Los pilares fundamentales se basan en la interacción y el respeto por el otro, el cuidado de los instrumentos en el aula y entender el silencio como un elemento constitutivo de la música, además de destacar los logros individuales. Durante una hora y media semanal, un promedio de veinte chicos de distintas edades observan, prueban, se equivocan, descubren sonidos, reflexionan. Por momentos, los gritos o llantos de los más chiquitos peleándose por la única flauta se mezclan con los acordes de los más grandes que prueban una y otra vez las canciones del repertorio. En cada encuentro se trabaja la memoria auditiva y la concentración, buscando potenciar la autoestima de cada uno y logrando que expresen, a través de la música, las emociones más diversas.
Según Paz, había una razón muy clara para pensar que esta idea podía funcionar: en el barrio la música suena todo el día, los chicos tienen ritmo, cierto pulso y ganas de aprender: “Cuando les traemos canciones que conocen, enseguida agarran viaje, pero también hay un tema generacional muy claro: en el último festival tocó León Gieco y no lo conocían, otra vez trajimos Mariposa tecnicolor como si fuera un clásico y nos miraron raro, pero por ahí traíamos Corazón mentiroso, de Karina, y era furor”.

«El entusiasmo de esos nenes fue fundamental para que el proyecto empezara a tomar forma».
Dolores, otra de las voluntarias, cuenta que cada vez necesitan más gente que se sume al proyecto y más donaciones de instrumentos: “Hace poco publicamos el pedido a través de la página de Facebook y recibimos muchos mensajes, salimos en bici por toda la ciudad para retirar guitarras, incluso hubo un luthier que puso en condiciones un par de criollas y nos las donó”.
Paz sostiene que la música siempre es un gancho muy atractivo: “Los viernes hay otros voluntarios que dan apoyo escolar y les cuesta un perú. Para mí este taller es una suerte de metáfora de la sociedad: yo puedo tocar mi ritmo pero si no escucho al de al lado, el resultado va a ser espantoso. De a poco los chicos van aprendiendo a escucharse, y de a ratos dejamos que ellos solos se organicen. Ejercitan la paciencia y la constancia, por eso les damos un incentivo fundamental: ´Si venís tres clases, te llevas el librito y la guitarra para practicar en casa´”.
De la vergüenza al escenario
Los voluntarios de Ritmo 31 soñaban con hacer un show en el medio de la cancha del barrio. “Nos interpeló el deseo que a veces uno tiene en estos espacios, contrapuesto al deseo de los chicos -recuerda Pachu– . No quisieron porque les daba vergüenza. Entonces les preguntamos si les gustaría hacer una muestra para sus familias. Al final organizamos una clase abierta con una merienda: vino una sola mamá porque un solo nene se animó a invitarla”.
Con la elección del nombre de la banda nació también una suerte de ritual: antes de empezar una canción, uno de los alumnos se para en medio del salón para presentar la obra y todas las guitarras están dadas vuelta sobre las piernas. Luego gritan como si fueran una tribu: “¡Ritmo 31!” y es la señal de que arranca la melodía: “Hace un año tocamos en una parroquia cercana y el domingo pasado fue la fiesta de Mugica, en Cristo Obrero, ya con escenario y micrófonos. Vino a tocar León Gieco y Raúl Porchetto. A León lo contrataron para esa fiesta, pero nosotros jorobamos diciendo que él fue nuestro telonero”, ironiza Paz.

Desde un cuartito del fondo, traen al menos diez guitarras. Los bancos de madera apilados en un rincón enseguida son desarmados y entre todos los acomodan formando una ronda.
En la villa 31 hay muchas situaciones de violencia que los voluntarios perciben, y la posibilidad de actuar es limitada. Sin embargo, cuentan con la ayuda de profesionales y asistentes sociales: “Los chicos nos transmiten inquietudes porque quizá en la casa no está dado el marco para hablar y acá de a poco vamos generando empatía y confianza. Este taller es mi cable a tierra y la música, un elemento socializador muy grande. Soy consciente que en muchos casos es el único abrazo y la única palabra de aliento que reciben en la semana”, considera Paz.
Al terminar la clase harán una actividad conjunta para afianzar la idea de la música como experiencia colectiva: “Y es que por tu amor volví a nacer / Tú fuiste la respiración / Y era tan grande la ilusión…”. A Traicionero, de La Beriso, se sumará Quiero casarme contigo, de Carlos Vives. De golpe todos juntos son capaces de algo mágico, como sacarle sonido a objetos que hasta hace poco tiempo ni sabían que existían: “La idea es que este taller sea un espacio de aprendizaje, dentro de nuestras posibilidades y recursos, de calidad”, sostiene Paz.
“´Te estaba esperando seño, ¡llegaste tarde!’, me decía el otro día una de las nenas. ¡Al final me tienen cagando!”, dice entre risas Cata, profesora de canto y piano, y agrega: “Tratamos de no faltar. Los chicos de verdad te esperan. Son siempre las mismas caritas, nunca hay baja de alumnos. Este taller es hermoso. Yo lo defino así: un quilombo hermoso”.
“¿Ya me puedo llevar la guitarra? ¡Vine tres clases!”, pregunta un nene al salir de la capilla. “Yo voy a terminar pronto la escuela porque después voy a ser músico”, dice otro. Y desaparecen juntos tras la montaña de tierra hasta el martes siguiente.
Actualizada 20/06/2017