Ciudad fantasma

Ciudad fantasma

Buenos Aires amaneció vacía. El paro de la CGT parece absoluto. Calles despobladas, sin colectivos, subtes, trenes ni aviones, la tercera huelga general al gobierno de Cambiemos tiene una impactante adhesión. Los partidos de izquierda organizaron cortes en distintos accesos de la Ciudad.

Diez años construyendo memoria

Diez años construyendo memoria

Virna Molina, Ernesto Ardito, Juan Manuel Repetto y Daiana Rosenfeld.

Las sillas acomodadas en filas, en el Auditorio de FM La Tribu, esperan por los espectadores de una nueva función de la muestra «10 años + 10 películas”. La asociación RDI (Realizadores Integrales de Cine Documental) celebra su primera década con la proyección de diez películas que se exhibirán hasta el 10 de julio, todos los martes a las 21. “Una década nos permiten dar cuenta de todo lo realizado y también de pensar juntos cómo seguir contando nuestras historias”, proclaman los integrantes de la asociación, en la invitación al ciclo de cine.

Daiana Rosenfeld, Juan Manuel Repetto, Virna Molina y Ernesto Ardito, realizadores integrales, destacan que la pluralidad es la esencia de su organización. “Las 10 películas que se proyectan son muy distintas”, señala Repetto y explica que si bien todos piensan bastante parecido, en lo que respecta al modo de producir, a las temáticas que abordan y a las estéticas que manejan, hay muchas diferencias. “Esa pluralidad me parece muy valiosa”, enfatiza. Molina coincide en la gran diversidad de miradas y en las diferentes formas estéticas de sus obras y lo atribuye a la pluralidad de modalidades de producción que se permite la asociación.

Todo comenzó en 2008, cuando se juntaron para dar fuerza a la figura del realizador integral: alguien que produce, filma y dirige como un acto único. Quien produce es también quien lleva adelante el proceso creativo y la filmación. Así lo plantea Rosenfeld: “Concebimos a la película como una obra, una unidad orgánica y no como un producto”. El documental no es para ellos una mercancía ni un negocio sino –en palabras de Molina- “una forma de expresarse y de vincularse con el otro y de reflexionar sobre la realidad y poder transformarla”. Una realidad marcada, entre otras cosas, por recientes cambios en el INCAA y sus modos de financiamiento.

Los integrantes de RDI trabajan día a día para que el documental ocupe “el lugar que se merece”.

Trabas y burocracias

El presentador anuncia el comienzo de Raymundo, “un clásico del cine documental” y las luces se apagan. “Con las nuevas políticas del INCAA, muchas películas van a dejar de existir”, se advierte antes de la proyección. Empieza el film de Molina y Ardito y la sala, llena, queda en silencio.

El camino recorrido por los integrantes de RDI los encuentra, diez años después, discutiendo sobre cine, pensando en otras formas de producir, experimentando, compartiendo herramientas y ayudándose en un proceso colectivo. Pero, además, y a su pesar, gran parte del tiempo de sus reuniones lo destinan a reflexionar sobre cuestiones de financiamiento y sobre cómo emprender una lucha junto a las otras organizaciones de realizadores documentales, para defender la producción de cine en la actual situación de “incertidumbre”, tal como la define Molina.

El cambio en el Régimen General de Fomento (RGF) llevado adelante por el INCAA a comienzos de 2017 mediante la Resolución 1/2017 establece un sistema de puntaje que “cuantifica antecedentes y características de los proyectos” con el objetivo de “mejorar los procesos de selección”, tal como establece la normativa.

Para Repetto, el “cambio en el Plan de Fomento y el sistema de puntuación fue dejando a mucha gente afuera e hizo que la producción se concentrara en productoras más grandes”. A esto se le suma, según Rosenfeld, que hay trabas burocráticas en los pagos, lo que genera que muchos realizadores abandonen la película porque no consiguen los recursos para llevarla adelante. “El Estado está poniendo todas las trabas posibles para no ejecutar ese fondo que tiene disponible para el cine en general y, específicamente, para el cine documental”, agrega Molina.

Los integrantes de RDI consideran que la actual dirección del INCAA no tiene voluntad de potenciar el cine de no ficción, sino que está tratando de encauzarlo dentro de un esquema muy limitado, típico de un mercado televisivo, un mercado que, para Molina, “va a pauperizar el desarrollo estético, artístico y narrativo que logró en todos estos años”.

Las sillas acomodadas en filas, en el Auditorio de FM La Tribu.

Una porción de memoria viva

Finaliza la proyección, comienzan los aplausos al tiempo que se encienden las luces. Molina y Ardito invitan a compartir opiniones y a debatir sobre el cine militante y la temática de Raymundo. Las voces y los intercambios se multiplican.

Proyección y debate es el modo en que la muestra está concebida: “El documental tiene una función que excede el mero espectáculo cinematográfico, es un disparador”, señala Molina, una herramienta con funciones culturales, sociales y pedagógicas. Es un instrumento que, para Ardito, persiste en el tiempo: “Son películas que tienen que ver con nosotros, son realmente referenciales y de identidad”, lo cual hace que pasen las generaciones y se sigan viendo.

La asociación RDI pelea no sólo porque los fondos de financiamiento que se lograron se mantengan, sino también para que se abran espacios de exhibición, el punto más débil del cine documental. Son los propios realizadores los que van con sus películas abriendo espacios y consiguiendo pantallas.

Según Repetto, la manera en que el INCAA contabiliza a los espectadores de las películas documentales es “muy injusta” porque no tienen en cuenta a las muchas personas que las ven en espacios alternativos. Ardito coincide con que el Instituto mide el mercado solamente por los espectadores que hay en sala. Y eso, para él, “es sólo un fragmento de lo que es el cine documental, porque en un canal de televisión lo pueden llegar a ver un millón de espectadores”. Además, agrega, se venden para el exterior más documentales que películas de ficción, porque tratan temas testimoniales que permiten conocer la realidad de Argentina o de América Latina. Molina atribuye esta actitud de mantener al documental de manera marginal, a que “el género molesta mucho, porque es poco controlable. La realidad, esencia del documental, te abre la cabeza y te reubica frente a esa realidad, desde otro lugar”.

Los integrantes de RDI trabajan día a día para que el documental ocupe “el lugar que se merece”, produciendo, realizando y filmando memoria viva, como un documento que persiste en el tiempo y traspasa las generaciones.

Las películas se exhibirán hasta el 10 de julio, todos los martes a las 21.

Ellas lo hicieron

Ellas lo hicieron

 

Después de casi 24 horas de sesión en la Cámara de Diputados, la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo obtuvo su media sanción. En las calles, luego de una larga noche fría de vigilia verde, las voces de las mujeres -entre abrazos y llantos- empezaron a exclamar: «El aborto es legal». Todas las consignas que acompañaron las distintas marchas y movilizaciones hoy se materializaron: la ola feminista hoy conquistó un nuevo derecho.

La plaza del Congreso se presentó desde la mañana del miércoles 13 fragmentada: el lado de Av. Rivadavia se tiñó de verde por quienes se manifestaron a favor de la ley que propone legalizar la interrupción voluntaria del embarazo (IVE) y, enfrente, sobre Hipólito Yrigoyen predominó el celeste aunque de aquellos que se promulgaron en contra de dicha regulación pero en la supuesta defensa de las “dos vidas”.

Sobre Av. Callao y Perón se montó un escenario donde desfilaron decenas de artistas que expresaron su apoyo a la ley que se debatía en el recinto. «Estamos reescribiendo la historia como mujeres. ¡Anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir!», manifestó el grupo musical femenino ‘La Colmena’. Seguidamente, Jimena Barón antes de interpretar su tema «La tonta» expresó que «esto es historia porque nosotras somos historia». 

 

La campaña Nacional por el aborto legal, seguro y gratuito desplegó tres carpas: una en donde se desarrollaron talleres, charlas y ventas; otra de prensa; y una tercera para el descanso y la logística. Además, a lo largo de Av. Rivadavia las distintas organizaciones sociales y políticas extendieron gacebos con diversas representaciones artísticas: remeras, stencils, entre otras. Lxs estudiantes secundarios también tuvieron una importante participación: en una de las charlas pudieron contar cómo llevan adelante la lucha y la organización en los distintos colegios en pos de la construcción de una sociedad más justa e igualitaria.

Del otro lado del Congreso y con una mucho menor concentración, el sector que se pronunció en contra de la legalización del aborto se mostró con consignas que manifestaban: «Matar no es un derecho»; «Adopción es la opción»; «Salvemos las dos vidas». Al mismo tiempo pero desde el escenario verde se anunció que «llevamos 10 horas demostrándole al Congreso que tenemos aguante y no nos vamos a ir hasta que el aborto sea legal, seguro y gratuito. ¡Aborto legal en el hospital!» 

Mientras en el recinto se debatía sobre el proyecto de la IVE, afuera -en los alrededores de la plaza- una multitud color verde pronunció que «Nosotres ya estamos decidides pero hay que ver qué se decide allá (en el Congreso). Desde acá les marcamos el camino» y, acto seguido, un conjunto brazos con pañuelos verdes se extendió al grito unánime de «Que sea ley».

La noche fue larga y sobre Hipólito Yrigoyen la concentración brilló por su ausencia. Del otro lado, en cambio, entre canticos, bailes, abrazos y muestras artísticas la marea verde siguió bien firme y exigió -sin cesar- «Aborto legal ya».

Fueron miles y miles. Algunas rotaban a pesar del frío invernal de la noche, otras se quedaron hasta los festejos finales. Estallaron con cuando el jefe de la de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, dijo: “El proyecto fue aprobado”.

Mirá las fotogalerías de ANCCOM con las imágenes de la vigilia en ambos lados del Congreso:

Entraron en la historia

Entraron en la historia

 

Luego de casi 24 horas de tratamiento en el recinto, la Cámara de Diputados del Congreso de la Nación otorgó media sanción a la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo. Con 129 votos a favor, 125 en contra y 1 abstención se ganó la primera batalla. A partir de ahora el 13 de junio será recordado como el día en que miles de mujeres argentinas transformaron la patria y su destino.

Hasta minutos antes de la votación el eje de la preocupación se centró en los números. Luego de dos meses y medio de debate en el plenario de comisiones, la jornada del miércoles no escatimó en impaciencia y ansiedades.

Alrededor de las 19, las paredes del recinto transpiraban nerviosismo y, sobre todo, incertidumbre. Luego de 8 horas de sesión tanto los partidarios de la legalización como aquellos que se manifestaron en contra, se adjudicaban la victoria.

En el transcurso del día los diputados Luis Beder Herrera (bloque Justicialista), Hugo Marcucci (Cambiemos), José Ignacio de Mendiguren (Frente Renovador) y Roxana Reyes (Cambiemos), anunciaron que su voto sería positivo.

De este modo, a las 23 la definición estaba en manos de 5 o 6 legisladores indecisos y a la medianoche ya se hablaba de «empate técnico». Frente a la posibilidad de tener que acudir al desempate resonaron con fuerza los rumores de que Emilio Monzó, presidente de la Cámara de Diputados, se pronunciaría a favor del proyecto de ley impulsado por la Campaña.

Como el perfecto correlato del paisaje exterior al Congreso, dentro del recinto también se desplegaron con convicción los pañuelos verdes y celestes. Fundamentalmente en el sector de la derecha, donde se ubican los legisladores del bloque Justicialista y del Frente para la Victoria, muchas diputadas lucieron prendas color esperanza y ataron a sus micrófonos el pañuelo de la Campaña.

Nerviosos y expectantes, los legisladores se retiraban cada tanto del recinto y aprovechaban la oportunidad para hacer llamados telefónicos y seguir negociando la posición de los indecisos.

Ya al amanecer, cuando uno de los que figuraba en la lista de indecisos, el puntano de José Luis Riccardo, afirmó en su exposición que su voto sería positivo, el recinto estalló. La votación parecía inclinarse definitivamente a favor del Proyecto. Solo quedaban los discursos de cierre. Y el de la oficialista Silvia Lospennato terminó su alucoción llorando, mencionando a las mujeres de todas las fuerzas políticas e ideologías, que a lo largo de la historia argentina encausaron la lucha por el aborto libre y gratuito. Logró una ovación de todos los que, a la postre, votarían a favor del proyecto.

Finalmente, después de más de 70 días de intenso debate, después de 700 exposiciones, después de multitudinarias manifestaciones a favor del proyecto, el debate sobre la legalización de la interrupción voluntaria del embarazo puso a la lucha feminista a las puertas de la historia. Al respecto, con lágrimas en los ojos, la diputada Cecilia Moreau, una de las primeras firmantes del proyecto, dijo a ANCCOM que el futuro es verde: «Ahora hay que seguir militando. Logramos que las chicas encuentren algo que las movilice y las una. Tenemos que ir por más derechos. Pienso en lo que ocurrió en la calle y siento que yo ya gané. Ahora sí que no nos para nadie».

“No nos van a disciplinar más”

“No nos van a disciplinar más”

Ayer a la tarde se celebró por cuarto año consecutivo la marcha feminista Ni Una Menos. Esta vez fue bajo la consigna “¡Vivas, libres y desendeudadas nos queremos!” y reunió a miles y miles de mujeres en todo el país que reclamaban el fin de la violencia machista y estatal, la implementación de la ESI (Ley de Educación Sexual Integral) en las escuelas y que este año sumó el impulso a la ley por la legalización del aborto, gratuito y seguro.

La convocatoria tuvo lugar desde el colectivo por el cual la marcha lleva su nombre y adhirieron partidos políticos, colectivas defensoras de diferentes reclamos, la Campaña Nacional por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito, distintos sindicatos y personas autoconvocadas, quienes marcharon en la Ciudad, desde Plaza de Mayo al Congreso.

Ya desde la salida de Av. de Mayo de la línea C del subte cientos de manifestantes se agrupaban para llevar bombos y redoblantes mientras cantaban. En la 9 de Julio la bandera de la campaña fue la que llegó primero y ocupaba toda la calle. Los preparativos para el recorrido estaban empezando: chicas que se pintaban los ojos de violeta y los labios de verde, pañuelos que dejaban de estar en las mochilas y empezaban a estar colgados en el cuello, amigos que no paraban de tomar mate.

De a poco fueron llegando otras agrupaciones políticas: MuMaLá, Pan y Rosas, el PTS, Patria Grande, La Cámpora, y distintos colectivos que representan diferentes luchas: la de las trabajadoras sexuales y la de las abolicionistas, la de las discapacitadas, la de las desempleadas, que se mezclaban con las familias que también necesitaban gritar “Ni Una Menos”.

A pesar del frío y de la lluvia, las calles se llenaron de mujeres, travas, trans, niñas, niños y hombres, que agitaban banderas, pañuelos y pancartas festejando, cantando lemas como “Si no hay aborto legal, que quilombo se va a armar”, “Macri, basura, los ñoquis son los curas” o “Somos malas, podemos ser peores”, mientras iban avanzando.

Marcha de Ni Una Menos. Se lee en un cartel "No estamos todas. Faltan las asesinadas".

La primera marcha #NiUnaMenos se realizó el 3 de junio de 2015 en 80 ciudades del país.

Y ya en el Congreso, poco después de las siete de la tarde con Ana Tijoux sonando de fondo, decenas de mujeres arriba del escenario se agrupaban para leer el documento final.  

Laura Omega, de la organización Matamba Afrodescendientes, primera oradora del acto, aseguró que la convocatoria tenía lugar “por aquellas que en todos los rincones del mundo se revelan. Somos las mujeres, trans, villeras, migrantes, las putas, las sindicalistas, las trabajadoras que no queremos ser explotadas… vinimos a decir que no nos van a disciplinar más”.

Y cerrando la jornada, que concluía pacíficamente con todos los pañuelos verdes en el aire, Norita Cortiñas, madre de Plaza de Mayo Línea Fundadora, expresó la necesidad de estar el 13 de junio en el Congreso para que la ley de aborto, seguro, legal y gratuito se apruebe, agregando al final del discurso que se sentía «feliz, porque ya no nos para nadie, ya no somos invisibles”.