Polentazo nacional

Polentazo nacional

En plena crisis económica, una docena de movimientos sociales se manifestaron en las calles contra las políticas de ajuste del gobierno de Cambiemos. Con el Obelisco como epicentro, se organizó un «polentazo nacional».

En las inmediaciones del ícono porteño, las ollas y utensilios tamaño industrial tenían menúes para todos: guiso, arroz con pollo, sopa, fideos y polenta con tuco mientras la multitud, bajo la mirada atenta de un cordón de la Policía Federal, se unió por la demanda de un aumento salarial de emergencia y nuevos puestos de trabajo, junto con la sanción e implementación de la Ley de Emergencia Alimentaria.

Las dos Buenos Aires

Las dos Buenos Aires

El distrito más rico del país es la vez uno de los más desiguales. Las diferencias entre el sur y el norte en cuanto a ingresos, vivienda, salud y educación son enormes. Palermo y Recoleta son los barrios mejores posicionados. ¿Cómo convive la Reina del Plata con la Cenicienta?

Texto: Azul García y Cristina Sille | Foto: Muriel Schtivelband y Camila Godoy

Quedan pocos días para el cese de la cuenta regresiva. Este domingo los argentinos votarán en las Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) y el camino hacia las elecciones generales comenzará finalmente a dilucidarse. En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, Matías Llammens, Matías Tombolini y Gabriel Solano son los principales candidatos a cubrir el cargo de Jefe de Gobierno. En sus discursos prometen obras, infraestructura y crecimiento económico en el distrito. Frente a ello, aparecen las preguntas ¿Cuál es la situación general de CABA hoy? ¿Y cuál la particular de cada comuna?

Villa 20, Lugano.

Desde el 2005 la Ciudad de Buenos Aires -con sus 3 millones de habitantes- está organizada en quince comunas, muy diferentes entre sí. Basta con viajar las primeras estaciones del Tren Mitre para notar esta disparidad. La pobreza y hasta la indigencia azotan a una parte de la población porteña, mientras que la otra comprende niveles de calidad de vida muy superiores. En lo relativo a estadísticas nacionales, una familia tipo necesitó este junio para no ser pobre 31.148 pesos según el INDEC. No obstante, el ingreso per cápita familiar promedio de la Ciudad de Buenos Aires en 2019 es de 27.088 pesos. Esto significa que, en promedio, todos los habitantes de la Ciudad de Buenos Aires son pobres.


El año pasado, cuando el ingreso promedio era de 22.459 pesos sólo seis de las quince comunas superaron ese valor, casualmente todas ellas del norte de la ciudad. Quien batió el récord fue la comuna 14, Palermo, con un ingreso per cápita familiar de 34.357 pesos, seguida por la comuna 2, Recoleta, con 31.249 pesos. Conclusión: en promedio, todos los habitantes de la Ciudad de Buenos Aires son pobres exceptuando los de Palermo y Recoleta. Y algunos más, representados en el siguiente gráfico.

La línea roja del cuadro marca el ingreso promedio.

La línea roja marca el ingreso promedio -22.459 pesos- y la azul el que se percibe discriminando por cada comuna. Fuente: Dirección General de Estadísticas y Censos del Gobierno de la Ciudad (DGEyC)

Lo mismo ocurre al analizar la relación entre los ingresos y la Canasta Total de Bienes y Servicios no Alimentarios. Nuevamente la comuna 2, la 5 (Almagro y Boedo), la 6 (Caballito), la 12 (Saavedra, Coghlan, Villa Urquiza y Villa Pueyrredón), la 13 (Núñez, Belgrano y Colegiales) y la 14 son aquellas cuyos ingresos llegan a cubrirla de sobremanera. En la 4 (Nueva Pompeya, Parque Patricios, Barracas y La Boca) los niveles de ingresos para acceder a la Canasta Total se encuentran en la mitad de la brecha, es decir, un 49,7% supera lo necesario para cubrir la Canasta y un 50,3% está por debajo del nivel. La única comuna que presenta un mayor índice de falencia es la 8, donde sólo el 38% de los habitantes cubren la Canasta Total, dejando un 62% de habitantes por debajo de la línea.

Siguiendo el análisis, la comuna 8 (Villa Lugano, Villa Riachuelo y Villa Soldati) es la que tiene el mayor porcentaje de hogares hacinados, un 25% según la Dirección General de Estadísticas y censos (DGEyC), valor que, además, excluye a los hogares sin habitaciones de uso exclusivo. De sus 240 mil habitantes, uno de cada tres reside en una villa, explicó a ANCCOM Marcos Chinchilla, referente de la Villa 20 en Lugano.

Villa 20, Lugano.

Los planes de urbanización tienen más polémicas que avances concretos. La Villa 31 en Retiro o incluso la 20 en Lugano son los casos más emblemáticos de estas políticas públicas que, según los vecinos, sólo cambian la apariencia con construcciones provisorias y descartables. “Un barrio se puede decir que está urbanizado, integrado a la Ciudad, cuando tiene los mismos servicios que el resto de la Ciudad”, sintetizó Chinchilla. El referente ejemplificó algunos temas básicos: la Villa 20 tiene falencias en servicios de primera necesidad, los Bomberos y las Ambulancias no ingresan a los barrios y las calles son precarias o directamente no existen, como tampoco lo hace el transporte público interno.

La situación en Soldati no dista demasiado: “Tenemos el caso emblemático de La Veredita que ya tiene nombre de barrio propio. Es un asentamiento que se hizo en la Avenida Portela y la gente está, literalmente, en la vereda, desde hace como 9 años. Hoy ya hay casas de material, pero imaginate que no tienen ni servicios de cloacas ni de agua potable”, relató Ariel Verón, militante de El Hormiguero, una organización villera.

En un mapa confeccionado también por la DGEyC se observa que de las 38 villas, asentamientos y núcleos de emergencia marcados en la Ciudad, 30 se encuentran en las comunas del sur (18 en la comuna 8, ocho en la comuna 4, dos en la comuna 7, una en la comuna 9,  una en el extremo sur de la comuna 1) y ocho en las del norte (cuatro en la comuna 15, una en la comuna 3, una en la comuna 2 y dos en la parte norte de la comuna 1). Nuevamente son las comunas del sur las que presentan condiciones más desfavorables, precarias y marginales. Por su parte, cabe destacar que hablar de vivienda no es únicamente infraestructura. Las condiciones de hábitat signan también la calidad de la salud, el acceso a la educación, la seguridad, la expectativa de vida, la mortalidad infantil, entre otros derechos.

Educación y salud: otras variables

La cantidad de establecimientos educativos y su distribución por los barrios es otra de las diferencias más llamativas entre las comunas. Las que más escuelas de gestión pública tienen son las que, al mismo tiempo, menos privadas cuentan en sus filas. La 4 tiene 68 primarios públicos y 27 privados. La 8 cuenta con 44 escuelas primarias estatales y 17 instituciones privadas. En un sentido opuesto, las comunas 2 y 14 tienen más escuelas privadas que públicas (la 2 tiene 16 primarias estatales y 26 privadas y la 14, 32 estatales y 43 privadas). Los datos podrían indicar que hay barrios donde se concentra mucho más el negocio económico de las escuelas y las clínicas. Tanto la comuna 4 como la 8 son también las que poseen una mayor cantidad de Centros de Salud y Acción Comunitaria (11 y 10 respectivamente) mientras que la 2 no tiene ninguno y la 14 sólo 3. 

Belgrano R.

A su vez, los datos de escolarización vuelven a marcar una desigualdad entre el norte y el sur de Capital. En los niveles Inicial, Primario y Secundario casi todas las comunas se mantienen estables. La mayoría ostenta una tasa de escolarización superior al 90% y las más bajas están arriba del 80%. Sin embargo, es la tasa de la educación superior la más alarmante. Mientras que en las comunas con mayor poder adquisitivo la tasa de estudiantes que cursan una carrera de grado o un terciario se mantiene alta (la 14, la 2 y la 13 ostentan este privilegio) otras, como -nuevamente- la 4 y la 8, tienen una tasa muy baja, lo que coincide con el ingreso per cápita familiar estimado en cada comuna.

Tasa de escolarización.

Ineficiencia de insumos e infraestructura

“El estado de los edificios escolares es bastante paupérrimo”, confesó a ANCCOM Julieta Costa Díaz, comunera de la Comuna 13 por Unidad Ciudadana. “Trabajamos mucho con los contratos de las empresas que tienen que hacer el mantenimiento para que se cumplan y casi siempre están vinculadas a amigos del presidente u Horacio Rodríguez Larreta”, agregó haciendo énfasis en los problemas de infraestructura escolar. “También hay falta de vacantes en las escuelas como en toda la ciudad”, añadió, sumándose a una demanda que llegó a oídos del Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y que negó en televisión.

En la misma línea, Ariel Verón, referente de la Comuna 8, aseguró que es la comuna más carente de vacantes escolares. “También se ve la contracara de la publicidad del gobierno de las nuevas 54 escuelas. Acá hay algunas, pero cuando vas en realidad es un terreno baldío”, aseguró tomando de ejemplo uno que está en Varela y Avenida Cruz, y otro en Avenida Castañares, en Lugano, donde hay una infraestructura de escuela que no funciona.  

Comedor El Enano de La Casita de Kiki Lescano Villa 20, Lugano.

“Este año recibimos llamados de la comunidad educativa de distintas escuelas con problemas muy concretos como familias que se quedaron en la calle o que tienen que juntar plata para comer”, detalló Julieta Costa Díaz sobre los problemas que la crisis genera en la Comuna 13, donde siempre vivió una clase media con mayor poder adquisitivo. “Da mucha tristeza y bronca, pero al final las comunidades educativas organizadas y las cooperadoras se terminan haciendo cargo de lo que se debería encargar el Estado”, puntualizó. 

En una realidad parecida respecto a la crisis, pero mucho más profunda, Ariel contó la situación de escasez de los comedores escolares de la Comuna 8. “Disminuyeron el presupuesto e hicieron la crueldad de que si no te anotás al comedor vía Internet, perdés la condición de acceder a esa beca”, explicó, haciendo énfasis en el trabajo de los profesores que se la rebuscan para no dejar a nadie sin comer durante el día. “También mandan raciones de comida en promedio de la asistencia de la escuela, entonces si un día van todos, diez o veinte chicos y chicas se quedan sin comida”, completó.

 

Cuando una maestra de escuela primaria en la Ciudad despliega por primera vez en el pizarrón un planisferio, sus alumnos, alucinados por lo inmenso que parece el mundo, aprenden la distribución de los continentes, los países, los trópicos, los meridianos y demás líneas imaginarias e interiorizan los significados de las categorías “norte” y “sur”. La geografía. Años después, en la secundaria, el profesor de la clase de filosofía decide dar vuelta el mapa y los alumnos, ahora expectantes, boquiabiertos, notan que el norte se convirtió en el sur y el sur es el norte. Argentina se encuentra arriba, a la cabeza, Tierra del Fuego domina el planisferio y Europa se hunde bajo centímetros de hipotética tierra africana. Los alumnos comprenden entonces que hay otra acepción además de la geográfica para esas viejas categorías del norte y del sur. Las ideológicas.

El territorio es subjetivo; no tiene tanto que ver con los mapas sino con la percepción que las personas hacen de su entorno. En varias escuelas se empezó a mostrar un mapa nuevo. Uno que tiene como centro a América Latina y no a Europa; que reconocer el punto en el que están parados sus estudiantes y confirman así que la división del mundo tal cual se lo conoce no es natural, ni mucho menos estática. Lo mismo se puede ver en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, cuyas comunas del norte presentan demasiadas diferencias con las del sur. ¿Es el sur la zona más abandonada por naturaleza o hay algo intencional en esa desigualdad?

El Centro de Salud y Acción Comunitaria N° 16 está ubicado en Barracas y es uno de los once CeSAC de la Comuna 4, cuyos barrios cuentan con la mayor cantidad de estos centros de salud de toda la Capital.

Las y los trabajadores sociales tienen la agenda muy ocupada para intentar dar respuesta a las demandas de sus localidades. La cantidad de actividades de salud, talleres y charlas dan cuenta de un intento por cubrir las necesidades primarias de los vecinos y aunque marcan una diferencia en la salud, la contención y el asesoramiento de las personas, muchas veces se siente como una curita ante la deuda que tiene el Estado con la salud y la vivienda digna. 

«Lo que más se ve en La Boca son enfermedades respiratorias», explicó una trabajadora social del CeSAC N° 16. Detrás de ella, los flyers de salud sexual inundan las paredes. «El Riachuelo y los problemas de vivienda son las principales causas. En verano, por ejemplo, la descompostura estomacal es muy común por el estado del agua que toma la gente», agregó. El territorio define las condiciones de vida y si no hay políticas públicas que mejoren las principales problemáticas del barrio, la salud es la principal damnificada. Marcos Chinchilla, con respecto a la Villa 20 en la Comuna 8, resaltó el hecho preocupante de que las ambulancias no entran en la villa y esa vulneración de derechos impacta en la calidad de vida de barrios que tiene la mayor cantidad de villas de emergencias. 

Hospital Ramos Mejía, Balvanera.

Las políticas públicas son centrales a la hora de la promoción de la salud. «Nos dimos cuenta que hay muchos casos de sífilis entre chicos de 16 a 24 años en la Comuna 4», explicó la trabajadora social. Entre las enfermedades de transmisión sexual, el sífilis estaba casi erradicado hace unos años; ya no era una amenaza. Ahora, este alerta revela un fracaso en las policías públicas. «Vemos que sí usan anticonceptivos, pero esto nos revela que la promoción del uso de preservativos está fallando», terminó. La Comuna 8 también sufre los efectos del Riachuelo y en materia salud es en donde más se manifiestan casos de tuberculosis en toda la Ciudad de Buenos Aires, confesó Marcos Chinchilla. Y detalló: “La manzana 22 del barrio Villa 20 es la que tiene más casos de tuberculosis a nivel nacional”.

En la Comuna 13 (Belgrano, Núñez y Colegiales) que agrupa barrios históricamente de clase media y con índices altos de calidad de vida, no hay ningún CeSAC que atienda las necesidades. «No tenemos hospitales, solo el IREP, que es específico para rehabilitación y kinesiología, y el Centro de Salud Mental N° 1 que están constantemente amenazados por el gobierno que quiere usar sus terrenos para hacer negocios inmobiliarios», explicó Julieta Costa Díaz. 

Los barrios de Belgrano, Núñez y Colegiales son casi los únicos que no tienen un CeSAC junto con Recoleta. «Los lugares a los que van los vecinos es el Centro de Salud N° 12, que depende del Hospital Pirovano, y el principal problema es que están colapsados porque ante la crisis, mucha gente deja de tener prepagas y pasa a atenderse en el sistema de salud público», detalló haciendo referencia a que es algo que se ve más ahora en esos barrios. «No hay suficientes vacunas, ni medicamentos y la atención al público está desbordada», concluyó.

“Tenemos un hospital, el Grierson, que se viene inaugurando hace ocho años pero sólo funciona como una salita más e incluso con menos recursos”, contó Ariel Verón. En sus reuniones con el cuerpo médico se enteraron de la falta de abastecimiento que impedían a los vecinos atenderse ahí y que finalmente provocaba la derivación al Santojanni o al Piñero que no están dentro de la Comuna 8, sino en la 9 y la 7 respectivamente. “Los CeSAC tienen problemas parecidos, no hay insumos para que los profesionales puedan trabajar como corresponde y tampoco turnos”, completó.

Hospital Ramos Mejía – Balvanera.

“La Comuna 8 tiene una población mayoritariamente humilde, así que no tienen tanto acceso a obras sociales y utilizan el servicio público que se desborda por la cantidad de personas”, contó Verón. Uno de los muchos problemas son los turnos, porque aunque sea la segunda comuna con mayor cantidad de CeSAC, como cierran a las cuatro de la tarde, mucha gente se queda sin poderse atender. “En invierno varias veces las madres tienen que hacer cola afuera, a la madrugada, para atender a sus hijos resfriados”, añadió.

En tiempos de crisis, las diferencias se difuminan porque todos los barrios se ven afectados. Ayer el INDEC reveló que el 49,6% de los niños y niñas que viven en zonas urbanas de la Argentina son pobres. Estos números, referentes a lo nacional, si bien alarmantes, nos dificultan la percepción de la problemática, que es bien concreta y cercana.

Como respuesta, la creación de comedores en toda la ciudad -tanto en lugares donde siempre hubo presencia de organizaciones sociales, como en otros caracterizados por una clase de mayor poder adquisitivo- son muestra de que todas las comunas perciben los embates de la situación actual. No obstante, es en los barrios más postergados donde la crisis puede profundizar los ya graves problemas que cargan desde hace décadas. La Comuna 8 es la más austral de toda la ciudad y es, en concordancia, la que presenta mayores deficiencias.

Paradójicamente donde el Estado posee mayor presencia, a razón de escuelas públicas y CeSAC es, a su vez, donde más se evidencia su ausencia. Cabe preguntarse, entonces, qué administración se hace de lo público y por qué las intervenciones, en lugar de solucionar las problemáticas, siguen profundizando la brecha entre las comunas. En los barrios del norte, los servicios son prestados por empresas privadas que superan en número a las instituciones públicas. El boom de lo privado parece ir en detrimento de lo público, que cada vez se pauperiza más o se abandona en pos de un negocio. El debate electoral debería marcar un camino para mejorar las instituciones públicas, que son un derecho, pero la realidad evidencia que las comunas más pobres se tienen que conformar con la ineficiencia, y las más acomodadas pueden aspirar a comprar una mejor calidad de vida.

En los discursos y promesas de campaña, la Ciudad de Buenos Aires es una sola. En la práctica y las experiencias de vida son dos: y vivir en el sur parece siempre ser un karma.

Riña de pibas

Riña de pibas

La liga comenzó el pasado junio y finaliza en noviembre.

Domingo 7 de julio. El Centro Cultural Recoleta está repleto. Afuera, en la soleada terraza, muchos adolescentes participan de diversas actividades, el frío parece no importarles. Por dentro, en uno de los tantos rincones que alberga este predio, se encuentra el salón Cronopios. Allí, cuatro murales que hacen de paredes, coloridos y llenos de frases rimbombantes bordean un vagón viejo de subte, graffiteado hasta el hartazgo.

 La velada estaba programada para las dieciséis. Al ritmo de música hip hop, los puntuales se acomodan en neumáticos viejos desperdigados por el piso, que separaban los cuerpos del frío y duro suelo. Algo que les faltará a quienes lleguen pocos minutos del inicio programado. Ya no quedan más opciones que sentarse como indio o permanecer de pie. Puntuales y atrasados merodean la adolescencia, aunque también hay infantes.

 Veinte minutos más tarde, hicieron su aparición las tres juradas: aunque había un varón, este evento se trata de ellas. Bajo su estrado, seis sillas negras que pronto serían ocupadas por las contendientes: Brasita, Caty, Sofía, Roma, NN y Saga. A la izquierda de ellas, DJ Sista con una computadora y una bandeja con vinilos por escrachear. A la derecha, la hinchada que apoyaba a las competidoras. Adelante de todos, la presentadora y artífice del evento, Taty Santa Ana, quien en otra competencia de este centro cultural, Cultura Rap también se lució. Además, fue parte del ya mítico Quinto Escalón, una de las competencias de plazas más importantes de Argentina.

Si bien en el escenario las contendientes se agredían con frases fuertes, al final todas terminaban abrazadas.

Esta velada corresponde a un acontecimiento histórico.  Es la segunda jornada de la primera liga profesional de freestyle femenino que lleva el  nombre de  Federación de Freestyle Femenino (Triple F) y está organizada por Medusa Producciones. La liga comenzó el pasado junio y finaliza en noviembre. En cada fecha, hay dos juradas fijas y un tercero, invitado.

 El público fue entrando en calor con  dos batallas iniciales que dieron como ganadora a Sofía, una chica de pelo largo y rubio que,  más tarde, sería preseleccionada. En ese momento se empezaron a escuchar las primeras frases fuertes: “Sos re rara”, “no le pegas al tempo, no tenés ingenio”, “vos te trabaste, no tenés argumento, no tenés conocimiento”,  “vos decís que dejas al público contento porque se te cagan de risa”, “no quiero ganarte ni superarte si ni te registro”. Y hay más: “No vengo a medirme y menos con vos”,  “no quiero ganarte ni superarte si ni te registro”, “sos un chiste, me cago de risa con lo que dijiste”, “sos muy mala, no tenés la capacidad de tirar unas rimas piolas”.

Luego, cada una de las preseleccionadas improvisó rimas de un minuto sobre el evento, para abrir paso a las tres batallas más importantes de la tarde. Las competidoras sabían previamente los cruces: Brasita versus Caty, Roma versus Sofía (que se sumó en el día), y por último Saga versus NN.

«El objetivo es que tengamos visibilidad para llegar lejos”, dijo Santa Ana.

Cada una de estas mujeres ya tiene un nombre en el ambiente: Brasita (Ailén González) obtuvo el primer puesto en Microphone Check 2vs2, Caty (Caterina Alaniz) es una de las voces que suena fuerte en las competencias del barrio de Constitución, Roma (María del Rosario Flores Galaguerri)  ganó el año pasado la competencia “Queen of Queens vol. 2” y es organizadora de Línea de Versos,  staff de las Vegas Freestyle y de El eje de la rima. Por su parte, Saga (Ailén Ibarra) organiza la competencia “Piso Freestyle” y clasificó en la BDM Gold. Por última NN (Nadia Noriega), en el 2018, ganó la Batle Forcce y este año impuso tres veces en Pueblo Rapper.

Antes de cada contienda, Taty gritaba: “Oh oh, 3, 2, 1 todos con las manos en el aire”. Inmediatamente el público empezaba a moverse al ritmo de las improvisaciones. Las batallas tenían diversos ejes de competición. Textos a capela  que habían escrito previamente, donde se ponía a  prueba la memoria, minuto de temáticas con seis palabras a incluir, situaciones como “en un parto” o  “Roma antigua” y personajes contrapuestos como por ejemplo Frida Kahlo versus Madonna o Jesús versus Donald Trump. Para definir quién comenzaba a tirar rimas, un piedra, papel o tijera anticipa cada round. Las contrincantes se dan un golpe de puño. Taty  indica ese cierre con un fuerte “tieeeempo”.  Una vez finalizado el turno, las mujeres pasaban al frente para que se anuncie a la ganadora. A cada frase contundente el público respondía con un “Oh” y fuertes aplausos. Cuando un par pasaba al frente, las competidoras que quedaban en las sillas negras miraban atentamente, festejaban, reían y las aplaudía. Había miradas de admiración. Y todo se convertía en fiesta.

En los enfrentamientos se escuchaba: “Sos una rata con tono agresivo, serías capaz de cambiar actitudes por un par de ceros desmedidos”. “Si pierdo la paciencia te arruino, tanto reconocimiento, me pregunto ¿será merecido? Si solo pasaste de amigo a novio y de novio a amigo.” “¿Te habrás vendido? por lo que veo hace rato. Yo no lo hice, ya que conmigo tengo un pacto: el de no cambiar ideales por un simple contrato.” “Tengo para todas así que espérenme pacientes. Hagan fila, que las bajo de a una”.

Cientos de adolescentes y también niños presenciaron la competencia.

Cada competidora tenía una presencia única en el escenario. Algunas lo recorrían más, otras menos. Unas intepelaban al público y había quienes solo se concentraban en ellas mismas. Estaban aquellas que escuchaban a su contrincante con la mirada fija y las manos en los bolsillos y las que se reían mientras caminaban en círculos.

 Si bien en las contiendas se decían de todo, apenas terminaba se abrazaban. Parecía que nada de lo que se espetaban las afectaba. En posts de Instagram suben fotos batallando y se expresan el cariño que se tienen. Finalmente, y con pocos puntos de diferencia, se anuncian las ganadoras: Brasita, Roma y NN. Además de las improvisaciones, esta fecha contó con los shows de Abby, Sofía y Roma, entre batalla y batalla.

Santa Ana, fundadora del sello Medusa Producciones y presentadora de la competencia explicó a ANCCOM: “La creación de este evento vino tras la consideración de que las pibas merecemos más. El objetivo es que tengamos herramientas y, sobre todo, visibilidad para llegar lejos”. Y agrega: “Dentro de la mayoría de los rubros en que circulamos, hay mayor cantidad de hombres. Sin embargo, se están viendo más chicas y esperemos que más se sumen”.

Con respecto a la experiencia de estas primeras dos fechas, sostiene que fue mucho más de lo que esperaba. Considera que muchos dan la espalda a las mujeres en el ambiente hip hip, pero también que están abriéndose puertas y ventanas. Además,  cree que a las mujeres no debe importarle la indiferencia, ya que es posible abrirse camino. “Todas y todos deben tener las mismas posibilidades”, asegura.

Cultura para todos

Cultura para todos

El proyecto Ronda Cultural nació como una tesis académica, fue incorporada como política de Estado y ahora se convirtió en un emprendimiento de una asociación civil.

Son pasadas las dos de la tarde pero parece pleno mediodía. Las calles de Barrio Parque se llenan de vecinos que pasean a sus perros y andan en bicicleta. Entre embajadas y casonas, en el patio delantero del Museo de Arte Decorativo, ubicado sobre la Avenida del Libertador al 1900, un grupo de personas empieza a amontonarse para esperar el comienzo del paseo. Al reparo de los árboles que adornan la fachada del viejo Palacio Errázuriz, Lucía cuenta a los paseantes y reparte adhesivos identificatorios con el hashtag “Paseá con Ronda”. Belén acomoda las fotos antiguas que mostrará durante la visita. Victoria prueba el micrófono y deja que los participantes se vayan armando alrededor de ella. Como cada sábado, la consigna es simple: calzado cómodo, botella de agua en mano y ganas de salir a caminar por la ciudad.

Ronda Cultural nació en el año 2013 en el marco de la Secretaría de Cultura de la Nación como un proyecto coordinado por Valeria Escolar, autora intelectual de la idea. “Surgió -explica- como un proyecto sobre el que realicé mi tesis final de grado titulada ‘Con otros ojos”, de la Licenciatura en Gestión del Arte y la Cultura de la UNTREF, y que se conformó como una política pública del Ministerio de Cultura de la Nación para poner en red a los Museos Nacionales y estimular un acercamiento de nuevos públicos”.

El programa original consistía en circuitos culturales guiados por los distintos museos de la Capital, sin costo alguno y con desplazamiento a bordo de combis. Con el cambio de gestión del Ministerio, a fines del 2015, los 25 trabajadores que formaban Ronda fueron despedidos. “El hecho es parte de la identidad e historia de Ronda”, comenta Manuela Güell, voluntaria y coordinadora del Área de Comunicación. “Casi sin haber pasado por ese episodio violento, es como que nosotras sentimos que nos rajaron a todas”, bromea Manuela. Tanto ella como sus compañeras, Victoria Lescano, Belén Sánchez y Lucía Sordini, ingresaron en Ronda Cultural como voluntarias al momento de su reconstitución, en el 2016, cuando Escolar tomó las riendas del proyecto y decidió hacer de Ronda una asociación civil. La fundadora recuerda que “fue un gran ejercicio de resiliencia que logró encauzar una apropiación del trabajo realizado desde adentro del Estado en un nuevo proyecto independiente que recogió la característica de lo participativo como eje rector de su gestión y tomó lo colectivo como motor de desarrollo.

 

“El espíritu rondero tiene que ver con fomentar el derecho del acceso a la cultura que es nuestro norte en todo lo que nos proponemos”, resume Güel.

“El sello de Ronda siempre perteneció por autoría a quien creó el proyecto, por eso al momento de los despidos se logra que esa identidad se siga siendo manteniendo”, afirma Sordini, actual coordinadora del Programa de Paseos Caminados. La conformación de la asociación no fue fácil pero se asentó sobre pilares sólidos: el nexo con los museos ya estaba constituido de antemano y se heredó un Facebook con más de diez mil seguidores como herramienta de difusión.

“El espíritu rondero tiene que ver con fomentar el derecho del acceso a la cultura que es nuestro norte en todo lo que nos proponemos”, resume Manuela. “Hacemos muchas cosas interpelando a actores muy diferentes y con estrategias enunciativas muy distintas”, dice Güel y cuenta que Ronda desarrolla desde intervenciones artísticas en espacios no convencionales hasta seminarios de mediación cultural y programas como “Museo Para Armar” que implica llevar la lógica del museo a las escuelas públicas y privadas.

Pero la apuesta fuerte es el Programa de Paseos Culturales Caminados que consiste en la visita a dos espacios culturales o museos bajo la conducción de un guía especializado y con un costo a voluntad. “Hay mucho público que se acerca a conocer un museo por primera vez con Ronda”, cuenta Lucía y agrega: «Nuestro objetivo con los paseos es generar la primera intriga, el primer acercamiento que después los invite a querer ir y hacer el recorrido como ellos quieran”.

“Trabajamos para que esto sea algo que no claudique, teniendo en cuenta que con la situación económica actual, lo primero que uno rescinde es el ocio y la recreación”, explica Güel.

“Los museos son espacios muy rudos”, afirma Lescano, estudiante de Comunicación Social y guía. “Nosotros tratamos de crear narrativas que interpelen a las distintas personas aunque no sean del palo, porque quizás llegás al Bellas Artes y nadie te dice nada. En cambio, Ronda nunca te suelta la mano”, continua Lescano. Como mediadora cultural, el rol de Victoria es acercar, es generar un diálogo abierto entre los museos y el público. “Hay gente que se siente muy cómoda en el formato de la propuesta y hace una maratón de los distintos paseos caminados que tenemos, con distintas personas y nos van presentando a su entorno”, explica Lucía.

Los paseos caminados no tienen un costo fijo sino voluntario porque la lógica de Ronda es distanciarse de la tradicional propuesta turística. “Trabajamos con precios sugeridos porque la idea es que sea a colaboración pero sabemos que puede ser que no nos den nada”, explica Güel y completa: “Trabajamos para que esto sea algo que no claudique, teniendo en cuenta que con la situación económica actual, lo primero que uno rescinde es el ocio y la recreación”.

Las voluntarias coinciden en que, de 2016 a esta parte, el desafío fue conseguir los recursos para sacar la asociación civil adelante. “El gran cambio tiene que ver con las libertades presupuestarias. Estando en el marco de un Ministerio tenés más caja pero también muchos otros condicionantes. Al no estarlo, hay que salir a buscar el presupuesto pero uno es libre de elegir con quién conseguirlo”, explica Güel. “Para muchas actividades ganamos subsidios a través de distintos organismos como el Metropolitano, el Fondo Nacional de las Artes o Proteatro. Es una tarea del área de gestión administrativa pero es sumamente creativa, de poder ofrecer algo diferente y atractivo”, agrega Victoria.

Después de tres años de desarrollo, Ronda Cultural pudo contratar trabajadores.

Después de tres años de funcionamiento como asociación civil,  Ronda Cultural busca consolidarse. “Hoy pudimos crecer al punto tal de que contratamos a parte del personal de Ronda, pudimos estabilizarnos y tener una oficina para consolidar la dinámica de los paseos culturales que es una de la actividades más antiguas y concurridas”, asegura Lucía

“Ronda trata de ir un poco a contra corriente, de conformar algo colectivamente, de generar lazos afectivos y construir desde el contacto y lo vivencial, cuando hoy todo te impone distancia”, reflexiona Güel sobre el final del paseo. A las cinco de la tarde, el sol empieza a bajar y las diagonales de Palermo Chico van quedando desiertas. Los paseantes se saludan entre ellos con un beso, como si de viejos amigos se tratase, con la certeza de que volverán a cruzarse algún otro sábado.

Quemá esas miserias

Quemá esas miserias

La tradición de la quema de las miserias comenzó en la Antigua Roma y llega a nuestros días.

El domingo 30, el portón del ex centro clandestino de detención y exterminio El Olimpo, sobre Lacarra y Ramón Falcón, estaba abierto de par en par, con un fantoche, en forma de mundo, desparramado sobre un camión en la calle. Era una tarde fría de invierno y se escuchaban de fondo un grupo de sikus andinos. Mientras tanto, desfilaban, como descosidos, unos zancudos de trajes violeta y blanco, con sus caras pintadas al tono, parecían formar parte de un carnaval veneciano. Unas brujas afinaban el tono de sus carcajadas. Acompañaban el recorrido que tenía como destino final el Parque Avellaneda, donde un rato más tarde arderá la fogata de San Pedro y San Pablo. Decenas de payasos iban y venían con papelitos y lapiceras, listos para anotar las diferentes miserias que los vecinos exigían tirar a la hoguera.

¿Sincretismo ancestral? ¿Religiosidad? ¿Qué más da? Los orígenes de esta fiesta popular se remontan a la Antigua Roma, siguió con la llegada del cristianismo -donde adquirió su vinculación con los santos-, atravesó la Edad Media y llegó hasta el siglo XX en forma de fogata. Sobre las costas del Río de la Plata, el rito se registró en un tango, “San Pedro y San Pablo”, versionado en 1959 por Aníbal Troilo y Roberto Goyeneche: “Los purretes trajeron la madera, tablones, sillas rotas y un cajón”, cantaba El Polaco.

La procesión comenzó en el ex centro clandestino de detención El Olimpo y terminó en Parque Avellaneda.

Héctor Alvarellos, director del teatro comunitario La Runfla, que funciona en el Parque Avellaneda, explicó el funcionamiento de la fogata como ritual colectivo y por qué esta costumbre milenaria sigue siendo convocante.

“Si vos escuchas lo que está sonando -comenta Albarellos- es la réplica de lo que son los pueblos originarios. La fiesta nos viene de la Edad Media. Y también está el fuego, que es lo más primitivo que tenemos como seres humanos y por eso es tan potente. La gente lo entiende así y acá están acoplados el Centro Cultural, colectivos de clowns, La Runfla, el grupo Caracú, el teatro Callejero por Mujeres y la EMAD (Escuela Municipal de Arte Dramático). También participan grupos de música, todos se van sumando y en la ronda final, participa todo el pueblo. Ahí se genera lo mágico: el encendido del fuego y en ese instante de silencio, cuando las llamas trepan, se produce lo más potente”.

Lo que explicás va más allá de la fogata de San Pedro y San Pablo, ¿cómo se articula con los eventos que solían hacerse en los barrios porteños?

– Acá, en Buenos Aires, era la Fogata de San Juan y la de San Pedro y San Pablo. Nosotros a esa fecha le agregamos esto que se llama ‘Luz de Fuego’, que es la propia impronta de lo que es el grupo de Teatro Callejero La Runfla. Se hizo con la comunidad y no importa que tenga un origen religioso. Lo que importa es el encuentro. Y entonces todo este sincretismo religioso, que se arma con la fogata y con la wak´a (lo sagrado) de las culturas originarias, nos pone en una igualdad, por eso la ronda de seres humanos. No nos importa a nosotros de dónde venimos, somos todos terráqueos y eso es lo que estamos tratando de poder entender.

“Está prohibido quemar personas -explicó un payaso-, solo miserias”. La caravana se lanzó a las calles convocando a los y las vecinas a escribir en papelitos las miserias a incinerar. Alvarellos, con micrófono en mano, las fue leyendo junto al fantoche. Las repetidas pedían tirar al fuego a la pobreza y al patriarcado.

Manuel, que estaba sobre unos zancos muy altos, contó, mientras sorteaba las ramas de los árboles, que es del barrio de Floresta y que no se pierde la fogata por nada del mundo. Felicitas, de 7 años, se unió a la caravana con su monstruo, es el segundo año que va a la quema a arrojar sus fantasmas. Opina que el fuego es terrorífico, pero no le da miedo. Dos turistas españolas, sorprendidas por todo lo que veían, decidieron sumarse.

La primera parada, es en la Plaza Coronel Ramón Falcón, donde un grupo de bailarines africanos contagiaron el ritmo de sus tambores, para luego terminar todos bailando una chacarera colectiva. Al llegar a Directorio, la policía ya había detenido el tránsito y una gran cantidad de personas estaba aguardando la llegada del fantoche. Cuatro payasos preguntones rodearon al oficial, en plena avenida, para que pudiera expresar sus miserias y así hacer su aporte.

El patriarcado y la pobreza fueron las miserias más elegidas por los vecinos para arrojar al fuego.

La entrada al Parque ya era una fiesta, los tambores del Taller de Lucho tocaban a pleno. El responsable del grupo manejaba la batuta como un director de orquesta. La multitud llegó al viejo tambo, en el centro del Parque, donde se desarrolla la escena en la que el fantoche se rebela ante la gente. Pero las fuerzas de lo colectivo, entre las brujas, los payasos preguntones y los malabaristas sobre sus zancos, con antorchas de fuego, lograron reducir al fantoche.

Luego aparecieron en el escenario todos los fantochitos que trajeron las distintas organizaciones: las escuelas, los Centros Culturales y los y las vecinas. De allí todos se dirigieron hacia la cancha de fútbol, ubicada al lado de la autopista, donde se encontraba la montaña gigante de maderas, ramas y cartones que en poco más se transformaría en hoguera. Ahí se fueron acomodando cada uno de los fantoches. En la parte superior, se logró acomodar el muñeco más grande.

Luego, se ultimaron los detalles de seguridad, a cargo de los bomberos. Varios hombres, con bidones de combustible, rociaron la montaña. Mientras los organizadores pedían que el público retrocediera para evitar accidentes.

Decenas de payasos anotaban en papelitos las diferentes miserias que los vecinos exigían tirar a la hoguera.

Ya era de noche, la multitud, en la oscuridad expectante, comenzó a ovacionar al grupo de personas que entraron al círculo y rodearon la montaña con las antorchas encendidas. Las tiraron al montículo y retrocedieron rápidamente.

En un instante, todo se convirtió en una gran bola de fuego, el calor se sintió en las caras, de manera muy intensa. Ese calor obligó a los presentes a retroceder, percibiendo una fuerza originaria. Las personas comenzaron a correr alrededor del fuego, cientos corriendo en círculo, como si fuera una danza milenaria, mientras las chipas y las brasas volaban sin rumbo.

Al mismo tiempo, cientos y cientos de asistentes miraban el espectáculo hipnotizados. No se distinguían los rostros en la oscuridad de la noche. Algunos celulares iluminaban la escena y registraban la fiesta popular, en que los seres humanos se reconocían como tales en la penumbra.