Feb 21, 2018 | Vidas políticas
El triunfo electoral de Cambiemos en las elecciones legislativas de 2017 tuvo diferentes consecuencias políticas y sociales. Para algunos, a partir de ese apoyo y del anuncio de varias reformas estructurales, apareció el verdadero Mauricio Macri. ¿Se abandonó el gradualismo, si es que en algún momento existió? ¿Los resultados de octubre permitieron al presidente radicalizar los programas de gobierno? Anccom dialogó con ocho intelectuales para intentar dar una respuesta a estas y otras cuestiones de cara a la segunda parte del mandato macrista.
“Todo gobierno tiene una dinámica, que es esperar hasta las elecciones de medio término para iniciar una agenda más agresiva, que es su propia agenda”, explica Sebastián Mauro, politólogo y director del Centro de Estudios en Ciudadanía, Estado y Asuntos Políticos (CEAP). Aclara que no ve nuevas facetas pero sí una aceleración. “Pero en muchos casos se trata de los efectos de lo que ya venían haciendo. Por ejemplo, el peso de la deuda ya se ve en el presupuesto nacional. Argentina es el país que más se endeudó a corto plazo en el mundo, y eso genera que el ajuste sea más fuerte”.

Ari Lijalad, politólogo, periodista y compilador de los libros “Macri lo hizo” y “Plan Macri” no coincide en que haya aparecido el verdadero Macri a fines de 2017. “Ya en los primeros quince días de gobierno quiso nombrar a dos jueces de la Suprema Corte por decreto, derogó la ley de medios, eliminó las retenciones al campo, quitó las restricciones a la compra de dólares”, enumera. Y agrega: “El plan de gobierno quedó claro desde antes que empezara 2016. El modelo Macri ya estaba ahí, en la represión de los protocolos que armó Patricia Bullrich, en el arreglo con los fondos buitre, la detención de Milagro Sala…”. Según su opinión, este gobierno no se rige por los cánones de los partidos políticos tradicionales, que esperan un buen resultado para avanzar. “Es un gobierno como no hubo nunca en la Argentina. Todo el poder real del país está gobernando de hecho, esta vez no pusieron un político a gobernar”, dice.
En este punto coincide con Nicolás Tereschuk, sociólogo y politólogo, que analiza la falta de mediaciones que tiene este gobierno. “Hay una presencia de sectores empresariales en el gobierno. Por ejemplo, una medida en la que se busca quitarle 100 mil millones de pesos a jubilados y beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo es una imagen muy fuerte, muy desnuda, y eso genera conflictos intensos, como ya vimos en diciembre”. Se refiere a la reforma previsional, que generó un clima de protesta y represión a fines del año pasado.
Esa política jubilatoria representa, para el sociólogo y antropólogo Pablo Semán, una ruptura de Cambiemos con sus propias bases. “A partir del triunfo de 2017, el gobierno radicaliza su programa, y en ese camino entran en contradicción con una parte de sus votantes. Esta reforma, junto a la reforma laboral, favorece a algunos y perjudica a otros, y ahí lo que podría haber sido una exploración hegemónica deja de serlo. Ese intento de formular una hegemonía tenía un campo abierto y lo arruinaron con esa radicalización”, sostiene. Explica, además, que los jubilados y los trabajadores son parte importante de la masa electoral que apoya a Cambiemos. “El sector laboral no son solo los pobres que votan a la oposición. Hay gente de ingresos medios, que tienen esos ingresos porque tienen sindicatos. No creo que los laburantes de plantas fabriles que votaron a Macri estén tan felices con una reforma así”, concluye.
Daniela Perrotta, Doctora en Ciencias Sociales, politóloga e investigadora del Conicet, se pregunta si, en vez de buscar un sinceramiento del gobierno, hay que intentar entender qué cambió en la sociedad argentina. “Creímos que había un conjunto de temas sobre los cuales se pensaba de cierta manera, en torno a los derechos humanos, a la última dictadura, a la criminalización de la protesta social, a los valores republicanos, y ahora todo eso se pone en tela de juicio”, dice. Y agrega: “las urnas permitieron acelerar las medidas y disciplinar a la clase política que no termina de formar un frente opositor. La represión de diciembre los unió en el espanto, al menos, de ahí quizás podría nacer algo”. Con respecto a este tema, Marcelo Leiras, politólogo y doctor en sociología, opina que lo que busca el presidente y algunos de sus funcionarios es un cambio cultural que refleja una concepción de democracia más superficial, más debil. “Lo que hacen es darle voz a gente que ya pensaba como este gobierno hace mucho pero no lo expresaba en público hasta ahora. Es un apreciable porcentaje de la población que no tenía una representación partidaria, y ahora encuentra en el Pro una expresión conservadora afín”.
Para Gabriel Vommaro, sociólogo que investigó sobre la actividad política de Macri para sus libros “Mundo Pro” y “La larga marcha de Cambiemos”, hubo un cambio importante la semana siguiente a las elecciones de octubre. “Macri por primera vez en su historia como dirigente político y del Pro como partido arma una escena y plantea en público una hoja de ruta para el gobierno. Eso que ocurrió en el Centro Cultural Kirchner fue realmente novedoso”, explica.
Por su parte, Rosendo Fraga, abogado y analista político sostiene que el rumbo del gobierno cambió, pero no gracias al resultado electoral sino debido a las protestas que tuvieron lugar frente al Congreso el 18 de diciembre. “En noviembre y diciembre, el gobierno tuvo la idea clara de profundizar el rumbo a través del reformismo permanente. Esta estrategia, en función de la cual 2018 iba a ser el año de las reformas y 2019 de la reelección, cambia a causa del costo pagado por la reforma provisional”, expresa. Y agrega: “Por este motivo, abandona la reforma laboral y pasa a mirar 2018 con ojos electorales, ya no reformistas”.
Con respecto al gradualismo, Perrotta, Fraga y Mauro piensan que, por diversos motivos, el gobierno abandona el gradualismo de cara a los últimos dos años del mandato. Vommaro sostiene que el gobierno seguirá manteniendo una dimensión gradualista, y Semán entiende que durante los primeros dos años, el macrismo tuvo que enfrentar el desajuste económico en forma gradual para no afectar su capital político ni generar protestas que no le permitieran gobernar. En cambio, para Lijalad y Tereschuk, nunca hubo gradualismo. “Gradualistas les dicen los que lo corren por derecha”, dice Lijalad, y Tereschuk opina que “la idea de gradualismo es un gran acierto comunicacional del gobierno. Han logrado vincular la argumentación del híper endeudamiento al gradualismo. Nos hacen creer que solo se puede seguir un tránsito gradual, y evitar el ajuste, si se endeuda enormemente al país. Es genial en términos comunicacionales y hasta políticos que sigamos hablando de gradualismo”, concluye.
Dic 21, 2017 | Vidas políticas
Tras 17 horas de debate ininterrumpido, a las 7.08 de la mañana, la Cámara de Diputados aprobó por 127 a 117 la reforma previsional que, entre otras cosas, cambiará la manera de calcular el haber jubilatorio, la Asignación Universal por Hijo y las pensiones de discapacitados y ex combatientes de Malvinas. De esta manera, el Gobierno pone en marcha un recorte en la seguridad social que, según quién lo calcule, va de 70.000 a 100.000 millones de pesos. La nueva ley se aprobó tras masivas movilizaciones de repudio que se prolongaron hasta la madrugada y, sistemáticamente, terminaron con represión y detenidos.
Con un Congreso vallado desde las 21 del domingo, más de 500 mil personas se movilizaron ayer al mediodía en contra de la reforma previsional impulsada por el Cambiemos, según estimaron algunos gremialistas que ayer convocaron. El operativo estuvo a cargo de la Policía Metropolitana y no, como ocurrió el jueves pasado, de Gendarmería. La brutalidad fue la misma: gases, balas de goma, un centenar de detenciones y sesenta heridos.
“¿Qué golpe? Si tienen los medios de comunicación, el poder económico, fuerzas de seguridad y encima el Poder Judicial. ¿Pero sabés lo que pasa? No le da la cara para sacarle a los que más tienen pero sí a los jubilados”, reflexionaba un periodista de radio mientras relataba cómo la Plaza de los Dos Congresos comenzaba a llenarse de agrupaciones políticas y gremiales.
Mientras la bancada oficialista lograba quórum y daba inicio a la sesión, las columnas de la Asociación de Trabajadores del Estado, Unidos y Organizados, La Cámpora, Nuevo Encuentro, El Hormiguero, Proyecto Popular, sindicatos docentes, partidos de izquierda, el colectivo Ni Una Menos, organismos de derechos humanos, entre muchas otras, nutrían la enorme manifestación de repudio a la baja de los haberes jubilatorios propuesta por Cambiemos. Los manifestantes ocupaban toda la Plaza de los Dos Congresos y la Avenida de Mayo hasta la calle Piedras, nueve cuadras bien abigarradas.
La violencia institucional se respiraba en el aire antes de que los gases lo volvieran, en efecto, irrespirable. “Desde la Defensoría del Pueblo me pidieron que venga con la pechera como ‘mediadora de conflictos’. Hace 20 minutos me avisaron que ya la Policía le pegó a un par de compañeros”, contaba una mujer. “Si el jueves le dieron a los diputados, ¿no les van a dar a ustedes?”, preguntaba otra. “¿Qué onda? Re intimidatorio”, remataba una tercera.
Mientras, una joven miraba el helicóptero policial que sobrevolaba la zona. Segundos después, los militantes de La Cámpora empezaron a retirarse, lo que desconcertó a compañeros de otras organizaciones que estaban allí. “Compas, con tranquilidad, vayan dándose vuelta”. Cuatro referentes de otras agrupaciones pasaron corriendo con estruendos de fondo que no se sabía de donde provenían: “¡Replieguen las banderas! ¡Caña acá compañero, por favor! ¡Comencemos a desconcentrar!”.
Una lluvia de piedras cayó sobre la policía desde la primera fila de la marcha. El polvo blanco del gas lacrimógeno se esparció desde el centro de la plaza hacia los extremos y rápidamente la gente se cubrió las caras con sus pañuelos verdes por el aborto legal, rojos, cuadriculados blancos y negros, o con las remeras guardadas. “Dos años atrás era impensado todo esto. ¿Cómo puede ser que haya cambiado tanto? Ahora que te llegue un mensaje de cómo cuidarte y qué estrategias de prevención tener en una marcha es algo normal”, dijo un joven.
Ante la represión, la multitud respondió con cánticos que, al contrario de otras movilizaciones, fueron masivos y al unísono: “Unidad de los trabajadores y al que no le guste ¡se jode, se jode!”, o el tradicional. De manera organizada, las columnas comenzaron a desconcentrar, intentando protegerse del accionar, otra vez desenfrenado, de las fuerzas de seguridad.
A medida que en los manifestantes se dispersaban por las fuerzas de seguridad, el debate en el interior del Parlamento se calentaba. El diputado y ex ministro de Economía, Axel Kicillof, detalló, números en mano, que con la nueva ley los jubilados solo recibirán un tercio del aumento estipulado en comparación con la legislación actual. Y denunció la represión que se vivía afuera: “Quieren tapar con cámaras de televisión toda la gente que se moviliza, y, oh casualidad, sólo muestran a los infiltrados que nunca agarran”.
Victoria Donda, de Libres del Sur, apuntó contra la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich: “La única paz que puede existir (con ella) es la de los cementerios”, afirmó. La experimentada jefa de bloque del Frente Renovador, Graciela Camaño, subrayó que “la legitimidad no es una foto de una elección, sino que es una serie de acontecimientos que deben hacer al grupo político”. Y rechazó “a los violentos de afuera pero también a los de adentro porque no es la primera vez que ponen infiltrados”, dijo.
Uno de cruces más picantes se dio entre Agustín Rossi, jefe de bancada del Frente para la Victoria, con la diputada oficialista Elisa Carrió, quien se retiró del recinto: “Te hubieses ido cuando eras funcionaria de la dictadura en el Chaco, mientras que a nuestros compañeros los mataban en Margarita Belén”, le dijo Rossi. Y añadió: “Nunca habíamos tenido el Congreso militarizado desde el regreso de la democracia”, y responsabilizó a Patricia Bullrich por el operativo.
A una cuadra de allí, desde la calle Bartolomé Mitre, salían personas con las caras irritadas y los ojos inyectados en rojo por los gases. Una mujer se acercó y les ofreció agua, otra les aconsejó ponerse limones en la boca. Cerquita, a unos metros, un chico tirado boca arriba hacía señas de que encontraba bien pero que necesitaba estar tranquilo un rato.
“Ailín no contestó todavía si está bien, ¿no?”, pregunta una amiga. “Están pidiendo levantar la sesión porque están tirando con balas de plomo”, alerta otro. Las versiones, en medio de la represión, se multiplican, igual que los cuidados entre compañeros.
Héctor, 68 años, jubilado, estaba sentado a la sombra de un árbol en la esquina de 9 de Julio y Bartolomé Mitre con un cartel: “Los jubilados son la patria. No los traicionen. Ellos los votaron Señores Diputados”. Mientras se secaba el rostro con un pañuelo, recordaba que hace tres años podía llegar a fin de mes: “Vine con un amigo que le sacaron más de la mitad de los medicamentos, no nos podíamos quedar en casa. Yo fui obrero náutico toda mi vida, no pido riqueza, sólo dignidad”. Y con impotencia reflexionaba sobre los medios y periodistas que a esa altura, casi en cadena, mostraban únicamente el show de las piedras y las balas: “Nos mienten, ¿pero sabés una cosa? Lo que no pueden es borrarte la memoria. Yo en el 2001 vi a mis hermanos cartonear. No puedo explicar lo que fue eso”.
Por Avenida de Mayo, tomados de la mano, Daniel y Verónica se manifestaban como lo habían hecho el jueves anterior. Ambos de 62 años, él profesor de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, explicaba: “El problema es la situación que esconde todo esto, la desinversión en materia de seguridad social”. Luego se levantó la remera y mostró los dos balazos de goma que le acababan de dar una hora atrás sólo por defender sus derechos.
Después de siete horas de represión, ya no había manifestantes en la zona del Congreso. Sin embargo, cerca de las 21.00 comenzaron a tronar las cacerolas en diferentes barrios porteños, bonaerenses y en algunas ciudades del interior, como Rosario y Santa Fe. Miles de personas, después, marcharon con ollas y cucharones a realizar una vigilia frente a las vallas que cercaban el Congreso. Como exactamente hace exactamente 16 años volvieron a sonar, espontáneamente, en repudio a la sordera y la insensibilidad del poder. El mensaje del pueblo es claro: “Si se meten con los viejos / qué quilombo se va armar”. Cerca de las 4 de la madrugada, otra vez los gases policiales lograron la dispersión. Tres horas más, los diputados aprobaron la nueva ley que cumple con las tres exigencias del Fondo Monetario Internacional: cambio a la baja en la fórmula de sustitución, cambio en forma de actualización y prolongación de la edad jubilatoria.
Actualizado 19/12/2017
Dic 15, 2017 | Novedades, Te puede interesar, Vidas políticas
El Gobierno no logró aprobar las reformas Previsional y Tributaria ante la falta de quórum en una escandalosa y tensa sesión en la Cámara de Diputados. Ante el apuro de Cambiemos, más de 300 mil personas decidieron manifestarse este jueves en las puertas de un Congreso blindado con un impresionante operativo que involucró a múltiples fuerzas de seguridad. A pesar de la represión con gases, balas de goma y carros hidrantes, expresaron su desacuerdo a la medida que le quitaría unos 100 mil millones de pesos anuales a jubilados, pensionados, discapacitados y a beneficiarios de asignaciones universales por hijo y embarazo.

Desde ayer, la Gendarmería, la Policía Federal, la de la Ciudad, Prefectura y la Policía de Seguridad Aeroportuaria custodiaban las inmediaciones del recinto con el objetivo de que las centrales sindicales y los movimientos sociales no lograran acceder a la Plaza de los dos Congresos. Hoy, la represión no tardó en aparecer. Cerca de las 13.30 se armó una corredera por Avenida de Mayo. “Están tirando gases y balas de goma”, denunciaban los manifestantes con los ojos irritados y cubriéndose la cara para poder respirar. Entre los primeros heridos, se encontraron fotógrafos de prensa y legisladores: la diputada Mayra Mendoza fue agredida, cuando estaba sola, con gas pimienta por un grupo de policías federales. La misma fuerza golpeó al legislador Matías Rodríguez.
Dentro de la Cámara de Diputados se vivía un clima similar. Legisladores de la oposición fueron hostigados mientras denunciaban un “falso quorum”, dado por la presencia de legisladores electos que aún no habían asumido formalmente sus bancas.
La calle estaba caliente. Ante cada avance de las columnas movilizadas caían nuevos proyectiles y gases lacrimógenos, que se expandieron por varias manzanas a la redonda del Congreso. Las columnas se replegaban y en pocos minutos volvían a avanzar. “Claramente una ley antipueblo se sostiene solo de esta manera, a través de la violencia”, sostuvo Luciano Fernández, Secretario gremial de ATE Capital. Por su parte, subido a un escenario improvisado sobre el tráiler de un camión, Roberto Baradel intentaba bajar un poco de tranquilidad a los presentes. “Pase lo que pase hoy en el Congreso, les puedo asegurar que este es el principio del fin de las políticas neoliberales de este gobierno”, decía.

Gabriel Mariotto, ex vicegobernador de la provincia de Buenos Aires, explicaba que hace rato que el Gobierno viene matando y persiguiendo políticamente al que piensa diferente. “La represión forma parte de la operación económica. Para llevar a adelante este plan de ajuste brutal tienen que reprimir, como han reprimido otros gobiernos del mismo signo político que llevaron adelante esta misma dirección económica”.
“Están dispuesto a todo, hasta que no haya muertos no van a parar”, comentaba Carlos Palacios, un asustado jubilado de 66 años que se había acercado a la plaza para manifestar su desacuerdo con la reforma previsional. “Desde el 2001 que no se veía esto”, concluyó. Ante la represión, los manifestantes respondían con cantos y proclamas. “Macri basura, vos sos la dictadura”, “Unidad de los trabajadores y al que no le gusta se jode”, eran algunas de las consignas que fueron entonando las masas.
Esteban Castro, referente de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), reconocía que la movilización masiva se debió a que el país está sufriendo. “Estamos pasando momentos muy difíciles. Este gobierno está decidido a profundizar la concentración económica con decisiones que, por supuesto, vienen de afuera de nuestro país. Nosotros estamos decididos a que no se le saque la plata a los pobres para transferirla a los ricos”.

Rubén Schofrin, Secretario adjunto del Sindicato de Prensa de Buenos Aires (Sipreba), sostuvo quela Ministra de Seguridad Patricia Bullrich no solo ordenó reprimir al pueblo sino que también ordenó reprimir con saña a los periodistas de los medios públicos y los medios privados de la Capital Federal. “Desde el Sindicato de Prensa vamos a pedir su renuncia”, le explicaba a sus compañeros.
Cerca de las tres de la tarde, se generó un breve murmullo que fue interrumpido con gritos, alegría y aplausos. Se había dado a conocer la noticia de que la sesión se había levantado. “Qué boludos, qué boludos, la reforma se la menten en el culo”, cantaban las columnas.
“Es un triunfo del pueblo, de la movilización. No pueden sesionar con policías reprimiendo y pegándole a la protesta. Nos meten la mano en el bolsillo y no nos dejan protestar. Ahora hay que seguir peleando, ojala esto sea estímulo para seguirla”, entendía el abogado y político Luis Zamora.
Mediante conferencia de prensa el jefe de Gabinete y vocero de Cambiemos, Marcos Peña, justificó la represión y sostuvo que la ley es buena y que no tienen intenciones de cambiarla. Sin embargo, al cierre de esta nota, el Gobierno se encontraba reunido en un comité de crisis y evaluaba si aprobarla por decreto. Mientras tanto, la represión continuaba en los alrededores del Congreso.
Actualizado 15/12/2017
Dic 15, 2017 | Noticias en imágenes, Novedades, Vidas políticas
Un impresionante operativo represivo no pudo evitar que 300.000 personas se manifestaran en contra de los cambios jubilatorios.
Mirá la fotogalería de ANCCOM y leé la nota completa acá
Dic 13, 2017 | Novedades, Te puede interesar, Vidas políticas
Al grito de “el libre comercio se va acabar”, organizaciones políticas y sociales se manifestaron en un militarizado centro porteño en contra de la agenda de la Organización Mundial del Comercio (OMC) que deliberó esta semana en Buenos Aires. La marcha se desarrolló sin incidentes, pero las fuerzas de seguridad avanzaron sobre los manifestantes durante la desconcentración y detuvieron al menos a seis personas. Pasadas las 20:30, unos 400 uniformados -participaron las Policía Federal y de la Ciudad y la Gendarmería- circularon con camiones hidrantes por las avenidas Callao y Corrientes. María Carmen Verdú, abogada de la CORREPI, tildó el operativo como una “brutal cacería” y explicó que se repitió la metodología utilizada en la marcha por Santiago Maldonado del 1 de septiembre pasado. En aquella oportunidad, la Policía detuvo a una treintena de manifestantes, la mayoría al voleo.

La movilización clausuró las jornadas de debate de la “Semana de Acción – Fuera OMC” y “La Cumbre de los pueblos”.
En rigor, la reacción oficial a las acciones críticas de la cumbre comenzaron el fin de semana. Fue cuando el gobierno prohibió el ingreso al país de activistas de diferentes ONG y trabajadores de prensa extranjeros. Los casos más resonantes fueron los de la periodista británica Sally Burch y el noruego Petter Titland, referente de la ONG AttacNorge. Especialista en Derecho a la Comunicación, Burch evitó los eufemismos para explicar la posición del Gobierno argentino. “La única lógica es que no les haya gustado las cosas que escribo”, argumentó.
La movilización de este martes clausuró las jornadas de debate de la “Semana de Acción – Fuera OMC” y “La Cumbre de los pueblos”, una suerte de ‘contracumbre’ crítica de los ejes de debate y discusión de la reunión de la OMC. “Luchamos por una vida digna y sustentable”, subrayó la representante de Fuera OMC, Luciana Ghiotto, en diálogo con ANCCOM.

“Luchamos por una vida digna y sustentable”, dijo Luciana Ghiotto, representante de Fuera OMC,
La marcha se realizó de forma pacífica y ordenada. Colores, cantos y consignas en varios idiomas, pero con un mismo mensaje, coparon el recorrido entre el Congreso y el Obelisco. Participaron, entre otros, militantes y dirigentes de la CTEP, el Movimiento Evita, ATE, MST, Partido Obrero e Izquierda Socialista, y también los gremios docentes. Nora Cortiñas, de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora, se mantuvo al frente durante toda la marcha al grito de “Fora Macri y fora Temer”. Al finalizar la movilización fue despedida con cálidos abrazos y saludos latinoamericanos.
Hubo postales para repudiar la agenda del libre comercio sin protección, como la de un joven que simulaba rociar con agrotóxicos a otro que estaba disfrazado de frutas. “Somos lo que comemos, y nos estamos alimentando muy mal a causa de llenar sus bolsillos”, resumió la colombiana Uri Sánchez, perteneciente al movimiento “Vida Campesina”, en diálogó con ANCCOM.
Entre medio de las banderas verdes y rojas, un joven repartía volantes. Era Ezequel Carrizo, militante de Pueblos Catamarqueños en Resistencia y Autodeterminación (PUCARA) y férreo crítico de los emprendimientos mineros. “En Fiambalá, pueblo de 10 mil habitantes, hay más de veinte proyectos mineros. La instalación de plantas de litio provocó la muerte de la fauna autóctona. Estamos luchando por la vida, el agua y la tierra; y por una economía regional amigable con nuestro medio ambiente”, le dijo a esta agencia.

“Somos lo que comemos, y nos estamos alimentando muy mal a causa de llenar sus bolsillos”, dijo Uri Sánchez, perteneciente al movimiento “Vida Campesina”.
Sobre el final de la marcha, las organizaciones evitaron la lectura de un documento final. “La OMC representa todos los males del liberalismo económico y los derechos corporativos. Vienen para acabar con todo lo que es público”, resaltó Ghiotto.
Por otra parte, la activista pidió que “el reclamo se escuche porque esto ha sido una marcha pacífica, totalmente tranquila. Gente de todos los países han venido a decir ‘Basta OMC’”. Y advirtió: “Macri está queriendo demostrar que la Argentina da confianza jurídica para que vengan inversores y sin ningún tipo de requisito. No queremos proteger a los inversores por sobre las personas, la naturaleza y los derechos humanos. Luchamos por una vida digna y sustentable”.
Actualizado 14/12/2017
Dic 8, 2017 | Comunidad, Novedades, Vidas políticas
Fue una marcha de consignas múltiples que, sobre el final de la jornada, se concentró en el rechazo a una medida judicial cuestionada por casi todas las fuerzas políticas y juristas especializados. La decisión del juez federal Claudio Bonadío de pedir el desafuero y detención de la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner por “traición a la Patria” en el marco de una causa vinculada a la investigación del caso AMIA propició la convocatoria de una movilización organizada en las redes sociales.
La habitual Marcha de la Resistencia encabezada por Madres de Plaza de Mayo sirvió de marco inicial a la convocatoria. “Son días tristes, amargos, pero tenemos que estar felices a pesar de todo porque somos capaces de llenar una plaza todos los días”, señaló Hebe de Bonifini en el comienzo de la ronda.

Desde el mediodía, los grupos de Whats App y otras redes estuvieron al rojo vivo. Enlaces de noticias, información sobre la conferencia de prensa que CFK brindaría en el Congreso para fijar posición, emoticones y mensajes de organización cotizaron en los intercambios. Sin horario esclarecido y con consignas cruzadas, la Plaza comenzó a cubrirse a las 17:00 con organizaciones y partidos de izquierda. Luego se sumaron columnas sindicales, la organización barrial Tupac Amaru –una de las columnas más compactas bajo miles de banderas blancas- , el Frente de Izquierda de los Trabajadores (FIT) y La Cámpora. Concluida la conferencia de prensa de la ex mandataria, los legisladores del Frente para la Victoria (FpV) caminaron desde el Parlamento hasta la Plaza de Mayo.
Cada cual con su canto y su color, las agrupaciones político-partidaria, sociales, barriales y sindicales marcharon alrededor de la Pirámide de Mayo que, esta vez, estaba decorada con guardapolvos escolares blancos, camisas de Metrovias, mamelucos grises y los curriculums vitaes de los funcionarios de la gestión macrista. Además de la reacción espontánea por el fallo de Bonadío, la movilización incluyó consignas de repudio a las reformas laboral, impositiva y previsional del gobierno de Cambiemos y un firme reclamo de justicia por la muerte de Santiago Maldonado y el joven Rafael Nahuel.

Cuando el norte no es muy claro, o cuando abunda la desesperanza, hay que mirar a las Madres. Desde las 15:00 un grupo de personas caminaba bajo la consigna “La falta de trabajo es un crimen que alguien tiene que pagar”. La gran bandera azul que caminó por 24 horas estuvo especialmente dedicada al presidente Mauricio Macri. “Hay que salir a la calle para que no haya más despidos”, insistió Bonafini. Y así se hizo. A través de redes sociales se convocó a llenar las calles. Un grupo invitaba a concentrarse a las 18:00, otros a las 19:30. En determinado momento, la hora de encuentro pasó a segundo plano. Solo, acompañado. Con amigos, con familia. Con bombos y platillos. Con carteles y banderas. O simplemente, estar y caminar. “Se resiste a la impunidad que hoy está en manos de este gobierno y de la justicia”, remarcó en representación de la Línea Fundadora, Nora Cortiñas, quien también se puso la camiseta de “Semana de Acción-Fuera OMC”, una organización que se hizo presente en la Plaza para expresar el repudio ante la cumbre de la Organización Mundial del Comercio (OMC) que se llevará a cabo este domingo en Puerto Madero.
Sin discursos únicos y centrales, la marcha espontánea se distinguió por otros rasgos: la unión de distintas banderas políticas partidarias, y numerosos reclamos con un mismo receptor. La bandera de la CORREPI y otras organizaciones de DDHH se agitaron para exigir justicia por Maldonado y Nahuel, y repudiar la represión. Por fuera de las organizaciones políticas, la movilización también contó con la presencia de ciudadanos “sueltos” que sumaron al reclamo después de una jornada laboral.
Actualizado 08/12/2017