Sep 11, 2019 | Entrevistas

«Vivimos en sociedades donde más del 70% del consumo es sofisticado y tiene que ver con lo superfluo», subraya Briski.
Para quienes no lo conocen, Norman Briski vive, respira y piensa teatro, como una herramienta cuya estética transforme la realidad. Su crianza transcurrió en una familia de actores, tuvo que exiliarse durante la última dictadura militar, tiene innumerables trabajos realizados, en las tablas, en la calle, en las villas, en fábricas, en organizaciones sociales, en el cine y en la televisión. Es un hombre prolífico: actor, mimo, escritor, director y maestro de actores. Padre de cinco hijos, formó parte del grupo de Teatro Popular Octubre, allá por la década de 1970 y hoy, a los 81 años, sigue en Calibán, su centro de operaciones: una ex fábrica de camisas que se transformó en un teatro para jugar, experimentar y resistir los embates de una sociedad cada vez más consumista y mercantilizada.
Entrevistar a Norman Briski, es abrir una especie de caja de Pandora. En ella hay cristales para ver de otras maneras, palabras que toman significantes nuevos, humor, ocurrencias y un mazo de posibles cartas para jugar, sin comodines.
Al seguir tu trayectoria y tu militancia a través del teatro, hay una palabra que te define: despojo. Te despojaste de los prejuicios, de los artificios y te lanzaste a hacer. ¿Qué podrías decir sobre este concepto?
Creo que el despojo es una clave. Si hay una alternativa que signifique el camino hacia la igualdad, sería el despojo. Hoy vivimos en sociedades donde más del 70% del consumo es sofisticado y tiene que ver con la alienación y lo superfluo. Si toda esa producción del hombre estuviese dedicada a toda la sociedad, en términos de pensar en igualdad, no habría pobreza en el mundo. El despojo, entonces, es desprenderse de lo que uno está consumiendo de más.
¿Qué creés que estamos consumiendo de más?
Los celulares, por ejemplo, son la clave de un nuevo genocidio. Primero, que la construcción de un celular significa la relación con la minería y la relación con la minería significa muerte. Si se fijan en Madagascar, que es un lugar donde se explota este tipo de minerales, se van a dar cuenta que, de un paraíso, pasamos -casi, casi- a una destrucción de lo humano.
¿El consumo es genocidio?
El despojo sería despojarse de esta hipercomunicación, que destruye el afecto y el cuidado. Entonces, el despojo podría ser una gran palabra para entender que las economías se basan en el consumo y que ese consumo es genocidio. Y la única manera de hacerse cargo de eso. Despojar a un burgués de su 4X4 es matarlo. Si siente que no la va a adquirir eso, va a matar al que sienta que no lo deja hacerlo o al que le esté pinchando la goma. Es un problema grave, ya estamos muy sumergidos en el placer improductivo del consumo.
Desde ese lugar, ¿cómo ves al socialismo hoy y cómo lo pensás con tu parte peronista?
El peronismo, como capitalismo reformista, ha fracasado. Aquel peronismo de Perón y Eva Perón, en comparación con esto, que también se llama peronismo, no tiene nada que ver.

«La urna es para amansados ciudadanos que buscan en el Estado la resolución de la corrupción», dice Briski.
¿Por qué creés que fracasó el peronismo?
Fracasa el peronismo en general, porque el reformismo no modifica estructuralmente un país, lo arregla, lo mejora. Aparece una idea de justicia social pero, en definitiva, es el negocio entre patronal y trabajo. Parece que terminó su instancia paternalista y que eso hoy hay que cuestionarlo. Sin embargo, lo único que se ha hecho es marchar hacia el centro de un populismo deportivo. Pasó a ser una socialdemocracia que se junta con la manada de los capitalismos en todas sus formas. Es decir, que lo único que se está racionalizando es qué capitalismo podemos tener, que sea menos salvaje que el de los neoliberales. Es una lucha entre capitalismos. Está afuera de la agenda de los pueblos la alternativa socialista.
¿Qué es socialismo hoy?
El socialismo en la Argentina, en términos históricos, está instalado, pero la idea asamblearia de constituir un pensamiento socialista moderno, necesitaría –indudablemente- de la asamblea para ir pensando entre todos qué socialismo queremos. La clave sería la herencia, el cuestionamiento de la propiedad y también que el sistema productivo esté en manos de quien la trabaja.
¿Cómo ves la izquierda en nuestro país?
La veo electoralista, cosa que a mí me da un poquito de vergüenza, porque se meten en el sistema de una democracia burguesa, que les gana en términos de estructura y desde allí está claro que no se puede llegar a un cambio. O sea, estoy en desacuerdo con que la izquierda este en las urnas. La urna es para amansados ciudadanos que buscan en el Estado la resolución de la corrupción.
¿Sería posible pensar un sistema sin Estado?
Sería extraordinario que se pensara, porque evidentemente una vez que se establece, el Estado te va a ganar. Es como ir a Mar del Plata a jugar a la ruleta y decir: ‘Saquen el grupier’. Entonces se acaba el juego. Es un juego perverso y habría que charlar para ver cómo hacemos, porque el neoliberalismo tampoco cuenta con el Estado.
¿Será por eso que hay variantes neoliberales que se autodenominan libertarias desde una concepción anarquista filosófica?
Sí, pero la clave de los anarquistas es ‘No al Estado’ y nadie es propietario de nada.
Ni Estado, ni mercado sería…
Sí, sí, una vez que hay Estado, el mercado responde a su estructura de explotación. Parecería que estamos lejísimo de eso. Me da la impresión que para la construcción de esto hay que tener valores y principios, contando mucho con las derrotas. Si vos querés cambiar tanto las cosas, vas a ser varias veces derrotado. Los intereses son muy grandes y lo que existen son las diferencias en el modelo del capital. Habría grieta si se hablara de un cambio estructural de país, es decir, un socialismo nacional.
¿Ves al peronismo como una etapa del capitalismo que vaya hacia el socialismo?
No, incluso el peronismo puede retrasar, puede frenar un cambio social profundo. Porque al reformar aparece el ‘gatopardismo’, el cambiemos algo, para que todo siga igual que antes.
Teniendo las elecciones tan cerca y viendo al peronismo que, como decís, no representaría el cambio y la izquierda estaría aburguesada, ¿qué opciones existen?
Hay opciones. Porque la resistencia que se ha dado en la Argentina, inclusive en el tema electoral, la sorpresa de la mayoría, y la diferencia enorme (del resultado de las PASO) están indicando claramente que hay sectores que han resistido a todo esto que está pasando. No son tomados en cuenta, no creo que los candidatos del Frente para Todos estén pensando en integrar a los que se movieron en la calle, casi todos los días. Ellos quedan como montados sobre lo insurreccional, se adueñan de lo insurreccional y con eso apagan el fuego de un cambio social en serio.
¿Estás hablando de cierta militancia?
No te creas, porque la militancia, en general, no es la que ha conducido esta resistencia frente al atropello. Creo que hay una diversidad que marcha junta. Pero, a la vez, hay una diversidad que se opone, que está en contra y que es mucha gente. Ahora se demostró con las elecciones, para las que les salió la medición como el culo. Se tenía confianza en todas las consultoras y resulta que no era así. Y eso quiere decir que hay una alternativa que está en la latencia y que no tiene identidad.
¿Te referís a ese famoso tercio fluctuante, que va para un lado o para el otro, que es el que termina definiendo elecciones?
No me parece que sea un tercio, me parece que por lo menos es el 50 por ciento, o mucho más. Si no, no hubiera pasado lo de estas elecciones. Y vamos a ver qué pasa, porque de estas elecciones que pasaron se va a contagiar un sector y esa es la rebeldía inesperada. El periodismo está a 14.000 kilómetros de lo que está pasando. Yo conozco ‘un’ periodista como la gente en todo el país.
¿Quién es?
Carlos Aznares (director de Resumen Latinoamericano, ex militante y colaborador de Rodolfo Walsh). Me parece que es el único que está viendo lo que está pasando, en términos de lo que se puede hacer. No está en relación con el Estado, no está en relación con ningún sueldo. Está relacionado con lo que está pasando con la gente, con los trabajadores y con lo que la Argentina ni siquiera quiere reconocer, que es la fuerza de los piqueteros que desarmaron cualquier posibilidad de que se instalaran los neoliberales para siempre.
¿Cómo ves al feminismo, dentro de estas resistencias?
Es la más legítima, la más potente. Una insurrección que se da con todos esos colores, es indestructible. Si esa insurrección tiene un solo color, no existe más, pero cuando se da de esta manera es indestructible.
¿Lo ves como una fuerza capaz de mover un poco la estantería del neoliberalismo?
No se pueden saber los alientos que tienen las llamaradas. Nunca es producto de una misma madera. Es una llamarada linda porque tiene alta inocencia, alta potencia, alta bronca. Y hoy una bronca que aparezca en la calle es lo único que brilla.
Y con respecto a tus piezas teatrales, ¿existe cierta igualdad que atraviesa a los temas que desarrollás? ¿Podés escribir una obra sobre Rosa Luxemburgo, en La conducta de los pájaros y otra sobre un enfermero en La Medicina. Tomo I?
Para mí eso es inesperado, yo no me propongo ‘voy a escribir sobre esto’, me aparecen entusiasmos sobre alguna imagen, inclusive combinando con preocupaciones sociales. Se podría decir, desde afuera, que es un teatro político. Pero yo no lo veo así.
Pero es político…
No, lo veo como hallazgos: ‘Mirá esto, que atractivo, que es para pensarlo, para jugar’.
Tener que clasificar a tus obras en un género es complicado…
Es que está de moda el tema del ‘género’, entonces se traslada a todos los ‘géneros’. ¿De qué género sos? Y… hay tantos géneros como personas. Cada persona tiene su propia ge-ne-ro-si-dad.
¿Podrías ahondar en la figura de la ge-ne-ro-si-dad?
Claro, porque la ‘generosidad’ es el dar y todo lo que signifique sensualidad y sexualidad, siempre se pensó que está puesto para el otro, para que el otro tenga placer. Cada uno tiene puntos en el cuerpo, en la cabeza y determina la singularidad de su género. De su cómo quiere ser querido.
¿Vas a estrenar otra obra, ahora dentro de poquito?
Está Potestad en el “Caras y Caretas” y acá, en “Caliban” La Medicina. Tomo I y La conducta de los pájaros y una obra mía: No te vayas con amor o sin él que se estrena en septiembre, pero no la estoy dirigiendo. Pero la actriz se las trae, es muy buena. Y el tema de la obra es el amo y el esclavo. Es la lucha del esclavo para ser amo, no es para terminar con lo binario de amo y esclavo. Esa obra tiene esa tesis.
Ago 29, 2019 | Entrevistas, Vidas políticas

«Hoy tenemos una intención de voto para Fernández que supera los 50 puntos», dice Zuban.
Ana Paola Zuban, politóloga y Directora de Investigación de la consultora cordobesa Gustavo Córdoba y Asociados, una de las pocas firmas que había estimado que la diferencia de la fórmula encabezada por Alberto Fernández respecto de la de Mauricio Macri podría acercarse a los 14 puntos, dialogó con ANCCOM sobre las PASO, la primera vuelta y las polémicas sobre las encuestas. Y sobre cómo ciertos medios atacan encuestadoras si divulgan estudios que no coinciden con su línea ideológica.
¿Por qué acertaron con los resultados y otros encuestadores fallaron? ¿Qué metodología usaron ustedes?
Nosotros hicimos una medición, como la mayoría de los colegas, con una metodología llamada IVR. Se trata de una encuesta telefónica nacional con una muestra estratificada de 1.200 casos que tiene la particularidad de generar un sesgo considerable porque sólo el 50% de la población argentina posee un teléfono fijo. Los resultados que nos arrojó daban una diferencia a favor de Alberto Fernández que rondaba entre 7 y 9 puntos, dependiendo del escenario en el que lo medíamos. A su vez, consultamos con colegas que hicieron encuestas domiciliarias. Las mismas son costosas, superan ampliamente los dos millones de pesos si la muestra fue tomada correctamente. Así, pudimos analizar nuestros números y la diferencia que nos daba con respecto a los que hicieron encuestas domiciliarias, que era de 10 puntos. Esa estimación sumada a nuestros números, un poco de conocimiento del contexto, de análisis, de lectura de un clima de opinión y el seguimiento de la medición mes a mes, nos dio un panorama que otorgaba la diferencia a favor de Alberto Fernández. Hubo varias mediciones que llegaron a los mismos números que planteamos nosotros. No todos los encuestadores se equivocaron por igual sino que muchos no publicaron sus números. Un poco para no provocar a cierta prensa que ataca de alguna manera a los encuestadores cuando los resultados no son favorables a sus opiniones y así no quedar en evidencia. Por parte de algunos medios hubo una inclinación a favor del gobierno actual, ya que publicaron encuestas que no eran tan cercanas a la instancia de las PASO y por eso no se pudo estimar el resultado final.
¿Hubo errores metodológicos en aquellos que se equivocaron con las estimaciones?
Pudo haber errores metodológicos. Quienes tienen teléfono fijo, esto está estudiado estadísticamente, tienen un voto inclinado a favor del presidente Macri. Los dos extremos de la sociedad, es decir en las villas de emergencia como en los countries o barrios cerrados, no hay teléfono fijo. Son dos segmentos de la población que quedan excluidos cuando se hacen las encuestas telefónicas. Nosotros tenemos formas de ajustar, de ponderar resultados para que la muestra nos quede normalizada. Hay algunos colegas que no lo hacen o no ponderan de una determinada manera. En algunos casos, hay errores metodológicos y en otros hay una intencionalidad para favorecer a un candidato.
¿Crees que en las encuestas hubo resultados dibujados “a pedido”? Tanto del gobierno como de especuladores financieros…
No puedo mencionar a ninguno en particular porque no tengo esa información de primera mano pero creo que es posible. Es realmente increíble pensar que los especuladores financieros o el mercado argentino se guíe en sus inversiones por una encuesta. Está probado desde la Ciencia Política que los números que arroja no influyen en la intención de voto de la opinión pública. Esto era así cuando no había redes sociales, los medios de comunicación eran limitados y la gente no tenía acceso a determinada información. Me resulta inconcebible que carguen de responsabilidad a una encuesta por las decisiones que toman, creo que deben manejar otras herramientas dentro de su análisis como, por ejemplo, el comportamiento de los mercados internacionales. Esto no quiere decir que las encuestas no tengan validez o fiabilidad sino que son, simplemente, una foto del clima de opinión en un momento determinado.

«Casi un 60% de la población no cree que la institucionalidad esté en riesgo ni que haya que adelantar las elecciones», señala Zuban.
¿Cómo quedó el tablero político luego de las PASO?
Esperamos unos días para hacer la encuesta post-PASO y publicarla por todos los acontecimientos que se fueron sucediendo desde el domingo a la noche, cuando el presidente nos envió a dormir sin tener los resultados provisorios del escrutinio, más el escándalo de Smartmatic. También se vino la conferencia de prensa del lunes, los nuevos anuncios del miércoles, el cambio de Ministro de Economía, además de la crisis económica concreta que estalló el día después de las PASO. Según nuestra medición, las diferencias se acrecentaron con el correr de los días a favor de Alberto Fernández. Hoy tenemos una intención de voto para Fernández que supera los 50 puntos y una intención de votos hacia el presidente que cada vez se circunscribe más a su núcleo duro de votantes, cercano al 37%. Con este panorama es muy poco probable que pueda revertirse lo sucedido de cara a las elecciones de octubre. Especialmente, si observamos como el presidente todavía se debate entre representar el papel de candidato o el papel de actual gobernante. Macri está en una posición incómoda, necesita poder encontrar el eje, ver que está en medio de una crisis y poder manejar esa situación con moderación junto al resto del marco político del oficialismo. Juntos por el Cambio va profundizando cada vez más su núcleo duro de votantes y sigue una narrativa discursiva que apunta a diferenciarse. Apelan al miedo de regresar al pasado o al odio con discursos que echan a rodar versiones de que la democracia está en peligro. Siguiendo nuestras encuestas, casi un 60% de la población no cree que la institucionalidad esté en riesgo ni que haya que adelantar las elecciones.
¿Qué componentes influyen en el voto?
El voto tiene muchos componentes: hay teóricos que opinan que el voto es ideológico, otros creen que la gente vota con las emociones aún en contra de sus propios intereses, algunos opinan que el voto es clasista, etc. Pienso que hay un componente económico muy importante, sobre todo en tiempos de crisis, pero también hay uno ideológico. La relación Cambiemos – kirchnerismo se ha planteado en esos términos. La palabra polarización, que la hemos escuchado un montón a lo largo de la campaña y no la habíamos sentido mucho antes, la han sugerido las dos fuerzas políticas. Una defendiendo la pertenencia a ciertos valores y políticas públicas cercanas a la izquierda y la otra más afín a la derecha, a lo conservador en lo social y a lo liberal en lo económico. Lo que hemos obtenido es una polarización no tanto en términos numéricos, ya que vimos que la diferencia es casi irremontable, pero sí en términos ideológicos.
¿Dónde se dieron los resultados más inesperados?
En Buenos Aires se dio una diferencia mucho mayor de lo que estaba pronosticado. Se sabía que iba a ser muy difícil para María Eugenia Vidal sobreponerse a la diferencia en contra que iba a sacar Macri. La gobernadora necesitaba un corte de boleta a su favor muy significativo para poder remontar esa diferencia. Sin embargo, pensábamos que la diferencia iba a ser un poco menor. De todas maneras, no hubo mucha sorpresa en ningún lado porque en todo el resto de las provincias estaba la tendencia hacia el Frente de Todos. En la provincia de Córdoba, sabíamos que la diferencia que iba a sacar a favor Macri, que fue el único lugar del país en el que ganó, iba a ser muy inferior a la que había sacado en el 2015 e incluso en el 2017.
Mendoza y Córdoba tienen una característica que es que votan en un sentido político para la presidencia, en otro para la gobernación y, Córdoba Capital, en otra orientación distinta para la Municipalidad. En el 2015 ganó Macri la presidencia, mientras que la gobernación quedó en manos de un peronista anti K, y en la municipalidad ganó un radical que, si bien tenía alianza con Cambiemos, no era de su círculo íntimo.
Ago 23, 2019 | Entrevistas

En 2010, Hugo Ruiz ganó una mención en la Bienal Iberoamericana de Madrid, en la categoría de diseño social.
En un panel del segundo Congreso de Lenguas Indígenas realizado en el Centro Universitario de Idiomas, un joven se destaca del resto de los oradores. Sentado entre profesores y autoridades de comunidades originarias, está listo para presentar su proyecto que busca difundir el idioma guaraní en las redes, Ndish. Comienza a exponer y el público lo escucha atento. Cuando termina responde un par de preguntas y lo despiden con un fuerte aplauso.
Hugo Ruiz, de él se trata, nació en Ybycuí, una pequeña ciudad de Paraguay, donde creció hablando en guaraní. Hoy vive en Buenos Aires, es diseñador gráfico, le gusta la música y trabaja en una agencia de publicidad. Dedica casi todo su tiempo libre a Ndishtv, la primera plataforma de entretenimiento totalmente en guaraní, como él dice, que se inició en Facebook, donde alcanzó más de 100 mil seguidores, y recientemente se mudó a Instagram, donde ya tiene 11 mil.
¿Cómo empezó el proyecto?
Nació en 2012 y fue creciendo. En esa época tenía otro nombre y por un tema de derechos de autor tuve que cambiarlo a Ndish. Desde el principio quise hacer todo desde el diseño gráfico, con determinada estética y desde el humor. En Internet no había muchos espacios dedicados al guaraní, y los que existían tenían un carácter más académico, educativo y didáctico, lo que dejaba a todo el contenido de entretenimiento que suelen consumir los jóvenes afuera. Sentí que se necesitaban materiales que pudiesen reflejar lo que comparten ellos, sus consumos culturales –memes, música– pero en guaraní.
¿Cuál es el lugar de la cultura pop en el guaraní?
En Paraguay hay dos idiomas oficiales, español y guaraní, pero éste siempre marginado, principalmente porque en el imaginario colectivo se le asignó su uso a ciertos sectores sociales. Con la llegada de los medios, en la segunda mitad del siglo XX, el español fue ganando terreno en la televisión y la radio, mientras que la gente decía que el guaraní entorpecía el habla. Estas concepciones no nacen de la nada, tienen un componente histórico.
¿Qué significó esto para el idioma?
El guaraní ha sobrevivido a todas las prohibiciones a las que ha sido sometido, porque representa nuestra idiosincrasia, la manera en que pensamos, cómo nos expresamos. Además, fue un arma de resistencia a la dictadura y a todo lo que intentó suprimirlo. Su protesta fue resistir. Fue un idioma que se prohibió en muchas épocas de la historia, especialmente en el régimen de (el dictador Alfredo) Stroessner.

Ruiz superó los cien mil seguidores en Facebook y ya va por los 11 mil en Instagram.
Una crítica posible al proyecto es que “vende” una lengua ancestral a las redes, que al fin y al cabo son un negocio, ¿cómo te planteás esto?
El guaraní es hablado por muchas personas de diversos sectores sociales. Abandonó a las comunidades indígenas que le dieron origen y se convirtió en algo más grande. Se habla en las grandes ciudades y se convirtió en una lengua oficial que habla la población en general. Mi proyecto busca mostrar que el idioma evolucionó, que no se quedó en el pasado y que es capaz de adaptarse a las nuevas configuraciones del mundo, a las nuevas tecnologías y formatos. Hay palabras nuevas que se van a comenzar a regular, que generan rechazo dentro de la comunidad académica más purista, como por ejemplo “wifi” o “televisión”. Por eso, más que venderlo al capitalismo, quiero abrir el guaraní al mundo, a lo que está pasando en el país y alrededor.
¿Cómo funciona su enseñanza?
Hay dos tipos de guaraní: el corriente de uso cotidiano, el yopará –que es el de uso mayoritario y significa “mezcla”– y hay otro más formal. Yo lo aprendí en mi casa, pues era lo único que hablábamos, pero cuando entré al colegio todo el programa y los contenidos estaban diseñados en español. Hasta los cuatro años hablamos y pensamos en guaraní y cuando entramos a la escuela nos obligan a pensar en español. Esto genera un choque cultural y emocional. En la actualidad ya está contemplada la enseñanza de guaraní en los colegios, pero no es el lenguaje que se escucha en la calle. No refleja la manera en que habla la gente y el sistema educativo no termina de enseñar bien ninguno de los dos.
¿Por qué hay mucha gente que entiende el guaraní pero no lo habla?
La reticencia a hablarlo viene de la vergüenza y de la creencia de que lo usa la gente de bajos recursos y la del campo. Hay familias que se niegan a hablarles guaraní a sus hijos, lo que genera ese choque cultural que supone pensar en un idioma y hablar por imposición en otro.
¿Qué esperás de Ndishtv?
Mi audiencia está compuesta en su mayoría por jóvenes de 15 a 25 años, lo que me pone muy contento. Hemos crecido, y hablo en plural porque somos una comunidad donde los usuarios comentan, hacen sugerencias, me envían contenidos que quisieran ver, y yo trabajo a partir de eso. Arranqué intentando llenar un espacio que estaba vacío. En 2010 gané una mención en la Bienal Iberoamericana de Madrid, en la categoría de diseño social, y ahí me di cuenta que tenía que apuntar a algo más grande y entonces comencé a buscar otros recursos para seguir creciendo. Mi idea es generar otros espacios, sumar más gente y crear un club de conversación en guaraní, que ya se hace en Paraguay, y que se puedan crear foros de divulgación del lenguaje.

Jul 11, 2019 | Entrevistas, Géneros

Después de Érica Borda, doce mujeres se anotaron en el Registro de Mujeres Aspirantes a Choferes de Colectivo.
Érica Borda logró ser chofer de la Línea 130 después de una batalla legal de ocho años. Finalmente, el Poder Judicial falló a su favor exigiéndole a la empresa que el 30 por ciento de su plantel sea femenino. También obligó al Gobierno nacional que tuvo que crear el primer Registro de Mujeres Aspirantes a Choferes de Colectivo (REMACC). Una historia de lucha -sobre ruedas- por la paridad de género.
Son las 12 del mediodía en la cabecera de Boulogne de la línea 130. Hay siete choferes terminando de almorzar en el comedor cuando entra Érica, que lleva la misma campera y camisa azul que sus compañeros.
– Pero mi camisa es más femenina, tiene pinzas- dice Érica que también tiene los ojos delineados con negro y usa un pañuelo rosa, aunque tiene el que le dio la empresa, con rombos celestes y verdes, guardado en la cartera.
Borda saluda a sus compañeros, uno por uno, mientras guardan sus tuppers y se van levantando. Érica toma una servilleta y empieza a juntar las migas que dejaron en las tres mesas del comedor. Los demás la miran. Hay un chofer que sigue sentado, pero cuando Érica limpia su mesa, se levanta y afirma entre risas:
– Esto es lo que les toca a las mujeres.
– ¡Qué hijo de puta!- dice alguien desde el fondo.

«No aceptar a las mujeres sería retrógrado», afirman los compañeros de trabajo de Érica Borda.
En un terreno en el que las mujeres fueron históricamente excluidas, Érica abrió camino. Y no es esta la primera vez. Ya había sido conductora de la línea 140 durante doce años hasta que la echaron sin motivos, en 2011. Entonces, buscó trabajo en otras líneas pero la respuesta era siempre la misma: “No tomamos mujeres”. Cansada de la discriminación, presentó junto a la Defensoría General de la Nación una acción de amparo contra el Estado Nacional y tres empresas de colectivos: Los Constituyentes SAT; Transportes Avenida Bernardo Ader S.A. y Transporte Escalada SAT.
Borda tenía dos pretensiones: la primera de naturaleza individual, reclamaba la protección del derecho subjetivo a obtener trabajo como chofer de colectivo; y la segunda, de dimensión colectiva, con el fin de que las empresas readecuaran sus políticas de selección y contratación de personal, de forma tal que cesaran con las prácticas discriminatorias hacia las mujeres. También, solicitó la anulación del Convenio Colectivo de Trabajo Nº 460/73 de la Unión Tranviarios Automotor (UTA), ya que no contempla a las mujeres como trabajadoras. En el texto se refiere a ellas como las esposas de los trabajadores o quienes alumbran a sus hijos o hijas.
– Inicié el proceso para las que venían, no para mí. No quería que otra mujer sufriera lo mismo que yo- explica Érica que tuvo que buscar otra profesión para mantener a sus cuatro hijos. Estudió enfermería y ejerció durante dos años.
– El trabajo de enfermera es diferente porque implica un esfuerzo físico y mental muy grande. Hay que atender al paciente y contener a la familia. Además, el sueldo de enfermera es casi la mitad que el de un colectivero.

Borda señala que los 15.000 pesos que cuesta el curso de la Comisión Nacional de Regulación del Transporte es prohibitivo para una mujer.
La defensa de las empresas demandadas se estructuró sobre la base de que los hombres son quienes conducen porque han sido casi los únicos que se postularon para desempeñar esa tarea. Esta afirmación da cuenta de la desigualdad estructural que sufren las mujeres en un mercado laboral sesgado por estereotipos de género.
Recién en octubre de 2018, la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo dictó una sentencia definitiva que dio lugar al reclamo colectivo. Condenó a las tres empresas demandadas a que confeccionaran un Protocolo de Buenas Prácticas en la selección de personal y les exigió la contratación, en el futuro, de personal femenino hasta alcanzar el cupo del treinta por ciento. También, el Tribunal instó a los poderes Ejecutivo y Legislativo a que adopten medidas apropiadas para revertir la discriminación por género.
En línea con el mandato judicial, en enero de este año, el Gobierno nacional creó el Registro de Mujeres Aspirantes a Choferes de Colectivo (Remacc) para que las empresas lo consulten al momento de convocar a nuevo personal. Borda fue le primera inscripta y hoy ya son doce. Sin embargo, Érica advierte sobre el problema que tiene el Registro: “Para anotarte tenés que tener el curso de la Comisión Nacional de Regulación del Transporte (CNRT) que sale alrededor de 15 mil pesos, más los tres mil de la licencia profesional. Antes del fallo, las mujeres no hacían el curso porque invertir 18 mil pesos era regalar la plata para un puesto de trabajo que no tenías. Y ahora, la mayoría de las mujeres que pueden inscribirse quedaron solas o tienen cargas de familia. ¿De dónde van a sacar 18 mil pesos?, se pregunta.
Por eso, aunque Borda ya cumplió su objetivo, sigue luchando para que se les pueda otorgar un subsidio a esas mujeres. También, se creó un listado alternativo para ellas que ya cuenta con 30 inscriptas.
– Mi deseo es que sea más natural ver a una mujer manejar el colectivo- confiesa Érica.
Para sus compañeros, que manejen hombres o mujeres es indistinto.
– No aceptar a las mujeres sería retrógrado- afirman.
– Yo sabía que me iban a recibir bien. No noté rechazo- asegura Érica.
– El tema es cuando se va, ahí sí le sacamos el cuero- agrega uno de los choferes y todos se ríen.
Para el delegado Ariel Martínez, las bromas y chicanas son “una forma de aceptación”. Sin embargo, Érica se encarga de dejar las cosas en claro:
– Yo no vine a ser conflictiva, pero voy a defender lo mío.
Y defender lo suyo también implica definirse como chofer o conductora, pero no colectivera:
– Dentro de este rubro decir colectivera es referirse a la acompañante, la “novia” del chofer. A mí no me ofende en realidad, pero prefiero aclararlo.
Desde que Érica se incorporó a la empresa, en abril, el único cambio que tuvieron que hacer los choferes fue en la forma de hablar.
– Ahora hay que tener más recaudo, pero es un lindo desafío que empiecen las mujeres acá- explica el chofer Martínez.

Ya hay otras tres mujeres en la Línea 130, una manejando y otras dos haciendo las prácticas.
Después de Érica, fue contratada Sabrina Gutiérrez y, actualmente, hay otras dos mujeres haciendo las prácticas. Los pasajeros ven la incorporación de las conductoras con buenos ojos. Explican que las mujeres frenan más suave y tienen más consideración. Según la Asociación Civil Luchemos por la Vida, las mujeres conducen en forma más segura que los hombres y se cuidan más (usan más el cinturón de seguridad y el casco). La tendencia de los varones a arriesgarse en las calles y rutas tiene como resultado que siete de cada diez víctimas de tránsito en el país sean hombres. Los datos demuestran la falsedad del dicho “mujer al volante peligro constante”.
– No sé si decir lo que dicen de los varones… – les comenta Érica a sus compañeros-. El otro día subieron acá, en Ader, dos mujeres y lo primero que dijeron fue: “Tenía que ser mujer para que arrimara al cordón”. Se ve que algunos no están bien vistos.
– Pero también estamos los buenos… yo estoy casado con una pasajera, así que tan mal no me porté- retrucó Martínez.
Ya son las 13, Érica tiene que partir. Pasa por el control, toma la planilla de los horarios y va al colectivo que comparte con el chofer de la mañana. Se abrocha el cinturón e inicia el recorrido.
– Me quiero comprar un parlantito porque si no tengo música me pongo a cantar sola. Es que con el tráfico te volvés loca- cuenta Érica riendo.
Ni bien sale de la terminal está la prueba de fuego: la curva de la Avenida Rolón.
El colectivo pasa con lo justo, pero Érica ya le agarró la mano.
– Hoy los colectivos tienen caja automática y sistema hidráulico. La única diferencia con un auto particular es la dimensión. Pensar que el cuerpo de la mujer no está preparado para manejar colectivos es quedarse en el tiempo.
Unas paradas más adelante sube una señora mayor.
– A Munro- dice y apoya la tarjeta Sube en la máquina. Cuando está por pasar al fondo se detiene y le dice a Érica con una sonrisa:
– Nunca vi a una mujer chofer, la felicito.
– Ahora nos va a ver un poquito más- retruca Érica.
Es un día tranquilo, no hay tráfico. Érica va dos minutos adelantada. Si llega a la terminal de La Boca con esa anticipación serían dos días de suspensión.
– No pasa nada, ya nos va a agarrar un semáforo o una parada con mucha gente y compensa.
En la parada neurálgica de Retiro hay una fila larguísima.
– ¡Cuidado la puerta por favor!- dice Borda y sigue.
Después de dos horas, llega a La Boca bien de tiempo. Tiene diez minutos para descansar. Come un sándwich, toma un vaso de gaseosa y arranca. A lo largo del día, dará dos vueltas completas, algo así como ocho horas y media.
– Ahora hay más tráfico, en un rato empiezo a cantar- comenta Érica.
En la siguiente parada sube una mujer que la mira sorprendida.
– Es la primera vez que tomo el 130 y hay una mujer, ¡bienvenida!- le dice tomándola del brazo.
Y Érica vuelve a responder:
– Ahora nos va a ver un poquito más.
Jul 5, 2019 | Entrevistas

«Intentamos adaptar un espacio bidimensional, -el del libro- a uno tridimensional», explica Isol sobre la muestra.
Una avalancha de chicos se amontona alrededor de Isol en el hall central del Espacio Cultural de la Biblioteca del Congreso. Entre gritos y risas, el maestro que los acompaña hace las presentaciones necesarias: “Chicos, les presentó a Isol, la autora de todo lo que acabamos de ver”, dice mientras el silencio y la curiosidad se apodera de ellos por un breve instante. Enseguida, llueven las preguntas: “¿Vos dibujaste todos estos libros? ¿En cuántos idiomas los escribiste? ¿Cuál es tu libro favorito?”. Isol permanece reflexiva un momento e improvisa una respuesta al pasar. Más tarde, confiesa que, aunque recurrente, la pregunta por su libro favorito siempre la agarra desprevenida, sin saber bien qué contestar. Es que son tantos y todos tan queridos que cree no poder elegir uno solo.
Desde el comienzo de su carrera, la autora lleva publicados más de 20 títulos, que fueron traducidos a diecisiete idiomas. Sus dibujos ilustraron los poemas de Federico García Lorca y los cuentos de Paul Auster; también los textos de Graciela Montes, Jorge Luján y Antonio Fernández Molina. Empezó trabajando para diarios, revistas y hasta pasó por varias agencias de publicidad; y en el año 2013, se consagró como ganadora del Premio Astrid Lindgren Memorial Award (ALMA), considerado como una especie de Premio Nobel de la Literatura Infantil.
La música, así como el dibujo, siempre fueron sus herramientas para comunicarse con los otros. En pleno cambio de milenio, formó parte de Entre Ríos, una banda de pop electrónico que cobró popularidad hacia el 2005, luego de haber adaptado una de sus canciones para la campaña publicitaria de la cerveza Quilmes. Y más tarde, integró junto a su hermano Federico “Zype”, el dúo SIMA.
“Bestiario Doméstico” es la muestra que reúne gran parte de ese recorrido como ilustradora y cantante, y pone el acento en algunos de sus libros más destacados, repletos de historias habitadas por criaturas cotidianas reinventadas por ella desde una estética humorosa y una mirada algo salvaje de la niñez.

«En la muestra hay toda una mirada del niño como una mezcla con lo salvaje», advierte la artista.
Estás presentando una muestra que reúne mucho de tu trabajo como artista gráfica infantil. ¿Cómo surgió la idea de montar “Bestiario Doméstico”?
Me ofrecieron estar en el Espacio Cultural de la BCNA y fue todo un tema, porque las muestras de ilustradores que hacemos libros hay que pensarlas desde un lugar diferente al de una exposición de un artista que hace obras para colgar. La gracia era mostrar, además de las ilustraciones, en qué idea o secuencia estaban insertas, porque yo no hago dibujos nada más, yo cuento historias. Intentamos adaptar un espacio bidimensional, -el del libro- a uno tridimensional, y jugamos mucho con la temática de los textos. Por ejemplo, mostramos Nocturno adentro de una casita oscura e incluimos algunos espejos deformantes. Como el espacio es tan grande, nos quedó una especie de retrospectiva: hay dibujos del `98 hasta ahora. Son más de 20 años de producción.
¿Qué hay de bestial en «Bestiario Doméstico»?
En la muestra hay personajes niños y animales. También, hay toda una mirada del niño como una mezcla con lo salvaje. Diría que es un catálogo de seres especiales, pero que no dejan de ser domésticos porque viven en nuestras casas. Esta muestra tiene eso de sorprenderse de lo cotidiano, de mirar a estos seres como si fueran extraños. Además, hay algo de lo bestial que yo fomento mucho al dibujar, eso de perder un poco el control, de buscar lo salvaje en el sentido de suelto o lo no convencional.
Venís de una familia vinculada al arte, de una madre cantante lírica y un padre artista plástico. ¿Siempre tuviste en claro que el camino que querías seguir era el artístico?
Sí, siempre me pareció bastante natural dibujar e inventar cosas. A mí el deporte nunca se me dio, así que dibujaba como una manera de comunicarme con los demás, de acercarme a los otros. Además, siempre me gustó mucho el cómic. Cuando estaba en la secundaria era el momento de la apertura democrática, eran tiempos donde había fanzines y efervescencia por todos lados. Estaba la Revista Fierro con toda esta cosa de contar historias con imágenes. Estaban los cómics de Alberto Breccia o Max Cachimba que me parecían de un nivel gráfico y cultural altísimo, de mucha inteligencia y libertad, tenían algo de contracultural. Estaban mis héroes de la plástica que eran medio locos, como los integrantes del Grupo Cobra o Jean Dubuffet. Era gente que jugaba con romper lo que era el arte convencional para ir a algo de mayor expresividad, que muchas veces tenía mucho de volver a la niñez. Que no era lo mismo que ser un niño, sino volver a un estado infantil, pero desde un lugar creativo.

«En mis trabajos, la solemnidad no va, la moralina no va, y si me sale, es muy a mi pesar», señala la autora.
¿Cómo arrancaste en el mundo de la ilustración?
Estudié en Bellas Artes y me recibí de Magíster en el ´89. Después estuve en la UBA algún tiempo también, pero me di cuenta de que no era lo mío. Mis primeros trabajos fueron ilustrando en diarios y revistas. Me encantaba poder hacer una opinión ilustrada de un texto, era una manera de hacer mi propia lectura a través de mis dibujos. Trabajé en revistas de todo tipo: para chicos, políticas, de mujeres. Eso me dio una gimnasia buenísima porque tenía que resolver rápido y de una manera que no fuera obvia. Con el tiempo empecé a encontrar los libros para niños y hoy puedo decir que es un formato que me entusiasma y lo siento propio. Me gusta que sean objetos en serie. Me gusta hacer cosas que al estar en un libro, se van a convertir en algo íntimo de cada persona. A los chicos y a los grandes, el objeto libro nos resulta accesible y querible.
Ilustraste libros de Graciela Montes, Jorge Luján, Paul Auster, García Lorca, entre otros. ¿Qué diferencia crees que hay entre ilustrar tus propios cuentos o darle vida a los personajes que escribieron e imaginaron otros?
Hay algo que sucede cuando pongo un dibujo con un texto que quizás no pasa cuando sólo dibujo. Creo que salen cosas diferentes cuando pensás algo desde esa conjunción texto-imagen. En el libro después se nota que lo hizo alguien que estaba pensando en cómo texto e imagen iban a dialogar, a veces complementándose, a veces contraponiéndose. En cambio, el escritor que escribió sin dibujo piensa que eso funciona igual. Ahí el trabajo es otro; es encontrar qué puede hacerse con ese texto que no lo cierre en sus significados y que sea interesante plásticamente. Pero para poder enriquecer el texto, hay que ser un buen lector.
¿Los textos de quiénes te parecieron más desafiantes de ilustrar?
Con el libro Mi cuerpo y yo, de Jorge Luján, siempre hubo algún momento en el que no sabía qué hacer. Nunca fue un “no sé qué hacer porque esto no va”, sino porque quiero hacer algo que esté bueno y no lo estoy logrando. El texto dice algo así como que una cosa es el cuerpo y otra cosa soy yo, y yo le preguntaba a Jorge: “¿Qué es el yo? ¿Es el alma?, ¿El espíritu? ¡En qué me metí!”, decía. Cuando uno lo piensa, no es complicado darse cuenta que uno es diferente de su cuerpo, pero cuando uno tiene que visualizarlo en una imagen, se complica. Traté de hacer una especie de poesía visual para no limitar la idea del poema. Con Lorca me pasó que había conocido de chica muchos de sus poemas en forma de canción. Pero su poesía me llevaba a algo que no es mi cotidiano exacto: la retama, la yerba buena, la mariposa, ese no es mi mundo en mis libros. ¡Creo que es la primera vez que dibujé una mariposa en mi vida! Fue muy lindo tener la oportunidad de meterme en su imaginario.

«A los chicos y a los grandes, el objeto libro nos resulta accesible y querible», asegura Isol.
¿Qué es lo que dirías que no puede faltar en un libro tuyo?
Te puedo decir lo que no va. La solemnidad no va, la moralina no va, y si me sale, es muy a mi pesar. Trato de que sea abierto y que tenga algo de humor, incluso la estética me parece humorosa, que las líneas se muevan, que los personajes tengan expresividad en sus rostros, que se sepa qué les está pasando. Y empatía: empatía con el personaje, en general, y con el niño, en particular.
Decías que tratas de correrte un poco de esa pretensión didáctica que suelen tener los libros infantiles…
Claro, porque todavía hay gente que no sabe qué hacer con el objeto libro. Yo les digo, “leélo, pasalo bien”. Es como si el libro -o la música en tal caso- tuviera que enseñar algo aparte del disfrute de leer una historia. Si vos estas tratando de que te sirva en un sentido pragmático, bueno, te sirve de esa manera: te permite conocer algo nuevo. Es como viajar. Uno ya viajando, aprende cosas nuevas.
¿Pensás que ser ilustradora infantil conlleva algún tipo “responsabilidad”?
La responsabilidad mata al artista. Demasiada madurez te mata, mata la creatividad. Mi responsabilidad es, en todo caso, querer hacer algo bueno y claro. Es ser consciente de lo que estoy diciendo, de cómo puede ser leído. Pensar que lo que yo muestro, habla de lo que soy, porque sería ingenuo decir: “Yo ilustro esto porque el texto lo dice”. No, nunca el texto dice una sola cosa. Vos lo mismo lo podés contar de muchas maneras de acuerdo a cómo vos te posiciones.

La muestra funciona como una retrospectiva de veinte años de trabajo.
Y con la música, ¿te pasa lo mismo? ¿Sentís que podés decir algo diferente que con tus dibujos?
Con la música siento que soy narradora. Pero desde otro lugar, porque soy una parte más, siempre estoy con otros músicos. Hay algo de poner el cuerpo en el canto que es muy distinto a hacer dibujos. Las ilustraciones están ahí cuando uno ya está seguro de que es eso y lo muestra. En el canto, uno está todo el tiempo poniendo el cuerpo en escena, tu voz es algo que salió y es eso, es personal. Es algo muy poderoso. Tiene que ver con estar con otros, con la performance en vivo y encontrar esos momentos de pura felicidad, de conexión, donde todo fluye y podés estar cantando una letra hermosa. Está buenísimo, pero, a veces, me cuesta sostenerlo. No sé si podría hacer una carrera como cantante. Es mucha exposición, aunque cada vez lo disfruto más.
Con SIMA compusieron, en el 2014, el álbum Novela Gráfica, que fusionaba las letras de tus canciones, tu música, con los dibujos de otros artistas. ¿Cómo fue la experiencia de crear ese disco?
Novela Gráfica surgió una vez que nos invitaron a tocar en el Malba, en una muestra de Liliana Porter. Pasaban un video con imágenes de ella y nosotros tocábamos. Parecía que las imágenes hablaban de los temas. Todo parecía encajar tan bien y lo primero que hicimos era pedirle a Liliana si podíamos usar algo de esa muestra para nuestro disco y nos dijo que sí. Ahí nos envalentonamos y empezamos a convocar artistas que se coparon. Fue un proyecto muy divertido porque pude darle mis textos a otros artistas y que ellos ilustraran. Me gustó ser un poco editora. Además, fue hacer un objeto diferente, precioso, en conexión con esos álbumes que se hacían cuando yo era chica, con ese arte de tapa como en los Rolling Stones, King Crimson o Led Zepplin.
En tus redes se te vio muy involucrada con los movimientos del #NiUnaMenos, el #MiraComoNosPonemos y la lucha por el aborto legal. ¿Crees en el lugar del arte para acompañar lo político?
Sí, porque además de artistas somos personas. Estamos en una sociedad en la que, si en algo podemos arrimar el bochín a que se cumplan cosas que para mi deberían cumplirse, trato de hacerlo. Pero una tiene que ser coherente. Ningún dogma cerrado está bueno. Me parece que hay que discutir, concientizar, educarse. No soy una militante. Soy humilde en ese aspecto, y sé que hay gente que entiende mucho más que yo de ciertas cosas. Pero, cuando sé que puedo apoyar desde un lugar sincero, lo hago.
La muestra “Bestiario Doméstico” continúa hasta el 5 de agosto en Espacio Cultural de la Biblioteca del Congreso, en Alsina 1835, CABA. La entrada es libre y gratuita de 15 a 20. El 20 de julio a las 18, Isol cantará algunos temas de su disco Novela Gráfica junto a Nicolás Cecinini, Pol Neiman y Julián Horita. Artistas invitadas: Virginia Abrigo y Paloma Valdivia.
Jun 26, 2019 | Entrevistas

«En todas las luchas de trabajadores, trabajadoras y de la juventud, la izquierda está ahí», dice la candidata.
Se define como socialista, feminista y socióloga. Egresada de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA y trabajadora no docente, encabeza la lista del Nuevo MAS, uno de los espacios que disputará el voto anticapitalista en las próximas elecciones. “Nosotros no militamos por cargos”, asegura Manuela Castañeira, cuya agrupación –al igual que la de Luis Zamora– no aceptó la propuesta de unidad sin PASO del Frente de Izquierda y los Trabajadores (FIT).
¿Por qué sos la única mujer candidata?
Ha habido un giro conservador y a la derecha en los partidos tradicionales y en el conjunto del arco político que no sólo le da la espalda al movimiento de mujeres sino también a los grandes temas sociales de la Argentina. Este es el país de la marea verde. Nosotros no concebimos una elección que no lleve a una mujer como precandidata a presidenta.
El FIT no aceptó ir a unas PASO con el Nuevo MAS, ¿por qué?
El FIT con Nicolás del Caño y su gente está estancado y de espaldas a los grandes fenómenos sociales, entre ellos el movimiento de mujeres. Esto da cuenta de un dejo machista a la hora de conformar sus listas porque ellos también tenían compañeras que podrían haber elegido y no lo hicieron. La izquierda tiene que contener todos los matices y las figuras para conformar un espacio común. Con esta decisión, demostraron que no están a la altura de las circunstancias para tener un frente unitario. Ellos han consagrado la fragmentación.
¿Cuál es el papel de los partidos de izquierda hoy?
Tienen un gran lugar. En todas las luchas de trabajadores, trabajadoras y de la juventud, la izquierda está ahí. En los reclamos por derechos, siempre hay una bandera roja. Sin embargo, en las elecciones de este año no veo una posibilidad para el Frente de Izquierda. Si hubiera una fuerza unitaria, que permita hacer unas PASO y después tener listas comunes, podríamos demostrar la intención de ser una alternativa más clara. Eso no va a poder ser, pero fue lo más correcto que la izquierda lleve una candidata muje. Si nos hubiésemos bajado no habría ni una sola en el país del niunamenos y eso me parece inaceptable.
Ustedes proponen la ruptura total con el FMI, ¿cómo sería posible con una deuda que representa el 90 por ciento del PBI?
La Argentina hoy está en default técnico. Esa deuda es ilegítima, nadie quiso acudir al FMI. Si a los grandes capitales les interesa tomar las deudas que la pague la familia Macri, que son los principales responsables. ¿Por qué la tienen que pagar los trabajadores y los jubilados? El que haga campaña diciendo que quiere defender a los trabajadores va a tener una contradicción entre eso y mantenerse en el arco del FMI, que hoy representa la contrarreforma laboral, la contrarreforma previsional y prácticamente la migración de la salud pública para que cada peso argentino vaya hacia el Fondo. Nuestros intereses están puestos en la defensa de los trabajadores, trabajadoras, jóvenes, jubilados, y son antagónicos al FMI. Hay que irse del organismo y que la deuda la paguen los que la generaron, no la sociedad.

«Ingresé a la militancia desde el feminismo, por el caso de Romina Tejerina y por el aborto legal», recuerda Castañeira.
¿Qué percibís en la calle hoy?
Hay un paréntesis de la corrida, suspendida por la campaña electoral. Hay crisis, hay malestar, hay preocupación porque no se llega a fin de mes. Hay despidos discriminatorios porque las empresas aprovechan para hacer persecución sindical a los trabajadores que pelean por derechos y por defender los convenios colectivos.
¿Cuál es tu opinión sobre las otras fórmulas?
Están muy en la derecha. Desde Mauricio Macri-Miguel Ángel Pichetto haciendo campaña por el FMI hasta por Alberto Fernández-Cristina Kirchner. Alberto Fernández es una opción más de la derecha de la que el kirchnerismo podría haber elegido según su propia tradición “progresista”. Es un amigo de los empresarios que dijo que no va a hacer locuras con el FMI, que con el debate sobre la legalización del aborto dijo que no era el momento, que elogió a Horacio Rodríguez Larreta y a Marcos Peña. El contraste se puede dar a partir del 11 de diciembre, entre las expectativas y la realidad de lo que son los candidatos y la Argentina.
¿Qué te motiva a participar políticamente?
Ingresé a la militancia desde el feminismo por el caso de Romina Tejerina y por el aborto legal. Me acerqué al socialismo y a la izquierda por el asesinato de Carlos Fuentealba. No podía soportar la injusticia que le ocurrió a un trabajador que peleaba por el salario. Me motiva pelear por los asuntos colectivos, es una pelea apasionante que está llena de alegrías y de sacrificios. Mi enemiga es la apatía, no soporto pasar por este mundo sin comprometerme con transformarlo. Soy una de las pocas que me presento en la campaña sin un cargo y trabajando, eso es quién soy. Formo parte de una nueva generación que quiere hacer las cosas diferentes en la política argentina y que no se conforma con las salidas capitalistas.