Warnes en punto muerto

Warnes en punto muerto

“Los impuestos y los servicios están más caros, hay desocupación y pobreza. Estamos peor que en el 2001”. Con esta frase contundente, Alejandro Bober, dueño del local de suspensión y tren delantero BJB Repuestos, grafica la sensación que se percibe en gran parte de los negocios ubicados en la tradicional zona autopartista. Hace casi un siglo  que el tramo de la avenida Warnes comprendido entre Jorge Newbery y Olaya, se convirtió en el cordón comercial de repuestos para el automotor más importante de Sudamérica. El contexto actual de recesión, baja de consumo y pérdida de poder adquisitivo, impacta directamente en las ventas de productos que, como se encargan de resaltar varios comerciantes, no son de primera necesidad.

“Desde hace un año aproximadamente hay una baja notoria en las ventas, la gente camina mucho y busca tanto precio como productos importados más baratos, o alternativos. En mi caso particular, la venta de amortiguadores cayó un 40 por ciento. El Gobierno literalmente secó el bolsillo de todos”, asegura Bober, quien a su vez entiende que en épocas de crisis hay que diversificarse y ser inteligente para poder subsistir.

Según un informe de la Asociación de Concesionarios de Automotrices de la República Argentina (ACARA), los patentamientos de vehículos bajaron un 45 por ciento en 2018 respecto al año anterior. En paralelo, la Asociación de Fabricantes de Automotores (ADEFA), aseguró en noviembre de 2018 que las ventas bajaron un 40 por ciento respecto al 2017. Estos elementos se suman a la eliminación de reintegros a las exportaciones y el aumento de retenciones sufridos por los fabricantes de repuestos, lo que, según la Asociación de Fábricas Argentinas de Componentes (AFAC), le quitó solo el año pasado un 12,5 por ciento de rentabilidad a empresas que en su gran mayoría son PYMES.

En consecuencia, el flujo de gente es escaso y las postales del antaño denominado “shopping de los hombres” cada día se parecen más a un desierto. Juan Lobo, cafetero que recorre el territorio hace veinte años y conoce a todos y cada uno de los comerciantes, sostiene que “esto no se vio nunca, los negocios cierran, tuve que aumentar todo y a la vez perdí plata, porque no puedo cargarle al producto todo lo que gasto de más. Por primera vez estoy considerando comprar leche en polvo, no puedo pagar 50 pesos el sachet de leche”.

El dueño de una conocida casa de juntas observa los movimientos de la avenida hace 28 años y, al respecto, afirma que “desde hace un año dejó de haber gente en la calle, no hay plata y nadie compra. En mi rubro particular, el aumento de precios no es desmesurado. Pero en general los aumentos de las autopartes rondan en un 40 o 50 por ciento, siempre dependiendo del dólar”. Además subraya que varios locales bajaron sus persianas en los últimos meses por no poder pagar alquileres cada vez más exorbitantes.

La cotización de la moneda extranjera es otra variable fundamental para entender la suba desmedida de los precios. Como explica Néstor Pessano, uno de los dueños de Black Bird, local especializado en cristales y alarmas, “Argentina es un país muy particular en el cual todos los productos, sobre todo los de nuestro rubro, están en dólares. Cuando los convierten a pesos tienen un precio superior al que tenían anteriormente, y no baja aunque el dólar lo haga.”

Por otro lado, Pessano, quien hace 25 años instaló su negocio en la zona, identifica a dos tipos de compradores que, en definitiva, son un botón de muestra del conflicto actual. “Está el que tiene mucho dinero y le hace algo sencillo a su 0 kilómetro, como puede ser un polarizado o un grabado de cristales, cosas que al comerciante no le mueven la aguja. Y después está el que tiene un auto viejo y anda como puede. Lo único que hace falta para poder circular sí o sí son los vidrios, pero si la gente no puede comprar alimentos o no llega a fin de mes, menos van a poder gastar en adornos o productos superfluos”.

Precisamente los métodos de los conductores para ahorrar dinero son un claro ejemplo del estancamiento que hay en el consumo. Alberto Córdoba, electricista del automotor y habitual comprador de repuestos, afirma que “algunos prefieren no tener calefacción, o no tener luces, con tal de que no hacer modificaciones que puedan llegar a costar más dinero”. A su vez, Córdoba entiende que hay costumbres adquiridas ante la crisis que a corto plazo terminan atrasando su trabajo. “La gente trata de buscar el repuesto por su cuenta, quiere pagar con tarjeta para financiarlo o comprarlo más barato. El tema es que normalmente compran mal, entonces tenés que esperar a que compren de nuevo y vuelvan. Terminan perjudicándose ellos, y yo también, porque al fin y al cabo es pérdida de tiempo”, sostiene.

Pablo Gómez, encargado del local de accesorios Dorrego 50, va más allá y no tiene dudas de que “si no fuera por la VTV (NdeR: Verificación Técnica Vehicular), la gente no arreglaría el auto. Hace un par de años que se acercan al mostrador, preguntan, pelean precio y no compran. De cien personas que teníamos por día, ahora con suerte tenemos veinte”. En la misma línea, detalla que los problemas no solo surgen en la interacción con el consumidor común, sino también con la gente del entorno. “Los talleres de chapa y pintura con los que trabajamos casi no nos compran, y al mismo tiempo no podemos vender barato porque los proveedores nos sacaron los descuentos”, se lamenta.

No obstante, Gómez asegura que hay otros elementos, como el auge de las compras  en línea, que también perjudican la venta de mostrador, aunque entiende que la gestión política actual es el origen del enrevesado momento económico que atraviesa el país. “Es simple, a la gente le aumentaron los gastos fijos. Todo aumenta en dólares, menos el salario, entonces la gente tuvo que empezar a recortar. Si no le ponen plata en el bolsillo a la gente, nuestro rubro va a caer cada vez más”, concluye, dejando en claro que va a pasar un largo tiempo hasta que el motor vuelva a ponerse en marcha.

25 años de placas rojas

25 años de placas rojas

Si algún argentino escucha el nombre Stars and Stripes Forever, posiblemente no le sea significativo ni encuentre una referencia inmediata. Pero con solo entrar a YouTube, colocar el título en el buscador, y darle play, un sonido familiar le provocará la sensación de que algo está por suceder. Este elemento, entre otros, es uno de los destacados por Marcelo Figueroa en su libro Fue primicia: historia de Crónica TV (Ediciones Continente). A través de un viaje vertiginoso, el periodista y productor oriundo de Trenque Lauquen muestra las luces y sombras del canal que lleva un cuarto de siglo acompañando a una teleaudiencia ávida de noticias y entretenimiento.

Entrevistado por ANCCOM, Figueroa se define como un ‘apasionado’ de Crónica TV y particularmente de la historia de su creador, el omnipresente Héctor Ricardo García. Más allá de los preconceptos sobre la credibilidad y el rigor periodístico de la empresa, el escritor asegura que la señal televisiva se inscribió de forma indeleble en la cultura popular nacional. Su exhaustiva investigación, llevada a cabo a lo largo de 13 años, pone de relieve los recursos de un medio que, sin menospreciar el profesionalismo, hizo de la espontaneidad su marca registrada.

¿Cómo surgió la idea de hacer un libro acerca de Crónica TV?

La atracción por Crónica empezó primero como espectador, ya que, en el interior, el canal tiene una tracción muy fuerte. Siempre me llamó la atención cómo ‘gritaban’ las noticias. En el año 2006, instalado en Capital y trabajando en algunos medios, empecé a entrevistar a productores, camarógrafos y cronistas del canal. El libro durmió en mi computadora durante muchos años porque básicamente no encontraba una editorial. El año pasado empecé a retomar el diálogo con algunas y pude ofrecer algo más ganchero para el marketing: los 25 años de Crónica TV. Finalmente lo pudimos publicar con la editorial Continente. De todas formas, lo que me terminó de convencer para hacer el libro es la figura de Héctor Ricardo García, a quien yo no conocía más que de nombre. Me dio mucha curiosidad su personaje, leí sus libros autobiográficos y quise saber más de él.    

¿Tuviste dificultades para obtener los testimonios?

Y… varios se cuidaron de decir algunas cosas y muchos dudaban acerca de si el libro iba a cuestionar o poner en tela de juicio el trabajo de los periodistas del canal. Hay cierto prejuicio acerca de Crónica, quienes trabajan allí sienten que permanentemente tienen que dar explicaciones. Por otro lado, no pude hablar con García, tuve tres intentos de contactarlo y no prosperó ninguno. Hablé con colaboradores directos, autorizados por él, que lo interiorizaron acerca de la investigación.

¿Qué tan importante es la figura de Héctor Ricardo García en la historia de Crónica TV?

Él es Crónica. Básicamente todo lo que había hecho en el diario lo volcó a la televisión, que es su verdadera pasión. Cuando manejó Teleonce, lo bautizó como ‘el canal de las noticias’ y en Canal 2 utilizó algunos formatos de placa. Todo eso se pudo ver en Crónica. Fue un pionero, y como tal merecía un reconocimiento. Es sin dudas el máximo referente del periodismo popular en Argentina. No terminó la secundaria, ni está formado teóricamente. Siempre se movió por un instinto basado en la escuela de la calle.

¿Pensás que priorizó el periodismo por sobre lo empresarial?

Jamás se consideró un empresario, más allá de que a lo largo de su vida hizo buenos negocios. De hecho descuidó la parte empresarial, tuvo que vender el diario y después cuando cayó preso perdió parte del canal televisivo, hasta que finalmente hoy en día ya no tiene nada que ver con Crónica a nivel accionario.

De todas formas, su influencia sigue a tal punto que personalidades como Marcelo Tinelli, Daniel Hadad y Chiche Gelblung lo tratan de “maestro”…

Claro, siempre elogiaron su labor en diversos temas. Hadad lo elogia nivel manejo de medios, Tinelli a nivel espectáculos. Él hizo debutar a Gerardo Sofovich y lo dirigió como mediador en el debate entre Agustín Tosco y José Ignacio Rucci. Fuera de toda rosca política, García organizó el debate para ganar rating y tenerlo como primicia. Por otro lado, un poco en contradicción con lo que te decía recién, Jorge Fontevecchia siempre lo admiró como empresario editorial por la altísima venta que tuvo el diario Crónica.

¿La carta más fuerte del canal siempre fue la primicia?

Claramente, por su vasta red de contactos llegaban primero a todos lados. Incluso tenían recursos como poner las placas con los hechos de forma enigmática, sin especificar la dirección donde ocurría. Ellos se reservaban el “dónde” para poder estar antes y tener una ventaja. Me di cuenta que todos los que trabajaban ahí eran fanáticos de la primicia.

Dentro de esa primicia, parecería que siempre hubo una pugna entre la seriedad y el sensacionalismo…

En su momento se decía que si escurrías Crónica, ‘chorreaba sangre’. Hoy los policiales rinden, y los muertos se muestran permanentemente. Antes una nota con un cadáver acarreaba un editorial de La Nación cuestionando la ética periodística, actualmente ese límite está corrido. Crónica fue pionero en apelar al morbo para atraer a la audiencia, algo utilizado y reconocido hoy en día por todos los medios. Hay elementos característicos del canal como las placas rojas, con frases al estilo ‘lluvia de balas’ para hablar de un tiroteo, o ‘se teme lo peor’, para generar expectación en el medio de una toma de rehenes. Pero la realidad es que hoy casi todos los medios utilizan los mismos recursos.

En ese afán por exaltar el morbo, hubieron algunos excesos ¿Notaste algún tipo de arrepentimiento?

El más grave fue el suicidio de Mario ‘el malevo’ Ferreyra, que fue grabado y puesto adrede al aire. Algunos productores me reconocieron que estaban arrepentidos, aunque siempre me dejaron en claro que García era quien tomaba la decisión final y se hacía cargo. Después hubo una famosa placa negra que solo mostraba la hora y la temperatura, en el medio de rumores muy fuertes sobre el fallecimiento de Maradona. Rubén Molina, mano derecha de García, me preguntó si yo había puesto en el libro que ellos “mataron al Diego”. Al leerlo se percató de que, si bien en la introducción doy a entender eso, en el capítulo desarrollo los hechos tal y como fueron. Incluso se mostró orgulloso de cómo habían manejado esa información. Si hubiera sucedido, ellos iban a decir que tuvieron la primicia a la hora que figuraba en la placa negra. Pero, a la vez, siempre negaron la confirmación. El tema es que Crónica siempre fue un canal 24 horas, seguramente han pasado cosas que nadie sabe ni se pudieron grabar.

García evidentemente oscilaba entre su pensamiento conservador y su transgresión mediática ¿Cuánto incidían estos aspectos a la hora de transmitir la información?

Hay una gran contradicción porque él era bastante homofóbico. En una entrevista llegó a declarar “a mí me gustan las mujeres, no soy tarado”. Sin embargo creo que es una cuestión generacional de la que nunca pudo escapar. Crónica TV fue el primer medio en cubrir todas las marchas del Orgullo LGBTIQ. Lo hacían desde un lado bizarro, pero estaban ahí. Incluso acompañaron a travestis a las mesas de votación cuando no eran mixtas. Ellos buscaban el escándalo, pero también visibilizaban.

El lema “firme junto al pueblo” ¿Es demagogia o tiene anclaje en la realidad?

Fue absolutamente literal en las empresas de García. Vos llamabas a Crónica y te atendían directamente los productores, no un telefonista ni un operador. Cuando llamabas, iban, sea a donde sea. A mí me ha pasado de trabajar en un noticiero y que casi me den de baja una nota a minutos de hacerse porque no querían ir a un barrio del conurbano. En Crónica jamás pasó eso, incluso le daban lugar a cuestiones que otros medios ignoraban como, por ejemplo, la gente sin luz. Además, al canal le servía cualquier noticia para alimentar una ‘caldera’ encendida las 24 horas.

Desde la ida de su creador, ¿la frase quedó vacía?

Sí, creo que se corrieron de ese manual de estilo tácito creado por García. Hay mucha previsibilidad y la agenda ya no la marca el suceso periodístico del momento. Dejaron de estar cerca de lo popular: ya no transmiten el sorteo de la Quiniela, ni las carreras de turf, tampoco ponen recitales de su ‘archivo de oro’. Tiene pocas coberturas en vivo, e incluso tienen muchas notas telefónicas, algo que García detestaba. En un nuevo mapa mediático caracterizado por el avance de la tecnología, el nuevo Crónica todavía está buscando su rumbo.

 

La Justicia, a pedir de Boca

La Justicia, a pedir de Boca

En una nueva medida perjudicial para los vecinos de La Boca, la Justicia autorizó la venta de los terrenos públicos linderos a Casa Amarilla -conocidos como ‘los campitos’- al Club Atlético Boca Juniors. La Sala II de la Cámara de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo y Tributario de la Ciudad de Buenos Aires, con el voto del doctor Esteban Centanaro y la doctora Mariana Díaz, revocó la sentencia de la jueza Paola Cabezas Cescato emitida en mayo de 2018 que dictaba la nulidad de la licitación. La transacción del territorio estatal está estipulada en 180 millones de pesos divididos en comodísimas cuotas a pagar en un lapso de tiempo cercano a los diecisiete años. El fallo fue emitido el 27 de diciembre del año pasado, dos días antes de la feria judicial, aunque recién se dio a conocer en los primeros días de este mes.

En diálogo con ANCCOM, Jonatan Baldiviezo, abogado del Observatorio del Derecho a la Ciudad, explica que “estos predios eran propiedad del Instituto de Vivienda de la Ciudad (IVC), y no podrían haber salido de su órbita sin una ley a menos que fueran utilizados para Seguridad o Educación, cosa que no fue su destino”.  

En la misma línea, Baldiviezo detalla cómo fue la negociación que favoreció tanto al Gobierno de la Ciudad, con Rodríguez Larreta a la cabeza, como también al presidente de Boca Daniel Angelici: “El IVC traspasó los terrenos al Poder Ejecutivo que los cedió mediante un decreto a la Corporación Buenos Aires Sur, la cual, a través de una licitación, se los vendió a Boca Juniors. Esta transacción viola tres leyes: la ley fundamental del IVC, que establece la utilización de sus predios solo para la construcción de viviendas sociales, la ley de la Constitución Nacional que autoriza la venta de inmuebles públicos a manos privadas solo con previa autorización de la Legislatura, y la ley de Emergencia Urbanística del barrio La Boca, votada por la Ciudad para destinar el predio a un gran parque público que nunca se construyó”, aclara.

Este fallo también supone un retroceso a nivel social y comunitario, ya que las tres manzanas comprendidas entre las calles Almirante Brown, Blanes, Palos y Espinoza, son utilizadas por varias agrupaciones del icónico barrio porteño como un espacio de expresión artística, asistencia educativa, y desarrollo de actividad deportiva.

Emiliano, miembro de la Asociación Vecinos de La Boca, que desarrolla su actividad en ‘los campitos’, asegura que “Boca Juniors es el único club social que hay en el barrio pero deja un montón de gente afuera porque cobra una cuota de casi 700 pesos por persona si es que podés anotarte, que hoy en día es imposible”. En paralelo, entiende que la función ‘social’ pregonada por la institución, es en realidad una pantalla de exclusión que se ve reflejada precisamente en acciones como la adquisición de este territorio.

“El club se dedica solo al fútbol, no tiene integración social ni varias disciplinas como Ferro, Lanús e incluso River. Nosotros en poco tiempo duplicamos la cantidad de chicos que vienen a merendar, tenemos otros tantos en apoyo escolar, y los sábados organizamos una escuelita de fútbol con 30 pibes sin recibir ni un peso de nadie, solo recibimos ayuda de la agrupación Boca es Pueblo. La venta de los campitos demuestra que Boca es el peor club social del país, pero es el que más negocios hace”, profundiza Emiliano.

No obstante, hay varias organizaciones que no se quedan con los brazos cruzados y ya organizaron medidas para visibilizar la problemática e intentar revertir el polémico dictamen. En diálogo con este medio, Natalia Quinto, integrante de la agrupación La Boca Resiste Y Propone, asegura que “la causa sigue, ya que presentamos el recurso de inconstitucionalidad. La justicia había dado más que fundamentos para declarar la ilegalidad de la venta, aunque sabemos que es una lucha difícil incluso desde la época en la que Elisa Carrió (NdeR: diputada nacional por la Ciudad de Buenos Aires) denunciaba a Angelici por operador judicial y mafioso”.

A su vez, Quinto explica que hubo algunos movimientos poco claros dentro del juzgado que pudieron dar pie al cambio de dirección respecto a la sentencia original: “La misma sala que nos había favorecido cambió un integrante primero, y después al juez, aunque en su momento la jueza Cescatos falló positivamente igual. Nosotros no podemos aceptar esto mansamente porque estaríamos legitimando cualquier venta de un inmueble público ante una Legislatura que es de cartón, y una Justicia que parece beneficiar al que más rompe las leyes”, reflexiona.

En consecuencia, La Boca Resiste y Propone convoca a una reunión para el lunes 25 de febrero en Casa Tasso -Olavarría 740- con el fin de compartir información actualizada sobre la causa y acordar un plan de resistencia conjunto entre vecinos y organizaciones barriales. Una vez más, la unión entre los diferentes sectores de la sociedad es preponderante para consolidar la lucha y, valga la redundancia, no perder más terreno.

Despidos en editorial Atlántida

Despidos en editorial Atlántida

“Yo había escuchado de despidos así, sobre todo en el medio gráfico, pero nunca me había tocado vivir algo tan cruel e irrespetuoso”. Con estas duras palabras, Walter Balcedo define la situación que están viviendo los empleados recientemente despedidos de la editorial Atlántida. Crueldad y falta de respeto son dos términos contundentes que grafican no solo el hecho concreto de las desvinculaciones, sino también el modo en el que fueron efectuadas. “El martes 5 llegamos a la empresa y de repente alguien de Intendencia, con una lista en la mano, empezó a nombrar a quienes no podían entrar, así sin más. Yo estaba en esa lista”, detalla.

Balcedo se desempeñaba como jefe de preprensa dentro de la editorial, aunque hace tiempo su actividad excedía a las tareas comunes del sector: “En 2017, la empresa Televisa -a cargo de la editorial desde 2007- decidió eliminar las redacciones de revistas con licencia como Cosmopolitan o Muy Interesante, y empezaron a enviar el contenido desde México para que nosotros lo editemos y lo traduzcamos al modo argentino. Yo nunca fui un obsecuente, pero siempre hice mi trabajo y cumplí favores sin entrar en conflictos. Si tengo que resumir en una palabra lo que hizo la empresa en estos últimos meses, sin duda sería engaño”, asegura.

El término utilizado por Balcedo no es azaroso. En 2018, Televisa le vendió la empresa a un conglomerado de accionistas anónimos, quien se hizo cargo de la editorial creada por Constancio Vigil en los albores del siglo XX. La nueva dirigencia, a cargo de publicaciones masivas como las revistas Gente, Para Ti y Billiken, entre otras, llegó con múltiples propuestas de renovación y promesas de estabilidad laboral. Pero todo quedó a medias tintas.

“Me enteré que estaba en la lista por teléfono, mientras estaba de vacaciones con mis tres hijos y en período de lactancia”, subraya Yasmina Dátola.

“El nuevo directorio nos aseguró en julio que lo último que iban a hacer era despedir gente, y que estábamos en el mejor lugar posible para desarrollar nuestro trabajo. Si bien la venta viene cayendo hace años, nos proponían que aportemos ideas para salir adelante. En siete meses no solo no cumplieron su palabra, sino que encima nos echaron con ´justa causa´ inventando motivos”, sostiene Yasmina Dátola, quien trabajaba hace doce años en Billiken, primero como cronista y luego como redactora. “Me enteré que estaba en la lista por teléfono, mientras estaba de vacaciones con mis tres hijos y en período de lactancia”, subraya.

El caso de la publicación infantil es paradójico, ya que se encuentra vaciada y suspendida en el año de su centenario, cumpliría 100 años en noviembre. Al desprecio por la trayectoria, un mal que parece ser coyuntural, se le suma el agravante del incumplimiento salarial.

“La gerencia nos mandó un mail avisando que iban a depositar el 50 por ciento del sueldo, con la supuesta intención de saldar el otro 50 a la brevedad”, dice Nahuel Machesich, quien hasta el fatídico martes se desempeñaba como jefe de Redacción de la revista. “Nosotros decíamos en broma que los nuevos directores eran estilo ´Marquitos´ Peña (NdeR: Marcos Peña es el jefe de Gabinete nacional), por su juventud y su discurso positivo. Tengo una hija que nació prematura y se encuentra en terapia intensiva, pensé que eso iba a salvarme, pero no. Con estas actitudes te das cuenta que, más allá de las apariencias, se les cae la máscara enseguida”, asegura.

La revista Billiken cumpliría 100 años en el mes de noviembre.

Las justificaciones esgrimidas por la empresa para desvincular a sus empleados son diversas y, como especifica el testimonio de afectados y gremialistas, absolutamente falsas. En la misma línea, varios trabajadores no registrados fueron cesanteados, lo que representa un claro caso de precarización laboral.

Consultado por este medio, Fernando “Tato” Dondero, secretario general del Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBA), explica que en la editorial “la situación complicada viene desde el año pasado, cuando decidieron mensualizar publicaciones semanales históricas como Billiken o Para Ti, lo que produjo la desafección de varios colaboradores no permanentes. La patronal nueva prometió dialogar con la comisión interna, y terminó despidiendo gente con causas inventadas para no pagar las indemnizaciones correspondientes. Llegaron a despedir a una jefa de Arte arguyendo que la gente de su sector se quejaba de malos tratos cuando jamás hubo ni un reclamo”.

La ola de despidos no discriminó sectores ni jerarquías, y si bien en la segunda semana de febrero se dio el mayor caudal, las desvinculaciones vienen desde comienzo de año. En diálogo con ANCCOM, Félix Vallejos, delegado de SiPreBA en Atlántida, aclara que “los primeros dos casos se dieron en enero, con dos compañeras despedidas. El martes 5 se produjeron alrededor de diez despidos, y nos enteramos que el director de la revista Gente, la directora de la revista Para Ti, y la gerenta de Recursos Humanos habían sido notificados de su despido antes de que lleguen a chocarse con la puerta”.

Trabajadoras de la editorial llevando a cabo medidas de lucha.

En paralelo, Dondero reconoce que, además del contexto recesivo que atenta contra la gran mayoría de los trabajadores, hay otros factores que afectan directamente no solo a Atlántida en particular, sino al sector gráfico en general: “Editoriales como Publiexpress, que por ejemplo tiene a su cargo la revista Pronto, también sufrieron despidos recientemente. Las empresas quieren contar con la menor cantidad de empleados posibles, mientras que el consumo de información en papel decrece cada vez más”.

No obstante, tanto empleados que conservan su puesto, como despedidos y gremialistas, tomaron cartas en el asunto e iniciaron medidas de lucha para intentar revertir la situación.”El martes hicimos un paro hasta las 0:00 horas, el miércoles decidimos declarar un estado de asamblea permanente hasta el viernes, mientras que el lunes hicimos un acto en la puerta de la editorial con cese de actividades y amplia participación de todos los sectores involucrados”, destacó Vallejos.

La ola de despidos no discriminó sectores ni jerarquías, y si bien en la segunda semana de febrero se dio el mayor caudal, las desvinculaciones vienen desde comienzo de año.

Un aplauso para los asadores

Un aplauso para los asadores

Cooperativa Los Cabritos ubicada en el barrio de Mataderos de la Ciudad de Buenos Aires.

El bullicio se transforma en quietud una vez atravesada la puerta de entrada a Los Cabritos, mítico restaurante especializado en parrilla ubicado en la avenida Juan B. Alberdi al 6100, justo en el corazón del barrio -o “la República”, como lo llaman sus orgullosos habitantes- de Mataderos. En el interior, el aroma característico de la carne asada se cuela en cada centímetro del ambiente, más allá del silencio y la penumbra, típicos de un tiempo intermedio entre almuerzo y cena.

Mientras observa el asador y las dos parrillas ubicadas a la izquierda de la entrada, Jorge Jaian (54), secretario y uno de los fundadores de la cooperativa de trabajo, traza un pequeño recorrido histórico del lugar: ”Los Cabritos abrió en mayo de 1979 y creó una gran expectativa tanto en el barrio como en las zonas aledañas. Ocupaba el lugar clásico de la gastronomía de esa época, caracterizado por espacios amplios manejados por grandes sociedades”. Inmediatamente, aclara, que si bien el negocio se vio afectado a nivel general por los vaivenes económicos del país a lo largo de las últimas tres décadas, los conflictos comenzaron al poco tiempo de la inauguración y se acentuaron con la implosión socioeconómica en el 2001. “Yo estoy desde el ’99, acá la crisis golpeó muy fuerte, tanto en la concurrencia como en los sueldos de los empleados. Encima, a los pocos años falleció el gerente y quedamos acéfalos. Además, los socios propietarios nos daban cada vez menos bola, hasta que dejaron de responder”, recuerda con gesto de resignación.

La cooperativa Los Cabritos abrió en mayo de 1979.

Osvaldo Zubeldía, histórico director técnico de Estudiantes de La Plata, sostenía que “a la gloria no se llega por un camino de rosas”. Este axioma parece adecuarse perfectamente al trayecto recorrido por los trabajadores, como deja entrever Jaian. En 2014 la situación estaba tan irregular que nos clausuraron. En ese momento hicimos una reunión y tomamos la decisión de hacer una cooperativa, fue una idea que salió a la fuerza desde una conciencia colectiva. En 2016, tuvimos que sortear un extenso corte de gas y a partir de ahí empezamos a levantar”, detalla. Inmediatamente enumera a diversos actores que fueron preponderantes a la hora de permitir que la determinación diera sus frutos. “El presidente Carlos Carvalho se puso el equipo al hombro, hablamos con los integrantes de Alé Alé (NdeR: cooperativa gastronómica ubicada en Palermo), que fueron tan solidarios como la gente que nos acompañó. Por otro lado, una abogada especializada en el tema y el Movimiento de Empresas Recuperadas (MNER), junto con el diputado Gabriel Fuks y varios legisladores de la Ciudad, fueron clave a la hora de que nos otorguen la habilitación en 2015”, asegura.

La tarde cae en la República mientras los colectivos pasan por la avenida Alberdi, aunque el sonido no logra traspasar la puerta ni las ventanas. Patricio Trías (45), encargado de darle a la carne el punto justo de cocción tanto en el asador como en las parrillas, empieza a distribuir los animales con destino de manjar. “Yo trabajé acá cuando era una empresa, y volví hace dos años ya siendo cooperativa. Muy al tanto no estábamos de cómo se hacía, pero acá se votó a un presidente, un secretario, un tesorero, un síndico y vocales que organizan reuniones frecuentes para la toma de decisiones”, explica, destacando también que, si bien hay ajustes y cuestiones organizacionales que se van aprendiendo día a día, el sistema es por demás democrático.

Jaian sube hacia el segundo piso mientras remarca que, dentro de lo positivo, hay dificultades ineludibles tanto internas como externas: lograr un consenso total en las decisiones es tan arduo como pagar las elevadas tarifas de los servicios. Un pasillo de tramo corto conduce a un salón que todavía no perdió la impronta ni el fulgor de los años ochenta. “Este lugar lo abrimos los fines de semana, cuando viene el mayor caudal de gente”, dice, para luego aclarar que los viernes y sábados llegan a recibir 170 comensales. “La mejor publicidad que tenemos es la calidad y el servicio que brindamos, después eso se ve reflejado en el boca en boca”, sostiene. En la misma línea opina Horacio Barreiro (39), un multifunción que desde hace menos de un año reparte sus quehaceres entre la cocina y la limpieza. “La gente está conforme -asegura-, nosotros siempre tratamos de tirar para adelante para nuestro beneficio y el del público”.

Precisamente la comunidad fue quien ponderó a Los Cabritos como una de las diez mejores parrillas de la Ciudad, en una encuesta organizada por el Gobierno porteño en 2018. Fue una de las dos cooperativas, junto al restaurante Los Chanchitos, en ubicarse dentro del selecto grupo. Este suceso llena de orgullo a Víctor Sánchez (53), quien desde hace 21 años se desempeña como mozo. “Estuvimos siete años trabajando en negro, no teníamos ni un aporte. Desde que somos cooperativa la situación mejoró mucho, la gente siempre nos dice lo bien que estamos trabajando y si tienen que remarcarnos algo lo hacen para que sigamos creciendo. A mí me llena de satisfacción que nos hayan elegido como una de las mejores parrillas”, afirma.

No queda ni un rastro de sol. Dentro del salón, algunas luces comienzan a encenderse y el estatismo se convierte de a poco en movimiento. Mientras se acomoda para comenzar su tarea, el cocinero Juan Carlos Sánchez (40) destaca el sacrificio de todos los cooperativistas para sacar adelante el negocio y mantenerse como uno de los lugares más concurridos en el rubro. “Estoy acá desde hace 18 años, y la diferencia con la etapa anterior se nota mucho. Hay más compañerismo, más colaboración, y se trabaja mucho más cómodo”, asegura. En un abrir y cerrar de ojos, todos están en sus puestos mancomunados por el fuego, para seguir dejando a Los Cabritos en el lugar que se ganó a fuerza de voluntad y perseverancia.