La virgen encerrada

La virgen encerrada

 

Un fallo judicial obligó a exhibir la obra de arte de manera restringida.

La obra María Abortera, realizada por Silvia Lucero, fue “separada” de la muestra Para todes tode que se realiza en el Centro Cultural Haroldo Conti, a partir de una orden judicial expedida el miércoles pasado por el juez de primera instancia Esteban Furnari. La medida fue impulsada por organizaciones que se oponen al aborto legal, seguro y gratuito porque consideran la exhibición de esta pieza como una profanación de la imagen de la virgen, ya que la estatua lleva un pañuelo verde pintado en su cara. “Tomar la decisión de encerrarla en una habitación me parece ridículo”, sostiene la autora.

La organización Abogados x la Vida dio a conocer su rechazo hacia María Abortera desde el momento de la inauguración de la muestra curada por Kekena Corvalán, cuando se hizo una entrada paródica de la obra en forma de procesión hacia la exhibición. Al día siguiente de este evento el director del centro cultural, Alex Kurland, se comunicó con Corvalán pidiéndole que retire la obra. “Yo no bajo, yo no censuro –le respondió ella, según cuenta a ANCCOM-. El director del Conti me dijo que si no lo hacía yo iba a ser peor. Pero sostuve que debían sacarla ellos, que ellos debían pagar el costo político porque esto es censura”. Asimismo, la Secretaría de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural de la Nación, dirigida por Claudio Avruj, expresó mediante su página de twitter que no comparten algunas manifestaciones de la muestra y que fueron “sorprendidos en nuestra buena fe, al disponer un espacio de un centro cultural público para la exposición de una muestra que contiene elementos ofensivos no informados previamente. Caso contrario, hubiésemos objetado su exhibición”.

 Lucero considera que estos ataques visibilizan sobre todo la postura que tienen estos sectores de la sociedad hacia la legalización del aborto y  recuerda: “La mostré en varios lugares y nunca tuvo esta repercusión”. La estatua de la virgen con el pañuelo se encuentra dentro de una serie llamada Subversiones que Lucero realizó como tesis para su licenciatura en Artes Plásticas en la Universidad de la Plata. La serie se compone de diversas estatuas de santos subvertidas, “entre ellas estaba María Feminista, pero el año pasado cuando la llevaron al Encuentro Nacional de Mujeres le empezaron a decir María Abortera. Como en lo popular se le decía así me pareció bien cambiarle el nombre”, cuenta la autora sobre los inicios de la obra.

El grupo de abogados católicos creó el 19 de marzo una campaña online para juntar firmas en busca de que la estatua fuera retirada y desde ese momento lograron recaudar 20 mil firmas. Sobre esta medida la curadora Corvalán sostiene: “Es una locura que un grupo minúsculo, porque esa cantidad de firmas no es nada, le diga a los demás lo que puede o no ver. Es una cosa digna de los momentos más oscuros del conocimiento humano”. Sin embargo, aunque este número pareciera no ser tan importante,  a partir de esta movilización y con la fuerte presión realizada por Pedro Andereggen, perteneciente a la Democracia Cristiana de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, lograron en primera instancia la expedición de una medida cautelar que sostiene que la obra debe ser exhibida en un salón a puertas cerradas con acceso permitido solamente a personas mayores de edad. Corvalán dijo a este respecto: “Ahora acatamos la orden judicial, no queda otro remedio, la obra está guardada en una oficina, pero salimos a decirle a los medios que esto es un acto de censura”, dice Corvalán, que también considera que la prohibición de la entrada a menores es otro problema, “porque si hay un nene que es agnóstico, que no está bautizado en ninguna religión, ¿quiénes son estos abogados católicos varones para decir que no podés llevar a tus hijos e hijas?”

Desde el comienzo de la exhibición hasta el momento en que la virgen abortera fue retirada Corvalán sufrió diversos ataques mediáticos por parte de las organizaciones y personas que están en contra de la obra y del acceso al aborto legal, seguro y gratuito. “Están apareciendo dos notas diarias con mi nombre denunciándome por sostener esta ‘profanación’ –cuenta Corvalán a ANCCOM-. En medios menores, pero los comentarios que deja ahí la gente son terribles. Más todos los mensajes que recibimos por Facebook”. Incluso han pedido que se retire su nombre e imagen de todos los eventos del centro cultural. “Esta gente es muy mediática, en realidad son muy poco numerosos pero son muy trolls, están todo el tiempo insultando y quejándose. Diciendo cualquier cosa también, porque yo no soy la autora de la obra, yo soy la curadora”, dice Corvalán.

También la realizadora de la obra ha recibido agravios por medio de las redes sociales de personas que al enterarse de la existencia de la virgen a través de los medios la desprecian. “Tengo pensado seguir haciendo lo que hago –dice Lucero-. Me parece que va a estar complicado exponer en algún lugar público, al menos en el contexto actual. Pero no voy a dejar de hacerlo”.

 A partir de que María abortera fuera retirada de la muestra los y las trabajadoras del Conti expidieron un comunicado y comenzaron a juntar firmas en contra de este acto de censura. Cuenta Corvalán: “Ya hay muchas propuestas para hacer cosas incluso humorísticas: poner una virgen sin pañuelo, a ver si también les molesta; o hacer una performance. Desde el campo cultural se está tomando esto con mucho humor en un momento en el cual la situación político-económica está muy complicada”. Resulta muy simbólico que este acto suceda en un espacio como el Centro Cultural Haroldo Conti, donde los derechos humanos y la libertad de expresión son ejes centrales. “Yo pensé esta muestra que cruza géneros y memoria, y también problematiza la situación de desfinanciamiento de un lugar como este, porque Avruj no destina presupuesto, está achicando y busca que se asfixie este espacio”, concluye Corvalán.

 

Ediciones alternativas: estrategias y experiencias

Ediciones alternativas: estrategias y experiencias

La dimensión económica de la publicación y la problemática de la distribución fueron los temas recurrentes.

Durante el viernes 5 y sábado 6 de abril se llevó a cabo el Primer Encuentro Latinoamericano de Proyectos Editoriales no Convencionales, donde el ámbito académico se abrió por un rato para dar lugar a la experiencia práctica. El evento fue organizado por el Colectivo Anomia, una revista digital y también un espacio que nuclea personas relacionadas con los procesos editoriales. Las jornadas se realizaron en el auditorio de Lectura Mundi en la Universidad de San Martín (UNSAM) y en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y, según los datos del colectivo organizador, hubo 80 anotados formalmente para el primer día y 130 para el segundo, además del público espontáneo que se sumó a las charlas en curso y a los puestos de venta de quienes exponían.

En las diez mesas del encuentro se trataron temáticas como la circulación no convencional de los documentos, las licencias y derechos de autor, los espacios editoriales para la inclusión, iniciativas con niños y jóvenes autores, entre muchas otras. Expusieron representantes de diferentes propuestas cuyos puntos en común eran algunas veces difusos, como explicó a ANCCOM Natalia Andrea Mera, del Colectivo Anomia y especialista en literatura infantil y juvenil: “Estos proyectos son inclasificables, la definición está dada por la naturaleza de su origen: el deseo. Son personas que están haciendo algo que les gusta y se comprometen con ello”. Igualmente, fue evidente que los proyectos compartían la intención de trabajar contenidos o soportes que se encuentran excluidos de la industria editorial masiva. Pablo Amadeo, participante de Pixel Editora y director de arte en la serie de fanzines Popova de esta editorial, dijo: “Cuando hicimos Popova fue porque empezamos a ver algo esencial que es la vacancia, pensamos un proyecto editorial allí donde no había”. Este argumento se repitió en muchas otras ponencias como la de la revista Efecto Kuleshov donde Javier Rodríguez, director, planteó: “Queríamos hacer una revista cultural de la que no encontramos mucho, apuntábamos a un público parecido al nuestro y tampoco queríamos ir detrás de la agenda sino que era una revista homenaje a todo lo que nos gustaba o lo que nos estaba gustando”.

El objetivo del encuentro fue visibilizar la variedad de proyectos que existen al margen de las grandes cadenas.

Uno de los exponentes estrella del encuentro fue Hernán Casciari, fundador y director de la revista Orsai, quien participó de la mesa sobre producción editorial vinculada con la gestión cultural, en la que también estuvieron Rocambole y Efecto Kuleshov. “Decidí contarles de qué manera, en el año 2010, le pedí a un grupo de gente que leía mis cuentos gratis en internet un millón de dólares”, dijo Casciari al comenzar su presentación y leyó las publicaciones que había realizado en su blog y que fueron el puntapié inicial de Orsai. El modelo de revista cultural que plantea el escritor y periodista es novedoso, además de por la calidad de su contenido y las 210 páginas que conforman su edición impresa, porque permitió a los realizadoras independizarse de los circuitos de producción masiva a través del emprendimiento personal y del apoyo económico del público lector. En entrevista con ANCCOM Casciari compartió: “Orsai es principalmente un hobbie, es algo que hacemos entre cuatro amigos. Después invitamos escritores e ilustradores a componer la revista”. Su originalidad también radica en que el grupo puede llevarla a cabo eligiendo autónomamente los temas, más allá de aquello que parezca dictar el mercado. Sobre la forma de elegir y pensar el material, Casciari sostuvo: “Lo que hacemos es juntarnos, charlar y cuando se nos ocurren ideas para pedirles a autores, se las pedimos; jamás pensamos en el público sino en nuestras propias inquietudes. Es algo que hacemos con mucho placer”.

La dimensión económica de la publicación y distribución editorial marginal fue una problemática que se evidenció en muchas de las ponencias. Lograr la circulación de materiales a precios accesibles a todo el mundo y la falta de medios para la financiación en muchos casos puso un freno a la sustentabilidad de los proyectos, como es el caso de la Kuleshov que en este momento no se está produciendo. Según Elizabeth Graviotto, también conocida como la Ladrona de Libros, quien dirige una librería en su propia casa, “hay una crisis económica muy grande y hay menos posibilidades de alquilar locales, por eso hay más showrooms. Los diarios lo titulan como la nueva moda pero es que todo está cada vez más caro”. Sin embargo, estos proyectos intentan hacerle frente a las complicaciones a través de distintas estrategias, muchas veces transformándose para continuar. Los representantes del Grupo Rorscharch de lectura y estudio de historietas sostuvieron que lo más importante para ellos es no traicionar lo que quieren publicar para ganar dinero y agregaron: “No sé si somos un proyecto, a veces es una cosa, a veces es otra: somos según lo que nos convenga”.

Según el Colectivo Anomia el objetivo del encuentro fue nuclear y visibilizar la variedad de proyectos editoriales que existen en la actualidad al margen de las grandes cadenas y también dar el espacio para la discusión de temáticas relacionadas. En otras palabras lo que se buscó fue “ver qué sucedía con toda esa diversidad encontrándose ahí”, como dijo Natalia Mera. Aunque pequeño, este primer encuentro le permitió al público conocer más a fondo las historias y problemáticas que afrontan los grupos que buscan salirse de la norma en un mundo donde la concentración de la producción editorial es cada vez mayor.