Por Jazmín Alter

La guerra desata en Medio Oriente entre Israel y Hamás repercute en distintas partes del mundo. Entre otras consecuencias, se produjo un rebrote de manifestaciones antisemitas en varios países. El caso argentino.

La pintada con la estrella de David en un edificio de Caballito el pasado 1 de noviembre remite al accionar antisemita durante la Segunda Guerra Mundial.

La guerra de Medio Oriente está en boca del mundo entero y, como pasa a menudo tras un conflicto que involucra al Estado de Israel, los mensajes antisemitas no tardan en aparecer gracias a una confusión que no cesa, en la que las decisiones políticas gubernamentales de un país son asociadas a una religión o la totalidad de un pueblo, como si dentro de él no existieran facciones diversas.

En distintos países del mundo el odio hacia personas judías se manifestó en múltiples actos violentos, como los asesinatos de una presidenta de una sinagoga en Estados Unidos y de un profesor por un estudiante islamita en Francia, amenazas a sinagogas en Alemania y mensajes discriminatorios de funcionarios españoles, solo para mencionar algunos de los múltiples casos que acontecieron desde el inicio de la guerra que se desató tras el ataque terrorista del 7 de octubre sobre los civiles en Israel perpetrado por Hamas que tiene dentro de su Carta Fundacional el lema “un judío se esconde detrás de mí, ven a matarlo”.

La organización “Anti-Defamation League”, dirigida por Jonathan Greenblatt (un ex-funcionario de Barak Obama), reveló un informe sobre el incremento de los incidentes antisemitas globales a raíz de la guerra entre Hamas e Israel. En varios países europeos, como Austria, Francia, Alemania y el Reino Unido, se ha observado un drástico aumento de hechos de odio y violencia de hasta un 641% en comparación con el año anterior, según informes de organizaciones judías y gubernamentales. En la Argentina estas manifestaciones (afortunadamente, más atenuadas) también se hicieron más evidentes.

En las redes y en el barrio

“La discriminación siempre ha existido, y el antisemitismo tiene más de 2000 años”, explica Ariel Seidler, director de programas del Congreso Latinoamericano Judío (CLJ). “Vemos todos los días publicaciones con contenidos antisemitas en redes y, claramente, cuando suceden hechos como los del 7 de octubre, volvemos a verlo fuertemente. El conflicto en medio oriente suele generar esto lamentablemente: aumento de antisemitismo, aumento de islamofobia”.

«El conflicto de medio oriente suele generar el aumento del antisemitismo y la islamofobia», dice Seidler.

Según Seidler esta discriminación se inicia con una generalización en la que se confunde el antisemitismo con un rechazo a las políticas del Estado de Israel. “Pueden hacerlo de forma adrede, intencionada o por desconocimiento cuando utilizan ciertos términos. Pero no es lo mismo israelí, israelita o judío, por ejemplo”, aclara.

En el CLJ se vienen trabajando estas cuestiones discriminatorias en redes sociales desde hace varios años en 18 países. “Desde el 2010 monitoreamos contenidos en redes en idioma español. En el 2022, en X (ex-Twitter), recopilamos 7.5 millones de contenidos, la misma cantidad que en la primera semana desde que se perpetró este ataque”, detalla el director de programas del congreso. “Mientras que durante el primer semestre del 2023 registramos en promedio casi 75.000 posteos con contenido antisemita por mes, en la semana en cuestión se multiplico por 10. En términos generales, vemos un antisemitismo latente que sale a la luz en estos momentos”.

El 12 de octubre, un hombre de San Isidro que reivindicaba al grupo terrorista chiíta libanés Hezbollah en sus posteos de la red social “X” fue detenido por la Policía Federal y se le secuestraron diversos cuchillos. A su vez, en Villa Urquiza, detuvieron a una persona que llamó a matar niños en las escuelas judías a través de la red social “4chan”, el pasado 24 de octubre. A raíz de esta amenaza, diversos colegios de la comunidad judía solicitaron a su alumnado que no concurriera a clase con el uniforme escolar para evitar ser identificados en la vía pública. El hecho más reciente que tuvo lugar fue una pintada con la estrella de David en una casa en Caballito, este 1 de noviembre, una situación que remite al accionar antisemita durante la Segunda Guerra Mundial. A la vez, las autoridades de la Facultad de Filosofía y Letra de la UBA convocaron a un grupo de estudiantes judíos para escuchar sus preocupaciones luego que estos enviaran una carta denunciando la aparición de cruces esvásticas y de que fueran vandalizados unos stickers con la imagen de la paloma de paz, pintada por Pablo Picasso, junto a las banderas de Palestina e Israel.

El antisemitismo no es justicia social

Nicolas Luna, docente del seminario Política y Conflicto en Medio Oriente, de la Licenciatura en Ciencia Política (UBA) y con un Magister en Seguridad y Diplomacia por la Universidad de Tel Aviv, explica que “lo que preocupa es la violencia pocas veces exhibida ante conflictos similares. Hace algunas semanas vimos un recrudecimiento del conflicto entre Armenia y Azerbaiyán y, sin embargo, no se vio una solidaridad o un desprecio con ninguno de los involucrados con un involucramiento como en esta oportunidad”.

Al mismo tiempo, la licenciada en Relaciones Públicas, Cecilia Denot, con un magister. en Relaciones Internacionales y titular del seminario «Política y Conflicto en Oriente Medio, señaló: “Hoy nos enfrentamos a una forma de antisemitismo que no es el antisemitismo clásico, disfrazado con el uniforme de la S.S, fácilmente identificable y transparente. Estamos ante un antisemitismo que es más peligroso porque se disfraza de otra cosa. No es transparente, todo lo contrario: viene disfrazado de justicia social. Entonces hay muchísima gente que lo adopta, en muchos casos con buenas intenciones, pensando que lo que está haciendo es apoyar la liberación de un pueblo, luchando contra la opresión y esto no es así. Apoyar lo que está haciendo Hamas –que tiene secuestrado una cifra imprecisa de rehenes, entre ellos 21 argentinos y un bebé de nueve meses- es apoyar a un grupo terrorista cuyo fin es la muerte de todos los judíos del mundo y que encima no representa a los palestinos”.

Denot señala que estas manifestaciones invitan a reproducir un discurso que resquebraja todos los anticuerpos contra el antisemitismo que se habían construido después del Holocausto, “porque el antisionismo muchas veces se mezcla con antisemitismo, donde se presenta una narrativa en donde todos los judíos son invasores en el Medio Oriente; son colonialistas blancos, son imperialistas y todo lo que se haga en contra de ellos, está justificado”.