Por Jazmín Alter
Fotografía: Estefania Denise

En una estación del Subte B proponen pagarlos en criptomonedas a cambio de proporcionar datos biométricos. De qué se trata el sospechoso proyecto Worldcoin que promete un Ingreso Básico Universal en todo el planeta.

Tools for Humanity creó la Fundación Worldcoin y la criptomoneda del mismo nombre con el objetivo de que sea utilizada en todo el planeta como base para un Ingreso Básico Universal (IBU). La fundación utiliza un polémico sistema para identificar a cada individuo llamado World ID que registra datos biométricos por medio de un dispositivo llamado orb. Este aparato es el encargado de registrar a cada “humano único“ del planeta de manera que nadie más pueda remplazarlo. Los orbs, una suerte de bola plateada con una lente, registra desde la forma de la cara y los latidos del corazón hasta el iris de las personas que aceptan sumarse al proyecto a cambio de unas criptomonedas y la promesa de recibir más.

Según aseguran desde la Fundación, más de dos millones de personas se han registrado como “humanos únicos” en 35 países del mundo. En Argentina este proyecto se instaló en varias provincias. En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires los orbs pudieron verse en distinos puntos de la ciudad, aunque últimamente parece haber menos. De hecho, en muchos de los sitios a los que la página web invita a acercarse para realizar el registro, no hay nada y los empleados de los locales no saben del tema.

En dónde sí ANCCOM pudo encontrar un orb fue en la estación “Galería Obelisco Norte”, en la Línea B de subte. La encargada de sumar gente explicó: “Estamos recién empezando con el proyecto y hay muchos errores en la página”. Por su parte, la joven aseguró que la fundación no quiere que den entrevistas a la prensa. Quienes manejan los orbs, según se investigó en varios lugares del mundo, trabajan a comisión, un incentivo que se traduce, por ejemplo, en el esfuerzo de la joven por seducir a los pasajeros a todo volumen: “¿Quién quiere cuatro dólares gratis?”.

La gente, desconfiada, la evita sabiendo que la plata nunca viene gratis y menos cuando hay un aparato como el orb a la vista. Sin embargo, pocos días antes la empresa anunciaba por la red social X que la Argentina acababa de establecer un récord global de nuevas “verificaciones” en 24 horas.

El mundo tecnofinanciero

La tecnología y la economía se ven cada vez más entrelazadas y proponen respuestas a los problemas que en buena medida ayudaron a crear.

Personajes como Elon Musk, Jeff Bezos o Mark Zuckerberg, entre otros, tienen un enorme poder para moldear el devenir global según su criterio. Más recientemente, Sam Altman, CEO de la empresa OpenAI fundadora de Chat GPT y Fundación Worldcoin, se sumó al club. El capital tecnofinanciero propone innovaciones tecnológicas y económicas ante un mundo que tiende “irrefrenablemente”, según sus palabras, al desarrollo de la inteligencia artificial (IA).

La IA es un fenómeno que sacudió el mundo, sobre todo la que es conocida como genertiva que llegó a las masas el año pasado de la mando de GhatGPT. Muchos adoptaron estas herramientas con entusiasmo, pero otros están aterrados ante los efectos que puedan tener sobre los trabajadores. Frente a la amenaza que produce su propio desarrollo, Sam Altman montó una fundación que ofrece la solución: el Ingreso Básico Universal (IBU). La idea, promovida desde hace décadas por sectores progresistas, es crear un ingreso único para todos los ciudadanos del planeta y de esa manera garantizar cierta estabilidad básica ante la desigualdad económica y laboral. Pero, ¿cómo implementar esta renta básica a escala global?

La moneda universal

La “moneda universal” que habilite una renta básica universal sería, justamente, Worldcoin (WLD). Las criptomonedas son dinero digital descentralizado, no controlado por gobiernos o bancos. Su valor depende de la oferta y la demanda en el mercado. La criptomoneda más conocida es Bitcoin, aunque hubo más, muchas de las cuales colapsaron recientemente cuando dejó de entrar dinero nuevo a la manera de los sistemas piramidales.

El mercado de criptomonedas, aún cuando no sean la base de simples estafas, es volátil. Un WLD ronda un “valor” de 1,38 dólares. Es por eso, que a cambio de entregar los datos más privados y únicos de cada individuo, Worldcoin ofrece 4 WLD al voluntario que se registre usando la billetera digital de la Fundación. Esta moneda virtual no es aceptada para realizar compras, pero es intercambiable, al menos en teoría, por otras criptomonedas y por dólares. Sin embargo, la complejidad técnica y las comisiones desincentivan hacerlo al menos por el momento. A su vez, la billetera virtual te regala un WLD una vez por semana o cada quince días como parte del proyecto de IBU. El sueño de salir del subte con cuatro dólares en el bolsillo no es tan fácil de concretar.

Uno de los sueños capitalistas es tener la maquinita de imprimir dinero y, de hecho, eso es lo que intentaron numerosos proyectos de criptomonedas. En última instancia, lo que hace que el dinero tenga valor es que haya una institución y mucha gente que crea que eso realmente tiene valor. Eso mismo está intentando lograr Worldcoin. Entonces: si ofrecen cuatro WLD gratis intercambiables por dólares, ¿por qué la gente no decide registrarse?

Datos personalísimos

En la app de worldcoin, aparece su lema: “Nosotros no queremos saber quien sos, por eso eres único”. El objetivo parecería ser reconocer a cada individuo para poder registrarlos en su proyecto de IBU. Como ya se dijo, para eso usan los orbs que toman datos biométricos únicos como el iris.

“La cantidad de riesgos de que una empresa tenga los datos biométricos de una persona son muchos. Alguien que robe el dato podrá hacerse pasar por nosotros”, explica Marcela Pallero, directora del área de Seguridad Informática de la Fundación Sadosky y agrega, “Las investigaciones que puedan derivar de la información que aporta el dato biométrico también son un riesgo. Sin enterarnos, alguien puede tener información nuestra que ni siquiera nosotros conocemos”.

“Los riesgos más claros están en el tratamiento de los datos sensibles, como son los datos del iris, en el que se basa”, comenta la especialista y aclara: “Según la revista Tech Cruch un grupo de investigadores logró instalar malware en algunos operadores que permitían acceder al panel del sistema. Esto da el control a un posible intruso, poniendo los datos en manos de cualquiera”. Además, la directora en seguridad comenta sobre las criptomonedas: ”El valor de una criptomoneda debe estar respaldado por un proyecto sustentable y, en principio, este no parece que lo sea. Por otro lado, las criptomonedas son inversiones que deben ajustarse a las normas locales. Ese es un tema para tratar, así como los derechos como consumidores frente a un servicio que aún no está claro”.

En otros países reaccionaron frente a las dudas que genera el proyecto y la falta de permisos. En Kenia, por ejemplo, allanaron oficinas de la Fundación Worldcoin por denuncias sobre violaciones a la privacidad y la poca claridad de una propuesta que convencía a gente que ni siquiera entendía qué es lo que estaban haciendo estos dispositivos.

En Argentina, el pasado 8 de agosto, la Agencia de Acceso a la Información Pública (AAIP) denunció a la Fundación Worldcoin por la falta de medidas de seguridad en el marco de la protección de datos personales.

Santiago Ramayo, responsable de Comunicación del organismo, explicó: “Tal como establece la Ley de Protección de Datos Personales es obligación de los responsables de tratamiento de datos contar con sus bases registradas en la AAIP, proporcionar información sobre su política de tratamiento, indicar para qué requieren datos sensibles y cuál es el tiempo de conservación de los mismos, así como también detallar las medidas de seguridad y confidencialidad que se aplican para resguardar la información personal”.

En este sentido, se podría decir que la Fundación Worldcoin trae muchas más dudas que certezas. Por ese motivo, la AAIP puso a disposición del público toda la normativa vigente y los canales habilitados para que quienes pidan  acceso, rectificación o supresión de datos, y que no hayan recibido respuesta o se les hayan negado sus derechos, puedan realizar denuncias ante cualquiera de estas vulneraciones.

Las dudas sobre este proyecto son numerosas. Lo que sí queda claro es que el mundo tecnofinanciero sigue avanzando sin pedir permiso. Aunque los intentos siguen, hay indicios de una sociedad más atenta y alerta a las consecuencias que conlleva entregar datos personales a las empresas tecnológicas.