Por Renata Bonetto
Fotografía: Gentileza Mateo.Sindejardemirar y TELAM

El Consejo Federal de Medio Ambiente declaró la emergencia ignea en el territorio nacional. En la Patagonia, los vecinos se sumaron a las brigadas para frenar los incendios.

El martes 28 de diciembre, el Consejo Federal de Medio Ambiente (COFEMA) declaró emergencia ígnea en el territorio nacional a partir de los grandes incendios en Patagonia norte, sumados a los de Entre Ríos, Corrientes, Santa Fe, San Luis, Formosa y Misiones.

En relación a los de la zona patagónica, el 7 de diciembre a causa de una tormenta eléctrica, se originaron dos incendios que se propagaron rápidamente por los márgenes de los lagos Martin y Steffen, en la provincia de Río Negro. Para el 26 de este mes, las hectáreas afectadas ascendían a 4.126. En los días siguientes, los fuertes vientos dificultaron el control de la situación. Se suma la tragedia de que en el día de ayer uno de los helicópteros que combatía el incendio en la zona de Aluminé cayó: el piloto y un mecánico que iban a bordo fallecieron. En medio de este panorama, se pronostican lluvias para este fin de semana que ayudarían a apaciguar el fuego.

El Director del Servicio Nacional de Manejo del Fuego, Alberto Seufferheld, que se encuentra actualmente trabajando en los focos de la Patagonia norte, reconoció: “Estos fuegos han tomado mucha superficie en una época en la cual la vegetación debería estar más húmeda. Todavía nos quedan tres meses de temporada de sequía y debemos estar preparados para dar rápidamente ataques iniciales a los fuegos. Creo que va a ser una temporada larga”.

El verano seco, material combustible vegetal con poca humedad y altas temperaturas son condiciones que se repiten a lo largo y ancho del país y que dieron la alerta para declarar la emergencia ígnea en todo el territorio por 12 meses.

Los focos ubicados en los lagos Martin y Steffen, cercanos a las localidades de Rio Villegas y El Manso, son unos de los más preocupantes de la región dadas las características que presentan. “Seguido a los rayos que comenzaron el fuego, llegó un frente de tormenta que hizo que creciera rápidamente y tomara todo el valle. Este valle tiene mucha pendiente y es de difícil acceso, sumado a la problemática de la generación de humo constante que no deja hacer el trabajo de apoyo a los medios aéreos”, explicó Seufferheld. “Se optó por trabajar en la parte de la cabeza del incendio que va hacia el este, hacia la población de Villegas. Se están protegiendo las viviendas y haciendo línea de cortafuego ahí donde el terreno es más amigable”.

Estos poblados, viendo cómo el fuego avanza sin pausa en dirección a sus viviendas, han decidido organizarse para colaborar en el control de la situación, al igual que sucedió en otras comunidades donde hubo incendios de grandes magnitudes.

Mateo Silva Rey, vecino de la zona de Lago Puelo, integra la Brigada Autogestiva de la Comarca Andina que se formó en marzo de este año a consecuencia de los incendios que azotaron Cuesta del Ternero. “Esta vez estabamos organizándonos para colaborar en el incendio del Manso, cuando se inició otro foco chiquito en el Currumahuida, que en pocas horas ya había quemado casi una hectárea. Nos organizamos de manera voluntaria para asistir ese incendio entre amigues de la brigada que ya tenemos conocimiento del trabajo, y no solo contra el fuego, sino en la organización humana. Llegamos temprano y cuando nos encontramos con la gente del Servicio Nacional de Manejo del Fuego pudimos establecer buen diálogo y dividirnos el territorio en distintas brigadas, oficiales y voluntarias”, contó Mateo.

Desde el Servicio Nacional del Manejo del Fuego se reconoció que si bien “se desalienta a los vecinos a ir a trabajar en el combate del fuego directo por la peligrosidad que está teniendo, sí colaboramos con las poblaciones cercanas en quitar el combustible de los alrededores y en hacer reservorios de agua”.

En Tierra del Fuego, al igual que en más de 10 provincias, se produjeron incendios en estas semanas que ya están controlados. En diálogo con ANCCOM, el Director Provincial de Manejo del Fuego, Carlos Pereslindo explicó: “La temporada se presenta con mucha disponibilidad del material combustible vegetal, mucha intensidad de vientos, poco contenido de humedad de los vegetales, y eso combinado con elevadas temperaturas como se viene dando. Es llamativo en nuestra provincia tener meses tan calurosos durante el verano” y continuó: “Los pronósticos a mediano plazo indican que va a haber precipitaciones en los rangos normales, o por debajo de lo normal y ya hay una marcada tendencia hace algunas temporadas, a que las temperaturas sean muy elevadas, por encima de los valores estadísticos normales. Eso en confluencia con los fuertes vientos del sudoeste que tenemos en estas latitudes, predispone, climáticamente hablando, la fácil propagación de los incendios”.

A diferencia de los incendios en los lagos Martin y Steffen, las causas de los focos de Tierra del Fuego están relacionadas a la actividad humana. “En nuestra provincia no hay causas naturales de origen. Lo más común es que los fogones queden mal apagados, por eso la recomendación de apagarlos con agua y chequear que al tacto queden fríos es la mejor manera de asegurarse que se apagó bien. Pero incluso en esta temporada está tan disponible el combustible fino (el combustible vegetal de poco diámetros que se encuentra  en contacto con el suelo tan seco) que hasta una colilla de cigarrillo encendida que se arroje puede generar un foco fácilmente”, concluyó Pereslindo.

El verano apenas comienza y los focos de incendio se reproducen en todo el país. La emergencia hídrica también es una realidad en varias regiones que actúa como causa y consecuencia de estos incendios, y de la que poco se habla.

Existen convenios y mecanismos de asistencia federales y regionales para cuando las situaciones superan las capacidades locales. De cualquier forma, las provincias patagónicas presentan las mismas condiciones ambientales agravadas por el cambio climático, lo que genera que la asistencia que eventualmente se podría recibir por parte del Servicio Nacional o desde otras jurisdicciones provinciales se vea resentida, y se tenga que atender localmente y con escasos recursos el incremento de la ocurrencia de focos.

“El incendio del Currumahuida fue una situación, a mi entender, muy buena de trabajo voluntario en asociación con los organismos institucionales; y además un trabajo que tuvo aprendizajes”, reconoció el integrante de la Brigada Autoconvocada de la Comarca Andina. “Me queda muy claro después de esta experiencia que es necesario que las personas que vivimos en estos territorios podamos adquirir conocimiento sobre esto, sobre técnicas, no solo de atención del fuego sino de cuidado de las familias, porque los incendios abarcan muchas cosas. Ver un fuego de un kilómetro viniendo para tu casa es una situación que genera dolor, miedo y ahí necesitamos humanamente asistencia”, y concluyó: “Elijo enfocarme en la construcción de esa nueva forma de organización que necesitamos. La organización que traemos -capitalista- deja muy en evidencia sus falencias y su insostenibilidad”.