Fotografía: TELAM

Por: Lucía Iossa Urbizu

Fotografía: archivo TELAM

Con el consenso como bandera, diversas organizaciones del cine fundaron el Espacio Audiovisual Nacional con el propósito de dar nacimiento a una nueva ley que contemple las necesidades del sector, impulse una producción federal y ponga límites a los monopolios.

Organizaciones como Argentores, Proyecto Cine Independiente (PCI), la Asociación de Productores Independientes de Medios Audiovisuales (APIMA) y Directores Argentinos Cinematográficos (DAC) crearon el Espacio Audiovisual Nacional cuyo objetivo es lograr una nueva ley para el sector. “Hoy el audiovisual es pleno y amplio y por eso es indispensable unificar las voces para llegar a un consenso que nos represente para construir una industria a futuro”, afirma el actor, director, guionista y uno de los voceros del proyecto Daniel De La Vega.

¿Qué es el Espacio Audiovisual Nacional?

Es el lugar para la construcción colectiva de una nueva ley audiovisual, y a su vez donde reunimos las voces de los distintos sectores de la industria que pudieron evaluar cuáles fueron las necesidades de los últimos 27 años tras la exitosa gestión de la Ley de Cine 17741, actualmente vigente. El nuevo proyecto incluye áreas que no podían tenerse en cuenta en aquel momento cuando, por ejemplo, Internet no existía. Estamos pensando en cuotas de pantalla adaptadas a los diferentes formatos narrativos. Hoy el cine está unificado, ahora es audiovisual, sin desmerecer de ninguna manera y protegiendo a la industria cinematográfica que es básicamente la quintaesencia de nuestra tarea. La cultura siempre apoyó la narración de largometrajes para cine. Hoy el nuevo paradigma necesita incluir además a las nuevas plataformas, las series, la animación y el documental.

¿Cómo surgió la idea de esta nueva ley?

Está instalada hace años. Un pensamiento establecido que estuvimos rompiendo es que la Ley de Cine no hay que abrirla. Es una de las grandes inseguridades que muchos del sector tenían. Todos sabemos que hay un nuevo paradigma y que es necesario un cambio. El proyecto de cambiar la ley está instalado a partir del momento que las nuevas tecnologías se hicieron presentes.

¿Qué plantea el anteproyecto?

Se tomó como marco comparativo el excelente trabajo hecho en la Ley 17741 de 1994. Uno de los objetivos es la unificación del conjunto del universo audiovisual, esa es una gran diferencia con respecto a la anterior normativa. Se le va a conferir al INCAA un nuevo tipo de administración que le permitirá ser más democrático e inclusivo para el sector federal del interior que siempre fue relegado. Hay una ampliación de regulaciones y gravámenes que debería ser incluida porque las plataformas hoy son la única opción que tenemos para exhibir nuestros materiales. Hay empresas multinacionales que hacen negocios en nuestro país, que no están siendo reguladas por el Estado y que esta ley pretende regular a favor de la producción nacional. Que haya un gravamen para estas plataformas para que se pueda seguir haciendo cine nacional mientras ellos hacen sus negocios, pero apoyando a nuestra propia cultura. La idea también es recomponer el “costo medio”, es decir el costo real de una película ni grande ni pequeña, el dinero necesario. Eso es algo que está muy atrasado dentro del Instituto ya que todos los presupuestos que maneja llevan dos años de atraso y el dinero que te ofrecen no está a la altura de las necesidades. Este anteproyecto también quiere clarificar los sistemas de ayuda con respecto a los créditos y subsidios porque hay un gris que en la Ley 17741 no supo resolverse. A su vez, que haya una planificación anual que establezca cuáles son las necesidades y las posibilidades para la producción y que pueda haber una distribución lógica y coherente de las posibilidades financieras del nuevo ente que se va a llamar Instituto Nacional de Artes Audiovisuales (INAA). La intención es descentralizar, es decir que haya representatividad del INAA en diferentes provincias o regiones. Y la nueva ley cubre algo que no se tuvo en cuenta en la ley original, que es la equidad de género y el no binarismo. El cine tiene que pertenecer a los que más y a los que menos tienen, a todos. Tiene que ser una ley plural e inclusiva. No podemos permitir que sólo haya un cine para pocos que tienen muchos recursos.

¿Qué posición se adoptará con respecto a una Cinemateca nacional?

Hay una vocación en este anteproyecto de respetar la ley de la Cinemateca (CINAIN) pero la verdad es que no se cumple, no hay una restauración del material audiovisual nacional, y eso hace que día a día las películas argentinas vayan desapareciendo, nuestra historia se va desvaneciendo.

¿Qué significa un plazo de 99 años para los tributos que genera esta ley?

Durante la gestión de Mauricio Macri se acordó que toda regulación impositiva, todo gravamen, debería tener sí o sí una fecha de caducidad. Eso colocó al cine entre la espada y la pared porque aparentemente en diciembre de 2022 caducaría el fondo de fomento cinematográfico, el acceso a ese fondo directo del INCAA que venimos cobrando, ese 10% de las salas. Esta es una preocupación muy grande. La ley reguló en su letra un período de 99 años, que es simbólico, porque entendemos que es suficiente y que durante ese tiempo habrá por lo menos tres reelaboraciones de esta ley, que seguramente reformularán esa fecha y la podrán tener en cuenta.

¿Y qué significa que se agrega la función de “promover la formación de audiencias”?

Es la eterna búsqueda de encontrarse con el público, es necesario que los que no han tenido acceso a nuestro cine conozcan nuestras pantallas. Estamos a merced de industrias foráneas que imponen sus valores y su cultura. Tenemos una ley como la 17741 que ha sido ejemplar en el mundo, más allá de que se haya quedado en el tiempo, porque nos permitió construir una identidad cultural mediante el fomento cinematográfico que se obtenía a través del consumo mismo del cine.

¿Por qué es necesario hacer cumplir las cuotas de pantalla?

Es la necesidad de ganar las audiencias, tener un cine que sea reconocido por su propio espectador y que uno tenga la opción de encontrar los espejos de su propia cultura en diferentes salas o sea sentirse reflejado, identificado con su propia obra, la de nuestros autores y directores. Esto es indispensable, el Estado tiene que regular porque existe un mercado que impone su voluntad y tiene ética de sus propios intereses. Nosotros tenemos que velar por nuestra cultura nacional.

¿Esto está relacionado a los algoritmos que funcionan en las plataformas digitales?

Lo estamos teniendo muy en cuenta en la confección de este anteproyecto porque es también importante en qué lugar, en qué parte del catálogo se colocan las plataformas, cuántas películas nacionales deberían tener estas plataformas en relación a cuántas deberían producir en este país, cuál es el espacio que tenés que ocupar en el catálogo, son todas preguntas que estamos tratando de resolver en este anteproyecto.

¿Es una ley antimonopólica?

Sí, su vocación es precisamente esa. Hay una palabra difícil de enmarcar que es independiente de las empresas multinacionales, de los monopolios. Nosotros apoyamos a la industria, a las empresas, a los productores independientes  y sí, estamos cuidando que exista un espacio para que haya independencia de pensamiento y de obra.

 

El cine no va a morir nunca y de eso también habla esta ley. El cine va a estar presente porque es parte de nuestro ADN. Lo que pasa es que se está diversificando y tiene un espectro mucho más amplio.

Daniel de la Vega

¿Tienen pensado un plazo de entrega del anteproyecto al Congreso?

Estamos en diálogos. Hoy nuestro objetivo es alcanzar el mayor consenso posible, que todas las voces se sientan representadas. Hay una gran parte del sector de la política que está interesado. Hay mucha visibilidad en el proyecto y algunos han tenido acceso al texto. Nuestra preocupación actual es que esto es un borrador de un anteproyecto. Queremos el mejor resultado, que todos estemos de acuerdo, esa es nuestra vocación.

¿Por qué se plantea abarcar toda la cadena de proceso?

Es un gran logro -la ley anterior no lo tuvo en cuenta- que haya guionistas que puedan desarrollar proyectos cuando nadie cree en ellos, o sea gente que realmente pueda impulsar sus historias. El acceso a más personas a contar relatos, a que cada uno pueda llevar su historia a la pantalla. Que uno pueda acompañar la producción de la película con una institución que presente, que regule y que al final del proceso de la cadena, una multinacional no imponga su voluntad y te deje afuera me parece que son funciones fundamentales del nuevo INAA. Toda la cadena tiene que ser respetada para que ninguna parte del proceso invisibilice nuestro trabajo.

¿Qué tipo de conducción existirá en el INAA?

Pasaríamos a un directorio integrado por 13 miembros de los cuales una gran parte pertenecen a asociaciones profesionales y otra a representantes del interior del país. También dentro de ese contexto se está respetando la equidad de género, o sea que es una forma de conducción completamente diferente, pretende ser más democrática y que haya más voces a la hora de tomar decisiones. Esa administración va a tener como responsabilidad todos los años de establecer un plan de fomento, es decir definir las políticas anuales. Es un directorio democrático que no queda sujeto a una sola persona sino que es una decisión de un grupo de entidades de diferentes sectores profesionales y del interior.

¿En qué afectó a la producción nacional la llegada de las plataformas de streaming?

Lo que más nos afectó fue la pandemia, el streaming estuvo presente y nadie se dió cuenta del daño que podían llegar a hacer en el contexto donde las pantallas desaparecen. Ahora se hizo evidente que sin pantallas, sin salas, sin posibilidad de encontrar la gran experiencia cinematográfica que supone ese amplificador de emociones que es estar con el otro viendo en pantalla grande y un sonido 5.1 una película, de pronto estamos todos encerrados en nuestros hogares viendo cine y sin poder producir. Muchas de las posibilidades de recuperación están en la pantalla, en llegar al público. No tuvimos acceso a ese público y el único que lo tiene son las plataformas. Es evidente que no están siendo reguladas y eso hace que no podamos seguir produciendo. Fue como una toma de posición silenciosa, pausada y que hoy se hace evidente que ha hecho mucho daño.

¿Las plataformas están matando al cine?

No, lo estamos reinventando todo el tiempo. El cine no va a morir nunca y de eso también habla esta ley. El cine va a estar presente porque es parte de nuestro ADN. Lo que pasa es que se está diversificando y tiene un espectro mucho más amplio. La plataforma es otra forma de contar y está muy bien, pero los contenidos siempre van a estar presentes. Esta ley protege los contenidos, sean cuales fueren. Las plataformas son una forma de comunicación, una nueva forma de llegar a la gente, los celulares son otra, la gente ve películas en celulares, en ipads, en televisores, en el cine. El contenido está y las formas van cambiando.

¿Qué plantea el anteproyecto respecto de los gravámenes para plataformas OTT y de comercialización de videojuegos?

Efectivamente se está incluyendo el universo de los videojuegos entendiendo que también hay un mercado enorme de la narrativa de los juegos electrónicos e interactivos. También esta es una ley que puede ayudar tanto a la producción como para regular también las empresas que puedan producir videojuegos en nuestro país.

Se busca el fomento al cine independiente, ¿qué ocurrió hasta ahora?

Fue el que más sufrió. Cuando las multinacionales y los monopolios deciden imponer sus voluntades a través de sus capacidades financieras y económicas, el cine independiente queda relegado. Es decir, no tenés pantallas, ni capacidad de producción, ni forma de llegar a los fondos. La vocación de la antigua ley fue darle ese espacio pero la verdad es que no se cumplió. Para eso tuvimos estos 27 años de trabajo donde se ha producido, donde hemos tenido estas vitrinas, estos proyectos internacionales que ha tenido el cine argentino en el mundo para aprender de la experiencia, ver cómo superar la excelente ley 17741. Nadie niega la efectividad de la ley pero sí todo es perfectible y con ese criterio hemos trabajado en este anteproyecto.

¿Mutó la figura del espectador con las plataformas?

El audiovisual está en permanente crecimiento y cambio y las formas de consumo cambian permanentemente y es imprevisible lo que va a pasar. Tratamos de soñar con el futuro, de prever muchas cosas pero es imposible y en ese sentido no sé si hay un nuevo espectador, lo que hay son diferentes formas de consumo. La narración va a seguir existiendo, va cambiando su forma y en ese sentido creo que es indispensable tener un anteproyecto de ley audiovisual que sea lo más abarcativo posible.