Liebig: un pueblo en búsqueda de su identidad

Liebig: un pueblo en búsqueda de su identidad

La película  se propone retratar la historia de Liebig, ese pueblo entrerriano marcado por la fábrica inglesa de corned beef, esa carne conservada que le daba nombre y vida al lugar. A través de un registro de testimonios en forma de diálogos, el film  narra la búsqueda de identidad de una localidad que resiste el paso del tiempo. ANCCOM dialogó con  su director, Christian Ercolano, con uno de los guionistas, Gustavo Intrieri, y con pobladores del lugar.

En el kilómetro 165 de la Ruta 14 se encuentra el acceso a Pueblo Liebig. Esta localidad forma parte del departamento de Colón y cuenta con 770 habitantes, según indica el último censo realizado en 2010. Su historia se remonta a 1903 con la llegada de Liebig’s Extract of Meat Company. Además de dar empleo a más de 3.500 operarios, el frigorífico llegó a ser considerado de los más grandes del mundo gracias a la exportación de carnes enlatadas durante la Segunda Guerra Mundial. Junto a Fray Bentos, en Uruguay, se los llamaba “la cocina del mundo”.

En 1970 la compañía inglesa se retiró, dejándole al pueblo una fábrica vacía. Esta quedó abierta al público a través de visitas guiadas, por lo que sirvió de atractivo turístico. Una vez que estas actividades cesaron, el paso a la fábrica quedó únicamente abierto para registros fotográficos. Sin embargo, “hace ya unos años que está cerrada. Hoy en día el dueño es Juan Carlos Vizental, y si se quiere pasar a verla hay que hablar con él”, explica Ariel Pintos, que forma parte de la Junta de Gobierno de Liebig.

Hombre sentado en la vereda, frente a una entrada, señalando hacia su derecha.

La historia es narrada por sus propios protagonistas: los habitantes del pueblo y ex trabajadores del frigorífico.

Esta situación fue lo que impactó a Christian Ercolano en  2007, mientras realizaba un viaje turístico por Entre Ríos y decidió conocer el pueblo: “Una de las cosas que más me llamó la atención fue la fábrica, varias hectáreas más grande que el pueblo. Jamás se la habilitó para otra función, la gente vivía del recuerdo de un pasado glorioso muy diferente a lo que sucedía en realidad en el pueblo”, recuerda.

Esto lo llevó a contactar a Germán Loza y Gustavo Intrieri como guionistas para el proyecto. «Cuando Christian me llamó me dijo ´mirá, en este lugar hay una historia que contar”, recuerda Intrieri y agrega: “Nos pareció que había un relato sobre un modo de vida, sobre la nostalgia y la pérdida de trabajo. Pensamos que estas personas un día iban a dejar de estar, y con ellos se irían sus historias”.

Desde 2008 se inició la pre-producción del film, financiada por aportes de sus propios realizadores hasta  2012. “Después hicimos un primer armado pero necesitábamos más material”, explica Ercolano. La situación cambió  cuando el documental ganó el Concurso Quinta Vía de Proyectos Digitales del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA). Según su director, “con ese presupuesto se pudo terminar la película, y los registros más serios arrancaron en 2012 y 2013”.

Garita de seguridad abandonada en primer plano y la fabrica abandonada a la distancia.

«Pensamos que estas personas un día iban a dejar de estar, y con ellos se irían sus historias”, comenta Intrieri, guionista del documental.

La historia es narrada en la película por sus propios protagonistas: los habitantes del pueblo y ex trabajadores del frigorífico. Con respecto a la modalidad de registro, el director de Liebig detalla: “Nos encontramos con personas que ya tenían idea de cómo manejarse frente a las cámaras porque ya muchos programas de televisión fueron a  entrevistarlos. Lo que decidimos con los guionistas y Alejandro Reynoso (director de fotografía) fue hacer una entrevista corta formal y después apagábamos la cámara y les preguntábamos por lo que hacían en su día a día”.

A través del diálogo y el vínculo de confianza generado con los entrevistados, se buscó retratar el costado más humano y romántico del lugar. “Ha sido un pueblo muy bastardeado por los medios, lo tratan de pueblo fantasma, cosa que no es porque vive gente. Eso les duele mucho a las personas de Liebig”, explica Gustavo Intrieri.

Toma de plano cenital de la fabrica abandonada.

El documental busca retratar el costado mas humano y romántico del lugar.

Estela Casse, habitante del lugar y propietaria de la hostería Casa Vieja, ve esta intención con buenos ojos y considera que “lo que se ha hecho con el documental  es muy importante. Es un pueblo muy pintoresco y de alto potencial turístico, sólo que necesita inversión. No sólo de privados sino del Estado. Al no tener una intendencia propia, el presupuesto con el que cuenta es bajo. Por eso creemos que el documental va a dar visibilidad y aumentar la expectativa e intriga respecto a Liebig”.

De esta manera, la ópera prima de Christian Ercolano construye una historia desde el relato en carne propia y la metáfora. Al respecto, el realizador explica: “Queríamos una historia potente, que pueda entender cualquier espectador  y que tenga distintos niveles de sutileza simbólica para que un espectador más exigente pueda captar”

Liebig ha sido presentada en el 32º Festival Internacional de Cine de Mar del Plata  y seguirá en cartel en el MALBA durante todos los viernes de diciembre.

Mirá el trailer:

Actualizado 29/11/2017

El nuevo fútbol para todos

El nuevo fútbol para todos

La privatización de las emisiones televisivas de fútbol tras casi ocho años de ser gratuitas, le puso precio a un bien cultural e identitario de la sociedad. Los 300 pesos que cuesta el pack (sin contar los 900 pesos promedio que sale el abono al cable más lo que cada operadora cobra por el servicio HD), hacen del fútbol televisado un bien inaccesible para buena parte de la población. Decididos a no perder esa conquista cultural, los vecinos de distintas zonas de Capital Federal se organizan todos los fines de semana para brindar las transmisiones de fútbol gratuito en pantallas gigantes. Generan, así, un punto de encuentro y resistencia para no perder los derechos conseguidos. Parque Chas, Lanús Oeste, La Boca y Caballito son algunos de los lugares que mantuvieron la iniciativa y que reúnen en cada encuentro a cientos de personas.

En la entrada de la Unidad Básica (UB) “Ahora y Siempre” de La Cámpora, la agrupación política y social afín al kirchnerismo, ubicada en el barrio de Caballito en Paysandú al 1678, figura un cartel significativo: “Fútbol para Todxs”, donde la “x” invita a participar. En la vereda, a un costado de la sede, un televisor tradicional brinda imágenes del River-Newell´s, acompañadas de la voz de Sebastián Vignolo y el comentario de Diego Latorre. Frente al aparato, una mesita sostiene un mate y un termo, y también un paquete de bizcochos. Alrededor de ella, en posición expectante a lo que sucede en la pantalla, sillas de plástico ubicadas en forma planificada para que todos y todas logren la mejor visión posible. La cálida tarde cae, mientras que el partido está a punto de arrancar. Son las 19.15 y Adrián, vecino de Caballito, llega a la juntada para ver a su querido Millonario, no sin antes saludar a los militantes y organizadores de la movida que comenzó a desarrollarse luego de que el Gobierno nacional decidiera dar de baja el Fútbol Para Todos (FPT).

El cartel es un aviso de lo que propone la UB “Ahora y Siempre”: transmitir los partidos gratuitamente para todo aquel que quiera acercarse luego de la privatización del fútbol -primero, sacado de los canales de aire desde el comienzo del actual torneo y luego, con la implementación del pack especial, al margen de la suscripción tradicional por cable-. Lautaro Severino es uno de los organizadores de la idea. Militante en La Cámpora hace cinco años, cuenta cómo surgió, luego de la decisión del Gobierno de Cambiemos: “Palpamos un malestar en los vecinos del barrio. Cuando se jugó el River-Boca, que fue la primera fecha significativa que no podía verse por cable básico. Tuvimos la iniciativa de buscar formas para transmitir de modo propio el partido y abrirlo a toda la comunidad. Fue complicado llegar a esa fecha con los recursos necesarios, pero ese intento de implementar la idea lo sostuvimos, tratamos de que no se dilatara y poder brindar lo antes posible los partidos. Así fue como llegamos a esta fecha, con tres partidos que estamos transmitiendo abiertamente para toda la comunidad”. Lautaro hace referencia a los choques de Racing-Independiente, River-Newell´s y Rosario Central-Boca. Señala que durante el clásico de Avellaneda se acercaron varias personas, entre ellas, una pareja que se disponía a salir a cenar pero que en el camino se tomó un tiempo para observar el encuentro. Es que colocar el televisor en la vereda logra un mayor efecto para dar a conocer la propuesta. No obstante, el principal organizador comenta que, pese a que utilizaron diferentes métodos de propaganda, se valieron de las redes sociales para difundir la idea. “Hubo una recepción muy buena de la comunidad. Encontramos valoración en la originalidad de la propuesta, a la no quietud ante el retroceso de derechos que afecta al estado de ánimo de quien consume fútbol, considerado por algunos con otro valor en su vida cotidiana”, dice Severino. Además, la UB contó con el apoyo de la agrupación “Vecinos Inquietos”, un grupo de vecinos autoconvocados y organizados de forma multipartidaria, ubicado en el barrio de La Paternal, lindante con Caballito.

Una pizarra anuncia que darán gratis el partido de Boca - Central. Al fondo, puede observarse una muchedumbre que rodea la puerta de la Asociación Civil Boca es Pueblo.

“Estamos en contra de la privatización del fútbol, es un bien cultural por el que no se debe cobrar”, dice Pablo de la Asociación Civil Boca es Pueblo.

Dolores Guichandut también forma parte del conjunto de organizadores y organizadoras del proyecto. Militante peronista y docente en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, expresa: “Nos parece importante mantener el derecho a ver fútbol en algún lugar en un contexto desfavorable, donde las condiciones económicas y los modos de vida se ven afectados”. Vignolo relata situaciones desperdiciadas tanto por River como por Newell´s y con ello, Adrián, hincha de La Banda hasta en las venas, se hace mala sangre, mientras que recibe alguna que otra cargada inocente. “La organización es solidaria y apunta a que este lugar se convierta en un espacio para que todos los vecinos se puedan acercar y vivir la experiencia de ver fútbol”, agrega Dolores. El primer tiempo llega a su fin y Adrián aprovecha a contar sus sensaciones: “Es una muy linda experiencia porque a pesar de que en tu casa veas el partido tranquilo, acá sentís que estás entre amigos, pudiendo hablar de todo, de política, de fútbol, de cosas cotidianas. Me parece una gran iniciativa y espero que perdure. Lamentablemente llegamos a esto porque el Gobierno nos sacó la posibilidad de ver FPT”.

El segundo tiempo arranca con la noche ya caída. El televisor no solo transmite el juego, sino que ilumina la mesa y las opciones de snacks esparcidas allí. La cerveza se presenta como la bebida oficial del encuentro entre organizadores y vecinos. La solidaridad y la simpatía aparecen como valores en común durante la reunión, a pesar de los distintos colores por los cuales se hinchen. Los iniciadores de la propuesta cuentan que no tuvieron problemas al llevar a cabo su idea y que gozaron de la ayuda de distintas agrupaciones del barrio, quienes ya acordaron la entrega de un proyector. “La quita del FPT es una decisión política orientada en un proyecto que tiene como variable de ajuste los derechos de los trabajadores, de las clases medias y las clases populares”, dice Lautaro. Consultado sobre el discurso hegemónico que pone en discusión el gasto público en fútbol y aboga por un supuesto redireccionamiento, indica: “La orientación de esta política no es un recorte necesario que tenga que ver con solventar otras políticas públicas, sino que tiene que ver con un proyecto neoliberal que concentra recursos, sacándolos de las manos de las mayorías y entregándoselos a manos privadas”. Dolores, por su parte, señala: “Quitar FPT no es una política aislada, sino que se enmarca en el cercenamiento de derechos y en el desguace de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, en los Decretos de Necesidad y Urgencia y en aquellos artículos clave que vienen a beneficiar al mismo sector empresarial que saca ventaja con la privatización del fútbol”.

El segundo tiempo arranca con nuevos integrantes en la juntada barrial. Norita, aunque no le interese el fútbol, se acerca y se sienta en una de las sillas de plástico para compartir un momento con los compañeros de la UB y también un vaso de cerveza. Otro chico se suma a la movida, acepta un poco de bebida y de snacks y disfruta atentamente del partido, pese a que es de San Lorenzo. Él cuenta que antes se veía todos los juegos de su Ciclón pero que ahora pagar se le hace difícil. “Pagar algo extra, además del cable, resulta perverso en el método de transmitir fútbol porque es doblemente beneficiario para las partes concentradas”, señala Lautaro para referirse a las ganancias que acumulan las empresas tanto por brindar el cable básico como el pack especial de fútbol. “El uso y abuso que tienen las grandes cadenas de medios deportivos es doblemente obscena”, enfatiza Severino y luego concluye: “El neoliberalismo apunta a confrontar lo público con lo privado y a demostrar que el Estado no puede administrar, en este caso, el fútbol”. Gonzalo “Pity” Martínez marca el gol de River y Adrián festeja con el puño apretado. También Dolores suelta un grito de alegría. Sin embargo, la ventaja dura poco: Luis Leal empata, Brian Sarmiento coloca arriba al conjunto rosarino y Héctor Fértoli señala el tercero. “Mi hermano se suscribió al pack, reconoce que no le gusta pero lo paga igual. Yo soy más reacio. Pensé que esto de ir a un bar o juntarse en un lugar que no es tu casa no iba a volver a ocurrir”, afirma Adrián, con nostalgia de por medio. Critica la decisión política de quitar el FPT y, al finalizar el partido de River, también cuestiona el desempeño deportivo del equipo, haciendo una especie de analogía con el equipo de Cambiemos, en un notable acto de creatividad.

Con el fin del partido, la reunión se alborota. Algunos se enderezan, otros renuevan sus vasos ya vacíos. Llegan vecinos nuevos, hinchas de Boca, quienes saludan y, acción continua, cargan a Adrián. Son más de las 21 y Central-Boca está a punto de arrancar, y así otro beneficio para Fox y Turner y las cableoperadoras, manos privadas que gozan del nuevo statu quo.

Cuba a la vuelta de la esquina

Entre las 11 y las 19, Caminito se convierte en uno de los centros turísticos más concurridos de Buenos Aires. Los ídolos populares hechos estatuas de papel maché asoman desde los balcones y saludan a los miles de visitantes que se maravillan con las imágenes más exóticas de un arrabal desaparecido. Asiáticos, norteamericanos y europeos, con sus bolsas xeneizes y camisetas azul y oro ignoran lo que será el verdadero espectáculo del barrio. En poco más de dos horas, invisible a los ojos del folleto turístico, La Boca se vestirá de fiesta.

Pasadas las 19:30, el local de la Asociación Civil Boca es Pueblo abre sus puertas y da el puntapié inicial del encuentro. Con cumbia de fondo y el partido de River como previa, la esquina de Irala y Lamadrid, en pleno barrio de la boca, se empieza a colorear de azul y amarillo. Jóvenes, hombres, mujeres, parejas con sus chicos, grupos de amigos y de vecinos ocupan los cordones de las cuatro esquinas de la intersección. Birra, vino o fernet en vaso comunitario en mano acompañan las charlas y las risas, siempre futboleras.

Dentro de la Asociación Civil Boca es Pueblo, hinchas de Boca miran el partido. En primera fila, se puede observar una mujer que sostiene un vaso con fernet.

Hinchas de Boca observan el partido en el interior de la Asociación Civil Boca es Pueblo.

Parado en la puerta del local está Pablo, miembro de la agrupación que dio inicio a la iniciativa de un fútbol sin excluidos justo para la fecha del superclásico. “Estamos en contra de la privatización del fútbol, uno labura toda la semana esperando el partido que lo alegre (o bajonee) el resto de la semana, eso es un bien cultural por el que no se debe cobrar”. Pablo levanta la cabeza y ve a dos chicos en la esquina de en frente. Uno con la camiseta de Boca y otro con la de Argentina, juegan con una pelotita y utilizan la persiana de un comercio como arco de fútbol, relatan las jugadas con la alegría a flor de piel, uno sueña con ser como Benedetto, el otro como Tévez. Un pelotazo del que sueña ser Tévez cruza la calle y llega a la esquina de Pablo, que agrega: “Hay muchos hinchas que no pueden pagar ni siquiera el cable, lo peor que le podemos hacer a esos pibes es alejarlos del fútbol”.

Pablo le pasa la pelota a Camilo que se encuentra a unos metros: “Primero pensamos en hacer un boicot, juntándonos. Pero así los medios no le iban a dar visibilidad, además el problema iba a seguir estando, el hincha iba a seguir sin poder verlo. De esta manera estamos boicoteando el fútbol pago y además uniendo y dándole una mano al hincha”.

Como en cualquier partido, no faltan las banderas y carteles. “Que vuelvan los visitantes” da la bienvenida y un “Somos de Boca pero no de Macri” despeja cualquier tipo de dudas. En el interior del local, Jacinta asume el protagonismo del equipo de Boca es Pueblo para remarcar que el fútbol pago no olvide otras luchas: “Hay que cuestionar cómo se trata a la mujer en todos los ámbitos del club”, remarca y agrega: “mirá cuantas mujeres hay acá, somos hinchas y queremos y utilizamos las instalaciones del club tanto como los hombres, aunque en el carnet de socia intenten decirnos lo contrario”. Y agrega que “un caso emblemático es el de Marcela Lesich (DT de fútbol femenino) que, tras sacar siete veces campeonas a las gladiadoras, la echaron, en palabras textuales del club porque `consideraban mejor un cuerpo técnico masculino´”.

Detrás del vidrio del local de la Asociación Civil Boca es Pueblo, se puede observar a un hombre vestido con la camiseta de Boca que lamenta una situación. El reflejo en el vidrio devuelve la imagen difusa del televisor que transmite el partido.

“Esto está bárbaro, acá lo ves con clima de cancha, incluso si fuera gratis, es mucho mejor que verlo solo en casa», dice Fernando, un hincha de Boca.

El reloj marca las 21:30 y los equipos ya están en la cancha, mitad afuera y mitad más uno adentro, unas trescientas personas fijan su mirada en la pantalla gigante del local. Lousteau mira su reloj y se lleva el silbato a la boca que da inicio al partido, aplausos y gritos se repiten entre los espectadores. Cuatro minutos más tarde, un nene de 10 años lanza un insulto al aire, hay gol de Central, Marco Rubén anticipa un centro y pone el 1 a 0 en el marcador. Un desborde de Fabra a los 16 minutos levanta aplausos y arengas y la expulsión de Goltz a los 37 despierta algunos enojos. El fin del primer tiempo los manda al vestuario para aliviar tensiones. En el interín, Juan, junto a sus amigos, sentados en el cordón de la vereda, cuenta que “cuando era gratis, de visitante nos juntábamos en alguna casa, ahora que no tenemos pack, esto nos permite seguir juntándonos, está muy bueno”.

Fernando de 52 años y Carlos de 60, vecinos del barrio, esperan el segundo tiempo sin moverse de sus sillas en el interior del complejo. “Esto está bárbaro, acá lo ves con clima de cancha, incluso si fuera gratis, es mucho mejor que verlo solo en casa, compartís las emociones y, además, ¿Quién tiene semejante pantalla?”, dice Fernando.

“No importa dónde juegue, al xeneize lo sigo a donde va” cantan para dar inicio al segundo tiempo. Pasados 15 minutos del segundo tiempo, un bombo y un platillo atraviesan el local por sobre las cabezas y se instalan en la puerta para dar inicio a lo que será una seguidilla de canciones que no terminarán hasta finalizado el encuentro, dejando obsoleto el equipo de música que transmite los relatos del fútbol para pocos. “Vamo, vamo xeneize, te vinimos a ver”, la fiesta se apodera del barrio que se suma a los cantos. Los últimos 15 minutos del partido son a puro dramatismo, con pedidos desmedidos de penal y un palo incluido, los “uuh” se repiten acompañados de manos en la cabeza y protestas de todo tipo.

El momento exacto en que Lousteau marca el final del partido es borrado por el sonido del bombo y el platillo. Hay que guiarse solo por lo que se ve, como en la cancha. La gente se dispersa poco a poco cantando “Dale Bo, dale Bo que no pasa nada”.

Hace un tiempo, el periodista deportivo y candidato a Diputado Nacional del PRO Fernando Niembro, sostenía que “los que quieran ver fútbol gratis que se vayan a Cuba” y que “esto de acostumbrarse a que todo sea gratis es de otro tiempo”. Los vecinos de La Boca consiguieron llevar a Cuba a la vuelta de la esquina.

Actualizado 29/11/2017

“Hay que recuperar la honestidad de la palabra”

“Hay que recuperar la honestidad de la palabra”

“Las villas no tienen palacios de justicia porque/ el poder judicial nunca se embarra/ te atiende de saco y corbata tras el mostrador de Talcahuano”. El fragmento es parte del poema «El palacio de justicia», uno de los 36 textos que componen Offshore, el libro que presentó la semana pasada el titular de la Dirección General de Acceso a la Justicia y poeta Julián Axat. Sin embargo, si hay algo que Axat hizo fue embarrarse. En 2013 comenzó a trabajar como titular del Programa de Acceso Comunitario a la Justicia (ATAJO) que se encarga de facilitar ese acceso a las personas en condición de vulnerabilidad que viven en los barrios más humildes. Frente a las modificaciones de la Ley del Ministerio Público Fiscal que hoy el gobierno de Cambiemos pretende llevar adelante –a pesar de la renuncia de Gils Carbó, que tenía como principal objetivo evitar estas modificaciones a la ley- ATAJO y otras áreas de la Procuración están en peligro. En diálogo con ANCCOM, Axat opina sobre el estado del Poder Judicial, sobre el apoyo que recibió ATAJO por parte de la Iglesia Católica y sobre el neoliberalismo. Y también sobre su libro: Offshore son los que se fugan de esta actualidad; no solo son los que fugan dinero, son también los que fugan su subjetividad, los que fugan sus ganas de estar en el mundo. Offshore es eso: este momento en el mundo en que las derechas se aprovechan de los fugados”.

¿Cómo funciona ATAJO?

ATAJO es la boca de entrada del Ministerio Público Fiscal (MPF) en los barrios, en los territorios sensibles, en las periferias urbanas; es la entrada al sistema de las personas que más sufren, de los que son víctimas de delito por pertenecer a las capas más débiles de la población. Ha permitido que las personas más vulnerables de la población tengan una oficina a disposición para poder realizar denuncias que luego se comunican directamente con áreas o procuradurías específicas. ATAJO actúa rápidamente y en menos de 24 horas la denuncia se canaliza y es investigada.

¿Qué significaría para ATAJO la reforma que pretende hacer Cambiemos de la Ley del Ministerio Público Fiscal?

Hoy, la ley 27.148 contempla áreas específicas de trabajo en sus distintas direcciones, sean de acompañamiento de víctimas, de recupero de activos, de género o el área de acceso a la justicia (ATAJO) que contemplan facultades específicas y un nivel de institucionalidad y función. Si lo que se busca mediante una reforma es retroceder y derogar estas áreas, quedarían funciones que hoy existen en la potestad discrecional del Procurador de volverlas a crear o no. Volverían a ser una mera facultad discrecional y no una institución de legalidad devenida de la ley orgánica. En ese sentido me parece un retroceso institucional.

Julián Axat está sentado con los brazos apoyados en su escritorio. Se lo ve en pleno diálogo con su entrevistadora.

«En un país que quiere crecer necesitamos un Ministerio Público Fiscal fuerte», afirma Julián Axat.

¿Qué opina acerca del respaldo que le dieron a ATAJO las cúpulas de la Iglesia católica y Curas en Opción por los Pobres?

Desde que empezamos con ATAJO, hace cuatro años, trabajamos con los referentes sociales, actores civiles e institucionales de los diferentes barrios y uno de ellos han sido los curas, los párrocos y las pastorales que tienen una misión importante en los barrios populares. Ellos no tienen allí solamente la capilla sino también comedores, lugares de recuperación en caso de consumo, centros de día, etc. En ese sentido, las pastorales recogen muchas veces todo tipo de conflictividades. Desde que existe ATAJO, en los barrios han contado con una herramienta a su disposición para resolver diferentes problemáticas.

Los curas villeros vieron que si se derogaba ATAJO iban a dejar de contar con un dispositivo que les era útil para solucionar conflictos. Se dieron cuenta de que iban a quedarse sin quién lo gestione. Salieron a defender una herramienta. El apoyo que tuvimos desde las pastorales y de los curas de los barrios ha sido central. Lo que sí nos ha sorprendido es que no solamente los curas de los barrios han apoyado el trabajo de ATAJO, sino que los obispos y el episcopado también han visto el impacto y el perjuicio que causaría en los sectores vulnerables quitar esta herramienta de los territorios. Recibimos un apoyo importantísimo respecto de que la ley no se modifique y que ATAJO siga siendo una herramienta central dentro del MPF.

¿Cómo avizora el futuro del Poder Judicial?

Este tipo de reformas debilitan la institucionalidad del Ministerio Público Fiscal, que es un órgano autónomo, independiente desde el punto de vista constitucional del Poder Ejecutivo. Si el MPF es robusto, tiene independencia y soberanía en su actuar y sirve como un mecanismo de control de la legalidad no sólo del Poder Ejecutivo, sino también de las fuerzas de seguridad y de las organizaciones criminales que viven del delito. Estas últimas pueden ser las que viven de la trata de personas o del narcotráfico, que muchas veces utilizan a los sectores vulnerables para sus fines y aprovechan la debilidad de las instituciones estatales para seguir fondeándose. Si esas organizaciones criminales no tienen un control estatal se mueven como pez en el agua. Si la modificación de la ley debilita al MPF, las organizaciones criminales van a estar contentas. Los fiscales deben tener un MPF fuerte para poder investigar a estas organizaciones criminales, para poder investigar la corrupción. Si el MPF es débil, no investiga a los funcionarios corruptos que tienen empresas en el extranjero, fugan dinero, o lavan activos dentro del país, porque los fiscales hacen la vista gorda debido al miedo que tienen a que les pase algo. Tampoco podrían investigar a organizaciones criminales que viven de los dineros públicos dentro del Estado. Es decir, debilitar el MPF y transformarlo en una suerte de secretaría del Poder Ejecutivo, favorece a las organizaciones criminales.

¿Qué opina acerca del discurso de algunos funcionarios del Gobierno cuando dicen que van a combatir el narcotráfico y la corrupción?

Si tuviesen un discurso coherente deberían fortalecer el rol del MPF y no debilitarlo. Si lo que se quiere es cambiar el nombre de un procurador ya lo lograron: era Gils Carbó y ahora renunció. No deberían destruir un Ministerio que fue pensado en la reforma de la Constitución del 1994 como un Ministerio que debía ser fuerte frente a las organizaciones criminales y que debía defender la legalidad de los sectores más vulnerables de la población. Me parece que hay que tener una coherencia en el discurso. No sabemos quién vendrá como procurador pero al MPF se lo debe mantener fuerte. La procuradora renunció justamente con esa idea: ‘Si quieren cambiar el procurador yo me voy, pero por favor no debiliten al Ministerio Público’. Porque en un país que quiere crecer, que necesita defender la legalidad institucional y constitucional de toda la población necesitamos un MPF fuerte.

¿Qué problemas tiene la reforma que pretendía llevar adelante el Gobierno?

La reforma tenía varios problemas, no sólo la derogación de las áreas temáticas, sino que también proponía la designación del procurador a través de una mayoría absoluta y también proponía la posibilidad de suspender al procurador por una decisión del Poder Ejecutivo, hasta que el Senado o el Congreso tomara una decisión final sobre si procurador continuaría o retomaría. Son situaciones que en este proyecto de ley fueron preocupantes y fueron observadas por las asociaciones de fiscales, los organismos de Derechos Humanos y la propia Iglesia católica. También la posibilidad de despedir empleados de la Justicia sin indemnizaciones, violando el empleo público, trasladando a fiscales en plazo mínimo en las situaciones donde las fiscalías no fueron creadas y también el jury a los fiscales cambiando la composición sobre cómo deben ser juzgados los fiscales en caso de mal desempeño, quitando las universidades la posibilidad de tener una opinión y voto en los jury de los fiscales, entre otras cosas.

Julián Axat tiene las manos en los bolsillos de su pantalón. Está parado y mira a cámara seriamente.

«La política debe recuperar la voz de los poetas, recuperar el aullido de Ginsberg», reflexiona Axat.

¿Cómo hace para manejar al mismo tiempo el registro judicial y el poético?

Ambos registros están conectados en algún punto. Todo lo que tiene que ver con la palabra tiene que ver también con la construcción de la Justicia. En mi trayectoria traté de que las dos cosas siempre estuvieran en paralelo. Cuando comencé mi tarea en la Justicia, hace 18 años, arranqué en una defensoría de pobres y ausentes donde el trabajo que hacíamos eran defensas a través de poesías. En algún momento fui defensor de menores en La Plata y la manera que elegí de encarar ese trabajo fue también con la poesía. Escribí un libro que tiene que ver con la defensa de los adolescentes, con la palabra y la poesía. Se trata de Musulmán y biopoética, un trabajo de poesía y derecho vinculado a la defensa de los más vulnerables. El derecho es una herramienta técnica; puede ser usado para hacer el mal, para molestar y para perjudicar o dañar, pero también  puede ser utilizado para hacer el bien. En ese sentido creo que es una herramienta liberadora para calmar el sufrimiento. Lo vinculo con la poesía porque justamente es la palabra que sana, la palabra poética. Cuanto más poetas son los abogados, mejor.

¿Cómo considera que se pueden recuperar en los sujetos las dimensiones política y poética que el neoliberalismo trata de borrar?

Yo vincularía más que nada la búsqueda de la poesía en los momentos de posverdad. Es muy difícil, hay que recuperar la honestidad en la palabra, recuperar la palabra y la vinculación de la palabra en las experiencias con los otros. A mí siempre me gustó el poeta John Berger, de quien se acaba de publicar un libro post mortem en el que habla de la necesidad de recuperar la palabra del encuentro, de la experiencia con el otro, la palabra que habla de manera sencilla, el lenguaje materno dice él. Recuperemos los lenguajes maternos que están cargados de la emoción. El neoliberalismo se basa y se aprovecha de los lenguajes más distantes de la experiencia humana. Berger dice que los políticos cuando hablan lo hacen en el vacío, distantes de la gente. Nada peor que los discursos neutros de los políticos demagogos de hoy, dice. Hay que volver a la poesía; la política debe recuperar la voz de los poetas, recuperar el aullido de Ginsberg. Si la poética le da nuevamente a la política una dimensión del sentir de lo humano, me parece que justamente se puede volver a pensar la función de la República. Platón echa a los poetas de la república; creo que un poco el neoliberalismo ha hecho lo mismo, ha echado a los poetas de la república para construir la posverdad. Hay que volver a retomar a los poetas y hay que reconstruir un republicanismo con los poetas adentro, pero no como iluminados, sino como la voz de los que menos tienen, de los que sufren, esa es la poesía que me interesa.

¿Cómo influyen los cambios de contexto en su obra poética? ¿Qué tiene de particular el contexto en el que escribió Offshore y cómo cree que se nota en los poemas?

Offshore es un libro de poemas que habla sobre el lenguaje del neoliberalismo. No es un libro contra esta coyuntura particular, contra este Gobierno, habla en general. La traducción del offshore es la fuga; fugarse del mundo es alienarse, es salirse de uno mismo e incluso negarse. El offshore en términos económicos es armar una empresa en las Bahamas y en los paraísos fiscales, pero en términos simbólicos es hacer la estrategia de la avestruz, meter la cabeza abajo de la tierra y no ver lo que está pasando. Offshore son los que se fugan de esta actualidad; no son solo los que fugan dinero, son también los que fugan su subjetividad, los que fugan sus ganas de estar en el mundo. Esa sensación offshore es la que nos pasa a muchos latinoamericanos. Las oleadas de la derecha en estos días tienen que ver también con cierto adormecimiento de los públicos y las subjetividades, que en el neoliberalismo están siendo subyugadas por un mecanismo de poder micro fascista. Esto muchas veces conduce a votar a candidatos que en realidad vienen a dar muy poco al pueblo y a llevarse mucho. Offshore es eso: este momento en el mundo en que las derechas se aprovechan de los fugados. Es la fuga de la propia convivencia, es no ver que el otro está padeciendo, es pensar “a mí no me pasó”, es sálvese quien pueda. Hay algunos poemas dedicados al tema de la deuda, otros a los migrantes, otros a la fuga de Dios. Pese a que el papa Francisco está haciendo un buen trabajo por volver a poner a la Iglesia católica en un lugar importante, hay una fuga mundial de la creencia. Hay una modernidad muy líquida y en ese sentido hay también una lucha por la religiosidad. El offshore es volver a pensar una modernidad. Es necesario volver a un anclaje sobre un sujeto más fuerte, en términos políticos y en términos de creencia. Hay que volver a creer; creer en el otro: volver a creer en la posibilidad de cambiar el mundo.

Actualizado 28/11/2017

A desalambrar La Boca

A desalambrar La Boca

“El barrio entero de La Boca está siendo usurpado por el negociado inmobiliario”, denuncia Juana Domínguez, militante del Movimiento Evita y madre del barrio, en el marco de la Caravana que el Colectivo Artístico Vecinal de La Boca organizó el sábado último. La convocatoria de distintas organizaciones y vecinos del barrio tuvo el objetivo de impedir que la dirigencia del club xeneize, encabezado por Daniel Angelici, coloque rejas en los terrenos de Casa Amarilla. Los vecinos reclaman que el lugar siga siendo un espacio verde de cultura y recreación para los vecinos.

A través de la realización de una Caravana Artística, que partió desde las calles Olavarría y Garibaldi, el barrio de La Boca dijo “no a la venta del campito”, intención que tiene el club Boca Juniors de adquirir este espacio público para privatizarlo y realizar un mega emprendimiento inmobiliario. Se trata de terrenos que comprenden cinco manzanas, ubicadas a metros de la mítica Casa Amarilla.

La caravana consistió en una pacífica movilización que recorrió las calles del barrio, expresando su petición con banderas, carteles y la utilización de megáfonos, bombos y otros instrumentos de percusión. “La Caravana Artística es una protesta. La Boca es un barrio artístico y se nos ocurrió que una manera más pacífica de hacerlo sería por medio de una Caravana Artística. Cada uno muestra su arte, pero básicamente es una protesta, y la idea es llamar la atención y hacer ruido para que no nos saquen nuestras tierras. Es la lucha del pueblo, de la gente”, afirma Domínguez.

De la muchedumbre de la Caravana Artística, se destaca la presencia de dos niños. Uno sostiene un cartel que dice: "Queremos el campito para jugar".

La Caravana Artística consistió en una manifestación pacífica.

La gestión de Angelici pidió a la Justicia la autorización para enrejar el predio en su totalidad, a pesar de que en junio de este año el juez Guillermo Scheibler prohibió la realización de cualquier tipo de obra hasta tanto se determine la legalidad de la venta. La decisión del juez se basó en el reconocimiento de una serie de irregularidades en el proceso licitatorio que se encuentra bajo investigación por parte del Poder Judicial. Sin embargo, el club xeneize insiste en reclamar el lugar como propio. A esto se suma que quiere cerrarlo para impedir su uso por parte de los vecinos.

El sábado, la caravana artística culminó su recorrido en el campito, precisamente sobre la calle que une los terrenos de los que Boca quiere adueñarse. Allí se montó un escenario en el que las organizaciones realizaron diversos espectáculos, con el objetivo de demostrarle a los dirigentes que continuarán defendiendo este espacio que es de todos. “La idea de la caravana es realizar una protesta pero que sea colorida, festiva, y que invite al vecino a acercarse y participar. Desfilamos por casi todo el barrio haciendo paradas, contándole a la gente cuál es el problema que estamos viviendo con el campito, y cuál es el problema general en el barrio con el negocio inmobiliario, con los incendios, con la expulsión de la población originaria del lugar, y con la pérdida de la identidad del barrio desde la aprobación del Distrito de las Artes, algo que atropella la identidad del barrio permanentemente”, comenta Violeta Fractman, organizadora del Colectivo Artístico Vecinal de La Boca.

En febrero de 2016 el Gobierno porteño, a través de la Corporación Buenos Aires Sur S.E., llevó a cabo una licitación fraudulenta hecha a medida, en la que solo participó el club, y le vendió a Boca éstas tierras de manera inconstitucional, ya que primero debía pasar por la Legislatura porteña. Desde entonces, los vecinos fueron denunciando en distintas ocasiones las diferentes maniobras para privatizar el espacio, con el objetivo de evitar la venta. Para mayo del mismo año, se convocó a una marcha –en la que ANCCOM estuvo presente- llevada a cabo por diversas organizaciones barriales, políticas y vecinos, en repudio al violento ataque ocurrido días atrás en la Comuna 4, en Nueva Pompeya, durante una asamblea en la que se discutía la privatización de los terrenos, y de la que formaron parte militantes y miembros de agrupaciones vecinales de La Boca, quienes sufrieron heridas por parte de una patota. A su vez, tanto las organizaciones presentes como los vecinos aprovecharon la ocasión para expresar nuevamente su rechazo respecto a la venta de los terrenos de Casa Amarilla al club.

Además de esta violenta situación, se suman también los numerosos incendios en los conventillos, que los vecinos afirman que son “intencionales”. Juana Domínguez, una de ellas, sostiene: “Están incendiando los conventillos, hasta incluso con gente adentro. Los incendios son intencionales. Y además están desalojando a todo el mundo”.

La imagen muestra el terreno en disputa siendo utilizado por jóvenes que juegan un partido de fútbol.

El Gobierno porteño llevó a cabo una licitación fraudulenta hecha a la medida del club.

Para mayo de este año, se permitió la participación como querellantes de las organizaciones del barrio en la causa judicial que investiga si la venta del predio fue lícita. De acuerdo a un informe del Observatorio del Derecho a la Ciudad, se trata de una venta “ilegal e inconstitucional” debido a que, de acuerdo a las normativas vigentes, está prohibida la venta de tierra pública de la Ciudad sin la correspondiente aprobación por parte de la Legislatura. Como afirma Alejandro Magnin, representante del Movimiento Evita, “hubo numerosas irregularidades, entre ellas, que tendría que haber pasado por la Legislatura y aprobarse allí, y esto no se hizo. Entonces en esa maniobra fraudulenta se quedaron con éstos terrenos que estaban destinados a viviendas sociales o a uso comunitario”.

La operación cuestionada se produjo en 2010, cuando los restantes terrenos, en los que no se habían construido viviendas, se traspasaron del Instituto de Vivienda de la Ciudad (IVC) al Gobierno de la Ciudad, y de éste a la Corporación Buenos Aires Sur, por medio del decreto 723/10, concretando la venta pero evitando todas las instancias legales. “Estos terrenos son de un gran valor inmobiliario pero, aparte de eso, tienen una función social, desde cualquier punto de vista: para la vivienda social que originalmente habían sido designados o como espacio verde para las actividades del barrio. Es un lugar de esparcimiento y uno de los pocos espacios verdes que nos quedan. Así que estamos tratando de darle un freno a la usurpación por parte del Club Boca Juniors que, en alianza con el Gobierno de la Ciudad, quieren usurpar estos terrenos, sacárselos a la comunidad y quedárselos para beneficio propio”, agrega Magnin.

Vecinos marchan por las calles de La Boca sosteniendo una bandera grande que dice: "Colectivo Artístico Vecinal de La Boca". De fondo, se pueden observar banderas de La Campora, el Frente Popular Darío Santillán, entre otras.

Distintas organizaciones políticas adhirieron al reclamo de los vecinos.

Es importante destacar el gran apoyo recibido en defensa de los terrenos por parte de las diversas organizaciones sociales, políticas y culturales. Más de 40 organizaciones, entre otras “Casa Popular El Patio”, “La Cámpora La Boca”, “Frente Popular Darío Santillán”, “Movimiento Evita La Boca”, “Fundación CasaSan” se adhirieron, junto al Colectivo Artístico Vecinal de La Boca, en defensa de los derechos de los vecinos sobre el predio.

La convocatoria finalizó cerca de las 19, con la lectura del documento presentado por el Colectivo Artístico en el que expresaron: “Defenderemos cada espacio público donde nuestros pibes juegan a la pelota, las familias hacen un picnic o ensayan con la murga”.

Al momento, la causa por la adjudicación de tierras se encuentra en manos de la jueza Paola Cabezas Cescato, quien debe determinar la legalidad o no de la venta. Sin embargo, los terrenos siguen en manos privadas, a la espera de una resolución judicial.

Tres niñas, vestidas de la misma manera, ríen mientras bailan en la calle una coreografía como parte de la Caravana Artística.

“La idea de la caravana es realizar una protesta pero que sea colorida y que invite al vecino a participar», dice Violeta Fractman, organizadora del evento.

Actualizado 28/11/2017

Lechu y vuelve

Lechu y vuelve

El crepúsculo cae sobre las farolas redondas. Las baldosas dispares, levantadas por las raíces de los árboles, parecen continuar las fachadas de las casas de angostos porches. Los bicicleteros, los canastos de basura y los bancos de cemento coloreados con pedazos de azulejos decoran la calle 28, la entrada a la localidad bonaerense de 25 de Mayo.

“Esta es la Plaza Mitre, la principal. Acá tenés la iglesia, el banco y la Municipalidad. Bah, la ex Mitre le decimos ahora”, cuenta un chico de 18 años que no conoció a Santiago pero sí fue a la misma escuela. “Plaza Santiago Maldonado”, “Lechu vive”, “Lo mató Gendarmería”, “Sos semilla, hermano” son algunos de los grafitis en la glorieta central, y la cara de Santiago pegada en cada árbol.

“¿Me vas a ir a buscar?”

El velatorio comenzó el sábado a las 16 en la esquina de 29 y 6. La Municipalidad ordenó cortar las calles linderas para evitar la circulación vehicular y facilitar la llegada de la gente. “No hay razón, todos tenemos derecho a la vida. Me duele que el pueblo no esté”, alza la voz una mujer. Ella no lo conocía a Santiago pero afirma: “No se puede mirar para otro lado”. “Se ve que no se pueden levantar para despedir una muerte injusta”, agrega otra avergonzada por la ausencia de vecinos en la ceremonia.

“Arrastrar una masa inerte de carne y huesos no es vivir, es solamente vegetar”, se lee en uno de los murales de Santiago. La frase de Severino Di Giovanni atrona en la Agropecuaria 25 de Mayo, recordada por ser una de las últimas en levantar la toma de la ruta en 2008.

“Le decían ‘Lechuga’ porque en los asados no comía carne. Lechuga, Vikingo, Ardilla, Brujo. Como sea, él era un tipo diferente. Vivía riéndose, un verdadero canto a la vida”, subraya Carlos, esposo de una prima de Stella, la mamá de Santiago. “Sergio quería que Santiago estudie, por eso había una tensión entre ellos. Santiago fue un par de meses a La Plata a estudiar Bellas Artes pero al poco tiempo dejó. Un día nos reíamos porque una vez le hizo un tatuaje a Sergio y se lo cobró: “Yo necesito cobrárselo a los que pueden pagarlo para hacérselo gratis a los que no”, había argumentado.

Santiago se llevaba bien hasta con el vecino que era pastor, recuerda Carlos, aunque apenas aparecía la Biblia empezaba el debate en la vereda de la casa: “Remarcaba todo el tiempo que para ser persona no tenías que tener plata. ‘La gente piensa que los hippies somos vagos. ¡Nada que ver!’, decía él. Se hizo una amiga en Mendoza y se fueron juntos a El Bolsón. Ahí Santiago ayudó al padre de esta chica a pintar toda la casa”, evoca Carlos y, mate en mano, con los ojos llorosos detrás de los anteojos, el relato se ensombrece.

“Santiago llamó a la mamá y le dijo que ya tenía toda la plata para emprender el regreso. Le pidió que le haga una torta, que él iba a llegar para su cumpleaños. Stella dice que le dijo: ‘Ma, ¿y me vas a ir a buscar a Bragado?’”. A 55 kilómetros, por allí pasa la única ruta que tienen los venticinqueños para ir al sur, y como Santiago viajaba a dedo, quería que su mamá lo fuera a recibir. Carlos cuenta que la familia está acompañando mucho a Stella. “En las marchas intentamos representar la bronca que causa todo esto. Yo creo que Santiago estuvo en el lugar y el momento no indicados”, opina.

 

“Santiago era amor”

– ¿Ustedes de donde son?

– De Mendoza.

– ¿Vinieron por Santiago?

– Somos amigos de él. Lo conocimos allá.

– No hay derecho. Dios decide cuando nos da y nos quita la vida.

– La Policía nos quita la vida.

Un cigarrillo intenta tapar las lágrimas y la angustia en el pecho. Con los ojos enardecidos de tanto llorar, dos chicos se abrazan en compañía de una de sus madres. Otra chica repasa, con una brocha y engrudo, un corazón hecho en el piso con la foto del Lechu que pide justicia. Una mujer sentada en la esquina se ceba un mate y, con una mirada reflexiva, acaricia a un perro callejero que se le posó en los pies junto a su cartel: “Santiago presente. El Estado es responsable”. En la otra esquina, debajo del techo de un negocio, un grupo de jóvenes con los pelos teñidos, piernas tatuadas, rastas y aritos se resguardan bajo una bandera mapuche y otra blanca que dice: “Muerte al Estado y a todxs sus cómplices lacayxs. Resistencia y sabotaje. LHT”.

“Disculpá, no quiero hablar”, dice una chica con el pelo violeta y esconde su rostro entre sus brazos. Otro joven lleno de rastas y partes rapadas levanta la mano con su dedo pulgar hacia arriba indicando que está todo bien, pero recuesta su mejilla derecha entre sus rodillas y mira la pared. Hacen silencio en señal de respeto, dolor y despedida, seguros de que Santiago es semilla de lucha que renace.

“Santiago era amor, eso era”, resume Guillermina, la esposa del Topo, el mejor amigo de Santiago. “Se potencian cuando están juntos. Bueno… qué raro va a ser decir ‘se potenciaban’”, se corrige tomándose fuerte del brazo de Beatriz, vecina de Santiago de toda la vida, y añade: “De chiquito lloraba cuando la mamá le mataba los piojos. Ya ahí te das cuenta que era otra clase de tipo”.

Beatriz escucha, piensa y suma sus palabras: “Era una persona alegre, gritaba, iba y venía. El siempre cruzaba la calle y se ponía a tocar la guitarra. Cantaba y estaba ahí. También sabía tocar la batería y el siku. Nosotras decíamos que era bien de la mamá y la abuela. Todo este tiempo nos estuvimos juntando en la Plaza Mitre. Organizamos marchas todos los viernes hasta que la familia nos pidió tomar otra frecuencia”.

“¿25 de Mayo? ¡25 de Facho!”, decía Santi. Nosotros, en esta ciudad, somos pocos pero el partido es muy grande. Muchos explotan la tierra para cosechar la soja. ¿Y sabés lo que pasa? A nosotros nos han enseñado a amar a nuestro patrón más que a nosotros mismos. Santi toda su vida luchó contra esto”, interviene Guillermina, cuyo marido es artesano y la única manera de contactarse con él es a través del celular de ella. Este sábado le suena seguido, sucede que es el cumpleaños del Topo y Guillermina dice que se lo pasó abrazado a Germán, el hermano del medio de los Maldonado, sentados en la mesa de su cocina.

“Cuántas tardes de charla en casa… la verdad está en el río, en el sol. Esa es la verdad. Nosotros tenemos que cuidar la naturaleza, no arruinarla. Tenemos que potenciar la medicina de Santiago, del Brujito. Eso sí que es un acto de amor. Hay que llevar la simpleza como bandera. Yo creo que ahora su alma evolucionó. Él siempre fue de muy poca foto, lejos de la cámara. La lucha que nos dejó fue muy importante. No será Jesús con 33 años pero Santiago con 28 nos dejó mucho”.

Último adiós

Son las 11 y la gente se agolpa, busca sombra en las esquinas, bajo los árboles y en las puertas de las casas cercanas a la casa velatoria. Otros siguen la escena encandilados a pleno rayo de sol. Mientras una joven amamanta a su hijo, otra se pone de pie al lado de ella con la foto de Santiago en la espalda y le grita a un camarógrafo de la TV Pública: “¿Cuánto más vas a filmar? ¿Por qué no filmás cómo nos están matando?”. El día anterior, en pleno velorio, se había conocido la noticia del asesinato de Rafael Nahuel a manos de las fuerzas de seguridad en una nueva represión en territorio mapuche.

– Nueve meses en la panza. Nosotros estamos de duelo y allá siguen matando.

– Acá somos siempre los mismos. Un grupo minoritario.

– Yo conozco a la madre de toda la vida. Santiago se puso re contento cuando Stella se jubiló. Le decía que ahora iba a poder salir a disfrutar, a divertirse. Qué cosa, che. Pobre familia.

En un micro se observan los pañuelos blancos. Taty Almeyda, Nora Cortiñas y Lita Boitano son rápidamente reconocidas y desatan una abrumadora y eterna cadena de aplausos, de agradecimiento y alivio para todos. A ellas se sumaron personalidades como Victoria Donda, Victoria Montenegro, Horacio Petragalla, Nicolás del Caño, Miriam Bregman, Vilma Ripoll y el periodista Gustavo Sylvestre.

La puerta de la casa velatoria se abre y junto con todos sus amigos y familiares el cuerpo de Santiago es colocado en el coche fúnebre e inicia su recorrido hacia el Cementerio “Parque Paraíso”. Algunos se acercan y tocan los vidrios del vehículo, otros alzan la voz: “¡Como a los nazis les va a pasar, a donde vayan los iremos a buscar!”. Unos chicos gritan para que frene la camioneta blanca dispuesta para los que andan a pie. Todos quieren abrazar a Sergio Maldonado, con cara de agotamiento pero firme, quien finalmente se sube al auto que, en procesión, con una gran cola de autos detrás, toma por la calle 27.

Desbordante de vida, enérgico, sencillo, bondadoso, naturista y antisistema, así era Santiago, quien además se autodenominaba como “antipolítico y antirreligioso”, aunque tal vez habría que decir antipartidario porque su filosofía era pura política. Hoy, en 25 de Mayo, sus murales siguen hablando, como ese que dice “11 de octubre: último día de libertad”, o el profético “La dignidad no se transa ni ante el paredón de la muerte”.

 

 

 

Actualizado 27/11/2017