El Tren Alma es un hospital rodante que durante más de tres décadas viajó al norte argentino para brindar atención médica gratuita a chicos en condiciones de vulnerabilidad social. En 2015, un incendio destruyó sus vagones y desde entonces dejó de funcionar. El Estado, mediante la firma de un convenio, se comprometió a proveer nuevos vagones pero la entrega nunca se concretó. Todavía la organización espera que las autoridades cumplan lo prometido para recuperar ese servicio sanitario.
La historia del tren sanitario comienza cuando la Fundación Alma lo puso en funcionamiento en 1980, para llegar de manera sostenida a localidades del norte del país que no cuentan con servicio pediátrico permanente. “Para muchos de esos chicos el Tren Alma era la única instancia anual de acceso a un servicio de salud”, afirma Magdalena Pardo, miembro de la comisión directiva de la Fundación.
El tren llegaba todos los años a cada uno de los destinos con equipos profesionales voluntarios que incluían pediatras, odontólogos, enfermeros, radiólogos, trabajadores sociales y bioquímicos. Antonio Infantino, pediatra y actual presidente de Fundación, explica: “Durante quince días estábamos en esos pueblos atendiendo a los chicos. Practicábamos urgencias arriba del tren, detectábamos enfermedades, anomalías congénitas y en casos necesarios los conectábamos con centros de Capital.” Infantino resalta la importancia del tren sanitario en comunidades que se encuentran alejadas de las capitales provinciales y lamenta: “Es una pena para la gente del norte argentino la pérdida del tren, los chicos de esas localidades están ahora más desprotegidos”.
En 2015, cuando el tren se encontraba dentro de unos talleres ferroviarios, un incendio accidental destruyó por completo sus históricos vagones, los cuales habían sido cedidos en 1980 por el Ferrocarril Belgrano Cargas, de quien dependía además su mantenimiento y tracción. Pocos meses después del incendio, Fundación Alma logró firmar un contrato de comodato con el Belgrano para recibir nuevos coches, pero al cambiar la gestión de gobierno las nuevas autoridades desconocieron ese vínculo. El Ferrocarril Belgrano Cargas, actualmente Trenes Argentinos Cargas, depende del Ministerio de Transporte de la Nación.
Durante dos años la Fundación recorrió un arduo camino de gestiones y negociaciones hasta conseguir, en marzo de 2017, la firma de un acuerdo. Magdalena Pardo sostiene al respecto: “Firmamos un convenio de compromiso con la actual gestión del Ferrocarril Belgrano Cargas, por el cual se comprometió a entregarnos nuevos vagones en el trascurso de este año. No solamente no los hemos recibido, tampoco se nos manifiesta certidumbre de que esto vaya a ocurrir.”
Fundación Alma, a lo largo de sus casi cuarenta años de tarea voluntaria, mantuvo un proyecto colectivo que asistió a más de 90.000 chicos priorizando el trabajo en equipo y el seguimiento, a través de las historia clínicas sociales, de cada uno de los pacientes. Micaela Maldonado, trabajadora social de la Fundación, explica: “El trabajo en red durante el viaje y posterior al viaje es fundamental. Entender todo el contexto que atraviesa ese chico y esa familia permite también un mejor diagnóstico y tratamiento desde lo médico.”
A pesar de la incansable lucha por conseguir la restitución de los vagones, Fundación Alma continuó con su tarea y siguió llegando a las localidades a las que llegaba por medios alternativos. Pardo relata: “Nos propusimos seguir llegando porque no podemos dejar abandonadas a estas comunidades pero lo hicimos con equipos médicos mucho más reducidos, ofreciendo mucha menor variedad de prestaciones, y en condiciones de trabajo mucho más complicadas para los voluntarios. El tren, además de contar con todo el equipamiento médico, resolvía la cuestión del alojamiento y de las buenas condiciones de trabajo para los voluntarios”. Y agrega: “El impacto de estos viajes es menor, definitivamente el tren es mucho más que un medio de transporte, es para nosotros una forma de trabajo y nuestro dispositivo de intervención.”
Antonio Infantino resalta la importancia que las comunidades daban a la llegada del tren y dijo: “Cuando la gente de esos pueblos veía llegar el tren a la estación era una alegría enorme para todos, era un acontecimiento importantísimo. Nos recibían y nos despedían con lágrimas”. En el mismo sentido, Micaela Maldonado señaló: “El tren por sí solo convoca, llama la atención, tiene una trayectoria clara en esos lugares.”
Ante los varios intentos por parte de ANCCOM de dialogar con representantes de Trenes Argentinos Cargas la única respuesta obtenida fue el envío de un comunicado que proclama: “Actualmente estamos trabajando en las especificaciones técnicas y presupuestaciones definitivas con proveedores externos, para poder seguir acompañando a la Fundación Alma en su gran labor de atender chicos y adolescentes del norte argentino que necesitan asistencia médica.”
Por su parte Fundación Alma asegura que no dejará de luchar por conseguir que el tren Alma pueda, como lo hizo durante décadas, volver a emprender sus viajes. Pardo concluye: “Vale mucho todo el capital humano y simbólico que construimos, el saber hacer que implica montar un hospital, la red de voluntarios, la red de donantes, los referentes en las localidades.” Infantino concluyó: “Somos todos voluntarios, es una pena esta pérdida, queremos seguir viajando, queremos tener el tren y volver a armar de nuevo todos nuestros equipos.”
Actualizado 21/11/2017