¿Qué tuvieron que ver las facturas de los celulares y la pandemia con los Juegos Olímpicos?

¿Qué tuvieron que ver las facturas de los celulares y la pandemia con los Juegos Olímpicos?

Las argentinas Erika Mercado y Bianca Farroil en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. 

En diciembre de 2009, se sancionó la ley 26573, que permitió la creación del Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (ENARD). El proyecto fue impulsado por la  secretaría de Deportes de la Nación y el Comité Olímpico Argentino (COA), con el objetivo de apoyar el desarrollo de deportistas. Los cambios posteriores en la ley han provocado el desfinanciamiento de esta área y afectaron al deporte nacional.

La ley de 2009 establecía que el ENARD sería financiado a través del impuesto del 1% sobre la facturación del servicio de telefonía celular. “Fue una ley que rápidamente demostró su eficacia, porque el deportista de alto rendimiento pudo tener una beca más digna y le permitió a diferentes atletas entrenar, en mejores condiciones y competir en certámenes internacionales”, señala Claudio Morresi, legislador de la Ciudad de Buenos Aires y ex Secretario de Deportes de la Nación durante las presidencias de Néstor Kirchner y Cristina Fernandez.

“La creación del ENARD fue muy importante para los deportistas”, explica el gimnasta Federico Molinari. Antes de la creación del organismo, las únicas becas posibles eran aquellas otorgadas por la Secretaría de Deportes y por las provincias. En ocasiones, muchos deportistas debían financiar sus viajes para poder competir en los certámenes tanto nacionales como internacionales y luego la Secretaría devolvía esos montos en pesos, meses después, aunque los gastos hubieran sido en dólares. “La creación del ENARD nos permitió proyectar y planificar a largo plazo, participar en más competiciones. Las becas mejoraron y la obra social nos permitía tener tranquilidad”, destaca Molinari. En la misma sintonía, Morresi señala que previo a la creación del ENARD, “no había ni el presupuesto necesario ni la velocidad administrativa para acompañar a los seleccionados y a los deportistas individuales”. Por otro lado, Molinari ponderó el accionar de la entidad para la resolución de los problemas de los deportistas durante el proceso de olimpíada.

A las becas del ENARD solo pueden acceder quienes tienen posibilidades de participar en los Juegos Olímpicos. Florencia Lamboglia, atleta que se desempeña como velocista, señala que esta medida “deja afuera a muchas promesas y a una gran cantidad de deportistas que aspiran a participar de los certámenes olímpicos”.

Lucas Lautaro Guzman representante argentino en taekwondo.

Tanto Lamboglia como Molinari explican la dificultad del atleta argentino para sostener su actividad. “Definitivamente, no alcanza para vivir con los montos de las becas. Podés tener distintos apoyos, sean provinciales o municipales, pero mayormente los deportistas deben tener un trabajo o tener una familia que los mantenga”, explica Molinari.   Lamboglia, por su parte, cuenta: “Me acompañan marcas y tengo un apoyo de la Secretaría de Deportes, pero sé que es difícil tener apoyo y poder vivir de este deporte o del deporte en general en Argentina”.

 

Qué pasó con la ley

En 2017, la secretaría de Hacienda impulsó una reforma impositiva, con la idea de atraer inversiones y reducir la presión impositiva. Una de las consecuencias fue la eliminación del Artículo 39 de la ley 26573 para eliminar el impuesto que financiaba al ENARD, que pasó a ser subvencionado por partidas presupuestarias del Poder Ejecutivo Nacional.

Varios atletas, alertados por la situación, buscaron una explicación por parte de las autoridades que estaban al mando: “Básicamente era apoyar eso o desaparecia el ENARD”, señaló Federico Molinari. Luego de la decisión de eliminar el impuesto a los celulares, un grupo de deportistas con integrantes del Comité Olímpico Argentino se reunió con el presidente de ese entonces, Mauricio Macri, en busca de una solución para este inconveniente. En un primer momento, se acordó un monto de dinero que se estimaba, inicialmente, sería superior a los ingresos que se obtenían a través de los impuestos a la tarifa del celular, pero que la devaluación del 2018 y 2019 redujo significativamente y dejó desfinanciada a la entidad. Morresi apunta a la administración Macri por el desfinanciamiento del ENARD, de los clubes de barrio y resalta que “muchas entidades debieron suspender disciplinas por temas presupuestarios” algo que, según él puede generar consecuencias nocivas para el futuro del deporte nacional.

La delegación argentina, encabezada por los abanderados regatistas Santiago Lange y Cecilia Carranza Saroli. 

Una investigación efectuada por el periodista Ernesto Rodríguez, fallecido en 2019, explica que entre el 2016 al 2019 el presupuesto de la Secretaría de Deportes descendió un 62% durante las gestiones de Carlos Mac Allister y Diógenes de Urquiza en la Secretaría de Deportes. La causa es la subejecución de la partida presupuestaria que afectó especialmente al área de alto rendimiento. “La falta de presupuesto genera que se deba participar en menos torneos, además de que debe apoyar a menos deportistas y que los montos de las becas no se aumenten”, explica Molinari.

El 30 de enero de 2019 se firmó el decreto 92/2019, que establece la transformación de la Secretaría de Deportes en Agencia. Amparándose en las premisas como “ordenamiento normativo para la toma de decisiones”, la Agencia centraliza la toma de decisiones del ámbito deportivo. Uno de los puntos a destacar del decreto fue la modificación del Artículo 15 de la ley 20.655, más conocida como Ley del Deporte, que establece modificaciones sobre los ingresos de fondos para la Agencia, entre las cuales se incluían la rentabilización de las instalaciones y permitía la venta de bienes muebles y servicios de la entidad. “El pasaje de Secretaria a Agencia tenía como fin vender toda la tierra pública del Centro Nacional de Alto rendimiento deportivo (CENARD) y de algunas instalaciones de Ezeiza para fines inmobiliarios”, señala Morresi. En tanto, Molinari considera: “La agencia tuvo como fin destrabar la burocracia de la Secretaría de Deportes, agilizar trámites y tener apoyo de entidades privadas” y enfatiza: “En el deporte debés tener mayor velocidad en la organización. Un deportista no puede pagar un viaje y esperar que se lo devuelvan de acuerdo a los términos de la burocracia”. En 2019, con el cambio de gestión, Deportes volvió a tener el rango de Secretaría. Durante el 2020 y 2021, el deporte de alto rendimiento se vio afectado por la pandemia de Covid 19, que no solo limitó las posibilidades de entrenamiento a partir de las medidas de restricciones locales como internacionales, sino también con el desarrollo de competiciones internacionales, que se vieron disminuidas debido a la situación pandémica. “Esto fue complejo: entrenaba en casa, en las escaleras y un mini gimnasio que monte en el balcón. Después nos habilitaron para poder salir a hacer actividad física y eso fue mejor”, explica Lamboglia. En tanto, Molinari considera que “Los meses que los deportistas estuvieron parados, afectó mucho en su desarrollo, lo cual impactó en que muchos no pudieron mantener el rendimiento previo a la pandemia”.

Abigail Magistrati en la competencia de barras asimétricas de gimnasia artística. 

En mayo de 2021 se suscitó un conflicto por los atletas que debían participar en el Sudamericano de Atletismo que se disputó en Guayaquil. Semanas antes del evento, el ENARD anunció la reducción de la comitiva de deportistas que competirían en el certamen sudamericano. Solo estarían aquellos con posibilidades de podio o con chances de asistir a los Juegos Olímpicos. Esto generó un conflicto entre la secretaría de Deportes y el ENARD por la situación de los deportistas, que alertados por este hecho, buscaron por todos los medios posibles alguna solución para poder participar en el torneo debido a su importancia, no solo por los puntos del ranking para acceder a nuevas competiciones, sino también para mantener las becas. “Hay deportistas que entran dentro del ámbito del ENARD y otros de la Secretaría de Deportes. En ese momento hubo una disputa interna, en donde la Secretaria quería hacerse cargo de algo que no le correspondía”, señaló Molinari.

Los atletas afectados pudieron participar de la compentencia debido al apoyo de Santiago Maratea, un influencer local quien realizó una colecta para solventar sus viajes. “El plan no era comunicarse con Santi, no era el fin. Sólo se dieron las cosas y pudimos avanzar. Se leyeron los tuits y las historias de las redes sociales y llegamos por ahí”, destaca Lamboglia, quien fue una de las caras visibles del reclamo.

Por último, Lamboglia, Molinari y Morresi coinciden en que puede haber medidas para mejorar la situación del deporte en Argentina: “Se debe intentar a regresar a tener una financiación como antes existía” explica Morresi, refiriéndose a volver a implementar el impuesto del 1% sobre la facturación del celular. Para él, otras medidas necesarias son “la federalización del deporte, invertir más en infraestructuras, que haya planes para mejorar las condiciones de las federaciones para realizar más torneos en distintas zonas del país”.

Para Molinari, “el deporte debe ser una política de Estado y algo importante en el ámbito de la educación. Además de generar mejores centros de entrenamiento, fomentar el deporte a través de los clubes y sobre todo una mayor influencia del Estado para que haya más chicos que tengan la posibilidad de acceder a centros de entrenamiento”. En tanto, para Lamboglia: “Hay que seguir insistiendo en políticas deportivas para el futuro de los atletas, para que haya un semillero que esté incentivando. Para que los que están y se van, dejen otra generación y el deporte no muera”.

“Sólo somos chicas que quieren jugar al rugby”

“Sólo somos chicas que quieren jugar al rugby”

Sofía González empezó a jugar al rugby a los 13 años.

Los creadores del rugby, más precisamente William Webb Ellis, nombre que lleva la copa mundial, dijo a mediados del siglo XIX: “El rugby es un deporte de caballeros”. Cerrando la puerta -no definitivamente por supuesto-, a que la ovalada, embarrada en muchos casos, pueda estar en manos del sexo femenino.

Sofía González, la capitana de la selección argentina, responde: “Somos sólo chicas que quieren jugar al rugby”, previo a su preparación para el repechaje de Tokio 2020. Pasaje que deberán disputarse con selecciones como Rusia y Canadá. En desuso quedó aquella frase a casi 200 años de su creación.

“Empecé a jugar en Gimnasia y Esgrima de Ituzaingó (GEI)”, recuerda Sofía. Para entonces tenía 13 años, crecía en el seno de una familia que cuenta con 11 hermanos, pero con la ausencia de un padre marcada a fuego desde el nacimiento del más chico. “Mis vecinas, madre e hija, jugaban ahí y me invitaron a un entrenamiento. Me encantó tanto que al otro día dejé vóley, que era el deporte que practicaba desde los seis”, recuerda a sus 24. “No sé bien qué me atrapó, lo que sé es que cuando lo agarré no lo solté”, concluye.

Su carrera profesional está marcada por el club de la Sociedad Italiana di tiro al Segno (SITAS), pero también cursa sus estudios en el CENARD, donde sigue en carrera para convertirse en profesora de educación física.

A fines de 2018, la UAR contabilizó 4.430 jugadoras de rugby. En 2009, apenas había 229.

¿Qué le llamó la atención de este deporte esquivo para muchos por su tendencia al contacto? “Los valores”, acota Sofía. “Me llama mucho la atención que no tengas que ser un gran atleta o un gran deportista para poder ser parte del ámbito del rugby. Cualquiera que quiera venir a probar, puede y se lo incluye”, asegura.

Para fines del 2018, según la Unión Argentina de Rugby, existían 4.430 mujeres que practicaban rugby en la república argentina. Un poco menos de un tercio de los directores técnicos de fútbol recibidos en el país, que se calculan en 15.000 según datos de la Asociación de Técnicos del Fútbol Argentino (ATFA). Lejos están esas más de 4.000, de las apenas 229 chicas registradas que practicaban el deporte para 2009, también según estadísticas de la UAR.

Sofía ni siquiera se esfuerza por aclarar o disipar el estereotipo de la homosexualidad de las mujeres que juegan al rugby. Corta la charla por teléfono diciendo: “Espera que le alcanzo algo a mi novio”. Él es atleta, y corre 400 metros llanos, también en CENARD.

“El rugby femenino se fue sumando solito. Un poco porque nosotras nos hicimos ese espacio y otro poco porque la sociedad fue evolucionando”, analiza. “Más allá de todas las personas involucradas, la difusión, la creación de clubes, creo que la sociedad en general acepta más a la mujer, y eso conlleva que entremos todos en el paquete”, remata González.

“En vez de decirles a las chicas en el colegio que hagan hockey, deberían dejarlas elegir el deporte que les guste».

La organización del rugby femenino no dista mucho de la organización de los varones. Lo único que los distancia es la cantidad de jugadores que saltan a la cancha. En los varones son 15 los que se ponen la camiseta, mientras que las mujeres son apenas 10.  Ahora bien, en lo que se refiere al rugby nacional y bonaerense, ambos cuentan con el torneo de la Unión de Rugby de Buenos Aires, con Centro Naval como último campeón para las chicas y el San Isidro Club (SIC) en el URBA Top 12 para los varones. También Centro Naval fue campeón en el nacional de clubes femenino, venciendo en la final a Universitario de Córdoba, mientras que el mismo campeonato disputado por hombres atraviesa su segunda fecha.

Existe un límite, donde el deporte como tal, se enfrenta al impedimento de seguir creciendo sólo a cuesta de los clubes. “Creo que en vez de decirles a las chicas que jueguen al hockey en el colegio, deberían darles la posibilidad de elegir cualquier deporte que les guste. Eso alimenta el estereotipo”, detalla la capitana de Las Pumas.