Bolivia giró a la derecha

Bolivia giró a la derecha

Con Evo Morales proscripto y el gobierno de Arce deteriorado, el balotaje quedará en manos de dos fuerzas con políticas neoliberales. ¿Por qué se terminó la hegemonía del MAS después de 20 años?

Cierre de campaña de Rodrigo Paz Pereira y Edman Lara en El Alto el pasado 10 de agosto.  Foto: Prensa

Las elecciones del domingo en Bolivia marcaron el fin de 20 años del Movimiento al Socialismo en el poder. Con el oficialismo dividido y Evo Morales proscripto y enemistado con el presidente Luís Arce, el centrista Rodrigo Paz Pereyra, del Partido Demócrata Cristiano, se impuso en los comicios con el 32,2 % de los votos. De esta manera, se medirá en el balotaje del 19 de octubre con el expresidente conservador Jorge Quiroga de la alianza Libre, que obtuvo el 26,9%. ANCCOM dialogó con especialistas del Estado plurinacional para entender las particularidades de este hecho histórico en la política moderna del país.

 

Los resultados

“Ha sido una sorpresa. En las encuestas,  Paz Pereyra aparecía en un quinto o sexto lugar”, comenta la politóloga Ana Velazco, coordinadora del Proyecto Unámonos, destacando que varios analistas creían que “los indecisos eran exvotantes del MAS y que se iban a decantar por opciones similares”.

Para el economista Daniel Agramont, del Instituto Latinoamericano de Ciencias Sociales, “no había a quién votar. La gente quería innovación pero las opciones eran de viejos políticos. Inclusive la de Paz, que no es nueva. Está tratando de venderse como outsider, pero ya ha estado 20 años en política”.

Uno de los factores, según Velazco, que incidió en la irrupción de Paz Pereyra como ganador fue su compañero de fórmula, Edman Lara, apodado ‘El Capitán’. De presencia constante en redes sociales, el candidato a vicepresidente cobró popularidad por denunciar corrupción en la policía de Santa Cruz de la Sierra, lo que le costó su puesto e incluso unos días en prisión. Agramont coincide con que su figura es la única que se puede calificar como novedosa.

“Lara, al haber estado sin trabajo por su conflicto con la fuerza, adquirió apoyo popular de la gente pobre de trabajo precarizado”, afirma la historiadora Sayuri Loza, de la Universidad Nacional de San Andrés. De todos modos, señala que Paz Pereyra “ha hecho una campaña de hormiga, yendo a los pueblos y hablando mucho en los barrios. Ha hecho buen tándem con la figura de su compañero de fórmula, que es más reconocida”.

El elefante en la habitación

Más allá del balotaje y sus competidores, el proceso electoral estuvo marcado por la ausencia de Evo Morales como candidato. Tras ser inhabilitado por la justicia a presentarse en estas elecciones, el expresidente denunció ser víctima de la proscripción más grande en la historia de Bolivia, acusó a Arce de destruir la economía y de dividir al MAS y llamó a anular el voto. Más de un millón de electores eligieron esta vía.

“Morales, analizando la cantidad de votos nulos históricos, ha tenido un éxito enorme. Siempre ronda el 2% y ha llegado al 17%”, destaca Velazco. Pero, por otro lado, señala que “si lo comparas con el 65% con el que Evo entró en 2006 es una diferencia enorme. Es una muestra de la caída de su liderazgo, lo que no quiere decir que Morales deje de existir como figura”.

Por su parte, Loza señala que “no se puede negar que mantiene la mística que lo conecta con parte de la población. Ese voto nulo en gran parte lo representa. Será el elefante en la habitación, todos querrán ignorarlo pero no será posible hacerlo”.

Velazco opina que el llamado al voto nulo de Morales es “simbólico y estratégico». Es simbólico, dice, porque ha logrado que la gente lo elija aun cuando no estaba en la boleta, y estratégico, ya que “le resulta mucho más cómodo ser opositor a un gobierno de centro a la derecha que a uno de izquierda o del MAS”.

En esta línea, la alta adhesión al voto nulo marcó también la mala performance del oficialismo ligado al MAS, encolumnado detrás de la figura de Arce. “Muchos analistas pensábamos que ese voto iba a ir a Andrónico Rodríguez, presidente de la Cámara de Diputados y candidato del gobierno, porque era la opción de izquierda que se veía más arriba”. Loza, además, destaca que Andrónico nunca terminó de distanciarse ni de amigarse con Evo y que se vio muy afectado por los escándalos de corrupción del gobierno de Arce.

La crisis económica, de todos modos, jugó un rol fundamental en la salida del MAS del poder. “Los últimos meses aquí han sido difíciles, con largas colas para conseguir combustible y una suba considerable en la canasta básica. La gente ha identificado al MAS como los culpables de esta crisis”, resalta Velazco, recordando que, en el 2020, el electorado eligió a Arce “con la esperanza de que era el genio detrás del milagro boliviano”.

Según Agramont, “la crisis en Bolivia es muy fuerte, acercándose a un colapso. Nos hemos quedado sin dólares, tenemos una situación crítica de desabastecimiento que incluye diésel y gasolina y problemas con el servicio de internet”. De esta manera, afirma que “no iba a ocurrir que la gente votara a Andrónico cuando su campaña era que no se iba a perder lo que ya se había avanzado”. A su vez, destaca que “la guerra interna del oficialismo es el principal motivo de la caída del MAS”, ya que “Andrónico podría haber sacado mucho más si iban como bloque unido”.

 

Jorge Quiroga de Alianza Libre en el cierre de campaña en La Paz el 13 de agosto. Foto: PRENSA 

Lo que se viene

Para Loza, “ya podemos hablar de que Paz va a ser presidente. La gente que votó por Samuel Doria Medina, quien salió tercero, no votará por Quiroga porque ese candidato anunció su apoyo al líder del Partido Democrático Cristiano”.

Según Velazco, “Paz es una opción más de centro. No ha mostrado muchas voluntades de ser extremo”. De todos modos, señala que “como estaba tan abajo en las encuestas, sus propuestas no han sonado mucho. Ni siquiera era invitado a los debates, salvo por el organizado por el Tribunal Electoral. Fue beneficiado por un voto castigo a las izquierdas y las derechas”.

La opción de Quiroga, por su parte, se erige como la más radicalizada hacia la derecha. “Siempre estuvo asentado como candidato desde el principio. En Bolivia la crisis económica es la principal preocupación y con sus propuestas cautivó al electorado antimasista y conservador”, afirma Loza.

Velazco, por su parte, sopesa que el discurso del expresidente “es más populista que  realista». “En este momento del país, se demanda más mantener el bote flotando que saber cómo lo vas a pintar. No creo que se dedique a hacer cambios tan fuertes, a menos que sean cambios fáciles y simbólicos, como por ejemplo lanzar un decreto y eliminar el Año Nuevo Aymara, pero nada de fondo”.

En este escenario ya dispuesto, Loza analiza que, en estas dos opciones de cara al balotaje, “se ve una Bolivia dividida. Una parte de la población de raigambre más liberal de clase media, con fuerte apoyo de los jóvenes, y otra más popular, que tiene que ver con ese boliviano precarizado que hoy se ve reflejado en Paz”.

 

“Es el momento de recuperar la democracia, la dignidad y la soberanía de Bolivia”

“Es el momento de recuperar la democracia, la dignidad y la soberanía de Bolivia”

Marcha de la comunidad boliviana de la Argentina en repudio al golpe de Estado contra Evo Morales, en noviembre de 2019.

El domingo 18 de octubre será un día clave para Bolivia: las elecciones, largamente esperadas y postergadas, finalmente llegarán y marcarán un momento bisagra en su historia. Mucha agua -también sangre- corrió debajo del puente desde el día en que Evo Morales se vio obligado a renunciar a la Presidencia y exiliarse.

El voto de los residentes en Argentina es de suma importancia, siendo el país del exterior con más ciudadanos bolivianos (del 4,7 por ciento del padrón que corresponde a bolivianos que residen en el extranjero, casi la mitad vive en nuestro país). Tal es así que en las últimas semanas se generaron una serie de cruces, desde el discurso de Jeanine Áñez en la ONU acusando al gobierno argentino de “acoso sistemático”, hasta el tweet del candidato Luis Arce agradeciendo “al gobierno y pueblo argentino por garantizar el derecho al voto de la comunidad boliviana”. Entre tanto tironeo, en un clima de altísima tensión -como no puede ser de otra manera cuando lo que está en juego es nada más y nada menos que la democracia- la comunidad boliviana en Argentina tiene mucho para decir.

De este lado de la frontera, la colectividad boliviana siguió de cerca los acontecimientos ocurridos en su país desde el golpe. “No hay palabras siquiera para hablar de lo que pasó porque nosotros sabemos que se ganó limpiamente y luego nos han sacado a la fuerza. Nuestros parientes que están en Bolivia la han pasado bastante mal, han sido bastante maltratados. Les han cerrado la boca a golpes. Nosotros tratamos de confiar en que en esta vuelta se pueda volver a ganar pero hasta ahora todavía siguen lastimando y eso genera miedo”, relata Lucía Pari, Presidenta de la Asociación Civil Juana Azurduy de General Rodríguez.

“El pueblo estaba convulsionado, nadie entendía por qué (Evo Morales) había renunciado. Nos marcó muy fuerte ese momento. Es algo que va a dejar una marca muy profunda en la historia, no se va a olvidar nunca”, cuenta Oscar Caiguara, presidente de la Cooperativa para Hortifruticultores 2 de Septiembre de Pilar -visitada por Morales en enero- y también de las Instituciones Unidas de la Zona Norte, Este y Oeste, y agrega: “Este gobierno de facto ha demostrado que no puede gobernar, que no tienen un sentimiento patriótico ni democrático, no aman a Bolivia”.

Se espera un clima de mucha tensión para el día de los comicios.

La fórmula del MAS encabezada por Luis Arce lidera ampliamente la intención de voto. La apuesta de quienes apoyan al ex ministro de Economía de Evo Morales es ganar en primera vuelta y evitar el ballotage con Carlos Mesa, donde el escenario podría complicarse para los sectores populares e indígenas. “Venimos siguiendo las declaraciones del gobierno de facto, como las del ministro (Arturo) Murillo, que vienen operando para desestimar que gane el MAS; advierten que si ganara no van a aceptarlo porque sería fraude. No pueden decir de antemano que va a haber fraude en una elección que no se ha hecho, salvo que piensen en desconocer la voluntad del pueblo”, apunta Luis Fernando Hinojosa, presidente de la colectividad boliviana de Baradero “Juana Azurduy de Padilla”.

En este sentido, desde la Agrupación Cultural Sangre Minera, Mario Chambilla afirma que “en las elecciones sí o sí va a haber tensión. Se viene una pelea larga, nadie va a querer dejar el mando. La verdad es que duele -agrega-. Desde lejos, además, no podemos defender, salir a la calle a repudiar. Nosotros estamos lejos, pero igual lo sentimos mucho. Siempre al país lo manejan los imperialistas, los terratenientes, las empresas grandes que Evo sacó. No les gustó e hicieron lo que hicieron: el golpe”.

Como desde un principio sentenció Evo Morales, la disputa por los recursos naturales, específicamente el litio, es un factor clave detrás del golpe. “El gobierno de facto implementó políticas impulsadas desde el exterior, básicamente desde Estados Unidos, por el deseo de la obtención de los recursos naturales de Bolivia. En el último gobierno de  Morales, se nacionalizaron los recursos naturales, como litio y petróleo, en beneficio del pueblo. Bolivia tiene la mayor reserva del mundo de litio, que es una energía limpia que está en toda la tecnología que utilizamos, como computadoras y teléfonos. Hay quienes quieren ese mineral para intereses particulares, y para eso quieren manejar Bolivia”, analiza Hinojosa, docente de informática en Baradero. “Creemos que esto es algo que en este momento se está llevando a cabo en Bolivia pero que las potencias lo tienen pensado para toda Sudamérica”, concluye.

Esta disputa no es nueva, sino que la historia de Bolivia siempre ha estado marcada por el saqueo de sus riquezas con base en la explotación de los trabajadores. Al respecto, el presidente de la Agrupación Sangre Minera relata que “años atrás, los mineros luchábamos por el pago, ya que siempre había dos o tres empresarios que eran los que dominaban toda la minería y la riqueza se la llevaban para ellos. La lucha siempre fue minera, si no se levantaban los mineros íbamos a seguir siendo dominados. Fueron más de 500 años de robo y explotación. Ahora hay que defender lo que queda que es el litio: y ellos están en busca de eso. Siempre fuimos esclavos -concluye- y con el gobierno de Evo Morales eso cambió, por eso queremos que vuelva”.

En agosto pasado, la Central Obrera Boliviana reclamó la renuncia de la presidenta de facto, Jeanine Añez.

Caiguara, oriundo de Potosí, resalta que “Bolivia ha pasado muchos atropellos y humillaciones. Por muchas generaciones se ha luchado por el gas, por el agua, Bolivia ha sido muy golpeada. El golpe de Estado militar, cívico y policial está marcando a toda una generación. Y el pueblo no va a permitir ser sumiso y machacado nuevamente. Mucho tiempo nos han humillado. Ahora es el momento de recuperar la democracia, la dignidad y la soberanía de nuestro país. Lo único que han demostrado es querer saquear a Bolivia, sus recursos naturales, ultrajar y discriminar a nuestros hermanos bolivianos”.

Los 14 años de gobierno del MAS fueron un punto de inflexión en ese aspecto. Afirma Lucía Pari, también nacida en cercanías a Potosí, que “Evo Morales defendió los derechos de la gente campesina fundamentalmente, la gente pobre, las mujeres de pollera que antes no teníamos derecho ni de hablar. Años atrás han explotado mucho a Bolivia y el hermano Evo frenó eso, adelantó mucho al país, eso nadie lo puede negar”.

En este sentido, Hinojosa, que llegó a este país desde Cochabamba en 1993, agrega que “la mayoría de quienes estamos en Argentina hemos venido a buscar una mejor situación económica. Cuando me vine, mi país tenía una situación muy difícil, no había perspectivas de mejora, pero el presidente Morales cambió esto, generó un desarrollo económico y eso empezó a alentar la integración. Las empresas estaban progresando, Bolivia estaba creciendo, pudo pagar su deuda con el FMI, logró tener reservas muy grandes y estaba apuntando inclusive a un desarrollo tecnológico. También se logró salir del analfabetismo, se crearon universidades, se estaba apuntando a una salud integral y gratuita como tiene la Argentina. Cuando me vine de Bolivia no existía todo eso.” Y en relación a lo que se decide este domingo, destacó: “Lo que está en juego son dos modelos de país: uno con perspectiva de crecimiento, con inclusión social, sin racismo; o un país endeudado, que vuelve a la pobreza, a la discriminación y la segregación. Pese a que hay muchos candidatos (cada vez menos, para intentar fortalecer la posición de Mesa), los modelos son dos”.

Cientos de bolivianos residentes en la Argentina acudieron al consulado de su país en Buenos Aires para empadronarse.

En este escenario tan complejo, señala Caiguara, “los hermanos y hermanas que antes pensaban que no querían que siguiera el proceso de cambio de Evo, ahora se han dado cuenta de que estos señores (por el gobierno de Áñez) no gobiernan para todos sino solamente para su sector. Eso ha despertado a la comunidad boliviana aquí en Argentina”. La organización del pueblo boliviano, sea en tierra natal o en territorio argentino, siempre ha sido fundamental en el devenir histórico. “Años atrás uno trabajaba por separado como un peón, pero a partir de que hubo mucha discriminación y explotación por parte de los patrones, cada uno de nosotros nos independizamos pero siempre con una organización, tratando de agruparnos, siempre intentando reunir a la colectividad boliviana”, afirma Lucía Pari, quien será fiscal de mesa el domingo. Entendiendo la importancia que tienen estas elecciones, desde distintos espacios de organización popular incentivan a que quienes residen en Argentina hagan ejercicio del derecho al voto, Pari agregó: “Las hermanas y los hermanos bolivianos tienen que ir el 18 de octubre a sufragar y elegir democráticamente quién va a ser presidente”.

Las elecciones en Bolivia son un llamado de atención a velar por la democracia en la región. Frente a un gobierno que accedió mediante un golpe de Estado y en medio de un panorama harto complejo, las distintas instituciones y organismos internacionales competentes deberán garantizar la transparencia de estas elecciones para que se respete, sin vacilaciones, la voluntad del pueblo.

Antes de la pandemia, Evo Morales, exiliado en la Argentina, marchó en la ronda de las Madres de Plaza de Mayo.