En Agricultura Familiar, los despidos son de Ushuaia a La Quiaca

En Agricultura Familiar, los despidos son de Ushuaia a La Quiaca

El desmantelamiento de la Subsecretaría de Agricultura Familiar (SAF), reducida de su rango de Secretaría por la reciente reestructuración del Gabinete nacional, no es un caso más en la avanzada del Gobierno contra los empleados estatales. Los 600 despedidos en ese sector dependiente de la Secretaría de Agroindustria de la Nación eran parte de una estructura de apoyo imprescindible a nivel técnico y metodológico para miles de familias dedicadas a la pequeña producción agrícola.

Como explica Lorena Putero, economista e investigadora del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (CESO), “la Secretaría es un derecho histórico de asistencia para una agricultura que es la principal proveedora de alimentos en las grandes urbes. No solo aporta subsidios, sino también asesoramiento técnico, legal y productivo”. A su vez Putero, maestranda en Economía Social y Solidaria en la Universidad General Sarmiento (UNGS), aclara que “los proyectos del organismo permitían una autonomía productiva sin dependencia de importaciones, precios accesibles y un aumento notorio en la calidad de los productos. Ahora, en un contexto de inflación, aumento tarifario y suba del dólar, los productores se quedaron solos”.

En el norte del país, varios trabajadores de la Secretaría de Agricultura Familiar se vieron tan afectados como poco sorprendidos por los telegramas que materializaron su desvinculación. Tal es el caso de Ana Herrera, quien se desempeñaba como referente de Comercialización en la sede que el organismo posee en Salta. “Desde hace dos años y medio fuimos maliciosamente evaluados por la nueva conducción. El presupuesto disminuyó hasta hacerse inexistente, los vehículos se deterioraron y se vencieron las revisiones técnicas obligatorias”, dice Herrera, quien también fue referente de Comunicación hasta 2012. “Después de 23 años en el sector, en abril me despidieron sin previo aviso, al igual que a otros 25 trabajadores”, concluye.

Hombre mirando al costado junto a cajas con verduras.

Feriazo organizado por familias de la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT) para vender su producción a $10 en Plaza Constitución, CABA.

Como un efecto dominó, los trabajadores de la tierra se ven directamente perjudicados en este contexto. “Con mi familia nos dedicamos a la cría de cabras para fabricación de queso artesanal, con los técnicos despedidos veníamos trabajando y estudiando el valor agregado del queso. Ahora la persona encargada del sector ni aparece y casi no hay visitas territoriales”, explica Rodrigo Cuevas, pequeño productor de la localidad de Amblayo, en el valle Calchaquí salteño.

En la región Centro, las imágenes no hacen más que repetirse. “Nosotros formulábamos proyectos junto a las familias agricultoras para mejorar la escala de producción y forjar un vínculo directo con el consumidor, evitando intermediarios. También promovíamos la agroecología a través de encuentros y ferias polirrubros con certificación estatal”, describe Ariadna Arrigoni, quien se desempeñó durante 15 años como técnica en la SAF de Córdoba. “De los 52 técnicos que trabajábamos en 2015, solo quedaron 8, hay territorios que ya directamente no tienen asistencia”, explica Arrigoni, quien también era delegada de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) dentro del organismo.

“Me dediqué toda la vida a la producción de verduras y huertas en las casas. La SAF nos brindó talleres, nos inculcó conocimientos más allá de los que teníamos y promovió ferias para el productor que está a 70 u 80 kilómetros de la ciudad y no se podía ganar el mango. Lo que hizo el Gobierno con la subsecretaría es un desastre”, asevera Servando Conci, agricultor del pueblo Colonia Tirolesa, en Córdoba.

El litoral tampoco escapa a la onda expansiva de despidos en la institución. “En Entre Ríos hubo tres tandas de despidos, 60 en abril de 2016, 16 en abril de este año, y otros 20, incluido yo, en agosto”, detalla Mario Den Dauw, quien trabajaba en la SAF desde el 2001. “Las más afectadas fueron las mujeres y los profesionales que habían ingresado en la época del kirchnerismo. Las listas las armó la Federación Agraria Argentina (FAA), comandada por el senador Alfredo de Ángelis, con el aval del ahora secretario Luis Etchevere. De todas formas esto nos fortalece, porque la solidaridad entre los organismos y los productores, que representan más del 70 por ciento de actividad en la provincia, es irrompible”, asegura Den Dauw, también delegado de ATE.

La situación en Mar del Plata, a su vez, es extrema: hay un cese total de actividades. Como explica Hernán Molina, prosecretario gremial de ATE en la ciudad costera, “la decisión política fue despedir a nueve compañeras y cerrar las oficinas del organismo. En la provincia de Buenos Aires, los despidos ascienden a 61, afectando tanto la producción como las normativas que regulan la calidad y suprimen la utilización de agrotóxicos”.

En la región más austral del país, el caso de Silvia Crettón, ex agente territorial de SAF Santa Cruz, excede a cualquier lógica, ya que se transformó prácticamente en una trabajadora ad honorem. “Había un listado con el nombre de cinco de los siete trabajadores en la provincia, dentro del cual estaba el mío. Finalmente, en septiembre nos rescindieron el contrato pero nunca tuvimos notificación ni telegrama”. A su vez, Crettón explica que al manejarse en varios territorios no tenía oficina y nadie fue a retirar las herramientas que le brindaba el organismo, a pesar de las presiones recibidas para que las devuelva. “Hay 600 familias productoras registradas a las cuales seguimos asistiendo por una cuestión humana. Somos el único ente estatal que está con los pequeños productores”, asegura.

Una de las localidades en las que Crettón desarrollaba su actividad era Comandante Luis Piedrabuena. Javier Lemos, oriundo de la zona y fabricante de cerveza artesanal, explica que “hay proyectos con mi familia y la gente del pueblo para hacer plantaciones de lúpulo, un producto escaso y cotizado. La asistencia de gente como Silvia es fundamental no solo en lo técnico, sino también en lo anímico”. Esto parece no importarle al gobierno nacional, que sigue cercenando puestos laborales e historias de vida desde Ushuaia a La Quiaca.

Otra agricultura es posible

Otra agricultura es posible

La Unión de los Trabajadores de la Tierra (UTT) impulsa “la agroecología como transformación social productiva y política”. A través del Almacén de Ramos Generales comercializan sus productos a los que consideran que tienen precios justos y fijos, con el objetivo de fortalecer el trabajo en el campo y el consumo responsable en las ciudades.

Recientemente, la UTT abrió otro espacio de venta de frutas y verduras sin agrotóxicos, en el barrio de Almagro. Se trata del cuarto Almacén de Ramos Generales, caracterizado también por tener una vinculación directa entre consumidores y productores. Los otros se ubican en las localidades de Esteban Echeverría, Berazategui y San Vicente.

“El objetivo es crear un canal de comercialización directo de las familias productoras con el consumidor, organizadas por la UTT, fortaleciendo la producción agroecológica y la creación de cooperativas y trabajo libre y sin patrón”, expresa Nahuel Levaggi, Coordinador Nacional de la UTT. Y agrega: “La situación del sector es crítica, lo venimos denunciando y luchando hace rato. Entre la situación macroeconómica que genera condiciones adversas para el sector, ya que por un lado se produce a precio dólar y se vende en pesos, se suma por otro lado el desmantelamiento de todas las estructuras del Estado que acompañaron el proceso de los agricultores familiares, como el desmantelamiento de la Secretaría de Agricultura Familiar y la quita del Monotributo Social Agropecuario”.

A través de su página de Facebook, el Almacén de Ramos Generales expresa: “Las familias trabajadoras de la tierra estamos en estado de crisis, y se suma este temporal que arruina nuestros invernaderos. Desde el temporal de febrero de 2017 que venimos exigiendo al Estado políticas públicas para el sector, pero como respuesta nos quitan el Monotributo Social Agropecuario, desarman la Secretaría de Agricultura Familiar y hacen oídos sordos a nuestros reclamos como pequeños productores. Nuestra respuesta es organización, agroecología y comercialización sin intermediarios”.

“La idea es darle una salida comercial a los pequeños productores. Hay muchos que son del interior del país y no pueden llegar a Capital, entonces esto les abre una puerta”, comenta Lucas Levaggi, empleado del Almacén de Ramos Generales de Almagro. Y con respecto a la venta de los productos, explica: “Por un lado, le ofrecemos al cliente una facilidad para llegar a estos productos, y por otra parte le decimos la verdad, ya que hay productos en el almacén que son agroecológicos y otros que no. Entonces cuando un cliente se lleva un producto que no es agroecológico se lo aclaramos, y le explicamos por qué no hay. Los productos no deben ser sí o sí agroecológicos para estar acá, pueden ser también de pequeños productores”.

La venta de estas frutas y verduras agroecológicas, junto con alimentos cooperativos y productos regionales se relaciona con el desarrollo de una agricultura responsable. Al respecto, Nahuel Levaggi afirma que “una agricultura responsable tiene que ver con escapar al paquete tecnológico de las multinacionales, utilizando una tecnología agroecológica que nosotros entendemos que se basa en el cuidado del suelo y en la no utilización de agroquímicos. Es una agricultura dinámica, por un lado, pero por otra parte responsable en la cuestión social, ya que también existe la producción orgánica certificada, que muchas veces está producida bajo relaciones de explotación. Por eso nosotros no hablamos de ‘orgánico’ sino de ‘agroecológico’, que además de toda la cuestión del paquete tecnológico liberador, es también fruto del trabajo digno y de la agricultura familiar”.

La Unión de Trabajadores de la Tierra se organiza y busca visibilizar que otra manera de producir y comercializar es posible. De este modo, el último mes también realizó una serie de “feriazos” en Plaza de Mayo, Plaza Constitución, Plaza Retiro y Plaza Once, para mostrar la remarcación de precios desmedida llevada a cabo por parte de los intermediarios en la venta de los productos, por la obtención de una soberanía alimentaria y precios justos tanto para los productores como para los consumidores.

Masivo grito por la salud pública

Masivo grito por la salud pública

A tan sólo algunos metros del escenario montado para inaugurar los Juegos Olímpicos de la Juventud, miles de profesionales de la salud de 600 hospitales de todo el país se movilizaron desde el ex Ministerio de Salud -hoy devenido en Secretaría- hasta Plaza de Mayo para denunciar el deterioro general del sector a lo largo y ancho de la Argentina y repudiar el ajuste implementado por el gobierno de Cambiemos.

Este jueves, médicos y personal de enfermería, pero también estudiantes, docentes y trabajadores, salieron a la calle bajo la consigna “Defiendo la Salud Pública”. Todos los carteles y banderas coincidieron en condenar las políticas del gobierno nacional. En sus leyendas, el presidente Mauricio Macri y la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal, fueron visualizados como los máximos responsables en el deterioro del sistema de salud público.

La movilización comenzó al mediodía al calor de un sol radiante y el estruendo de algunos petardos que acompañaron los pasos de los manifestantes, junto a los bombos y trompetas que musicalizaron el avance de las distintas columnas. La manifestación también contó con el apoyo de organizaciones sociales, sindicales, políticas y organismos de Derechos Humanos.

La multitudinaria marcha volvió a poner nombre y rostro a las historias de desamparo que produce el ajuste en un sector sensible. Gabriela, trabajadora de la Unidad Sanitaria del Hospital El Cruce de Avellaneda, describió las consecuencias del ajuste en primera persona. “Yo tenía al papá de mi hijo, que fue trasplantado y, cuando hubo cambio de gobierno, le negaron la medicación y falleció. Para mí esto es una lucha personal que tengo por mí, por mis hijos y por él. La gente no se puede morir por esperar. Yo lo pasé, de ir todos los días a los dos ministerios y que me digan que no. ¿Sabés qué triste fue decirle a él que se iba a morir porque no le dieron los remedios?”, sentenció entre lágrimas en diálogo con ANCCOM.

Uno de las columnas más nutridas y ruidosas fue la de los trabajadores del Hospital Posadas. Ese centro vital en el oeste del Conurbano bonaerense sufrió más de un millar de despidos que provocaron el desmembramiento de áreas clave como la de Cirugía Pediátrica. Al grito de “el Hospital Posadas no se vende, se defiende”, los trabajadores avanzaron y ganaron espacio entre la muchedumbre.

Claudio, médico del área de Diagnóstico por Imagen del Hospital, relató algunas de las carencias que están sufriendo con la reducción del personal. “Hemos vivido épocas difíciles, pero ninguna como ésta. La parte pediátrica quedó desmantelada. En muchos otros sectores y servicios han despedido médicos con mucha experiencia, con trayectoria, que además de atender pacientes, son formadores de los médicos más jóvenes”, puntualizó a esta agencia.

“La situación en el Hospital es terrible, sobre todo por el clima de persecución y de miedo. Han instalado cámaras de seguridad por todos lados y lo militarizaron. Les dicen a los trabajadores que si van a las asambleas los van a despedir, y las cámaras no están en los pasillos para cuidar a los pacientes ni a los trabajadores sino que están para vigilarlos”, aseguró Claudia, exsecretaria en el Área de Diagnóstico por Imágenes de Alta Complejidad.

La preocupación también alcanza a los residentes de clínica ya que la crisis golpea de lleno en su formación profesional. “La idea es trabajar ahí y quedarte, y te quitan esa posibilidad al eliminar a todo el personal poco a poco. Muestra que no te quieren trabajando con la gente, sino en algún sanatorio privado haciendo, todo por plata”, diagnosticó Marcos. Su compañero, Juan, también compartió esa evaluación y agregó que las políticas del poder central “están desarticulando los hospitales de mayor complejidad porque son los que más recursos requieren”. Y advirtió: “Apuntan a que cada ciudadano solvente con su propio gasto o a través de alguna prepaga, con lo cual aumenta un montón el costo a nivel individual y también la renta de ganancia empresarial”.

María, Cristina y Rocío, médicas del Hospital de niños Pedro de Elizalde «Casa Cuna» // Marcha federal en defensa de la salud pública, CABA, 04/10/2018, por Lucía Barrera Oro para ANCCOM.

Los alrededores de Plaza de Mayo se vuelven poco a poco intransitables. Tras la mención de las adhesiones, Nora Cortiñas, de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, lee el texto de reclamo consensuado por las organizaciones convocantes. El foco de reclamo está puesto en las consecuencias de la degradación del Ministerio de Salud, la intención del gobierno de instalar la Cobertura Universal de Salud (CUS), la reducción y subejecución del presupuesto y el cierre de programas, los faltantes de medicamentos, el desarme del Plan Nacional de Vacunación, los despidos en el Posadas, el desmantelamiento del PAMI y la injerencia del Banco Mundial y el FMI en el diseño de las políticas públicas de salud.

“Es indignante. Ya nadie quiere ir a trabajar a lugares públicos porque no hay seguridad, no hay condiciones de trabajo, es indigno” sentenció, al término del acto, Vilma Ripoll, dirigente del Movimiento Socialista de los Trabajadores y licenciada en Enfermería.

Leandro Santoro, diputado porteño de Unidad Ciudadana, también trazó su diagnóstico en diálogo con esta agencia. “Creo que es una cosmovisión, es una mirada dogmática del gobierno. Cree que los bienes públicos son mercancías que hay que comprar y vender y que la sociedad ideal es sin impuestos y donde cada uno se paga lo que se puede pagar. Una sociedad justa debería tener garantizado el mismo piso de igualdad y dignidad en el acceso a la salud y educación tanto en calidad como en extensión”, subrayó.

La Plaza de Mayo se va vaciando de a poco. Puede palparse algo de esperanza en el aire. Algunos cánticos resuenan y los rostros de los asistentes que caminan hacia la 9 de Julio incluso se permiten algunas sonrisas de satisfacción por haber protagonizado una masiva marcha en defensa de la salud pública.

 

El desguace del Estado llegó a la genética

El desguace del Estado llegó a la genética

Sandra Rozental, doctora desplazada de la jefatura del Departamento de Diagnóstico del Centro Nacional de Genética Médica (CNGM).

Tras 15 años en función y sin previo aviso, la doctora en Bioquímica Sandra Rozental fue separada de la jefatura del Departamento de Diagnóstico del Centro Nacional de Genética Médica (CNGM). Los trabajadores de la unidad denuncian que su remoción es una maniobra para desmantelar el funcionamiento del área, única en el país.

Rozental estuvo a cargo de Diagnóstico del CNGM hasta este 11 de septiembre, cuando las autoridades de la Administración Nacional de Laboratorios e Institutos de Salud (ANLIS) le informaron que sería removida del cargo. “La medida fue tomada sin ningún tipo de comunicación previa, no hubo conversaciones anteriores en las que hayamos intercambiado diferencias respecto a los objetivos o cambios que se quisieran hacer, ni de parte de la dirección del Centro de Genética ni de la dirección del Instituto Malbrán -cuenta Rozental a ANCCOM- No me dieron ningún tipo de explicación, no sé cuáles son los argumentos”.

Al respecto, los trabajadores de Diagnóstico del CNGM denuncian la arbitrariedad de la remoción y sostienen que se está llevando adelante una estrategia de desmantelamiento que conducirá inevitablemente a su cierre. “La doctora Rozental trabajó durante años para que la institución y nuestro Departamento en particular fuera un centro de referencia en medicina genética en todo el país –dice a ANCCOM David Bruque, residente del CNGM- Al desplazarla a ella se está afectando directamente a esta visión. Se nos está planteando trabajar en cuestiones básicas y precarias, ensayos que se hacían en los años ’80 y ’90. Es un gran retroceso. Apuntan a técnicas básicas y baratas, por eso sacan a una jefa como Sandra, que apunta a desarrollar tecnología de punta. Están ‘ahorrando dinero’”.

“Yo trabajo como jefa de este departamento desde hace 15 años –dice Rozental- Hemos construido un equipo de trabajo sólido, con mucho compromiso con la salud pública, del crecimiento de la genética en el país, de la formación de recursos humanos y de aumentar la masa crítica de especialistas en el área. Hemos articulado el crecimiento en infraestructura y de proyectos tratando que eso vuelva al sector público. Nuestro trabajo de crecimiento y de desarrollo estuvo absolutamente ligado al crecimiento de la genética en el país en el sistema público. Esa es la visión que nos une transversalmente a todos”.

Foto de un preparado visto desde el microscopio.

En el CNGM se realizan estudios específicos que no se hacen de rutina en ningún otro hospital de atención primaria.

Un Centro de referencia nacional

La génesis del Centro tuvo sus primeros antecedentes en 1967, a partir de la creación del Registro Nacional de Información Genética. Desde ese primer organismo surgió la necesidad de desarrollar una especialidad clínica y fomentar la detección temprana de enfermedades de ese tipo: con ese norte, en 1969 se creó por decreto el Centro Nacional de Genética Médica.

El CNMG funciona dentro del predio del Hospital Rivadavia y pertenece a la Administración Nacional de Laboratorios en Institutos de Salud “Dr. Carlos Malbrán” (ANLIS), un organismo público descentralizado, dependiente de la Secretaría de Gobierno en Salud, ex Ministerio de nombre homónimo, hoy anexado a Desarrollo Social. Su objetivo principal es fomentar políticas científicas orientadas a la genética como parte de un programa de salud pública.

“En el Centro se atienden familias que padecen o están en riesgo de padecer enfermedades genéticas, así como también niños que presentan defectos congénitos –explicaron los trabajadores del Departamento de Diagnóstico Genético a través de un comunicado-. Se realizan consultas clínicas, estudios prenatales y análisis de laboratorios altamente específicos para estas dolencias, que no se realizan de rutina en los hospitales de atención primaria. El Centro es, además, un espacio de formación para los profesionales del área, tanto clínicos como de laboratorio, mediante dos residencias de postgrado. El CNGM también realiza tareas de investigación y de vigilancia epidemiológica”.

El diagnóstico de enfermedades genéticas da la posibilidad de tomar medidas sobre el paciente y su familia. En los casos de enfermedades incurables se apunta a mejorar la calidad de vida. “Las enfermedades que nosotros tratamos muchas veces no tienen cura, pero si logramos diagnosticar correctamente, podemos brindarle al paciente un mejor asesoramiento y una mejor calidad de vida. También nos ocupamos de analizar a los padres para saber si lo que tiene esa nena o nene es heredado”, cuenta Evelyn Torchinsky, residente del CNGM. Aclara además que no existe otro centro en el país que realice de manera pública y gratuita este tipo de estudios: “Nos llegan muestras de muchas provincias que no tienen disponible esta tecnología. Por eso es tan importante para los pacientes que sigamos existiendo”.

Mujer haciendo un estudio con jeringas y preparados.

«Es el único lugar del país en el que te forman en citogenética, no hay otro», dice Evelyn Torchinsky, residente del CNGM.

“Los estudios que nosotros hacemos son muy caros, se necesitan muchos profesionales por paciente para la interpretación de los datos –explica Bruque-. La gente que tiene dinero puede acceder a estos análisis en lugares privados o bien en el exterior. Acá atendemos a personas que no tienen recursos. Si esto se cierra, quienes no tienen la posibilidad de tener una obra social se quedan sin posibilidad de realizarse este tipo de estudios. La brecha social se va a seguir separando”. En este sentido, Torchinsky suma: “Creemos en la salud pública porque creemos que todos tienen derecho a un mismo diagnóstico y a una calidad de vida mejor”.

El CNGM es, además, un espacio de especialización para profesionales de la salud, el único en medicina genética a nivel nacional. Médicos de todas las provincias realizan sus residencias en este sitio para luego continuar expandiendo la  actividad en sus lugares de origen. Tal es el caso de Evelyn, que nació en el Sur, hizo su carrera de grado en Córdoba y se mudó a Capital Federal exclusivamente para estudiar en el Centro. “Es el único lugar del país en el que te forman en citogenética, no hay otro –dice-. Hace un año y medio que estoy estudiando acá y todo lo que está pasando nos afecta directamente, ni siquiera sabemos si vamos a poder terminar nuestra residencia”. Bruque, por su parte, expresa: “Nosotros hacemos esto a pulmón. Por nuestro nivel de estudios recibimos constantemente ofertas laborales en el exterior, y sin embargo elegimos estar acá a pesar de que nuestro salario está al borde de la canasta básica. Los profesionales de la salud que trabajamos acá lo hacemos porque amamos a la salud pública”.

El CNGM realiza un importante trabajo de investigación, que pone a la Argentina en sintonía con los más altos estudios de genómica a nivel mundial. “Gracias a Sandra se llevaron a cabo un montón de investigaciones, se logró conseguir el presupuesto para financiar los proyectos, se compraron los equipos, se formaron personas a lo largo de todo el país. Ella fue la encargada de formar el programa ‘Red Nacional de Genética Médica’, que nuclea a laboratorios de todo el país”, cuenta Bruque.

Mujeres y un hombre reunidos mirando de frente a la cámara.

Los trabajadores del CNGM salieron a denunciar la desvinculación de Sandra Rozental y los problemas del Centro.

De la tecnología de punta a la debacle presupuestaria

Según los trabajadores del Departamento de Diagnóstico, a la desvinculación de la doctora Rozental se le suma la falta de presupuesto y de personal. “Con respecto a años anteriores no se ha aumentado el presupuesto destinado a esta área, y eso nos afecta directamente, ya que muchos de los reactivos que usamos para trabajar son importados, el aumento del precio del dólar nos perjudicó muchísimo”, cuenta Bruque. “Por otro lado está la problemática de la falta de personal: se están jubilando muchos profesionales y no están entrando otros a ocupar esos puestos. Se hace muy difícil trabajar así”.

Además, advierten que la serie de medidas que están siendo tomadas implican un retroceso significativo en el desarrollo de su actividad. “Hoy los informes dicen que nuestro trabajo es muy bueno. Dentro de un año van a decir otra cosa porque nos están llevando a que trabajemos de una manera en la que se trabajaba hace más de 20 años. Nosotros creemos que eso el día de mañana va a ser una excusa para que se atente contra nuestro trabajo y se deje de financiar la actividad”, afirma Bruque.

Y se lamenta: “Antes de que comenzara esta debacle presupuestaria y de personal, habíamos empezado a hacer proyectos de investigación con tecnología de punta, particularmente en nuestro Departamento de Diagnóstico”.

Frasco con una pipeta al lado.

«Los profesionales de la salud que trabajamos acá lo hacemos porque amamos a la salud pública”, dice David Bruque, residente del CNGM.

Salud pública vs. salud privada

La noticia de la remoción de Rozental fue el disparador para que los profesionales del Departamento de Diagnóstico salieran a denunciar su situación. Desde entonces se organizaron para visibilizar su rechazo frente a la medida y para visibilizar la serie de problemáticas que -cuentan- están sufriendo. Hasta el momento escribieron cartas en pedido de explicaciones a los directivos del CNGM y del ANLIS Malbrán, hicieron un petitorio de firmas por internet, y están juntando firmas en los distintos hospitales de Capital Federal. También cuentan que han recibido numerosos mensajes de profesionales de genética del resto del país y del exterior.

“Hay gente que tiene miedo de perder el trabajo por visibilizar la situación, pero nosotros sostenemos nuestra postura porque estamos preocupados al punto de que si no lo hacemos, es lo mismo que dejar de trabajar porque nos echan”, sostiene Bruque. “Creemos que la dirección del ANLIS no está de acuerdo con la política de federalización de la actividad con la que venimos trabajando. Este cambio arbitrario está relacionado con eso. Si las decisiones que se están tomando se sostienen, se va a llevar al Departamento a un grado de precarización tal que nuestro temor es que lo cierren”.

“Yo creo que esto responde a intereses personales, que se anteponen a los intereses colectivos –subraya Rozental-. Los profesionales del Estado tenemos que tomar decisiones y dirigir acciones orientadas al interés colectivo. Me cuesta ver hacia dónde quieren dirigir la actividad. No tenemos ninguna explicación al respecto, pero creo que hay un riesgo de que lo que venimos construyendo se pierda”.

“Yo como profesional estoy sumamente preocupado por la situación actual del sistema público de salud”, dice Bruque y agrega: “Creo que la estrategia que están llevando adelante es desfinanciarlo y fomentar instituciones privadas para que cumplan su rol. Está claro que es ahí hacia donde van”.

 

La foto y el barro

La foto y el barro

Se inauguró ayer la muestra «I(nte)rrupciones de la política: la labor de la agencia de noticias de la Carrera de Comunicación», en el Centro Cultural Caras y Caretas (Venezuela 330, CABA). La exposición propone una selección de fotografías de ANCCOM realizada por el Área de Imagen y Política de la Carrera de Comunicación y la propia agencia, que da cuenta del trabajo de fotoperiodismo recorrido de 2015 a 2018. Las imágenes que componen la muestra atraviesan diferentes problemáticas políticas que se han vuelto cotidianas en nuestro presente, como la represión de la protesta social, la emergencia de identidades políticas negadas y la disputa por el espacio público.

En el panel de apertura, Santiago Mazzuchini, del área de Imagen y Política de la Carrera de Comunicación fue el primer expositor en tomar la palabra, introdujo el espíritu del trabajo y presentó al resto de los oradores. “El eje principal de la muestra es repensar la relación entre imagen y política”, subrayó.

Felisa Santos, otra integrante del área, agradeció la labor de la agencia y remarcó la idea de poder trabajar en conjunto: “Cuando gestamos este espacio, pensamos trabajar con ANCCOM para darle un lugar a la imagen y a su dimensión política; tiene ver con el estar en el barro. Para obtener esa imagen hay que haber estado ahí, el estar ahí de alguien que saca una foto y de alguien que está ahí siendo registrado. Alguien decide que ese momento necesita ser registrado”. Y concluyó: “La política para nosotros es irrupción y lo demás es policía”.

Luego de la presentación y los agradecimientos, tomó el micrófono Victoria Gesualdi, coordinadora -junto con Leandro Teysseire- del equipo de fotoperiodistas de la agencia: “La posibilidad de estar en una muestra permite una nueva relectura, permite nuevas relaciones en las imágenes, una puede detenerse un tiempo sobre ellas y reflexionar, dar un nuevo tiempo a las imágenes para ser pensadas” describió y amplió: “Una mirada histórica de lo que nos está aconteciendo como sociedad, desde la perspectiva de los estudiantes de la Carrera de Comunicación, de la universidad pública. Un medio que se construye dentro de ese contexto y esa perspectiva”.

En el 2015, nació la posibilidad de formar una agencia de noticias y Victoria recordó esos inicios. “La agencia se pensó con el fotoperiodismo como una pata principal, por insistencia un poco del Área de Imágenes y Estudios sobre Fotografía. Teníamos que estar involucrados fotoperiodistas con vinculación a la carrera: yo soy egresada y Leandro Teysseire es docente del Seminario de Fotoperiodismo en la Carrera”, se presentó Leandro. “Nos pusimos a pensar una práctica de fotoperiodismo en una carrera que no forma fotógrafos pero sí comunicadores, con lo cual teníamos un interesante camino que habían transitado los estudiantes pero debíamos pensar cómo compensar el saber técnico. Los estudiantes tienen un pensamiento crítico y debíamos pasarlo a una mirada crítica. Todo eso se da en la práctica, en la calle, en el barro. Algunos agarraban la cámara por primera vez, tenían un interés pero aún no un saber. Tenían que resolver cómo realizar un retrato hasta contar lo que pasaba en algún conflicto social”, repasó Victoria.

Luego se le cedió la palabra a tres fotógrafas que participaron en la agencia, Noelia Pirsic, Camila Alonso Suárez y Daniela Morán que contaron anécdotas y experiencias en su recorrido por la agencia y lo que conlleva realizar el trabajo fotoperiodístico, mientras en la pantalla se observaban imágenes de trabajos realizados. “Empecé a sentir que tenía que estar ahí, en esos momentos históricos del país. Sentía que tenía que estar con la cámara, a sentir que era una responsabilidad”, contó Morán. Para Alonso la agencia es la pata que le hacía falta a la Carrera, el aprender saliendo a la calle, y resaltó el espacio que brinda ANCCOM para generar y producir proyectos que surgieron desde los mismos practicantes.

Mostrando en pantalla las fotos del antes y el después, Pirsic recordó en medio de risas: “Ingresé en el año 2015, todavía no teníamos ni sitio web, unos de mis primeros trabajos era un retrato a un director de cine, saqué dos fotos rápidamente y cuando Tesseyre las vio, eran realmente desastrosas, me dijo: “Rehacer”. Había que adquirir audacia y animarse, después mejorar la técnica, buscar la luz”.

A eso de las seis de la tarde fue el turno de la fotoreportera Emiliana Miguelez que reivindicó la generación de contenidos desde la universidad pública. “En el espacio público es donde se da la disputa del sentido, a nivel imagen se establecen las reglas comunicacionales. Cuando uno está en la calle, pone los pies ahí, está el registro del escenario de lo que pasa, y eso hay que saber leerlo. Qué es lo que se quiere comunicar de todo lo que pasa de ese escenario, qué se quiere visibilizar como sujeto político”. Recordó las fotografías sobre las marchas de Ni una menos, la trata y violencia de género, las historias clandestinas de abortos. “No me parece menor que el espacio público sea quien sostenga una agencia con este tipo de contenido, porque desde los medios comerciales muchas veces hay acuerdos con el poder hegemónico”.

Sebastián Miquel, fotoperiodista, fue el último orador del encuentro, quien en la misma línea recalcó la importancia de que la agencia sea de la universidad pública. Se preguntó, además, qué sentido le darían a estos temas (aborto, transexualidad, problemáticas sociales) las universidades privadas: “Que se sostenga algo como ANCCOM me parece fantástico. Escuchando los testimonios de las chicas pensaba la importancia que es aprender a comunicar responsablemente. Los grandes grupos de comunicación gozan de una irresponsabilidad atroz. Lo que se ve en los trabajos de la agencia es encarado con un grado de responsabilidad de sentido de periodismo y sentido de la política muy alto”. Luego resaltó: “Esto es valioso frente a la realidad que hoy vive el periodismo en Argentina. Los comunicadores emancipados, esos que rompen las cadenas y ven la realidad, nos pueden decir mucho más que un comunicador mal formado o mezquino, o que está solo al servicio del capital o especulación hegemónica”.

Por otro lado, reflexiona sobre la reconstrucción de la memoria que hace la muestra, y que le da sentido histórico: “Los trabajos que hicieron los chicos en esos años retrata, de alguna manera, qué es este momento político en el que estamos viviendo. Le da estética, contenido, sentido, estas fotos van a quedar en la historia de lo que fue el neoliberalismo en la Argentina. Una pugna por derechos, nuevos actores sociales disputando espacio, y la única manera de que quede en la historia es realizando este tipo de trabajos. La Universidad de Buenos Aires, la Carrera de Comunicación y ANCCOM están a la altura de las circunstancias”, afirmó Miquel. Para finalizar remarcó la importancia de la imagen: “La fotografía en sí misma tiene que ver con la percepción del otro. En tiempos en que el otro pasa a ser una especie de obstáculo, o una especie de enemigo. La fotografía tiene un rol importante de mirar al otro e interpelarlo e interpretarlo. Podemos ayudar al resto de la sociedad a que mire, que pueda sensibilizarse frente a realidades que son muy heterogéneas y poder construir un país más justo e igualitario”, concluyó.

La muestra permanecerá en  el Centro Cultural Caras y Caretas hasta el 10 de octubre, de 14 a 18 horas.


Los fotógrafos de ANCCOM realizaron la muestra fotográfica Muestra «I(nte)rrupciones de la política», donde expusieron las producciones de coberturas noticiosas para la agencia de noticias. En la muestra Emiliana Miguelez y Sebastián Miquel conversaron con el público en el centro cultural Caras y Caretas.