“El tango se había quedado con la melancolía”

“El tango se había quedado con la melancolía”

¿Quién podría pensar que el tango iba a dejar atrás su nubarrón de melancolía  para darle paso a la orquesta, la alegría y la diversión? Cualquiera que vea un ensayo de Amores Tangos o que tenga el placer de presenciar uno de sus espectáculos puede fácilmente contagiarse de esa mágica energía. La que brota de cinco músicos extraordinarios con una visión renovadora del tango, rescatada de las orquestas y del Carnaval. Ellos son: José Jose Teixidó en guitarra y dirección, Nico Perrone en bandoneón, Juan Tarsia en piano, Seba Noya en contrabajo y Augusto Argañaraz en batería. También se suman como invitados los cantores Osvaldo Peredo, Leandro “Negro” Falótico, Limón García y Cucuza Castiello. Nominada a los premios Gardel con sus discos Orquesta de Carnaval (2011) y Altamar (2013), la banda se prepara para dejar salir su último desafío discográfico y presentarse este viernes en el Club Cultural Matienzo (Pringles 1249, CABA, 23 y 59 horas), luego de una exitosa gira por Europa. Anccom dialogó  con Teixidó y Tarsia sobre esta particular y ascendente orquesta

¿Cómo fue el origen de la banda?

Jose Teixidó: Aunque hay varios momentos para llegar a la constitución de la  banda,  creo que  el año 2012 fue muy importante, tanto como el momento inicial del 2008, en un primer show en una milonga perdida por San Telmo donde se sembró una semillita. Enero y marzo del 2012 fueron momentos importantes, cuando hicimos el Festival en Mar del Plata también.

Juan Tarsia: Para mí fue en el Festival de Tango de Granada, en España,  en el año 2012, allí hubo una vivencia fuerte. Mí percepción fue: “Okey, esto es una bomba”.

"Algunos amamos mucho el tango, otros lo aprecian, otros lo tenemos de amante, otros tienen relaciones ocasionales con el tango, pero eso es parte de la riqueza del grupo" , afirmaba Jose Teixidó.

«Algunos amamos mucho el tango, otros lo aprecian, otros lo tenemos de amante, otros tienen relaciones ocasionales con el tango, pero eso es parte de la riqueza del grupo» , afirmaba Jose Teixidó.

¿Todos son amantes del tango?

Jose Teixidó: Ni éramos ni lo somos. Algunos amamos mucho el tango, otros lo aprecian, otros lo tenemos de amante, otros tienen relaciones ocasionales con el tango (risas de ambos), pero eso es parte de la riqueza del grupo.

Juan Tarsia: En la música que hacemos hay muchas influencias diferentes, Nico es súper tanguero y yo soy del palo del jazz, del candombe.

¿Qué significó estar nominados dos veces a los premios Gardel?

Juan Tarsia: Fue más lindo que el momento en el que nos dimos cuenta que no habíamos ganado (risas de ambos). Implicó un lindo reconocimiento al laburo que estuvimos haciendo con esos dos discos.

Jose Teixidó: Haber estado nominados en los dos primeros discos que hicimos fue un golazo.

¿Cómo surge la decisión de tener temas puramente instrumentales?

Jose Teixidó: Eso es muy común en las orquestas típicas del tango, que siempre hacían su repertorio instrumental y cantado. A diferencia de otros géneros  donde la música instrumental no tiene tanto peso, como el folclore,  es una herencia de las orquestas típicas de tango.

Existe una influencia bastante clara de la  murga uruguaya…

Juan Tarsia: Sí, definitivamente. Nos encanta la murga uruguaya y el candombe y últimamente salen muchas cosas para ese lado.

¿Cuál fue el criterio para elegir los tangos que suenan en Orquesta de Carnaval?

Jose Teixidó: En ese momento nosotros estábamos  como armándonos, así que lo que primaba era lo que teníamos ganas de tocar. Veníamos de tocar con otras personas en otros trabajos. En ese momento buscábamos que con todo eso que tocábamos en el grupo encontráramos algo que tocar para pasarla bien. Algo que nos dieran ganas de tocar.

¿Cuál es la innovación que aporta la propuesta de Amores Tangos?

Juan Tarsia: Para mi hay algo claro que tiene que ver con la importancia que le damos a la alegría; la importancia de darla y recibirla, de transmitirla. Retoma un poco la idea esta de las orquestas en carnavales, que se había perdido. El tango se había quedado con la melancolía.

"En ese momento nosotros estábamos como armándonos, así que lo que primaba era lo que teníamos ganas de tocar", afirmaba Jose Teixidó.

«En ese momento nosotros estábamos como armándonos, así que lo que primaba era lo que teníamos ganas de tocar», afirmaba Jose Teixidó.

El tango se caracteriza por su melancolía; algunos la asocian a la patria perdida o una metáfora de la mujer que se va pero ustedes, en algún sentido, le quitan la melancolía al tango…

Jose Teixidó: Claro, porque las mujeres se quedan (risas).

Juan Tarsia: Es un poco la idea, sin pensarla, de lo que sucede. Al ser un grupo de amigos que se juntan a tocar y a disfrutar surge eso y lo que vuelve también es eso. Hay mucha gente que va al show y se sorprende de disfrutar en algo cuyo nombre dice “Tango”. Que diga tango en el nombre suele generar un impacto, nosotros también después de un show nos vamos contentos.

 

¿Existe en cierto sentido la idea de rescatar el tango volviéndolo posmoderno para llegar a un público masivo?

Jose Teixidó: Depende desde los ojos de quién. Para nosotros no hay que rescatarlo, porque el tango está buenísimo, al igual que el folclore. En todo caso se lo pierden los que no lo valoran,  no  ven algo atractivo en ello.  Si vos decidís escuchar toda tu vida la Radio Metro, esa va a ser tu vida, si decidís ir a un carnaval de Salta tu vida, te aseguro, va a ser mucho mejor. Que el tango sea masivo es un deseo que tenemos pero no es algo que nos desvele.

Juan Tarsia: Y a la vez nos parece que en el tango está habiendo una revolución ligada a la juventud. Y que se vuelva a conectar con el género implica que esto se conozca,  lo cual es genial.

¿A la hora de componer cómo se reparten los roles?

Juan Tarsia: El 80% de la música la trae José. Al principio él componía y luego se empezó a abrir el juego,  se empezaron a hacer composiciones conjuntas. No hay un patrón fijo.

Jose Teixidó: Depende del tipo del tema, participa más quien más puede aportar, quien conviene que haga tal o cual cosa.

¿Cómo fueron las grabaciones de los dos discos anteriores?

Jose Teixidó: Algunos discos, los primeros se grabaron más tocando en vivo y el otro tuvo más pre-producción.

Juan Tarsia: La característica es que la mayoría de los temas ya están tocados en vivo, ya están probados. Lo mismo estamos haciendo ahora. Y así a la hora de ir a grabar ya está cerrado el disco.

¿Qué sienten con lo que vuelve del público?

Jose Teixidó: No nos imaginábamos que iba a ser así. Esta bueno lo que vuelve y es muy estimulante. Y también lo que nos queda a nosotros.

Juan Tarsia: La vuelta del público es una inyección de energía grossa. No deja que esas giras -que por ahí duran cuatro semanas- nos aburran sino que nos revitalizan, y eso se refleja en la música.

¿Qué influencias reconocen en el grupo?

Juan Tarsia: Cada uno tiene influencias muy diversas, lo que le da una identidad especial a la banda. Tenemos tango, música de Brasil, jazz, fusión, rock, música clásica. Hay una historia de mucha música atrás dando vuelta.

¿Cuál es su conexión con las bandas de la escena actual?

Jose Teixidó: Lo que más tenemos son relaciones de afecto. Compartimos asados, ir a jugar a la pelota. Trabajo como sesionistas y en grabaciones.

¿Cuál fue el momento en el que sintieron que habían llegado más lejos?

Juan Tarsia: Estábamos tocando en el CAFF (Club Atlético Fernández Fierro) y en ese momento Mica (nota de la r: la asistente) que laburaba en el equipo, nos contó que un tipo estaba muy enojado, recaliente, puteando, porque se había quedado sin silla. Y de repente empieza el show y el tipo ve el show, se acerca a Mica y le dice: “¿Sabés qué? No importa la silla, ya está”. El ver que con nuestra música podíamos cambiar la energía de ese tipo así fue genial.

¿Cuáles son sus próximos proyectos?

Jose Teixidó: El próximo paso es grabar el tercer disco, que ya está en la cocina hace un tiempo. El contexto es un poco desfavorable para realizar el disco pero lo vamos a hacer igual.

¿Tienen un sello independiente?

Juan Tarsia: Siempre fuimos independientes y vamos a seguir siéndolo por el momento. Tenemos casi cerrado el disco

¿Cuál es su próximo deseo para el disco?

Jose Teixidó: Principalmente grabarlo (risas), encontrar algo que reúna la búsqueda que tenemos. Que se perciba lo que pasa en vivo, la fusión.

Juan Tarsia: Lograr que lo que pasa en vivo se de también sin lo escénico, a través de la música.

 

Actualizada 02/08/2016

Causa RIBA: la audiencia más cínica

Causa RIBA: la audiencia más cínica

Seis horas duró la última audiencia testimonial del juicio por la privación ilegítima de la libertad y desaparición de José Manuel Pérez Rojo y Patricia Roisinblit en 1978. Antes de dar lugar a las esperadas declaraciones de los imputados, el juez Alfredo Ruiz Paz anunció la decisión del tribunal de rechazar la nueva pericia arquitectónica de la Regional de Inteligencia de Buenos Aires (RIBA) solicitada por Guillermo Javier Miari, defensor de los acusados Luis Tomás Trillo y Omar Rubens Graffigna. Tampoco se aceptó el pedido de Alan Iud –representante de Abuelas de Plaza de Mayo- de adelantar las fechas de las audiencias programadas para agosto y septiembre, debido a la falta de personal judicial. No obstante esta resolución, el tribunal se comprometió a realizar gestiones para acelerar el proceso judicial.

Gómez: “Yo le debía todo a Sende”

La declaración de Francisco Gómez –apropiador de Guillermo Pérez Roisinblit, querellante en la causa- duró casi dos horas. “Yo solo me encargaba de hacer el jardincito y de hacer refacciones en el bañito -repitió más de una vez-. Ese era todo mi trabajo”. Explicó cómo conoció al comodoro Roberto Sende –jefe de la RIBA en 1978, ya fallecido- por medio de Teodora Jofré, su ex mujer. En 1977, el oficial le propuso trabajo como jardinero en la Regional por más del doble del sueldo que percibía hasta el momento como empleado de las Bodegas Giol. No solo le dio empleo en las Fuerzas Armadas, sino también –expresó Gómez, agradecido- le facilitó dinero para casarse con Jofré, le compró pasajes para irse de vacaciones a San Luis a conocer a sus suegros y le ofreció un hijo de manera ilegal: Guillermo Pérez Roisinblit. “Negro, tengo un chico ¿Lo querés para vos?”, recordó las palabras de su jefe en noviembre de 1978. “Sende nos quiere regalar un chico”, le dijo Gómez a Jofré y, luego de aceptarlo, contó que el Comodoro le dijo que solo hacía falta su firma en la partida de nacimiento para registrarlo como hijo suyo. “Yo le debía todo a Sende”, dijo dos veces durante su declaración.

“A Guillermo lo crié como un padre verdadero”, balbuceó y dedicó quince minutos a enumerar juguetes, cuidados y sacrificios que recordaba haber hecho por él. “Lo insto a que encarrile su declaración hacia el objeto procesal: la privación de la libertad de Pérez Rojo y Roisinblit –lo interrumpió el juez-. Esto no es una terapia para usted o para las partes”.

“A Guillermo (foto) lo crié como un padre verdadero”, balbuceó Francisco Gómez en la última audiencia.

 

Una vez finalizada su declaración, aceptó ser interrogado por los jueces del Tribunal, por la Fiscalía y por representantes de las cuatro querellas, compuestas por Abuelas de Plaza de Mayo, Mariana Eva Pérez –hija mayor de la pareja-, las Secretaría de Derechos Humanos de la Nación y la de la Provincia de Buenos Aires.

Ante las distintas preguntas de las querellas, la voz de Gómez se volvió más áspera y carrasposa cada vez que contestaba “no”, “nunca”, “no”, “no sabía”, “no”. “No sabía de dónde venía Guillermo, creía que era un hijo abandonado”, “nunca hubo personas detenidas en la RIBA”, “nunca entró una mujer a la regional, solamente había hombres”, “en donde hay un militar no se puede preguntar nada”, “de lo que pasaba adentro de la RIBA no sabía nada, yo siempre estaba afuera o en la cocina”, “nunca llevé a Guillermo a la Regional conmigo”, “no había armas ni autos en la regional”, “los militares no portaban armas”, “no recibí en casa a nadie que trabajara en la RIBA ni me saqué fotos con nadie que trabajara allí”. No le importó que las pruebas fotográficas presentadas por Guillermo en la tercera audiencia demostraran lo contrario. En aquella oportunidad exhibió, entre otras, fotos de Carlos Vázquez Sarmiento, suboficial de la Fuerza Aérea, celebrando un cumpleaños familiar.

En cuanto al “plus por actividades riesgosas” que figura en los legajos y recibos de sueldo de Francisco Gómez mientras perteneció a la Fuerza Aérea, afirmó que desconocía su significado: “Ni siquiera sabía lo que significaba la palabra ‘plus’”, dijo y agregó que lo siguió cobrando hasta 1997.

“Sabe mucho más de lo que dice, está actuando un personaje”, comentó Guillermo a ANCCOM durante el primer cuarto intermedio. “El juez le hacía preguntas técnicas y él sabía contestarlas”, señaló.

“Sabe mucho más de lo que dice, está actuando un personaje”, comentó Guillermo a ANCCOM durante el primer cuarto intermedio. Foto de archivo.

Trillo: “Era muy común que Sende no estuviera en la RIBA”

“Esta sí que es una actividad riesgosa”, bromeó Sergio Díaz Dalaglio –defensor de Gómez-, mientras esquivaba enchufes en la sala de audiencias, antes de que comenzara el segundo testimonio.

Luis Omar Trillo está acusado de haber estado a cargo de la Regional en el momento en que Patricia Roisinblit y José Manuel Pérez Rojo estuvieron secuestrados allí. “La RIBA era una casa de familia y nadie pudo haber estado detenido allí”, afirmó el oficial, que en 1978 se desempeñaba como Jefe de la Dirección de Contrainteligencia de la Regional. “Estaba dormido cuando declaré en Comodoro Py –comentó acerca de su indagatoria en 2013-. Yo no era segundo jefe en la RIBA, era Jefe de Regional Accidental, como indica mi sello en los papeles. Solo los Comodoros pueden ser jefes. Yo era Mayor, me faltaban diez años”.

Cóceres, Sánchez Capracio, Moizo, Leston Carranza, Herrera, Saremba, son los apellidos que Trillo mencionó como militares que trabajaban en la Regional. “También me acuerdo de Francisco Gómez, de maestranza, las costeletas las hacía bastante crudas”, recordó. En contraste con el testimonio que lo precedió, afirmó que no solo había armas dentro de la RIBA: “Había una pequeña salita con siete pistolas 1125, dijo y  agregó que él siempre llevaba la suya encima. “Así no hubiera sido obligatorio hacerlo, yo hubiera portado el arma todo el día”, aseveró, y repitió la última frase en tono grave: “Todo el día”. Afirmó que los suboficiales no tenían permitido portarlas, pero más adelante en su declaración expresó que la seguridad en la RIBA era algo “automático”. “Nos cuidábamos, nos dábamos seguridad entre todos”, explicó sin dar más detalles.

Trillo aseveró que la Regional dependía del Estado Mayor General, pero dijo desconocer si los informes de inteligencia que se elaboraban en sus oficinas estaban en conocimiento de Omar Rubens Graffigna. Negó tener conocimiento del libro de terroristas editado por las Fuerzas Aéreas que el testigo Juan Taboada –oficial que trabajaba en la RIBA- mencionó en la quinta audiencia de este juicio como instrumento de trabajo dentro de la Regional.

“¿Sabe lo que es un interrogador?”, le preguntó Pablo Llonto, abogado de Mariana Eva Pérez. Luego de un par de segundos de silencio, el imputado respondió: “Es un especialista en un tema que puede llevar a un interrogado a decir la verdad. No sé si soy claro”, explicó. Sin que se lo pidan, intentó una segunda definición: “El trabajo del interrogador es poner al interrogado en una situación en la cual sí o sí tenga que decir la verdad. Cuando digo ‘sí o sí’ me estoy refiriendo al campo de lo verbal”. Inmediatamente aclaró que no hubo interrogatorios en la RIBA “porque no teníamos a quién interrogar”.

Tanto Gómez como Trillo omitieron mencionar a Juan Carlos Vázquez Sarmiento –prófugo desde 2003-, que también trabajaba en la Regional. Ambos afirmaron haberlo visto trabajar en la casa de Morón cuando las querellas preguntaron si conocían a una persona con ese apellido.

“Era muy común que Sende no estuviera en la RIBA”, afirmó Trillo durante su declaración que duró alrededor de una hora. Confirmó que él era quien le seguía en orden de jerarquía y, por lo tanto, firmaba sus papeles y asistía a reuniones como representante de la Regional. En cuanto a Pérez Rojo y Roisinblit, indicó que recién tomó conocimiento de que esa pareja había desaparecido cuando lo detuvieron en Casilda, con motivo de este juicio. También afirmó desconocer hasta hace tres años que Gómez se hubiera apropiado del hijo menor de la pareja por medio de Sende y había cumplido una condena por ello.

Luego de la declaración de Trillo, el presidente del Tribunal llamó a un cuarto intermedio de media hora para almorzar. A la salida, Guillermo saludó a los policías que custodian la sala en cada audiencia. “Al final, ¡parece que no te conocía nadie!”, se rió uno de los oficiales mientras le estrechaba la mano.

ARCHIVO - 30 DE MAYO DE 2016 Rosa Roisinblit.  Juicio oral por los crimenes de lesa humanidad cometidos contra Patricia Julia Roisinblit y de José Manuel Perez Rojo en el CCD conocido como RIBA (Regional de Inteligencia de Buenos Aires). Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nº 5 de San Martín.

Ninguna de las declaraciones aportó datos acerca de cuál fue el destino de José Manuel Pérez Rojo y Patricia Roisinblit. En la foto, la madre de Patricia, Rosa Roisinblit. Archivo.

Graffigna: “El jefe del Estado Mayor no es ejecutivo, es de asesoramiento”

Durante la hora y media que duró su declaración, Omar Rubens Graffigna –quien se desempeñaba como Jefe de Estado Mayor de la Fuerza Aérea en 1978- se dedicó a leer citas textuales de actas secretas de las juntas militares que gobernaron al país durante la última dictadura. Se trató de información diversa de escasa utilidad para la causa: felicitaciones de Agosti –entonces Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea- por adaptar la Jefatura 2 (J2) a la lucha contra la subversión; detalles de las calificaciones del Brigadier Francisco Salinas como jefe de la J2; palabras técnicas relacionadas al conflicto con Chile y por las Islas Malvinas; compra-venta de aviones; problemas de organización internos de la Fuerza Aérea, entre otro temas.

Entre la marea de tecnicismos, afirmó que “el jefe del Estado Mayor no es ejecutivo, es de asesoramiento”. Esa fue su estrategia de defensa. Los bostezos se multiplicaron conforme pasaron los minutos de su declaración. “Me perdí después de la primera vez que dijo ‘J2’”, comentó uno de los asistentes del público  a otro.  

Ninguna de las declaraciones aportó datos acerca de cuál fue el destino de José Manuel Pérez Rojo y Patricia Roisinblit. No obstante, el juez confirmó que los alegatos tendrán lugar el 5 y 22 de agosto.

Actualizado 14/07/2016

Comedores populares, versión 2016

Comedores populares, versión 2016

“Lo que falta no es trabajo, es plata. No se consume nada y te pagan menos por las changas”, se queja Federico, de 45 años, que desde hace un año asiste al comedor de la Parroquia Nuestra Señora de Caacupé, en el barrio de Caballito. Mariano, Alejandro y Leonardo, sus compañeros de mesa, asienten y coinciden en que “la calle está peor que nunca”. Federico se encuentra en situación de calle. Cuenta que una pieza en una pensión, para una sola persona, cuesta 4200 pesos por mes, con baño y cocina compartidos. Con estos precios y sin un empleo fijo, es muy difícil acceder a un techo.

De los 50 asistentes, en promedio, que concurren al comedor de Caacupé, entre cinco y diez están en situación de calle, el resto son jubilados o trabajadores. El comedor existe desde la crisis de 2001 y de manera ininterrumpida brinda el almuerzo de lunes a viernes. En 2015 fijaron un límite de 50 personas por día –antes recibían hasta 160–, por las dificultades que les generaba, al momento de preparar la comida, no saber cuántos comensales iba a haber. Mientras explica esto, Alfredo Quirós, cocinero desde los inicios, recuerda que entre 2002 y 2003 le daban de comer a 210 por día, algunas que incluso llegaban desde el Conurbano para recibir un plato de sopa y fideos con estofado.

En la Basílica Sagrado Corazón de Jesús funciona un comedor y, desde marzo, un servicio de duchas para personas carenciadas, abierto los martes y los sábados.

La solidaridad de la comunidad es fundamental para el Caacupé, hay vecinos que dona carne, otra verduras, y “la providencia siempre ayuda para nunca falte nada”, asegura Alfredo, aunque reconoce que la ayuda se ha visto reducida en el último tiempo. Uno de los donantes, por ejemplo, pasó de enviar 100 kilos de carne por mes a 50, exactamente la mitad. Con el ingenio de los voluntarios organizan actividades para recaudar fondos, como venta de choripanes o de pollos que hoy generan el grueso de los ingresos del comedor.

Otra voluntaria de Caacupé, Fernanda Alcalá,  presenta a Alan, de 25 años, quien junto con su hermano mellizo concurre de manera esporádica. Alan se acerca con una olla en una bolsa que trae de su casa. Vive con su hermano y su papá a cinco cuadras. Es estudiante de segundo año del profesorado de Historia en el Joaquín V. González, y allí también estudia su hermano, que está en segundo de Letras. Su padre es taxista y ellos buscan trabajo constantemente. Pero “está muy jodido –dice-: te tienen tres meses y te rajan”. Alan y su hermano concurren desde 2008 al comedor. Cuando tienen trabajo dejan de ir. Hace dos meses tuvieron que volver porque no les alcanza con lo que gana su papá. “De 2008 a 2015 la situación estaba mejor, ahora no. La inflación y la desocupación es mucha”, señala Alan.

El Observatorio de Derecho Social de la CTA, que periódicamente releva la situación del empleo en el país, le da la razón a Alan. Entre octubre de 2015 y enero de 2016 se registraron 57.868 empleos perdidos en el sector privado. En el público, en tanto, se estiman 41.000 trabajadores menos desde diciembre 2015 hasta marzo 2016. Frente a esta realidad, la gente recurre a diferentes estrategias para subsistir, y una de ellas es, sin dudas, los comedores populares.

De los 50 asistentes, en promedio, que concurren al comedor de Caacupé, entre cinco y diez están en situación de calle, el resto son jubilados o trabajadores. El comedor existe desde la crisis de 2001 y de manera ininterrumpida brinda el almuerzo de lunes a viernes.

En la Avenida Vélez Sársfield 1351, en Barracas, se ubica la Basílica Sagrado Corazón de Jesús. Allí funciona un comedor y, desde marzo, un servicio de duchas para personas carenciadas, abierto los martes y los sábados. Aquí se brinda asistencia a unas 30 personas por día aunque están anotadas alrededor de 200. José D´Onofrio, de 42 años, es licenciado y magíster en Administración de empresas y voluntario en el Sagrado Corazón: “Treinta es un límite que ponemos porque tenemos que elegir entre caridad y calidad; así logramos desarrollar el vínculo que queremos para ayudarlo en otros aspectos. Sin la restricción han venido 60 o 70 personas –explica–, muchas para sociabilizar, tienen trabajo y siguen viniendo para continuar el vínculo”. Para José, el alimento y la ducha son claves, pero destaca que también se ofrece ayuda para trámites legales, asesoramiento laboral, y hay atención de psicólogos, trabajadores sociales y hasta peluquero, algo muy importante según José porque “hace a la dignidad de la persona”.

En un salón de 20 metros por 6, el párroco de la iglesia, Sebastián García, organiza a 15 voluntarios. Con un tono de arenga, los pone al día de los avances del proyecto de asistencia, que incluye a otras dos entidades católicas, la Cátedra del Diálogo y la Cultura del Encuentro y la Asociación Miserando, encargadas de llevar adelante la logística del servicio. El cura comenta las donaciones que se van consiguiendo y las instituciones que prometen ayuda. Divididos en tres equipos (cocina, duchas y ropería), los “servidores” brindan el desayuno (mate cocido con tostadas), el almuerzo, la posibilidad de higienizarse y ropa limpia. Pero, sobre todo, como destacan ellos, tratan de conocer las vidas de los asistentes para ayudarlos mejor.

La mayoría se entera del lugar a través del “boca a boca” en los hospedajes donde viven y dan fe del vínculo “humano” que se crea con los voluntarios. “Te dan de comer y te tratan bien”, subrayan.

 

Actualizada 12/12/2016

Los represores siguen en silencio

Los represores siguen en silencio

Había gran expectativa en torno a la novena audiencia del juicio por la desaparición de José Manuel Pérez Rojo y Patricia Roisinblit, en la que se encuentran imputados Omar Rubens Graffigna, Luis Trillo y Francisco Gómez, apropiador del hijo menor de la pareja. Los abogados de la defensa habían manifestado en el último encuentro que sus clientes declararían hoy -29 de junio- luego de haberse negado a hacerlo en la primera instancia. El lunes pasado -en el marco de la inspección ocular a la Regional de Inteligencia de Buenos Aires (RIBA) a la que asistieron tanto los acusados como las querellas- el presidente del Tribunal, Alfredo Ruiz Paz, confirmó que hoy se daría lugar a sus testimonios, luego de que declarara el último testigo de la causa, el actual director general de inteligencia de la Fuerza Aérea, Hugo Eduardo Schaub.

Las preguntas que las querellas tenían preparadas para el comodoro mayor Schaub tenían el objetivo de dilucidar las funciones que Gómez llevó a cabo como personal civil de inteligencia en la RIBA. La estrategia de la defensa es demostrar que su labor tenía que ver con actividades de maestranza y por lo tanto no habría estado involucrado en la detención clandestina y posterior desaparición José Manuel y Patricia en 1978. Este argumento resulta difícil de sostener dado que el imputado fue condenado por la justicia por la privación de la identidad del hijo menor de la pareja, Guillermo Pérez Roisinblit, uno de los querellantes en la causa.

Omar Graffigna.

El último testigo

Las alas desplegadas que rodean al escudo nacional, símbolos de la Fuerza Aérea, parecían brotar de la campera azul del uniforme del comodoro Schaub sobre su pecho, del lado del corazón. Durante su declaración, el hombre respondió a cuentagotas una serie de preguntas técnicas. Schaub recién ingresaba a la Fuerza en la época de la desaparición de José Manuel y Patricia pero, en su rol de director general de Inteligencia, se considera competente para responder preguntas acerca del funcionamiento del organismo a finales de los 70.

– ¿Sabe a qué se denominaba personal civil de inteligencia en 1978? -preguntó Alan Iud, uno de los abogados de la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo que representa a Rosa Tarlovsky -madre de Patricia- y Guillermo Pérez Roisinblit.

– Se trata de personal civil que trabaja en el Área de Inteligencia que fue incorporado por la ley secreta 19.373 -respondió el comodoro.

– ¿Puede darnos una definición de a qué se llama realizar una tarea de inteligencia?

– Realizar una tarea de inteligencia es analizar una información y sacar una conclusión.

– ¿Qué tipo de labor realiza un personal de civil que a su vez hace ‘tareas efectivas de calle’? -preguntó Iud, en referencia a la descripción que consta en el legajo de Gómez.

– Significa que realiza tareas fuera de las instalaciones de las Fuerzas Armadas.

Los abogados de las cuatro querellas –la conformada por Abuelas, la de Mariana Eva Pérez, la de la Secretaría de Derechos Humanos Nacional y de la Provincia de Buenos Aires- y los jueces del tribunal -Ruiz Paz, Marcelo Díaz Cabral y María Claudia Morgese Martín- indagaron al testigo durante una hora tratando de conseguir definiciones que permitan decodificar el legajo de Gómez. El documento constata que el apropiador de Guillermo cobraba un suplemento por realizar ‘tareas de riesgo’, pero el comodoro aclaró que la mayor parte de los integrantes de las Fuerzas Aéreas lo cobraban en ese entonces y lo siguen cobrando actualmente: «Era público y notorio que las Fuerzas Armadas corrían un riesgo per sé, y corrían un riesgo mayor en esa época. No tengo constancia de las otras tareas que mencionan que el personal realizaba en ese entonces, solo sé lo que se dice en la prensa», expresó Schaub.

En cuanto a los trabajos extraordinarios que se mencionan en el legajo, el comodoro aclaró que pueden ser actividades de cualquier índole: «Todos los integrantes de la fuerza están obligados a cumplir lo que le ordene alguien de autoridad», señaló más de una vez.

Luis Tomas Trillo, procesado.

El defensor de Graffigna y Trillo (foto) solicitó postergar el testimonio del ex Jefe de Estado Mayor de la Fuerza Aérea para una próxima audiencia el 11 de julio.

Los testimonios de los acusados

Cuando llegó el turno de declarar para los acusados, Javier Miari -defensor de Graffigna y Trillo- solicitó postergar el testimonio del ex Jefe de Estado Mayor de la Fuerza Aérea para una próxima audiencia. A su pedido se sumó Sergio Díaz Dalaglio, defensor de Gómez. Ambos alegaron que sus defendidos necesitaban más tiempo para prepararse. Trillo estaba dispuesto a presentarse ante los jueces en ese mismo momento, pero el presidente del Tribunal decidió que los tres presten testimonio en la siguiente audiencia pactada para el lunes 11 de julio.

Guillermo Roisinblit se mostró decepcionado a la salida del juzgado: «Me había pedido el día de trabajo especialmente para escuchar el testimonio de mi apropiador», expresó.  Si bien en un principio se esperaba que el juicio finalizara antes de la feria judicial, Ruiz Paz confirmó que los alegatos tendrán lugar recién el mes próximo.

Antes de pasar a cuarto intermedio, se reprodujeron veinte minutos del testimonio grabado de Miguel Ángel Osses, brigadier mayor de la Fuerza Aérea, condenado a prisión perpetua en 2015, en el que admite haber recibido la orden de encargarse de la “lucha contra la subversión” en los partidos de Merlo, Moreno y Morón.

La  inspección ocular de la RIBA

A la octava audiencia -que consistio en una inspección ocular de la RIBA- solo pudieron asistir las partes, la fiscalía, los imputados -excepto Gómez que no se presentó-, los miembros del Tribunal, el arquitecto Gonzalo Conte de la agrupación Memoria Abierta -que elaboró los planos del lugar- y los testigos que declararon haber estado detenidos en la Regional: María del Carmen Ramallo y Víctor Calefa. El Tribunal no admitió la presencia de público ni prensa.

Francisco Gómez, procesado en la causa.  El juicio oral por los crimenes de lesa humanidad cometidos contra Patricia Julia Roisinblit y de José Manuel Perez Rojo en el CCD conocido como RIBA (Regional de Inteligencia de Buenos Aires), que pertenecía a la Fuerza Aérea, tuvo inicio el 2 de mayo del corriente. El día 30 de mayo declararon las testigos Nilda Noemi Actis Goretta, Amanda Larralde y Miriam Lewin, quienes estuvieron secuestradas en la ESMA, lugar donde Patricia Roinsinblit dio a luz a su segundo hijo.  Se encuentran imputados Omar Graffigna (quien entonces era jefe de estado Mayor de la FAA, de quien dependía la Jefatura de Inteligencia, a su vez responsable directo de la RIBA), Trillo (que era el Jefe de la RIBA en ese momento) y Gómez (que era personal Civil de Inteligencia de la RIBA). Este se lleva a cabo en el Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nº 5 de San Martín (Dres. Ruiz Paz, Díaz Cabral y Morgese) ubicado sobre la calle Pueyrredón 3734, de la localidad.

Francisco Gómez (foto) no se presentó a la inspección ocular de la a la Regional de Inteligencia de Buenos Aires.

Luego de la inspección, Guillermo Pérez Roisinblit confirmó a ANCCOM que tanto Calefa como Ramallo reconocieron nuevamente haber estado detenidos en ese lugar. «Yo ofrecí participar para que quedara claro que no estaba mintiendo respecto de mis recuerdos en la RIBA -explicó-. Yo tenía no más de cinco años cuando iba a ese lugar, y la defensa puede llegar a desestimar la credibilidad de mi testimonio por la edad que tenía. De hecho, las defensas hicieron hincapié en eso nuevamente durante la inspección ocular».

Mariana Eva Pérez, hermana de Guillermo, debió recorrer todas las instalaciones de la casa en la que estuvieron detenidos sus padres, acompañada por el imputado Trillo, a quien le permitieron circular sin esposas al lado de la querellante. «Fue macabro. Explicaron que se trataba de una medida para cuidar la integridad física de Trillo conforme subía y bajaba escaleras», comentó Guillermo con disconformidad.

 

Actualizado 29/06/2016

“No tengo trabajo, pero tengo dignidad”

“No tengo trabajo, pero tengo dignidad”

Sentarse a esperar la llamada telefónica que los convoque a trabajar. Viajar hasta Zepita 3220 para llegar a la hora indicada. Firmar un contrato a ciegas que morirá a las 24 horas, y esperar tener suerte al día siguiente para que todo se repita. Así transcurre la jornada laboral de los trabajadores de una de las plantas impresoras del grupo Clarín. A pesar de que su estatuto determina que a partir de los 30 días de trabajo corrido los operarios deben ser efectivizados, en algunos casos llegan a trabajar como jornaleros trece años sin pasar nunca a integrar la planta permanente. Sin organización gremial consolidada debido a las constantes amenazas por parte de la empresa, en marzo de este año fueron elegidos delegados Alejandro Ontivero y Diego Bruschini, para defender sus derechos laborales. Durante los últimos dos meses Ontivero, que era contratado por día, espera, en vano, que el teléfono suene.

Zepita es la planta encargada de la impresión de los diarios Clarín, La Razón, Olé y Revista Genios, entre otros productos de Arte Gráfico Editorial Argentino (AGEA SA – Grupo Clarín). Si bien los empleados del otro edificio de la empresa –ubicado en la calle Tacuarí, sede de las redacciones y de administración– llevan adelante un reclamo por mejores condiciones laborales y un salario digno, los trabajadores de Zepita se encuentran varios pasos más atrás. No solo exigen un sueldo más justo, sino que buscan salir de un sistema de trabajo decimonónico y que no está contemplado por la ley. Según Diego Bruschini, delegado de Zepita por el Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBa), entre 30 y 40 personas se encuentran realizando tareas en calidad de “jornaleros”. Deben permanecer junto a los teléfonos expectantes a la llamada del patrón, llegar a tiempo al establecimiento –sin importar las distancias ni el horario en que les llegó el aviso– y firmar un contrato que no se les permite leer y que solo tiene validez por un día. “Yo lo firmo y ellos me lo sacan. No nos dejan verlo. Así como me pasa a mí le pasa a todos los compañeros que son contratados, es una manera en la que ellos se cubren”, explicó Ontivero, que hace 11 años trabaja bajo las reglas de este sistema con la promesa que de algún día ser efectivizado. Mientras que un empleado permanente cobra alrededor de 30.000 pesos, por los mismos días y horarios un contratado percibe menos de la mitad. “Un promedio de 800 pesos por cada jornada”, estimó Bruschini.

Alejandro Ontivero

Alejandro Ontivero

“Este sistema es ilegal. Nuestro estatuto establece que a los 30 días la empresa está obligada a efectivizarte. De los 30 días a los 14 años está todo fuera de la ley. Pasa que es muy difícil meterle una denuncia al diario”, explica Francisco Rabini, delegado de la comisión interna de Clarín por SiPreBa. El diario tiene un programa de disciplinamiento: “Ellos son personas que a veces hace 11 o 12 años que no se toman vacaciones, porque si lo hacen no los contactan para trabajar durante dos semanas como represalia”, explicó. Y agregó: “Tenés que estar siempre pendiente, porque si suena el teléfono, no atendiste y ese día no fuiste a trabajar y pasas al último eslabón. Tenés que volver a pagar derecho de piso. Ni hablar si  te quejás o intentás mejorar las condiciones de trabajo”.

El número de contratados por día va variando de acuerdo a la tirada de ejemplares de cada jornada. Este sistema, según expresó Rabini, es una manera de hacerle pagar al trabajador un costo de fluctuación del que debería hacerse cargo la empresa: “Si el diario tiene problemas por imprimir más los fines de semana y menos en la semana es un tema suyo. No puede hacerle pagar eso a un tipo que no tiene laburo.  Es una empresa que cotiza en la bolsa de Londres, no es una pyme. Nosotros después hacemos notas en el diario sobre talleres clandestinos bolivianos en Flores y nos horrorizamos cómo los someten a esas condiciones. Bueno, nosotros tenemos algo muy parecido”, opinó.

Persecusión sindical

Ante la negativa de la empresa a convocarlo a trabajar desde que asumió como delegado -el pasado 31 de marzo-, Ontivero intentó acercarse para dialogar con Clarín y lograr un acuerdo, pero sólo se encontró con negativas. Por este motivo presentó un recurso de amparo en la justicia: “El que inició el amparo fue mi abogado Guillermo Gianibelli.  El 3 de mayo salió una resolución donde le ordenan a la empresa mi reincorporación. La empresa aduce que no le llegó nada, desconoce el fallo, no hace caso a la justicia. Nos presentamos 10 días más tarde con mi abogado y con el escribano a la puerta y no nos dejaron entrar. Esto es claramente una persecución sindical. Porque desde que salí electo no puedo ingresar a la planta”, denunció Ontivero.

El jueves pasado la Justicia impuso una multa a AGEA, que comenzó a tener vigencia a partir de este lunes. Por cada día que la empresa no llame a trabajar a Ontivero, le deberá pagar 5000 pesos. Sin embargo, el trabajador considera que esta no será sanción suficiente para revertir la situación. “El problema es que la empresa lo va a pagar, porque no quiere la organización gremial. No quiere representantes genuinos. Nosotros fuimos elegidos por nuestros compañeros. Ellos no quieren eso, quieren delegados de la patronal, para poderlos manejar. Como ni a Diego ni a mí pueden controlarnos, eligieron este camino, la persecución”, explicó.

Desde la empresa no solo se le negó el trabajo a Ontivero luego de ser elegido delegado, sino que también Bruschini denunció persecución gremial. Aun conservando el puesto, ya que es efectivo, la empresa comenzó a exigirle una metodología de trabajo diferente: “A partir de la nota con Víctor Hugo Morales, el pasado miércoles a la noche, me quisieron cambiar los francos, el horario de entrada, y la jornada en general… ahora me la empezaron a complicar a mí”, reconoció. Asesorado por los abogados de SiPreBa hizo llegar a la empresa un telegrama alertando sobre esta situación ilegal. Hasta el cierre de esta nota no recibió respuesta.

Diego Bruschini

Diego Bruschini

Sin actividad gremial consolidada durante los años previos, recién en 2014 los trabajadores de la planta Zepita convocaron su primera elección: “Siempre nos decían que la empresa echó mucha gente en el año 2000, entonces los compañeros tenían miedo. Es más, ahora tienen mucho miedo de hacer algo”, se lamentó Ontivero. Y agregó: “Lo que me está pasando a mí es una manera de asustar a la gente. Es dar un ejemplo. Ellos nos decían: ‘Al que se postule como delegado, la empresa lo va a echar. Al que quiera organizar una asamblea, la empresa lo va a echar’. Siempre recibimos amenazas. Los capataces se hacían llamar delegados”.

Ese año, los representantes gremiales de Tacuarí, que renovaron su comisión interna, decidieron llamar a elecciones en Zepita, que carecía de organización sindical. Sin embargo, unos días después apareció en la planta un papel que convocaba a otra votación: “Esto lo manejaban los capataces de recursos humanos, que son los que aprietan y amenazan a la gente. Entonces al día siguiente fui a Zepita y empecé a juntar firmas en contra de ese llamado, que era muy trucho, sin los plazos y requisitos que son necesarios”, explicó Rabini. Luego de haber juntado 50 firmas en contra, frente a 15 que habían votado amenazados por la empresa, según contó este delegado, el gerente de Recursos Humanos dio por inválida la elección, permitiendo convocar una nueva. Sin embargo, tres días después llegó un telegrama de la Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires (UTPBA) dando por válida esa elección, gracias a lo cual los capataces pasaron a ser los delegados. “La UTPBA es un sindicato totalmente vaciado, burocrático, que ha cometido todas las traiciones que se puedan cometer, razón por la cual nosotros participamos de la creación del nuevo sindicato, que es SiPreBa”, explicó Rabini. Y continuó: “Más bajo no podes caer como sindicato. La empresa defiende sus intereses, quiere pagar los sueldos más bajos posibles, lo entiendo. Ahora, la lógica del sindicato es defendernos a nosotros. Acá le dieron un aval a la esclavitud, al sometimiento de los tipos que ellos mismos tienen que defender”.

La lucha llegó a Zepita

Clarín no sólo desconoce la representación gremial de sus empleados sino que, según denuncian los delegados electos por SiPreBa, se encuentra en proceso de reducción de personal. El método utilizado es la tercerización de tareas realizadas en la Planta Zepita hacia otras empresas pertenecientes al mismo Grupo. Un ejemplo es el caso del sector Depósito: en octubre de 2015, la empresa presionó a los empleados para que firmaran un contrato bajo la denominación “Cesión de contrato de trabajo”, aceptando pasar a formar parte de Unir S.A y, a cambio, se comprometían a pagarles un resarcimiento como parte de indemnización, respetarles los años de antigüedad e, incluso, volver a su lugar de trabajo original si cambiaban de opinión: “Con ese movimiento bajaron línea: ‘Ojo con el que se organiza porque volás’. Lo dicen desembozadamente. Acá el que saca los pies del plato, el que arma quilombo, se va”, denunció Francisco Rabini.

Según la página web de la Asociación de Empresas de Correo de la República Argentina “Unir S.A. es una empresa del Grupo Clarín orientada al desarrollo de soluciones integrales en las tareas de Distribución Postal, Logística en general”. Tal como argumentan los delegados consultados por ANCCOM,  Clarín no sólo cede a sus empleados en Zepita para realizar trabajos bajo la razón social de UNIR S.A, –empresa que también pertenece a ese Grupo mediático–, sino que aún habiendo sido trasladado a otra rama los empleados deben continuar realizando, en parte, tareas que corresponden al trabajo de la planta impresora. Cuando los empleados comenzaron a entender la situación pidieron a Clarín hacer uso de la cláusula que les permitía volver a sus antiguas funciones pero fueron desoídos por la Gerencia: “Como respuesta les decían que si ahora eran empleados de Unir S.A tenían que arreglar con esa empresa. Y les ofrecían como indemnización sólo la mitad de lo que les habían ofrecido antes de firmar”, explicó Bruschini.

Alejandro Ontivero lleva más de 70 días sin su llamado telefónico, más de 70 días sin trabajar, más de 70 días sin cobrar. “Yo tengo 9 hijos y me siento en una situación bastante complicada, bastante jodida. Hoy me cuesta mucho traer un plato de comida a mi casa,  porque estoy sin trabajo”, contó a ANCCOM. Durante estos dos meses recibió ayuda de la comisión interna de Clarín, que hace colectas para aliviar su situación económica. “Ellos están peleando por un sueldo digno y sacan plata de su bolsillo para darme una mano a mí. Eso me enorgullece de mis compañeros. Además quiero agradecer mucho al gremio de prensa SiPreBa, porque está apoyando en todo momento, no solamente a mí, sino a todos los trabajadores”, dijo. Y concluyó: “Es tremendo lo que está pasando. Con mi familia no sabemos qué hacer para pasar el día a día. Pero lo que hicimos nosotros en la empresa con mis compañeros era lo que teníamos que hacer. Nosotros teníamos que elegir una comisión interna y pelear por nuestros derechos, que hace mucho tiempo que la empresa los pisa. Yo hoy estoy en mi casa, no tengo trabajo, pero tengo dignidad. No sabes el orgullo que me da haber peleado por mis compañeros, seguir peleando por sus derechos y los míos”.

Diego Bruschini y Alejandro Ontivero fueron elegidos delegados sindicales de la planta impresora "Zepita" del Grupo Clarin

Diego Bruschini y Alejandro Ontivero fueron elegidos delegados sindicales de la planta impresora «Zepita» del Grupo Clarin

 

Actualización 15/06/2016