Otra forma de desarrollo tecnológico es posible

Otra forma de desarrollo tecnológico es posible

La tecnología nos atraviesa en casi todos los aspectos de nuestra vida: es transversal a nuestros momentos de ocio y de trabajo en partes iguales. El debate se centra, desde hace tiempo, en cómo la tecnología puede afectar nuestra calidad de vida -para bien o para mal-, y si vamos a ser, según qué lado de la discusión se tome, controladores o controlados. El desarrollo de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICs) avanza a pasos agigantados, y no es ajeno a las formas y a las herramientas laborales actuales que requieren actualizaciones constantes, pero que por otro lado han logrado acrecentar aún más las desigualdades existentes en la sociedad.

En el sector de informática y sistemas, esta problemática se ve especialmente exacerbada. Los gigantes tecnológicos, a pesar de la crisis mundial proporcionada por la pandemia, no dejaron en ningún momento de recibir ingresos, sino más bien todo lo contrario: Amazon, Apple, Alphabet (la multinacional cuya principal filial es Google), Microsoft, Facebook, Tesla y Netflix lograron crecimientos récord en los últimos meses. Durante el primer trimestre de 2021, sólo Amazon ganó cerca de 840.000 dólares por minuto y Apple, 690.000 dólares cada sesenta segundos. ¿Cómo se traducen estos números en una realidad donde la crisis, la pobreza y la desocupación azotan a un gran porcentaje de la población mundial? ¿Qué relaciones de trabajo y formas de configuración de nuestras vidas, que están en contacto constante con la tecnología, se esconden detrás de los éxitos financieros de estas grandes empresas?

Un grupo de argentinos y argentinas brinda, desde hace más de diez años, una respuesta alternativa a las formas de trabajo tradicionales en este sector, ligado a sus esfuerzos por proporcionar soberanía tecnológica y libre acceso a la información. La Federación Argentina de Cooperativas de Trabajo de Tecnología, Innovación y Conocimiento (FACTTIC) es un espacio fundado en 2011 por un conjunto de cooperativas de trabajo del sector tecnológico, que se encarga de intercambiar información y conocimiento, como así también de construir soluciones colectivas en forma colaborativa. Cada uno de sus proyectos está pensado para desarrollar tecnología que den cuenta de las necesidades sociales, políticas, culturales y económicas en nuestro país. Actualmente FACTTIC está conformado por 30 cooperativas que aglutinan a más de 400 profesionales abocados a desarrollar proyectos vinculados al Estado, a otras cooperativas y a empresas privadas. 

“Nuestra cooperativa en particular, arrancó con un grupo de personas que íbamos a la UTN, éramos todos estudiantes de ingeniería en sistemas y estábamos un poco cansados de las formas de producción tradicionales que tienen las agencias de desarrollo de software o las consultoras tradicionales en las que siempre estábamos corriendo para trabajar, no te daban mucha explicación, trabajabas en proyectos que no te interesaban o no te gustaban, sabías que estabas generando mucha diferencia para tu jefe, y que básicamente esa diferencia tampoco la veías retribuida en calidad de trabajo”, explica Nicolás Dimarco, socio fundador de una de las cooperativas que forman parte de FACTTIC, Fiqus. “Terminás trabajando bajo un esquema más tradicional sobre el cual no tenés injerencias sobre un montón de cosas -agrega-. Por ejemplo, quien vende el proyecto no es el mismo que el que lo va a desarrollar, entonces ahí el foco está puesto en cuánto se cobra, o si está bien vendido, más que si el proyecto está bueno, si tiene un buen impacto, si está alineado con los valores tuyos y de la organización a la que pertenecés. Entonces de alguna manera queríamos un cambio”. 

Dimarco cuenta que el proceso hasta la conformación de Fiqus estuvo basado en las decisiones personales de sus miembros fundadores de renunciar a sus trabajos y descubrir nuevas formas organizativas en el mundo laboral: ”Lo primero que pensábamos hacer era una SRL, porque era lo que nos habían enseñado. Nunca nadie nos habló de cooperativismo, mucho menos en la UTN que te formaba para ser gerente de una empresa tradicional. Entonces encontramos esta forma asociativa que al principio nos encantó, nos rompió la cabeza. Buscábamos cooperativas de desarrollo de software y fuimos a una reunión donde nos atendió Gcoop (otra cooperativa de la Federación), y no podíamos creerlo porque fue un cambio de paradigma en nuestro cerebro”, explica, y sigue: “Llegamos ahí, éramos cuatro pibes que querían arrancar una empresita, y lejos de vernos como una competencia, nos abrieron la puerta, nos sentaron en la sala de reuniones y nos mostraron los números, las formas de organizarse, los clientes y cómo hacer para conseguirlos. Es otro paradigma realmente”.

Facttic está integrado por 30 cooperativas.

Otra de las cooperativas que forman parte de FACTTIC es Gcoop, que trabaja desde hace 14 años en el desarrollo de software libre, brindando soluciones alternativas al Estado y a distintas empresas y organizaciones: “Hay algunos autores que plantean que hay una doble explotación en nuestro sector. Porque cuando hacés un software o una aplicación, el valor de ese software en general se realiza en la comercialización”, explica Pablo Vannini, sociólogo y Master en Economía Social, quien también es socio fundador de Gcoop. “Es como una vacuna: te cuesta hacerla la primera vez, pero ya después el costo de reproducción marginal es muy bajo, y los precios de los sistemas y las aplicaciones son muy altos. En general, el trabajador participa sólo de la creación, y las empresas no sólo lucran de su trabajo, sino que después lucran infinitamente cada vez que revenden ese mismo producto en el cual no lo están haciendo parte a ese trabajador”. Tanto Gcoop como Fiqus y el resto de las cooperativas de FACTTIC trabajan en proyectos que abogan por el software libre, entendiéndolo como parte fundamental dentro del cooperativismo. “En general las empresas de tecnología son lugares de pleno empleo, con muy buenos salarios, pero también lugares de mucha rotación porque la gente nunca está conforme. Entonces, nuestra propuesta es siempre que el cooperativismo sea la solución”, sigue Pablo. “Y que en general, nosotros venimos del mundo del software libre y decidimos que lo mejor para crear una sociedad mejor es compartir el conocimiento, porque de hecho ahora en la pandemia lo estamos viendo. La discusión sobre las patentes es esa. El conocimiento circula más rápido si es libre, entonces si nosotros proponemos compartir el conocimiento, compartamos también las decisiones, compartamos la plata que eso da, compartamos todo. Para nuestra visión, la mejor forma de organización en una empresa tecnológica es con una cooperativa”.

Entre algunos de los proyectos llevados a cabo por la Federación, se encuentra el llamado IA², un software de código abierto que integra un conjunto de herramientas desarrolladas para facilitar la transparencia en instituciones y fortalecer la vinculación con la ciudadanía. Se trata de la aplicación de técnicas de Inteligencia Artificial para la anonimización de datos personales contenidos en documentos públicos, reduciendo el tiempo dedicado a la tarea y el margen de error. “Aplicamos inteligencia artificial en procesos de instituciones públicas o privadas, por ejemplo, ahora estamos apuntando mucho a la justicia”, explica el socio fundador de Fiqus. “Estamos anonimizando sentencias judiciales para contribuir a los datos abiertos para que después esas sentencias anonimizadas con inteligencia artificial se puedan publicar y que los datos sean accesibles para toda la población. También trabajamos con un observatorio de datos de la mujer para las sentencias judiciales relativas a casos de violencia de género. Es un proyecto intercooperativo donde participan cinco cooperativas distintas de la Federación. Venimos trabajando en eso hace ya casi un año”. 

Por otra parte, la Federación impulsa un proyecto que surgió en Francia sobre cooperativas de plataformas de reparto, llamado CoopCylce. “En el mundo de las plataformas, sobre todo lo que tiene que ver con Rappi, Glovo, y todo lo que es plataformas de reparto, hay proyectos cooperativos para que no se precarice el trabajo”, cuenta el sociólogo y fundador de Gcoop. “En un proyecto de Francia hicieron un sistema libre que se llama CoopCycle, y lo estamos trayendo para Argentina, localizándolo en el país e intentando que surjan cooperativas de repartidores que trabajen con plataformas que puedan brindar ese servicio. Son sistemas que nos interesan, porque políticamente son importantes para la sociedad de tecnologías en la que vivimos”. 

FACTTIC también fue parte de la marcha virtual que se realizó el pasado 24 de marzo en Argentina por el Día de la Memoria: “Hicimos un pequeño desarrollo para llevar a cabo la marcha virtual. Ese tipo de proyectos los hacemos con software libre”, explica Pablo. “Eso quiere decir que lo liberamos, y a los dos meses se usó ese mismo sistema en Uruguay para la Marcha del Silencio. El software libre lo que permite básicamente es que entre muchos mejoremos algo. Eso le da independencia al cliente porque no depende de un sólo proveedor que sabe cómo hacerlo. A nivel tecnológico genera mejores sistemas porque todos pueden ver cómo está hecho, mejorarlo, y en este caso adaptarlo”, finaliza. 

Facttic fue parte de la marcha virtual que se realizó el pasado 24 de marzo en Argentina por el Día de la Memoria, la Verdad y la Justicia.

El cooperativismo es una forma de configuración horizontal, democrática y con instancia de consenso entre todos los miembros participantes. Esto, para Dimarco, es una gran ventaja organizativa al interior de cada cooperación, pero que requiere un balance constante con las formas de trabajo capitalistas y sus consecuentes diferencias: “En una cooperativa tenés la posibilidad y la libertad de crear tus propios modos de organizarte, así como tener tu propio reglamento interno. Nosotros lo tenemos. Nuestro reglamento interno explica de qué manera repartimos la plata que entra, y si una persona nueva entra, qué puede esperar del colectivo. Tenemos una instancia de deliberación en la cooperativa que es la Asamblea”, explica. “En estas instancias de deliberación democrática, una persona de la cooperativa tiene un voto, y todas las personas de la cooperativa tienen la misma cantidad: uno. Y su voz vale lo mismo. No es que un voto mío, que soy socio fundador y estoy hace tantos años, vale más que el de una persona que recién entra. Cada persona puede proponer, debatir”. Esta forma organizativa entra en directa relación con cada proyecto llevado a cabo por estas cooperativas, sosteniendo la idea del libre acceso a la información: “Uno puede ponerse muy estricto con eso y que después te sea muy complicado conseguir proyectos, entonces tenés que estar jugando constantemente: definir una base ideológica y a partir de eso construir acuerdos básicos”, continúa Dimarco. “Por ejemplo, no utilizamos herramientas privativas ni pagamos licencias para desarrollar en Fiqus. Cada vez que hacemos un desarrollo tratamos de abrirlo, de liberarlo, para que sea software libre. Desde ese lugar, aportamos al software libre, utilizamos herramientas de trabajo y tecnologías libres para trabajar, porque entendemos que es la manera. Que la manera no es ofuscar el conocimiento, cerrarlo, ponerle un candado y vender las licencias para maximizar las ganancias, sino al revés. Es muy transportable, muy parecido al concepto de cooperativismo. Porque hay mucha colaboración, colaboración de distintas personas para llegar a un objetivo en común. No existe la competencia entre ellas”, finaliza.

El sector de las tecnologías es con frecuencia uno de los que detenta el mayor margen de ganancias, de la mano de transnacionales concentradas en Silicon Valley. Esto muchas veces genera grandes desigualdades con respecto a empresas de América Latina y el resto del mundo. La aplicación del cooperativismo en empresas de tecnología, ayuda a achicar de algún modo esta brecha: “Si bien tratamos de capacitarnos, de vender el valor hora lo que más podamos venderlo, tratamos también de mantener un balance con la exportación que hacemos de los servicios (trabajamos mucho para Estados Unidos y Canadá) y en dejar algo de valor local acá, tener una pata territorial”, cuenta Dimarco. “Porque entendemos que las cooperativas también tienen esa obligación de percibirse como actores sociales que son transformadores del espacio que les toca ocupar”. El equilibrio entre el impacto social de los proyectos que realizan y su sustentabilidad económica, es constante: “muchas veces es difícil encontrar grandes desafíos técnicos en organizaciones sociales. Porque en los proyectos con impacto social, lo prioritario no es cómo están hechas las cosas, la solución técnica que estás brindando, sino que más bien es ir a solucionar el problema que hay que solucionar lo antes posible. Entonces, ahí hay como una disyuntiva que a veces surge dentro de la cooperativa: nos gusta mucho capacitarnos, probar tecnologías nuevas y tratar de volcarlos hacia el ámbito de la economía social, pero muchas veces para mantener ese equilibrio, y por ahí vender esas horas también en proyectos donde se paguen bien o te ayuden a mantener la estructura de la cooperativa, tenés que estar todo el tiempo manteniendo un balance. Es complicado a veces estar todo el tiempo tratando de encontrar ese equilibrio para que las cosas funcionen de una manera tal que vos digas ‘estoy orgulloso u orgullosa de estar trabajando en esto’. Es pura militancia”, finaliza Dimarco.

Sin embargo, los esfuerzos aunados por la Federación y la militancia de sus cooperativas desde que comenzaron este trayecto, tienen un impacto significativo a nivel internacional. A pesar de que el cooperativismo aplicado al sector de tecnologías está presente en otras partes del mundo, Argentina es uno de los países mejor posicionados en la cuestión: “En el año 2019 viajamos a Reino Unido para dar una charla en una asamblea que tiene una red de cooperativas de tecnología que se llama Cotech. Si bien acá tenemos un poco una cultura de pensar que Europa siempre está mejor, en ese viaje nos dimos cuenta que estábamos súper bien acá. Que técnicamente la rompemos, organizativamente estamos muy adelante. Y a nosotros nos sorprendió muchísimo”, continúa Nicolás Dimarco. “Empezamos a hablar de estrategias comunes, fuimos a plantearles que acá tenemos un modelo que funciona, funciona localmente hace ocho años: si llega una oportunidad de trabajo lo hacemos en conjunto, evitamos la competencia, tenemos estas formas de organizarnos para repartirnos el trabajo de forma equitativa y crecer todas las cooperativas en conjunto, articular valores en conjunto. Les encantó, pero todavía no estaban en un nivel organizativo como para poder sumarse porque estaban recién organizándose internamente”. Hoy, FACTTIC forma parte de un foro internacional donde 42 cooperativas de 13 países diferentes están trabajando en conjunto, preguntándose cuáles son las problemáticas en común, y cómo hacer para mejorar el intercambio de proyectos entre ellas. “En lugares como Estados Unidos o Reino Unido, hay muchas organizaciones sin fines de lucro que trabajan con muchos proyectos de gran impacto social e impacto ambiental, que están muy bien pagos y que desde acá no podemos acceder. Acá podemos, tenemos la potencia o la capacidad de tener una sede en cualquier lado donde estemos en contacto, porque al cooperar, es así de fácil. Creo que lo que falta mucho es trabajar en consensos, en acuerdos y en pulir estos mecanismos para hacer que esto crezca, y yo ahí le veo muchísima potencialidad a todo esto”.

Más de 400 profesionales integran Facttic.

Si volvemos al debate del inicio, la respuesta que estos profesionales de la tecnología nos brindan, es que las TICs pueden, en la medida que se siga trabajando para ello, mejorar nuestra calidad de vida. Para estas cooperativas, los proyectos llevados a cabo en la educación y la justicia, son sólo el comienzo de muchas otras problemáticas pendientes de resolución. “Somos una sociedad con mucha tecnología, pero con muchos problemas tecnológicos no resueltos. Y nos sumamos nuevos problemas”, finaliza Pablo Vannini. “Los que hacemos tecnología tenemos que intentar pensar algunas tecnologías que solucionen problemas sociales. En general la tecnología no está pensada para eso, está pensada para obtener datos y buscar nuevos productos y comercializar más, no para resolver problemas”. 

Hoy en día Argentina se encuentra, al igual que muchos países de Latinoamérica, con índices de pobreza y desocupación sobresalientes, y nada parecería más alejado para este contexto que plantear qué tipo de trabajo parece ideal, cuando lo que urge es tenerlo. Sin embargo, este grupo de programadores, ingenieros, economistas, contadores, nos demuestran que la base de la democracia también se encuentra en las acciones cotidianas que llevamos a cabo todos los días, y que podemos lograr desde nuestros lugares de trabajo. Aprender a organizarse, a escucharse, llegar a consensos, compartir y colaborar para seguir creciendo: el cooperativismo se muestra, así como una alternativa para sortear estas dificultades. También, lograr hacer uso del conocimiento de forma libre, compartida, para todos y para todas, como una herramienta de cambio y desarrollo genuino de nuestra sociedad. “Si realmente nos tomamos en serio esto de predicar que existe el cooperativismo, que las universidades cuenten que es una forma organizativa más, que nosotros desde el ejemplo mostremos que es posible, se puede lograr”, sigue Nicolás. “Si yo no tengo a un dueño de una empresa que se está llevando una parte de lo que yo produzco o lo que producimos como grupo, nosotros tenemos que ganar más. Entonces, cuando empecemos a mostrar que realmente funciona, que nos podemos organizar y que funciona, y que además trabajamos con estas metodologías de la horizontalidad y la democracia, yo le veo una muy buena perspectiva. El tema es que tenemos que mostrar con el ejemplo que se puede, y tenemos que salir a contar que existe esta modalidad. Y después que la gente elija”, finaliza Dimarco. 

Un Castillo de esperanzas

Un Castillo de esperanzas

Perú ha sido sin dudas uno de los países latinoamericanos más convulsionados a nivel político en los últimos años. Desde el gobierno de Alberto Fujimori, electo en 1992, devenido en autogolpe de Estado, y hoy condenado y preso por crímenes de lesa humanidad, pasando por Alejandro Toledo, Alan García, Ollanta Humala y Pedro Pablo Kuczynski (PPK), las figuras de corrupción y de impeachment -vacancia, como le dicen allá-, imperan con fuerza en el país andino. El pasado 6 de junio los peruanos eligieron a quien será su nuevo presidente a partir del 28 de julio de este año. En medio de un clima de gran apatía política, inmerso en una profunda crisis sanitaria y económica, sumado a importantes tumultos en las calles en noviembre último y a la inestabilidad política que llevó a tener tres presidentes en una semana; el pueblo peruano tuvo que decidir el pasado domingo en un ballotage entre los dos candidatos antagónicos, Keiko Fujimori y Pedro Castillo.  

Los menos esperados

El 11 de abril se llamó a elecciones generales, de la que participaron un total de 18 candidatos. Se esperaba que pasaran a segunda vuelta la ya anteriormente candidata Verónika Mendoza del partido de izquierda Juntos por el Perú, el derechista Hernando de Soto y Yohny Lescano, de Acción Popular. Keiko Fujimori se posicionaba en el último lugar junto al único contrincante de Mendoza, Pedro Castillo, con menos de un 8% de intención de voto cada uno. Sin dudas, los resultados que llevaron a un ballotage entre estos dos últimos candidatos fueron una sorpresa para todos, incluso para ellos mismos. Castillo pasó con apenas el 19% de los votos, mientras que la ultraderechista Fujimori llegó a segunda vuelta con tan solo el 13% de los votos. 

Keiko Fujimori, de 46 años y miembro del partido Fuerza Popular, no es sólo la hija mayor de Alberto Fujimori y hermana de Kenji, congresista del mismo partido y que detenta gran influencia en el recinto, sino que también fue tres veces candidata a presidenta y tres veces perdedora en el ballotage: en 2011 con Ollanta Humala, en 2016 con PPK, y hoy -con más del 99% de los votos escrutados- con Pedro Castillo, quien sería el nuevo presidente de Perú. Imputada por corrupción en el caso Odebrecht por recibir una importante suma de dinero de parte de la constructora para financiar su campaña en 2011, Fujimori pasó más de un año en prisión preventiva, y más de cinco meses encerrada en 2020 antes de ser liberada a causa de la pandemia. Durante su campaña propuso el reinicio de obras de infraestructura que habían sido interrumpidas, y un modelo neoliberal de libre mercado para el país. 

Pedro Castillo Terrones, de 51 años, es docente y sindicalista. Proveniente del campesinado, lideró la resistencia campesina en los 90 contra Fujimori, y formó parte de la huelga de maestros de 2017. Izquierdista, el candidato de Perú Libre se erige hoy como el nuevo presidente del Perú. Sin embargo, su figura es controvertida en algunos sentidos: si bien aboga por una mayor estatización, por una Asamblea Constituyente que responda a las demandas de una nueva Constitución por parte de la sociedad, como así también por los derechos de los siempre postergados durante los gobiernos derechistas, Castillo es también conservador en cuestiones de índole social como el matrimonio igualitario, la igualdad de género o el aborto. Durante su campaña se lo ha visto dando polémicas declaraciones en torno a estos temas, que los colectivos feministas y LGBTIQ+ no recibieron con agrado. Algunos de sus detractores lo vinculan con el brazo político de Sendero Luminoso, la organización armada de extrema izquierda, a la cual se le atribuyó el pasado 23 de mayo, la masacre y asesinato de 16 personas en la zona del VRAEM (Valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro), y que dejó un supuesto mensaje a la población a votar en blanco o a anularlo en las elecciones de junio. Tiempo antes, Castillo había pedido la liberación de los líderes de Sendero Luminoso. “Yo creí que ese hecho podría haber significado el fin de la candidatura de Castillo”, dice Jois Mantilla, periodista y comunicador peruano y agrega: “Sin embargo, ha habido algún interés, no solamente del sector de la prensa sino de autoridades del gobierno mismo, en tratar de no agitar ese tema y tratar de contenerlo para que no afecte. Incluso la misma presidenta del Consejo de Ministros dijo, a los pocos días de esa masacre, que no tenía que utilizarse con fines políticos”.

Mantilla opina que ambos candidatos no han ganado las elecciones por sus propios méritos o por su popularidad -en lugar de Castillo, de hecho, se veía en primera vuelta a la única candidata con potencial para derrotar a la derecha, a Verónika Mendoza-, sino que llegaron más bien por la polarización y revanchismo extremo que hay en el país, que se tradujo como antivotos en estas elecciones:” Los dos candidatos han recogido antivoto. La propia Fujimori tiene un tremendo antivoto que hasta hace algunos meses llegaba hasta el 70 y tanto por ciento, como consecuencia de los últimos años en que gobernó en el Poder Legislativo a través de 73 congresistas en el parlamento. Nunca en la historia de Perú había tenido ningún político con esa cantidad de representantes”, sigue Mantilla. “Ese poder que tuvo lo despilfarró, lo utilizó pésimamente, para proteger a personajes corruptos, jueces corruptos, magistrados de todo tipo, fiscales, y para protegerse de alguna manera a ella también de las acusaciones que tiene sobre la nuca por lavado de activos, y por lo cual ha sido condenada: Están pidiendo 30 años de prisión para ella”, detalla, y agrega: “Y el señor Castillo, recibió el antivoto también de los sectores de derecha, de los sectores que ven en él la amenaza comunista, muy similar a la que se implantó en Venezuela y en Cuba”. 

El sufragio en las regiones rurales y campesinas tuvieron un peso significativo a favor de Castillo.

Esperas, fraude y empate técnico

Con tres candidaturas presidenciales sobre su espalda, Keiko Fujimori se manejó durante esta campaña con mucha más prolijidad y organización que la improvisación vista en los actos y discursos del representante de Perú Libre: “A pesar de esto nadie se esperaba, ni Vladimir Cerrón ni el mismo Castillo, que pudiera llegar a la segunda vuelta y menos aún a la presidencia”, agrega Mantilla. “Es una agrupación inorgánica, que no tiene bases, todo se ha creado en el camino, muy informal. Por eso, hay esos pleitos al interior. Por eso, durante esta segunda vuelta, Castillo ha presentado casi tres equipos técnicos, y varios miembros han desertado”. 

La tendencia entre ambos candidatos fue durante casi todas las elecciones tan parejas, que incluso se llegó a hablar de empate técnico. Esto generó grandes incertidumbres en la sociedad, que ya había tenido que esperar cerca de cinco semanas para conocer oficialmente a los candidatos que irían a ballotage. Desde este lunes, se vieron en las calles algunas manifestaciones en pedido por los resultados del escrutinio por parte de la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE), en el marco de uno de los comicios más polarizados en décadas. “Las normas electorales dictan que el ONPE solamente pueda contabilizar las actas físicamente. El ONPE tiene que tener el acta física, y se envía desde el extranjero por valija diplomática”, explica Jois Mantilla, como una de las causas de esta espera. “Y a nivel nacional tienen que llegar las actas desde las regiones más lejanas, en algunos casos tiene que recorrer alguna ciudad y llevarla a otra donde haya aeropuerto, y de ahí tienen que llevarla en avión. No basta ya con un escaneo o foto del acta. Lo que tarda más son las actas que se impugnan, que son más o menos 1.100 o 1.200”, explica.

Rondando siempre de uno a dos puntos de diferencia entre ambos candidatos, los votos del extranjero fueron otro factor que lograron acercar cada vez más entre sí a estas fuerzas políticas antagónicas: en el resto del mundo, Fujimori recibió el 66.48% de los votos, y Castillo el 33.51%. Esto hizo que la poca diferencia entre ellos, se achicara aún más. Hoy, con el 99.82% de las actas procesadas, Pedro Castillo recibe el 50.19% de los votos, y Keiko Fujimori, el 49.80%. En las regiones de Lima, Lambayeque, Piura y Tumbes, Fujimori encabezó los resultados, mientras que, en la región del Amazonas, Arequipa, Cusco, Moquegua y Puno, Castillo fue el más votado. El sufragio en las regiones rurales y campesinas tuvieron un peso significativo. 

Veinticuatro horas después de haber pedido prudencia a la población en espera de los resultados, Fujimori organizó una rueda de prensa en la que denunció fraude e irregularidades en el escrutinio. Sin embargo, no presentó prueba alguna para sostener esta teoría. Mientras tanto, pudo conocerse pública y explícitamente la postura de distintos personajes. Los ex presidentes José “Pepe” Mujica y Evo Morales, prestaron inmediato apoyo al candidato de Perú Libre, mientras que el nobel de Literatura Mario Vargas Llosa expresó sus “deseos ardientes de que Keiko Fujimori gane la elección”. La población, por su parte, vivió estas elecciones en muchos casos de una manera mucho más apática. De los 32 millones de peruanos, sólo concurrieron a votar el 52.56%. Los números de la primera vuelta mostraron cifras similares. Esto se traduce en la gran división que sufre el país por parte de una triple crisis: sanitaria, económica y política. “Ha habido mucha apatía en las elecciones pasadas, ha sido muy notoria. Tanto por el tema de la pandemia, y porque la oferta de los 18 candidatos no satisfacía sus expectativas, es que hay muchos que decidieron no ir. Sobre todo los sectores más acomodados del país, preferían pagar su multa que perder el tiempo votando”, continúa el periodista peruano. “Otra razón es que esta campaña ha sido en condiciones de pandemia, donde hay temores de contagio”, señala. Perú es hoy el país del mundo con más muertes por cantidad de habitantes a causa del Covid-19. “En lo económico ya ha habido alzas, problemas, aumento de precios, se ha caído la bolsa -completa-, no sólo por la inestabilidad que genera la elección, sino también por la desidia, por la avaricia y también por la pandemia. La gente está preocupada por conseguir oxígeno, camas y cuidarse de no contagiarse”. 

Si no hay contratiempos, la ceremonia de asunción será el 28 de julio.

Hoy la República del Perú tiene un nuevo presidente que reemplazará este 28 de julio al gobierno de transición de Francisco Sagasti. Siempre y cuando no haya ninguna maniobra desestabilizadora de la fuerza de Fujimori. Pedro Castillo tendrá que enfrentarse no sólo a una crisis sanitaria y económica, sumado a una crisis de representatividad y desconfianza por parte de la sociedad, sino también a problemas de fondo que azotan en términos de desigualdad y distribución al país vecino. “Se necesitan mejoras para que los beneficios del crecimiento económico que ha tenido Perú, llegue a más personas que han estado mucho tiempo postergadas y de alguna manera forman el grueso de los votantes de Castillo. Porque desde hace muchos años están postergados, y los beneficios macroeconómicos que recibe el Perú, que es visto desde afuera como una de las joyas de Latinoamérica, por su crecimiento económico, por sus avances, libertades y todo lo demás, a algunas personas no les llega”, continúa Mantilla. “Sin ir muy lejos, avanzas 100 kilómetros y encuentras otro Perú: donde falta agua, donde faltan colegios, donde no hay servicios, donde no hay Internet. A una hora de Lima. Esta población es el grueso que han votado por Castillo, y que están hartos de la desigualdad, de ser postergados, de que siempre son los mismos los que están en las elecciones, siempre los mismos participantes. Y de que siempre hay corrupción. Ellos creen que Castillo borrará estas desigualdades porque es uno de ellos”. 

Al interior del Congreso, hay una fragmentación que no garantiza la mayoría efectiva de ninguna bancada, pero que puede derivar en una contienda entre la oposición y el nuevo presidente. Pedro Castillo tendrá que gobernar con sólo 37 diputados en un recinto de 130. “Veo días todavía más complicados. Porque el gobierno de Perú Libre no va a ser sencillo, tiene a la gran mayoría de las otras fuerzas en su contra y la mayoría de los otros sectores del parlamento se van a aliar, como ya lo han expresado durante esta segunda vuelta, a Keiko Fujimori. Y sumados van a tener un número importante. Los aliados de Perú Libre van a ser bancadas pequeñas, de tres, cuatro o cinco, que no van a significar mucho”, analiza el periodista. “Así que veo la revancha de Fujimori. Creo que va a haber bloqueo. La resaca de la campaña electoral se va a llevar durante varios meses, sino años. Con lo polarizado que ha quedado el país desde la vez pasada en las elecciones de 2016, y en estas, yo veo todavía conflictos, rencillas, rivalidades y venganzas. Muy probablemente van a obstaculizar y hacerle difícil al gobierno de Castillo”, finaliza. 

A partir de mañana aparecen nuevos desafíos para la sociedad peruana, que lejos está de haber resuelto los problemas que estallaron en noviembre del año pasado como consecuencia de la vacancia de Martín Vizcarra. El nuevo presidente tendrá que hacer frente a todas estas cuestiones para poder garantizar por fin la estabilidad democrática, tanto en el período de transición como en los cinco años de gobierno que tiene por delante.

Atendido por sus propios dueños

Atendido por sus propios dueños

La República del Ecuador tiene oficialmente a partir de hoy un nuevo presidente: Guillermo Lasso, el candidato del Movimiento Político Creando Oportunidades (CREO), asumirá el mandato el 24 de mayo junto a Alfredo Borrero como vicepresidente. En una reñida segunda vuelta contra el postulante del correísmo Andrés Arauz, Lasso venció con una diferencia de 52.50% por sobre el 47.50% de votos. Con el 98,49% de las mesas escrutadas, este domingo votaron alrededor de diez de los diecisiete millones de ciudadanos habilitados en Ecuador. 

Lasso es empresario y banquero. Es el menor de 11 hermanos y trabajó desde los 15 años. Sin título universitario, se introdujo en el sector productor y financiero desde muy joven. Llegó a ser presidente ejecutivo del Banco Guayaquil, del que hoy es uno de sus principales accionistas. Tres veces candidato a la presidencia, tres veces logró llegar a segunda vuelta. A pesar de haber perdido en las elecciones generales de febrero por más de 13 puntos contra Andrés Arauz, y luego de los diferentes resultados que arrojaron las consultoras que inclusive contaban con un empate técnico entre los candidatos, Lasso logró consolidar por primera vez su triunfo electoral. 

Alrededor de las 11 del domingo, Yaku Pérez, el candidato del indigenismo por el Movimiento Pachakutik, fue a votar promoviendo -como ya lo había anunciado luego de ser derrotado en primera vuelta- el voto nulo. Dados los conflictos internos de su movimiento y los resultados de las elecciones, se asume sin embargo que muchos de los simpatizantes del movimiento indigenista se inclinaron a último momento por Lasso. Alrededor de 1.600.000 votaron nulo, mientras que 165.000 personas votaron en blanco, según los datos oficiales de la Comisión Nacional Electoral (CNE). 

Palmira Chavero, profesora investigadora en FLACSO Ecuador y experta en Comunicación Política explica: “Lo que hemos visto en algunas encuestas y lo que es probable que veamos cuando tengamos más datos, es que en realidad no han votado nulo”. Y agrega que “mucho de ese voto indígena se ha ido con Lasso. No ha sido un voto nulo real, de hecho, el propio binomio de Yaku Pérez, la que era candidata a la vicepresidencia con él, dijo que iba a votar por Lasso. Y lo que vemos en los datos es eso, que una gran parte de ese voto, sobre todo en la provincia donde está el indigenismo más fuerte, ha votado por Guillermo Lasso”. 

Al cierre de los comicios, alrededor de las 17, las cifras de la encuestadora Exit Poll Cedatos dieron ventaja a Lasso con 53.24% frente a un 46.76% de Arauz. Por otra parte, como el reglamento de las encuestas a boca de urna establece que debe haber una diferencia superior al 3% entre los candidatos para publicar datos, la consultora Clima Social no pudo dar sus resultados, que estimaba con tendencia ganadora a Arauz: “En los últimos días el margen se achicó bastante, Lasso estaba entre un punto y medio y dos puntos con Andrés Arauz. De hecho, la encuestadora Clima Social que ha hecho a boca de urna hoy, no ha publicado sus resultados porque daban una diferencia de 1.6%. Por incumplimiento de la normativa no ha dado los resultados”, explica Chavero. “Entonces sí ha dado un poco de sorpresa esto, y hay una especie de shock. Obviamente que era un escenario posible, pero con la situación que tiene el país de estos cuatro años en los que Lasso ha co-gobernado con Lenín Moreno y la situación en la que está viviendo la población, es preocupante la deriva que va a tomar el país a partir de mayo”. Más tarde, la empresa de investigación de mercados Eurek también proyectaba a Lasso como eventual ganador. El candidato derechista se mantuvo durante casi toda la votación con leves puntos de ventaja. 

Otra de las cuestiones que funcionó como factor desequilibrante fue el voto de los jóvenes. A pesar de que Lasso era un candidato de 65 años, católico de tendencia conservadora y con vínculos cercanos al Opus Dei, otra de las estimaciones que realiza la experta en Comunicación Política es que Guillermo Lasso se ha concentrado en el último tiempo en interpelar, con mayor o menor éxito, a los jóvenes desde las tendencias actuales como TikTok, donde se lo ve en numerosos videos bailando, y usando zapatillas deportivas rojas, uno de los símbolos visuales de su campaña. “Lo que podemos inferir de algunos datos que hemos manejado de los resultados, es que los jóvenes se han ido con Lasso, lo cual también es un poco sorprendente. Un candidato con 65 años, con dificultades de movilidad y proponiendo lo que propone, muy lejos del espacio juvenil, no deja de sorprender”, opina, y sigue: “El tema de los zapatos rojos fue una recomendación de Durán Barba para disfrazarlo de joven. Entonces en este disfraz de joven ha aparecido con unos zapatos de deporte rojos, y con una chaqueta y unos pantalones rojos. Al debate fue sin corbata, pero cada vez que hablaba con Andrés Arauz lo tuteaba y lo trataba de muchacho, de ´tú no sabes y yo tengo mucha experiencia´. Hay como una contradicción en eso”, afirma Chavero.  

A pesar de que las elecciones generales del 7 de febrero último se vieron complicadas en términos de organización, donde podían verse colas interminables en los recintos electorales, horas de espera y en consecuencia mucha gente imposibilitada para votar, la jornada electoral de este domingo transcurrió sin mayores complicaciones. Dayana León, periodista y consultora en Comunicación Política, Género y Democracia opina: “La segunda vuelta electoral asumió en su desarrollo, en la logística y también en los temas operativos un mejor funcionamiento de lo que había pasado anteriormente en la primera vuelta electoral”. En el mismo sentido, agrega: “El CNE asumió todas las recomendaciones que se les había hecho con respecto a mejorar el proceso electoral y que fuera un proceso absolutamente transparente, y en función de esto, creo que asumieron esta crítica de diferentes actores, y pudieron mejorar sustancialmente esto. Las personas participaron con tranquilidad, no se observaron incidentes que pudieran afectar el normal desarrollo, y se respetaron las medidas de bioseguridad”. 

Ante un escenario de crisis económica y social, sumado a la extrema polarización de la población ecuatoriana, el nuevo presidente deberá enfrentarse a grandes desafíos durante su mandato. Uno de ellos será el de conseguir gobernabilidad, con una Asamblea Nacional en donde su partido tiene el menor porcentaje de representación. “El grupo parlamentario de Lasso en la Asamblea Nacional no llega al 10%. El principal grupo de asambleístas nacionales es el grupo de UNES (Unión por la Esperanza), el grupo de Andrés Arauz y Carlos Rabascall, que tienen alrededor de un 32% de la Asamblea Nacional, y hay tres partidos todavía que tienen más asambleístas que Lasso”, dice Chavero. “Entonces, en términos de gobernabilidad de los próximos años va a ser muy complicado. Además, está el problema de la deriva neoliberal que va a tomar el país, porque esto es profundizar lo que ha hecho Lenín Moreno durante estos cuatro años que ha asumido en la agenda de Lasso. Pachakutik, Izquierda Democrática e incluso el Partido Social Cristino tienen más representación que Lasso en la Asamblea. Vendrán los pactos y se viene un escenario muy complicado”, analiza Chavero. La periodista León coincide al respecto:” El próximo presidente no sólo tendrá que lidiar con un parlamento donde no existirá una única mayoría, sino una fragmentación alta por parte de los partidos y de los movimientos. Le va a tocar gobernar incluso con los que no votaron por él, con sus contradictores políticos, con sus opositores, y eso será un gran reto donde se medirá en ese momento su capacidad o no para gobernar en un país polarizado, en un país donde efectivamente llegamos a una segunda vuelta electoral con resultados bastante estrechos y eso se mantendrá hasta tanto el país no se reencuentre en objetivos mayores, en objetivos mucho más grandes como salir de la crisis sanitaria y de la crisis económica”. Agrega que hay muchos temas pendientes que preocupan a la sociedad, a los que Lasso deberá dar respuestas y soluciones reales, como son los temas de la lucha contra la corrupción. “ Lasso decía que iba a contar con una comisión internacional para esto, sin embargo, aquí en Ecuador existe la Comisión Nacional Anticorrupción, es una organización de la sociedad civil que no recibe fondos ni públicos ni privados. Sería importante ver cuál es su postura ante la sociedad civil, ante las libertades y ante los consensos. Cómo va a manejar la oposición, cómo va a manejar temas como la libertad de expresión, esos también son asuntos pendientes”, expresa León. 

La transición electoral es también otro asunto que está por definirse en esta continuación de otro gobierno neoliberal, que tiene muchas coincidencias con las políticas del actual modelo de Lenín Moreno, y que ya anunció medidas de privatización a la educación y a la salud: “Desde el primer momento en el cual ya estén firmes los resultados será necesario desarrollar un proceso de transición entre el gobierno actual y el próximo gobierno que de una estabilidad democrática, y sobre todas las cosas, donde la ciudadanía pueda conocer realmente cómo se han desarrollado estas acciones, para que tengamos un efectivo plan de vacunación, para que la reactivación económica sea bien llevada y que efectivamente se pueda ir saliendo de esta crisis por la pandemia”,  finaliza León. 

El candidato del correísmo Andrés Arauz, reconoció su derrota ante Lasso, explicando a sus seguidores que esto era para él el comienzo de una nueva etapa de reconstrucción del poder popular. Por su parte Lasso, ante sus partidarios en Guayaquil, expresó: “El 24 de mayo próximo asumiremos con responsabilidad el desafío de cambiar los destinos de nuestra patria y lograr para todos el Ecuador de oportunidades y de prosperidad que todos anhelamos”. Ecuador y el resto de América Latina quedan expectantes ante el rumbo que tomará este país, que se encuentra otro paso más lejos la igualdad social y el fortalecimiento estatal.

Latinoamérica elige su futuro

Latinoamérica elige su futuro

Este domingo 11 de abril se celebran en Perú y en Ecuador las elecciones presidenciales que definirán el rumbo de ambos países. Chile esperaba su turno de participar en las urnas el mismo día para elegir a los miembros de su Asamblea Constituyente, pero tras el anuncio del presidente Sebastián Piñera la votación se vio postergada para el mes de mayo debido al avance de la segunda ola de la pandemia. 

Tres países de la región que presentan grandes similitudes, y a la vez grandes diferencias, y que se disputan en los próximos días la sucesión de sus respectivos presidentes, congresistas y gobernadores. Estas elecciones se dan en un contexto de restricciones a la movilidad social y de confinamiento, como así también de la consecuente crisis económica, social y sanitaria generada por el coronavirus. Los conflictos sociales, los cambios constitucionales y la manipulación informativa, son sólo algunas de las cuestiones que las democracias latinoamericanas enfrentan hoy y que se pondrán en jaque ante gobiernos que detentan cada vez con más fuerza una crisis de representatividad política. 

Ecuador

Tras la proscripción de uno de los dirigentes más influyentes en la historia del país, Rafael Correa, y un presidente que está finalizando su mandato con una crisis múltiple a nivel sanitario, económico y político -Lenín Moreno-, el pasado 7 de febrero se conocieron los resultados de unas elecciones reñidas que darían como resultado una segunda vuelta con ballotage entre dos candidatos de orígenes totalmente diferentes: Andrés Arauz, postulante del correísmo, miembro de la Internacional Progresista junto a Bernie Sanders y perteneciente al partido Unión por la Esperanza (UNES), ganó con el 32.7% de los votos, mientras que Guillermo Lasso, empresario, banquero, accionista del Banco Guayaquil y fundador del Movimiento Político Creando Oportunidades (CREO) y el Partido Social Cristiano, sacó el 19.7% de los votos. En un contexto de gran incertidumbre a nivel nacional, los candidatos han estado trabajando para captar a los votantes de Yaku Pérez -del movimiento Pachakutik y representante del movimiento indígena en estas elecciones- y de Xavier Hervas de la Izquierda Democrática, responsable de los votos de la juventud ecuatoriana. La desafección política es otro punto fundamental a tener en cuenta, ya que cerca del 31% de los votos, a pesar de los 13 puntos de ventaja de Arauz en primera vuelta, fueron nulos o en blanco. “Si yo tuviese que definir con alguna palabra esta campaña, hablaría de toxicidad. Es una campaña súper tóxica donde hay varias disputas”, dice Palmira Chavero, profesora investigadora en FLACSO Ecuador, experta en Comunicación Política y PhD en Ciencias de la Comunicación y Sociología. “Hay distintos elementos que condicionan un poco la campaña desde antes de que comience la segunda vuelta oficial. Primero está el tema de la crisis, que no es sólo la del coronavirus, sino que es económica, política, sanitaria. De lo que va de pandemia van cuatro ministros de Salud. A eso se le une todo el caso de las vacunas VIP, donde básicamente el gobierno, a las pocas vacunas que ha traído, las han utilizado para inmunizar a los ministros, la familia, y el entorno de Lasso, por ejemplo”. Durante la campaña de la segunda vuelta abundó en el país la proliferación de fake news y ataques de desacreditación y desprestigio entre los candidatos: “Por un lado Lasso está intentando llevar la campaña con el encuadre de correísmo-anticorreísmo. Está tratando de posicionar la idea de que Andrés Arauz es Rafael Correa y por tanto esto le facilita un apego de la gente que no quiere a Correa. Mientras que Andrés Arauz está tratando de llevar la campaña por el encuadre de pasado-futuro. Es decir, Lasso es Moreno, quienes de hecho han co-gobernado. Han votado en la Asamblea Nacional juntos algunas leyes, hay una asociación entre Lasso y Moreno”, explica Chavero. “Lo que está en juego es el modelo de país, pero hay muchas cosas que embarran mucho la campaña de acusaciones, de caracterizar a Andrés Arauz como una persona mentirosa, como una persona tonta, inútil, y a Guillermo Lasso como responsable de utilizar a migrantes venezolanos que se encuentran en las calles para hablar en contra del socialismo, por ejemplo. Es una campaña súper negativa y de esa manera se oculta o no se debate sobre los problemas reales, es decir, cómo se va a vacunar a la población, qué va a pasar con la educación pública, qué va a pasar con la crisis económica, con el desempleo. La gente está muy intoxicada y el peligro de eso también es que puede acabar generando un aumento del voto nulo, porque la sensación generalizada de la gente es que está harta y que la campaña es sucia”. 

El movimiento indígena y sus tensiones internas, los movimientos de mujeres, el colectivo LGBTIQ+ y la juventud, son un gran porcentaje de la población de Ecuador, que estas dos candidaturas no terminan de interpelar, y que resultan cruciales para el resultado final de la votación. “El movimiento indígena Pachakutik tiene fuertes tensiones a la interna desde hace tiempo. Incluso la propia designación de Yaku Pérez como candidato es problemática porque las bases del movimiento indígena querían que el candidato fuera Leonidas Iza, que es uno de los líderes que tuvo más protagonismo en las protestas de octubre de 2019”, explica Chavero. “Después de la primera vuelta Perez se reunió con Guillermo Lasso, y hubo unos acercamientos que en realidad ya eran previos, porque Pérez no es un candidato de izquierda, él tiene vínculos con la derecha, con la élite. Después, el movimiento Pachakutik decidió llamar al voto nulo, y esa es la propuesta oficial. Pero Pachakutik y la élite de la CONAIE (Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador) están más cerca de Lasso, y las bases están más cerca de Andrés Arauz. Entonces ahí hay una primera ruptura que te está diciendo que no va a haber un voto homogéneo”.

 Arauz, por su parte, es un candidato más cercano a las políticas sociales y a la presencia del Estado en materia de garantías de derechos, a diferencia de la agenda neoliberal que plantea Lasso, quien además posee vínculos cercanos al Opus Dei. Dayana León, consultora en Comunicación Política, Género y Democracia, periodista y máster en Ciencias Sociales por FLACSO Ecuador agrega que “Arauz tiene algunas propuestas para las mujeres, como la creación de la Secretaría de las Mujeres y la Igualdad”. Y agrega: “Lasso también ha planteado sus iniciativas, yo misma le consulté qué iba a pasar con respecto a su postura con el aborto y la institucionalidad de género en el país, y yo no creo que él tenga muy claro cómo se maneja todo esto. Yo creo que está yendo al tema de captar votos, de dar un discurso que pueda llegar a la población LGBTI pero no termina por tener una política real de género en su discurso. Una política de género no es decir vamos a tomar en cuenta a la mujer: las mujeres ya somos las protagonistas del desarrollo del país. Ahora estamos en un momento donde debemos impulsar el género en el desarrollo, estamos en la última década para cumplir con los objetivos de desarrollo sostenibles. En ese ámbito Arauz puede tener una mayor representatividad en cuanto a su articulación, porque está planteando una Secretaría de la Mujer, pero no termina tampoco de concretar temas en la agenda política del movimiento feminista, de las personas LGBT, no hablan de la niñez trans, no hablan de la despenalización del aborto en casos de violación de manera contundente. Recordemos que en el Ecuador en el año 2013 cuando el bloque de Correa era mayoría en la Asamblea Nacional, sancionaron a cinco legisladoras de su bloque por plantear el tema del aborto en casos de violación. No existe una postura crítica al respecto. Lo que sí hay en la candidatura de Arauz y que no vi en las propuestas de Lasso, es un gabinete paritario”, describe León. 

Las predicciones de las encuestadoras han arrojado resultados muy ajustados durante los últimos días entre Guillermo Lasso y Andrés Arauz. Este domingo en el Ecuador, cualquiera de los dos candidatos puede ser el ganador: “La tendencia que mantenía a Arauz como ganador es una tendencia que se ha estancado, mientras que el candidato Guillermo Lasso ha incrementado sus posibilidades de captar aquellos votos como el voto nulo, y ha ampliado su cadena y su red de aliados estratégicos. Los resultados están absolutamente ajustados, los pronósticos electorales dieron una diferencia muy mínima entre los dos candidatos, incluso hasta se habló de un empate técnico”, explica la periodista Dayana León. “Siempre está la sombra del fraude, y siempre está la sombra también de la no aceptabilidad de la derrota, eso ya lo vimos en la primera vuelta electoral. El error que el Consejo Nacional Electoral cometió, fue tener un conteo rápido donde dio primero a un ganador y luego en segundo lugar después de las dos horas dio a otro ganador. Toda esta ilegitimidad que se ha venido dando abona a que precisamente exista este sentimiento y esta percepción en la ciudadanía de un proceso electoral que no ha estado bien, que no ha estado a la altura de lo que los ecuatorianos se merecen”, explica, y sigue: “Ahora mismo existen hasta empates técnicos, y para eso el CNE tiene que dar muchísimas certezas, y por otro lado las organizaciones políticas deben hacer un efectivo control político electoral. El proceso de capacitación a las Juntas Receptoras del Voto debe incrementarse por parte del CNE para que exista la menor cantidad de inconsistencias numéricas posibles”, finaliza Dayana León.

La polarización política, la fragmentación dentro de la sociedad como así también los conflictos internos entre los partidos y los movimientos sociales, sumados a la manipulación informativa y las estrategias de desacreditación de los candidatos a ballotage, son sólo algunas de las cuestiones que Ecuador enfrenta de cara a las elecciones este 11 de abril. La sociedad ecuatoriana y sus dirigentes políticos deberán concentrarse en llevar a cabo de la mejor manera posible unas elecciones que se encuentran enrarecidas desde antes de empezar, y cuyo desenlace definirá qué modelo de país observaremos en el país vecino.    

Perú

El país andino también buscará este domingo al sucesor del actual presidente, Francisco Sagasti. Elegido por un Congreso desesperado ante las revueltas sociales de noviembre, Sagasti asumió luego de la vacancia de Martín Vizcarra y del descontento generalizado por la posterior asunción y rápida renuncia de Manuel Merino. Si bien las calles el año pasado vivieron un alto grado de politización, hoy el panorama que reina en Perú es de apatía y desinterés social. Con menos de un 13% de intención de voto, la sociedad tiene una confianza muy débil en la dirigencia peruana donde abundan las artimañas políticas y las denuncias por corrupción. A diferencia de Ecuador que va por la segunda, Perú disputa este domingo la primera vuelta entre 18 candidatos, de los cuales se espera que pasen seis a segunda vuelta: por un lado, la candidata de izquierda del partido Juntos por el Perú, Verónika Mendoza, que comparte un 9% de la intención de voto junto al derechista Hernando de Soto; Yohny Lescano, el candidato centroderechista de Acción Popular, quien lidera los sondeos con un 10% de los votos. Le siguen con un 8% el ex futbolista George Forsyth, del partido de centroderecha Victoria Nacional; y la tres veces candidata e hija del dictador Alberto Fujimori, Keiko Fujimori por el partido Fuerza Popular. En último lugar se encuentra con un 6% de los votos, el único contrincante de la izquierdista Verónika Mendoza, Pedro Castillo. 

El próximo 11 de abril se vivirá en Perú una de las elecciones más fraccionadas de la historia del país, donde no sólo votarán al sucesor de Sagasti, sino que también se renovarán los 130 miembros del Congreso. El pueblo peruano confía que ante este horizonte tan heterogéneo se pase a una segunda vuelta. Mientras tanto, la misma sociedad que apenas cinco meses atrás marchó por una nueva Constitución, hoy tiene ciertas reticencias a la participación democrática: “La población no quiere saber absolutamente nada de la política, todos piensan que somos iguales. La población está golpeada, si bien hay cierta politización, los medios de comunicación no ayudan mucho tampoco porque respaldan bastante a la derecha y a la ultraderecha”, dice Flor Nolasco Pantoja, coordinadora del Comité de la Victoria del Movimiento Nuevo Perú en Lima. De todos los candidatos, sólo dos son de la izquierda progresista: Mendoza y Castillo. Ambos plantean en sus propuestas la modificación de la Constitución heredada de Fujimori, vigente desde 1993, aunque tienen algunas diferencias discursivas: “En el Perú existen dos sectores de izquierda, uno con Verónika y otro con Pedro Castillo. A estas alturas Verónika se disputa y pasará raspando a segunda vuelta, aunque Pedro Castillo sea el que tenga protagonismo en los sectores populares y sociales por sus propuestas definidas con el cambio de régimen por una nueva Constitución”, explica Nolasco Pantoja. “Él sí se ha definido bien, a diferencia de Verónika Mendoza, quien se enfoca como una socialdemócrata. Castillo busca un cambio de régimen partiendo de una nueva Constitución pluricultural y plurinacional. A pesar de eso, Mendoza es quien tiene las chances de ganar”. 

Por otro lado, entre los cuatro candidatos derechistas también se encuentra Keiko Fujimori, imputada por corrupción en la causa Odebrecht por recibir dinero para financiar su campaña en 2011. Fujimori pasó más de un año de cárcel preventiva, fue liberada tras una apelación y en 2020 volvió a estar encerrada por cinco meses. A causa de la pandemia, hoy se encuentra en libertad y se presenta por tercera vez como candidata a presidenta, sin grandes perspectivas: “La candidata Keiko Fujimori está con un proceso que todavía no se define, está con un nivel bajo en Perú, no se estima ni siquiera que llegue a segunda vuelta. Está muy marginada por los niveles de corrupción que han venido atravesando a nuestro país y todos los candidatos de la derecha y la ultraderecha se encuentran debilitados”, explica Flor. Según la coordinadora del MNP Lima, se está viviendo una disputa histórica entre la izquierda y la ultraderecha. “Estamos en un modelo continuista que quiere seguir postergando los derechos laborales de los trabajadores sosteniendo el modelo neoliberal, defendiendo la Constitución del 93. Pero no se esperaba el surgimiento de una izquierda renovada, y programática con ejes bien firmes para la transformación social”. 

Al igual que Chile y Ecuador, como así también varios países en América Latina, Perú se encuentra en este momento en una situación crítica debido a la pandemia por el Covid-19. Con la segunda ola arrasando a la sociedad, el pueblo peruano se encuentra confinado en gran parte del país: “Esta pandemia no nos ha permitido llegar hacia un gran sector de la población, ha habido muchas restricciones y los compañeros tienen mucho temor a contagiarse. Ya no se encuentra una cama en ningún punto del país, ya hace varias semanas que los pacientes están muriendo en sus domicilios, es un caso precario, extremo, eso es lo que se vive acá en Perú”, finaliza Nolasco Pantoja. Las elecciones acá, al igual que en Chile y Ecuador, se verán afectadas por las restricciones a la movilidad y la crisis económica que atraviesa a toda la región. 

Chile

Ante el histórico plebiscito del 25 octubre de 2020, donde el pueblo chileno decidió ponerle fin a la constitución del dictador Augusto Pinochet, el país se encontraba cercano a unas elecciones cruciales que definirían no sólo los gobernadores, alcaldes y concejales, sino también los 155 representantes de la nueva Asamblea Constituyente, que tendrá por primera vez paridad de género, representación territorial y plurinacionalidad. Pero hace dos semanas el gobierno del presidente Sebastián Piñera anunció que las mismas van a ser postergadas para mayo, debido al rápido aumento de los casos de Covid-19 en el país. Un 96% de ocupación de las camas de terapia intensiva y una crisis social tajante preocupan no sólo a Piñera, sino también a gran parte de la población. 

Pablo Monje-Reyes, magíster en Gestión y Políticas Públicas por la Universidad de Chile habló en esta oportunidad con ANCCOM al respecto: “Tenemos picos más altos que la primera ola de julio del año pasado, estamos hablando de casi 7.000 y 8.000 contagios diarios. Un detalle importante es que se están haciendo una mayor cantidad de exámenes: mientras que en junio del año pasado se hacían 20.000 exámenes diarios, ahora se están haciendo 70.000 por día, lo cual te amplía la cantidad de gente que vas a encontrar en el sistema de contagio. Pero el dato más importante, y que es fundamental, es que el sistema hospitalario chileno está, en el área de uso de camas de tratamiento intensivo, en el 96% de ocupación y se está pidiendo que las clínicas privadas abran plazas”, comenta. “La tasa de fallecimiento también es otra cuestión. Están falleciendo por causa COVID del orden de 100 a 120 personas diarias”.  Monje-Reyes opina que, a raíz de la postergación de las elecciones, hay no sólo una variable sanitaria y económica, imposible de ignorar, sino también una variable política en esta decisión: “Aquí está gobernando la derecha, los que tienen más oportunidades, los que se han formado más, los que tienen más educación, los que tienen a disponibilidad toda la información por parte de las universidades de sectores conservadores. Y que no hayan dado cuenta de la experiencia europea cuando decidieron abrir el turismo, sabiendo que venía una elección tan importante como la de gobernadores regionales, alcaldes, concejales y convencionales constituyentes, ahí es donde yo creo que está la matriz principal del debate político: que no hayan pensado -no en términos maquiavélicos sino en términos de resguardar sus intereses- en manejar la pandemia”, sigue Monje-Reyes. “Porque la pandemia tiene su sesgo de clase: son los que primero accedieron a las vacunas, no tienen las altas tasas de contagios de los sectores populares y obreros porque no utilizan los sistemas de aglomeración de las ciudades, como el transporte público”.

El rechazo del cambio constitucional por parte de los sectores conservadores fue de apenas un 28% por sobre el 72% de los chilenos que dijeron sí a la nueva Asamblea. Esto se ve traducido hoy en un pánico de la derecha por perder su porcentaje de participación en las decisiones legislativas. “Hay una tasa de conspiración en esta decisión porque nadie puede decir que estas personas no sepan leer los números. Saben leer muy bien los números de las finanzas, pero no saben leer los números de la pandemia. Podrían justificarse por ahí, pero no están haciendo ningún análisis crítico, no están mirando cómo se mueven las tendencias”, sigue el magíster en Gestión y Políticas Públicas. “Creo que efectivamente la derecha aquí ha jugado un rol político muy potente en el manejo de la pandemia, tienen un objetivo político a un temor real, que es en definitiva la elección de Convencionales para el debate de la Constitución, donde ellos hubiesen perdido”.

En estas elecciones que estaban preparadas para el 10 y 11 de abril y que finalmente se darán los días 15 y 16 de mayo, se presentaron 79 listas en todo el país, incluyendo las listas de los independientes. 17 escaños de los 155 de la Asamblea, irán destinados a los pueblos originarios. La heterogeneidad social se ve reflejada tanto en los números como en la diversidad de partidos políticos: “La gente tiene un alto nivel de desconfianza al sistema de partidos políticos”, sigue Reyes, “y eso significa desde mi perspectiva que se haya generado una diáspora muy grande de listas. Se presentan siete partidos de la derecha, que tienen el mérito de que logran conformar una lista única. En cambio, hay tres bloques de izquierda: el Partido Humanista; el Partido Comunista y aliados, que también es el segundo bloque mayoritario; y los antiguos partidos de la Concertación, que es el bloque socialdemócrata y socialcristiano. Más una gran acumulación de listas de independientes, que tienen listas regionales y nacionales”. En este marco, el debate en la Constituyente tendrá resultados interesantes, al no tener ninguno de los partidos que puedan conseguir escaños una mayoría efectiva. 

Ante una crisis sanitaria por la pandemia que no está teniendo respuestas, una crisis social y económica con grandes tasas de desempleo y nuevas restricciones en la movilidad social y confinamiento en varias regiones, el escenario chileno se perfila con grandes dificultades para enfrentar estas elecciones, que pueden llegar a ser aplazadas nuevamente. “En este escenario la gente ni siquiera va a tener recursos para movilizarse, ese es el problema de fondo. Porque si nosotros tenemos una situación en la cual no tenemos cómo resolver los ingresos mínimos para que las personas puedan primero comer, segundo movilizarse e ir a un lugar de votación, ese va a ser un problema”, advierte Reyes. “Se aplazaron por un mes las elecciones, y todos los informes indican que a esa fecha todavía vamos a estar en una situación de pandemia todavía muy grave, muy delicada. Eso tiene un impacto porque puede generar una crisis de democracia, la tasa de participación va a ser bastante más baja si es que tu no garantizas como Estado que la gente tenga un ingreso de emergencia. Desde el punto de vista analítico, cuando tú no tienes respuestas económicas, cuando no das respuestas políticas y no das respuestas de salud pública a la situación que se está viviendo, ¿qué es lo que tienes en definitiva? Una crisis de legitimidad del Estado”, finaliza Pablo Monje-Reyes. 

“Después de la aprobación, va a haber mucha adversidad pero también mucha supervisión y denuncia”

“Después de la aprobación, va a haber mucha adversidad pero también mucha supervisión y denuncia”

 

El aborto clandestino es la primera causa de muerte materna en Argentina. Se realizan entre 350.000 y 522.000 abortos inseguros cada año. Estas son cifras que el Ministerio de las Mujeres, Género y Diversidad estima acerca de la ilegalidad de una práctica que conlleva la hospitalización de 40.000 mujeres, y la muerte de 47 mujeres al año en nuestro país. La lucha por la despenalización del aborto es un reclamo histórico que los colectivos feministas reivindican desde hace décadas, antes de que la marea verde y el Ni Una Menos se convirtieran en parte obligada de la agenda política y social desde el año 2015. 

Dora Barrancos es investigadora, socióloga e historiadora feminista. Formó parte durante los últimos años del directorio del CONICET, y actualmente es asesora presidencial ad honorem. Su constante lucha por la igualdad de género, y en particular por la despenalización del aborto, la convirtió en una figura de referencia para los colectivos feministas. Y, como muchas, espera que este martes 29 se transforme en una victoria crucial en la conquista por los derechos de las mujeres. 

“Ya en los 80, recuperada la democracia, había cierta decisión respecto de poner alto en la agenda la cuestión del aborto. Los Encuentros de Mujeres no eran todavía sistemáticos. Hay una figura que es muy central en esta historia, Dora Coledesky. Es fundacional. Ella era médica, se había exiliado en Francia, vuelve a la Argentina y acá su feminismo fue completamente focalizado en la conquista del aborto. Así que Dora es una de las vanguardias”, cuenta Barrancos. 

Dora Coledesky fue abogada, militante feminista, obrera textil y sindicalista argentina. Fue la creadora de la Comisión por el Derecho al Aborto, que permitió que el asunto cobrara protagonismo desde una perspectiva de salud y de políticas sobre los cuerpos, y que se impulsara una nueva ley en Argentina. “Además, en los años finales de los 90, estaba el Foro por los Derechos Sexuales y Reproductivos que todavía existe y que tuvo bastante envergadura”, sigue historizando Barrancos. “Ese Foro también tenía una centralidad conceptual en la lucha por el aborto. Era la lucha por los anticonceptivos y la lucha por el aborto. Sobre todo durante los 90 se irradiaron campañas, algunas de ellas me acuerdo muy perfectamente, porque se hacían sobre todo en Callao y Rivadavia, lugar emblemático, donde no solamente participaba Dora sino también otras compañeras que la secundaban, como Ana Cacopardo, Liliana Chiernajowsky y Cecilia Lipszyc”. 

 

Si bien el Foro no era el único bastión por ese entonces, tenía una centralidad importante. Barrancos recuerda que estas campañas, en las que ella y sus compañeras participaban de forma sistemática sobre todo en la última mitad de los años 90, se llevaban a cabo en puntos emblemáticos de la Ciudad de Buenos Aires como Florida y Diagonal. “Eran movilizaciones muy esmirriadas, yo recuerdo que íbamos treinta mujeres con toda la furia. Era un feminismo muy entrañado conceptualmente, no estábamos frente a los feminismos derramados de hoy día. Estábamos en fórmulas todavía acotadas. Sin embargo, eran muy vibrantes esos encuentros que teníamos de militantes, así que nos esparcíamos en el eje de Florida y Diagonal y hacíamos entrega de panfletos. No había bandera verde ni nada por el estilo en ese momento”, sigue. 

Barrancos considera que la creación de los talleres sobre aborto que se comenzaron a dar tiempo después en los Encuentros de Mujere, fueron fundamental para la sistematicidad del movimiento, y que tomó fuerzas más adelante con la creación de la Campaña por el Aborto Legal, que cumple hoy 15 años: “En 2004 se tomó la decisión de abigarrar un movimiento, que fue el de la Campaña. Y en el 2005 se constituyó. De ahí, yo creo que fue hegemonizando cada vez más el escenario de las luchas por el aborto, y que por otra parte tomó la iniciativa de presentar los proyectos al Congreso. De modo que esta es la oportunidad del año. Es la octava vez que se presenta el proyecto, y la Campaña no estuvo ausente nunca en su presentación”. Dora forma parte de uno de los quinientos grupos que la apoyan. Hoy, desde su lugar de asesora presidencial, se focaliza en concentrar toda la energía posible para que este derecho pendiente sea ley en nuestro país, sabiendo incluso que se implementará con ciertas dificultades: “Va a haber muchas adversidades. Primero, el tono airado de los objetores institucionales. Y va a haber, seguramente, una acumulación de pedidos de inconstitucionalidad de la ley. Ya lo podemos conjeturar. Luego, cuando finalmente se superen estas cuestiones, va a haber obstáculos a las personas. Va a haber obstaculizaciones en algunos lugares de manera más ominosa, en otros con posibilidades de sortear esas dificultades”, analiza. “Pero también va a haber sin dudas un gran clima de denuncia. Las feministas en cualquier lugar van a estar con una atención tremenda. Así que va a haber mucha adversidad pero también va a haber mucha supervisión, mucha denuncia, ya que los obstáculos arrecian”. 

Si bien el movimiento por el aborto legal tuvo su punto de inflexión en el 2018 con la media sanción del proyecto de ley en el Congreso, el movimiento de Ni Una Menos que viene desde 2015 a denunciar los femicidios y la violencia patriarcal, está indudablemente ligado al reclamo de los feminismos en Argentina: “Han sido fuerzas, movimientos sinergiales. Primero, porque participan las mujeres del Ni Una Menos de manera fundamental en la vida feminista. Entonces ha habido ahí una simbiosis completa. Cada manifestación nueva que ha hecho Ni Una Menos tiene una inclusión expresa de la Ley de Aborto. Hay una conjunción completa, una mismidad. Más allá de que la Campaña se ha especializado desde ya en este fundamental recurso, en este fundamental derecho, y Ni Una Menos tiene un eje en la violencia, el aborto forma también parte del paisaje de las violencias, es una parte de las violencias machistas”, prosigue Dora, que ve al movimiento Ni Una Menos con una proyección planetaria: “En este momento hay un sacudimiento en Europa y un reverbero de propuestas feministas que tienen muchísimo que ver con los alcances del movimiento Ni Una Menos allá. Hay una vuelta a despertar intensa del movimiento feminista en Europa, gracias a las circunstancias latinoamericanas en las que habla muy alto lo ocurrido en Argentina”. Si bien Argentina se perfila como uno de los países con más vigor en la lucha por la igualdad de género, otras naciones latinoamericamos también forman parte de este derrame feminista popular: “Los movimientos más intensos creo que hoy están en Chile y México. Son dos países donde hay mucha extensión, mucha movilización abigarrada feminista popular. Y luego Brasil está con esas circunstancias penosas de un gobierno antifeminista, antidiversidad, entonces es un poco más difícil la cuestión. Desde luego, en Uruguay el feminismo es popular. Bolivia también se podría considerar. Pero Chile, particularmente, viene con mucha agitación y mucha presencia, y no sólo a propósito de las movilizaciones que tienen que ver con los feminismos, sino con las que tienen que ver con la política en general, con el rumbo de la política en Chile”.  

Con media sanción del proyecto, aprobada el 11 de diciembre último por la Cámara de Diputados, la votación de este martes en Senadores que discutirá no sólo la Interrupción Voluntaria del Embarazo sino también la Ley de los Mil Días, espera ser una jornada reñida entre quienes están a favor de la legalización, quienes están en contra, y el puñado de indecisos será crucial para la aprobación de este derecho de reivindicación histórica. Mientras tanto, el legado de Barrancos y sus compañeras sigue vigente, no sólo desde la Campaña que continúa presionando para que se aparuebe el proyecto, sino también desde las mujeres en las calles que siguen poniendo el cuerpo para que, más temprano que tarde, puedan decidir sobre sus vidas y sus cuerpos y para que el Estado ponga fin a los abortos clandestinos y para que finalmente sea Ley.