“Esto sucede todo el tiempo, las 24 horas, todo el año”

“Esto sucede todo el tiempo, las 24 horas, todo el año”

Primer plano de perfil de Roque Azcurraire, fotógrafo de La Garganta Poderosa, señalando con el dedo hacia arriba. De fondo se observa una bandera de La Poderosa y parte del pbelico.

Roque Azcurraire, fotógrafo de La Garganta Poderosa.

Tras dos noches de detención ilegal en la Comisaría 30, Roque Azcurraire, fotógrafo de La Garganta Poderosa, y Pablo Mónaco, activista y cuñado del reportero, fueron liberados por la jueza Carina Rodríguez y pasaron de ser sospechosos a querellantes en una causa que denuncia las torturas sufridas a manos de la Prefectura en la Villa 21-24, el sábado último. Nelson Santa Cruz, comunicador de La Garganta Poderosa, conversó con ANCCOM sobre la magnitud de este episodio, para nada aislado al que sufrieron Iván Navarro y Ezequiel Villanueva Moya en 2016, y en el contexto de un juicio histórico que recién comienza.

“El problema en sí no está en la detención de Roque y Pablo en la Comisaría, sino en el barrio”, alertó Nacho Levy, referente de La Garganta Poderosa. La última  gran persecución, tortura y hostigamiento de la Prefectura Naval Argentina en la Villa 21-24 ocurrió sobre el domicilio de la familia de Iván Navarro de 19 años, quien denunció junto a su amigo  Ezequiel Villanueva Moya, el 24 de septiembre de 2016 hechos de tortura ejercidos por la misma fuerza de seguridad.

La noche del pasado sábado 26 de mayo, dos militantes de La Poderosa fueron detenidos sin prueba de delito alguno, desde adentro de sus domicilios. Antes habían intentado frenar los golpes de la Prefectura a unos adolescentes que venían siendo hostigados por las fuerzas en su viaje en el colectivo 70 – la línea que pasa por la puerta de la casa de Iván y de Roque- y  hasta llegar al  domicilio de la calle Iriarte al 3500. Una vez maniatados, ya en la garita de la esquina Pedro de Luján y Luna, Roque y Pablo fueron torturados con el “levantamuertos” (gas pimienta en los ojos de la persona inmovilizada); mientras que Jessica – hermana de Roque y novia de Pablo- fue secuestrada y  abusada por Prefectura. La “pasearon” en el patrullero por el barrio sin dar información de dónde se encontraba durante 50 minutos.

Prefectos con armas y escudos en cordón en la villa.

Roque Azcurraire y Pablo Mónaco pasaron de ser sospechosos a querellantes en una causa que denuncia las torturas sufridas a manos de la Prefectura en la Villa 21-24.

¿Cómo sucede que en menos de una semana, Roque y Pablo pasan de estar detenidos a ser querellantes?

Nelson Santa Cruz: Roque y Pablo pasaron por situaciones muy similares a las de Iván y Ezequiel en septiembre de 2016. Estuvieron en la comisaría durante dos días sin ninguna causa, sin ningún proceso legal, y previamente habían sido secuestrados, torturados, golpeados, verdugueados, no solamente física, sino también psicológicamente. Entonces, qué mejor que ellos, vecinos de los barrios para poder dar cuenta de la situación de violencia que atravesaron este fin de semana, pero también por la que atravesaron toda la vida en el territorio. Roque y Pablo pueden encarnar esta querella y denunciar qué es lo que sucede desde el punto de vista de un vecino de la 21-24. Esto implica aportar desde el sufrimiento cotidiano y desde la experiencia personal de los militantes de La Poderosa. Implica decirle a la justicia que esto sucede todo el tiempo, las 24 horas, todo el año en todos los rincones del país, en toda Latinoamérica. Entonces, es en este sentido que pasan a hacer de encarcelados a ser querellantes.

¿Cómo sigue la situación de cara a la declaración del padre de Iván Navarro el próximo viernes, luego de lo ocurrido esta semana?

Iván y su papá son compañeros a los que estamos tratando de cuidar mucho de manera colectiva. No están solos. Hay una contención de todas las asambleas de Capital Federal. Por supuesto, estamos en estado de alerta para que la represión no vuelva a suceder. Estamos cuidando mucho a las familias de Iván, de Ezequiel; a los de Roque: Pablo, Jessica y Silvia. Nos encontramos en contacto directo porque entendemos que puede suceder cualquier cosa. Ya no podemos esperar nada diferente de las fuerzas de seguridad. La situación es esa, en estado de alerta pero con mucha fuerza para poder afrontar lo que se viene el día viernes.

¿Por qué consideran que el juicio oral iniciado hace dos semanas es histórico?

El juicio oral arrancó hace dos viernes. Iván y Ezequiel ya declararon pero también hay muchos testigos que están en el proceso de declarar: padres, familiares y demás. Es un juicio oral e histórico porque esta vez los villeros pobres, no solo son querellantes en nombre de otros vecinos, sino también por la experiencia terrible que debieron pasar –  en este caso son Pablo y Roque -. Esta vez, los villeros, los negros, los siempre discriminados, estigmatizados y marginados, junto a la Unidad Vecinal, y un movimiento territorial están procesando a seis prefectos. Este poder popular va a seguir luchando hasta que estén detrás de las rejas.

Personas con guardapolvos y remeras de La Poderosa gritando y alzando los brazos en marcha.

“El problema en sí no está en la detención de Roque y Pablo en la Comisaría, sino en el barrio”, alertó Nacho Levy, referente de La Garganta Poderosa.

“Esto marca de alguna forma un precedente”, describe Nelson y asegura que antes que las fuerzas vuelvan a maltratar o a  torturar a otro vecino, pibe o piba, espera que las fuerzas de seguridad “no solamente lo tenga que pensar dos veces, sino tantas veces como sea necesario, porque ante el abandono del Estado siempre desde abajo nos vamos a estar organizando”. Mañana, viernes 1 de junio, continúa el juicio contra los prefectos que torturaron hace dos años a Iván y Ezequiel. La Garganta Poderosa convoca junto a organizaciones de derechos humanos “con Nora Cortiñas a la cabeza- agradece Nelson- curas, maestras y maestros villeros; partidos, sindicatos y vecinos” a marchar y acompañar al papá de Iván Navarro en su primera declaración en el juicio oral e histórico a las 8 de la mañana en Iriarte al 3500, frente a La Casa de la Cultura, en la Villa 21 24.

“Hoy el Estado mata pibes”

“Hoy el Estado mata pibes”

“Acá en el barrio han pasado miles de cosas y han pasado siempre”, explica Marcos Candelino, docente y militante de Villa Soldati. Vecino de toda la vida, vivió sus primeros años en los monoblocks, la zona en donde un policía de la Federal, Pablo Emiliano Sueldo, mató fuera de servicio, a Dylan Alejandro López de 15 años, mientras manejaba un UBER el 8 de mayo pasado, justo el Día Contra la Violencia Institucional.

Elizabeth Gómez Alcorta, la abogada que comunicó y denunció el hecho, explica en diálogo con ANCCOM que la problemática de la violencia institucional entra en relación con las prácticas deficitarias de la justicia y de los agentes de las fuerzas policiales. Candelino cuenta cómo eso opera en los propios vecinos: “Nosotros que pateamos el barrio todos los días, sabemos poco y nada, incluso no hemos podido contactar a la familia. Habitualmente las familias callan”, aclara.

Tres adolescentes, dos chicos jugando con una pelota y una chica sentada sobre una mesa de cemento. De fondo se observan los monoblocks.

“Acá en el barrio han pasado miles de cosas y han pasado siempre” dice Candelino, docente y militante de Villa Soldati.

Para señalar dónde ocurrió el asesinato de Dylan López un vecino de Soldati señala estratégicamente la Avenida Mariano Acosta el límite que separa “las casas” de “los monoblocks”. El complejo habitacional, hoy pintado y enrejado, es estigmatizado por los propios vecinos de Soldati. Marcos observa: “Hay dos discursos enormes que intentan calar muy profundo en las conciencias de las personas. El primero tiene que ver con esa idea de inseguridad. Hay un grupo de vecinos que participan de las ‘Mesas de Seguridad’ con un discurso hiperfascista en donde todo lo que tenga que ver con los monoblocks tiene que ser exterminado”, sostiene. Allá por el año 2011, llegó Gendarmería al barrio. Candelino recuerda: “Desfilaban por Mariano Acosta con armas de calibre gruesísimo. Iba uno en la camioneta y otro atrás con la ametralladora. Causaba un efecto intimidante.”

Candelino es docente de la sede Fines de Soldati, advierte desde el vamos: “Siempre desde la cuestión intelectual uno tiene que blanquear desde dónde piensa y desde dónde habla”. Comenzó a trabajar los barrios desde joven en el Partido de San Martín, más precisamente en el barrio Martín Fierro, luego de meterse al seminario del Instituto católico Leonardo Murialdo: “Es raro. Yo iba a ser cura. Dentro de mi universo era la opción más radical que había. Me metí porque quería hacer trabajo en villas. Pensá que tenía 18 años y era marzo de 2002. El hambre se sentía y mucho.” Esa fue su primera experiencia de militancia. Cuando salió del seminario, se lanzó a un viaje por Latinoamérica para conocer la “América profunda”, dice. En el 2010, cuando regresó al  país, se abrió un local de La Cámpora al lado de su casa. Entonces comenzó su militancia en ese espacio.

Mural pintado sobre monoblock.

El complejo habitacional, hoy pintado y enrejado, es estigmatizado por los propios vecinos de Soldati.

Qué pasa en el barrio

Candelino lleva puesta una campera de River Plate. Pero el club de fútbol de Soldati es Sacachispas, que el próximo 17 de octubre cumple 70 años. Para septiembre, un mes después, el barrio celebrará 110 años de vida. La charla transcurre en el Instituto Cristo Obrero en la semana de mayo. Actualmente, allí se cede un espacio para que el Fines continúe en Soldati. Hoy, el Plan para terminar el secundario cuenta con al menos 100 estudiantes de entre 18 y 70 años. Dos de ellos explicaron para ANCCOM cómo se vive la violencia institucional en Soldati. “Hoy tiran a matar. No apaciguan las cosas. Si estás de madrugada y te ven en una secuencia rara, o no les paraste o te ven corriendo, te tiran”, describe Santiago Ocampo. Elizabeth Gómez Alcorta, abogada defensora de los derechos humanos, analiza el recrudecimiento de la violencia en los barrios: “Hay ciertos patrones que se vienen repitiendo que por lo general son los usuales: la alta intervención de miembros de las fuerzas de seguridad fuera de servicio, la utilización de las armas reglamentarias y también, recientemente, un aumento de la letalidad”.

En el marco del Día contra la Violencia Institucional, el mismo día en que asesinaron Dylan,  el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) emitió un informe en el que muestra que en el último año no hubo un aumento significativo de hechos de violencia institucional, pero sí la letalidad en las intervenciones policiales. “Eso quiere decir que como primera intervención de las fuerzas de seguridad, en vez de detener o de llevar adelante algún ejercicio de la fuerza que sea proporcional a la situación que suele encontrar a una persona o al propio agente, la primera intervención es utilizar la fuerza de un modo letal”, señala Gómez Alcorta.

Chicas jugando al jockey.

En septiembre el barrio cumplirá 110 años de vida.

Para Santiago, quien se crió en Soldati desde los cuatros años, el barrio “está más calmado en comparación a otros años”, desde que llegó Gendarmería. Según Micaela, su compañera: “Cuando vinieron los gendarmes también estaba movido. Después se calmó, porque si veían a algún pibe consumiendo algo ya se lo hacían tragar, no les importaba nada.” Santiago amplía: “Tenías un cigarrillo de marihuana y te lo hacían comer. Y esa acción es muy agresiva. Es tratar de eliminar lo que está mal lo más rápido posible. Pero no se fijan en los vendedores, se fijan en los consumidores. Hay muchos vendedores”.

Elizabeth Gómez Alcorta sostiene: “La violencia institucional es una práctica estructural en nuestra sociedad, centralmente practicada por miembros de las fuerzas de seguridad. No hay duda que a partir de estos dos años del gobierno de Cambiemos se lleva adelante una clara política discursiva no solo, de no repudiar ni criminalizar este tipo de hechos, sino muy por el contrario, de avalarlos.” En este sentido, Marcos Candelino reflexiona sobre el rol del Estado en relación a la violencia institucional: “El Estado siempre es el Leviatán. El tema es si está ahí para garantizar un derecho o si el Estado está ahí para garantizar los derechos de otros a costa tuya”. En el caso de las fuerzas de seguridad en los barrios, Candelino tiene su punto de vista: “Cuando un gobierno como el macrista pone las fuerzas del Estado en un barrio como Soldati no lo hace para garantizar la seguridad de los vecinos sino para controlarlos, para ejercer la ¿legítima represión del Estado? Lo pregunto porque yo dudo enormemente que sea legítimo. El uso de la fuerza en estas problemáticas, o desde el propio Estado, está ligado a cuestiones socioeconómicas y eso ya de por  sí lo deslegitimiza. En Soldati, la violencia tiene que ver con una cuestión económica. Es directamente proporcional. A menores recursos mayor violencia”.

Imagen de los monoblocks y autos estacionados.

La problemática de la violencia institucional entra en relación directa con las prácticas deficitarias de la justicia y de las fuerzas policiales.

“Lo que me pregunto es por qué estaba manejando un UBER. La policía tiene un montón de adicionales. No sé. Claramente hay toda una idea de profesionalización de las fuerzas de seguridad donde parece que se trata solo de la guita. Siempre me pregunté lo que pasa dentro de la formación de los policías”. En este sentido, Marcos repasa el intento de democratización que se había intentado al interior de las fuerzas: “Se había empezado a democratizar ese tipo de cuestiones. Muchos antropólogos se dedicaron a estudiar el currículo de formación de la policía y se sostiene que eso fue un proceso primero, que llevaba muchísimo tiempo, y segundo que fue un proceso que se detuvo con la llegada del macrismo al poder político. El Estado siempre es el Estado, pero puede desafectar de la fuerza y sancionar, como lo hizo en su momento con el gendarme Carancho (el gendarme que simuló que lo atropellaban en una protesta)”.

Sobre el caso de Dylan Marcos reflexiona: “Yo no sé si este gatillo fácil es resultado de lo que mal llamaron la doctrina Chocobar, pero sí que es un comportamiento alentado desde el gobierno, claramente. Y ese gobierno es el Estado. Hoy el Estado mata pibes”.

Se observan desde lejos los monoblocks, desde la avenida con autos estacionados.

El CELS muestra que en el último año hubo un aumento significativo de la letalidad en las intervenciones policiales.

Resistir a Fondo

Resistir a Fondo

Este 25 de Mayo “La patria está en peligro” advierte una de las consignas que más resuena para rechazar las políticas de ajuste del gobierno nacional y  la vuelta al Fondo Monetario Internacional (FMI). Convocaron y asistieron al acto en la avenida 9 de julio figuras del arte y la cultura popular como Gerardo Romano, Teresa Parodi, Lola Berthet, Pablo Echarri, Juan Palomino. También acompañaron periodistas e  intelectuales como Horacio Verbitsky y Horacio González; los referentes gremiales Hugo Yasky (CTA); Sonia Alesso (CTERA); Roberto Baradel (SUTEBA); Pablo Moyano (Camioneros), Sergio Palazzo titular de la Asociación Bancaria y Daniel Catalano de ATE Capital; políticos de la oposición como Máximo Kirchner, Daniel Filmus, Mariano Recalde,  Jorge Taiana y Axel Kicillof; Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, como Taty Almeida, Nora Cortiñas y Rosa Roisinblit; además de otros integrantes organismos de derechos humanos y organizaciones sociales y barriales.

A partir del mediodía cientos de  miles de personas comenzaron a llegar al Obelisco para escuchar el recital por el que pasaron artistas como La Bersuit, Bruno Arias, Dolores Solá con La Chicana, entre otros para repudiar la intervención del FMI en el país. “Esto se pelea desde la alegría. Que comience la fiesta”, anunció Federica Pais.  “Buenas tardes, felicidades”, saludó Francisco Rodríguez y arremetió con una chacarera “para todos y todas”. Con él, Santiago del Estero estuvo presente. Banderas de diversas agrupaciones políticas, sociales y sindicales rodeaban el escenario; una de ellas, sobre Carlos Pellegrini y Sarmiento, descansaba pequeña pero resistente: “C.N.E.A. en lucha por la soberanía energética y la autonomía tecnológica nacional”.  

Muchos de los carteles de los manifestantes eran informativos: “Cierre de 7.500 Pequeñas y Medianas Empresas por políticas de Macri”, se difundía en una pancarta. La cifra es reconocida por el titular de Asociación de Pequeñas y Medianas Empresas (Apyme), Eduardo Fernández, presente allí. A su vez, Mabel, trabajadora de 59 años a punto de jubilarse, sentada bajo un árbol explicó a ANCCOM: “Mi familia tiene trabajo pero yo hoy tengo que estar acá porque están echando gente, estamos muy mal, las tarifas vinieron muy altas, a mí me falta poco para jubilarme, y tengo miedo”.  

La ex ministra de Cultura, Teresa Parodi estuvo presente en el acto: “Vine, como vino el pueblo: a decirle no al Fondo. A decir no a las políticas de ajuste y a decir que este no es el camino para salvar a la patria. La patria está en peligro”, aseguró la cantautora.  El actor Juan Palomino, otro de convocantes, afirmó que este 25 de mayo “es un día trascendental más allá de la fecha patria”.  Y desde el colectivo de actores destacó: “Hemos roto una gran barrera, porque de alguna manera la gente de la cultura y del arte se ha corrido de ese lugar individual y meritocrático para entender que si la economía no está en beneficio de los que menos tienen, y si se carece de un ordenamiento económico para una industria nacional, es muy difícil salir para todos”.

Por su parte, el sociólogo Horacio González reflexionó para ANCCOM: “Todos estos años de resistencia acompañaron a estos años de Macri. Son años muy corroídos por una clase política nueva, originada desde un empresariado nacional que acaba firmando un pacto con el Fondo Monetario y que afecta gravemente al conjunto del sector nacional, de los trabajadores, de los estudiantes –en definitiva-  del pueblo argentino, y por lo tanto es necesario seguir resistiendo”.

En el escenario, cuando le tocó el turno a La Chicana, la banda versionó El Tesoro de los Inocentes, de Carlos “Indio” Solari. Al término de la interpretación, Dolores Solá volvió a entonar a capela como para subrayar: “Aunque te sientas mal / Si no hay amor, que no haya nada entonces, alma mía. ¡No vas a regatear! /Un hermoso día el de hoy / está para desatar nuestra tormenta”. Ante esa multitud congregada en las calles, la letra cobró otro sentido y finalizó: “Juegan a primero yo y después a también yo / Y  a las migas para mí y cierran el juego porque ya saben que el tonto nunca puede oler al diablo, vida mía”.

Recientemente, el jefe de gabinete Marcos Peña anunció que el Presupuesto para 2019 es el marco para un “gran acuerdo nacional”. La frase llamó la atención porque recuerda al Gran Acuerdo Nacional (GAN), pacto implementado por el presidente de facto, Agustín Lanusse, en 1971 para dar una salida lo más decente a las Fuerzas Armadas. Ante el hecho, Axel Kicillof, diputado nacional por Unidad Ciudadana y ex ministro de Economía, sostuvo en diálogo con ANCCOM: “Básicamente plantean el ajuste. Por eso hablan del presupuesto. Y nosotros creemos que no es esa la salida. Ya ajustaron y estamos así por cómo ajustaron”.  

Pasadas las tres de la tarde, luego del show La Bersuit, desde el escenario la actriz Paola Barrientos y el actor Osmar Nuñez leyeron el documento en rechazo al acuerdo con el Fondo Monetario Internacional y a las políticas de ajuste del gobierno nacional. Advirtieron sobre el discurso negacionista del gobierno de la Alianza Cambiemos y pidieron justicia por Santiago Maldonado y Rafael Nahuel; proclamaron la defensa de la libertad de expresión y de la democracia.

Miles y miles de personas se acercaron al Obelisco a entonar el Himno Nacional. Aplausos, lágrimas, y cánticos invadieron a cada uno de los que se acercó a celebrar el 25 de Mayo en la avenida 9 de Julio. Tampoco faltó el “hit del verano”. Antes del cierre definitivo del acto desde la calle se llamó a un paro nacional y la multitud reunida comenzó a corear: “Paro nacional/paro nacional”. Uno de ellos es Adrián, de Berazategui. Participó del acto junto a su familia y contó: “Los tarifazos nos están sacudiendo a los laburantes, y es inaudito. Sé que también están recortando cualquier cantidad de programas, como Conectar igualdad. Por eso tenemos que ir al paro, la gente tiene que darse cuenta”. Luego opinó sobre la demora de la dirigencia sindical para concretar el paro nacional: “Creo que no convocan porque si no, vuelan carpetazos. Ahora, si no se va a un paro nacional, hoy la CGT no puede decirse peronista”.

Ocho mujeres  rememoraron a ocho desaparecidas

Ocho mujeres rememoraron a ocho desaparecidas

Patricia Sosa y Uki Goñi.

“Aquí se produjo un crimen contra la humanidad”, advierte el folleto informativo del Museo Sitio Memoria ESMA y recuerda que en ese centro clandestino de detención y exterminio  estuvieron detenidos-desaparecidos cerca de cinco mil hombres y mujeres durante la última dictadura cívico-militar-eclesiástica. El pasado 21 de abril el Sitio realizó su clásica Visita de las cinco, que se lleva a cabo el último sábado de cada mes, a las 17 horas, en el marco  del 41 aniversario de la primera ronda de las Madres de Plaza de Mayo. El encuentro reunió a referentes de organismos de derechos humanos y a ocho mujeres de la cultura que leyeron fragmentos del libro de Uki Goñi, El infiltrado. Astiz, las Madres y el Herald, recientemente reeditado en clave feminista. Alejandro Kaufman fue el cronista invitado de la actividad denominada “8 mujeres a 41 años del nacimiento de las Madres”.

Amenaza con volver a llover. A media tarde el día pesa y está nublado, pero el sol se impone desde el poco lugar que ofrecen las nubes. Rodeando al edificio principal, un hombre canoso, robusto y con morral canta Como la cigarra. Vuelve a silbar.

Cinco y cuarto en punto. Alejandra Naftal, sobreviviente de la última dictadura  y hoy directora del Museo Sitio Memoria ESMA, presenta a las Madres de Plaza de Mayo  Sara Rus, Carmen Lareu, Hilda Micucci y Clara Weinstein. También están presentes las hijas de las Madres desaparecidas de la ESMA Esther Ballestrino de Careaga y Azucena Villaflor: Ana María y Mabel Careaga  y Cecilia de Vincenti. Acompañan otros familiares, compañeros y compañeras del grupo de la Iglesia de la Santa Cruz, el espacio donde las Madres se reunían, antes de que el genocida Alfredo Astiz las infiltrara e hiciera desaparecer. Son 350 personas las que asisten a la actividad. Se acomodan mochilas con pañuelos verdes, grupos con remeras militantes de Almirante Brown; adultos y jóvenes. Una pareja de ancianas tomadas de las manos espera expectante. Comienza la visita guiada por los sobrevivientes de la ESMA Alfredo Mantecol Ayala, Norma Adriana Suzal y Alejandro Clara.  

Alejandro Kaufman.

Alejandro Kaufman, docente, ensayista y estudioso de la memoria es el cronista invitado. Es una experiencia intensa. Kaufman arranca con una reflexión sobre los que estos 41 años de Madres de Plaza de Mayo y el proceso de Memoria, Verdad y Justicia nos traen: “Desde las primeras madres hasta hijos e hijas desafiliados de sus padres genocidas. Es un fenómeno que no ocurrió en ninguna otra parte del mundo y da testimonio de algo que sucedió entre nosotros: ir de lo más horroroso a lo más extraordinario de nuestras luchas.”

Luego llega la emoción. Cristina Banegas, Señorita Bimbo, Ana Celentano, Coni Marino, Celsa Mel Gowland, Julieta Ortega, Malena Sánchez y Patricia Sosa pusieron el cuerpo y dieron voz a las historias de ocho mujeres detenidas desaparecidas en la ESMA: las Madres Azucena Villaflor, Esther Ballestrino de Careaga y María Eugenia Ponce de Bianco; Leonie Douquet y Alice Domon, dos monjas francesas secuestradas entre el 8 y 10 de diciembre de 1977; y Raquel Bulit, Ángela Auad, quien se unió a las Madres buscando a su marido y la más joven del grupo, Patricia Oviedo, desaparecida con 24 años.  

Las actrices Cristina Banegas, Julieta Ortega, Virginia «Bimbo» Godoy, Malena Sánchez, Celsa Mel Gowland, Ana Celentano, Coni Marino y Patricia Sosa.

Uki Goñi, quien en 1977 con 23 años trabajaba en el Buenos Aires Herald, rememora cómo fue recibir a las primeras Madres en esa redacción, uno de los pocos sitios capaz de escuchar denuncias sobre las desapariciones. “Al poco tiempo eran veinte madres, todos los días. Desarrollé un vínculo personal en particular con estas ocho mujeres, que terminaron secuestradas como resultado de la infiltración de Astiz”.  

En el contexto del debate por la despenalización y legalización del aborto, Goñi reflexiona: “A través del lente Ni una Menos y del avance del feminismo me pregunto ¿Esto fue una especie de femicidio de Alfredo Astiz, que se infiltra entre las madres valientes?” Y avanza aún más sobre la complejidad de la época: “Hay que pensar a  estas mujeres, porque cuando venían al Herald a veces traían a sus maridos y ellos le decían: ´No hables, callate la boca, pensá en nuestros otros hijos, puedo perder mi trabajo´. Se peleaban en frente de mí y las madres siempre decían: ´A  mí no me importa que me maten. Yo quiero saber dónde está mi hijo o mi hija´. Algunas pagaron con su vida eso”. El infiltrado se reescribió 20 años después de su edición y  en diálogo con ANCCOM, Uki Goñi sostiene: “No fue adrede pero creo que es un buen momento para que reaparezca el libro, porque hoy el negacionismo está haciendo huella en la sociedad nuevamente. El objetivo es hacernos creer que es lo mismo el crimen cometido por el Estado que el crimen cometido por civiles, y no lo es. Hay que estar en guardia”.

Una de las habitaciones de la Ex Esma, que funcionaba como sala de partos.

Mientras, las personas observan y  escuchan en silencio, Bimbo, vestida de negro, arranca con su relato: “María Esther Ballestino de Careaga nació el 20 de enero de 1918. Llegó a Buenos Aires como exiliada política de Paraguay, oradora socialista y fundadora del primer movimiento feminista en su país durante los años 40. Esther llegó al Herald por primera vez en julio de 1977 para informar el secuestro de su hija embarazada de 16 años de edad: Ana María”.  Bimbo describe: “Es interesante mirar este asesinato como lo que fue, como femicidio. Porque hubo un particular ensañamiento en la última dictadura hacia personas trans, gays, lesbianas y judíos. Un odio particular que también dentro de todo el horror muestra lo peligrosas que son las mujeres para el poder. Tan peligrosas que las mataron. Tan peligrosas que las seguimos honrando y aprendiendo todo de ellas”. Señorita Bimbo concluye la historia de la familia Careaga: “Se supo después que la hija de Careaga había sido llevada al Club Atlético, sótano de un edificio de la Policía sobre la Avenida Paseo Colón de la Ciudad de Buenos Aires. Ana María fue dejada en libertad en octubre. La joven viajó de inmediato a Suecia donde fue aceptada como refugiada política pero su madre se negó a dejar el país”.

El clima es distendido y emotivo, la gente observa los espacios y, de tanto en tanto, irrumpen las artistas con el recuerdo de una de las ocho desaparecidas de la Santa Cruz. Llega el turno de la cantante Celsa Mel Gowland, quien de manera envolvente cuenta la historia de Raquel Bulit, nacida, como un presagio, el 24 de marzo de 1944: “Tenía 33 años. Es hija de Vicente Bulit y Dolores Lascano pero la denuncia por su desaparición ante la CONADEP fue presentada por su ex suegra, Anabela Cabrera de Horane. Luego de los secuestros, la señora de Horane intentó entrevistarse con los padres y parientes de Bulit, pero se negaron a recibirla. La familia estaba enojada con ella y también por haber estado en desacuerdo con su ideología. No había quien presentara el habeas corpus, quien reclamara por esa chica”.

Las Madres de Plaza de Mayo estuvieron presentes.

Patricia Sosa confiesa las sensaciones encontradas al participar de esta actividad: “Es muy emocionante para mí estar acá, en este lugar donde uno pisa tanto dolor. Cuando supe que me tocaba leer un párrafo sobre Patricia Oviedo y ver que se llamaba Patricia, me puso la piel de gallina. Me dije, ´por algo me toca ¿no?´. Caminar por estos lugares te hace pedir perdón todo el tiempo, por todo lo que no hemos hecho, sobre todo mi generación. Yo soy de la generación de los desaparecidos. Y una gran parte de la gente no tenía la menor idea, y cuando nos dimos cuenta era tarde. Era muy tarde”.

La pareja de ancianas llega a La Casa del Almirante, otra de las paradas del circuito, donde Patricia Sosa casi termina su relato. Se sientan. Esperan. Patricia finaliza. El cuarto se funde en un aplauso. Atentas, intercambian palabras por lo bajo con la artista, quien regresa al texto: “Patricia Oviedo tenía 24 años cuando fue llevada por el Ángel Rubio de la muerte. Decía que sentía cariño por un muchacho rubio con un hermano desaparecido que se había acercado a buscar consuelo entre las Madres”.

Un  pañuelo verde rodea el cuello de la actriz Malena Sánchez. “Hoy -sostiene- es una responsabilidad muy grande ser mujer. Tenemos más fuerza que nunca. Creo  que sale de nuestros ovarios. Ahora hay que ir por la legalización del aborto que parece inalcanzable. Hay que terminar con el patriarcado, hay que dejar de lado ese estigma de la mujer competitiva. Sé que falta mucho, espero vivir para verlo.”  Se le resbalan algunas lágrimas pero sigue: “Desde muy chica participo de las luchas y salgo a la calle. Voy a la Plaza los 24 de marzo. Si bien no existía cuando todo esto sucedió, siempre que puedo trato de aportar algo porque me parece que sin memoria no hay futuro”. A Malena le tocó contar la historia de Alice Domon: “Aunque hubiese preferido ir a la India aceptó en buen grado ser enviada a Buenos Aires,  donde llegó el 5 de febrero de 1967. […] Diez años después, Alice escribía cartas a su familia en Francia relatando su labor junto a las madres de los desaparecidos”. Y luego encarna su voz: “Trabajo a la mañana y a la tarde me dedico a una organización: el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos. Hay gente que conocía de antes, muy preocupados por lo que ocurre alrededor nuestro. La angustia de las madres que buscan a sus hijos secuestrados y el calvario en las oficinas de gobierno y las comisarías, la negación de todo un sector de la iglesia es el sufrimiento que viven hoy tantas familias, sin contar la tortura de tanta gente en las prisiones de otras partes. Dios no puede quedarse mudo. Seguramente dará una respuesta”.

Una gran cantidad de personas se acercaron a La Visita de las cinco, que fue en el marco  del 41 aniversario de la primera ronda de las Madres de Plaza de Mayo.

Una vez terminada la visita guiada, los asistentes son guiados a El Dorado, el salón donde en épocas de terror se reunía la cúpula de la muerte. La sala estalla en aplausos. Las Madres, junto a familiares y compañeros del grupo de la Santa Cruz se sientan frente a las ocho actrices y cantantes que encarnaron las historias de sus compañeras de lucha. Entre ambas generaciones de mujeres, en el suelo, sentada, está la juventud con lágrimas, cámaras y pañuelos verdes expectante de ver las proyecciones en todo el salón, que darán cierre un nuevo acto de memoria.

Alejandra Naftal conduce el cierre e invita a decir unas palabras a la exjueza María del Carmen Roqueta, oculta entre el público. “Es la jueza que pudo comprobar que (en la ex ESMA) existió un plan sistemático de robo de niños y condenar a todos los perpetradores”, la presenta Naftal. Los aplausos aún no culminan. Roqueta emocionada, expresa: “Solamente cumplí con administrar de la mejor manera nuestra justicia, y luchar por ella. Muchas gracias”.

Cristina Banegas irrumpe: “¡30 mil detenidos desaparecidos!”, “¡Presentes!”. Para finalizar, Uki Goñi cierra con una advertencia que lo inquieta: “El avance del relativismo que es cara políticamente correcta del negacionismo. Nos quieren hacer creer que no pasó, sembrar la duda al decir que los desaparecidos no son tantos, que la Argentina estaba en peligro. Quieren licuar la realidad para que sea maleable y confundirnos. Entonces, pensando el Nunca Más, yo digo, sí va haber más. Siempre vuelven y lo único que nosotros podemos hacer es estar lo más preparados posible para la próxima vez”, sentencia el autor de El Infiltrado.