Ningún ñoqui, todos trabajadores

Ningún ñoqui, todos trabajadores

Virginia, Cecilia, Luciana y Lucía, como tantos miles de argentinos, fueron despedidas sin justificación por parte del gobierno de programas como Plan PROGRESAR, Consumo Protegido, planes de inserción laboral para jóvenes y  el área Derechos Humanos del Hospital Posadas. Mientras luchan, junto a sus compañeros y compañeras, por la reincorporación, nos cuentan cómo atraviesan la situación de despedidas y qué significa el trabajo hoy.

Abran paso

Abran paso

Un delegado de Falabella que rechazó sobornos de su empresa, una docente anarquista que admira a Germán Abdala, un sub 23 que representa a los trabajadores de los ex centros clandestinos, un gremialista senior que observa con escepticismo cómo los medios le queman la cabeza a sus compañeros, y una maestra que desearía que las docentes se la jugaran más, todos ellos cuentan sus historias en el ámbito sindical y reflexionan sobre este presente que los tiene como protagonistas.

“Las bases pasan factura”

Iván Jameson (23) vive en el barrio de Boedo y se define como un “cuervo feliz”. No es casual que, como estudiante de Historia, milite en la corriente política que conduce Norberto Galasso, la Enrique Santos Discépolo. Desde 2012 trabaja como guía en el ex centro clandestino de detención (CCD) Olimpo, un sitio que pertenecía al Instituto Espacio de la Memoria (IEM), dependiente hasta 2014 del Gobierno de la Ciudad. Contratado, con la exigencia de ser monotributista, ese mismo año empezó a participar en las asambleas. “Éramos una junta de seis delegados y el mayor tenía 44 años. Representábamos a los actuales trabajadores de los ex CCD ESMA, Club Atlético, Olimpo, Automotores Orletti y Virrey Cevallos”. En 2014 pasaron a la órbita de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, que tiene cerca de 1000 empleados, y esto les permitió entrar en la comisión interna de trabajadores del Ministerio de Justicia.

Según Iván, la tarea gremial le quita tiempo para su carrera pero, aun así, la hace “con amor”. Dentro de su área, conformada por gente joven y militante, “un 95 por ciento de los trabajadores afiliados a la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) siente un gran compromiso con los derechos humanos”. Y destaca que es importante que haya empleados sobrevivientes del terrorismo de Estado, algunos que incluso fueron compañeros de Germán Abdala. Jameson se presentará en las elecciones del 12 de mayo próximo, junto con Silvina Durán –una compañera del ex CCD Club Atlético– en la lista Verde y Blanca para representar a los trabajadores de los ocho ex CCD que hay en el país.

Iván Jameson, delegado de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) de la lista Verde y Blanca en la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación.

¿Qué van a hacer si ganan?

Consolidar un gremialismo diferente basado en la representatividad, la comunicación horizontal y en sintonía con un proyecto de país.

¿Qué caracteriza a los gremialistas jóvenes?

El eje generacional no es determinante. Sí es importante la orgánica gremial. Hay un modelo de sindicato con el cual me identifico, con asambleas, activismo todo el tiempo, y un diálogo constante entre delegado y trabajador. En cambio, Unión del Personal Civil de la Nación (UPCN, el otro gremio fuerte de los estatales) tiene una lógica más tradicional.

¿Cómo ves el tema de género?

En el nivel de delegados, por suerte, tenemos muchas compañeras y es igualitario, hacia arriba el machismo persiste y sólo piensan en cumplir el cupo femenino.

¿Quién es tu referente dentro del sindicalismo?

Germán Abdala. Sintetiza el gremialismo peronista que se planteaba que la defensa de los trabajadores era la defensa de un proyecto de país. Y en la actualidad, Daniel “el Tano” Catalano, secretario de ATE Capital, un tipo que te saluda para tu cumpleaños y tiene un carisma tremendo en las asambleas.

¿Qué gremialismo rechazás?

El que se compromete sólo cuando lo tocan a él o a su salario. El que no se interesa cuando despiden a un compañero. Tampoco sirve estar divididos en cinco centrales. Y, si ante despidos y recortes no hacés un paro o tomás una medida de acción, y te aliás políticamente con el Gobierno, las bases pasan factura: las conducciones que no nos representan tienen fecha de vencimiento.

Manifestación en contra de los despidos en el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación. Ciudad de Buenos Aires. Foto: Daniela Yehcúa / ANCCOM

“Los medios no cuentan nuestras historias”

María Sol Copley (37) es docente desde hace 16 años en el Programa Cultural en Barrios, que depende del Ministerio de Cultura porteño, bajo la modalidad de “planta transitoria”. Al igual que Iván, despertó a la militancia y a la política cuando cursaba la carrera de Historia y, como él, integra la junta interna por ATE, acompañando la lista Verde y Blanca. Recuerda que cuando comenzó, en 2005, todos tenían 45 ó 50 años y ella era la más chica. “Ahora, con una juventud más politizada, hay una franja de 20 en adelante que se está acercando. Los últimos años generaron un interés que en los noventa el neoliberalismo había liquidado”. Hoy en la junta interna hay un delegado de 24 años y la mayoría transita los 30. En 2011, Sol asumió el rol de delegada general de su sector y trabaja también en el Centro Cultural de ATE Capital, en el área de Investigación y Archivo.

Sol se dice anarquista y le cuesta encontrar referentes, pero Germán Abdala vuelve a aparecer. Rescata la actitud honesta que sostuvo durante toda su vida y como opositor al menemismo. “Hay tanto amiguismo, tanto intercambios de favores, que terminás descreyendo de todo, y en este sentido, en los años noventa, Abdala fue alguien que la peleó hasta las últimas consecuencias”. La joven dice que no se sumaría a cualquier espacio gremial: “La Unión de Trabajadores de la Educación (UTE) entiende mejor nuestra situación como docentes, pero no vemos en ningún otro lado la horizontalidad que hay en ATE. Acá la relación es directa y las prácticas no verticalistas. Yo no podría formar una junta interna en el sector si estuviéramos con UTE”.

¿Existen prejuicios con los delegados?

Hay compañeros que me llaman por algún problema, en especial aquellos que nunca se acercan a una asamblea, y lo hacen con un nivel de demanda muy alto, pensando que yo cobro un sueldo por hacer esto. Yo les aclaro que lo nuestro es militancia y que tratamos de ayudarlos. Está muy instalada esa noción del sindicalismo de los “gordos con poder” y caja propia.

¿Los medios contribuyen a eso?

Totalmente. Sólo muestran el sindicalismo que repudiamos, no cuentan las historias de cientos de anónimos que ponemos el cuerpo día a día.

¿Cuáles son las dificultades de las mujeres?

Ante la patronal, ahora el Gobierno del PRO, nosotras siempre tenemos que estar mucho más informadas que los hombres, porque nos toman mucho menos en serio. Hacia el interior de ATE está muy repartido el poder, de hecho la secretaria de Prensa en Capital es una mujer. Pero es algo reciente, los históricos siempre eran hombres.

Claudio Escobar trabaja en el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) y participa de la agrupación gremial «Acción de base».

“Las cúpulas son hostiles con los delegados”

Roberto Martín García, “Robin” para sus amigos, tiene 31 años, estudia licenciatura en Folklore en la Universidad Nacional de Artes (UNA) y trabaja como vendedor de electrónica desde 2007 en la sucursal de Falabella, de Florida y Perón, que a sus ojos es la mejor organizada gremialmente. Robin ha militado en la corriente sindical de Nuevo Encuentro y su afinidad política con el kirchnerismo nació en 2008 con la crisis del campo. Hasta 2012 ni siquiera votaba a sus delegados, pero ese año una de las dos delegadas, que siempre lo escuchaba hablar de política, le ofreció ser parte de la lista para las elecciones. Como en muchas empresas privadas, mientras una persona no tenga fueros de delegado, si la empresa se entera de sus inquietudes, suele despedirla. Esta práctica y el prejuicio social contra la actividad gremial hacen que muchos empleados no quieren involucrarse.

Sin embargo, Robin observa una metamorfosis en los últimos cuatro años y hoy cada sucursal tiene sus propios delegados, todos de treinta y tantos años. “Lo bueno y lo malo de ser delegado es que vos tenés un trato constante y directo con la persona que te vota. Y al principio, cuando empezás, la mayoría no entiende que vos estás para defender los intereses de ellos, si no te conocen piensan que sos un ‘garca’”.

Robin colabora en la Secretaría de Asuntos Legislativos y participa como congresal del sindicato en los plenarios de la CGT. “Yo busco sindicalizar a todos los empleados. Cuando comencé teníamos 59 afiliados sobre 185, hoy el 100 por ciento está afiliado”, se enorgullece.

Conocido por haberse encadenado a la entrada del edificio en una oportunidad, Robin admira a Roberto “Beto” Pianelli, secretario general de los Metrodelegados y militante de Nuevo Encuentro, por haber logrado romper con la burocracia y tener delegados por la minoría.

¿Hay algo que distinga a los gremialistas jóvenes?

Cualquier pibe nuevo que entra llega con una voluntad terrible de generar un cambio, no sabe bien cómo, pero quiere mejorar las condiciones laborales en todos los planos.

¿Y qué pasa después?

La burocracia se los chupa, más en un gremio tan aliado a la patronal como es el Sindicato de Comercio. Buscan que entregués compañeros, te corrompen, te hablan de la plata que ofrecen para evitar que intervengas ante algún despido. Las cúpulas son hostiles con los delegados. Puede ocurrir que las bases propongan una medida de fuerza y el sindicato mismo la cuestiona.

¿Han tratado de corromperte?

Sí, muchísimas veces. La empresa me llegó a ofrecer pasajes aéreos gratis con tal de que dejara de reclamar sobre algún tema. La patronal busca que vos te sientas un mini empresario y te pongas del lado de ellos.

Movilización en el Ministerio de Economía por los trabajadores despedidos 01/04/2016 en CABA / Florencia Ferioli / ANCCOM

“Ha calado hondo la idea del ñoqui”

Claudio Escobar (52) es ingeniero electrónico y trabaja desde 1992 como contratado en el Centro de Investigaciones Electrónicas e Informáticas, dentro del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI). Es delegado de la agrupación gremial Acción de Base, con 12 años de historia. Claudio milita desde la apertura democrática y en 2001, en medio de la crisis, empezó a conformar asambleas de base dentro del INTI.

El principal obstáculo contra la participación gremial, según Claudio, son los niveles socioeconómicos de su sector: “En el Instituto predominan ingenieros de niveles medios o altos muy bombardeados mediáticamente. Les han metido en la cabeza que la actividad gremial o la política son para vagos o que buscás un beneficio personal o económico si sos delegado. Y otros directamente no sienten que sea el espacio gremial un lugar de participación, y delegan en los que siempre están”.

El prejuicio, sostiene, atraviesa tanto a los jóvenes como a los mayores. “Ha calado muy hondo la idea de que el trabajador del Estado es un ñoqui. La paradoja es que ellos son trabajadores del Estado y se hacen eco de esto que dicen los medios”. La participación se da por oleadas, cuando la coyuntura exige pelear por un mejor salario o mejores condiciones laborales. En 2011 llegaron a tener a 800 compañeros reunidos en una asamblea cuando cambió la dirección del Instituto. Acción de Base, su agrupación, es crítica de la CGT y de UPCN por sus alianzas con las corporaciones, por lo burocráticas que son y por cerrar las paritarias sin consultar con los trabajadores.

“A nosotros no nos para nadie”

María Cecilia Simón (37) milita en el Partido Comunista Congreso Extraordinario (PCCE) y es maestra de grado en la Escuela N°17, del Distrito Escolar 18 porteño. En los últimos diez años ha sido siempre la delegada de UTE de las distintas escuelas en donde trabajó. Según Cecilia, en el ámbito educativo es difícil encontrar gente que se proponga como delegado porque la mayoría mira este rol como sinónimo de “problemas con la conducción”: “El delegado es la persona mediadora, la que intercede entre los directivos y supervisores y los compañeros, pero hay mucha gente, tanto joven como grande, que tiene miedo a acercarse por aquel prejuicio”.

Sus compañeros, sin embargo, son maestros jóvenes y esto hace más ameno el trabajo en equipo: “No hacemos tantas reuniones formales, salvo casos excepcionales. Conversamos las cuestiones en la sala de maestros”. Cecilia destaca que hay una constante formación desde su sindicato, con cursos, charlas, encuentros y talleres políticos, pedagógicos y de derechos humanos.

¿Hay igualdad de género?

No, muchas veces debatimos por qué siendo un gremio mayoritariamente femenino, los conductores sean siempre hombres.

¿Se involucran más los jóvenes hoy?

Sí, sobre todo en los últimos años. Cuando empecé como delegada las compañeras ni siquiera te hablaban. Mucho menos iban a las movilizaciones, éramos diez en las marchas. A partir del gobierno de Néstor y Cristina Kirchner, cada vez más jóvenes se animaron a salir a la calle”.

Admiradora de Agustín Tosco, “porque no transó con nadie”, cuenta dentro del gremio todavía “hay gente que no sabe lo que realmente pasa en las escuelas o se sienta en una oficina sin salir a recorrerlas”.

¿Qué cambiarías del sindicalismo?

Todos deberíamos estar sindicalizados y no como pasa ahora que hay sólo cinco de 20 docentes en mi escuela. Me gustaría que fueran más críticos de las cosas que nos suceden, que se la jugaran más. La gestión estatal en la Ciudad, desde hace ocho años, te adoctrina para que no reclames, una forma de esto es el descuento del día por hacer paro.

¿Los jóvenes son la esperanza?

En los últimos 12 años muchos sentimos “esto era lo que yo quería”. Está genial que haya tantos jóvenes militando. Es impresionante lo que leen, lo que saben. Del último plenario salí emocionada de ver a las pibas hablando y los análisis que hacen… A nosotros no nos para nadie, lo que empezó no tiene vuelta atrás.

Un día azul

Un día azul

Cientos de familias vestidas de azul se concentraron en Plaza de Mayo el sábado último para hacerse visibles y demandar que el Autismo y los Trastornos dentro del Espectro Autista sean tomados en cuenta por las autoridades, así como también por la sociedad en general. Esta masiva concentración busca -como explicaban una y mil veces desde el escenario “derribar el mito de que los chicos con autismo están en otro mundo.  Los chicos con autismo están en este mundo, están en esta sociedad, entre nosotros”.

En 2008 Naciones Unidas declaró el 2 de abril de cada año como el Día Mundial de Concientización sobre el Autismo para “aumentar la conciencia pública sobre este trastorno que representa una crisis de salud global de gravedad creciente y a la vez generar actividades de difusión sobre la importancia del diagnóstico precoz y la intervención temprana”.  A su vez  para “propender a la inclusión social de las personas con autismo, sus habilidades y talentos distintivos”.

Según la OMS los trastornos del espectro Autista (TEA) “se caracterizan por dificultades en la comunicación e interacción social,  así como por un repertorio de intereses y actividades restringido y repetitivo”. Este espectro abarca afecciones tales como el autismo, el trastorno generalizado del desarrollo (TGD)  y el síndrome de Asperger. Según una estadística del mismo organismo en 2013, a nivel mundial un niño de cada 160 padecía alguna forma de autismo y esta tendencia sigue en aumento. Respecto a las causas del autismo el mismo informe aclara: “existen diversos factores, tanto genéticos como ambientales que contribuyen a la aparición de trastornos del espectro autista, influyendo en las primeras fases de desarrollo del cerebro”.

Según la OMS los trastornos del espectro Autista (TEA) “se caracterizan por dificultades en la comunicación e interacción social, así como por un repertorio de intereses y actividades restringido y repetitivo”.

Un terapeuta miembro de la fundación Brincar consultado por ANCCOM durante la jornada explicó que se trata de un “espectro” porque no presenta rasgos idénticos en todas las personas, sino que cada grado dentro del espectro puede tener características muy diversas. Por ejemplo, algunos  niños con un grado más severo no hacen contacto visual ya desde pequeños, otros no responden a su nombre y tiene dificultades para comunicarse, también en un grado más leve algunos niños son más reticentes a relacionarse con sus pares y presentan problemas de aprendizaje, son obsesivos y repetitivos como es el caso del TGD y del síndrome de  Asperger. A causa de este gran abanico de puntos a tener en cuenta para un primer diagnóstico, el TEA resulta difícil de identificar y a lo largo de los años puede confundirse con otras dificultades propias del aprendizaje. Es por esto que uno de los objetivos de esta movilización es también brindar información para que los padres estén atentos y puedan observar en los niños  algunos patrones de conducta que los inciten para consultar a los especialistas.

Así como es difícil el diagnóstico también se torna difícil su tratamiento, debido a que las formas más leves del autismo suelen identificarse cuando el niño ingresa a la escuela resulta complicado acceder a un diagnóstico fehaciente en el corto plazo. Las familias con niños diagnosticados como TEA suelen encontrarse con otros diagnósticos antes de este.

Luego de varios años de lucha por parte de los organismos afines, en Argentina se promulgó en el año 2014 la Ley 27043, la cual declara de interés nacional el abordaje integral e interdisciplinario de las personas que presentan Trastornos del Espectro Autista (TEA), su investigación y la formación profesional tanto en su detección como tratamiento así como también  la difusión de este. Pese a la promulgación de la ley muchos de los familiares de personas con autismo insisten en que aún falta la implementación en las instituciones que deben cobijar  a los niños. Marisa, mamá de Brandon Bandera (de 10 años) quien tiene un diagnóstico de TGD  dice  al respecto: “La ley declara el interés pero aún no brinda una solución completa respecto a las escuelas y las obras sociales. Por eso la marcha es para concientizar a la sociedad, porque solo así vamos a lograr que se implemente. Cuando la sociedad nos vea y se sume a nuestro reclamo la ley se va a cumplir”.

en Argentina se promulgó en el año 2014 la Ley 27043, la cual declara de interés nacional el abordaje integral e interdisciplinario de las personas que presentan Trastornos del Espectro Autista .

Como muchos otros niños dentro del espectro autista, Brandon comenzó teniendo algunas dificultades a los 3 años cuando ingresó al jardín. Según comenta su papá Oscar “el jardín no era el lugar para él porque las maestras no lo entendían, él deambulaba mucho y no lograban que preste atención. Luego pudimos mandarlo a un colegio con maestra integradora y ahora como avanzó bastante empezó el año en la Escuela Alas de Avellaneda, que trabaja específicamente con alumnos dentro del espectro autista” y agrega “ahora es la primera vez que lo veo salir de la escuela con una sonrisa”.

Esta es una historia que las familias con niños TEA conocen muy bien. Sumado a las dificultades del aprendizaje los niños con rasgos autistas presentan limitaciones para socializar, con lo cual el constante cambio de colegios no solo desgasta su rutina sino que además perjudica las relaciones de estos niños con sus pares. “Son niños a los que les cuesta hacer amigos pero como son muy cariñosos quizás no tienen tantos, tienen pocos pero buenos, porque ellos tienen muy buena memoria y a alguien con quien se llevan bien no lo va a olvidar nunca”, sostiene Oscar Bandera.

Otro punto es la situación de los tratamientos. Tanto los niños diagnosticados con autismo como aquellos que presentan rasgos dentro del espectro autista tienen características sumamente diversas, se hace necesario que existan tratamientos diferenciales para cada uno. Es por esto que las familias reclaman al Estado para que implemente las medidas necesarias, que garanticen a todos los niños y niñas con estos trastornos un tratamiento rápido y accesible que sea acorde con las necesidades particulares de cada uno. Por ejemplo en el caso de Brandon, además de cumplir el horario escolar debe asistir a musicoterapia, natación, terapia ocupacional, terapia conductual y psicopedagoga. “Esta plaza azul sirve para concientizar y que la sociedad entienda que convivimos juntos, que hay que ayudarlos y entenderlos porque si bien tienen características bastante comunes también cada uno de ellos es diferente en algo”, agrega Bandera.

Se reclama al Estado para que garanticen a todos los niños y niñas con estos trastornos un tratamiento rápido y accesible que sea acorde con las necesidades particulares de cada uno.

El encuentro contó con actividades familiares donde los niños y adolescentes TEA fueron los protagonistas. Espectáculos con burbujas gigantes, mesas de arte, juegos de feria, todo en compañía de sus familias. Marisa, mamá de Brandon rescata: “el mayor esfuerzo lo hacen ellos, trabajan mucho porque quieren estar mejor. Nosotros acompañamos siempre”. El apoyo se manifiesta con los juegos y la gran cantidad de banderas, remeras con leyendas del estilo “yo amo a una persona con autismo”, “tus pequeños pasos son los grandes frutos de mi vida” y “hablemos de autismo, somos muchos y no estamos solos”.

Uno de los momentos más emotivos ocurrió cuando se proyectaron fotos de las familias dentro de la campaña “Yo estoy”, mientras de fondo podía escucharse “Soy igual que tu”, una canción en alusión al Día Mundial del Autismo. Tal como puntualiza uno de los volantes que circularon en el encuentro “una educación inclusiva apunta a que todos los estudiantes de una determinada comunidad aprendan juntos. Es una búsqueda permanente de la mejor manera de responder a las diferencias”. Si bien el acompañamiento de las familias es fundamental, a la tarea de concientizar a la sociedad sobre el tema se le suma la de  demandar que las instituciones acompañen y garanticen la inclusión para que los niños disfruten de una infancia plena. Como resume Oscar Bandera: “Mi mayor deseo para Brandon es que cuando sea grande sea una persona independiente y sobre todo feliz. Sabemos que lo va a lograr y estamos orgullosos de cada pasito que da”.

Si bien el acompañamiento de las familias es fundamental, a la tarea de concientizar a la sociedad sobre el tema se le suma la de demandar que las instituciones acompañen y garanticen la inclusión para que los niños disfruten de una infancia plena.

Si bien el acompañamiento de las familias es fundamental, a la tarea de concientizar a la sociedad sobre el tema se le suma la de demandar que las instituciones acompañen y garanticen la inclusión para que los niños disfruten de una infancia plena.

Actualizado 06/04/2016

“Es una presa política del gobernador”

“Es una presa política del gobernador”

Miles de personas se reunieron en la Plaza de Mayo por la liberación de la dirigente social jujeña Milagro Sala, en repudio a la criminalización de la protesta social y por la defensa de los puestos de trabajo.

El lunes 21 de diciembre, en la 49° Cumbre del Mercosur, Mauricio Macri exigía la pronta liberación de los presos políticos en Venezuela. “No puede haber persecución ideológica”, sostenía. El 16 de enero, casi un mes después, la dirigente social y líder de la Tupac Amaru fue detenida en Jujuy, acusada por el gobernador Gerardo Morales de «instigación a la violencia y tumulto». En apoyo a la dirigente social, el lunes 18, miles de personas – organizaciones sociales, movimientos y partidos políticos – se reunieron en la Plaza de Mayo para formar un “Cabildo Abierto”. Las consignas fueron la liberación de la dirigente social Milagro Sala, el repudio a la criminalización de la protesta social y la defensa del trabajo.

A pesar de la multitud, no había cámaras de televisión. No solo los canales ignoraron a los manifestantes, tampoco los portales online de los principales medios de comunicación, que prefirieron dedicar su espacio a los actos de homenaje al cumplirse un año de la muerte del fiscal Alberto Nisman.

“A Milagro Sala se la llevaron en un operativo de 150 efectivos. Fueron cuatro los imputados. ¿Ustedes creen que los otros tres siguen detenidos? Esto demuestra que es una presa política del gobernador. Si nosotros estamos en la Plaza Belgrano no es porque ella nos incita a la violencia,  lo decidimos en una asamblea por los 20 mil puestos de trabajo que están quedando desocupados. Esa es la lucha, por eso acampamos”, sostuvo Marcos, uno de los tres representantes jujeños de la Tupac Amaru que llegaron hasta Buenos Aires.

Hace 35 días, organizaciones sociales jujeñas iniciaron un acampe en la Plaza Belgrano con el objetivo de dialogar con el nuevo gobierno de Morales por la continuidad de las obras de construcción que vienen realizando a través de cooperativas y de los puestos de trabajo. “Durante estos días, tuvimos intimidaciones, aprietes y presiones. Nos dijo que no iba a haber más planes, ni beneficios, ni viviendas para los que estemos en el acampe”, agregó Marcos. Y así fue. Mediante el Decreto Nº 403-G-16 del Poder Ejecutivo provincial, Morales estableció que las organizaciones sociales que no se empadronaran en el Plan de Regularización y Transparencia de Cooperativas y Beneficios Sociales y permanecieran en el acampe, perderían los beneficios sociales y su personería jurídica sería suspendida.

“Recuerdo cuando Milagro nos decía que nunca debíamos bajar la cabeza. Y eso me viene hoy a la memoria: tenemos nuestras viviendas, nuestro polideportivo, pero sobre todo tenemos nuestra dignidad”, contó emocionada Marcela, “la pajarito”, representante jujeña de la Tupac Amaru. Y agregó con un tono eufórico mientras la plaza la apoyaba con aplausos: “Donde Morales dijo que íbamos a cambiar, hoy estamos aguantando; porque ellos no quieren cambiar, nos quieren imponer. Nos quieren quitar lo que nosotros logramos y construimos. Yo, Morales, hoy te digo: ´No. No vas a entrar a nuestros barrios, no nos vas a controlar nuestras vidas. Yo soy Milagro Sala y todos los que estamos hoy acá somos Milagro Sala´. ¡Morales, yo no te bajo nunca más la cabeza. Toda mi vida he bajado la cabeza. Hoy puedo mirarte y decirte que yo soy argentina, soy jujeña y me tenés que escuchar!”.

“Ella nos miró”

Horas antes de la marcha, legisladores nacionales y del Parlasur del Frente para la Victoria, acompañados por dirigentes de diversas organizaciones, brindaron una conferencia de prensa en la Cámara de Diputados. En el lugar, reiteraron las consignas que más tarde iban a hacer eco en la Plaza de Mayo: “Con la detención de Sala, se busca criminalizar la protesta, cuando en realidad está ejerciendo su derecho a peticionar”, sostuvo Agustín Rossi, ex ministro de Defensa y diputado del Parlasur. Y agregó: “Es la primera presa política en el gobierno de Mauricio Macri».

En un mismo sentido, durante el acto, el ex presidente del AFSCA Martín Sabbatella y el diputado Edgardo Depetri hablaron con ANCCOM y sostuvieron que la detención de Milagro Sala constituye la voracidad de los intereses económicos que el gobierno representa: “Les importa cero las instituciones, les importa cero la democracia, les importa cero la división de poderes. Lo único que les importa es transferir los derechos del pueblo a los grupos económicos concentrados que representan”, afirmó Sabbatella.  Y ante la pregunta de por qué creían que este gobierno en un mes había tomado diversas medidas represivas, el ex titular de la AFSCA concluyó: “Estamos ante un gobierno legal, pero un gobierno autoritario, prepotente, que busca un blindaje judicial y mediático para tomar medidas antipopulares. Lo que se les escapa de ese blindaje, lo reprimen o lo encarcelan”. A su vez, Depetri completó: “El objetivo, con su detención, es callar esas voces para que no se discuta el rol del Estado”.

Durante una hora y media, miles de personas no exigieron únicamente la liberación de Milagro Sala. Su detención y su lucha representó la defensa de 20 mil puestos de trabajos que acaba de dar de baja el gobierno de Mauricio Macri y el repudio a la criminalización de la protesta social. La dirigente sindical personaliza lo logrado durante los últimos 16 años y así lo expresó Marcela, “la pajarito”: “Para nosotros Milagro es la persona que nos miró cuando nadie daba una moneda por nosotros. Éramos los rezagados del gobierno. Milagro apostó por nosotros. Hoy en día soy una mujer que dejó de pasar hambre, en cuya casa ya no llueve más adentro que afuera. Hace 167 años no había ningún gobierno que apostara por nosotros. Vino Milagro y nos dio una esperanza a los jujeños”.

Durante una hora y media, miles de personas acompañaron al pueblo jujeño y se pusieron de pie y cantaron el himno tras las palabras de la Abuela de Plaza de Mayo Estela de Carlotto, quien cerró el acto: “El pueblo votó –dijo- y vamos a respetar la voluntad del pueblo siempre que el que nos gobierne nos respete. Y nos está insultando. No abandonemos la lucha. No tenemos miedo, ellos tienen miedo de nosotros. Por eso tenemos bastón, porque nunca nos arrodillamos y no nos vamos a arrodillar ahora”.

¿Cómo es vivir en un ex centro clandestino de detención?

¿Cómo es vivir en un ex centro clandestino de detención?

La casa de la calle Franklin 943, ubicada en el centro geográfico de la Ciudad de Buenos Aires, es una construcción antigua y en los últimos treinta años cambió varias veces de propietario. Cuenta con un garaje y una puerta en el frente. La puerta tiene un vidrio espejado que no permite ver hacia adentro. Según el padrón electoral, hay dos personas que tienen radicado allí el domicilio. ANCCOM se trasladó hasta la vivienda con una sola pregunta: ¿Cómo es vivir en un ex centro clandestino de desaparición de personas? La persona que vive ahí no quiso hablar ni dar declaraciones. Enojado, preguntó si lo buscaban «por lo de los desaparecidos». Respondió que él no sabía nada y que en los tiempos de la dictadura la casa pertenecía a otros dueños.

La historia del Centro Clandestino Casa Franklin, ubicado en el corazón del barrio de Caballito, no es muy conocida, quizá porque existe uno solo sobreviviente: el periodista y escritor Sergio Bufano.

Bufano militó en su adolescencia, allá por los años sesenta, en la Juventud Comunista y luego se incorporó al Movimiento de Liberación Nacional. Ya en los años de la dictadura de Juan Carlos Onganía se sumó a las Fuerzas Argentinas de Liberación y hacia mediados de la década de 1970 se integró a la Organización Comunista Poder Obrero (OCPO).

En 1976, Guillermina Elsa Carlota Santamaría Woods también militaba en OCPO. La vida de ambos iba a cambiar en la mañana del 8 de julio de ese año.

«Quedamos en encontrarnos en Aguirre y Estado de Israel, Villa Crespo, para discutir cosas de la organización, sobre las próximas actividades y demás cosas. Le pedí que nos tomáramos un taxi y fuéramos a Puente Pacífico porque después tenía otras reuniones. El taxi dobló por Aguirre, alcanzó a hacer dos cuadras… y yo miré para atrás. Era una costumbre. No sé si eso aceleró lo que iba a ocurrir».

En ese preciso momento, se les cruzó un auto y otro se les pegó de costado. El taxista frenó y los apuntaron con una Itaca. Desconocidos comenzaron a golpear el techo del taxi con pistolas. «Nos sacaron a cada uno por una puerta distinta», recuerda Bufano. Los golpearon, y se escuchó un disparo. «Estaban muy nerviosos, a uno se le escapó un tiro», relata Sergio, que alcanzó a distinguir un acento alemán entre sus secuestradores.

Los encapucharon, los subieron a un auto, uno encima del otro en el asiento de atrás, y los llevaron a Casa Franklin. Entraron por el garaje y subieron una escalera.

«Apenas entramos, nos golpearon mucho. Se me ocurrió, a pesar de que nunca lo había pensado, imitar a un cardíaco. Me dejé caer y dije que sufría del corazón». Sergio dijo necesitar «Coramina», un remedio para cardíacos y –quién sabe por qué- le creyeron. «Ahí empezó la sesión de tortura de Guillermina».

La llevaron a la habitación contigua y la torturaron con una picana. Según el relato de Bufano en el expediente del Archivo Nacional de la Memoria, pudo verificar las torturas «al interrumpirse el sonido de la radio por la baja de tensión coincidentes con los gritos».

Como los alaridos se escuchaban, los represores volvieron a la habitación donde se encontraba Sergio y encendieron un tocadiscos. Pusieron uno de los primeros discos de Mercedes Sosa a todo volumen. «Durante muchos años no pude escuchar más a Mercedes Sosa, que a mí me encantaba», se lamenta el sobreviviente.

A Sergio lo golpearon hasta que vomitó dentro de la capucha. Sus secuestradores le dijeron que habían salido a comprar pastillas de Coramina. Le sacaron la capucha, le pusieron una venda y le dieron las pastillas. «Me sentaron en una silla y, como no podía respirar, me sacaron las esposas».

En un momento, paró la tortura a Guillermina. «Algo dijo. Un dato falso, porque nunca cayó nada por parte de ella. Escuché que salían y ruidos de armas largas. Se quedaron dos, creo, conversando con Guillermina».

Uno de los dos represores iba y venía entre las habitaciones. Pasaron más horas. En un momento, cuando sintió que estaba solo, Sergio se levantó la venda y vio aquella casa de la calle Franklin  por dentro. Parecía abandonada. Había un colchón en el suelo de madera, diarios viejos, una radio y el tocadiscos. Se puso la venda de vuelta, y nuevamente entró su secuestrador. Cuando salió de vuelta, Sergio se levantó y caminó hasta el pasillo donde habían entrado. «Buscaba una pistola. Mi idea era suicidarme. No se me cruzaba por la cabeza la idea de la fuga», recuerda. Llegó a las escaleras. Se encontró con un patio con paredes muy altas, imposible de saltar. Bajó las escaleras. Vio una puerta cerrada con llave. Llegó al garaje. Había un Fiat 600, que inspeccionó para buscar algún arma. Fue en ese instante que notó que la puerta del garaje estaba cerrada con un destornillador cruzado entre las manijas. Lo sacó y logró escapar. Llegó hasta el Cid Campeador lleno de sangre y se tomó un colectivo por Gaona. Al chofer le dijo que había sufrido un accidente.

Esa noche, Sergio volvió a Casa Franklin con sus compañeros. Armados. Su idea era rescatar a Guillermina. Pero ya no había nada ni nadie. La puerta seguía semiabierta. Una vecina, que vivía justo enfrente de la casa, declarará años después que esa noche escuchó movimientos y ruidos de sirenas. Esa misma vecina aportó que «los ocupantes de la finca habían practicado una abertura que posibilitaba el acceso directo al interior del inmueble desde el garaje. Hasta entonces, la abertura no existía y cuando dejaban el vehículo en el garaje debían salir a la calle para entrar a la casa por la puerta principal». Según otros vecinos, también habían elevado la medianera del fondo de la casa, como consta en el expediente del Archivo Nacional de la Memoria. Los compañeros de Guillermina siguieron pasando por la casa de la calle Franklin durante los siguientes días, pero ya no había nada.

Según Sergio, la misma vecina que vio movimientos extraños le había comentado a su marido que «en esa casa pasaban cosas raras». Su esposo, entonces, consultó con un amigo de la Comisaría 11, que estaba a pocas cuadras de Casa Franklin. ´Ni te acerques, no te metas, olvidate de ese asunto’, le contestó el policía. Pero ella no resistió la tentación, se acercó días después del escape de Sergio y pudo constatar que la propiedad ya estaba abandonada.

Bufano se exilió en México, donde realizó la denuncia en la Organización de las Naciones Unidas. Volvió recién en 1983, tras la asunción de Raúl Alfonsín como presidente electo democráticamente.

El Registro Unificado de Víctimas del Terrorismo de Estado dice que Guillermina fue llevada a Campo de Mayo, al «Campito», donde hizo tareas de limpieza. En 1977, pasó a la ESMA. Según la declaración de un sobreviviente de ese centro clandestino de detención y exterminio, Guillermina estaba embarazada de tres meses cuando la secuestraron. No se sabe qué pasó con su hijo. Estos relatos hacen presuponer que la casa de la calle Franklin era un centro clandestino de detención de tránsito.

Los antiguos propietarios

Una de las particularidades de la casa de la calle Franklin es que, según consta en los expedientes judiciales, pertenecía a una familia de apellido Río, la misma que era propietaria del inmueble donde funcionaba el ex centro clandestino Virrey Cevallos, hoy recuperado y convertido en sitio de memoria.

“La casa de Virrey Cevallos era propiedad de los hermanos Río que oficiaban de testaferros de las Fuerzas Aéreas», informó a ANCCOM Osvaldo López, sobreviviente y coordinador de ese sitio de memoria.

Del Archivo Nacional de la Memoria surgen varias coincidencias entre Casa Franklin y la de Virrey Cevallos. El modus operandi sería el mismo, ya que el aparato represivo de la Fuerza Aérea necesitaba centros clandestinos de detención (CCD) «satélites de corta duración (…) que se hallasen en la zona de Capital para extraer rápidamente información a los secuestrados, y luego derivarlos a otros CCD por tiempo prolongado».

El documento «Huellas de una casa. Informe sobre el ex CCDTYE Virrey Cevallos» señala que el trabajo de la Regional de Inteligencia de Buenos Aires (RIBA), que en un momento funcionó en la Séptima Brigada Aérea, consistía en enviar allí grupos de personas y torturarlas, apenas eran detenidas.  «El objetivo era obtener así ‘información fresca’ (lograr que ‘canten’) acerca del paradero de sus compañeros de militancia u otras cuestiones. Aplicando rápidamente picana eléctrica, submarino seco u otros tormentos, habían dicho los jefes en el curso del Edificio Cóndor, se evitaba que los militantes todavía libres notasen la desaparición de un compañero y escaparan de los lugares que frecuentaban habitualmente. Luego de ello, los militantes eran secuestrados y mantenidos ilegalmente en cautiverio en los CCDTyE por el lapso de días, meses o incluso años», detalla el informe.

Caso Franklin. Testimonio de Sergio Bufano. Secuestrado y torturado en casa Franklin. Buenos Aires.

Caso Franklin. Testimonio de Sergio Bufano. Secuestrado y torturado en casa Franklin. Buenos Aires.

¿Por qué no está señalizada?

Desde afuera, hoy la casa de la calle Franklin parece una casa cualquiera. Nadie vinculado a la reconstrucción de la memoria o la justicia volvió a ingresar luego de que se cerrara, sin muchos avances, la causa que investigaba el caso de Sergio Bufano. Ni siquiera a él se le permitió entrar: reconoció la vivienda por fotos.

«La Dirección de Sitios de Memoria es un organismo que tiene a su cargo las políticas relacionadas a los sitios de memoria en el marco de la Ley 26.691, de 2011, que declara sitios de memoria del terrorismo de Estado a todos los lugares que fueron centros clandestinos de detención o tuvieron algún tipo de vinculación con hechos de terrorismo de Estado», explica Gonzalo Vásquez, coordinador de la Red Federal de Sitios de Memoria en diálogo con ANCCOM. La Ley 26.691, según Vásquez, garantiza la preservación de todos los sitios para facilitar las investigaciones judiciales, así como también la señalización y difusión de esos lugares.

Sin embargo, la casa de la calle Franklin no está señalizada. «No podemos hacerlo porque es una propiedad privada. En otros casos lo hemos hecho, pero generando instancias de negociación con los propietarios o en vía pública. Como en los casos de Ledesma o la planta de Ford», señala Vásquez.

Actualmente, hay 129 lugares señalizados y para fin de 2015 serán 135. El mapeo total de centros clandestinos de detención y otros lugares de reclusión ilegal del terrorismo de Estado en Argentina entre 1974 y 1983 suma actualmente un total de 762. El proceso de señalización incluye un trabajo territorial con las organizaciones y las autoridades. «Es muy riguroso el procedimiento. Tiene que haber aunque sea un testimonio que dé cuenta de ese lugar, que ese lugar pueda ser identificado», señala.

«Señalizar no es ir a poner un cartel. Es generar un hecho político con un trabajo donde el Estado se acerca al territorio, participan todos los actores en un ida y vuelta muy fluido. Lo que hacemos es comprometer a los estados locales», subraya Vásquez. El trabajo de la Dirección tiene como base esos vínculos con las organizaciones sociales y secretarías de Derechos Humanos de cada provincia.

El mapeo es exhaustivo. Aparece cada lugar donde se produjo una reclusión o detención ilegal, o donde hubo torturas o maternidades clandestinas. «Lo que importa es qué función cumplió cada uno en el entramado general. Queremos que se entienda el sistema represivo». En ese sentido, Vásquez aclara que en los relatos no hacen hincapié en el morbo o en el horror. «No es el eje del relato. Tampoco es que se oculta, se habla todo el tiempo de la aplicación de torturas, pero no nos detenemos en los detalles de lo que implicaba la tortura, sino en el sentido político de obtención de información para perseguir a nuevos militantes, generar terror, la deshumanización de las víctimas que generaban los campos de concentración».

«Ojalá se pudiera recuperar», desea Sergio y confiesa: «Esto por ahí me impulsa a ir algún día y tocar timbre».

 

Caso Franklin. Testimonio de Sergio Bufano. Secuestrado y torturado en casa Franklin. Expediente, fotografías de la casa donde fue secuestrado. Buenos Aires. 19 de noviembre de 2015. Foto: Romina Morua. ANCCOM UBA

Caso Franklin. Testimonio de Sergio Bufano. Secuestrado y torturado en casa Franklin. Expediente, fotografías de la casa donde fue secuestrado.

Retratos: Gonzalo Vásquez (Coordinador de la Red Federal de Sitios de Memoria)  Ex Esma. Buenos Aires. 6 de noviembre de 2015. Foto: Romina Morua. ANCCOM UBA

Gonzalo Vásquez (Coordinador de la Red Federal de Sitios de Memoria) en la Ex Esma en Buenos Aires.