“El arte es invaluable y es lo menos remunerado”

“El arte es invaluable y es lo menos remunerado”

Milena Salamanca es la voz joven del folclore argentino. Su vínculo con la música comenzó en el mismo momento que su vida. Las peñas y los encuentros culturales le enseñaron a caminar y también a cantar. Se crió rodeada de músicos y otros artistas del género que le permitieron usar el escenario como un espacio de juego hasta el año 2012, cuando ganó el premio Revelación en el Festival Mayor de Folklore de Cosquín. Desde ese momento, su relación con la música tomó un rumbo profesional. En 2016 presentó su primer disco, decidió vivir de su arte y se mudó sola. Este año está lanzando su segundo álbum, Milena, con la producción de Raly Barrionuevo. En esta conversación, la artista –nacida en La Plata en 1994- reflexiona sobre su nuevo material, el encierro y da un panorama actual del folclore en el país.

¿Por qué decidiste ser artista y dedicarte al folclore?

Yo era muy chica cuando empecé a cantar, en mi casa se escucha y respira mucho folclore. Fue bastante hereditaria la situación de cantarlo. No tuve mucho tiempo ni conciencia; estaba medio implícito. Tampoco se puso en cuestión o me lo preguntaron. Incluso, en su momento, no consumía otras cosas que no sean música de raíz. Después, en función de dedicarme profesionalmente, arranqué a estudiar. Hice el secundario en el bachillerato de Bellas Artes, después empecé a estudiar danzas, y más tarde volví a la Facultad de Bellas Artes. En el medio de todo eso, siempre estuvo pertenecer al escenario porque yo viví toda mi vida en una peña, en un centro cultural. Mi casa era el espacio donde sucedían los encuentros. Vivía en constante relación con los músicos, las guitarreadas, los espectáculos, la comida, la clientela. El juego de estar arriba y abajo del escenario nació y fue creciendo en función de los deseos y el vértigo que te genera tener esa posibilidad. Cuando tenía más o menos 15, empecé a cantar arriba del escenario. Después, en el 2012 gané un premio muy importante en Cosquín y eso me hizo tener que decidirme por hacerme profesional o no. Dejó de ser un juego, ya tenía un compromiso, una presión. Me empezaron a pasar un montón de cosas que me hicieron dar cuenta de que si quería vivir de eso tenía que crearlo y provocarlo.

¿Fue una presión interna o algo del contexto?

Más de contexto. Para mí era un juego Cosquín, no tenía tanto valor consciente en mi vida. Era un deseo, una proyección pero lo vivía como algo que no tenía el peso que sí tomó para mi familia y mis amigos. Los periodistas empezaron a aparecer. Pasé de 500 seguidores a cinco mil en Facebook, tener que hacer una página, que me reconozcan. De repente la exposición fue tal que a mí me generó mucha presión y tuve que tener ciertos cuidados que antes no tenía. Todo eso de golpe es muy intenso. Y generó que no solo tuviera que hacerme cargo de mi talento y lo que yo podía hacer, sino también de lo que quería transmitir, y empezar a articular en función de eso. Ya después en lo personal, si bien era lo que yo quería, no sabía que iba a ser así. Tuve experiencias muy lindas y también muy dolorosas. Toda la presión y la exposición, si no estás preparada, te generan depresión. Se pone en juego la autoestima. Se genera un quiebre.

Y después de ganar el premio, ¿qué pasó?

En el 2016, vino el primer disco y decidí vivir de la música, a los 21. Fue un puntapié muy importante en mi vida. Me mudé sola. Más o menos así se fue generando todo hasta la actualidad, con todo lo que he construido en estos años pude vivir de la música. Se me trabó por la pandemia y lo tuve que transformar. El arte es invaluable y es lo menos remunerado. Queremos vivir de eso pero si todo el tiempo está ninguneado, es muy difícil generar ese vínculo.

¿Y cómo estás llevando el encierro?

Difícil, como todos. Creo que a cada uno se le presenta de una forma distinta. En mi caso me imposibilita salir a hacer shows, tocar, trabajar. El 90% de mi actividad económica pertenece a esa área; entonces, tuve que readaptar mis posibilidades en función a eso. Antes de que suceda todo esto, tenía un disco grabado y ahora estoy presentándolo encerrada, que es rarísimo. Pero estamos reinventándonos en función de las posibilidades. Soy una persona súper activa y positiva así que ando todo el tiempo gestionando no quedarme quieta. Estoy estudiando en la institución de Bellas Artes de La Plata y lo que más me está salvando es dar clases de canto.

¿Cómo es esta presentación del disco en cuarentena?

Rara. La presentación que estoy teniendo es en su totalidad online. En la industria de la música lanzar todo un disco pasa medio desapercibido; entonces se usa mucho editar primero un tema, después otro y otro. En función a eso, sacamos cuatro cortes de difusión, que pertenecen a un esquema visual artístico, que son las cuatro estaciones. Hace poquito sacamos uno que se llama “Fénix en Primavera”. El 31 de julio salió otro que se llama “Mi Gobierno”. En agosto voy a lanzar otro tema que se llama “Flores de Invierno” y en septiembre, otro “de verano”. El material lo tenemos que aprovechar al máximo: culturalmente ya no se escucha todo un disco de 15 canciones. Este que estoy haciendo recién se va a escuchar completo en octubre.

¿Cómo ves al folclore en Argentina?

Está activo, pero no se ve. No es homogéneo el conocimiento en el país. El folclore es lo último del tarro. Hay una idea generalizada de que es lo que los grandes consumen y a mucha gente le resulta aburrido. En mi vivencia es totalmente lo contrario. Hay festivales de música de raíz en todos los municipios de Argentina, hay centros culturales, encuentros, peñas, competencias de danza folclórica. Pero no es lo más difundido, no es lo más exhibido. Hay un cierto contraste en función del sistema capitalista: lo que es vendible y lo que no es tan vendible. En Buenos Aires está mucho más arraigado lo que es vendible. Que no quiere decir que en el folclore no exista, sino que te quieren hacer creer que no es así. Hay una correlación que se disputa y a la vez se corre en función de las necesidades políticas y de moda.

¿Sentís que al ser una representante joven del género lo estás modernizando?

Sí, me gusta reinventarme y no seguir esta idea de que hay que hacer lo que otros ya hicieron. Me gusta crear y formar mi propio camino. No me veo una persona vanguardista pero sí me gusta la idea de transformar y brindar otras posibilidades. El género también ha evolucionado: hay una rama más tradicional y otra que se le dice folclore estilizado. Pero se estiliza en función de que hay nuevos espectadores, nuevas edades. De repente el folclore de ser de multitudes paso a estilizarse y encontrarse en distintos ambientes y aspectos. Internet también provoca que haya conocimiento de otras músicas; entonces, deja de haber una sola música para una región y se genera una diversidad pluricultural.

¿Crees que sufrís estigmas por ser una mujer joven?

Sí, igual fueron cambiando a lo largo de los años. Mi viejo es súper negrito, entonces cuando era chica, alrededor de los 8 años, sentía un rechazo por eso. Después, a los 12, empezó a haber más aceptación y cuando empecé a dedicarme más profesionalmente al escenario, empecé a sentir esta distinción del género, que al hombre le molestaba que una pendeja de 16 años viniera a sacarle tiempo y espacio. Hasta que pasó lo de Cosquín a los 18 y generó como un manto de respeto. De repente empecé a tener más peso y valor. En el ámbito, no deja de existir el ego y las rispideces en función de la envidia. Lo he sentido porque empecé a viajar a festivales: el ninguneo porque soy mujer y soy más chica, ni hablar de que vas a robar espacio. Tampoco es así en todos lados, pero si sucede que es un sector súper machista.

¿Dirías que tiene que ver con la edad porque es un género más tradicional o es machista en general?

Lo segundo. Es machista sin importar edades. Cuando hubo el boom de Ni Una Menos yo tenía 21 años y empezamos a visibilizar ciertas cuestiones que no se decían. Antes era algo energético, raro, y de repente se convirtió en algo real. Hace no muchos años, creo que en 2017, en Jesús María, en la jineteada, ganó una mujer. El premio para los ganadores era 40 mil pesos. Y como ganó una mujer le regalaron una cocina. Le cambiaron el premio. Imaginate, en algo tan tradicional como la doma de caballos, justo viene a ganar una mujer. Yo no sé si esa chica tiene la posibilidad de reclamar el premio como lo vale. Pero es algo que no importa qué edad tengas, está muy arraigado a lo cultural. En Argentina y en el folclore, más todavía. Igual no quiere decir que no exista en otros ámbitos y otros espacios. Pero como puede ser que en 2017 siga pasando eso.  Hace poco salió la ley del cupo femenino del 30% en escenarios; si no nos permiten, no nos dan espacio, ¿cómo quieren que de la noche a la mañana existan buenas cantoras, productoras, compositoras y músicas?

Visitar museos sin salir de casa

Visitar museos sin salir de casa

Recorrido virtual por el Museo de Arte Contemporáneo de Buenos Aires.

El Día Internacional de los Museos se celebra anualmente el 18 de mayo en más de 150 países. La fecha se lleva a cabo desde el año 1977, con el objetivo de concientizar sobre la importancia del enriquecimiento y el intercambio cultural. La celebración está organizada por el Consejo Internacional de Museos (ICOM) y en 2019 contó con la participación de 55 mil espacios alrededor del mundo. Debido a la emergencia mundial ocasionada por el COVID-19, este año la conmemoración se vio obligada a trasladarse al formato digital. En el caso de Argentina, varias instituciones y organizaciones se sumaron a la iniciativa con distintas estrategias y recursos.

Cada año se selecciona una temática diferente en torno a la cual se realiza la jornada. La elegida para  2020 es “Museos por la equidad: diversidad e inclusión”, y busca recuperar la capacidad de estos espacios de “crear experiencias significativas para personas de todos los orígenes y contextos sociales”, de acuerdo a la descripción en la página oficial del ICOM, que desarrolló un mapa con todas las experiencias internacionales que se llevarán a cabo.

En la Ciudad de Buenos Aires

El Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA) tiene una colección digital con más de 2.500 obras disponibles en su página web. Además, en sus redes sociales lanzó un desafío, donde invita a los seguidores a realizar su propia versión de las obras expuestas en sus salas y cuenta con un canal de Youtube en el que presentan entrevistas a grandes artistas nacionales.

En tanto, junto con FLACSO Argentina desarrollan la experiencia de formación colaborativa “Cultura, Arte y Género”, donde se abordan temáticas de las ciencias sociales y las artes, a partir de la colección permanente del museo. La iniciativa comenzó el 14 de mayo a través del campus de FLACSO y en las redes sociales de Cultura, Arte y Género. Para este lunes, a las 18, se realizará una videoconferencia con Mariana Marchesi, la directora artística del Bellas Artes, y la directora del proyecto, Grisel El Jaber.

Museo Nacional de Bellas Artes

Por su parte, el Museo de Arte Contemporáneo de Buenos Aires (MACBA) está incorporado en la red de instituciones de la plataforma Google Arts & Culture, donde se puede ver una parte de su colección y una visita virtual de 360º a su interior. Además, en su plataforma de Youtube se encuentra una serie de videos sobre su historia y exposiciones de años previos, junto con testimonios de su fundador y varios artistas. Desde hoy dan inicio a una nueva exhibición, Vértigo, que nuclea artistas emergentes y consagrados. Además, este mismo día comienza un nuevo ciclo de clases online sobre los años ‘60, aprovechando la obra de Alejandro Puente y César Paternosto (ambos pertenecientes a la colección del MACBA).

El Museo Casa de Ricardo Rojas (Facebook Museo Casa de Ricardo Rojas), con sede física en Charcas 2837,  también se mantiene activo de forma online publicando #VocesDisidentes. La institución aprovecha la temática del Día Internacional del Museo en pos de la diversidad y la inclusión para actualizar su proyecto de accesibilidad. Se llama “Voces de la casa” y está realizado en conjunto con la Asociación Civil Lengua Franca. La iniciativa es una invitación a cruzar modos de ver y pensar el mundo para construir una sociedad más inclusiva y respetuosa.

Por otro lado, el Museo de Arte Moderno (MAMBA) presenta #MuseoModernoEnCasa, un programa semanal que se desarrolló “a la velocidad de la luz”, de acuerdo a su página web, de la mano de intelectuales argentinos. Cada semana se toma la obra de un artista contemporáneo y se trabaja sobre algunos ejes que ayudan a reflexionar el contexto actual. Además, ofrece capacitaciones a docentes de todos los niveles, talleres para padres e hijos de la mano de artistas argentinos y diversos programas avocados a grupos sociales específicos, como mujeres víctimas de violencia, hogares, centros de salud mental e inmigrantes, entre otros.

Museo de Arte Moderno de Buenos Aires.

En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, las propuestas de los museos se publican semanalmente en redes sociales. En la cuenta de Instagram @museosba están agrupadas todas las instituciones que dependen del Gobierno porteño y, a través de distintos formatos, muestran actividades, exposiciones, entrevistas a artistas y trabajadores, además de la participación del público

Otros horizontes

En la provincia de Córdoba, el Museo de la Facultad de Psicología se hace eco de la celebración anual, para la que preparó “un video con diversos colaboradores, como trabajadores de la institución, estudiantes y docentes, bajo la consigna de la diversidad y la inclusión”. El producto final se presenta en las redes sociales de la Facultad desde hoy. Por otro lado, la Agencia Córdoba Cultura, a través del Centro de Arte Contemporáneo Chateau, propone participar de La Colección Ideal, una muestra virtual colaborativa donde quienes participen pueden presentar sus obras de arte. Y el Museo Evita–Palacio Ferreyra, de la misma provincia, lanza semanalmente una propuesta bajo el nombre #MuseoEnCasa, donde invita a sus seguidores a recrear obras de un artista seleccionado y compartirlo en redes sociales.

En la ciudad de Neuquén, dos museos se unen a la celebración internacional con una temática común: la historia argentina. El Museo Paraje Confluencia propone simular una conversación entre Julio A. Roca, ex presidente argentino impulsor de la Conquista del Desierto, y Jaime de Nevares, obispo de la ciudad y ferviente defensor de los derechos humanos durante la última dictadura, alrededor de la temática de los pueblos originarios y la disputa por el territorio argentino. A su vez, el Museo Gregorio Álvarez (Facebook Museo Gregorio Álvarez) presenta tres actividades para repensar, desde una mirada crítica, el origen del pueblo argentino, su cultura y cómo debe ser abordada por las instituciones museísticas.

Otras experiencias

Ronda Cultural es una Asociación Civil sin fines de lucro formada por jóvenes profesionales que buscan promover el acceso a la cultura. Su rol es articular el contacto entre públicos y museos para fomentar el entusiasmo y estimular las ganas de visitar estos espacios. A partir del comienzo del período de cuarentena, lanzaron una versión digital llamada Ronda desde casa, que cuenta con cuatro proyectos, dos de ellos vinculados a los museos.

En primer lugar, “Museo para armar” es un ciclo de talleres en formato video donde se busca entrar en el mundo de un artista cuyas obras formen parte del patrimonio argentino. Se analizan sus técnicas e inspiraciones y se propone a la audiencia que creen obras de arte inspirados en ellas, ya que “nadie nace artista, sino que todos se inspiran unos a otros”, afirma Valeria Escolar, la directora de la asociación. Hasta ahora, trabajaron con obras de Jackson Pollock, Antonio Berni y Marcia Schwartz.

También presentan el programa “Paseos culturales sin salir de tu casa”, donde “la virtualidad nos permite llegar a más museos, además de los que recorremos físicamente en la Ciudad de Buenos Aires”, dice Escolar y agrega: “Es un formato adaptado de los paseos culturales característicos de Ronda, que propone una nueva forma de descubrir el patrimonio y la cultura que nos rodea. Lo que hacemos es mostrar cómo estos espacios están vinculados con nuestra historia”. Esta posibilidad otorgada por lo digital agrega un carácter federal a los recorridos, en videos de tres minutos.

La emergencia sanitaria afecta infinidad de posibilidades pero la digitalización crea más oportunidades que nunca. Los espacios culturales se ven obligados a reinventarse para pasar a formar parte de esta nueva normalidad y acercar sus contenidos a distintos tipos de públicos. Ahora las audiencias también crean y son sus obras de arte son publicadas en las páginas de los museos. ¿Qué quedará de todo esto cuando pase la pandemia?