Duele en el alma

Duele en el alma

El Tren Alma es un hospital rodante que durante más de tres décadas viajó al norte argentino para brindar atención médica gratuita a chicos en condiciones de vulnerabilidad  social. En 2015, un incendio destruyó sus vagones y desde entonces dejó de funcionar. El Estado, mediante la firma de un convenio, se comprometió a proveer nuevos vagones pero la entrega nunca se concretó. Todavía la organización espera que las autoridades cumplan lo prometido para recuperar ese servicio sanitario.

La historia del tren sanitario comienza cuando la Fundación Alma lo puso en funcionamiento en 1980, para llegar de manera sostenida a localidades del norte del país que no cuentan con servicio pediátrico permanente. “Para muchos de esos chicos el Tren Alma era la única instancia anual de acceso a un servicio de salud”, afirma Magdalena Pardo, miembro de la comisión directiva de la Fundación.

El tren llegaba todos los años a cada uno de los destinos con equipos  profesionales voluntarios que incluían pediatras, odontólogos, enfermeros, radiólogos, trabajadores sociales y bioquímicos. Antonio Infantino, pediatra y actual presidente de Fundación, explica: “Durante quince días estábamos en esos pueblos atendiendo a los chicos. Practicábamos urgencias arriba del tren, detectábamos enfermedades, anomalías congénitas y en casos necesarios los conectábamos con centros de Capital.” Infantino resalta la importancia del tren sanitario en comunidades que se encuentran alejadas de las capitales provinciales y lamenta: “Es una pena para la gente del norte argentino la pérdida del tren, los chicos de esas localidades están ahora más desprotegidos”.

Dos odontólogas atendiendo a dos niños en el Tren Hospital para Chicos de la Fundación Alma.

Fundación Alma asegura que no dejará de luchar por conseguir que el Tren Alma pueda volver a emprender sus viajes.

En 2015, cuando el tren se encontraba dentro de unos talleres ferroviarios, un incendio accidental destruyó por completo sus históricos vagones, los cuales  habían sido cedidos en 1980 por el Ferrocarril Belgrano Cargas, de quien dependía además su mantenimiento y tracción. Pocos meses después del incendio, Fundación Alma logró firmar un contrato de comodato con el Belgrano para recibir nuevos coches, pero al cambiar la gestión de gobierno las nuevas autoridades desconocieron ese vínculo. El Ferrocarril Belgrano Cargas, actualmente Trenes Argentinos Cargas, depende del Ministerio de Transporte de la Nación.

Durante dos años la Fundación recorrió un arduo camino de gestiones y negociaciones hasta conseguir, en marzo de 2017, la firma de un acuerdo. Magdalena Pardo sostiene al respecto: “Firmamos un convenio de compromiso con la actual gestión del Ferrocarril Belgrano Cargas, por el cual se comprometió a entregarnos nuevos vagones en el trascurso de este año. No solamente no los hemos recibido, tampoco  se nos manifiesta certidumbre de que esto vaya a ocurrir.”

Fundación Alma, a lo largo de sus casi cuarenta años de tarea voluntaria, mantuvo un proyecto colectivo que asistió a más de 90.000 chicos priorizando el trabajo en equipo  y el seguimiento, a través de las historia clínicas sociales, de cada uno de los pacientes. Micaela Maldonado, trabajadora social de la Fundación, explica: “El trabajo en red durante el viaje y posterior al viaje es fundamental. Entender todo el contexto que atraviesa ese chico y esa familia permite también un  mejor diagnóstico y tratamiento desde lo médico.”

Una mujer y su bebé teniendo una consulta al aire libre con una Médica voluntaria de la Fundación Alma.

“El trabajo en red durante el viaje y posterior al viaje es fundamental», comenta Micaela Maldonado, trabajadora social de la Fundación.

A pesar de la incansable lucha por conseguir la restitución de los vagones, Fundación Alma continuó con su tarea y siguió  llegando a las localidades a las que llegaba por medios alternativos.  Pardo relata: “Nos propusimos seguir llegando porque no podemos dejar abandonadas a estas comunidades pero lo hicimos con equipos médicos mucho más reducidos, ofreciendo mucha menor variedad de prestaciones, y en condiciones de trabajo mucho más complicadas para los voluntarios. El tren, además de contar con todo el equipamiento médico, resolvía la cuestión del alojamiento y de las buenas condiciones de trabajo para los voluntarios”. Y agrega: “El impacto de estos viajes es menor, definitivamente el tren es mucho más que un medio de transporte, es para nosotros  una forma de trabajo y nuestro dispositivo de intervención.”

Antonio Infantino resalta la importancia que las comunidades daban a la llegada del tren y dijo: “Cuando la  gente de esos pueblos veía llegar el tren a la estación era una alegría enorme para todos, era un acontecimiento importantísimo. Nos recibían y nos despedían con lágrimas”. En el mismo sentido, Micaela Maldonado señaló: “El tren por sí solo convoca, llama la atención, tiene una trayectoria clara en esos lugares.”

Ante los varios intentos por parte de ANCCOM de dialogar con representantes de Trenes Argentinos Cargas la única respuesta obtenida fue el envío de un comunicado que proclama: “Actualmente estamos trabajando en  las especificaciones técnicas y presupuestaciones definitivas con proveedores externos, para poder seguir acompañando a la Fundación Alma en su gran labor de atender chicos y adolescentes del norte argentino que necesitan asistencia médica.”

Mujeres acompañando a sus hijos, haciendo una fila, esperando ser atendidos en el Tren Hospital para Chicos de la Fundación Alma.

«El tren es mucho más que un medio de transporte, es para nosotros una forma de trabajo y nuestro dispositivo de intervención», comenta Magdalena Pardo.

Por su parte Fundación Alma asegura que no dejará de luchar por conseguir que el tren Alma pueda, como lo hizo durante décadas,  volver a emprender sus viajes. Pardo concluye: “Vale mucho todo el capital humano y simbólico que construimos, el saber hacer que implica montar un hospital, la red de voluntarios, la red de donantes, los referentes en las localidades.” Infantino concluyó: “Somos todos voluntarios, es una pena esta pérdida, queremos seguir viajando, queremos tener el tren y volver a armar de nuevo todos nuestros equipos.”

Actualizado 21/11/2017

“El negocio es la enfermedad y no la prevención”

“El negocio es la enfermedad y no la prevención”

Enfermeros del Hospital de Pediatría Juan P. Garrahan, ubicado en el barrio porteño de Constitución, denuncian el desarme de un anexo de vacunación en medio de la campaña de inmunización antigripal. El desmantelamiento de este sector, en el que se aplicaron 11.060 dosis de vacunas antigripales en dos meses desde el inicio de la campaña, afecta a miles de chicos que acuden al establecimiento para obtener las inyecciones gratuitas y prevenir el contagio de enfermedades durante la época invernal.

Miguel Ángel Abelans, enfermero jefe del vacunatorio del Garrahan, manifestó: “Denunciamos que fue suspendida la vacunación antigripal en un anexo que teníamos en el hall de entrada del hospital. Era una ubicación estratégica porque es un lugar de mucha concentración de gente, lo que favorece el acceso rápido. Hace siete años que tenemos este puestito en el hall durante la época invernal, y la comunidad ya nos reconoce.” Sin ocultar su indignación por el carácter súbito del desmantelamiento, que se realizó sin previo aviso al personal a cargo del sector, Abelans continuo: “De un día para el otro, vamos a nuestro lugar de trabajo y nos encontramos con que lo habían desmantelado. Nadie sabía nada, ni siquiera la directora de Enfermería. Nadie nos dio ninguna explicación, y por eso, además de ser un hecho abusivo, nosotros lo interpretamos como un descrédito al trabajo que estamos haciendo ahí. Nos acercamos a las asociaciones profesionales. A través de ellas elevé una queja a mi jefe inmediato y pregunté los motivos por los que se había cometido esta acción, que considero limitante del derecho de los chicos al acceso a la vacuna antigripal.”

“Denunciamos que fue suspendida la vacunación antigripal en un anexo que teníamos en el hall de entrada del hospital», dice Miguel Ángel Abelans, enfermero jefe del vacunatorio del Garrahan.

La decisión de desmantelar el Anexo Vacunatorio –como se denominaba al sector- fue tomada el 10 de junio por el Consejo de Administración del Hospital Garrahan, encabezado por su nuevo presidente Carlos Kambourian, ex Secretario de Salud de Pilardonde fue denunciado por concejales por haber permitido el arancelamiento de algunas prestaciones del Hospital Público de Odontología del municipio- y ex director del Hospital Pediátrico de Malvinas Argentinas durante el mandato de Jesús Cariglino. El Directorio del Hospital Garrahan también es integrado por los titulares Roberto Debbag, Roberto Oscar González y Graciela Reybaud. A través de un comunicado enviado a la Asociación de Profesionales del Garrahan, que representa a los trabajadores, los integrantes del Consejo justificaron la suspensión del espacio argumentando que el anexo no se había utilizado durante varios días –lo que sucedió debido a la falta de personal disponible para vacunar en ese lapso-; que el espacio no cumplía con las medidas recomendadas por el Ministerio de Salud de la Nación -una superficie menor a los 7,5 metros cuadrados-; por tener un horario de funcionamiento inferior a 6 horas diarias; y por no estar apropiadamente higienizado. También objetaron que el número de vacunas administradas este año fue menor a las que se dieron en el mismo período durante el 2016. “La administración de vacunas antigripales en el mismo Hospital desde la última semana de abril hasta el 10 de junio, día en que se suspendió la vacunación en el hall, fue de 3.808 vacunas antigripales. En el mismo período del año 2016 se habían administrado 10.625, es decir este año, con un lugar de administración de vacunas en el hall y con 20 días de no funcionamiento voluntario por parte del Vacunatorio se administraron 64% menos vacunas, mostrando un impacto negativo en el funcionamiento del mismo”, concluía la misiva firmada por las autoridades de la Secretaría de Salud de la Ciudad de Buenos Aires.

Por su parte, la Asociación de Profesionales negó que se haya producido una disminución en la cantidad de dosis aplicadas y envió una respuesta a este comunicado contradiciendo la información oficial sobre las estadísticas de vacunación en lo que va del 2017. “Desde el comienzo de la Campaña y hasta la suspensión de la vacunación en el hall, el ritmo vacunal comparativamente al año anterior fue parejo. Con un leve incremento en el 2016 del 8,3%. Muy lejos del ´se administraron 64% menos vacunas´ y del ´impacto negativo´ notificado por las autoridades. El real impacto negativo se concreta en el número de dosis administradas luego del cierre del Anexo del hall. Ya que en las primeras nueve semanas de Campaña Antigripal, funcionando los dos sectores (Vacunatorio y Anexo) se aplicaban 1.030 dosis semanales a un promedio de 206 vacunas antigripales diarias. En las 5 semanas posteriores a la suspensión de las actividades en el hall (el sector Anexo), teniendo como único acceso al Vacunatorio, las dosis semanales cayeron a 413, a un promedio de 82 dosis/día. Lo que demuestra que, restringiendo el acceso, el ritmo de vacunación antigripal descendió un 60%”, sentenciaba la respuesta.

La decisión de desmantelar el Anexo Vacunatorio –como se denominaba al sector- fue tomada el 10 de junio por el Consejo de Administración

“Las personas que ahora ocupan los cargos jerárquicos dicen que vinieron con la intención de modernizar y transformar el Garrahan, pero es una fachada. Muchos pensaban que el vacunatorio molestaba en la entrada y quedaba mal estéticamente, y como el hospital cumple 30 años y van a venir autoridades nacionales a visitar el edificio, lo han sacado por una cuestión de imagen. Para ellos modernizar es sinónimo de achicar”, advirtió Abelans. “Si uno ve el proyecto de la gente que entró al Consejo de Administración –los doctores Kambourian y Debbag- como la nube de wi-fi, la telemedicina y la oficina de comunicación a distancia, está íntimamente relacionado con lo tecnológico y con lo que va a generar negocios. Es llamativo que en todos esos programas no hay nada que tenga que ver con las condiciones laborales y la salud de los trabajadores. Lo que más nos afectó es la forma en que nos ningunearon como servicio al cerrar el anexo sin avisarnos, y la clara intención de que no sigamos vacunando, porque si así lo quisieran se podrían mejorar las irregularidades reglamentarias o nos podrían haber dado otro espacio.”

Liliana Ongaro, presidenta de la Asociación de Profesionales del Hospital Garrahan y Secretaria General del Gremio de Profesionales y Técnicos del Garrahan, expuso: “Se elevó una nota desde la Asociación al Consejo de Administración a pedido de los trabajadores del vacunatorio, pidiendo explicaciones sobre el cierre y exigiendo que se implementen, lo más pronto posible, las medidas para rearmar el anexo. La contestación llegó llamativamente rápido, porque en general nuestros reclamos entran en largos ciclos de silencio o directamente no tienen respuesta. Uno de los argumentos era el espacio físico, que según ellos tenía un metraje menor al exigido por el Ministerio. Y justificaron el desarme diciendo que se va a abrir un nuevo vacunatorio, que recién ahora se va a empezar a construir y que puede tardar uno o dos años en terminarse.” Ongaro añadió: “Esto se da pocos días después de que saliera un proyecto para eliminar la obligatoriedad de las vacunas sin consentimiento de los padres, que en seguida fue repudiado por los presidentes de asociaciones de Infectología, de Pediatría, etc. El desarme del vacunatorio se da en este marco, y para nosotros no es casual.”

En las primeras nueve semanas de Campaña Antigripal, funcionando los dos sectores (Vacunatorio y Anexo) se aplicaban 1.030 dosis semanales a un promedio de 206 vacunas antigripales diarias.

La suspensión del Anexo Vacunatorio tuvo lugar en la misma semana en que Paula Urroz, diputada nacional por la provincia de Buenos Aires de Cambiemos, presentó un proyecto de ley sobre “Consentimiento Informado en Materia de Vacunación”, mediante el cual se terminaría con la obligatoriedad de la vacunación a menores de edad. De aprobarse esta iniciativa, habilitaría a los padres o responsables de los niños a rechazar la aplicación de vacunas que en la actualidad son obligatorias y que se proporcionan de manera gratuita en centros de salud públicos.  

“Esto de levantar el vacunatorio en plena campaña de vacunación antigripal, en pleno invierno, que podría considerarse un hecho aislado, cobra otro sentido frente a la salida de este proyecto descabellado, con el cual se busca seguir achicando los derechos del acceso a la salud y compensar las pérdidas económicas que tuvieron los vacunatorios privados en los últimos años, porque de 6 vacunas obligatorias que había hace una década pasamos a 19, lo que perjudicó al mercado privado. Esta medida es apoyada por el doctor Debbag, uno de los nuevos integrantes del Consejo designado por el Gobierno”, explicó Abelans. Luego aclaró que el infectólogo Roberto Debbag antiguamente fue director médico regional para América Latina de la empresa farmacéutica multinacional Sanofi Pasteur, un laboratorio que justamente se dedica a la producción de la vacuna antigripal. “Nosotros entendimos que acá la intención es limitar el acceso para achicar la demanda. Hoy estamos aplicando 500 dosis semanales, porque hemos creado un sistema de acceso rápido para la población. Queremos demostrar que la medida política que han tomado fue contraproducente. Las intervenciones con vacunas salvan a entre dos y tres millones de chicos por año en el mundo. Pero parece ser que el negocio es la enfermedad y no la prevención. Este es el rumbo que está tomando el sistema de salud, porque se han desguazado muchos sectores que tienen que ver con la prevención y programas a nivel nacional”, expresó Abelans.

Enfermeros del Hospital de Pediatría Juan P. Garrahan denuncian el desarme de un anexo de vacunación en medio de la campaña de inmunización antigripal.

Miriam Silvero, enfermera y miembro del Gremio de Profesionales y Técnicos del Hospital Garrahan, agregó: “Sabemos que en la gestión de salud, una de las principales barreras para que la población acceda a un servicio público es la cola, la espera y las demoras. Entonces, nos sacan ese lugar, que es de fácil acceso para los familiares que están con los chicos en la sala porque te lo chocabas a la entrada del hospital. Ahora tienen que ir al Vacunatorio principal, donde se dan todas las otras vacunas, y la gente se va sin darse la antigripal. Así los desmotivan. Es un método para disminuir la demanda de un servicio. Es un tema de oferta, porque si yo no tengo un lugar para atender rápidamente y no aumento la oferta, la demanda cae. Al declarar la no obligatoriedad de la vacuna, el Estado se aleja de la salud pública y se entra en el ámbito privado.”

 

“La intención que se quiere implementar es considerar a la salud como una mercancía, donde se obtengan ganancias”, concluyó Ongaro. “Para eso, como podemos ver en el caso del vacunatorio pero a nivel general, se busca que la demanda caiga para demostrar que los hospitales no sirven, como está pasando en el Conurbano. No sería raro que el próximo paso sea que Vidal empiece a cerrar hospitales y ponga centros privados para favorecer a las obras sociales y a las prepagas. Lo del vacunatorio es un ejemplo de lo que se viene.”

El desmantelamiento de este sector, en el que se aplicaron 11.060 dosis de vacunas antigripales en dos meses desde el inicio de la campaña, afecta a miles de chicos.

Actualizado 25/07/2017

“Van a pasar cosas terribles en la salud de los argentinos”

“Van a pasar cosas terribles en la salud de los argentinos”

“Están teniendo un estado de ineptitud y de inmovilización tremendo. No están haciendo nada. No están previendo cosas que van a pasar”, se alarma Donato Spaccavento, actual presidente de la Fundación del Hospital Argerich, ex secretario de Salud porteña durante la jefatura de Gobierno de Aníbal Ibarra y actual conductor del programa Chequeo General que se emite los domingos por la tarde por Radio Del Plata. “Va a aumentar la mortalidad infantil -continúa, refiriéndose a la política del actual gobierno-, también la desnutrición, el dengue y las enfermedades infectocontagiosas”.

Egresado de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires en 1980 –donde actualmente ejerce como docente de Farmacología–, Spaccavento es dueño de una extensa trayectoria en la gestión sanitaria. Entre otros cargos, fue Presidente del Consejo de Administración del Hospital Posadas, Gerente de Articulación de Sistemas de Salud de la Superintendencia de Servicio de Salud, Gerente de Prestaciones Médicas de la Administración de Programas Especiales y Director del Hospital Argerich. Además, estuvo a cargo del  Ministerio de Salud y Desarrollo Social de la provincia de Santiago del Estero.

Con una mirada crítica sobre la fragmentación del sistema de salud público y la injerencia de las empresas privadas en el sector, manifiesta su preocupación por los padecimientos de los sectores más vulnerables: “Ya hay más enfermos y víctimas por enfermedades porque no pueden pagar el gas, el agua, la electricidad, que son derechos humanos. Ningún ser humano puede vivir sin agua segura, sin electricidad”, explicó.

¿Cómo se ocupa el Estado de la salud pública?

El gobierno nacional, al despedir gente, está debilitando algunos programas, como el del dengue: despidió a los conductores de los trailers que hacían la fumigación interepidémica. Las autoridades demuestran una ineptitud y una inmovilización tremenda. No están haciendo nada. No están previendo. Van a pasar cosas terribles, aumentarán la mortalidad infantil, la desnutrición, el dengue, las enfermedades infectocontagiosas. Vamos a dejar de ser un país de transición epidemiológica debido a las políticas económicas y sociales del gobierno nacional que no están acompañadas por una prevención de la salud. Las políticas sociales y económicas que está implementando este gobierno ya han producido casi dos millones de pobres –1.700.000 según las fuentes–. Y la pobreza se asocia a la insalubridad, a la enfermedad.

¿Todo es responsabilidad de este gobierno?

«El gobierno anterior, en doce años, hizo cosas muy buenas, pero no hizo cosas que había que hacer que eran estratégicas.»

El gobierno nacional anterior, en doce años, hizo cosas muy buenas, pero no hizo cosas que había que hacer que eran estratégicas. Las cosas muy buenas son directas e indirectas. Entre las directas, creó el Instituto Nacional del Cáncer, el Plan de Vacunación, el Instituto Nacional de Medicina Tropical, el programa Remediar, el Plan Nacer y el Programa Materno Infantil. De las indirectas, la más importante -sin dudas- es la Asignación Universal por Hijo, que incidió sobre la salud de los argentinos y de los sectores más excluidos y más vulnerables. Por lo tanto, profundizó el concepto de factores determinantes de la salud: no la idea de que la salud es un problema físico únicamente, sino que estamos atravesados por factores ambientales, sociales, climáticos, psicológicos, espirituales, materiales, de todo tipo.  Lo que no hizo ese gobierno fue profundizar una transformación en salud. No unificó, sino que fragmentó más. Les dio a los gobernadores el manejo presupuestario de la salud. Las provincias se fortalecieron en un pseudofederalismo sanitario que, en realidad, usaba la plata de la salud para pagar los sueldos. Así es como los hospitales provinciales son calamitosos en todas las regiones.  Estuve un año y medio como Ministro de Salud en la provincia de Santiago del Estero. Dábamos el presupuesto para construir un centro de salud y hacíamos un concurso ad hoc en ese mismo lugar para un médico y un enfermero de la zona. Instalamos un dispositivo sanitario para que la gente entrara en la red, en el sistema sanitario: vinieron cinco mil personas a atenderse que nunca lo habían hecho en ningún lado. Yo me quedaba dos días durmiendo en el tráiler con 50 profesionales. Pero este tipo de actividades que promueven la inclusión de los más vulnerables no se dan en todas las provincias, porque depende de cada gobernador. Nosotros fuimos parte de una intervención federal, a mí me mandó Néstor Kirchner  porque Santiago del Estero era un desastre. En la ciudad de Buenos Aires no se hace eso. Acá los centros de salud funcionan como hospitales periféricos, de mala atención, con pocos recursos. No hacen promoción de la salud.

¿Afecta la suba en la tarifa de los servicios a la salud de la población?

Ya hay más enfermos y víctimas por enfermedades porque no pueden pagar el gas, el agua, la electricidad, que son derechos humanos. Nadie puede vivir sin agua segura. La electricidad afecta por dos cosas: por la cadena de frío en los alimentos y por la temperatura ambiental. La hipotermia y el frío producen enfermedades de por sí, y en esta época del año, con un invierno que se adelantó, predisponen a enfermedades virales. Las bajas temperaturas permiten dos cosas: por un lado que los virus de la gripe y del resfrío funcionen mejor;  por otro lado, el sistema inmune funciona bien a 37 grados, y cuando hay frío, y uno no puede calentar el cuerpo, esa temperatura baja y afecta al sistema inmunológico. Por esos motivos uno tiene más tendencia a enfermarse en invierno. En las guardias, según los datos que tengo de observación y comentarios de colegas, hay mucha más demanda este año que otros. El frío también aumenta la incidencia de infarto agudo de miocardio, hipertensión arterial, accidente cerebrovascular, artritis, dolores articulares, y cambia el estado de ánimo, entre otras cosas. Todo eso se va a incrementar en la medida que la gente no pueda calefaccionar sus lugares de vida. El aumento de tarifas, el incremento de precios, la situación económica y social, el aumento de pobres, produce también cambios emocionales. Se dice que hay muchas más consultas por depresión a causa de la situación económica. En Chequeo General hablamos con psicólogos que nos dijeron que aumentaron muchísimo, este año, las consultas. Se deben a la incertidumbre, la falta de trabajo y la necesidad de estar cuidándote en todo, cuando veníamos acostumbrados a vivir más dignamente.

¿Qué caracteriza el sistema público de salud de nuestro país?

Yo creo que tiene una base ideológica muy buena, que fue la del sistema nacional de salud de Ramón Carrillo, que era un sistema único, de cobertura universal, donde la salud a partir de la Constitución de 1949 se consideró un bien esencial y un derecho humano. Garantizó y generó los cimientos para que cualquier persona se pueda atender gratis, tenga la cobertura que tenga. Esto fue hasta 1955, ya que a partir de la Revolución Libertadora el sistema, poco a poco, se fue desmembrando, se lo fue destruyendo y saboteando en función de la transferencia del dinero al sector privado. Entonces fueron surgiendo las obras sociales, que se legalizaron a partir del año 60, a través de un acuerdo entre (Augusto Timoteo) Vandor y  (Juan Carlos) Onganía. Vandor era un traidor del movimiento obrero que negoció con Onganía su continuidad a cambio de crear una ley para las obras sociales. Esa es la ley 23.660  que institucionaliza las obras sociales sindicales y la 23.661 que institucionaliza el PAMI como una obra social.

¿Y eso es lo que se mantiene hasta hoy?

Lo que pasa desde los años setenta hasta ahora –con un pico en los años noventa– es la fragmentación del sistema de salud. En los setenta, en todo el mundo hacen crisis los Estados de bienestar, se empieza a justificar la privatización, la transferencia de fondos del sector público al  privado. Acá ya no hay un solo sistema de salud pública, sino que hay distintos subsistemas. Uno es el público, que se divide en nacional, provincial y municipal. Otro es el de la seguridad social: las obras sociales provinciales, las sindicales, y el PAMI. Y por último está el privado, que son las empresas de medicina privada y los distintos dispositivos sanitarios que son tercerizados por las obras sociales sindicales y provinciales. Hoy lo que tenemos es una fragmentación de los subsistemas donde hay un gasto desorbitante, desmadrado –que ocupa más del 10% del PBI–, y no poseemos los indicadores sanitarios que tendríamos que tener con ese nivel de inversión. Porque la gente gasta dinero teniendo una obra social pero va a un hospital público. O sea que hace doble gasto: pone plata en la obra social, pero no la usa. Si hubiera un solo sistema, donde se articularan las obras sociales y el sistema público -no solo en el financiamiento sino en la prestación de servicio-, esto no sucedería. La falta de unificación permite la tercerización al privado del subsector público. Hay áreas de la atención de salud del sector público que están privatizadas: resonancia magnética, algunos laboratorios, imágene, por ejemplo. El resonador magnético del Hospital Fernández y el del Hospital de Niños son privados. Así disminuye el poder de regulación del Estado, y el poder de accesibilidad de la gente a la salud, porque las reglas de juego las maneja el mercado, aun en un hospital.

«Las vacunas faltan porque calcularon mal. Hay muchos casos. El nivel de ineptitud que tiene Cambiemos es alto. Van a chocar la calesita, esta gente no sabe gobernar.»

¿Cuál es la importancia de la prevención y promoción de la salud?

La prevención primaria, que es la vacunación, es muy importante y está siendo sostenida por el gobierno actual, que por el momento mantiene lo muy bueno que hizo el anterior gobierno: el plan vacunatorio y las vacunas que incorporó gratis. Después está la prevención secundaria, que es la promoción de la salud y la prevención de enfermedades. La promoción de salud debe darse a partir de políticas que tienen que ver con hábitos saludables, con vida sana y con medidas higiénico dietéticas: el estilo de vida, los hábitos, evitar el sedentarismo y el tabaco, etcétera. Eso es promover la calidad de vida, porque el impacto que tiene no es en el momento, sino que es a mediano y largo plazo. La prevención de enfermedades se hace con vacunas y también se hace atacando los factores determinantes: económicos, culturales, educativos, laborales, ambientales. Pero para que eso se logre efectivamente, no se puede hacer de arriba para abajo, se tiene que hacer de abajo para arriba. O sea que un gobierno debe generar las condiciones necesarias de democracia en la sociedad civil para que se pueda organizar y exigir a los mandatarios sus necesidades: agua potable, alcantarilla, el sistema de cloacas, de luz, electricidad, gas.

¿Cuál es la política del gobierno actual respecto a esto?

Eso, este gobierno no lo hace. Están pensando es armar un seguro privado de salud, que la obra social  y el sistema público sean un solo paquete. Ese es el modelo que están fomentando. Los sanatorios privados como el Colegiales, el Franchín, el Finochietto, o están asociados a obras sociales o están asociados a empresas de medicina prepagas. Si se pretende articular el sistema público con el de la seguridad social, hay que ver de qué forma se limita la transferencia al privado. El Estado, en vez de pagarle a los hospitales públicos, le pagaría a la obra social y al privado y desfinanciaría a los hospitales. Cuando los sistemas liberales como este, como pasó en el 2001, se caen –porque se caen indefectiblemente–,  los hospitales desfinanciados  no pueden aceptar ni dar la cobertura  necesaria a toda la población que perdió el trabajo y que entonces no tiene más obra social, o que bajó su ingreso y por lo tanto no tiene más la prepaga, y tiene que ir al hospital. Esas personas se van a encontrar con un hospital desfinanciado, sin recursos humanos y físicos, sin tecnología… Por otro lado, ningún sector privado invierte en promoción de salud y en prevención de enfermedades, porque la prestación con la que más puede recaudar es con la enfermedad. Lucran con la enfermedad, no con la salud. Otro tema grave es que las obras sociales sindicales y las provinciales no tienen políticas de prevención, ni de promoción de salud. Es interesante ver de qué se enferman las personas con un trabajo en especial. Los taxistas son sedentarios, comen basura, tienen un nivel de contaminación acústica terrible, un alto nivel de estrés, muchos son tabaquistas. Tienen todos los factores de riesgo para el infarto. ¿La obra social hace algo? No. Las obras sociales tienen falencias muy graves, a pesar del avance que se logró a partir de la Ley de Regulación de Obras Sociales y Prepagas del anterior gobierno. Entre otras cosas, establecía que te podías afiliar a una obra social o una prepaga estando enfermo, a cualquier edad. Lo que no hacía la ley era evitar que la gente de las obras sociales con mejores sueldos rompiera el sistema solidario que las rige.

¿En qué se basa ese sistema?

Se basa en que todos ponen en un pozo y tanto el de mayor como el de menor sueldo de ese sindicato son atendidos de la misma forma. A partir de los noventa, con Domingo Cavallo, eso se rompió. Permitieron a las prepagas asociarse a las obras sociales y captaron a los tipos de más sueldo de las obras sociales que decían: “Bueno, en vez de atenderme en el mismo lugar que un morocho, me voy a Swiss Medical”. Entonces, pagando 200 pesos más de lo que paga por ley, tiene un plan en Swiss Medical. Eso hizo que las obras sociales perdieran el aporte de la gente de más sueldo, lo cual hace que el nivel de cobertura -al tener menos plata y menos recaudación- sea menor. Entonces cubren menos de lo que tendrían que cubrir. El PMO (Programa Médico Obligatorio) atiende a las enfermedades básicas y lo tienen que cumplir todas las prepagas y las obras sociales. Pero hay otras enfermedades que no están incluidas. Entonces ahí el Estado le reintegra lo que gasta la obra social o la prepaga en eso. Las empresas de salud privadas son cazadores en el zoológico. Ganan cuando la gente está sana y cuando la gente está enferma ponen todas las trabas para atenderla. Así cualquiera hace negocios.

¿Cuál es la mejor manera de prevenir el dengue?

La educación. El dengue es una enfermedad claramente social, por el hábitat del mosquito. Una cosa es el momento epidémico y otra son los estados o tiempos interepidémicos, donde lo importante es la educación. La fumigación tiene poco efecto, y en algunas zonas de Latinoamérica –acá no– se utilizan químicos que producen efectos teratogénicos. La fumigación hay que hacerla con mucha inteligencia, entre una epidemia y otra. Pero lo más importante es el nivel de conciencia. Lamento mucho que no haya campañas de educación. Una cosa es informar y otra es educar para cambiar una actitud física y de costumbre. Al informar todo el mundo sabe que hay dengue, pero nadie saca el agua de los cacharros. Para educar tiene que haber un proceso de  ida y vuelta entre el educador y el educando. Y acá no hay porque este gobierno no genera participación social. A los clubes de barrio, por ejemplo, en vez de cortarles la luz o el gas como están haciendo, se los podría aprovechar para convocar a la gente para que opine, debata, se comprometa. Pero eso no sucede.

Misiones, Formosa, Chaco y Corrientes son las provincias que más casos tienen. Pero los huevos de mosquito resisten al frío mucho más de lo que antes se pensaba, o sea que puede existir hasta en la Patagonia. Puede haber dengue en invierno.

¿Cuál es la situación respecto a la gripe A? ¿Qué sectores se ven más afectados?

Los sectores más afectados son los pobres, sin lugar a dudas. Pueden ser todos los afectados, pero ellos son los que menos proteínas tienen. Hay una relación directa entre el estado nutricional y las enfermedades infectocontagiosas. El sistema inmune son proteínas, por lo tanto si una persona está mal alimentada, sin una buena dieta equilibrada de vitaminas y proteínas, es más susceptible a enfermedades. La situación actual respecto a la gripe A es grave, es mucho mayor que otros años. Hasta el 2009 había dos gripes: la gripe estacional, y la A que ingresó a la Argentina desde México. Ese año hubo una gran epidemia, con 27.000 infectados, lo cual produjo que en este momento la gripe A sea considerada la estacional: ya no es más una epidemia, una rareza. Las gripes son graves cuando hay factores de riesgo. De lo contrario, es una gripe común. Los que tienen factores de riesgo son los desnutridos, los que tienen enfermedades crónicas, los bebes entre 6 meses y 2 años, los mayores adultos y la gente que trabaja en el sistema público. Este año se dieron más casos que el anterior: el invierno se adelantó y no se vacunó a la gente lo suficiente. A esto se sumó el cambio de gobierno, y encima de otro partido. O sea que se tardó más en organizar todo. Además, el sistema inmunitario baja por razones de desnutrición y depresión, factores que se incrementaron en los últimos meses.

¿A qué se debe la escasez de vacunas para prevenirla?

Las vacunas faltan porque calcularon mal. Hay muchos casos. El nivel de ineptitud que tiene Cambiemos es alto. Van a chocar la calesita, esta gente no sabe gobernar. Creen que gobernar un ministerio es gestionar una empresa y están equivocados. No es que falten vacunas por falta de inversión, porque no quieran gastar en eso. Es porque son ineptos.
Actualización 28/06/2016