Fotografías de un continente

Fotografías de un continente

“No creemos que haya antecedentes de una muestra de fotografía latinoamericana de esta magnitud y con este nivel en Buenos Aires, y presentarla hoy nos enorgullece”, dijo el fotógrafo Juan Travnik en la inauguración de Aquí nos vemos, la imponente exhibición fotográfica y de artes visuales que reúne obras de más de sesenta autores latinoamericanos reconocidos a nivel regional y mundial.

Aquí nos vemos  – Fotografía en América Latina 2000-2015 se inauguró el sábado en La Gran Lámpara, sala del Centro Cultural Néstor Kirchner, que con esta muestra también se estrenó ese día. Entre los expositores invitados se destacaban, en la apertura, las presencias de la mexicana Graciela Iturbide y del brasileño Miguel Rio Branco, figuras centrales de la fotografía latinoamericana, que presentan aquí algunos de sus trabajos. Del exterior también llegaron, entre otros, el chileno Rodrigo Gómez Rovira y la mexicana Maya Goded, cuyas imágenes coexisten, en las salas, con las de decenas de fotógrafos argentinos, como Carlos Bosch, Helen Zout, Marcos Zimmerman, Guadalupe Miles, Marcelo Brodsky, Esteban Pastorino, Rafael Calviño, Alfredo Srur, Mariela Sancari, Emiliana Miguelez o Marcos López.

Gabriel Díaz, Adriana Lestido y Juan Travnik, los curadores, en la apertura de Aquí nos vemos.

La mayoría de las fotografías están enmarcadas, algunas son de tamaño mediano, otras pequeñas y están dispuestas todas juntas, y las más grandes ocupan paredes enteras. En blanco y negro y a color, los artistas abordan, entre otros temas, escenas de la vida cotidiana, el cuerpo, el dolor, la alegría, la soledad, la desaparición, la destrucción, la muerte. Algunas imágenes tienen una impronta documental muy fuerte ligada a la denuncia social; otras, sin embargo, tienden más hacia la construcción explícita de un mensaje armado con recursos de las artes visuales, pero, no por eso son menos reales y significativas. No obstante, todas las obras tienen en común la reflexión acerca de algo que los autores vivenciaron, vieron, transitaron o imaginaron y que buscan compartir.

La Gran Lámpara cuenta con 900 metros cuadrados y dos pisos. Las obras de los fotógrafos latinoamericanos abarcan toda la sala colgadas en paredes color crema en un ambiente cálido y muy bien iluminado. La exhibición colectiva de fotografías tomadas entre el 2000 y el 2015 fue promovida por el Ministerio de Cultura de la Nación, y está curada por Adriana Lestido, Juan Travnik y Gabriel Díaz. Los tres -fotógrafos argentinos de prolífica, extensa y premiada trayectoria- plantearon la importancia de que las imágenes dialoguen entre sí, y explicaron que ese fue uno de los motivos por lo que incluyeron expositores de distintas generaciones y nacionalidades de la región, además de la necesidad de promover el “abrazo latinoamericano”. Para Travnik el objetivo fundamental de la muestra es “transformar y producir un sentimiento”, es decir, producir una reflexión, un cambio en la mirada de quienes la visitan y recorren.

Una de las primeras fotos que se pueden ver en el segundo piso de La Gran Lámpara es el retrato de Jorge Julio López tomado por Helen Zout. “Retraté a muchísimos sobrevivientes de la dictadura militar y en el año 2000 a Jorge Julio López, seis años antes de que desaparezca en democracia”, contó la autora a ANCCOM.

Se exhiben, también, otras de las fotos de su serie Desapariciones, en la que puede verse un cráneo con un orificio de bala y un escrache a la casa de un represor de la última dictadura argentina.

“La serie Desapariciones es el trabajo más entrañable que tengo de toda mi carrera y esta muestra tiene una selección hecha por curadores de excelencia con un criterio exquisito”, expresó Zout.

Helen Zout y una foto que es un ícono: su retrato de Jorge Julio López.

Helen Zout y una foto que es un ícono: su retrato de Jorge Julio López.

“Yo soy sobreviviente –señaló Zout-. Aunque no estuve secuestrada, me fueron a buscar en el ‘76 los militares y sobreviví junto a mi ex marido y mi hijo. Yo estaba embarazada. Para mí hacer este trabajo, después de 20 años de silencio traumático, significó encontrarme con una parte de nuestra historia argentina, muy dolorosa. A la vez, este trabajo habla del dolor y de la consecuencia, la constancia y la lucha incansable de los organismos, de los protagonistas de esta búsqueda, que son las víctimas cercanas pero también la sociedad argentina. Para construir un presente y un futuro hay que saber y conocer el pasado y la verdad. Para mí es un orgullo vivir en un país en donde se juzgó a los genocidas”.

Entre los expositores, la joven argentino-mexicana Mariela Sancari presentó la serie Moises (2014), inspirada en la búsqueda de su padre muerto: ella y su hermana gemela no pudieron ver el cuerpo de su papá luego del suicidio y eso las hizo dudar de su muerte durante mucho tiempo. Su fantasía era que se lo podrían encontrar caminando en la calle o sentado en un café.

Sancari contó a ANCCOM cómo fue el proceso creativo de Moisés: “Lo que hice fue poner un aviso en el periódico buscando señores que se parecieran físicamente a mi papá y que tuvieran la edad que hoy tendría él si estuviera vivo”.

 

Mariela Sancari llegó desde México para presentar la serie Moisés.

Mariela Sancari llegó desde México para presentar la serie Moisés.

“Fue fuertísimo –agregó la autora-. Era como una especie de performance, yo fotografiaba a los que me contactaban y a todos les pagaba un poquito. El casting acabó siendo toda la serie. Me puse instrucciones muy sencillas: monté un estudio callejero, a todos los fotografié de una misma manera, por eso es una tipología, y muchos de ellos están usando un sweater que es el único que conservamos de mi papá, como una especie de zapatito de cenicienta, una cosa así. Entonces las fotos de la serie son muy parecidas y de lo que se trata justamente es de buscar a alguien en la multitud”. La serie es extensa y acaba de ser publicada en un libro.

“Es un honor estar aquí hoy, la mayoría de los colegas con los que estoy exponiendo es gente que admiro y de los que aprendí cuando estudiaba –dijo Sancari-, parada ante su obra, y señaló dos grandes imágenes colgadas en otra de las paredes de la sala-. Estar enfrente de Luis González Palma, que es un referente importantísimo de la fotografía latinoamericana, es como un sueño hecho realidad”.

Cercana a la obra Moisés está la serie Golpes (2008) del fotógrafo argentino Diego Levy. “Nunca antes hubo una muestra de este nivel –dijo -, al menos yo nunca vi algo así en mis 42 años de vida. Siempre la fotografía estuvo reducida a lugares más pequeños y mucho más recurridos sólo por colegas y amantes de la fotografía. Esta muestra pone a la fotografía en un lugar en el que nunca estuvo antes”.

La serie Golpes –de Levy- muestra las marcas en las caras de boxeadores que han tenido centenares de peleas sobre el ring. El autor contó cómo fue el proceso producción: “Resultó muy difícil, porque retraté boxeadores que pelearon hace cuarenta años y están distribuidos por el país. Están como muy olvidados los tipos, los fui encontrando de a poco. Para buscarlos preguntaba a quienes pudieran conocer viejos boxeadores, buscaba en la guía telefónica, llamaba y no era, llamaba a otro. ‘No, es mi tío’, me decían, y a partir de ahí los iba ubicando. La idea surgió cuando yo practicaba boxeo y tenía un entrenador con una cara bastante abollada por los golpes que había recibido; siempre lo quise fotografiar, un día lo hice, y después me propuse fotografiar a otros boxeadores viejos y golpeados. El objetivo de esta serie fue rendir un homenaje a estos luchadores que dejaron todo y con demasiada frecuencia se quedaron sin nada”.

Comunidad Quechua y su autor, el chileno Rodrigo Gómez Rovira.

Comunidad Quechua y su autor, el chileno Rodrigo Gómez Rovira.

Rodrigo Gómez Rovira colaboró con la serie Comunidad Quechua y en diálogo con ANCCOM contó cómo logró las imágenes y qué lo inspiró: “Yo viajé muchas veces a Bolivia, soy chileno pero crecí fuera de América Latina, en Francia. Cuando venía de viaje siempre iba a Bolivia, porque consideraba que esa parte andina era uno de los corazones importantes de América Latina. Entonces iba para allá, un poco para tratar de confirmar si yo era de aquí. Establecí una relación con una comunidad quechua a la que vi varias veces y en el último viaje armé esta serie de retratos que hice con una cámara Polaroid positiva y negativa, es decir, yo podía entregarles una foto a ellos y en el mismo instante quedarme con un negativo para después poder archivarlo. Después de un tiempo me di cuenta de que estos retratos, estas miradas de ellas hacia mí y de mí hacia ellas, era una manera de confirmar que también era de aquí”.

En la muestra también puede verse parte de la serie La creciente (2007-2011) del fotógrafo argentino Alejandro Chaskielberg. Yo exhibo normalmente en festivales afuera: India, Tokio, Australia –dijo -. La fotografía latinoamericana es un boom en todo el mundo porque no se sabe mucho, a diferencia de la norteamericana, asiática o de medio oriente”.

“En esta serie lo que hice es algo que es un poco anacrónico –explicó -. Le dediqué tres años de mi vida a este proyecto, me fui a vivir al Delta durante ese lapso y de alguna manera me hice amigo de esas personas para poder fotografiarlos, porque es una técnica de fotografía nocturna y eso implicó también una determinada confianza para poder ir de noche a diferentes lugares. Lo más particular de esto es que me convertí en un isleño y fui parte de ellos. Estas fotografías que logré son muy difíciles de hacer técnicamente, sumado a que estás trabajando con el medioambiente y con gente que nunca antes se había hecho una foto. Implicó mucha empatía y muchos frentes abiertos para encarar la producción. Si bien parece muy armado, hay un grado de azar que te permite poder hacerla o no. En el camino quedaron un montón de imágenes que no he podido hacer”.

“De las tres imágenes que están exhibidas –señaló el autor a ANCCOM– la del hombre que carga el tronco es la que me parece más anecdótica, porque es la primera foto que le sacaron a este hombre, que es un inmigrante paraguayo, un inmigrante golondrina que venía a trabajar en invierno. Saqué la foto a las 2 de mañana, porque la luna tenía que estar en una determinada posición para lograr este resultado”.

 Alejandro Chaskielberg y La creciente, su fabulosa serie de fotos en el Delta, bajo la luz de la luna.

Alejandro Chaskielberg y La creciente, su fabulosa serie de fotos en el Delta, bajo la luz de la luna.

Estos son solo algunos de los talentosos expositores reunidos aquí. Todos tienen historias que contar detrás de las imágenes, cada producción es un trabajo de profunda sensibilidad, absoluta exposición y tiene como finalidad ser compartida con otros. «Aquí nos vemos» es una muestra sin precedentes en Buenos Aires que reúne 68 perspectivas -algunas consagradas y otras a punto de serlo- de una misma región: Latinoamérica.

*Aquí nos vemos puede verse hasta el 15 de noviembre en el Centro Cultural Kirchner, de jueves a domingos entre las 14 y las 20. Entrada libre y gratuita.

Actualización 23/09/2015

Juan Travnik y Miguel Rio Branco ante el fenomenal políptico del artista brasileño, una de las joyas de la muestra.

Juan Travnik y Miguel Rio Branco ante el fenomenal políptico del artista brasileño, una de las joyas de la muestra.