Mar 31, 2017 | Trabajo
Las dos Centrales de Trabajadores Argentinos (CTA), a las que se les sumó el nuevo Movimiento de Trabajadores Saúl Ubaldini (con referentes de la CGT que se distanciaron de la cúpula), convocaron a más de 150 mil trabajadores en Plaza de Mayo bajo la consigna “trabajo, educación y paritarias libres”, en una nueva movilización contra el modelo económico impulsado por el Gobierno nacional. Pablo Micheli, titular de la CTA Autónoma remarcó durante el acto: “No alcanza con una movilización, ojalá todos los días haya una, hasta que caiga este modelo neoliberal”. Pidió, además, unir fuerzas para sumarse al paro del 6 de abril.
Una vez más en este marzo, sobre Avenida de Mayo y 9 de Julio, a partir de las 15.00, se congregaron las organizaciones nucleadas en las dos centrales obreras de trabajadores del Estado. En Plaza de Mayo ya algunos ansiosos habían empezado a tomar posición en las vallas de cara al escenario, donde luego hablarían los oradores. Pero este 30 de marzo -fecha que homenajear la marcha encabezada por Saúl Ubaldini en 1982 para desafiar a la dictadura militar- cayó jueves y, como siempre, un grupo de Madres de Plaza de Mayo comenzaban su habitual ronda de lucha eterna.
Aproximadamente media hora después, la columna de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) ingresó en la Plaza para ser la primera agrupación en empezar a colorearla. Este gremio, además de sumarse a la convocatoria de la marcha, adhirió con un paro en los diferentes lugares de trabajo. “El paro fue muy importante. En todos los ministerios y hospitales hubo un cese de actividades, se discutió con los trabajadores de qué manera participar y ahora están abandonando los edificios para venir a la marcha”, comentó a ANCCOM el secretario general de los estatales, Daniel Catalano.
En cualquier calle del Centro porteño se podían ver pecheras, guardapolvos y banderas identificatorias. “Para que ganen los docentes paro general ya”, decía un cartel del Sindicato Unificado de Trabajadores de la Educación de Buenos Aires (SUTEBA), que copó Avenida de Mayo. María Echegaray docente de la Escuela Provincial 31, de la localidad bonaerense de González Catán, asistió a la movilización con la delegación de La Matanza. “Hoy fue contundente, en mi escuela todos pararon”, destacó María, que también indicó: “Todos los trabajadores tenemos que estar acá, estamos viviendo una situación insostenible, venimos de marcha en marcha. Los docentes estamos acá no solamente por nuestro reclamo de la reapertura de la paritaria nacional, para que se fije un salario digno para el docente, sino para todos los trabajadores.” También otros gremios de educadores como el Sindicato Argentino de Docentes Privados (SADOP), Unión de Trabajadores de la Educación (UTE) y Conadu –Federación Nacional de Docentes Universitarios- se hicieron presentes.R
“Macri en las privadas también sos gato” mostraba el cartel que Perla Sanisp (16) y Zahira Balbi (17), dos amigas y alumnas de colegios privados de Avellaneda, hicieron especialmente para la movilización. “Defendemos la educación pública, venimos acá para que no nos quiten lo que tenemos, es una lucha constante y no podemos permitir que venga cualquier gobierno, haga tarifazos y baje la educación”, sostuvo Zahira.
También se movilizaron organizaciones sociales como Barrios de Pie, el Frente Darío Santillán y la Confederación de los Trabajadores de la Economía Popular (CTEP). Jaqueline Flores, referente del Movimiento de los Trabajadores Excluidos (MTE) de Capital, expuso los motivos que la llevaron a marchar: “A nosotros lo que nos está pasando es que estamos volviendo al 2001, hoy tenemos que estar haciendo ollas, no hay poder adquisitivo, hay hambre en esta patria. Además, nosotros entendemos que la educación pública educa a nuestros hijos, queremos un pueblo levantado”.
Por su parte, los sindicatos pertenecientes a la CGT que esta semana conformaron el Movimiento por los Trabajadores Saúl Ubaldini, sumaron su presencia en la protesta, diferenciándose del triunvirato que dirige a la CGT. Estos gremios se agruparon en Avenida Belgrano y 9 de Julio para luego avanzar a Plaza de Mayo por Diagonal Sur. Entre los principales sindicatos que se unieron a la convocatoria se destacaron la Unión Obreros Metalúrgicos (UOM), con fuerte presencia de la Delegación de Quilmes, encabezada por Francisco “Barba” Gutiérrez que además fue uno de los oradores del acto. Otro sindicato que movilizó fue el de Curtidores, presidido por Walter Correa, miembro de la Corriente Federal de Trabajadores.
Poco antes de las 17, al iniciar el acto, desde el escenario comenzaron recordando que también estaban de paro los trabajadores migrantes, como muestra de protesta frente a las declaraciones y medidas xenófobas que recibieron de parte del Gobierno. Después se leyó una carta enviada por Milagro Sala desde la cárcel donde la dirigente hacía hincapié en la necesidad de resistir “las políticas de saqueo y de hambre” impartidas desde Cambiemos.
Luego fue el turno de Pablo Micheli, secretario general de la Central de los Trabajadores Autónomos, que ni bien tomó la palabra hizo agitar entre el público: “Unidad de los trabajadores y al que no le guste se jode, se jode”. Enseguida enfatizó: “Pueblo que no está en la calle, no tiene destino”. Además se defendió de las críticas que señalan como objetivo de la lucha popular la desestabilización del gobierno y recordó también la muerte de Jonathan Gardini, manifestante que perdió la vida por la mañana en Rosario tras ser atropellado por un camión: “Con su discurso, el gobierno incita a la violencia, violencia es matar y los muertos siempre los ponemos los trabajadores”.
Después dio su discurso el “Barba” Gutiérrez que, aludiendo a la frase del titular del Banco Nación Javier González Fraga sobre una supuesta “fiesta” vivida por la población durante el kirchnerismo, señaló: “¿Cuántos de nosotros queremos seguir estando de fiesta, seguir teniendo trabajo, paritarias justa y educación’”. También le remarcó a Mauricio Macri: “No queremos planes, queremos trabajo y sabemos cómo defender la Industria Nacional”.
En sintonía con los otros dos interlocutores, Hugo Yasky, secretario general de la Central de los Trabajadores Argentinos, recalcó: “Nosotros vamos a hacer la unidad con lo que se comprometan con la clase”. Y también, en agradecimiento a la presencia de Taty Almeida y de Nora Cortiñas, afirmó: “El ejemplo de ellas es lo que nos mantiene en pie en los peores momentos. En este país nunca un empresario perdió la vida cuando la Constitución dejó de ser respetada, siempre fue la sangre de los nuestros.”
Actualizado 30/06/2017
Mar 30, 2016 | inicio
El jardín “Amanecer de los pibes” funciona, según sus educadoras, como un jardín a contramano. Desde las cinco de la tarde hasta las doce de la noche, las maestras reciben a los hijos de los cartoneros agrupados en el Movimiento de Trabajadores Excluidos (M.T.E). Si bien el primer objetivo fue que los chicos permanecieran en guardería durante el tiempo que sus padres iban a trabajar, para no tener que acompañarlos en el cartoneo o quedarse solos en sus casas, las maestras propusieron que no sea “un lugar de depósito” e incluir actividades pedagógicas, talleres, y contenidos propios de un jardín.
“Es un jardín en el turno noche”, explica Natalia Zarza a ANCCOM, quien fue maestra en la sala de 4 años nocturna y ahora ocupa el rol de coordinadora de todo el turno noche. “Ellos vinieron con esta idea de tener una guardería y nosotros le propusimos darles el lugar donde dejar a sus niños pero, además, actividades de crianza. Al principio los niños hasta se bañaban acá. Cuando ellos llegan meriendan, después tienen algunas actividades y más tarde cenamos”, cuenta la educadora.
El jardín, que ya lleva seis años, comenzó a funcionar en septiembre de 2009, luego de que los trabajadores del M.T.E, organizados a través de la Cooperativa Amanecer de los Cartoneros, lograran un subsidio por parte del Gobierno de la Ciudad para la compra de alimentos y el pago a las educadoras. Además, la Cooperativa realizó un convenio con la Fundación Ayuda a la Niñez y Juventud Che Pibe para utilizar las instalaciones, y que en ese lugar funcione la guardería. Las maestras comentaron que, al principio, muchos padres no se animaban a dejar a sus nenes más chiquitos. “Antes, los nenes del maternal eran muy poquitos, porque la mayoría no quería dejarlos. A los de tres, cuatro y cinco años los dejaban, pero los más bebés no. Y ahora la sala maternal rebalsa, tiene una lista de espera de 50 chicos, se anotan cuando nacen y recién al año pueden entrar, hay mucha demanda”, dice Zarza. Actualmente, el turno noche recibe a 200 chicos, todos hijos de cartoneros del M.T.E.

El trabajo colectivo
La Fundación “Che Pibe” funciona desde hace 28 años en Villa Fiorito, en el Partido de Lomas de Zamora. En el barrio, Che Pibe se parece a una segunda casa para muchos chicos y adolescentes. “La Fundación recibe dinero para becas, mediante las Unidades de Desarrollo Infantil (UDI) que destina el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires”, dice Zarza y cuenta que los miembros de la Cooperativa eligieron a la Fundación como espacio para la guardería, justamente por su reconocimiento en el barrio, y por su trayectoria en el trabajo con los chicos.
Entre las cinco y las seis de la tarde, los colectivos de las diferentes rutas que llevan a los adultos a cartonear a Capital Federal pasan primero por Che Pibe para que los padres puedan dejar a los chicos en el jardín. Más tarde, cuando los cartoneros terminan su jornada de trabajo, vuelven cerca de la medianoche a buscar a sus hijos.
El sistema de trabajo que creó el M.T.E cuenta en total con 26 rutas. Cada una con un grupo de hasta 60 cartoneros que recorren un camino específico por la Ciudad de Buenos Aires. Cada ruta elige mediante votos a su delegado. “Durante la crisis del 2000, salir a cartonear fue una manera de subsistir. En ese momento, no teníamos para dar de comer a nuestra familia. La única manera que encontramos para sobrevivir fue salir toda la familia a la calle, a juntar basura y reciclarla. Era algo que no sabíamos cómo era, lo empezamos hacer como medio de supervivencia”, cuenta Paola Caviedes, delegada de la ruta 24. Luego, con la organización del Movimiento, pudieron terminar de darle forma a su trabajo: “Fuimos aprendiendo que era bueno para el ambiente reciclar la basura. Pero llegó un momento en que no dio más la situación con el Gobierno de la Ciudad, que nos perseguía porque decía que robábamos la basura, y nos organizamos para poder defender nuestra fuente de trabajo, lo que nosotros habíamos creado. Así que en ese momento nos organizamos, fuimos a una discusión con el Gobierno hasta que pudimos ponernos de acuerdo en que lo que hacíamos era brindar un servicio a la sociedad”, explica la referente.
Con respecto a la guardería, Caviedes comenta: “Fue una manera de contener a nuestros chicos. Los teníamos que hacer retroceder a la normalidad, después de haber vivido la crisis a la par nuestra. Ahora los nenes van a poder comer, no van a tener frío, van a estar contenidos y van a jugar. Y cuando las mamás se lo llevan, se van comidos y limpitos. Esa situación, que es maravillosa para cualquier padre, se pudo conseguir por la contención. Todo eso es mucho mejor a estar con tu hijo trabajando en la calle con lluvia o con frío”.
El primer desafío para las maestras fue construir un espacio de confianza para los chicos: “Al principio, como educadora, era muy duro, porque anochecía y empezaban a llorar por la angustia de que se hacía de noche y no estaban en sus casas. Entonces, empezamos a poner cortinas oscuras en cierto horario, para que no se dieran cuenta que anochecía, y así de a poquito. Ahora es una maravilla como vienen y se quedan”, cuenta Natalia Zarza y siguió: “Los que vienen a la noche no tienen la posibilidad de elegir. Es esto, ir a cartonear con sus padres, o quedarse solos en la casa, a veces cuidando a sus hermanos. Entonces ahí tuvo un lugar nuestra estrategia de enamorarlos del jardín”. Además, al compartir muchas más actividades que las que pueden darse en un jardín tradicional, las educadoras proponen que el ambiente sea “más familiar”. Muchas veces después de la cena, miran películas o charlan hasta que algunos chicos se duermen.
“Tenemos, no sé si la suerte, de que no estamos enmarcados en un programa del Estado, entonces podemos poner nuestras propias ideas de trabajo en la enseñanza. Por ejemplo, retomamos las ideas de los pueblos originarios, celebramos el Día de la Pachamama y enseñamos el respeto de la tierra, que quizás eso no está en otros jardines”, cuenta Zarza. También el comedor es una de las prioridades y las encargadas de la cocina son trabajadoras del M.T.E : “El alimento es variado y nutritivo. Las compañeras que cocinan se juntan una vez a la semana a planificar el menú, y también hacen capacitaciones con nutricionistas”, concluye la maestra.
“No tenemos la capacidad para contenerlos a todos, pero con los chicos que podemos ir incorporando, logramos que el niño vuelva a ser niño y el papá vuelva a ser papá. La contención está un poquito más. Hoy podemos tener nuestra obra social, nuestro colectivo que nos lleva y trae, nuestra guardería, y todo lo que logramos es a partir de la solidaridad entre compañeros”, asegura Caviedes.
Actualizado 30/03/2016