Cuentos infantiles inclusivos para un ambiente sustentable

Cuentos infantiles inclusivos para un ambiente sustentable

Pachamamita Libros nació como un proyecto independiente del docente de historia Martín Crespi, en respuesta a la escasa creación de cuentos para niños que abordaran la temática ambiental y reflejaran los problemas que derivan del mal uso de los recursos naturales en el país. Para ampliar el acceso, su creador decidió traducir los cuentos a idiomas de pueblos originarios de Latinoamérica tales como el quechua y el guaraní, al lenguaje de señas a través de una producción audiovisual en su blog y transcribirlos también al braille.

“Este material es parte de una muestra plástica con temática ambiental, que estoy preparando. Tenía la inquietud de hacer accesible el material para chicos no videntes e hipoacúsicos. Una vez que tuve el material y los derechos de autor para hacerlo, surgió la idea de traducirlos al guaraní, al quechua, entre otras lenguas de pueblos originarios”, dijo Martín Crespi.

Kóva ha´e tembiasakue soha akãhatã rehegua ndoikoséirupi ichugui peteĩ milanesa vyrorei ha oiporavo peteĩ arapy akãvai ha mba´e tie´ӯgui henӯhéva”. (“Esta es la historia de una sojita traviesa que no quiso ser una simple milanesa, y prefirió un mundo de aventuras, lleno de locuras y travesuras”, en guaraní). Así comienza La fabulosa historia de la sojita traviesa, uno de los 3 cuentos publicados por Pachamamita Libros, en el que se reflexiona sobre las consecuencias del sistema extractivista en el modelo de producción sojero.

«La fabulosa historia de la sojita traviesa», uno de los 3 cuentos publicados por Pachamamita Libros.

En referencia a este cuento, Martín Crespi explicó: “En este libro se desarrolla la manera en que el modelo productivo genera graves consecuencias en las poblaciones fumigadas. La fumigación causa estragos. Nosotros, en los centros urbanos, lo vemos en la alimentación. Es una problemática angustiante. En toda región hay conflictos ambientales y problemas sociales que derivan de ello, y está bueno que el chico que lo lea pueda darse una idea mínima de todo lo que involucra”.

La situación concreta a la que alude Crespi, es que desde hace 20 años en la Argentina está autorizada la producción y comercialización de la soja transgénica bajo el supuesto que que terminaría con el hambre en el mundo. Pero lejos de hacerlo, y gracias a las campañas llevadas a cabo por gobiernos y empresas, la agricultura se desarrolló  sustituyendo cultivos autóctonos por variedades de alto rendimiento dependientes de productos químicos y fertilizantes.

Otro de los cuentos, La asombrosa historia de la Mega-Minería y las mini-regalías  trata sobre las consecuencias de la explotación de la megaminería a cielo abierto. Esta actividad devastadora realizada en montañas y ríos por empresas de Estados Unidos, Canadá, Gran Bretaña, Australia, Suiza, Sudáfrica y Japón, desde Jujuy hasta Santa Cruz, a lo largo de cinco mil kilómetros de cordillera, utiliza cantidades enormes de productos químicos tóxicos. En el proceso de extracción se vierten desechos contaminantes al ambiente -aire, suelo, agua- afectando flora y fauna de la región.

“Yma chawachani… ¿Whawachani? Jatun horegos clamchanan alto oxcho monanta latina. Chay mntañas oxipi ckanman yacupi rumispi otckuspa expoytaspa ckay mercado minera impresapi.” (“Veo, veo… ¿Qué ves? Una cordillerita, muy cordillerana, con muchas montañitas latinoamericanas. Esas montañitas tienen minerales, agüita de deshielo y rocas con metales. Para sacarlos y exportarlos, el famoso mercado internacional sugirió la mega minería empresarial”, en quechua).

Para traducir este cuento al quechua, Martín Crespi pensó en Felicidad Aranibar quien nació en Cochabamba, Bolivia y vive en Argentina hace 15 años. “La forestación y la minería son temas interesantes, así que me animé. El caso de la minería es grave, hay gente que trabaja por monedas y los de arriba se llevan todo. Los mineros terminan echando a perder su calidad de vida”, dijo Felicidad. Respecto de lo significó para ella este trabajo, recordó sus raíces y aseguró: “Yo vengo de una familia del campo, y el quechua nos representa. Mucha gente no lo reconoce como idioma, me interesa que se lo reconozca, que nuestros hijos lo aprendan”.

Martín también indicó la importancia de traducir el cuento a una lengua como el quechua:

“El quechua es una lengua ancestral, es el paso del tiempo en Latinoamérica. Es súper movilizante escuchar una lengua originaria. Hay dos cuestiones interesantes que nos motivaron: una es revalorizar el idioma y la otra es que al traducirlo, estamos preservándolo”.

«El caso de la minería es grave, hay gente que trabaja por monedas y los de arriba se llevan todo. Los mineros terminan echando a perder su calidad de vida”.

Una tercera publicación que integra la colección, La sorprendente historia de los tronquitos y los arbolitos, se refiere a la deforestación y a la producción de pasta de celulosa que perjudican las regiones de Santiago del Estero y Salta entre otras provincias del país. Cabe recordar que, en el Congreso Forestal Mundial realizado en Sudáfrica en  2015, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación dio a conocer un ranking donde la Argentina figura novena entre los diez países que menos cuidan sus árboles nativos.

En una de las versiones de este cuento, en guaraní, se lee: “Heta yvyraí máta aĩva´ ekue yma oñeñotyvaekue sa´i sa´i oje japo haguã mba´e hu´û ijavevopáva kuatiarã. Kuri´ y´ i ha cukalipto moyve oĩva´ ekue ka´aguy ijyvoty ryakuãmbáva ha peteĩ ára ñembo jarurõguáicha ohasa pya´e pya´e jeityha imbaretéva”. (“Había una vez muchos arbolitos que fueron plantados de a poquito, para hacer pasta celulosa súper esponjosa. Antes de los pinos y eucaliptos, había bosques con flores y aromas. Y como si todo fuera una broma, pasaron rapidito demoledoras topadoras”).

El responsable de esta traducción, Damián Arce, fue docente de Lengua del nivel primario en la provincia de Buenos Aires durante 30 años. Hoy, ya jubilado, se dedica a la enseñanza del guaraní. “Mi lengua materna es el guaraní, mis padres eran paraguayos, vinieron a Formosa en 1947 cuando finalizó la Guerra del Chaco. Se instalaron en el campo para poder trabajar, tuvieron una familia muy numerosa. Mis padres y tíos hablaron siempre en guaraní y yo vengo de esa raíz”, recordó el traductor.

Con respecto al tratamiento de los problemas ambientales en la escuela, Damián Arce afirmó: “Un docente lo puede llegar a tomar, pero creo que desde ahí no trasciende. Los temas hay que bajarlos desde lo institucional, para trabajarlos y que se genere compromiso de todos los involucrados. No solamente en una escuela. Tendría que expandirse y trabajarse desde el municipio, desde la provincia, desde la Nación. Pero hay intereses políticos que no ayudan, entonces nos encontramos con la contaminación, el desarrollo de la megaminería a cielo abierto y la expansión de los cultivos transgénicos. Hay muchas permisividades porque sólo se evalúa la parte económica inmediata: los efectos en la tierra no se tienen en cuenta”.

Para la transcripción al braille, Crespi pensó en Emanuel Ludueña, un joven no vidente de 23 años. “Lo que yo hice fue transcribir los cuentos para que una persona con discapacidad visual tenga la posibilidad de leer el mismo cuento, sin tener que cambiar ninguna palabra”, comentó. “Últimamente, las personas no videntes utilizamos el celular  y la computadora. Ya casi no leemos desde libros. El hecho de poder transcribir al braille estos cuentos, colabora para que la práctica no desaparezca. Uno puede involucrarse más con el braille e intentar armar lindos proyectos como este”, continuó el joven.

Los cuentos están acompañados por las traducciones, actividades didácticas y un glosario que los niños pueden consultar. En relación al lector, su creador afirmó: “El material está enfocado a una doble lectura, por un lado al público infantil, y por el otro al adulto que acompaña la lectura de los niños, ya sean los docentes o los mismos padres. Apuntamos a la lectura acompañada para una mejor comprensión. Igualmente hay algunos conceptos que están más explicados y desarrollados en el glosario y se juega a la vez con la rima y la gracia”.

Martín Crespi habló sobre los proyectos futuros de Pachamamita libros: “Para el año que viene tendré terminada una muestra plástica con temática ambiental y vamos a traducir al mapuche temas vinculados a la energía y el petróleo. No hay mucho material que se meta con temas puntuales y estructurales como estos, que afectan a mucha gente y a los recursos naturales. Por otro lado publicaremos un libro de alimentación que se llamará La historia de las perdices que comieron felices. El enfoque de esta próxima publicación se centrará en las consecuencias del consumo de los alimentos industrializados: antes la comida alimentaba, luego empezamos a comprar todo en supermercados, empezamos a ingerir alimentos con conservantes, colorantes y fertilizantes, por lo tanto esos alimentos ya no nos alimentan. Otro proyecto para el próximo año es trabajar a partir de los cuentos tradicionales, como Caperucita Roja, para atravesarlos con las distintas problemáticas: lo central es lo ambiental. Lo importante es tener un contenido y atravesarlo con distintas variables dentro de la comunicación, en el sentido de trabajar con las traducciones, la accesibilidad y las distintas tecnologías”.

 

 Actualizado 12/10/2016

Otra vez Barrick

Otra vez Barrick

Actualmente la empresa explota la mina en cuestión en la Argentina además de las minas Cerro Casale, El Indio, Pascua-Lama y Zaldívar en Chile; las minas Lagunas Nortes y Pierina en Perú y la mina Pueblo Viejo en República Dominicana. Esta línea de tiempo reconstruye cómo la Barrick Gold adquirió otras explotaciones mineras y amasó su poderío, constantemente disputado por organizaciones de protección del medio ambiente e incluso por las leyes de los países en los cuales funciona.

 

Armá tu propio país

Armá tu propio país

Con una producción de casi un 20% centrada en Latinoamérica, según estadísticas de 2013, la empresa canadiense Barrick Gold opera libremente en la mina Veladero y otros yacimientos de la región, habiendo dejado a su paso la contaminación con cianuro de más de un millón de litros de agua en San Juan.

Acceder a la historia de Barrick Gold, mirá acá la crónica de un desastre

La Barrick Gold Corporation se autodefine como “una compañía canadiense que desarrolla actividades de exploración y explotación minera en distintas partes del mundo”. En palabras que pueden resultar inocuas a primera vista, la Barrick es una multinacional dedicada a la extracción de oro a cielo abierto que lleva a cabo operaciones en 19 minas y tiene presencia en 10 países, entre los que se encuentran Argentina y Chile. Y es en la frontera entre estos dos territorios en la que comenzó sus negociados desde los años ’90, específicamente con el proyecto conocido como “Pascua-Lama”.

Su sede central se encuentra ubicada en Toronto, Canadá, y desde 1993 extendió su estrategia de crecimiento −focalizada en Norteamérica− hacia el resto del continente. Primero se instaló en Perú; un año más tarde, se emplazó en Chile con la mina El Indio y desde allí se gestó el primer acuerdo minero binacional del mundo.

A partir del Tratado de Integración y Complementación Minera Argentino-Chileno firmado en 1997 por los presidentes Carlos Menem y Eduardo Frei, esta empresa pudo empezar a desarrollar la megaminería sin intervención ni fiscalización directa del Estado. El pacto posibilitó la explotación de los yacimientos y el uso indiscriminado de todos los recursos naturales a lo largo de los 5.000 kilómetros de la frontera andina con controles fronterizos ágiles, evitando la doble tributación, sin tener que pagar impuestos al gasoil ni a la importación de insumos, y permitiendo una estabilidad fiscal por 30 años. Además, estas disposiciones fueron respaldadas con el Protocolo Complementario firmado el 20 de agosto de 1999 −sin cláusula alguna que preserve la integridad de los parques y reservas, tanto provinciales como nacionales−, y ratificadas por las legislaturas de los dos países en el año 2000 mediante la Ley 25.243.

En San Juan, la Barrick realiza la extracción mediante métodos tradicionales de perforación y voladura. Luego de la trituración y clasificación, el material extraído se deposita en el valle de lixiviación. La lixiviación implica la utilización de cianuro junto a otros reactivos químicos para remover los minerales de las rocas. Pero también involucra el uso de millones de litros de agua; en este sentido, el periodista e investigador Miguel Bonasso explica en su libro El Mal que “mientras que una familia sanjuanina consume 15.000 litros por mes, en Veladero se consumen 288 millones”.

“El proceso de lixiviación permite recuperar el oro y la plata del material. Esta etapa se desarrolla en un circuito cerrado. Un sistema de geomembranas y un mecanismo de detección y control de fugas mantienen todas las soluciones dentro del sistema, sin descargas al medioambiente”, detalla la empresa en su sitio web. Pero lo cierto es que este ideal no se cumplió y en el mes de septiembre del corriente año los ríos cercanos a las localidades de Jáchal e Iglesia fueron contaminados como consecuencia de la rotura de una de las cañerías que participan en el proceso: se derramaron 1.072.000 de litros de líquido cianurado. Antes de la presentación de un informe elaborado por La Organización del Sistema de las Naciones Unidas para la gestión de proyectos (UNOPS), sobre la calidad del agua de esa área geográfica, varios ambientalistas ya hablaban de un “desastre ecológico”.

Con el terreno liberado por la falta de control de las instituciones del Estado en los ´90s,  para la devaluación de 2001, la Barrick presentó un informe de impacto ambiental que legitimó su accionar ya que fue aprobado. A partir de la aprobación, la empresa se dedicó a levantar nuevas instalaciones en suelo argentino a 320 kilómetros al noroeste de la capital de la provincia de San Juan, a unos 4.850 metros sobre el nivel del mar: la Mina Veladero, que en octubre de 2005 finalmente inició la extracción de oro y plata. La inversión inicial fue de  540 millones de dólares y uno de los responsables de este acontecimiento es el actual gobernador de San Juan, José Luis Gioja, en ese entonces diputado, quien permitió el accionar sin el consenso de la sociedad.

Tres años más tarde, en agosto de 2004 tanto Argentina como Chile firmaron otro escrito que benefició una vez más a la megaminería. El Protocolo Adicional Específico al Tratado de Integración y Complementación Minera para el Proyecto Pascua-Lama definió el Área de Operaciones, estableciendo un control migratorio específico de las personas,  un registro de los vehículos y bienes en sus ingresos y salidas; y, por último, una inspección Fito Zoosanitaria. Aquellas cuestiones binacionales particulares que están previstas en el tratado minero restringen por completo las leyes nacionales de cada zona.

Las actividades mineras están arrasando con los glaciares. Sin glaciares la región de Cuyo estaría con dificultades para la disponibilidad de agua potable. El 1 noviembre de 2010, el Juez Federal nº 1 de San Juan, Miguel Ángel Gálvez, avalado por el Gobierno Nacional, suspendió la aplicación de los artículos 2, 3, 5, 6, 7 y 15 de la Ley de Glaciares sancionada por el Congreso y promulgada por el Ejecutivo tan solo unos días antes. De esta manera, los emprendimientos Pascua-Lama y Veladero pudieron continuar trabajando sin auditorías ambientales y el inventario de glaciares no pudo llegar a completarse. De acuerdo a un informe que Greenpeace presentó en 2005, la superficie del Toro 1, Toro 2 y Esperanza disminuyó entre un 56% y un 70% por las actividades de la Barrick del lado de Chile.

Actualmente, en plena crisis e investigación judicial por el derrame de solución cianurada en aguas de la provincia de San Juan, el director ejecutivo de la minera canadiense en Argentina, Guillermo Caló, decidió renunciar. Igualmente, desde la compañía aseguraron que su decisión fue tomada mucho tiempo antes del incidente.

Después de lo ocurrido, la Justicia inició una investigación y a fines del mes de septiembre por decisión del juez sanjuanino Pablo Oritja fueron imputados nueve empleados. Por su parte, el juez federal Sebastián Casanello dispuso una serie de operativos en Capital Federal y en San Juan para conseguir toda la documentación clave para la causa, como los permisos y proyectos de explotación de la empresa.

Finalmente, en octubre el magistrado Oritja acusó al jefe de Procesos de la mina, Leandro Poblete, por negligencia ya que fue quien firmó la apertura de la compuerta del canal por el cual se diseminó la solución tóxica; además, en su fallo confirmó que la Barrick Gold produjo un daño ambiental en la zona. El informe preliminar de Naciones Unidas publicado recientemente es el encargado de confirmar los signos de impacto ambiental: tanto en la zona 0, comprendida por el río Potrerillos, desde aguas abajo de la pileta de emergencia hasta la desembocadura del río Potrerillos al río de Las Taguas, como en la zona 1, que abarca el tramo del río de Las Taguas, desde aguas arriba de la confluencia del río Potrerillos hasta aguas arriba de su confluencia con el río Turbio.

Actualizado 16/12/2015