Ago 9, 2018 | Géneros, Novedades

Puertas afuera del Palacio, la calle volvió a ser protagonista. La Plaza del Congreso amaneció dividida. Mientras los senadores debatían el proyecto por la interrupción voluntaria del embarazo (IVE) en el recinto, miles de personas se congregaron de ambos lados de las vallas: en la orilla norte, la Campaña por la Legalización del Aborto; y, tras el límite sur, los grupos autodenominados “Provida”. Otra vez celestes contra verdes, derechos contra status quo, las ´pibas´ contra la religión.
La convocatoria arrancó temprano en la mañana y las actividades en ambos lados empezaron alrededor del mediodía para concluir con sendos actos centrales y las vigilias para esperar el resultado que finalmente vio la luz en la madrugada, en contra del proyecto que proponía legalizar el aborto legal, seguro y gratuito.
A las seis de la tarde, del lado norte se vive una fiesta. Las jóvenes son mayoría y el verde, color obligatorio: el mítico pañuelo, el glitter en las mejillas, la sombra sobre los ojos, el labial, las uñas, las chalinas, las remeras, las banderas. También se deja ver el pañuelo naranja de la campaña por la separación de la Iglesia del Estado. Los hombres son menos. Apoyan, pero no lo viven en su cuerpo.

Los bombos suenan y las ´pibas´ bailan y cantan. En el escenario central se lee el libro de poesía Martes Verde, confeccionado a partir de relatos de mujeres que abortaron. En la carpa Safina Newbery venden los pañuelos de la Campaña, el libro de poesía y hacen mística con maquillaje, peinados, tatuajes y estampados de remeras. Las paredes están llenas de pintadas e intervenciones artísticas. Los puestos de choripán y cerveza andan a todo gas. Algunos ofrecen “birra con misoprostol”. El frío y la lluvia se sienten en los huesos y hay que calentarse comiendo, bailando, cantando, alentando.
Un grupo de chicas se protege del frío en un cajero Link. Mientras comen, cuentan que tienen todas 18 y que se conocieron en el secundario de un colegio católico en San Isidro. Se ríen y dicen que “así salieron”. Las acompaña Hernán, que les copia el glitter en las mejillas.
¿Por qué vinieron?
Paula toma la delantera.
Porque creemos que las mujeres pueden decidir sobre su propio cuerpo. No sirve traer un chico al mundo en un contexto en donde no se lo buscó.
¿Y la discusión sobre el inicio de la vida?
Hernán se enoja y contesta que el feto no es un ser humano y, a lo sumo, será un proyecto de ser humano, una vida en potencia.
¿Por qué contestas vos, si no podés gestar?
Porque yo tengo una hermana y, si algún día tiene que abortar, quisiera que lo haga de forma segura, con el Estado conteniéndola.
Del otro lado, la marcha es muy distinta. Ahí no hay fiesta, no hay glitter, no hay poesía. Hay varones y mujeres de todas las edades con los pañuelos celestes al cuello y en el brazo. Hay banderas de Argentina y una gran cantidad de miembros de la Iglesia Católica que rezan abrazados y por parlantes. El feto gigante con la bandera de “salvemos las dos vidas” al cuello está apostado al lado del escenario principal, del que suena primero una chacarera. Luego se suma un cirquero haciendo piruetas. Acción Católica reparte caldo, galletitas y mate cocido. El puesto de pañuelos celestes los regala a cambio de pintarlos.
Paula, 21 años, estudiante de Agronomía de la UBA y miembro de la agrupación católica Schoenstatt dice que está ahí porque hay que “salvar las dos vidas”, que el aborto no resuelve nada y que la solución es que el Estado regule la adopción. Su compañera de agrupación, Clara, de 22, opina que está bueno que las mujeres reclamen por sus derechos pero que esos derechos se terminan cuando afecta a su bebé, que es otra vida.

¿Te reconoces en el feminismo?
Clara duda:
No, con ellas no me reconozco.
Romina, de 30 años, está parada junto a su marido y cuenta que está en contra del aborto porque ya se hizo tres:.
“El primero fue con una ginecóloga en una clínica, el segundo me lo hice leyendo en Internet y el tercero me lo hizo una vecina”.
Dice que lo que vivió la hizo cambiar de opinión y que su decisión de interrumpir los embarazos fue porque nadie la contuvo. Se arrepintió después.
¿Qué pensás del movimiento feminista?
Son mujeres con mucha fuerza y muy valientes. Las respeto. Seguro pasaron por mucho. Estoy de acuerdo con algunas cosas, como la paridad en el salario, pero no con todo.
¿Crees en Dios?
Sí, pero mí postura no tiene que ver con eso.
Gracias por tus palabras.
Dios te bendiga.
La jornada sigue sin complicaciones. Son dos marchas, pero parece que hubiese sólo una: de un lado al otro del vallado apenas puede verse el reflejo de la otra concentración, y casi no se escuchan los ruidos. En las calles paralelas no hay vallado y los verdes y los celestes se cruzan. Cabezas bajas, casi ni se miran. Se ignoran. Como si no hubiese esa otra Argentina que se esconde atrás del otro pañuelo.
Llega la noche y la lluvia empieza a aflojar. La discusión en el Senado se empieza a dar por cerrada. Después de 12 horas de debate se confirma que una mayoría por el rechazo al proyecto aprobado en la Cámara de Diputados. Las cuentas ya dan seis votos de diferencia.

Terminan las actividades y todos se juntan en sus escenarios a escuchar el final del debate. Como si fuera un presagio, los autodenominados “Provida” están al lado del Congreso, mientras que la Campaña se ubica en la Avenida de Mayo y la 9 de julio.
A las tres menos cuarto de la madrugada y finalizadas las intervenciones, se procede a votar. El resultado: 38 negativos, 31 positivos, 2 abstenciones y 1 ausente. La IVE no es ley en Argentina.
La presidenta de la Cámara y vicepresidenta de la Nación, Gabriela Michetti, deja salir un “¡Vamos todavía!”. No ¿sabe? que su micrófono todavía está abierto.
Los autodenominados “Provida” saltan, festejan. Un tiroteo de fuegos artificiales inunda su cielo.
Las mujeres de la campaña abuchean. Gritan. Es la angustia de ver todo un año de lucha golpeado en un instante. La organización empieza a insistir con la desconcentración pacífica. Unos minutos de furia no van a arruinar un año en movimiento y el inicio de un camino sin retorno. Hay llantos, hay abrazos, hay cantos. Hay quienes quieren ir a quemar el Congreso: nadie les hace caso.
Está la certeza de que la lucha sigue, que este no es el final ni mucho menos, que el aborto legal será ley el año que viene. O el otro.
En el recinto, algunos senadores se abrazan. Su fe y su moral salieron victoriosos. Tenían la chance de hacer historia, pero eligieron que nada cambie: las mujeres en Argentina seguirán muriendo mujeres por abortos clandestinos. Fuera del Palacio, sin embargo, la calle vuelve a demostrar que la marea verde es definitivamente imparable.
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Ago 8, 2018 | Géneros, Novedades

Una agrupación que reúne a mujeres feministas argentinas que viven en Barcelona se concentró en la Font de Canaletes el pasado 1º de agosto para dar su apoyo a la ley que se discutirá este miércoles en el Senado argentino.
Primero se reunieron en un bar, luego se dirigieron al Consulado, de allí al Arco del Triunfo y cerca de las ocho de la noche ocuparon el comienzo de la Rambla, uno de los espacios más concurridos de la ciudad, tanto por los residentes como por los turistas. Así, desde lo privado de una reunión, a lo público en espacios emblemáticos, creció Marea Verde Barcelona, un conjunto de mujeres que fue tejiendo una red para sumar apoyo y generar mayor visibilidad a la lucha feminista argentina.
Cerca de cien mujeres, en su mayoría argentinas, autogestionadas y autoconvocadas mediante las redes sociales y grupos de whatsapp, alzaron su voz a favor del aborto seguro, legal y gratuito. También repartieron pañuelos especialmente traídos desde Argentina y, con la pintura todavía fresca, las feministas desplegaron un telón verde gigante. Al grito de “Aborto legal” y tiñendo la Rambla de verde, comenzaba la manifestación.
Ante la mirada atónita de los miles de turistas, las integrantes de Marea Verde fueron preparándose y ensayando cánticos: “Cantemos la del arroz con leche”, grita una. Y todas comienzan: “Arroz con leche yo quiero abortar…”. Mientras tanto, una señora mayor, se introduce entre un grupo de jóvenes: “Si vas a la seguridad social, te lo hacen gratis, cariño”, dice sorprendida. Ese comentario generó que tres jóvenes catalanas feministas le explicaran que en Argentina aún no es legal y que es eso lo que están apoyando. La mujer no podía entender cómo aún no está legalizado. “Es tan simple como que mi cuerpo es mío, ni tuyo, ni de ella. Mío”, dijo mientras apuntó a cada una con su dedo. “Ya me va a venir a decir a mí y a mi marido qué hacer con él”. Y se fue, entre enojada y atónita.

María Belén Dileo, una de las integrantes del reciente movimiento, que se formó en un mes y medio, cuenta que el grupo surgió porque “al presentarse por séptima vez el proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo, de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto, teníamos el cuerpo inquieto. Lo único que podía ayudarnos a acompañar y no sentirnos disociadas fueron las redes. Las digitales, y las otras. Entonces, entre emocionada por lo que pasaba a nivel colectivo y angustiada en lo individual por estar lejos, recurrí a un grupo de Facebook para organizarnos y ver juntas el debate (de la Cámara de Diputados). Fue cábala, fue deseo, y fue la convicción de la razón: el debate se iba a dar. Varias desconocidas, hasta ese momento, se coparon con la idea. Y así seguimos con esta «colectiva migrante» que se intenta siempre autogestiva y horizontal”.
Las mujeres avanzan. “Poder, poder”, se escucha. Unas sacan fotos, otras trasmiten en vivo. Las redes sociales y la tecnología como segundo aliado. El primero, lo saben, es el amor y la lucha. “Poder popular”, siguen, mientras transforman un lugar de paso en un espacio de reclamo social. “Luchar con la compañera le gusta a usted, le gusta a usted”, gritan y las meseras de turno aplauden al ritmo. El calor hace estragos y los cuerpos se van prendiendo fuego. “Abajo el patriarcado, se va a caer”, se escucha. Y los cuerpos bajan hasta quedar en cuclillas mientras arman una ronda en el centro de la Rambla. “Arriba el feminismo que va a vencer, que va a vencer” y todas estallan en saltos, con el afán de llegar hasta los corazones del otro lado del océano.
Las miradas se cruzan, los códigos se forman y se comprenden en una centésima de segundo: “Hay que llegar al monumento del mayor representante de la opresión y castigo de la conquista de América: Cristóbal Colón”, comenta alguien del grupo, “ese que aquí es símbolo de poder y patriarcado”. Las mujeres, argentinas, feministas y en lucha, lo volverán verde y abortista. Así, al ritmo de “Aborto Legal en el hospital”, le colgaron el pañuelo verde. Y al paso de la lucha, se preparan para el próximo 8 de agosto: pañuelazo en el Consulado argentino, entrega de carta a la vice-cónsul y hasta vigilia para seguir desde Barcelona todo el debate. Todo por una sola causa: el feminismo que hoy toma como mayor reclamo el de la Ley de Aborto Legal, Seguro y Gratuito.
Ago 1, 2018 | Noticias en imágenes
Varias organizaciones, entre ellas la Campaña por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito, el colectivo Ni una Menos y las metrodelegadas, sumadas a artistas como Miss Bolivia, tomaron las líneas del subte para expresar distintos tópicos que subyacen en el debate por la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo: el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos, la maternidad asociada al deseo, el derecho a la información en contra de la desinformación opresiva, el aborto como cuestión de salud pública y el derecho a la educación sexual integral.
La acción comenzó en las cabeceras de cada línea de subte, luego las agrupaciones viajaron en los trenes decorándolos de verde, repartiendo volantes y cantando canciones a favor de la legalización del aborto. Finalmente, se reunieron todas en Plaza de Mayo donde realizaron un pañuelazo frente a la Casa Rosada.
En vistas al debate que tendrá lugar el próximo 8 de agosto en la Cámara de Senadores, los colectivos decidieron unirse para visibilizar la necesidad de que el aborto sea legal, seguro y gratuito.
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Jul 11, 2018 | Géneros, Novedades, Te puede interesar

Sonia Silvero, Melanie Tobal y Aranzazu Muraca.
Cuando Melanie Tobal empezó a trabajar en su primera agencia, no se imaginó que sería la única mujer en el equipo. Casi como una señal -bastante sutil- algo le decía que la publicidad estaba hecha por y para el género masculino. Una suma de situaciones la llevaron a hacer un clic: como mujer, había visto campañas sexistas, como directora creativa le daban tareas menores y como trabajadora joven, su jefe alguna vez la presentó ante el cliente como “Melanie, la pendeja”. Ese clic fue crear una comunidad de mujeres que piense la publicidad con perspectiva de género. Así nació Publicitarias.org.
El proyecto comenzó en 2017. Ya en ese momento Melanie observaba que en otros países existían plataformas similares como Creative Equals, en Inglaterra, o Más Mujeres Creativas (MMC), en España. Estos observatorios de la publicidad ayudan a quienes trabajan en el campo a partir de analizar, criticar y educar mediante workshops y charlas. “Fue muy raro porque recibimos más apoyo de los hombres que de las mujeres”, dice y cree que esta falta de aliento en la audiencia femenina se debe al miedo de parte de las mujeres: “Es un momento que genera mucha negación, porque implica entender que estás en una posición de mucha desigualdad”.
A mediados de marzo hicieron una encuesta sobre machismo en las agencias que contó con la participación de más de 300 publicitarias de distintas áreas. Los resultados indican que un 51 por ciento de las encuestadas recibió acoso moral, es decir, fue subestimada en sus capacidades intelectuales o profesionales por varones y un 56,5 por ciento sufrió insinuaciones sexuales, en general, de colegas o superiores.

Publicitarias.org cuestiona el rol que se le asigna a la mujer en la industria de la publicidad.
Una de las principales voces que se sumaron a Publicitarias fue la de Aránzazu Muraca, ex Directora de contenidos digitales en la agencia The Juju. Anzu, como le suelen llamar, decidió dar una charla que no se centrara en las campañas ni en comerciales machistas: “Sabiendo que la mayoría iban a ser estudiantes y chicas que están arrancando, está bueno que venga alguien del futuro y que les diga ‘bueno mirá, yo no sabía qué hacer, no sabía por dónde arrancar’ y compartir algunos aprendizajes que te inspiren o que te hagan sentir menos sola”. A esta exposición la tituló “5 formas de salirte con la tuya”.
Como una invitación, Anzu propone: “Dejá que tu laburo hable por vos. Si lo que vas a decir es inteligente, decilo. Y si no estás cien por ciento segura de que es inteligente pero te sentís en la obligación, ¡decilo igual!”. Esta filosofía fue la que decidió implementar cuando la cadena TyC Sports subió a sus redes sociales el comercial “Putin”. El spot publicado el 10 de mayo proponía demostrar que en Argentina, a diferencia de Rusia, el afecto entre hombres -abrazarse, festejar desnudos en un vestuario o besarse en público, entre otros actos- estaba bien. Lo que no contemplaba es que estaba banalizando una situación que hoy afecta a la sede del Mundial: la ley que prohíbe las relaciones homosexuales y las denuncias de persecuciones a personas de la comunidad LGBT en ese país. La respuesta de Anzu fue inmediata. Repudió en sus redes sociales el punto de vista de la marca y su mensaje se sumó al de otros miles de usuarios que criticaron la pieza. “Cuando una pieza de la dimensión de TyC Sports está causándole dolor a personas vivas, que existen, me parece que como comunicadores tenemos la responsabilidad de levantar la mano”.
El mensaje de tomar acción llegó a mujeres más jóvenes como Sonia Silvero, de 24 años, hoy productora de los eventos que realiza Publicitarias. Sonia comenzó como asistente de cuentas en la agencia Grey y llegó a la organización por un post de Facebook en el que se anunciaba una convocatoria para sumar un equipo de producción a los eventos “Entre todas”, un encuentro donde las expositoras hablan de experiencias personales -como las que contaba Anzu- o bien aportan datos para repensar la publicidad. Sonia no dudó en comunicarse. Además de ser un aprendizaje profesional, vio en la plataforma creada por Melanie “un espacio en el que podía aportar acciones reales, más allá de simples comentarios entre colegas o en redes sociales, sobre lo que pienso hoy en día de esta industria y sus falencias”.
El mes pasado el proyecto creado por Melanie fue por más: denunció a un profesor de la Universidad Nacional de la Empresa (UADE), Javier Mollo, director de cine y docente en la carrera de Publicidad. A partir del relato de una actriz de identidad reservada en el sitio “Ya no nos callamos más” se dieron a conocer episodios reiterados de insinuaciones sexuales, acoso y hostigamiento. El relato en primera persona de la protagonista del post, incentivó a otras mujeres, también ex alumnas de Mollo, a denunciar casos como el que se cuentan en este sitio. En señal de apoyo, Publicitarias subió una nota, en la que difundió los testimonios, también anónimos, de mujeres que ratificaban algunas de las situaciones del primer caso e incluso un testimonio que confirmaba abuso sexual. Al respecto, Melanie comenta: “Tenemos que perder el miedo, empezar a hablar. Logrando eso, para mí, Publicitarias ya cumplió un objetivo”.
Jul 3, 2018 | Géneros, Novedades

Sólo en los dos primeros meses del año se produjo un femicidio cada 30 horas en Argentina, según un informe del movimiento Mujeres de la Matria Latinoamericana (MUMALA). La Defensoría del Pueblo de la provincia de Buenos Aires estima que ocho de cada diez mujeres han sufrido acoso callejero. En este marco, La Sorora, la primera casa feminista de Vicente López, ofrece un taller de autodefensa para que las mujeres puedan sentirse más seguras en la calle.
Los instructores de artes marciales David Hudson y Laura Duarte están a cargo de la clase. Entre las asistentes se forman parejas de madres e hijas, tías y sobrinas o amigas, que van entrando en calor en la tarde fría. Los transeúntes y vecinos de Munro pasan y miran curiosos desde afuera. Encima de colchonetas y un par de mantas coloridas las participantes practican defensa en el piso. “Ante un ataque siempre va a haber miedo, pero debemos impedir que nos paralice. El movimiento es vida, nunca hay que dejar de moverse”, dice Hudson.
Durante las dos horas que dura el taller, se trabaja la idea de mantener el dominio de la situación, usar la respiración como aliada para lograr la calma, y pensar. La resistencia desesperada sin estrategia no sirve -explican los instructores- porque requiere demasiada energía que, en cambio, bien direccionada, puede salvar la vida. Es necesario manejar las distancias a favor, buscar romper los puntos de sostén y de equilibrio del agresor para así ganar tiempo y escapar.

Durante las dos horas que dura el taller, se trabaja la idea de mantener el dominio de la situación.
El taller se inscribe dentro de otras actividades culturales con perspectiva de género organizadas por un grupo de mujeres del colectivo Mala Junta, rama feminista de Patria Grande. “La idea es que La Sorora sea un lugar de encuentro, debate y empoderamiento para quienes vienen a participar de los distintos talleres. Pensar entre todas cómo prefiguramos una ciudad más feminista donde nuestras voces sean protagonistas. Este era un espacio vacante en el municipio. Vinimos a llenarlo”, afirma Érica Porris, referente de Mala Junta Vicente López.
Los instructores de autodefensa enseñan posturas y movimientos cortos y rápidos. Tratan de derribar el temor de que no hay salida cuando el que ataca nos dobla en tamaño, en peso o en fuerza. A través de técnicas que demandan un mínimo de fuerza, Duarte y Hudson muestran a las talleristas cuáles son las zonas del cuerpo más débiles, las que permiten desequilibrar en pocos segundos al atacante: golpes en la nariz nublan la visión, en la tráquea dejan sin aire y en la ingle entorpecen al agresor. La clave de estas herramientas está en la articulación con la biomecánica, la disciplina que estudia las funciones de articulaciones, huesos y ligamentos cuyo conocimiento ayuda a maximizar el potencial físico y evitar lesiones.
“Si bien en medio de las clases reímos y nos divertimos, no hay que subestimar que a través del juego y la práctica reiterada de estos ejercicios, si llega el momento de vivir una situación de riesgo real, el cuerpo, más allá del miedo, tiene memoria y recordará la técnica para liberarse que ha incorporado con anterioridad”, explica Hudson en el descanso entre un ejercicio y otro. La clase finaliza con un aplauso y las chicas se quedan charlando en grupos.

Los instructores de artes marciales David Hudson y Laura Duarte están a cargo de la clase.
“Vivimos situaciones de invasión de nuestro espacio personal todo el tiempo, está bueno aprender a poner el cuerpo y la mente en otro registro donde el hombre no nos puede doblegar por la fuerza. Ponernos en un rol antes impensado, el dominante, saber que de antemano nada está perdido, en cada segundo hay una chance”, reflexiona Julieta Omil, diseñadora de indumentaria de 24 años que llegó al taller junto con una amiga.
Si de empoderamiento se trata, la coordinadora de los talleres de cultura de La Sorora, Silvia Meloni, destaca la labor de las recientemente formadas Brigadas Feministas Populares, integradas por militantes y voluntarias que realizan trabajo territorial en la Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano. “Tienen una duración de cuatro semanas donde se planifica una actividad o campaña concreta. Dentro del voluntariado hay un alto porcentaje de jóvenes de escuelas secundarias y docentes. En el caso de Vicente López se armaron dos brigadas, una de educación sexual integral y otra de género y salud comunitaria en el barrio Las Flores, de Villa Martelli”, cuenta.
Para Érica Porris, “ser feminista no es solo un tema de autopercibimiento, sino de salir a poner el cuerpo y pensar la cultura, la salud y la educación en los barrios desde el feminismo, porque el feminismo está inundando una multiplicidad de espacios, ya no es un gueto”.
En La Sorora, ubicada en Sgto. Cabral 2488, Munro, también se dictan talleres de teatro, literatura, cine debate, mecánica de bicicletas, astrología, siempre desde una perspectiva feminista, y sábado por medio se lleva a cabo la entrega de bolsones de verduras, frutas y productos naturales recibidos directo de productores y cooperativas a través del programa de Economía Popular. El próximo encuentro de autodefensa será este sábado 14 de julio a las 15.

En las clases enseñan posturas y movimientos cortos y rápidos, tratando de derribar el temor.