La violencia de género es otra pandemia

La violencia de género es otra pandemia

En lo que va del año, el 62% de los femicidios ocurrieron en la vivienda de la víctima.

“A Cristina la maté porque empezamos a discutir porque yo no quería tener relaciones”, le confesó Abel Romero al fiscal de Lanús Jorge Grieco. Los cuerpos de Cristina Iglesias (40) y su hija Ada (7) fueron encontrados el 28 de marzo, enterrados en el patio de la casa en la que vivían en Monte Chingolo. “A la nena la maté porque se despertó y comenzó a gritar al ver a su madre tirada en el piso”, reveló Romero, aunque los peritos que realizaron la autopsia consideran que la niña fue apuñalada mientras dormía.

Desde que comenzó el aislamiento social preventivo y obligatorio, el 20 de marzo, el Observatorio de las Violencias de Género “Ahora que sí nos ven” registró 18 femicidios confirmados, lo que implica uno cada 32 horas. Susana (51), Lorena (32), Solange (2), Cristina (40), Ada (7), Florencia (39), Yoana (30), Romina (39), Alejandra (22), Estella (40), María (45), Anacarla (2 meses)… la lista sigue y no para.

“Hubo polémicas con los números, tiene que ver con cómo se consigna”, explicó a ANCCOM Laura Rothberg, integrante del Observatorio. “Nosotras hacemos el registro a nivel mensual porque se necesita un tiempo de análisis, sobre todo en temas como estos, que a veces parece que son femicidios y no lo son. Pero, entendiendo el contexto y lo que es para una mujer que sufre violencia de género estar encerrada con su agresor, decidimos sacar una cifra el 13 de abril, cuando se suponía que terminaba la cuarentena”. Y añadió: “Las cifras que nosotras tenemos son representativas, ya que hacemos un monitoreo minucioso de más de 160 medios gráficos y digitales de todo el país. Hay muchas variables y es muy difícil. Un registro único cruzaría distintos tipos de métodos y fuentes como las denuncias, los medios y las causas judiciales”, concluyó Rothberg. Si bien el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad tiene la propuesta de un registro único de femicidios a nivel nacional, aún no está operativo.

Según el Observatorio “Ahora que sí nos ven”, entre el 1 de enero y el 30 de marzo de 2020, hubo 86 femicidios. Frente al contexto de aislamiento social hay un dato que cobra especial relevancia: en lo que va del año, el 72% de los femicidios ocurrieron en la vivienda de la víctima. En cuanto al vínculo con el agresor, el 56% de los femicidios fueron cometidos por las parejas o ex parejas de las víctimas. Los resultados no dan lugar a dudas: en los hogares está el mayor peligro para las mujeres y los femicidas son los hombres que alguna vez dijeron amarlas.

El 65% de los femicidios fueron cometidos por las parejas o ex parejas de las víctimas.

Según las Naciones Unidas (ONU), al menos una de cada tres mujeres ha sufrido en algún momento de su vida violencia física o sexual, principalmente por parte de su pareja. Esto convierte a la violencia contra las mujeres y las niñas en una pandemia. Ahora, frente a la emergencia sanitaria por el avance del COVID-19, la ONU advierte que la tendencia indica que habrá un menor acceso a la salud sexual y reproductiva y un incremento de la violencia doméstica cuando los hogares están bajo tensión.

En nuestro país, han aumentado tanto los llamados a la línea 144 de violencia de género como las consultas por redes sociales. En la provincia de Buenos Aires, la línea 144 recibió un 56 por ciento más de llamadas desde que se inició la cuarentena, según informó el Ministerio de Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual bonaerense.

“Es algo que preveíamos por el contexto de aislamiento social obligatorio. Pero, por otro lado, hay una baja de las denuncias en los ámbitos que son presenciales justamente por las medidas de restricción de circulación”, explicó a ANCCOM la ministra de las Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual bonaerense, Estela Díaz. “Vivimos esta doble preocupación: cómo una consulta después puede traducirse efectivamente en una denuncia, y cómo hacer para que las medidas de protección, de ser necesarias, se lleguen a tomar- agregó Díaz-.  Estamos trabajando en esa línea porque son parte de las nuevas problemáticas que aparecen en este contexto”.

¿La línea 144 se encuentra saturada?

No, se está trabajando mucho. El Ministerio de la Nación incorporó una línea de WhatsApp. Es una vía por la cual el mensaje de texto es otra opción y la verdad que es bueno porque a veces no se puede hacer una llamada, pero sí mandar un mensaje. Nosotras también incorporamos en la Provincia un WhatsApp y sumamos nuevas operadoras a la línea telefónica.

Una vez que la víctima se contacta con la línea 144 o a través de las redes sociales, ¿cómo es la articulación con la Justicia?

Normalmente se nos da un teléfono de contacto y se ve con la persona en qué momento puede hablar. Entonces, el equipo de seguimiento se pone a trabajar dependiendo del grado de urgencia que tenga el caso. Si es un caso extremadamente urgente se articula directamente con Seguridad, con el 911. En los casos en los que se puede hacer una denuncia, se le explicita por las vías en que puede hacerlo. Hoy el Ministerio de Seguridad tiene una página por la que se puede hacer la denuncia y después ver qué disposiciones se llevarán a cabo. Por ejemplo, las medidas cautelares se prorrogaron por resolución de la Corte hasta que dure el aislamiento sin necesidad de ningún trámite. El tema es cómo se van a tomar medidas en los casos que se están denunciando ahora. Por eso, tuvimos una reunión con el presidente de la Suprema Corte bonaerense, Eduardo De Lazzari, y con el procurador, Julio Conte Grand, para trabajar en esto. Estamos buscando algún tipo de aplicación simplificada con un formulario único y también hacer alguna campaña de comunicación común. Estamos aprendiendo todos.

Según la ONU, una de cada tres mujeres ha sufrido en algún momento de su vida violencia física o sexual.

Entre las nuevas medidas destinadas a reforzar la atención a las personas en situación de violencia de género, el Ministerio de la Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación y la Confederación Farmacéutica Argentina (COFA) lanzaron el primero de abril la campaña solidaria “barbijo rojo”.

“Una siempre tiene una farmacia más o menos cerca de su domicilio y, si no puede salir, puede ir un conocido o un familiar que sepa de la situación. Hay que ir a la farmacia y decir: ‘Quiero un barbijo rojo’. Al recibir el pedido, el personal farmacéutico activará el protocolo que es un secreto profesional para no poner en peligro a la víctima”, dijo a ANCCOM la pro-secretaria de COFA, Alicia Merlo. Y añadió: “Hemos sido elegidos por el Ministerio dado que COFA abarca 18 de las 24 provincias y, en las seis restantes, siempre tenemos farmacias amigas”.  En el caso de la Provincia de Buenos Aires, la campaña se ha implementado “parcialmente en algunos municipios”, declaró la ministra Díaz.

También, se sumaron a la medida la Federación Nacional de Empleados de Farmacia (FENAEMFA) y la Asociación de Empleados de Farmacia (ADEF). “Cuando tomé conocimiento de la campaña, a través de los medios, pensé que teníamos que sumarnos porque, en realidad, los que tienen contacto permanente con el que entra a la farmacia son nuestros afiliados”, expresó a ANCCOM el Secretario General de FENAEMFA, Víctor Carricarte.

Otra de las disposiciones fue la Resolución 15/2020, que aclara que las mujeres y personas LGBTI+ en situación de violencia de género pueden salir de sus domicilios, solas o con sus hijos e hijas, si necesitan protección, realizar denuncias o pedir ayuda.

Estas nuevas medidas son fundamentales para responder ante la emergencia, pero para evitar nuevas víctimas es necesario desarrollar un proyecto a largo plazo. Para la socióloga e investigadora Dora Barrancos se trata de “repensarlo todo. Hay que tener institutos en los barrios que exclusivamente se dediquen a una sistemática acción de prevención y generen debate de las violencias, instruir más a las mujeres e implementar un tratamiento de los violentos. Son cuestiones que hay que encararlas en una circunstancia de base, que es modificar completamente la pauta vincular y curricular en el sistema educativo.” Y agregó: “Por un lado, estamos fatigándonos por los espantosos números que arroja la violencia y los femicidios, pero por el otro, estamos postergando muchísimo la reforma curricular, la readaptación de las mentalidades de la docencia en nuestro país. Mientras tengamos un fortalecimiento del patriarcado con índoles categoriales en el sistema educativo existirán experiencias vehiculizadoras de violencia. Si tenés tareas de niños y tareas de niñas; qué hacen las mamás y qué hacen los papás exclusivamente, ¡estamos en el horno! Ahí hay una autorización patriarcal porque alguien tiene mejor disposición que otros. Henos aquí en el cuadro del círculo vicioso de la violencia patriarcal. Hay que cortar eso desde abajo.”

Con respecto a los cambios que puede generar el coronavirus en nuestra sociedad, Barrancos comentó a ANCCOM: “Ahora vemos cómo está en riesgo la vida humana, cuando volvamos a la normalidad se verá que hay otros males evitables y, sin embargo, siguen matando a las mujeres. No estoy muy entusiasmada sobre la modificación completa que se pueda realizar. No es tan fácil el bien social, no es tan fácil inhibir las formas brutales capitalistas. Pero, vamos a apostar de todos modos.”  Y reparó en una situación paradójica que produce el confinamiento: “Como todo el mundo está en su casa, han disminuido los ruidos habituales, hay mucha audición. Por ejemplo, yo estoy en un barrio en el que puedo escuchar ruidos, voces, alaridos. Y antes, eso en el ruido general no se percibía. En ese punto podemos llegar a intervenir como vecinas y vecinos.”

El desafío está en cómo erradicar la violencia que, según la ONU, provoca más muertes que la tuberculosis, la malaria y todos los tipos de cáncer juntos. Hoy, incluir la perspectiva de género en la respuesta frente al COVID- 19 resulta más urgente que nunca para evitar que el “quedate en casa” se convierta en una trampa mortal.

 

 

Por situaciones de violencia de género llamá al 144. Podés escribir por WhatsApp a los números (+54) 1127716463 / (+54) 1127759047 / (+54) 1127759048. O mandar un mail a: linea144@mingeneros.gob.ar. Si la situación es de emergencia, comunicate al 911.

Viaje al interior de la marea verde

Viaje al interior de la marea verde

 

Poco antes de las 16 todavía la estación no explota de personas. Todavía no son tantas las que se juntan, pero con cada tren que arriba se van sumando decenas al montón. En realidad, Constitución siempre está repleta de gente, pero hoy tiene un tinte diferente. Mucho violeta, más de lo habitual, llama la atención, enseguida. Hay algo característico que se distingue: los brillos, el pañuelo y los labios pintados. Para muchas son como uniformes. Van asomando los carteles que expresan las consignas como gritos al cielo: “Somos las nietas de todas las brujas que nunca pudieron quemar”, “Nadie le preguntó a mi agresor cómo iba vestido”, “No nací mujer para morir por serlo”. En un brazo se lee un “LIBRE”, así, en mayúsculas, con letras plateadas y brillantes. No es un anhelo, es una promesa: las mujeres hoy se juntan porque quieren ser libres.

Es 9 de marzo y están de paro. Ayer domingo fue el Día Internacional de la Mujer Trabajadora pero el paro se realiza hoy, lunes, bajo la certeza de que “si nuestras vidas no valen, produzcan sin nosotras”. En Argentina, solo en marzo hubo seis femicidios, lo que acumula 69 en lo que va de 2020.

Encuentros, amigas que esperan a otras amigas, familias enteras, compañeras de trabajo, adolescentes, niñas y niños, adultas, pibas solas, pibas en grupos. Todas en la estación, listas para ir al Congreso. Un grupo de 20 jóvenes se acomoda en ronda. Tiran en el centro sus mochilas, el glitter, las pancartas. “Nosotras nos nucleamos todas en la Facultad”, explica María, una estudiante de Comunicación Social de la Universidad de Lomas de Zamora. “Somos todas compañeras que tratamos de involucrarnos en la realidad de nuestro país. Es una construcción necesariamente colectiva; juntas podemos cambiar el mundo”, afirma mientras espera que se unan más pibas a la manada. A un costado, está Micaela junto a su hermana y unas amigas. También son estudiantes universitarias de zona sur. “El feminismo nos interpela a todas de diferentes maneras”, dicen, “venimos porque nos conecta y nos emociona”.

Cerca de ellas está Romina Domínguez, que viene desde Longchamps. Está con sus hijas -una adolescente y otra de tres años- con las amigas de la más grande y con su ahijada. Mientras ataja a la más chiquita que se distrae con todo lo que pasa a su alrededor, espera a su hermana, que viene desde Temperley. Aunque cree que la sociedad todavía no está lista para tantos cambios, marcha porque quiere que sus hijas “sean libres de pensar lo que quieran” y que “no salgan con miedo a la calle”.

A un costado se congregan Graciela, Nélida, Ana, Fabiana, Gabriela y Florencia, que llegaron en tren desde Almirante Brown. En sus remeras se lee “Unidxs y organizadxs”, una organización peronista que, entre otras cosas, trabaja en conjunto con el municipio en auxilio a aquellas mujeres en situaciones de violencia. “Es importante venir para visibilizar las diferentes realidades que viven las mujeres y las disidencias sexuales”, afirma Gabriela. Graciela agrega que viene por sus hijas y sus nietas: “Yo quiero para ellas un futuro sin violencia”.

Apenas pasaron unos minutos de las cuatro de la tarde cuando llega la estampida proveniente de La Plata. Son decenas las mujeres que atraviesan los molinetes para hacerse paso: ha arribado a destino la marea feminista del tren Roca. Una chica de no más de 15 años sostiene un cartel naranja que con letras negras anuncia “en la voz de mis hermanas escucho la revolución”. Grupos y grupos llegan y se unen a los que ya estaban. Aparece la bandera multicolor del movimiento LGBT+, más carteles, más glitter, más pañuelos. Una tímida batucada se oye a lo lejos, y el murmullo se enciende a cada paso, hasta retumbar por las paredes. “Agite”, una organización estudiantil independiente de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de La Plata marca el ritmo con los bombos y los tambores, mientras continúan su camino hacia el subte. Tras ellas desfila una multitud de personas con el mismo rumbo. Las y los que pasan no pueden evitar darse vuelta: la ola verde pisa fuerte.

——-

En los vagones de la línea C no entra un cuerpo más, hasta que frena en Avenida de Mayo, donde queda prácticamente vacío. Al salir, el cielo anuncia con sus nubes una lluvia amenazante. En la pared de un edificio unas mujeres pintan un stencil gigante. Son tres profesoras de Bellas Artes, que hace poco decidieron juntarse para hacer intervenciones artísticas en la via pública. “Queríamos acompañar la movilización con alguna acción, por eso cambiamos la conocida imagen de Banksy de un hombre tirando flores, por una mujer con una botella con fuego en la mano”, explica Pía. La imagen se acompaña de la frase “agradezcan que pedimos justicia y no venganza”.

Sobre 9 de Julio y Avenida de Mayo, justo debajo de la estatua de Don Quijote de la Mancha, Adriana y Eli de la Comunidad Danzante se encuentran con sus compañeras para ultimar los detalles antes de bailar la danza del Tinku. “Para nosotras representa el encuentro con otras comunidades. El Tinku reivindica nuestras raíces ancestrales. Es una danza guerrera, de resistencia y lucha”, explica Adriana. Su compañera, Eli, agrega: “Reivindicamos el feminismo comunitario, antipatriarcal, antiracista”.

En esa misma esquina, se concentra la Asamblea por la Salud Integral Travesti-trans-no binarie. “Decidimos visibilizar el conflicto que tenemos para acceder a los tratamientos de reversión hormonal en todo el país. En julio del año pasado los laboratorios que proveen de nuestro tratamiento al Estado se bajaron de las licitaciones y ahora está habiendo faltantes en todo el país”, cuenta Ese Montenegro, uno de los referentes del colectivo. “Una de las cosas que reclamamos es la producción estatal de hormonas. No podemos seguir siendo rehenes de las multinacionales, ellos definen nuestra vida según sus ganancias”. Ante la pregunta de si encuentran amparo en el feminismo, contesta que sí pero señala que hay un avance del discurso fascista transexcluyente que le preocupa. “Con ese grupo no transamos”, declara.

Un poco más atrás está el proyecto “Preservativo para Vulvas”. La iniciativa surgió hace un año y ya se expandió por varias ciudades del país. Desde el colectivo denuncian la falta de voluntad política y de información que hay sobre el tema y plantean cuatro ejes de acción: concreción de un preservativo para vulvas, distribución gratuita de los métodos que ya existen en otros países vecinos, la creación de un protocolo ginecológico con perspectiva de género y la difusión de información para docentes. Sofia, referente del movimiento, también exige que en las escuelas se hable de sexo, y que específicamente enseñen cómo cuidarse entre personas con vulva”.

El ruido va en aumento y a los cánticos se le suman las bocinas: poco a poco se va complicando el tránsito en la 9 de Julio. Las personas no paran de caminar rumbo al Congreso, con banderas, bombos y pancartas. Carla Oviedo, docente de primer grado en una escuela doble jornada de Quilmes, se detiene a ver una murga del partido de San Martín. Su delantal está intervenido con la frase “la seño te cree siempre”, en referencia al abuso infantil. “En las escuelas tendrían que poder encontrar ese apoyo. Las maestras tenemos un rol importante, pero sin políticas estatales nos excede la situación”. Ella aplica la Educación Sexual Integral en su aula pero denuncia que, al no estar debidamente reglado, queda a discreción de cada docente hacerlo o no.

A pocos metros de la Plaza de los dos Congresos, se despliega una pancarta gigante con el lema “Separación de la Iglesia y el Estado”. En la columna que avanza hay cantos, hay intervenciones artísticas, hay saltos, hay movimiento. Las mujeres organizadas vienen de todos puntos de la Capital y Gran Buenos Aires y se agrupan bajo las consignas más diversas: algunas que surgieron recientemente, como “la revolución de las viejas”, otras que ya tienen años de lucha, como “Mamá Cultiva”. En el centro de la Plaza, un grupo de mujeres artistas con hijes y carteles que decían “Vomite todo aquí”. Karina, una de las integrantes del movimiento, describe que se trata de poesía de la urgencia, una escritura catártica, donde se invitan a las personas a participar para sacarse las opresiones mediante la escritura y la deposite en un chango vomitario”.

El deporte también dijo presente en la jornada. A un costado, Greta Martinelli, jugadora de voley en Boca Juniors, pide por la profesionalización del voley femenino: ellas no tienen médicos, ni kinesiólogos, ni contratos, ni la paga de sus compañeros hombres. “Es un largo camino pero esperamos que se pueda lograr”, comenta con esperanza. “Trabajamos desde abajo para llegar hasta arriba”. También estuvo Romina, de 26 años, que forma parte de San Lorenzo Feminista, una organización de hinchas que busca generar un cambio dentro del club. “A veces hay acciones para combatir; el machismo dentro del fútbol pero es difícil. Se da un paso para adelante y tres para atrás”, comenta.

Hay, también, relatos más difíciles de digerir. Sobre esa misma calle, mientras caen unas tímidas primeras gotas, tres mujeres y una niña despliegan una tela sobre la vereda de los números impares. En el cartel se hacía mención a la desaparición de Claudia Repetto. Susana, su hermana, denunciaba: “Estamos pidiendo para que aparezca Claudia, desaparecida desde el domingo pasado. Su expareja se la llevó y no sabemos nada de ella. Se hicieron los rastrillajes en la playa y se encontró una pala en los acantilados”.

El día se cierra con el acto final y la lectura del documento en el que confluyen todos los reclamos. Ya es de noche cuando Nora Cortiñas, Madre de Plaza de Mayo, se sube al escenario. Una vez más y como siempre, recuerda a lxs  detenidxs desaparecidxs y exige justicia. El conocido “ahora y siempre” resuena en el barrio del Congreso. Poco después de las 20 se empiezan a disipar los contingentes y comienza el regreso a los hogares. Aunque, sobre avenida Callao, aún quedan multitudes saltando al grito de “aborto legal, en cualquier lugar”.

“Debemos impedir que el miedo nos paralice”

“Debemos impedir que el miedo nos paralice”

Sólo en los dos primeros meses del año se produjo un femicidio cada 30 horas en Argentina, según un informe del movimiento Mujeres de la Matria Latinoamericana  (MUMALA). La Defensoría del Pueblo de la provincia de Buenos Aires estima que ocho de cada diez mujeres han sufrido acoso callejero. En este marco, La Sorora, la primera casa feminista de Vicente López, ofrece un taller de autodefensa  para que las mujeres puedan sentirse más seguras en la calle.

Los instructores de artes marciales David Hudson y Laura Duarte están a cargo de la clase. Entre las asistentes se forman parejas de madres e hijas, tías y sobrinas o amigas, que van entrando en calor en la tarde fría. Los transeúntes y vecinos de Munro pasan y miran curiosos desde afuera. Encima de colchonetas y un par de mantas coloridas las participantes practican defensa en el piso. “Ante un ataque siempre va a haber miedo, pero debemos impedir que nos paralice. El movimiento es vida, nunca hay que dejar de moverse”, dice Hudson.

Durante las dos horas que dura el taller, se trabaja la idea de mantener el dominio de la situación, usar la respiración como aliada para lograr la calma, y pensar. La resistencia desesperada sin estrategia no sirve -explican los instructores- porque requiere demasiada energía que, en cambio, bien direccionada, puede salvar la vida. Es necesario manejar las distancias a favor, buscar romper los puntos de sostén y de equilibrio del agresor para así ganar tiempo y escapar.

Durante las dos horas que dura el taller, se trabaja la idea de mantener el dominio de la situación.

El taller se inscribe dentro de otras actividades culturales con perspectiva de género organizadas por un grupo de mujeres del colectivo Mala Junta, rama feminista de Patria Grande. “La idea es que La Sorora sea un lugar de encuentro, debate y empoderamiento para quienes vienen a participar de los distintos talleres. Pensar entre todas cómo prefiguramos una ciudad más feminista donde nuestras voces sean protagonistas. Este era un espacio vacante en el municipio. Vinimos a llenarlo”, afirma Érica Porris, referente de Mala Junta Vicente López.

Los instructores de autodefensa enseñan posturas y movimientos cortos y rápidos. Tratan de derribar el temor de que no hay salida cuando el que ataca nos dobla en tamaño, en peso o en fuerza. A través de técnicas que demandan un mínimo de fuerza, Duarte y Hudson muestran a las talleristas cuáles son las zonas del cuerpo más débiles, las que permiten desequilibrar en pocos segundos al atacante: golpes en la nariz nublan la visión, en la tráquea dejan sin aire y en la ingle entorpecen al agresor. La clave de estas herramientas está en la articulación con la biomecánica, la disciplina que estudia las funciones de articulaciones, huesos y ligamentos cuyo conocimiento ayuda a maximizar el potencial físico y evitar lesiones.

“Si bien en medio de las clases reímos y nos divertimos, no hay que subestimar que a través del juego y la práctica reiterada de estos ejercicios, si llega el momento de vivir una situación de riesgo real, el cuerpo, más allá del miedo, tiene memoria y recordará la técnica para liberarse que ha incorporado con anterioridad”, explica Hudson en el descanso entre un ejercicio y otro. La clase finaliza con un aplauso y las chicas se quedan charlando en grupos.

Los instructores de artes marciales David Hudson y Laura Duarte están a cargo de la clase.

“Vivimos situaciones de invasión de nuestro espacio personal todo el tiempo, está bueno aprender a poner el cuerpo y la mente en otro registro donde el hombre no nos puede doblegar por la fuerza. Ponernos en un rol antes impensado, el dominante, saber que de antemano nada está perdido, en cada segundo hay una chance”, reflexiona Julieta Omil, diseñadora de indumentaria de 24 años que llegó al taller junto con una amiga.

Si de empoderamiento se trata, la coordinadora de los talleres de cultura de La Sorora, Silvia Meloni, destaca la labor de las recientemente formadas Brigadas Feministas Populares, integradas por militantes y voluntarias que realizan trabajo territorial en la Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano. “Tienen una duración de cuatro semanas donde se planifica una actividad o campaña concreta. Dentro del voluntariado hay un alto porcentaje de jóvenes de escuelas secundarias y docentes. En el caso de Vicente López se armaron dos brigadas, una de educación sexual integral y otra de género y salud comunitaria en el barrio Las Flores, de Villa Martelli”, cuenta.

Para Érica Porris, “ser feminista no es solo un tema de autopercibimiento, sino de salir a poner el cuerpo y pensar la cultura, la salud y la educación en los barrios desde el feminismo, porque el feminismo está inundando una multiplicidad de espacios, ya no es un gueto”.

En La Sorora, ubicada en Sgto. Cabral 2488, Munro, también se dictan talleres de teatro, literatura, cine debate, mecánica de bicicletas, astrología, siempre desde una perspectiva feminista, y sábado por medio se lleva a cabo la entrega de bolsones de verduras, frutas y productos naturales recibidos directo de productores y cooperativas a través del programa de Economía Popular. El próximo encuentro de autodefensa será este sábado 14 de julio a las 15.

En las clases enseñan posturas y movimientos cortos y rápidos, tratando de derribar el temor.

Otra vez las mujeres dijeron “basta”

Otra vez las mujeres dijeron “basta”

Banderas y bombos vistieron el frente del Congreso el viernes último, a partir de las 17, para empezar a marchar, una hora después, hacia la Plaza de Mayo. Desde el #NiUnaMenos la problemática social de la violencia hacia las mujeres se ha puesto en evidencia. Todos los días nos levantamos con la noticia de que una nueva mujer muere, por el solo hecho de serlo: cada 29 horas una mujer es asesinada según el  Registro Nacional de Femicidios presentado por la organización Mujeres de la Matria Latinoamericana (MuMaLá). A partir del análisis de medios gráficos y digitales de todo el país, entre el 1 de enero y el 17 de noviembre de 2017, MuMaLá reveló que en lo que va del año los casos de femicidios fueron 254.

En el marco del Día Internacional de la NoViolencia contra las Mujeres, que se conmemora todos los 25 de noviembre, por la lucha de las hermanas Mirabal, asesinadas por la dictadura de Trujillo en República Dominicana en 1960; organizaciones de mujeres, sindicales, comunitarias y políticas marcharon por las calles de microcentro bajo el cantoVamos mujeres a copar la plaza por el aborto y contra la red de trata, Macri y Cristina son dos clericales, Ni Una Menos el Estado es responsable!” para ponerle fin a los femicidios, golpes, violaciones, acoso, red de trata, discriminación laboral y abortos clandestinos que se viven día a día.

“Queremos ser libres de decidir sobre nuestro cuerpo, libres de expresar nuestra belleza, nuestros pensamientos, nuestra creatividad. Libres de caminar seguras por el mundo y sin miedos, de elegir relaciones que nos hagan bien. Negar la existencia de las mujeres significa negar la existencia de toda la humanidad”, manifiesta el lema del movimiento Círculo de Amigas Feministas.

Otra organización que estuvo presente fue Isadora Mujeres en Lucha que expresó: “Cada vez que nos encontramos en las marchas, somos miles las que gritamos ¡justicia por las mujeres asesinadas! Sin embargo, sabemos que el sistema judicial es machista y patriarcal, donde culpabilizan a las mujeres en situación de violencia y mantiene la impunidad de los violentos, violadores y femicidas, dejándolos en libertad”.

Nora Cortiñas en la marcha ´por el dia internacional de la no violencia contra la mujer, sosteniendo un cartel que dice "Contra la violencia machista... Resistencia feminista!! Ni Una Menos".

En el Día Internacional de la No Violencia contra las Mujeres, organizaciones de mujeres, sindicales, comunitarias y políticas marcharon para ponerle fin a los femicidios, golpes, violaciones, acoso, red de trata, discriminación laboral y abortos clandestinos.

Mercedes Fozar de la agrupación Venceremos describió: “Yo soy docente, y es casi cotidiano que las estudiantes sufran violencia en la casa como en la misma escuela. Las mujeres somos el sector más golpeado por la lógica de funcionamiento del machismo y prácticas patriarcales, que se expresa en violencia de todo tipo. Estamos acá para repudiar no solo los femicidios y la violencia física, sino cualquier forma de violencia a la mujer, como la psicológica, mediática y callejera”. Y concluyó: “El único cambio que se ve es que las mujeres tienen más posibilidad de decir qué les pasa, pero no se ha traducido a distintas políticas públicas y transformaciones en la sociedad”.

En diálogo con ANCCOM, Micaela Benítez militante de izquierda y feminista afirmó: “Las mujeres vivimos en un toque de queda, volver a la noche a nuestras casas solas es un riesgo que asumimos todos los días. Desde el primer #NiUnaMenos en el 2015 se instaló un debate general de violencia de género gracias a que salimos a las calles y visibilizamos las violencias y desigualdades que vivimos las mujeres. Nuestras consignas son siempre las mismas, pero nunca llegan a oídos, las ignoran o las encajonan los de arriba”.

Micaela padeció la violencia machista en una de las formas más violentas. Ella fue abusada sexualmente. “Yo denuncie a mi abusador este año junto con otra compañera, que es su ex pareja, que lo denunció por violación”, expresó. Además cuenta que cuando su compañera fue a hacer la denuncia, la policía no podía entender cómo dentro de una pareja podía existir una violación. La institución educativa donde estudia su abusador no tomó represalias porque no hay un protocolo, por ende podría ser docente en un futuro. “No tuve miedo al denunciarlo y me hizo bien visibilizar mi caso, pero no es mi lucha concreta, no es una lucha individualista,  todas vivimos violencia machista, no solo violaciones y abusos sino la violencia simbólica, cultural, la que pasa por los medios hegemónicos que se sigue justificando a un victimario y se sigue cuestionando siempre y poniendo bajo la lupa a la víctima que salía de noche o usaba pollera corta, donde parece que buscó que le pasara lo que le pasó”, concluyó la joven.

Los hombres también marchan por la violencia de género y acompañan la causa. Rodrigo Ramos, militante del Partido Obrero expresó: “Hoy marchamos porque no hay respuesta a los reclamos, cada vez más femicidios y el Estado no responde, por eso acompañamos a las compañeras en su lucha”. Rodrigo dice haber reflexionado sobre la conducta cotidiana donde antes se naturalizaban hechos de violencia.

Mujeres manifestándose durante la marcha por el día internacional de la no violencia contra la mujer.

«Negar la existencia de las mujeres significa negar la existencia de toda la humanidad”, manifiesta el lema del movimiento Círculo de Amigas Feministas.

Otro pilar de la marcha fue el reclamo por la legalización del aborto. Trece Rosas, movimiento feminista socialista pide el aborto legal, libre y seguro, ya que asegura que las muertes por abortos clandestinos son también femicidios, y es un crimen social perpetrado por el Estado. Las mujeres que cuentan con los medios económicos lo llevan a cabo en condiciones seguras, las otras se exponen a morir.

Los carteles de “NiUnaMenos”, “Basta de femicidios”, “Mujer bonita es la que lucha”, “Decreto al aborto legal” acompañaron las banderas flameantes de cada agrupación seguido del canto: “Acá todas las mujeres vamos a marchar, por las pibas que no volvieron, porque vivas nos queremos, para desmantelar la red de trata, acabar con el femicidio y tener un aborto legal”, que no cesó al llegar a Plaza de Mayo.

Actualizado 25/11/2017

¿Dónde está?

¿Dónde está?

El viernes 16 de junio la organización Madres Víctimas de Trata junto al colectivo artístico Mariposas AUGe (Acción Urbana de Género) realizaron una ronda en Plaza de Mayo exigiendo la aparición de Diana Colman.

Diana Estefanía Colman tiene 25 años y desapareció de su casa de Guernica el 19 de junio de 2015; poco después de la primera movilización #Ni Una Menos y días antes de una intervención quirúrgica que le iban a realizar a su hijo Gustavo, de 11 años. Desde entonces, sus familiares y vecinos la están buscando.

 

Actualizada 20/06/2017