El negocio inmobiliario ahora avanza sobre una escuela

El negocio inmobiliario ahora avanza sobre una escuela

En medio de la feria judicial y las vacaciones escolares, la jueza Andrea Danas dictaminó que en la escuela Yrurtia hay espacio para otra institución más y rechazó la medida cautelar de la Unión de Trabajadores del Estado (UTE) para evitar el traslado de la Escuela de Cerámica, el tradicional establecimiento de educación media del barrio de Almagro.

El conflicto se inició el 26 de noviembre del año pasado, cuando estaban finalizando las clases y la comunidad educativa se enteró que el Ministerio de Educación porteño había decidido trasladar la Escuela de Cerámica Nº 1, ubicada en la calle Bulnes 45, al Polo de las Artes del barrio Vélez Sarsfield, a más de cinco kilómetros de distancia. Luego de más de 13.000 firmas de vecinos,  referentes de la cultura y la educación y numerosos actos en contra de este traslado, el juez Francisco J. Ferrer había ordenado la suspensión de la mudanza, frenando la resolución de la ministra de Educación Soledad Acuña. Pero ahora, otra magistrada, levantó la feria judicial para revertir esa resolución.

El traslado de la Escuela de Cerámica se enmarca en lo que parece constituirse la política más visible del Ejecutivo porteño: su proyecto para reunir cinco hospitales en un solo predio, el desalojo de la Asamblea de Villa Urquiza, el traslado del CENARD y la venta del predio del Tiro Federal, entre otras iniciativas, solo parecen tener como objetivo aumentar la recaudación a través de la venta de terrenos públicos a grandes grupos constructores.

Acuña manifestó que padres y alumnos, en su mayoría, estaban de acuerdo con la medida del traslado. Vanina Espinoza, profesora de taller de la Escuela en dialogo con ANCCOM expresa: “Lo que dice esta lleno de falacias de principio a fin. Dice que toda la comunidad está de acuerdo y eso es mentira, en las pocas reuniones que han tenido, tanto con familias como con docentes, hemos manifestado nuestro rechazo rotundo” y agregó que  “con les estudiantes nunca se reunieron y elles han manifestado siempre: no al traslado.”

En la misma línea, como defensa de su decisión, Danas advirtió que se inscribieron más chicos desde que comunicaron el traslado, lo cual Espinoza indica que es otra mentira. “No hubo más inscripción, o por lo menos no nos han informado. Se realizaron en septiembre y los exámenes de ingreso también, por ello nunca se pudo haber inscripto a nadie después de esa fecha. Que nos muestren las listas”, demanda Espinoza.

Luna, vicepresidenta del centro de estudiantes, cuenta la reacción que tuvo el estudiantado al enterarse del fallo en contra de la media cautelar que había dictado Ferrer a su favor, “nos sorprendimos, nos descolocamos, pero decidimos reunirnos con toda la comunidad educativa y revisamos la justificación de la jueza. Uno de los puntos es que la mayoría de las familias del Cerámica está a favor del traslado, cosa que es mentira, ni bien nos enteramos del traslado de forma unánime nos declaramos en contra porque a todos nos perjudica”, describe.

Para la estudiante, el traslado es algo injusto y van a seguir luchando y oponiéndose al mismo: “Para los alumnos esto es devastador, la escuela tiene un marco histórico impresionante, que también es parte de nuestra identidad”. Hace hincapié en que la medida les fue notificada una semana antes de terminar las clases, impidiéndoles anotarse en otra escuela porque las inscripciones y vacantes cerraron. Sumado a que el 80% del alumnado tendría que tomarse entre dos o tres medios de transporte para poder llegar a la nueva sede.

El edificio a donde pretenden trasladar el bachillerato no está terminado ni habilitado. “La justicia le pidió al Gobierno los planos de convivencia del Rogelio Yrurtia y de la Escuela de Cerámica y  no tienen fecha de finalización de obras, ni información sobre las habilitaciones, que para nosotros es fundamental: saber en qué condiciones los chicos van a realizar sus actividades”, argumenta Cecilia Paul, madre de una alumna del Cerámica y docente de otra institución.  

Paul remarca que los menores se ven afectados por esta medida por la pertenencia al barrio y a la escuela, y advierte que el traslado también es un atropello a la comunidad de la Escuela de Enseñanza Artística Rogelio Yrurtia que está esperando un edificio propio hace 15 años y por el que trabajaron los últimos cuatro para que esto sea posible.

Desde el Ministerio dijeron que el Cerámica no presentaba dificultades de espacio. “El recurso que interpuso el Gobierno de la Ciudad carece de documentación, por eso los abogados de UTE preparan la apelación con la información que le dieron las familias, por ejemplo  con respecto al horario de los chicos donde no hay horas ociosas”, concluye Paul.

Para continuar con la lucha se va a realizar un abrazo a la escuela, semaforeadas, actos con banderas y la posibilidad de firmar el petitorio para frenar el traslado. Sumado a que los docentes de UTE apelarán la decisión judicial por considerar que el traslado es inconstitucional, Solo favorece al Gobierno y perjudica a la comunidad educativa de la Escuela de Cerámica. En su comunicado oficial indican que la decisión tomada carece de contenido jurídico y hace hincapié en que las escuelas están para garantizar el derecho social a la educación y no para hacer negocios inmobiliarios.

Ante estos avances, el próximo 4 de febrero, la comunidad educativa realizará un abrazo y sostendrá una guardia en la escuela para evitar cualquier tipo de acción que quiera iniciar el Gobierno de la Ciudad con respecto al traslado.

“Los docentes tenemos que ser anacrónicos”

“Los docentes tenemos que ser anacrónicos”

«Yo no planteo un ludismo bobo. No es que hay que destruir la máquina. Lo que hay que reivindicar es la capacidad crítica.» 

En el amplio salón de profesores del Colegio Nacional de Buenos Aires, bajo luces tenues, un hombre anfibio habla sobre el oficio del docente en un mundo hiperconectado y la necesidad de recuperar la escala humana de la enseñanza en las aulas.

Federico Lorenz es profesor de historia, investigador, autor y ex-director del Museo Malvinas e Islas del Atlántico Sur. Y es en las páginas de Elogio de la docencia, publicada en marzo de este año, que toda esa experiencia anfibia confluye.

Para los que todavía no pudieron leer Elogio de la docencia, ¿cuál sería la premisa fundamental del libro?

El libro es, antes que nada, una reivindicación del oficio docente: una tarea artesanal, que tiene que ver con construir y preservar espacios de intercambios entre las generaciones a partir de una noción que es la ‘escala humana’. Es decir, la capacidad que nosotros tenemos para modificar históricamente las situaciones en las que vivimos.

En el libro surge el tema de la hiperconectividad, la desjerarquización de la información, el presentismo y la instrumentalización que se aplica en la educación. En este contexto, ¿cómo ves las políticas gubernamentales de introducir las nuevas tecnologías en las aulas?

La tecnología no es un enemigo per se. Al contrario. Hoy, las mitad de mis alumnos leen los materiales en sus teléfonos. Yo no planteo un ludismo bobo. No es que hay que destruir la máquina. Lo que hay que reivindicar es la capacidad crítica. La posibilidad de tener un acceso mucho mayor a contenidos, a información, tiene que ir de la mano de la capacidad y el deseo de interpelarlos críticamente. Eso ninguna tecnología te lo resuelve. Eso tiene que ver con las habilidades que vos estimules en la formación. La tecnología sola no es nada. Ni siquiera es un paliativo, y ahí entramos en lo que para mí son los grandes adversarios del conocimiento crítico: el presentismo y la cuestión de la posverdad. Los docentes tenemos que ser anacrónicos, en el sentido de decir que hay otra escala temporal para los procesos de intercambio y de enseñanza-aprendizaje. Cuando las nuevas tecnologías están montadas en este clima presentista y de hiperconectividad, son un problema. Ahora, también es cierto que hacerle referencia a los chicos en una clase a una película y que, al segundo, alguien la encuentre en el teléfono y podamos ver el fragmento, eso potencia el trabajo. Pero está en un contexto de trabajo que es de construcción. La cuestión es la instrumentalidad de las herramientas, la política que hay detrás de ellas, no las herramientas como tales.

Con el problema que representan la posverdad, el presentismo y la desjerarquización de la información, ¿qué herramientas serán necesarias para romper con ellas en la enseñanza de la historia reciente?

La enseñanza de la historia reciente tiene la ventaja de que es muy difícil que no se genere una discusión sobre el tópico de historia reciente en un colegio. Si no es con los chicos en un primer momento, es cuando los chicos comentan con los padres lo que dijiste en clase y traen después la controversia. Desde mi punto de vista de la disciplina, la historia reciente es formidable porque la cuestión de la perspectiva, de la subjetividad, del recorte temático que uno hace es explícito. De repente, la subjetividad es mucho más difícil de ver cuando trabajás las sociedades hidráulicas. Pero cuando estás trabajando con la última dictadura militar en la Argentina o con el peronismo, es muy difícil que la subjetividad no aparezca en un sentido o en otro. Eso es muy bueno porque mostrás los límites de la construcción del conocimiento histórico y las potencialidades. El trabajo ahí es ser muy explícito y muy honesto intelectualmente, en términos de plantear desde dónde uno está hablando. Trabajar con los chicos sobre el 2001, por ejemplo, es algo muy lejano, pero para mí es un acontecimiento más dentro de varios. O ahora, que hay inflación, para mis alumnos es la primera vez, pero para los que nos acercamos a los cincuenta es la tercera o cuarta. Trabajar sobre la acumulación, la experiencia histórica, permite instalar nociones que en otros tal vez son más planas. Pero claro, te devuelve a la cuestión de la politicidad del conocimiento histórico y los usos públicos del pasado, por ponerlo en términos más rimbombantes o menos conflictivos. Enseñar historia es hacer un uso público del pasado también. En distintos contextos eso puede estar mucho más o menos sesgado o condicionado por el Estado, y entonces también se problematiza eso.

«Cuando las nuevas tecnologías están montadas en este clima presentista y de hiperconectividad, son un problema».

Como historiador y como docente, ¿cómo trabajás a partir del concepto que rescatás en el libro de una ‘cultura vital’?

Partiendo del hecho de decirles a los estudiantes que el espacio que compartimos en el aula es parte de un proceso, de recuperar la noción de pensar históricamente. Puede parecer una obviedad, pero creo que eso es lo que hay que trabajar: que hay pasado, hay presente y hay futuro. Cuando trabajás siglo veinte, es evidente, por lo menos desde mi perspectiva, que tenés que trabajar desde la asunción de una gran cantidad de proyectos que fueron derrotados. Llamalos X de acuerdo al país del que estés hablando, pero claramente hay un modelo que ha vencido, adentro del cual estamos, pero eso no quiere decir que eso sea una cuestión definitiva. Reinstalar esa idea de la contingencia, por más que para los tiempos de una persona a lo mejor involucre la mayoría de su vida, es algo muy difícil. A veces lo que más cuesta, por ejemplo, cuando uno trabaja con los chicos, es trabajar sobre esta idea de que en la inmediata segunda posguerra, en los años sesenta y setenta, la posibilidad del cambio revolucionario, en sus distintas formas, era algo tangible. Esto es muy difícil de explicar hoy porque si hay algo que no es tangible es eso. Pero eso es histórico, no en un sentido nostálgico -lejos de mí eso-, sino en un sentido de que lo que pudo ser volverá a ser. No de la misma manera, obviamente, pero sí discutir ese tipo de cuestiones. El principal trabajo es no tomar lo dado por determinante, sino por condicionante. Y ahí está la cuestión de la vitalidad: saber que somos parte de un proceso histórico. Después cada uno elegirá, por supuesto. Uno no va a una clase a bajar línea. No es una escuela de formación de cuadros. Son escuelas públicas. Tenés que ser muy respetuoso también de la diversidad de posiciones de los chicos. Por eso vos tenés que ser muy explícito en la tuya, no en un sentido partidario, sino en un sentido de cuál es tu mirada sobre la historia. Reinstalar esa noción para mí es una pequeña victoria, pero es lo que puedo hacer.

En los últimos meses resurgió el debate por la educación sexual integral (ESI), que pone en tela de juicio el lugar del aula y el docente en la discusión con los jóvenes sobre la intimidad. ¿Cómo se encuadra la ESI dentro del marco de esta visión de la docencia con escala humana y la noción de enseñanza circular?

Además de profesor en la escuela media soy padre de adolescentes, con lo cual es una situación del cotidiano. A esto me refiero también con cambio de paradigmas, cambio de escenario. Requiere una flexibilidad enorme. Requiere del amparo institucional y de la ley. No hay otra manera. No te podés mandar sólo en esas cuestiones porque tienen que ver con la integridad y la intimidad de las personas. Creo que requiere muchísima exposición mutua. Hay que ser muy cuidadoso porque, otra vez, estás trabajando con menores. Tenés que respetar una cantidad de derechos, entre ellos el derecho a la educación sexual integral. Es un lugar muy desafiante para el que la mayoría, y me incluyo, no estamos completamente preparados, porque implica, no solamente formarte y actualizarte profesionalmente, sino deconstruirte personalmente. Es un ejercicio que no tiene que ver solamente con la práctica profesional, sino también con cómo te pensás como individuo. Yo decía que uno aprende de sus alumnos, y creo que en lo que más aprendí fue en esta cuestión. Tenés que preguntar, y tenés que estar muy atento para luego informarte y volver al aula preparado. Ahí es donde menos el Estado tiene que dejarte en banda.

Se le vino la noche a la educación nocturna

Se le vino la noche a la educación nocturna

Mediante la resolución 4055/2018 anunciada el pasado jueves 13 de diciembre, se verán eliminados y reducidos los cursos nocturnos del nivel medio tanto para jóvenes como para adultos. La medida afecta a dos decenas de establecimientos y generó un fuerte rechazo de docentes, alumnos y gremios.

El gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y su Ministerio de Educación, encabezado por Soledad Acuña, llevan adelante este abrupto recorte a pocos días de finalizar el año. Principalmente, se trata de la baja del ‘‘Plan de Estudios Comercial Nocturno’’ que se sostenía únicamente en catorce escuelas de este distrito y que ahora cierra sus inscripciones para años próximos. A esto se suma la disminución de oferta de cursos en otros nueve colegios de la modalidad bachiller. La justificación de la que se sirven las autoridades porteñas es la búsqueda de fusionar cursos que tengan poca matrícula, mientras que afirman que se trata de una reestructuración y que no se perderán puestos de trabajo.  

Los equipos docentes denuncian que esta acción vulnera el derecho a la educación de miles de adolescentes y adultos que, por diversas razones, no pueden asistir a los turnos escolares diurnos. En las nocturnas, que presentan un plan de 4 años para realizar el secundario, aproximadamente un 80% de los asistentes son adolescentes de entre 15 y 18 años, que deben trabajar para ayudar en sus hogares, realizan algún deporte o actividad durante el día o son padres y madres jóvenes. El 20% restante lo conforman adultos de todas las edades.      

Susana Colli, profesora de historia en el área de CENS – secundaria para adultos –, miembro y vocal de ADEMyS, explicó que, cuando el Consejo Federal de Educación impuso en 2016 la Nueva Escuela Secundaria (NES), planteó determinadas orientaciones. Y las comerciales, tal y como estaban, no existirían más porque tenían menos carga horaria que el resto. Durante dos años, el proyecto de actualización de los planes de estudio estuvo difuso y ahora, de forma repentina, anuncian que las comerciales no pueden continuar funcionando porque carecerán de título. Colli dijo a ANCCOM que los  funcionarios ‘‘hacen cálculos como si la educación fuera una empresa y abren o cierran de acuerdo a la oferta y demanda. Sin ninguna política de retención de matrícula, becas de estudio, rediseño de la propuesta ni gabinetes que estudien la problemática de las dificultades en el aprendizaje del adulto. En vez de readecuar las escuelas comerciales, las dejaron morir’’.

Asimismo, en referencia al afán del gobierno por unificar y mudar las instituciones, expresó que ‘‘esto es la puerta abierta al inicio de una nueva etapa en la cual se van a cerrar más cursos y más espacios. Cada escuela que cierra es una posibilidad menos de estudio de los chicos. Si van a trasladarlas a un lugar más lejano y más incómodo, aumentan las posibilidades de que deserten’’.

Por otra parte, las asociaciones sindicales UTE y ADEMyS manifestaron una gran preocupación por la precaria situación laboral de los docentes: desde 2012, en el nivel medio no se otorgan titularidades. Por ende, quienes han concursado y tomado horas por acto público a partir de ese año se encuentran como interinos y en condiciones irregulares. Con la reciente resolución, todos los profesores y profesoras de cada escuela afectada serán dados de baja. Se les dará prioridad a los titulares para ser reubicados en otros horarios y eso dejará inmediatamente sin trabajo a una gran cantidad de interinos que llevan al menos 6 años en actividad. Los suplentes, por su parte, pueden quedar también despojados de su fuente laboral al depender directamente del traslado de los titulares.

Diego Marranti, profesor del Comercial 12 y otras escuelas de la zona de Lugano, recalcó el impacto que estas modificaciones tendrán en toda la comunidad educativa: ‘‘Creemos que esta reubicación de docentes lleva a la apertura de una flexibilización laboral de los docentes de forma encubierta. El docente egoísta e individualista que trabaja a la mañana o a la tarde puede llegar a perder sus horas, si es interino, por la reubicación de un titular. Esto nos afecta a todos’’. También puntualizó que el manejo irregular de los puestos de trabajo frente a las aulas genera ‘‘mucho temor e inseguridad’’ en los docentes.

Desde el día en que se oficializó la resolución, los gremios y los docentes de cada establecimiento se organizaron para darle visibilidad al conflicto y exigir la anulación de las medidas de ajuste. El pasado miércoles 19 de diciembre, se realizó un paro de actividades en las escuelas y una gran movilización colmó la avenida Paseo Colón hacia el Ministerio de Educación. En esa misma jornada, se se llevó adelante una asamblea docente donde se consensuó un nuevo paro y movilización para el próximo jueves 27 de diciembre, fecha en la cual el gobierno anunció que realizaría la reestructuración de cargos de cada afectado. Dicha asamblea también contempló la posibilidad de no dar inicio al ciclo lectivo 2019 hasta que no se revierta el cierre de escuelas.

Al mismo tiempo, cada escuela decidió la forma de dar a conocer la problemática con diversas acciones barriales: semaforazos, volanteadas, abrazos a la escuela, charlas en plazas y otros lugares públicos, entre otras. Marranti, junto a los docentes del Comercial 12 y el Comercial 35, llevaron a cabo numerosas intervenciones callejeras para difundir la situación a los vecinos de la Comuna 8. En el Parque Lezama, el pasado 22, docentes del Colegio N° 7 Juan Martín de Pueyrredon pasaron la tarde informando a la comunidad sobre la reducción de la oferta de cursos y juntando firmas en rechazo de la misma. Y repitieon acciones este domingo.

En refuerzo de los planes de lucha, no descartan la vía legal para la protección de los interinos que quedarían cesantes: ‘‘Los docentes afectados y los sindicatos que estamos detrás de ellos ya estamos trabajando junto a la Defensoría del Pueblo el tema de qué defensa legal podemos buscar’’, afirmó Susana Colli.

Mientras los discursos oficiales refieren a la baja matrícula de las escuelas nocturnas, los números dan un panorama diverso y complejo: según datos del Observatorio Educativo UNIPE, en 2018 hay 420.000 personas que no finalizaron la escuela secundaria en CABA. De ese total, sólo 30.000 (un 7%) asisten a algún establecimiento educativo. Pero el 93% restante representa a los potenciales destinatarios de la Educación Permanente para Jóvenes y Adultos de este distrito. El organismo informativo señaló la importancia de impulsar estos espacios para garantizar el derecho de cada ciudadano a completar sus estudios de nivel medio.     

Maestra del aula, de la vida y de la resistencia

Maestra del aula, de la vida y de la resistencia

Debora Kozak exponiendo en la audiencia por el cierre de los Institutos Docentes, el 24 de abril del corriente año.

La docente y rectora del Normal 1, Débora Kozak, murió la noche del lunes producto de una repentina encefalitis. Fue una de las máximas referentes de la comunidad educativa porteña en la lucha contra el proyecto UniCABA. Familiares, amigos y compañeros de trabajo la despidieron en un emotivo acto. El discurso de Darío Sztajnszrajber

“Todavía no lo podemos creer, fue todo muy repentino. La última vez que la vi fue el día anterior a que se votara UniCABA, en el acampe. Luchó hasta el final”, cuenta a ANCCOM una compañera de trabajo de Débora Kozak. La docente y rectora del Normal 1 murió la noche del lunes producto de una encefalitis repentina, generando conmoción en toda la comunidad académica. En un emotivo acto, familiares, amigos y colegas despidieron ayer a las 19 a una de las principales referentes de la lucha contra la reforma educativa del PRO en la Ciudad.

“Me dio un beso y un abrazo, me acuerdo. Era muy afectuosa”. Como vicepresidente del Consejo de Educación Superior de Gestión Estatal (CESGE), Kozak estuvo a la cabeza de la lucha contra UniCABA, la punta de lanza del ajuste en materia educativa impulsado por el oficialismo porteño. La iniciativa que procuró el cierre de 29 institutos de formación superior docente se convirtió en ley el pasado 22 de noviembre, luego de ser aprobada en la Legislatura de la Ciudad. Meses antes, en abril, Kozak advertía a ANCCOM las implicancias que este proyecto traería para la educación superior porteña: “Si tenés una sola universidad que promueve el pensamiento único, un sólo enfoque, una sola mirada, claramente hay un empobrecimiento del conocimiento, porque se afecta la diversidad”.

Tras confirmarse su fallecimiento, el CESGE emitió un comunicado donde afirmó comprometerse a “seguir su ejemplo y honrar su legado”. «Debora luchó contra la ignorancia, la hipocresía y la falta de humanidad en la educación», escribieron sus compañeros y agregaron: «Nos comprometemos a seguir su ejemplo y honrar su legado».

Por su parte, desde el gobierno de la Ciudad se decretó el cese de actividades de este miércoles para la totalidad de los 29 institutos de nivel terciario.

Huellas

Ayer por la tarde, familiares, colegas y estudiantes de Kozak colmaron la sala velatoria del barrio de Belgrano donde se le dio el último adiós. En un homenaje sentido, se la recordó como gran docente, madre y militante.

Entre los presentes estuvo el filósofo Darío Sztajnszrajber​, quien conoció a la experta en educación en la lucha contra la implementación de la UniCABA. Emocionado, el ensayista brindó un breve discurso donde habló de la vida, la muerte y la “huella” de la docencia. A partir de esa reflexión, Sztajnszrajber​ subrayó la necesidad de continuar con la lucha por la educación pública.

A continuación, el discurso completo:

“El sinsentido de la muerte de alguna manera parece poder compensarse con el sentido que uno construye en la vida. Como formadora de formadores, Débora construyó la posibilidad de que muchos otros construyan sus propios sentidos, y eso tiene un valor agregado, porque está en otro plano. La vida de Débora fue un acontecimiento político porque apostó a esa construcción del sentido de manera democrática, igualitaria, para que todos, sin ningún tipo de distinción, pudieran acceder a su propia formación. Un docente, una docente deja huellas. Esa es la primera tragedia que tenemos los docentes: nuestra devoción por el otro nos vacía, hay un despojamiento absoluto en la apuesta por ese otro. La muerte siempre llega a destiempo pero hay destiempos que duelen y tal vez la mejor manera de homenajear a Débora es poder culminar con sus pendientes. Por ejemplo, muchos de los que estamos acá como comunidad docente, realizar el pendiente de Débora que es continuar la lucha que la encontró en los últimos tramos de su vida. Acá estamos algunos de los suyos. Hay un filósofo que se llama Jacques Derridá que dice que los ojos, más que un órgano que sirve para mirar, son un órgano que sirve para llorar. Tal vez en este llanto común, Débora, nosotros te sigamos viendo.”

Parte del pensamiento de Kozak puede encontrarse en el blog Pensar la Escuela, donde escribía asiduamente. El último texto que publicó fue para el portal de noticias Infonews y se titula “Lo que oculta la ley de UniCABA”.

En la nota afirmaba que la ley “apunta a la destrucción del sistema de formación docente de la Ciudad de Buenos Aires” y “esconde un feroz ajuste presupuestario y también un negocio inmobiliario que ya ha empezado a manifestarse con la decisión de trasladar el Profesorado de Educación Física “Enrique Romero Brest”, cuyos terrenos en Núñez son muy codiciados”.

En su cuenta de Twitter, Kozak se definía como “educadora y madrex3”. En su biografía de esa red social, un corazón verde abortero acompaña su nombre; debajo se puede leer en forma de hashtag “No a la UniCABA”, la frase que sintetizó la resistencia contra la reforma educativa. Kozak eligió que pese a la sanción del proyecto, se mantuviera en su perfil público. Como si fuese una bandera. Una declaración de principios.

Quieren romper la cerámica

Quieren romper la cerámica

Reunión multitudinaria en la Escuela de Cerámica.Dos semanas antes de terminar el ciclo lectivo, el Ministerio de Educación porteño decidió trasladar la Escuela de Cerámica N°1, ubicada en la calle Bulnes 45 del barrio de Almagro, al Polo de las Artes del barrio Vélez Sarsfield, perteneciente a la comuna 10. La propuesta unilateral generó rechazo en la comunidad educativa y las familias llevaron adelante sentadas y abrazos a la institución.

La voluntad del gobierno de la Ciudad es trasladar, a partir del año que viene, el bachiller con orientación y especialización en cerámica y dejar la tecnicatura en el edificio actual.  “Esta mudanza implica un traslado de más de siete kilómetros de nuestros hijos, un desarraigo del barrio Almagro, complicaciones familiares múltiples, y fundamentalmente una pérdida de un espacio educativo cultural”, afirma Cecilia Paul, madre de una alumna de la escuela de cuarto año.

Más del 80% de la matrícula de la Escuela de Cerámica es de Almagro o aledaños. Para solucionar el traslado le dijeron al alumnado que les iban a ampliar los beneficios de la tarjeta SUBE, y que si es necesario van a ofrecer transporte en micros, pero hasta ahora la comunidad educativa asegura que sólo se trata de promesas.

Las consecuencias también recaen sobre el grupo de docentes, ya que al quedar la escuela dividida, no podrán cumplir con su carga horaria, porque algunos trabajan en el taller y a la vez en el bachiller. “Tenemos materias en las diferentes modalidades con una diferencia de horario de entre 10 y 15 minutos para salir de un curso y entrar a otro. Sería incompatible trasladarse en ese tiempo de un barrio a otro”, sostiene Vanina Espinoza, profesora de taller de la Escuela. “No sabemos bien qué conducción va a quedar en cada lugar -agrega-, ni qué va a pasar con los administrativos. También están los jefes de taller, y ayudantes de cátedra que, según el día, ayudan a una modalidad y otro día, a otra”.

Alumnas de la Escuela de Cerámica presentes en la reunión.

“Esta mudanza implica una pérdida de un espacio educativo cultural”, afirma Cecilia Paul.

En el Tribunal Superior de Justicia N° 3 las familias y docentes realizaron una denuncia por falta de espacio y las condiciones edilicias que atentan con la seguridad del alumnado y maestros. Se obtuvo una medida cautelar y, en 2015, un amparo donde la justicia intimaba al Gobierno a realizar todas las obras necesarias para darle respuesta a las necesidades pedagógicas y cumplir con todos los requerimientos, en cuanto a sistemas de seguridad.

La comunidad educativa había pedido la ampliación del edificio actual, ya que el año pasado la institución fue elegida para implementar el proyecto Escuela del Futuro y como consecuencia se agrandó la matrícula. También se da la falta de un comedor compatible con una carga horaria de ocho horas. En este sentido, presentaron un proyecto de ley en la Legislatura porteña -a través de la legisladora de Unidad Ciudadana Victoria Montenegro- para que se expropie el terreno lindero, que está abandonado hace un año y medio. Pese a ello, la decisión fue el traslado. “Los legisladores oficialistas no se presentaron, por lo tanto el proyecto no se votó. Pero sí se presentaron para la votación de la creación de la Unicaba. Nos da la pauta que la intención no es solucionar la problemática que tiene la escuela”, remarca Cecilia Paul.

Manos moldeando cerámica.

“Los legisladores oficialistas no se presentaron, por lo tanto el proyecto no se votó. (…) Nos da la pauta que la intención no es solucionar la problemática que tiene la escuela”, remarca Cecilia Paul.

La Escuela de Cerámica no solo se fraccionará si se concreta el traslado del Bachiller al Polo de Artes, sino que compartiría edificio con la Escuela de Enseñanza Artística Rogelio Yrurtia. Según Paul, el Yrutia ésta hace más de diez años peleando por un edificio propio: “También lo necesitan y si se da esta mudanza nos encontramos con que ellos tampoco van a tener el espacio necesario para realizar sus actividades”. Además, no hay hornos y tornos con toda la infraestructura para hacer cerámica, porque el Yrurtia es de artes visuales: “El espacio no está acondicionado para una escuela de cerámica, no fue pensado para ello. Los profes del Yrurtia nos pusieron al tanto de que el espacio que está cubre las necesidades que ellos tienen. La sala de profesores, y de exposición aparentemente no existirán más”, resume Espinoza.

Alejandra Marcela Marelli, directora de la Escuela de Cerámica, define lo que ocurre como otro capítulo del recorte a la educación: “Creo que estos funcionarios vinieron a terminar con la educación pública en todas sus formas, respondiendo así al modelo chileno que tanto admiran y quieren imitar. Reflexiona acerca de lo que va a traer en el futuro este traslado y unificación: “La fusión de las dos escuelas, es una manera de no dejar crecer a ninguna de las dos. El lugar está pensado para una sola escuela”.

El pasado 29 de noviembre, la directora de Educación Artística Helena Alderoqui, la directora general de Educación Superior Marcela Pelanda y la subsecretaria de Planeamiento e Innovación Educativa Mariela Gallo, irrumpieron en la escuela para mantener una conversación a puerta cerrada con el estudiantado, sin sus docentes y sin la presencia de sus familias, con el pretexto de mostrarles el proyecto de traslado. Esto generó disconformidad en los padres que invitaron a las funcionarias a participar de una asamblea, pero fue vano: se negaron a dialogar.

Mujer con pañuelo verde en el cuello hablando por micrófo en la reunión.

Alejandra Marcela Marelli, directora de la Escuela de Cerámica, define lo que ocurre como otro capítulo del recorte a la educación.

El Edificio de la Escuela de Cerámica tiene historia e identidad. Fue fundado por el ceramista y escultor español Fernando Arranz. El inmueble fue su taller y luego se transformó en establecimiento educativo. En la última asamblea llevada a cabo el lunes último, estuvieron el hijo y la sobrina del fundador, quienes se unieron al reclamo: “Hemos vivido en esta casa, jugábamos cuando niños y posteriormente trabajamos como docentes. Nos unimos por el respeto y la preservación de la cultura, y asumimos el compromiso de sostenerlo con fuerza”, fueron las palabras de una carta que le dejaron a la escuela.

La comunidad estudiantil y docente ya puso en marcha clases abiertas, firma de petitorios, festivales y cortes de calle en Bulnes y Rivadavia para visibilizar la problemática. “Lleva al desarraigo de un barrio  en que estamos hace 70 años, la pérdida de identidad, problemas con los horarios de los docentes, ya que no le darían los tiempos para trasladarse, problemas de horarios de los chicos, ya que toda la población inscripta es de Almagro”, enumera Marelli y concluye: “el clima que se vive dentro de nuestra escuela es de tristeza, bronca pero también de lucha”.

Taller de la Escuela de Cerámica.

El Edificio de la Escuela de Cerámica tiene historia e identidad.