Jul 5, 2017 | Trabajo
Los despidos continúan en Argentina de manera sistemática. A los casos emblemáticos de Sancor, AGR-Clarín, Banghó y Atanor, debe sumársele ahora el cierre de la fábrica de PepsiCo, ubicada en el barrio de Florida, Vicente López. Los seiscientos trabajadores de la planta se enteraron el 20 de junio pasado, sin previo aviso, del cese de sus actividades.
Ante la noticia, el plan de acción no se hizo esperar. Tanto los delegados de la comisión interna como los operarios optaron por tomar la fábrica. Después, el viernes siguiente temprano por la mañana, realizaron un corte parcial de la autopista Panamericana Ramal Campana para visibilizar el conflicto. Sin respuesta del Gobierno y con la complicidad de Rodolfo Daer, jefe del Sindicato de la Industria Alimenticia (STIA), quien sostuvo que no están dadas las condiciones para enfrentar la posición de PepsiCo, los trabajadores se concentraron en el Obelisco. “Estamos luchando por la reincorporación de nuestros puestos de trabajo ya que no es un cierre por quiebra. El cierre es político y sindical. Nos dejaron a nosotros en la calle, de un día para el otro”, dijo María, operaria en el proceso de fabricación de papas Lays.

La concentración, iniciada 7.30 de la mañana, pronto devino en un corte parcial de la avenida 9 de Julio.
A partir de las medidas de ajuste impulsadas por el Gobierno Nacional, no solo los trabajadores del Estado se han visto perjudicados, sino también el empleo privado ha comenzado a percibir las consecuencias políticas. Alejandro es otro de los operarios que estuvo en la manifestación y quien, como los demás, coincide en el motivo del cierre: “Entendemos que es una cuestión política. La empresa comunicó que quiere seguir invirtiendo en Argentina pero que necesitan el cierre de esta planta, lo que no tiene un por qué. La planta es productiva y eso está demostrado”.
La concentración, iniciada 7.30 de la mañana, pronto devino en un corte parcial de la avenida 9 de Julio. El Metrobús funcionó con total normalidad pese que a metros la movilización se volvía cada vez más potente. Organizaciones sindicales, sociales, de derechos humanos, centros de estudiantes y banderas políticas, colmaban la escena. Nicolás del Caño, precandidato a diputado nacional por el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS), estuvo en el reclamo: “El despido lo han hecho de manera ilegal, sin presentar el recurso preventivo de crisis. La legislación obliga a que en caso de despedir a una cantidad importante de trabajadores, se tiene que justificar la crisis previamente. Acá, ni siquiera se justifica, sabemos que tienen ganancias multimillonarias. No pueden demostrar ningún tipo de crisis”. También Myriam Bergman, abogada y precandidata a diputada nacional por el PTS, asistió a la concentración. En diálogo con ANCCOM, indicó: “El caso PepsiCo lo conozco de cerca, se han llenado los bolsillos todos estos años a costa de la salud y la vida de los trabajadores y, de un día para el otro, cierra, dejándolos en la calle. Siempre, en estos casos, lo que hay que destacar es que buscan reabrir en este mismo lugar o en otro, pero con condiciones laborales a la baja”.

Organizaciones sindicales, sociales, de derechos humanos, centros de estudiantes y banderas políticas, colmaron la escena.
Pronto, el sol adquirió su protagonismo en la fría mañana. Ya era de día cuando las agrupaciones, con los trabajadores de PepsiCo a la cabeza, realizaron un rodeo por sobre el Obelisco, ante la atenta mirada de transeúntes y automovilistas. “No queremos más despidos, no queremos represión, para los trabajadores, ya la reincorporación”, cantaban los operarios de la planta de Vicente López, mientras la Policía de la Ciudad acompañaba la marcha desde sus márgenes. La comisión directiva AGTSyP (el sindicato del subte), la de Foetra (de los telefónicos), AGD-UBA, y seccionales de SUTEBA fueron algunas de las organizaciones que se solidarizaron con la protesta. “Venimos a apoyar a los trabajadores de PepsiCo ante el cierre fraudulento de la empresa y exigiendo la reincorporación inmediata para que vuelvan a trabajar”, dijo Pablo Iturrez, docente y parte de la conducción de SUTEBA Escobar, al tiempo que agregó: “Hay que ser solidarios, se trata de la solidaridad de clase y hay que hacerla efectiva, por eso estamos acá, acompañando la lucha”.
A las 9.30, Camilo Montes, delegado de la comisión interna, agradeció el acompañamiento de los diferentes sectores, a través de un megáfono. “Estamos de pie, junto a todas las organizaciones sociales. Llamamos a todos los trabajadores del país que también salgan a manifestarse. La CGT tiene la responsabilidad principal por no hacer nada, Daer nos traicionó y el sindicato, cuando reclamamos un paro, nos dijo que teníamos que aceptar la plata de la indemnización”, enfatizó Montes.

El control policial, siempre presente.
Luego, el corte en el epicentro de la Ciudad se transformó en una marcha hacia el Ministerio de Trabajo. Los operarios de PepsiCo encabezaron la incursión por Corrientes, mientras que la policía corría por ambas veredas, en su intento por llegar a la avenida Leandro N. Alem y bloquear el paso antes que ellos. Una vez llegada a la intersección entre estas calles, la movilización se desvió por Alem, en sentido hacia Retiro, costeando la larga fila de uniformados con escudos. Al llegar al Ministerio, se montó un acampe, esperando ser recibidos por las autoridades. “El día en que me enteré estaba en el cine con mi familia. Me avisaron en un grupo de WhatsApp, con una foto del cartelito que había pegado la empresa en la puerta de la planta. Fue un baldazo de agua fría porque me encontraba con mi familia y, de golpe, me di cuenta que me quedaba sin trabajo”, le contó Alejandro Sosa de PepsiCo a ANCCOM. María, otra de las perjudicadas por la medida, sostuvo: “Fue muy sorpresivo, uno no cae al principio, pero después, atando cabos, te vas dando cuenta que lo estaban armando de a poco, junto con el gremio”. Para cualquier persona, quedarse sin trabajo es una situación desesperante: “El trabajo es mi sostén de familia. Sin trabajo no podés pagar los impuestos, no podés comer”, agregó María.

Los seiscientos trabajadores de la planta se enteraron el 20 de junio, sin previo aviso, del cese de sus actividades.

“Estamos luchando por la reincorporación de nuestros puestos de trabajo ya que no es un cierre por quiebra. El cierre es político y sindical. Nos dejaron a nosotros en la calle, de un día para el otro”.
Actualizada 05/07/2017
Jun 16, 2017 | Trabajo
“Las pensiones no son un premio, son un derecho. Ser discapacitado no es un privilegio”. La consigna resonó en la Plaza de la República, frente al Obelisco, donde cientos de personas afectadas por la quita de más de 80.000 pensiones no contributivas por discapacidad reclamaron al gobierno que revise esa medida. Casi en simultáneo a la movilización, la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley, anunció que el Poder Ejecutivo daría marcha atrás con la decisión que, en los últimos días, generó el repudio de todos los sectores políticos, sindicales y sociales.
A pesar de las dificultades para llegar en un día jueves con paro de algunas líneas de colectivos y con pronóstico de lluvia, personas con diferentes tipos de discapacidades y familiares se dieron cita a las 18:00 junto a otros tantos que se solidarizaron con el reclamo a partir de una convocatoria en las redes sociales.
Miguel llegó puntual. En silla de ruedas le relató la secuencia que afectó a miles a ANCCOM. “Cuando fui a cobrar me encontré con cero en la cuenta, porque dicen que no me corresponde la pensión de 4.300 pesos por estar casado con mi señora que cobra una jubilación”, explicó. Por su parte, su cónyuge Haydée señaló que es discapacitada visual y también tenía una pensión hasta que pudo entrar en la moratoria para jubilarse con el gobierno anterior.
A las 18:15 tomaron la palabra referentes de algunas asociaciones y personas con discapacidad para dar voz al reclamo. Allí resonó una frase: “La peor discapacidad es no tener corazón”. Y siguieron las críticas a la decisión del gobierno de Mauricio Macri y, en especial, a la figura de la ministra Stanley.
El presidente de la Comisión Nacional de Pensiones Asistenciales, Guillermo Badino, también fue blanco de las críticas. Sucede que el funcionario había dicho que se quitaron pensiones a personas que “no son inválidos totales” y por lo tanto “si lo desean, pueden trabajar”. Una de las oradoras, que actualmente trabaja en el Poder Judicial, desarticuló ese argumento oficial y señaló las dificultades para ser aceptada en un empleo, el rechazo sufrido en cada entrevista.
Además de la restitución de las pensiones, las personas allí reunidas pidieron el cumplimiento de los acuerdos internacionales sobre derechos de las personas con discapacidad y la garantía del cupo laboral.
Federico, padre de Floreal, un joven con Síndrome de Down, fue categórico, calificó la medida es “nefasta”. Y advirtió. “Esto le tiene que preocupar porque no se puede jugar con los derechos de las personas”.
Actualizada 16/06/2017
Jun 10, 2017 | Trabajo
En octubre de 1944, un coronel llamado Juan Perón opinó sobre el Decreto-Ley 7618/1944, que comenzaba a regular el trabajo de prensa en la Argentina: “No creemos haber hecho otra cosa que un acto de justicia. El panorama social que ofrecía la prensa mostraba el contraste tremendo entre unas empresas demasiado ricas con periodistas demasiado pobres”.
Casi 73 años después, tres banderas están acostadas en el suelo de la Plaza de la República: “Trabajadores de Tiempo Argentino presentes”, “Revista Veintitrés” y “No a los despidos en el grupo Crónica”. Uno de los hombres que las acomodan se calienta las manos con el aliento y el viento del 8 de junio. Tomás Eliaschev, secretario de Derechos Humanos del Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBa) se cansa del frío y levanta el asta, ondeando la bandera, “así los compañeros que llegan la ven y se acercan”, dice. “Esta semana, junto a mis compañeras y compañeros de Revista Veintitrés quedamos en la calle. Estoy acá no solo por la angustia de cada familia que perdió el sustento sino por la libertad de expresión”, declara y se interrumpe para saludar al recién llegado Fernando “Tato” Dondero, Secretario General de SiPreBa, gremio que lucha por la representación que hoy detenta la Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires (UTPBA), al que califica como un “gremio fantasma”.
Juntos esperan a periodistas de todo el país que media hora después van a empezar a marchar frente al Obelisco para visibilizar el reclamo por los 2500 colegas que perdieron sus puestos de trabajo desde diciembre de 2015. Más de la mitad de ellos, en Buenos Aires. Y este mismo día se anunció el cierre de la Revista Veintitrés, mientras que durante la semana se conocieron cuatro despidos en la agencia Télam.

El límite izquierdo de la columna, formado por un cordón de oficiales de la Policía de la Ciudad, acompañó la movilización.
Tato tiene el pelo largo, indomable, y del mismo color que el cielo que cerca de las 3 de la tarde ya suelta algunas gotas. “Nada para festejar en este Día del Periodista. Necesitamos paritarias sin techo, que las nuevas tecnologías dejen de ser usadas para volvernos trabajadores multifunción y que dejen de perderse voces”, señala.
Tato y Tomás forman parte de la cabecera al frente de la marcha que, al avanzar por Cerrito, despliega una cuadra y media de manifestantes. Camperas, gorros y bufandas se entremezclan con una veintena de bombos y redoblantes, banderas, pancartas y pecheras que en su mayoría dicen “prensa”.
El límite izquierdo de la columna que va llegando a Avenida de Mayo, está formado por un cordón de oficiales de la Policía de la Ciudad, que avanza al mismo ritmo tratando de controlar vaya a saber qué. Una joven osa pasar entre ellos hacia la vereda y es empujada hacia el centro de la marcha. Varios reaccionan y florecen los escudos, los gritos y las demostraciones de poder. Los enojos terminan cuando los uniformados se alejan. Se abandona la melodía de “Despacito”, cuya letra decía “Con SiPreBa, contra los despidos y multitarea”, y se empieza a cantar “Macri basura, vos sos la dictadura”.

“Nada para festejar en este Día del Periodista. Necesitamos paritarias sin techo, que las nuevas tecnologías dejen de ser usadas para volvernos trabajadores multifunción y que dejen de perderse voces”, comentó Fernando “Tato” Dondero.
A las 3 y media de la tarde, mientras el grupo llega a Avenida Callao, Gabriela Radice no canta. La periodista camina y observa seriamente bajo la visera de la gorrita azul que reza “SipreBa TV Pública”. “La realidad está siendo muy hostil para todo el gremio de prensa, por eso hay que salir a la calle”, dice. Y agrega: “Nuestro trabajo está vinculado ciento por ciento con la libertad, si no no se puede hacer”.
Turistas toman café en un bar. Miran, sacan fotos. Una ciudadana con botas de cuero que espera inútilmente el colectivo se queja de su suerte: “Siempre hay alguien rompiendo las pelotas”. Un conductor baja de su auto enojado porque dice que le golpearon el vehículo mientras quería atravesar la manifestación y le exige a la policía que haga algo. Uno de los vendedores le ofrece garrapiñadas a Marianela, delegada gremial en Clarín. La morocha, mientras sostiene un estandarte, rechaza el maní azucarado y comenta que necesita urgente una recomposición salarial. “UTPBA, que tiene la personería, no nos representa. Ya van cuatro años seguidos de firmar paritarias a la baja, este año con un techo de veinte por ciento en tres cuotas. Queremos que el Ministerio de Trabajo nos escuche y que las empresas dejen de pactar nuestro salario a espaldas de los trabajadores”.
Frente al edificio ministerial, un camión atravesado sobre Callao espera la llegada de los manifestantes, a las 4 en punto. La caja del inmenso vehículo es un palco, ahora lleno de reporteros gráficos que retratan la procesión. Una hora después, Tato Dondero estará cerrando con su discurso un breve acto organizado por la Mesa Nacional de Trabajadores de Prensa, formada, además de SiPreBa, por la Federación de Trabajadores de Cultura y Comunicación (FETRACCOM), la Federación de Trabajadores de Prensa (FATPREN) y el Sindicato de Prensa de Rosario (SPR).

La marcha frente al Obelisco tuvo como objetivo visibilizar el reclamo de los 2500 colegas que perdieron sus puestos de trabajo desde diciembre de 2015.
En esa misma cuadra hay un local de ropa que promociona “descuentos por manifestación”. El ministro Triaca no sólo tiene a los trabajadores de prensa en la puerta, sino también al gremio de químicos y petroquímicos, cuyos redobles de tambor laten y se entremezclan a un ritmo similar.
Las últimas palabras de Dondero antes del aplauso y la percusión final son: “Otra vez estamos en la calle. Vamos a movilizarnos todos los días, si hace falta. Los trabajadores de prensa sabemos que vienen por nosotros. No hay otro camino que la organización desde abajo y unidad, unidad, unidad”.
Actualizada 09/06/2017
Abr 27, 2017 | Trabajo
“He expuesto los que creía justos reclamos de la clase obrera, he defendido su derecho a la libertad y a disponer del trabajo y los frutos de su trabajo”, declaraba Albert Parsons minutos después de ser sentenciado a muerte. Junto a él, George Engel denunciaba: “Aquí he visto a seres humanos buscando algo con qué alimentarse en los montones de basura en las calles. Desprecio el poder de un gobierno injusto, sus policías y sus espías”. Samuel Fielden afirmaba: “La Constitución, cuando dice ‘el derecho a la libre emisión del pensamiento no puede ser negado’, da a cada ciudadano, reconoce a cada individuo, el derecho a expresar sus pensamientos. Yo he invocado los principios del socialismo y de la economía social y sólo por esta razón me hallo aquí y soy condenado”. Michael Schwab agregaba: “Un movimiento social no es una conspiración, y nosotros todo lo hemos hecho a la luz del día”. Parsons, Engel, Fielden, Schwab y otros dos condenados más a la horca son recordados hoy como “los mártires de Chicago”, y sus alegatos, que datan de 1886, cumplen este 1° de Mayo 131 años.
La injusticia de aquel día daría origen, en todo el mundo, al Día del Trabajador, cuyo significado ha ido cambiando con el tiempo. Al principio, los anarquistas se inclinaban hacia la conmemoración y los socialistas hacia la celebración. Según el historiador y experto en sindicalismo argentino, Santiago Senén González, el que movió la balanza en nuestro país fue Perón. “Durante su primer y segundo gobierno se hizo un festejo hasta con un himno y desfiles”, cuenta, y pone el acento en la dignidad reparada: “El trabajador, al ver cumplidos muchos de sus reclamos, vio en el 1º de Mayo un día más bien festivo”. Luego de este período, sostiene Senén González, “se volvió, hasta hoy, a la conmemoración como lucha”.

Manifestación en contra de los despidos en el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación.
En 1890, cuatro años después de la condena a los mártires de Chicago, en Buenos Aires se distribuyó un manifiesto que decía: “¡Trabajadores! Compañeras, compañeros: ¡Salud! ¡Viva el 1º de Mayo: día de fiesta obrera universal!”. Se trató de la primera conmemoración de la fecha en la Argentina, que incluyó un acto en el Prado Español, ubicado por entonces en la actual avenida Quintana, pleno Recoleta, entre Ayacucho y Junín. Allí se reunieron anarquistas y socialistas para debatir acerca del programa a seguir y su proceder práctico e inmediato. Al día siguiente, el diario La Nación ninguneaba la manifestación: “El hecho no puede tener gran importancia porque aquí ni hay cuestión obrera, ni subsisten las causas principales que le han dado importancia en Europa y los Estados Unidos”. Y la crónica del mitin terminaba consignando: “Habló primero un señor alemán. Enseguida hizo uso de la palabra un francés, luego tres italianos y un español. Había, en la reunión, muy pocos argentinos, de lo cual nos alegramos mucho”.
El manifiesto distribuido en nuestro país fue el de la Segunda Internacional, que se reunió en París en 1889, y en el que se leía: “No se mueven nuestros hermanos para obtener pingües aumentos de salarios, casi siempre inútiles porque se elevan después los artículos de primera necesidad, sino en demanda de que las ocho horas de producción no sean más que ocho”. Senén González explica que, en el primer punto de su documento, el congreso obrero pide “crear leyes protectoras y efectivas sobre el trabajo para todos los países con producción moderna. Para lograr eso, considera la organización de la clase obrera por todos los medios que sean posibles y también la manera de verificar las pretensiones para su emancipación”.
Hoy, a días de la represión contra los trabajadores de la educación frente al Congreso de la Nación y a menos de un mes del contundente paro general contra el Gobierno de Mauricio Macri, parece que para algunos no ha cambiado nada desde aquella infame condena a los mártires de Chicago. El 6 de abril último, por ejemplo, el diario de los Mitre publicaba una nota con esta bajada: “En una recorrida por el microcentro, se ven locales abiertos, taxis circulando y estacionamientos casi completos; testimonios de quienes decidieron no parar”. Al día siguiente, en la edición impresa, un artículo de opinión se titulaba: “Un paro flaco y tristón empujado por zurditos”.

Marcha de San Cayetano a Plaza de Mayo (agosto 2016), en la que miles de personas marcharon para reclamar por la situación laboral.
Con el conflicto docente, el ministro de Trabajo bonaerense Marcelo Villegas se apresuró a declarar que, ratificada la vigencia de la conciliación obligatoria, “las medidas de fuerza devienen entonces ilegales”. Ante la falta de respuestas, los maestros intentaron instalar la Escuela Itinerante frente al Congreso y allí fueron reprimidos por las fuerzas policiales. “Nos llevaron esposados como si fuéramos unos terribles delincuentes”, relató Miguel Acuña, docente de la Escuela 19 del Bajo Flores. “Si no les gusta que nosotros nos manifestemos públicamente, que vayan y discutan con sus diputados en el Congreso y que se animen a modificar el artículo 14 bis que habla del derecho a la protesta y de nuestro derecho como trabajadores”, desafiaba Acuña en diálogo con ANCCOM.
“Los trabajadores saben que su rol es el del reclamo”, opina Senén González, “es parte integrante de la esencia del sindicalismo”. “Y deben seguir por la vía del reclamo en el Congreso -agrega-. Así el sistema se va erosionando y cambiando, por eso se obtienen las ocho horas, los convenios colectivos, y tantos otros beneficios”. Senén González es escéptico y realista: “El Palacio de Invierno ya cayó, la Bastilla no existe más, y la mejor arma es la que hizo famosa (Augusto Timoteo) Vandor: pegar y negocia.“El contexto sociohistórico del país lleva a reclamar y seguir reclamando. Esas son las reglas de juego, y por eso la lucha continúa y debe continuar”, concluye.

Cooperativa SUBPAGA (Subproductos Ganaderos Argentinos) de Berazategui.
Actualizada 26/04/2017
Abr 26, 2017 | Trabajo
Trabajadores de maestranza, tercerizados por parte del Ministerio de Trabajo, se encadenaron en la sede de Alem 650 de la cartera que conduce Jorge Triaca para reclamar ante la inestabilidad laboral y el retraso del cobro salarial. En respuesta, la empresa que formalmente los contrata, Inmantec SRL, rescindió el convenio, adeudando dos meses de pago y, el lunes pasado, un grupo de policías esperó en la puerta del edificio a los afectados para impedirles el ingreso. Mientras tanto, el Ministerio contrató nuevo personal para que realice la limpieza del establecimiento y el titular de la cartera se llama a silencio.
Desde la década de 1990, el Ministerio de Trabajo terceriza a sus empleados de maestranza. A medida que avanzaban los años, lo realizó con distintas empresas. No obstante, los 130 trabajadores siempre fueron los mismos. De hace un lustro, lo hace bajo la empresa Inmantec SRL. ANCCOM dialogó con el delegado general de maestranza, Eduardo Díaz, que especificó que la empresa durante el gobierno anterior “no tuvo ningún tipo de atraso ni de problema con el pago de los sueldos. El conflicto empezó hace catorce meses y se agravó nueve meses atrás”. Además, agregó que “los sueldos nos los pagaban el día 20, una parte, y el día 25 la otra. Actualmente nos están adeudando el pago de marzo y abril”.
En cambio, el adjunto general de la junta interna de Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) del Ministerio de Trabajo, Sebastián Scarano, remarcó que el planteo de eliminar la tercerización también se lo hicieron al gobierno anterior. “La respuesta que nos daban era que había una imposibilidad normativa, que incluso les excedía. Paradójico siendo que este es el órgano que se tiene que encargar de reglamentar este tipo de contratos”.
Con respecto al gobierno de Cambiemos, Scarano advirtió que “con esta gestión sabemos que la línea política es avanzar sobre los convenios colectivos de trabajo. Cuando dicen ´modernizar´, en realidad, están diciendo ´flexibilización laboral´”.
El lunes por la mañana, mientras la policía intimidaba en la entrada, los trabajadores se enteraron que el Ministerio contrató de emergencia a una empresa hasta tanto se haga la licitación definitiva. Pero esta vez, no le garantizaron a los 130 trabajadores su continuidad laboral, como una suerte de castigo por haber reclamado por sus derechos.

“Con esta gestión sabemos que la línea política es avanzar sobre los convenios colectivos de trabajo», comentan.
“La semana pasada hicimos una clausura simbólica del Ministerio porque a raíz del conflicto el edificio está inutilizable, los baños son un asco y hasta aparecieron ratas”, describe Scarano. En consecuencia, el Ministerio de Trabajo, en horas de la madrugada, hizo ingresar a personas ajenas con tarjetas de visita para que hiciera el trabajo de limpieza. Es decir, contrató rompe-huelgas, pagándoles a través de una nueva empresa sin ningún tipo de licitación”, subrayó Scarano.
El reclamo de fondo que realizan los trabajadores es terminar con la tercerización, de manera de contar con mayores derechos laborales y más seguridad a la hora de cobrar los salarios. “Habría un importante ahorro económico –señala el delegado de ATE-, ya que estas empresas cobran casi 22.000 pesos por cada trabajador cuando ellos no llegan a cobrar ni 10.000 pesos.” Además, aclara: “Para nosotros son trabajadores estatales que remiten en lo más bajo de la precarización laboral ya que están fuera de convenio. La gran ganancia de estas empresas es explotar a los trabajadores”.
Por su parte, ATE entiende que “el Ministerio no quiere reconocer que es un empleador solidariamente responsable, y además es el órgano estatal que debería intervenir en este tipo de situaciones. Tiene una doble responsabilidad”.

Los trabajadores piden terminar con la tercerización, contar con más derechos laborales y seguridad a la hora de cobrar los salarios.
A lo largo de todo este conflicto, la Cartera que conduce Jorge Triaca se llamó a silencio. Por su parte, Díaz declaró que “nosotros entendemos que el Ministerio es la autoridad máxima y se está borrando. Nos están biclicleteando y hacen la vista gorda”.
Se prevé para el 28 de abril la apertura de sobres de licitación. Fecha clave del futuro de los trabajadores y de la nueva empresa de tercerización.
Actualizado 26/04/2017