Cine bueno y barato

Cine bueno y barato

El escenario se acomoda para la ocasión: bibliotecas, librerías, escuelas,  museos e incluso viejas o modernas casonas se acondicionan con pocos recursos para recibir, de manera gratuita o a bajo costo, a los cinéfilos. Con el objetivo que la experiencia de ver películas en pantalla grande no se restrinja sólo a los tanques cinematográficos, existe un circuito de exhibición alternativo de ficciones y documentales que no se proyectan con frecuencia.  

La cartelera que no se ve

“El cine comercial pasa la película que le ofrece un distribuidor con la que piensa que va a hacer dinero. Si la película cumple con las necesidades comerciales de la sala o del distribuidor, continúa; y si no cumple, se la baja y viene otra. El cineclubista quiere que vaya público porque está convencido de que es bueno lo que proyecta; partimos de un impulso individual que nos motiva a ver películas en pantalla grande y en determinado formato”, señala el cineclubista Emiliano Penelas.               

Penelas reparte su tiempo entre la docencia y la organización de dos cineclubes. El primero de ellos funciona en el Centro Cultural y Biblioteca Popular Carlos Sánchez Viamonte, ubicado en Austria 2154, donde antes se redactaba el diario socialista “La Vanguardia”. El Cineclub La Rosa, tal es su nombre, se apresta para inaugurar en abril su “décima temporada”, como la define su presidente fundador.  

La Rosa se destaca por armar ciclos que están dedicados a autores consagrados a los que conviene revisitar. También difunde las obras de realizadores contemporáneos que no han tenido la recepción que se merecen. La belga Agnès Varda, el prolífico Werner Herzog y el documentalista Jorge Prelorán son algunos de los directores que integran los ciclos de La Rosa, cuyas funciones -proyecciones en 8 y 16 milímetros- son los miércoles a las 20.     

La entrada es libre y se paga solo a voluntad, porque –para Penelas- una de las características del cineclubismo es la gratuidad. “Solo colocamos una urnita con la que invitamos a la gente a colaborar. Lo recaudado lo usamos para difundirnos y mejorar la experiencia de cada función: por ejemplo, ofrecemos programas con información de lo que se va a ver, con la ficha técnica de la película y el número de función. El programa también es parte de la historia de los cineclubes”, explica Penelas.

A él le corresponde también programar, hace nueve años, las películas que se presentan en la Asociación Cristiana de Jóvenes (YMCA, por sus siglas en ingñés) los primeros y terceros miércoles de cada mes a las 20. Se trata de una iniciativa sin fines de lucro en su histórica sede de Reconquista 439.

Todos los años inician su programación con Alfred Hitchcock pero nunca faltan los ciclos de humor, con Buster Keaton a la cabeza. Como explica Penelas, su programación no se ciñe a ningún tipo de atadura institucional: “Hemos llegado a pasar películas de Luis Buñuel y Luis García Berlanga”, directores españoles cuya obra tiene un fuerte contenido anticlerical.    

El Cineclub Dynamo también es parte de esta propuesta cultural distinta y se caracteriza por proyectar material exclusivamente en fílmico de 16 milímetros. Esta aventura nació en Mar del Plata hace doce años por iniciativa de su administrador, Carlos Müller. Realizaba funciones en distintas sedes para el público marplatense y para el de la ciudad de Buenos Aires hasta que en 2005 se afincó en San Telmo. Desde entonces, las proyecciones se efectúan en la Librería La Libre (Bolívar 646), con entrada gratuita y colaboración voluntaria, todos los miércoles a las 21, y en la residencia de arte Monte Estudios (Defensa 1008), a la que se accede por un costo de 40 pesos los viernes a las 21. El público es tan amplio como las cualidades de las obras que se proyectan. Asisten jóvenes y mayores, aficionados y estudiantes de cine, públicos casuales, vecinos del lugar e, incluso, personas que no viven cerca.

También para chicos

Una excepción la constituye la iniciativa Linterna Mágica, surgida en Suiza durante los noventa. Se trata de un cineclub para chicos de 6 a 12 años y se accede con una membresía de 650 pesos por las nueve funciones del año. A cada niño se le envía una revista con información que les servirá a los coordinadores para articular, junto a otras expresiones artísticas, conceptos centrales de películas de distintas épocas. Así, antes de la proyección, cada función incluye una presentación, un  sketch cómico y una obra de teatro en las que se trabaja sobre una emoción en particular (risa, miedo, llanto y sueño).

Ilan Branderburg, su director, comenta que también existe el Plan de Membresías Solidarias para niños de Hogares de la Ciudad, al cual pudieron acceder unos 200 jóvenes desde su aparición en 2008. Estas becas han sido financiadas por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, por empresas privadas y por particulares que han apadrinado a un niño.         

Los cineclubes no suelen recibir la visita de un público apático, que finalizada la película se retira sin pedir algo más. “Mucha gente encuentra en estos espacios no solo un lugar de esparcimiento sino también de encuentro; ese es su plus”, afirma Müller. “El cineclubismo se presta siempre para ese diálogo después de la película. Por eso no busco que esto sea un lugar para entendidos, sino prefiero que se entienda que toda opinión es bienvenida”, explica este cinéfilo que está realizando un largometraje sobre la historia de un corto recientemente hallado por él: “San Perón”.  

En el mismo sentido apunta Penelas: “Entendemos el cineclubismo con la charla posterior, con la crítica, con el ensayo, tratamos de que se hagan asociaciones entre las películas, por eso hacemos ciclos”. Asimismo añade: “Incluso hemos tenido la participación de los realizadores para que charlen con el público, para que se rompa la barrera entre el realizador y la persona que ve su obra”.

En tanto, la difusión “de boca a oreja” suele ser la punta de lanza de la repercusión de estos proyectos. También los afiches, los volantes y, sobre todo, las redes sociales son fundamentales para que los vecinos de la ciudad conozcan un cine distinto al “pochoclero” que suelen ver en las salas de los shoppings.       

“Íbamos a pasar Con ánimo de amar, de Wong Kar-Wai, y eso se difundió en un grupo de Facebook de solos y solas. Cuando llegué había más de cincuenta personas; tuvimos que traer con el bibliotecario las sillas de la sala de lectura; y para mí eso es una gran alegría porque estamos convencidos de que lo que pasamos es bueno y puede gustar”, cuenta Penelas.     

Del comedor al Microcentro

Buenos Aires Mon Amour (BAMA) parece el sueño hecho realidad de muchos cinéfilos. Nació en diciembre de 2007 en el living comedor del departamento de su fundador y actual director Guillermo Cisterna Mansilla.

Cisterna Mansilla sabe de la importancia de los cineclubes: “Son necesarios para poder formar espectadores, debatir, intercambiar miradas y ver material que en las salas comerciales no tienen lugar”, afirma. Pero también destaca que las salas comerciales “son necesarias para que exista el sostén de una industria”.

Uno de los desafíos que se ha propuesto BAMA es “devolverle al cine-arte el público joven, y creo que lo estamos consiguiendo”, señala su director, y agrega: “Eso implica trabajar mucho buscando material, más allá de los estrenos semanales de los distribuidores locales, que salen en varias salas al mismo tiempo. Pretendo de BAMA esa sala de cine que había desaparecido y que Buenos Aires, hace más de 40 años, supo tener”.  

BAMA funciona en Avenida Presidente Roque Sáenz Peña 1145 -en el ex Arteplex Centro-, posee una cartelera de cine alternativo y entradas a entre 50 y 65 pesos, precios por debajo de la mitad que los que maneja la mayoría de las salas comerciales. El proyecto se financia con sus propios recursos, “sin subsidios ni sponsors de nadie, al contrario de lo que muchos creen”, subraya Cisterna Mansilla.

“Filmoteca en Vivo” tiene funciones  en la ENERC, en su sede de Moreno 1199.

“Filmoteca en Vivo” tiene funciones en la ENERC, en su sede de Moreno 1199.

Más allá de la tevé

Fernando Martín Peña es docente, coleccionista y presentador del programa de la TV Pública “Filmoteca”, el cual desde 2006 se dedica a la difusión de películas. Según comenta, este programa televisivo es fruto de “una larga experiencia en diversos cineclubes y nació con un criterio amplio”. Ocho años después, comienza  “Filmoteca en Vivo” con la idea de “devolver el programa a su ámbito natural, que es la sala con público en vivo”, destaca Peña. Las funciones se realizan en la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica (ENERC), en su sede de Moreno 1199, establecimiento que depende del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA).

La programación está a cargo de Peña cuyo criterio busca ser amplio, de modo de atraer a la mayor cantidad de espectadores posible. “En general me muevo por fuera del canon, porque hoy los clásicos de la historia del cine son muy accesibles, así que me parece mejor hacer que se vean materiales menos obvios”, explica Peña.

Respecto de la importancia de proyectar en formato fílmico, detalló: “Pasamos exclusivamente fílmico porque lo digital es algo que hoy cualquiera puede ver en su casa. El fílmico tiene otra textura, otra calidez, y cada vez está más relegado, así que me parece importante recuperar una forma de ver el cine que se extingue y que es comunitaria, social”.

Orlando Narváez es administrativo en el Departamento de Alumnos de la ENERC y contribuye en la preparación de las funciones de “Filmoteca en Vivo”. “Cuando entré a trabajar en la Escuela era un lugar muy cerrado, pero desde que está a cargo de Pablo Rovito (n. del r.: Coordinador de la ENERC) se empezó a abrir a la comunidad. Por eso invito a que la gente se acerque y a que se anime a entrar, porque la ENERC ha dejado de ser un lugar solo para estudiantes, y va a encontrar mucha gente macanuda”, afirma.

Las funciones de “Filmoteca en Vivo” se realizan los viernes a las 23, los sábados a las 19 y 21, y los domingos a las 17, 19 y 21. La sala de la ENERC tiene espacio para albergar a un centenar espectadores. Los films mudos suelen estar acompañados por la música en vivo a cargo de Fernando Kabusacki y Matías Mango.

Feos, sucios y malos de Ettore Scola, Drácula interpretado por Bela Lugosi, Metrópolis de Fritz Lang, La condición humana, largometraje de Masaki Kobayashi, que tiene más de nueve horas de duración y que se proyectó sin interludios, integran algunos de los títulos de este espacio. Con estos films “la gente salía emocionada como no había visto nunca”, recuerda Narváez.     

    Otras pantallas

Los puntos de encuentro para disfrutar de grandes obras del celuloide se diversifican. Otros escenarios a los que se puede ingresar gratis o a bajo precio en la Ciudad son:

Aunque su época de esplendor, durante los años cincuenta y sesenta, haya quedado lejos, desde que el realizador León Klimovsky organizara las primeras exhibiciones en la ciudad entre 1927 y 1928, el cineclub sigue rodando su propia historia. Para disfrutar en familia o con amigos, para poder conocer nuevas personas, o, simplemente, para romper con el tedio individual, los cineclubes continúan siendo un buen espacio de esparcimiento colectivo a bajo costo.

“Bien warrior rima con ovarios”

“Bien warrior rima con ovarios”

 Paz Ferreyra nació y creció en la Paternal, más precisamente en la calle Bolivia. Aquella marca de origen resultó tan fuerte, que se constituyó en su verdadera identidad: Miss Bolivia. Antes de subir a escena, se recibió de psicóloga en la UBA, donde también estudió Letras. Trabajó como productora en el Canal de la Ciudad y recién en 2008 -cuando empezó a cantar en fiestas de amigos- se propuso comenzar una carrera de solista. Dos años más tarde editó su primer disco, Alhaja y en 2010 le siguió Miau. En su música fusiona la cumbia, con el rap y distintas variantes de reggae con algunos elementos del dance y un poco de pop.

Con sus ritmos, Miss Bolivia contribuyó a desestigmatizar la cumbia, la hizo sonar en los festivales más taquilleros y hasta la llevó a Hollywood, como banda sonora de la película Focus. Además, compuso e interpretó la canción “María, María”, tema principal de la telenovela La leona. Sus canciones no son pasatistas, se caracterizan por ser combativas y autobiográficas, con un llamado muy fuerte a las luchas reivindicativas feministas, LGBT y de derechos humanos.

En diálogo con ANCCOM, reflexionó sobre el lugar de la mujer en la música, su relación con el público y su punto de vista en la denuncia de Mailén y Rocío, al líder de La ola que quería ser chau, por abuso sexual.

¿Cómo atraviesa tu música tu formación como psicóloga y los años que cursaste la carrera de Letras? ¿Son elementos presentes?

Mi música apunta a hacerse preguntas. Y en la psicología, uno trata de hacerse preguntas. Tanto los libros que leí, como las experiencias que atravesé, no sólo académicamente, sino las experiencias de calle, atraviesan la obra de algún modo. Aunque no seas literal ni te estés refiriendo todo el tiempo a esas cosas, nunca sos el mismo después de leer un libro: te vas transformando; siento que ahí está la carrera. La Psicología es sanar con palabras y yo intento que la música que hago tenga que ver con sanar, con fortalecerse, con empoderarse. El empoderamiento tiene que ver con la salud también. Hay una psicología, quizá no es de diván o de hospital sino un dispositivo distinto que es la pista de baile o el living de tu casa o el auricular donde podés empoderarte o hacerte preguntas.

Los elementos autobiográficos en las letras de Miau generan mucha empatía e identificación, ¿cómo sentís que son recibidas tus historias por el público?

El artista sin el público no es. La gente es muy cálida, muy afectuosa, muy aguanta- trapos, me escribe cartas, me trae regalos, me tira ropa interior al escenario. Me gusta tener un público muy plural, muy diverso, no es que sólo hay una tribu en mis shows, hay gente muy distinta, un oficinista, un heavy, un rapero, un rasta, una señora, y eso está buenísimo. Es una de las cosas que me enorgullece, tener un público plural. Muchas veces, los cantantes o los artistas, los comunicadores en general, tenemos una responsabilidad, o un rol de espejear socialmente o darle asidero al otro. Uno canta sobre eso. En este disco,  canté de ese modo algunas canciones y la gente se apoyó en esas canciones, se vio y se sintió representada. Hace poco me tuve que subir a un bondi porque llovía y no pasaban taxis, y el chabón no me quiso cobrar porque era Miss Bolivia y yo le decía: “¡No, por favor!”. Y puso la música en el colectivo -¡un capo!- y me regaló un chocolate. Son cosas de amor, cosas lindas.

¿Repercute de alguna manera en el ambiente musical tu reivindicación del rol de la mujer y las demandas de género que promovés?

En todos los palos de la música está esto instalado, tengo colegas folcloristas, raperas, cumbieras, del pop, del rock y todas de algún modo hacen foco en esos contenidos y no estamos organizadas, es algo que cada una hace. Está lleno de organizaciones, con las cosas que están pasando hay como una furia y se organizan movidas de repudio o también de empoderamiento.

«Creo hay más conciencia de parte de mujeres y varones antipatriarcales, que hay mayor visibilidad,» declara Paz Ferreyra.

 

Hace unos días se hizo público el testimonio de Mailén y Rocío, dos chicas que denunciaron por abuso sexual al cantante de La ola que quería ser chau. ¿Tenés alguna reflexión al respecto?

Me afectó mucho, me pareció muy duro, vi al video y me pegó un bife. Me pareció que está bien que exista. Las dinámicas de abuso de poder están en toda la humanidad, el humano las puede desplegar en cualquier ámbito, obvio que está el folclore originario de las groupies y de los chabones, pero estos son casos extremos que pueden pasar en distintos espacios de la vida. Estas chicas tuvieron mucha valentía y mucho coraje. Lo que ellas hicieron es una herramienta comunicacional muy importante. Está bueno que si eso sucedió, se viralice, porque tiene que bajar el umbral de tolerancia que tenemos. Hay cosas que hay que cortar la bocha, y se corta así.

Existen  colectivos que tratan de empoderar a las mujeres, y desde la marcha  #Niunamenos esa tendencia se ha acentuado. ¿De eso se trata ser “bien warrior”?

Para hacerla corta, bien warrior rima con ovarios. Es un estado actitudinal, un estilo de vida. Creo hay más conciencia de parte de mujeres y varones antipatriarcales, que hay mayor visibilidad. Bandas femeninas y artistas femeninas hay un montón y siempre hubo un montón, ahora hay más foco, más visibilidad y eso está buenísimo en todos los palos de la música. De algún modo u otro todas hablamos de eso un poco y está bueno que pase.

¿Que nos vamos a encontrar en tu próximo show, el último de esta etapa?

Me van a acompañar algunos invitados del disco y vamos a hacer un adelanto de tres temas del próximo disco.  Miau no es algo que voy a dejar de tocar, sino que es un homenaje. La próxima vez que nos volvamos a ver en Buenos Aires va a ser con otro material.

¿Y en el próximo disco?

Sigue la cumbia, el rap y el reggae como eje, pero son temas que hablan mucho más de amor, hay militancia pero es mucho más autobiográfico, muchas canciones playeras porque estos últimos años estuve casi la mitad del tiempo en la playa y me pintó más playero.

Actualizado 03/05/2016

Malvenido Manguel

Malvenido Manguel

El discurso de inauguración de la 42º Feria del Libro de Buenos Aires, a cargo de Alberto Manguel, se vio interrumpido por la aparición de medio centenar de usuarios de la Biblioteca Nacional que desplegaron carteles con consignas en contra de la designación del escritor como director de la institución y en repudio de los despidos y el desmantelamiento de la institución. El funcionario, que asumirá su cargo en julio de este año debido a sus compromisos en el exterior, decía que “Pedro de Mendoza además de una cruz y una espada trajo a Argentina un Virgilio, un Erasmo y varios libros más”, cuando los asistentes al acto en el Salón Borges del predio giraron sus cabezas para atender a los hombres y mujeres de pie que alzaban sus brazos sosteniendo pancartas en silencio.

Minutos antes de que el escritor subiera a hacer su presentación, salió de atrás del escenario un refuerzo de seguridad del evento que se repartió por el salón y miraban de reojo los mensajes de celular de algunos asistentes. A simple vista no era posible distinguir a los manifestantes del resto de los presentes, todos habían hecho fila desde las cinco de la tarde para escuchar las palabras de los oradores a cargo de la inauguración: Martiño Noriega, alcalde de Santiago de Compostela -ciudad invitada de la Feria del Libro-, Pablo Avelluto –ministro de Cultura de la Nación- y Diego Santilli, vicejefe de gobierno porteño.

Las pancartas se mantuvieron alzadas unos minutos. Un sector de la audiencia aplaudía, y el otro gritaba a los manifestantes que se fueran. Una señora se levantó y exclamó: “¡El kirchnerismo ya se terminó!”. En ningún momento Manguel detuvo su discurso. Es posible que gente de la organización hubiera sido advertida de que pasaría algo inesperado, pero a nadie se le pidió que se retirase, probablemente debido a  la tranquilidad con la que transcurrieron los hechos. Los manifestantes habían consensuado que la intervención sería pacífica, sin gritos, ni canciones, ni ruidos.

Paola, una de las organizadoras de la acción -quien prefirió no dar su apellido porque considera que no es importante- explicó a ANCCOM que no se trata de un escrache: “Es una intervención en un panorama de silencio y normalidad para presentar una voz disonante que protesta”, aclaró y agregó: “La Biblioteca no es un depósito de libros, es un lugar donde hay trabajadores de la cultura, que a su vez forman parte de un tejido vivo que tiene relación con el resto de la sociedad”. Los 240 empleados estatales que fueron despedidos de la Biblioteca Nacional, sin explicaciones, durante la nueva gestión no fueron parte de la convocatoria, sino que se trató de gente de la cultura: “Somos docentes de la universidad, directores de teatro, coreógrafos, músicos, profesores de matemáticas: usuarios de la Biblioteca Nacional”.

Si bien medio centenar de los despedidos fue reincorporado,  la gran mayoría sigue a la espera de los resultados de las negociaciones. Uno de los carteles desplegados contenía la pregunta: “¿Quién mató a Esteban Latorre?”. Federico, otro de los integrantes del colectivo que llevó adelante la protesta, contó a ANCCOM que la persona que llevaba ese nombre sufrió un paro cardíaco poco después de haber sido despedido de la institución: “Le llegó un telegrama de despido y tenía tres bypass. Luego recibió un telegrama de reincorporación pero entre ambos comunicados tuvo un cóctel de emociones”. Paola continuó: “Nos parece que no es gratuito, que decisiones como esta afectan a la vida de las personas, afectan a los cuerpos y que hay que intervenir en eso”.

Luego de retirarse del salón Jorge Luis Borges, los manifestantes recorrieron la Feria del Libro en su primer día de actividades, acompañados de miembros de las fuerzas de seguridad. A su paso entregaron volantes a los visitantes que explicaban el motivo de la intervención. Algunos les sacaron fotos, otros aplaudieron. Una señora con bastón les dijo con entusiasmo: “¡Muy bien, chicos!”. Un hombre joven, en cambio, soltó en voz alta que durante la gestión anterior “la Biblioteca funcionaba como una unidad básica”.

“¿Quién dirige la Biblioteca Nacional?”, se leía en otro de los carteles que recorrieron la Feria. Federico precisó: “La crítica no es al Manguel escritor, sino al Manguel director que vino a poner su prestigio en el contexto de este plan de modernización y a normalizar una situación que dejó a 240 personas a la intemperie” y denunció el plan cultural que tienen con la Biblioteca que es “ponerla al servicio  de los monopolios”.

“Se hace énfasis en la idea de que la institución triplicó sus empleados, pero se  omite que también multiplicó sus áreas”, explicó Paola quien advirtió que la idea generalizada de “ñoquis” oculta las políticas de Estado que generaron ampliación de derechos y acceso masivo a la cultura, y perjudica a los trabajadores del área en general.

Una vez fuera del predio de La Rural, Paola, Federico y el resto de sus compañeros festejaron. “Todas las cámaras que estaban apuntando a Manguel de repente nos enfocaban a nosotros”, repetían.

Los trabajadores de la cultura lograron visibilizar su denuncia y generar repercusión en los medios. Si bien Manguel no interrumpió su discurso de inauguración, tampoco pudo obviar la presencia de los usuarios de la Biblioteca Nacional que desplegaron su reclamo en un silencio atronador.

Actualizada 22/04/2016

La música pudo más

La música pudo más

En un comunicado del martes 19 de abril el Colectivo de Trabajadores de las Orquestas y Coros del Bicentenario anunció que a raíz del acto del pasado 14 de abril en reclamo por la continuidad del Programa «y luego de finalizado, los trabajadores acompañados por representantes gremiales, fuimos recibidos por el Subsecretario de Gestión y Políticas Socioeducativas del Ministerio de Educación y Deportes, Profesor Marcelo Cugliandolo, quien nos informó que el ministerio emitió las resoluciones que garantizan el traspaso de fondos anual para todo el área Socioeducativa de donde dependemos, junto a otros programas como CAI, CAJ, Plan Fines, Administradores de Red, Conectar Igualdad, Radios Comunitarias» y agregaron que «Cugliandolo afirmó que la Coordinación Pedagógica Nacional tendrá continuidad y confirmó también la descentralización de nuestro programa (como de todos los del área de Socioeducativa), lo cual nos llena de preocupación y nos pone en estado de alerta». 

Leer el comunicado aquí

Cómo fue el reclamo

“Cantar nos traslada”. “No nos saquen la música, queremos estudiar”. “Música es vida”. Las consignas escritas en pancartas y carteles, se agitaban y brillaban bajo un intenso sol de mediodía en la plaza frente al Palacio Pizzurno, escenario del concierto que dieron músicos de guardapolvos blancos. Cientos de niños y jóvenes se reunieron para hacer lo que más les gusta: tocar música. Pero también para defender el programa socioeducativo que les permite ejercer ese derecho y cuya continuidad hoy no está garantizada: muchos docentes están dando clases sin contratos vigentes y sin cobrar.

El Programa de Orquestas y Coros para el Bicentenario que depende de la Dirección Nacional de Políticas Socioeducativas del Ministerio de Educación de la Nación, es una propuesta dirigida a niños, niñas y jóvenes de toda la comunidad, específicamente a quienes se encuentran en situación de vulnerabilidad social.  Más de 300 orquestas y coros funcionan en todo el país, involucrando a 2.000 docentes en la formación de 20.000 chicos de primaria y secundaria con el objetivo de mejorarles el acceso a bienes y servicios culturales, tender puentes hacia la reinserción y retención de los jóvenes en la escuela y estimular el contacto y el disfrute de la música. A través de este proyecto pedagógico de inclusión, los chicos aprenden a leer partituras, a tocar un instrumento que pueden llevarse a su casa, visitan teatros, participan en conciertos didácticos, hacen giras y tienen encuentros con orquestas y coros de distintas provincias. Y sobre todo, aprenden música de manera colectiva. Una experiencia que tanto los alumnos como las familias viven como muy transformadora.

A medida que iban llegando al lugar, acompañados de sus familiares y docentes, los chicos sacaban de las fundas negras sus instrumentos para afinar y prepararse para el concierto. De a poco se fueron sumando todos los sonidos: el clarinete, el oboe, el fagot, la flauta traversa, la trompeta, el trombón, el violín, el violonchelo, el contrabajo, la viola, la guitarra, la percusión; todo eso, a la vez, iba mezclándose con las voces de los coros que practicaban por última vez las canciones.

Barracas, Flores, Vicente López, Avellaneda, Lomas de Zamora, Berazategui, Quilmes, Florencio Varela, Moreno, Esteban Echeverría: los coros y las orquestas se identificaban con sus propias pancartas. Bajaban sin parar de micros escolares: Punta Indio, Bella Vista, Luján. Verónica Acosta vino desde El Pato, localidad de Berazategui, acompañando a sus hijos Joaquín, 8 años, trompetista; Guadalupe,  12, que toca el chelo y Belén, 15, que toca la viola. Hace un año que los tres forman parte de la orquesta, “un lugar de contención para los chicos, los estimula desde el aprendizaje hasta los sentimientos”, describió Verónica, sorprendida por ver a sus hijos tan comprometidos, incluso hasta el más chico: «El sábado tienen orquesta y ellos ya se están preparando desde el lunes». En la Escuela 12, donde funciona el programa, las clases se redujeron a una vez por semana por la falta de pago salarial de los docentes. “A los chicos les genera mucha tristeza», dijo Verónica y agregó “No todos tenemos la posibilidad de mandarlos a una institución privada. Somos gente trabajadora y sin este programa sería imposible que mis hijos puedan acceder a tocar instrumentos y aprender lo que es la música».

Inés es la mamá de Luciano, 14 años, que desde hace tres toca el contrabajo en la orquesta de Solano, provincia de Buenos Aires. Cuando ingresó, Luciano quería tocar el órgano, pero como el instrumento no estaba en la orquesta el profesor le propuso el desafío de tocar el contrabajo y le aseguró que, empezando por ahí, podría dominar los demás instrumentos. Y así fue: hoy también toca la guitarra y el órgano. «La orquesta es una familia más”, definió Inés, y comparó, sonriente: «Para Luciano ir a música los sábados es como ir a misa los domingos». Inés hablaba orgullosa de su hijo como “un niño muy feliz”, y sobre todo, rescataba: «No lo tengo en la calle, con adicciones, ni pensando adónde puede escaparse. Él sabe que el día sábado es de su música. Pero si el programa no continúa, ¿dónde lo meto?»

Con el primer movimiento de la Quinta Sinfonía de Beethoven, la Orquesta Juvenil Nacional inició el concierto con la dirección de Mariano Kosiner. Como músicos profesionales, los jóvenes leían las partituras apoyadas en sus atriles y levantaban un poco más la mirada para seguir la batuta de su director. Al bajar del escenario, Kosiner habló con ANCCOM: “Este programa funciona en lugares donde no hay conservatorios ni a 200 kilómetros, pero incluso donde hay, tenés que saber tocar un instrumento para entrar, explicó. En este caso los chicos aprenden a tocar un instrumento desde cero y al mismo tiempo entran a la orquesta. La esencia del programa es la orquesta, tocar juntos. En este sentido, Kosiner –que también es arreglador y capacitador de grupo- argumentó que lo que se busca es “acercar la música a todos y que los chicos aprendan a armar algo hermoso, cada uno por su parte y entre todos. ‘Juntos es mejor’ no es una metáfora, es la realidad misma y eso lo viven los chicos desde el primer momento”.

Frente a este contexto de vaciamiento, que incluye otros programas como Conectar Igualdad, Plan FinEs y los Centros de Atención Infantiles (CAI) y Juveniles (CAJ), Kosiner interpretó: «Están intentando quitar el Estado del lugar que debería tener como impulsor y fomentador de la educación y de la cultura. El Estado está para atender cuestiones que no son negocio”.

«Los chicos aprenden a hacer música colectivamente» delineó sobre el programa, Nicolás Gave, director de la orquesta del barrio Independencia de José León Suárez, y agregó que «crecer con esto es crecer diferente, con otras herramientas que te da la educación musical de calidad, una educación que debe ser para todos». El contrato de Gave vence a fin de mes y si bien la jurisdicción dijo de palabra que el programa iba a continuar, todavía no hay ninguna confirmación concreta sobre su renovación, situación que alcanza incluso a los contratos de otros compañeros docentes, que finalizaron en febrero y marzo.

Al costado del escenario, Juan Sopé, director de la orquesta infantil del Bajo Flores y profesor de guitarra, tocaba los temas junto a su alumno mientras le indicaba con la palabra los acordes y lo seguía atento con la mirada. “Apenas empiezan a venir a la orquesta, se quieren llevar los instrumentos a la casa para estudiar –contó Sopé a ANCCOM. Hay un compromiso muy grande de los pibes. A diferencia de la educación tradicional que enseña individualmente, aprender en una orquesta estimula la solidaridad, el escuchar al otro, la concentración que requiere aprender a tocar un instrumento los beneficia para estudiar en la escuela, y cuando salen de las orquestas están preparados para tocar con cualquiera”.

Entre los temas que sonaron como el malambo de la suite “Estancia”, “El huaynito del sapo”, “Tren del cielo”, “Rezo por vos”, el micrófono pasó de mano en mano entre distintos oradores. “El Estado Nacional mediante el Ministerio de Educación no ha garantizado ni política ni económicamente la continuidad de las orquestas y coros de todo el país”, manifestó una de las representantes del Colectivo de Trabajadores de Orquestas y Coros. A pesar de que el ministro Esteban Bullrich aseguró la continuidad del programa, la mayoría de los docentes no tienen contratos vigentes al día de la fecha y existen jurisdicciones donde se adeudan salarios de 2015 y de los meses transcurridos del 2016. Desde el Colectivo de Trabajadores denunciaron que esta política de vaciamiento se evidencia también en el cierre de cargos cuando renuncia un profesor, en escuelas donde no permiten el ingreso de los docentes para dar clases ni que los chicos puedan acceder a los instrumentos, y también en la falta de insumos. Además, se refirieron a la intención del ministro de destinar los fondos de los programas a las provincias: “Esta afirmación, que tan linda queda en nombre del federalismo, oculta la desvinculación del Estado nacional como coordinador de este tipo de política pública, dejando librada a la buena voluntad y deseo de cada provincia la continuidad de este programa y de todas los del área”, declararon las representantes del Colectivo.

“Las orquestas son una apuesta por la educación pública, la inclusión social y la igualdad de derechos”, defendieron las docentes. “Queremos seguir siendo parte de un Estado presente que no piense que la cultura y la educación son un gasto sino una inversión, porque son una herramienta de transformación social y mejora de la calidad de vida de los ciudadanos”, expresaron por último.

El público devolvía aplausos. “¡No al cierre!”, coreaban los chicos con el ritmo que marcaba la percusión y pedían “¡que salga el ministro!”, mientras levantaban sus instrumentos en dirección al cielo. Pero Esteban Bullrich, que había sido notificado sobre el concierto, había dejado su despacho a las doce del mediodía.

“¡La paz se construye con políticas públicas! ¡Menos armas y más instrumentos! ¡La real seguridad es la educación!”, exclamó sobre el escenario Silvia Almazán, Secretaria de Educación y Cultura de SUTEBA. También estuvieron presentes acompañando el reclamo integrantes de la Comisión Directiva de ATE y CETERA. El concierto finalizó con el Himno Nacional, que se cantó mientras familiares, amigos y docentes se unieron en un abrazo simbólico al Ministerio de Educación.

Ya eran pasadas las dos de la tarde cuando los profesores empezaron a llamar a sus alumnos para emprender la vuelta a los barrios. Los instrumentos se guardaron en las fundas y alejándose del Palacio Pizzurno en distintas diagonales, cada orquesta y coro se diferenció por primera vez.

Una ronda de amigos con instrumentos al hombro todavía no se iba. La primera en hablar fue Karen, 21 años, que toca la flauta traversa desde los 16 en la orquesta de Ciudad Evita. Cuando empezó no sabía ni cómo tomar el instrumento pero hoy confirma que todo es cuestión de práctica. «Me siento muy especial, nunca pensé que desde mi lugar iba a llegar a una orquesta y mucho menos que iba conocer otras provincias del país», expresó Karen a ANCCOM.

«Cuando entré me impresionó cómo gente que no se conocía podía tocar y hacer algo lindo que suene bien», dijo entusiasmado Lucas, 17 años, compañero en la orquesta. Él aprendió a tocar el violín hace unos meses y ya sabe interpretar «El huaynito», «La tempestad» y «Rezo por vos».

Camila, 13 años, toca el chelo hace cinco y escuchaba a su compañero Román, 19 y violinista desde hace tres, cómo destacaba las buenas amistades que le dio la orquesta: «No sólo es el hecho de aprender a tocar un instrumento sino crecer como persona», reflexionó y consideró que de no continuar el programa «se les cierra una puerta a las personas y se les impide que crezcan culturalmente, que es un derecho que tiene todo ser humano».

La ronda de los jóvenes de la orquesta de Ciudad Evita seguía completa a pesar de la señal de sus profesores de subir al micro para volver a las casas. Antes de irse, Karen fue la última en hablar: «La música genera una paz y una armonía entre todos que no es solamente la que se escucha cuando tocamos, también la tenemos nosotros».

Actualizada 19/04/2016

Bazofi Non Grato, auténticas rarezas cinematográficas

Bazofi Non Grato, auténticas rarezas cinematográficas

El festival de cine Bazofi Non Grato surgió como una sátira al Buenos Aires Festival de Cine Independiente (BAFICI) y a los grandes festivales de cine. Fernando Martín Peña, organizador de este evento, es docente de cine y coordinador de esta área en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA). Llegó unos minutos antes de la primera proyección de la jornada para inaugurar el ciclo y cargó grandes latas fílmicas, que contenían las películas que se iban a proyectar hasta la entrada de la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica (ENERC). Eran cerca de 30 latones que acomodó en un carro transportador y trasladó hacia la sala de proyección.

Mientras la recepcionista anunciaba la apertura de la sala, el público que se encontraba disperso en el hall, se dirigió hacia sus butacas y una vez apagadas las luces, la magia del cine se encendió. Fifí La Plume, un film francés de 1965, dirigido por Albert Lamorisse fue la primera sorpresa, entre la fantasía y la comedia inocente y pícara, el público disfrutó del film fuera de grilla. Lo inesperado acababa de comenzar.

¿Cómo surgió el Bazofi?

Con Fabio Manes, que ya falleció -en 2014- hacíamos el programa de televisión Filmoteca, a la medianoche en el canal TV Pública. En 2012 nos ofrecieron hacer la actividad de cine club en una sala que se reinauguraba después de haber estado cerrada durante muchos años. Allí había proyectores de 35mm y de 16mm y podíamos hacer lo mismo que en el programa, pero en vivo. Entonces hicimos un primer ciclo entre febrero y marzo. Nos fue muy bien. Pero ese cine estaba en la calle Viamonte y Ayacucho, muy cerca del Abasto, y en abril venía el BAFICI, y nosotros no queríamos que lo bien que nos había ido se terminara ya que nuestros públicos son parecidos. Como nos interesaba que las proyecciones siguieran creciendo, se nos ocurrió inventar el Bazofi, usando ese nombre porque es divertido de pronunciar, y parodiando no solo al BAFICI, sino a los festivales de cine en general, que tienen todo una retórica que a nosotros nos hace reír, como ciertos intercambios de cortesías, o el tratamiento que reciben algunos directores. Vimos que en ese marco podíamos programar películas muy raras, que nadie vendría a ver en su sano juicio porque no las conocen y nadie oyó hablar de ellas, pero que para nosotros son películas muy buenas. Se llenaron todas las funciones, el Bazofi fue un éxito.

¿En qué se diferencia el Bazofi del BAFICI?

Por empezar, el BAFICI tiene un montón de plata y nosotros no. Después, no es una parodia literal en burla del festival. El Bazofi es un festival chiquito, de películas muy viejas y por lo general muy raras, que difícilmente se puedan ver de otra forma, porque no se consiguen ni en digital. Además está hecho con bastante humor y autenticidad. Supongo que esa actitud debe haber contribuido a que fuera un éxito de entrada. Al año siguiente del primer ciclo pudimos venir a sala de la ENERC y hacer funciones gratuitas, que es lo ideal y más accesible para todos.

Fernando Martín Peña durante la preparación de las películas que él mismo proyecta durante el Festival.

Fernando Martín Peña durante la preparación de las películas que él mismo proyecta durante el Festival.

¿Qué opinás sobre el uso del material digital para las películas?

Estoy de acuerdo con la utilidad del digital para la divulgación de las películas, lo cual ha contribuido a la democratización de toda la historia del cine que antes no podíamos ver. En los 80’s estudiábamos la historia del cine en los libros. No veíamos las películas porque eran muy difíciles de encontrar. Cada vez que se podía acceder en un ciclo retrospectivo a alguna de las que se describen los libros, era un milagro e íbamos todos corriendo a verla. Sin embargo, hay una confusión. El digital sirve para difundir, pero no para preservar. Ningún formato digital, hasta ahora, garantiza durar más de 10 o 20 años y para preservar una película tiene que ser más largo plazo. La película es la matriz de la obra y si no tiene material fílmico está en riesgo. El digital es igual de confiable que el disco rígido de una computadora. En cambio el fílmico sabemos que está hecho para durar más, si se lo conserva en condiciones adecuadas de temperatura y sin humedad. De todas maneras es muy caro tener una copia en fílmico.

¿Qué opinas acerca de los cines que proyectan en digital películas producidas en material fílmico?

Todo el cine que se hizo en fílmico hay que proyectarlo en fílmico. En el BAFICI de 2012, todas las películas de retrospectiva se pasaban en digital y eso es una estafa. La textura va a ser siempre distinta, los colores son otros, la calidez de la imagen analógica es única y es la que pensaron los artistas cuando la hicieron en ese material. Me parece importante proporcionarle al público la posibilidad de ver cine que se hizo en fílmico, en su material original. Que tengan la posibilidad de vivir una experiencia más cercana a la propuesta hecha por el realizador. Que se pueda ver en tu casa está muy bien, pero es otra cosa. Quedan muy pocos cines con proyectores de material fílmico. En la mayoría de los cines las cambiaron por proyectores digitales.

¿Cómo se reproduce el sonido en material fílmico?

El sonido es analógico igual que la imagen. Está fotografiado en la película. Si miras el film hay una especie de electrocardiograma al costado de la imagen. Ahí está el sonido grabado. Después su reproducción puede ser estéreo, mono, y en algunos casos puede sonar igual que el digital.

"El BAFICI tiene un montón de plata y nosotros no. Después, no es una parodia literal en burla del festival. El Bazofi es un festival chiquito, de películas muy viejas y por lo general muy raras, que difícilmente se puedan ver de otra forma, porque no se consiguen ni en digital".

«El BAFICI tiene un montón de plata y nosotros no. Después, no es una parodia literal en burla del festival. El Bazofi es un festival chiquito, de películas muy viejas y por lo general muy raras, que difícilmente se puedan ver de otra forma, porque no se consiguen ni en digital».

 

¿Con qué criterio están seleccionadas las películas del Bazofi?

Son películas que sorprenden porque es un tipo de cine que ya no se encuentra en el  presente por distintas razones, tienen una cierta audacia en el tratamiento de los temas o el tipo de montaje. El criterio más importante es que la película tenga creatividad e imaginación. También que sean raras y no estén dentro de los cánones de las películas comerciales actuales, ya que no figuran en ninguna lista de las 100 mejores películas, lo que no significa que sean aburridas o no sean importantes. A quién esté interesado en la historia del cine, este festival le permitirá descubrir cosas.

¿Cuándo se vuelve a hacer el próximo Bazofi?

El Bazofi no tiene fecha. Se hace siempre en abril, pero después se puede repetir el festival una o dos veces más, antes de que termine el año. Reviso películas y cuando junto entre 15 y 20 títulos que considero que merecen un Bazofi, lo armo.
En la sala del cine, continuaba la proyección del film. El sonido era nítido y potente. La imagen analógica presentaba algunas distorsiones, a veces algunos cuadros descoloridos, otras veces eran más oscuros. Ciertamente se trataba de una película que ya no se produciría en el cine actual: una toma al mejor estilo . En una pelea que el protagonista tuvo con su contrincante, este le lanzó un reloj que se estrelló contra la pared y el efecto especial se hizo con stop trick, conocido como “truco de parar” inaugurado por Georges Méliès: la primera toma mostraba al protagonista, la siguiente a su enemigo lanzando el reloj en su dirección, a continuación el protagonista agachándose y finalmente sólo el reloj estrellándose en la pared, sin el protagonista en la toma.

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BAZOFI NON GRATO, hasta el hasta el domingo 23 de abril, en la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica (ENERC), Moreno 1199, CABA, con entrada libre y gratuita.

Actualizada 19/04/2016