Por Laura Abeyá
Fotografía: Melody Abregú

En un comunicado del martes 19 de abril el Colectivo de Trabajadores de las Orquestas y Coros del Bicentenario anunció que a raíz del acto del pasado 14 de abril en reclamo por la continuidad del Programa «y luego de finalizado, los trabajadores acompañados por representantes gremiales, fuimos recibidos por el Subsecretario de Gestión y Políticas Socioeducativas del Ministerio de Educación y Deportes, Profesor Marcelo Cugliandolo, quien nos informó que el ministerio emitió las resoluciones que garantizan el traspaso de fondos anual para todo el área Socioeducativa de donde dependemos, junto a otros programas como CAI, CAJ, Plan Fines, Administradores de Red, Conectar Igualdad, Radios Comunitarias» y agregaron que «Cugliandolo afirmó que la Coordinación Pedagógica Nacional tendrá continuidad y confirmó también la descentralización de nuestro programa (como de todos los del área de Socioeducativa), lo cual nos llena de preocupación y nos pone en estado de alerta». 

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Cómo fue el reclamo

“Cantar nos traslada”. “No nos saquen la música, queremos estudiar”. “Música es vida”. Las consignas escritas en pancartas y carteles, se agitaban y brillaban bajo un intenso sol de mediodía en la plaza frente al Palacio Pizzurno, escenario del concierto que dieron músicos de guardapolvos blancos. Cientos de niños y jóvenes se reunieron para hacer lo que más les gusta: tocar música. Pero también para defender el programa socioeducativo que les permite ejercer ese derecho y cuya continuidad hoy no está garantizada: muchos docentes están dando clases sin contratos vigentes y sin cobrar.

El Programa de Orquestas y Coros para el Bicentenario que depende de la Dirección Nacional de Políticas Socioeducativas del Ministerio de Educación de la Nación, es una propuesta dirigida a niños, niñas y jóvenes de toda la comunidad, específicamente a quienes se encuentran en situación de vulnerabilidad social.  Más de 300 orquestas y coros funcionan en todo el país, involucrando a 2.000 docentes en la formación de 20.000 chicos de primaria y secundaria con el objetivo de mejorarles el acceso a bienes y servicios culturales, tender puentes hacia la reinserción y retención de los jóvenes en la escuela y estimular el contacto y el disfrute de la música. A través de este proyecto pedagógico de inclusión, los chicos aprenden a leer partituras, a tocar un instrumento que pueden llevarse a su casa, visitan teatros, participan en conciertos didácticos, hacen giras y tienen encuentros con orquestas y coros de distintas provincias. Y sobre todo, aprenden música de manera colectiva. Una experiencia que tanto los alumnos como las familias viven como muy transformadora.

A medida que iban llegando al lugar, acompañados de sus familiares y docentes, los chicos sacaban de las fundas negras sus instrumentos para afinar y prepararse para el concierto. De a poco se fueron sumando todos los sonidos: el clarinete, el oboe, el fagot, la flauta traversa, la trompeta, el trombón, el violín, el violonchelo, el contrabajo, la viola, la guitarra, la percusión; todo eso, a la vez, iba mezclándose con las voces de los coros que practicaban por última vez las canciones.

Barracas, Flores, Vicente López, Avellaneda, Lomas de Zamora, Berazategui, Quilmes, Florencio Varela, Moreno, Esteban Echeverría: los coros y las orquestas se identificaban con sus propias pancartas. Bajaban sin parar de micros escolares: Punta Indio, Bella Vista, Luján. Verónica Acosta vino desde El Pato, localidad de Berazategui, acompañando a sus hijos Joaquín, 8 años, trompetista; Guadalupe,  12, que toca el chelo y Belén, 15, que toca la viola. Hace un año que los tres forman parte de la orquesta, “un lugar de contención para los chicos, los estimula desde el aprendizaje hasta los sentimientos”, describió Verónica, sorprendida por ver a sus hijos tan comprometidos, incluso hasta el más chico: «El sábado tienen orquesta y ellos ya se están preparando desde el lunes». En la Escuela 12, donde funciona el programa, las clases se redujeron a una vez por semana por la falta de pago salarial de los docentes. “A los chicos les genera mucha tristeza», dijo Verónica y agregó “No todos tenemos la posibilidad de mandarlos a una institución privada. Somos gente trabajadora y sin este programa sería imposible que mis hijos puedan acceder a tocar instrumentos y aprender lo que es la música».

Inés es la mamá de Luciano, 14 años, que desde hace tres toca el contrabajo en la orquesta de Solano, provincia de Buenos Aires. Cuando ingresó, Luciano quería tocar el órgano, pero como el instrumento no estaba en la orquesta el profesor le propuso el desafío de tocar el contrabajo y le aseguró que, empezando por ahí, podría dominar los demás instrumentos. Y así fue: hoy también toca la guitarra y el órgano. «La orquesta es una familia más”, definió Inés, y comparó, sonriente: «Para Luciano ir a música los sábados es como ir a misa los domingos». Inés hablaba orgullosa de su hijo como “un niño muy feliz”, y sobre todo, rescataba: «No lo tengo en la calle, con adicciones, ni pensando adónde puede escaparse. Él sabe que el día sábado es de su música. Pero si el programa no continúa, ¿dónde lo meto?»

Con el primer movimiento de la Quinta Sinfonía de Beethoven, la Orquesta Juvenil Nacional inició el concierto con la dirección de Mariano Kosiner. Como músicos profesionales, los jóvenes leían las partituras apoyadas en sus atriles y levantaban un poco más la mirada para seguir la batuta de su director. Al bajar del escenario, Kosiner habló con ANCCOM: “Este programa funciona en lugares donde no hay conservatorios ni a 200 kilómetros, pero incluso donde hay, tenés que saber tocar un instrumento para entrar, explicó. En este caso los chicos aprenden a tocar un instrumento desde cero y al mismo tiempo entran a la orquesta. La esencia del programa es la orquesta, tocar juntos. En este sentido, Kosiner –que también es arreglador y capacitador de grupo- argumentó que lo que se busca es “acercar la música a todos y que los chicos aprendan a armar algo hermoso, cada uno por su parte y entre todos. ‘Juntos es mejor’ no es una metáfora, es la realidad misma y eso lo viven los chicos desde el primer momento”.

Frente a este contexto de vaciamiento, que incluye otros programas como Conectar Igualdad, Plan FinEs y los Centros de Atención Infantiles (CAI) y Juveniles (CAJ), Kosiner interpretó: «Están intentando quitar el Estado del lugar que debería tener como impulsor y fomentador de la educación y de la cultura. El Estado está para atender cuestiones que no son negocio”.

«Los chicos aprenden a hacer música colectivamente» delineó sobre el programa, Nicolás Gave, director de la orquesta del barrio Independencia de José León Suárez, y agregó que «crecer con esto es crecer diferente, con otras herramientas que te da la educación musical de calidad, una educación que debe ser para todos». El contrato de Gave vence a fin de mes y si bien la jurisdicción dijo de palabra que el programa iba a continuar, todavía no hay ninguna confirmación concreta sobre su renovación, situación que alcanza incluso a los contratos de otros compañeros docentes, que finalizaron en febrero y marzo.

Al costado del escenario, Juan Sopé, director de la orquesta infantil del Bajo Flores y profesor de guitarra, tocaba los temas junto a su alumno mientras le indicaba con la palabra los acordes y lo seguía atento con la mirada. “Apenas empiezan a venir a la orquesta, se quieren llevar los instrumentos a la casa para estudiar –contó Sopé a ANCCOM. Hay un compromiso muy grande de los pibes. A diferencia de la educación tradicional que enseña individualmente, aprender en una orquesta estimula la solidaridad, el escuchar al otro, la concentración que requiere aprender a tocar un instrumento los beneficia para estudiar en la escuela, y cuando salen de las orquestas están preparados para tocar con cualquiera”.

Entre los temas que sonaron como el malambo de la suite “Estancia”, “El huaynito del sapo”, “Tren del cielo”, “Rezo por vos”, el micrófono pasó de mano en mano entre distintos oradores. “El Estado Nacional mediante el Ministerio de Educación no ha garantizado ni política ni económicamente la continuidad de las orquestas y coros de todo el país”, manifestó una de las representantes del Colectivo de Trabajadores de Orquestas y Coros. A pesar de que el ministro Esteban Bullrich aseguró la continuidad del programa, la mayoría de los docentes no tienen contratos vigentes al día de la fecha y existen jurisdicciones donde se adeudan salarios de 2015 y de los meses transcurridos del 2016. Desde el Colectivo de Trabajadores denunciaron que esta política de vaciamiento se evidencia también en el cierre de cargos cuando renuncia un profesor, en escuelas donde no permiten el ingreso de los docentes para dar clases ni que los chicos puedan acceder a los instrumentos, y también en la falta de insumos. Además, se refirieron a la intención del ministro de destinar los fondos de los programas a las provincias: “Esta afirmación, que tan linda queda en nombre del federalismo, oculta la desvinculación del Estado nacional como coordinador de este tipo de política pública, dejando librada a la buena voluntad y deseo de cada provincia la continuidad de este programa y de todas los del área”, declararon las representantes del Colectivo.

“Las orquestas son una apuesta por la educación pública, la inclusión social y la igualdad de derechos”, defendieron las docentes. “Queremos seguir siendo parte de un Estado presente que no piense que la cultura y la educación son un gasto sino una inversión, porque son una herramienta de transformación social y mejora de la calidad de vida de los ciudadanos”, expresaron por último.

El público devolvía aplausos. “¡No al cierre!”, coreaban los chicos con el ritmo que marcaba la percusión y pedían “¡que salga el ministro!”, mientras levantaban sus instrumentos en dirección al cielo. Pero Esteban Bullrich, que había sido notificado sobre el concierto, había dejado su despacho a las doce del mediodía.

“¡La paz se construye con políticas públicas! ¡Menos armas y más instrumentos! ¡La real seguridad es la educación!”, exclamó sobre el escenario Silvia Almazán, Secretaria de Educación y Cultura de SUTEBA. También estuvieron presentes acompañando el reclamo integrantes de la Comisión Directiva de ATE y CETERA. El concierto finalizó con el Himno Nacional, que se cantó mientras familiares, amigos y docentes se unieron en un abrazo simbólico al Ministerio de Educación.

Ya eran pasadas las dos de la tarde cuando los profesores empezaron a llamar a sus alumnos para emprender la vuelta a los barrios. Los instrumentos se guardaron en las fundas y alejándose del Palacio Pizzurno en distintas diagonales, cada orquesta y coro se diferenció por primera vez.

Una ronda de amigos con instrumentos al hombro todavía no se iba. La primera en hablar fue Karen, 21 años, que toca la flauta traversa desde los 16 en la orquesta de Ciudad Evita. Cuando empezó no sabía ni cómo tomar el instrumento pero hoy confirma que todo es cuestión de práctica. «Me siento muy especial, nunca pensé que desde mi lugar iba a llegar a una orquesta y mucho menos que iba conocer otras provincias del país», expresó Karen a ANCCOM.

«Cuando entré me impresionó cómo gente que no se conocía podía tocar y hacer algo lindo que suene bien», dijo entusiasmado Lucas, 17 años, compañero en la orquesta. Él aprendió a tocar el violín hace unos meses y ya sabe interpretar «El huaynito», «La tempestad» y «Rezo por vos».

Camila, 13 años, toca el chelo hace cinco y escuchaba a su compañero Román, 19 y violinista desde hace tres, cómo destacaba las buenas amistades que le dio la orquesta: «No sólo es el hecho de aprender a tocar un instrumento sino crecer como persona», reflexionó y consideró que de no continuar el programa «se les cierra una puerta a las personas y se les impide que crezcan culturalmente, que es un derecho que tiene todo ser humano».

La ronda de los jóvenes de la orquesta de Ciudad Evita seguía completa a pesar de la señal de sus profesores de subir al micro para volver a las casas. Antes de irse, Karen fue la última en hablar: «La música genera una paz y una armonía entre todos que no es solamente la que se escucha cuando tocamos, también la tenemos nosotros».

Actualizada 19/04/2016