Jul 27, 2017 | Comunidad
El Río Reconquista es uno de los más contaminados del país. Innumerables proyectos de obras se desarrollaron con el objetivo de llevar adelante la limpieza del caudal. Sin embargo, los habitantes aledaños al curso de agua sufren las consecuencias de la contaminación sin que existan las suficientes respuestas, ANCCOM dialogó con diferentes actores sociales involucrados en el caso para tomar dimensión de la situación ambiental y social.
El Reconquista recorre 87 kilómetros y atraviesa 18 partidos del oeste y norte del conurbano bonaerense. En el año 2004, con la necesidad de trabajar en conjunto con los distintos municipios y tomar las medidas necesarias, se creó la Comisión del Río Reconquista (Comirec). Este organismo pertenece a la Provincia de Buenos Aires y divide su trabajo en subcuencas: Alta, Media y Baja. Cada una trabaja para mejorar las condiciones de sus municipios. Moreno es uno de los municipios involucrados la Cuenca Alta junto a otros cinco municipios.
Claudio Tasillo, presidente del Comirec de Cuenca Alta, señaló: “En esta problemática, cumplimos el rol del Estado, ya que dependen de nosotros los proyectos que puedan llevarse a cabo. No solo nos encargamos de la limpieza sino también de aristas como la salud, la viabilidad, la seguridad y la vivienda».
Por su parte, la Asociación para la Conservación y el Estudio de la Naturaleza (ACEN) es una organización no gubernamental morenense que se formalizó en el año 1994 pero cuyos integrantes trabajan con la problemática del río desde el comienzo de la gran contaminación, en los años 70. Jorge López Jorand, su referente, explicó: “Hay una superposición de organismos que hasta ahora hizo que no se puede llevar adelante el saneamiento del río en forma ordenada y real. El saneamiento no empezó, solo se realizaron -si bien son necesarias- obras hidráulicas y cloacas”.

“Hoy el río está muy contaminado porque hay mucha población y la gente arroja todo tipo de desechos», dijo Claudio Tasillo, presidente del Comirec de Cuenca Alta.
A su vez, Tasillo reconoció que “hoy el río está muy contaminado porque hay mucha población y la gente arroja todo tipo de desechos. Sin embargo, en la Cuenca Alta manejamos parámetros de mediciones aceptables. Se puede observar porque la gente todavía sigue pescando, hay una biodiversidad de oxigeno que permite la vida de la fauna y la flora”.
El rol del Estado es clave en esta situación ya que debe brindar herramientas a los habitantes para asegurar condiciones dignas de salud y hábitat a los vecinos. Teresa Angélica, habitante de la ribera del Río Reconquista, contó que decidió vivir en ese lugar hace cuarenta años porque se enamoró del paisaje. “No dudé en comprar acá hace muchos años. Parecía un pequeño bosquecito, era un sueño”, recordó con melancolía.
Con el paso de los años, la población creció, el consumo se multiplicó y en consecuencia los desechos también. Teresa explicó la problemática que deben combatir los vecinos y dijo: “Nos ponemos de acuerdo con los vecinos para vigilar que nadie tire basura al río” y entre risas confesó: “Me dicen la loca de la esquina porque estoy atenta a que ningún vecino u otra persona contamine este lugar. Nosotros tenemos que cuidar nuestro espacio porque somos los que vivimos acá”.

Teresa Angélica, habitante de la rivera del Río Reconquista, es reconocida entre los vecinos como la cuidadora del río.
El río contaminado produce muchas enfermedades y por sobre todo un fuerte olor que afecta a todos los que viven en la zona. “De noche en el aire quedan todos los tóxicos del río, hay mucho olor y me hace mal a los bronquios. En el verano por trabajar con la tierra me salieron ampollas en los dedos y no se curan con nada”, contó Teresa.
En los últimos años crecieron los asentamientos en los alrededores del río. Las familias más necesitadas deciden instalarse, por falta de otros recursos, en esos lugares de forma no regularizada. ACEN se involucra en esta problemática y contribuye a que las autoridades realicen iniciativas para que las familias no queden a la deriva. “Crecen los asentamientos en la ribera, la gente se instala y cuando están acomodados, desde el municipio se comienza a tomar una medida pero habría que reacomodarlos antes. Los municipios deben darles a las familias un lugar adecuado”, explicó López Jorand.
Ricardo Ramboli, arquitecto y representante del Instituto de Desarrollo Urbano, Ambiental y Regional, que depende de la Municipalidad, agregó: “Estamos haciendo un plan de construcción para continuar el Camino de la Ribera y nuestro principal objetivo es que las familias que viven ahí se movilicen lo menos posible porque reconocemos la historia de esa población. Es un arduo trabajo socio-organizativo”. Mientras tanto, los pobladores de la ribera aguardan soluciones definitivas.

El Río Reconquista recorre 87 Km y atraviesa 18 partidos del oeste y norte del conurbano bonaerense.
Actualizada 26/07/2017
Sep 28, 2016 | destacadas
En el contexto de un nuevo derrame tóxico en la mina Veladero, que administra la empresa Barrick Gold en cercanías de la ciudad de Jáchal, San Juan, se estrenó Olvídalos y volverán por más, un documental que indaga sobre la explotación minera, su vínculo con el neoliberalismo, y sus consecuencias. En diálogo con ANCCOM, su realizador, Juan Pablo Lepore, comparte la motivación inicial detrás del filme y su posición respecto a la problemática. “La idea fue investigar cuáles son los males que nos aquejan, por qué se produce la contaminación a gran escala, con el consentimiento de quién, y qué es lo que está haciendo la gente para defenderse –plantea-. En ese sentido, en 2009 empezamos a hacer una serie de entrevistas. Viajamos por Bolivia, Chile, Brasil, Cuba, Canadá, reuniendo argumentos y conociendo experiencias de autogestión, de organización de la tierra, de ocupaciones, de latifundios, de vecinos en lucha contra la megaminería”.
“Para ellos, nosotros somos un basurero, somos motivo de extracción, de saqueo, de despojo”, dice en el filme el periodista y referente ambiental recientemente fallecido Javier Rodríguez Pardo, uno de los testimonios que recogió este trabajo estrenado el jueves pasado en el cine Gaumont, que busca aportar al debate sobre la actividad minera y a la promoción del cuidado de los recursos naturales. Con especial énfasis en la situación argentina, y a partir de entrevistas a especialistas y material de archivo, el documental recoge también casos paradigmáticos de otros países del continente americano, llevando la problemática a un plano internacional. Lepore logra articular una visión de denuncia que invita a reflexionar sobre los intereses que se esconden detrás del extractivismo multinacional y los impactos que produce en el medioambiente y en la sociedad.

“La idea fue investigar cuáles son los males que nos aquejan, por qué se produce la contaminación a gran escala, con el consentimiento de quién».
Los casos que incluiste en el documental remiten a países que son disímiles entre sí. ¿Qué diferencias y similitudes encontraste en cuanto al tratamiento de esta problemática y a las formas de lucha que adoptan?
Si analizamos la militancia concreta, la actitud frente a estos monstruos multinacionales y este activismo militante, vemos muchísimas similitudes. La megaminería tiene metodologías que se repiten en todos los países. Lo vivimos en Quebec con la avanzada del gobierno de Jean Charest en el 2012: el procedimiento de ir de pueblo a pueblo, de convencer a los pobladores de que el extractivismo es la única salida para poder hacerse rico, de que la minería es la única forma de trabajo que puede haber en estos lugares, es el mismo que encontramos acá. El neoliberalismo, en este sentido, se planta de maneras similares. Necesitamos organizarnos y eso me llevó a pensar que los problemas son los mismos y que es importante socializar las experiencias concretas, exitosas, para poder mostrarlas como síntesis. Con respecto a las diferencias, en Toronto, por ejemplo, estuve preso unos días por filmar; eso es una locura que acá es difícil que se dé (si bien pasan otras cosas). Creo que allá la seguridad, la policía, y todo el aparato estatal es bastante represivo y la gente, ante esto, es más tranquila, menos pasional. En los países latinoamericanos salimos mucho a las calles y si hay algo que nos molesta, nos organizamos y nos defendemos frente a eso. En el primer mundo es más difícil. Si bien hay resistencias, en la mayoría de los lugares están muy adormecidas. Quizás nosotros tenemos menos cosas, o menos que perder, y entonces nos arriesgamos y podemos enfrentar con más fuerza y ganas a todo este sistema.
¿Cuándo estuviste preso y por qué?
Fue en el 2010, para la cumbre del G20 que se hizo en Toronto, el 26 de junio. La presidenta viajó para reunirse con Peter Moon y otros empresarios de las mineras más importantes de Canadá (recordemos que el 60% de las mineras, más importantes del mundo, son de capitales canadienses). Se presentó junto con el secretario de Minería, Jorge Mayoral, y los gobernadores de las provincias mineras para cerrar el tema de la Ley de Glaciares que le exigía el proyecto Pascua-Lama. En ese momento, surgieron una serie de protestas en contra del encuentro de presidentes, y con la cámara salí a filmar los arrestos masivos (cerca de mil personas por día). Una locura, un presupuesto de más de un billón de dólares gastados tan sólo en seguridad. Me detuvieron por filmar y me armaron una causa. Estuve retenido diez horas. Dos meses más tarde me fueron a buscar a mi departamento para llevarme a un centro de detención en Toronto, en el que permanecí 22 días privado de mi libertad. Si bien es una experiencia que no se la deseo a nadie, me sirvió para fortalecerme en la lucha y para entender que las decisiones pueden tener consecuencias, pero que es necesario no bajar los brazos.

Ambientalistas de Jáchal (San Juan) y miembros de la Multisectorial Antiextractivista.
¿Con qué otras dificultades te encontraste durante el proceso de producción de la película?
El tema económico fue y sigue siendo una dificultad. Este es el tercer largometraje que hacemos sin el subsidio del INCAA. Sí tenemos el apoyo de los estrenos colectivos DOCA, organización a la que pertenezco y gracias a la cual podemos estrenar en el Gaumont y otros espacios INCAA del país. Seguramente en algún momento podremos acceder y aplicar el subsidio al documental. Soy consciente de que estamos estrenando esta película con una actualidad que es imposible lograr con los tiempos del INCAA. Eso es algo que asumimos y costeamos todos los voluntarios que formamos parte del Colectivo Documental Semillas. Creemos que es indispensable que todas estas producciones se sigan haciendo, con o sin presupuesto.
-¿Qué aspectos positivos rescatás del camino recorrido en la realización del filme?
El recibimiento de la gente, siempre contar con el apoyo de las asambleas, de todos los protagonistas que están poniendo el cuerpo en la lucha contra esta avanzada neoliberal, que en este largometraje lo vemos a través de la megaminería, pero estamos hablando del agronegocio, del fracking y de muchas otras cosas que van a aparecer.
En el documental haces referencia a casos exitosos que se manifestaron en contra de la megaminería, como son los de Famatina y Chilecito y Chubut, por ejemplo. ¿Cuál creés que es el camino en la lucha contra esta actividad?
Creo que el apoyo de las organizaciones es indispensable. Individualmente no somos fuertes, necesitamos organizarnos por una cuestión de supervivencia. El sistema lo hace, actúa desde el aparato estatal, desde los medios de comunicación, desde las empresas, todo coaccionado para que el capital rija en detrimento de los derechos humanos y de la naturaleza. Necesitamos cada vez multiplicar más la palabra para que se sepa lo que está pasando, para poder decidir, para frenar este sistema, y proponer al mismo tiempo otro alternativo, más equilibrado, que tenga que ver con el respeto por los derechos humanos y a la madre tierra.
-Jáchal fue noticia nuevamente por el derrame tóxico ocurrido en la mina Veladero, el pasado 8 de septiembre. Ahora, el Ministerio de Ambiente pidió la suspensión de las actividades de Barrick Gold hasta que haya un mayor control y monitoreo ¿Cuál es tu posición al respecto?
Es una trampa comunicacional. Necesitan hacer algo porque se les viene el pueblo encima. El gobierno es netamente neoliberal, manejado por los CEOs de las empresas. No hay posibilidad de diálogo. Lo único que quieren es que las empresas hagan la mayor extracción posible, que se lleven la mayor cantidad de recursos; ellos se quedan con su parte, y esto en detrimento de toda la población, como lo hemos visto en el documental. La maniobra del ministro de Ambiente, en este sentido, es hacer este juego de la democracia, pero es simplemente una careta. No van a ofrecer ninguna solución a las personas. Van a querer apagar el fuego cuando la gente salga a las calles y así hasta que todo estalle y haya una crisis donde la gente pueda elegir otra cosa. Ahí es donde la organización es fundamental para poder armar un proyecto alternativo a todo este sistema que se nos presenta como irrebatible, como la única posibilidad.

«Viajamos por Bolivia, Chile, Brasil, Cuba, Canadá, reuniendo argumentos y conociendo experiencias de autogestión, de organización de la tierra, de ocupaciones, de latifundios, de vecinos en lucha contra la megaminería”.
Actualizado 28/09/2016
Sep 23, 2015 | inicio
El domingo 13 de septiembre sacudió a San Juan con una noticia alarmante: los trabajadores de la mina Veladero de la Barrick Gold avisaban sobre la rotura de una cañería de lixiviación, la cual había causado un derrame de cianuro en los ríos cercanos a las localidades de Jáchal e Iglesia.
La respuesta del pueblo resultó inmediata. Miles fueron las personas que salieron a las calles a exigir respuestas a funcionarios públicos, quienes si bien desde un principio negaron una posible contaminación, aconsejaron limitar el uso de agua de red. Un informe detallado de la multinacional confirmaba que en el incidente, que tardó casi dos horas en contenerse, se filtraron 225 mil litros de desechos, generando un peligro real en la potabilidad del agua.
En el día de ayer la Barrick Gold sacó un comunicado donde admite que la fuga «la investigación de Barrick permitió determinar que la fuga de la solución llegó a uno de los canales de desvío de aguas (denominado Canal Norte), que cuenta con una compuerta de derivación a una pileta de emergencia. Esta compuerta, que debió haber estado cerrada, se encontraba abierta por causas que aún se están investigando. Esto permitió el paso de la solución hacia el Río Potrerillos».
La mina fue instalada en 2005 y funciona desde entonces con enormes consecuencias ambientales. El derrame impacta pero lo sucedido no sorprende: “Años anteriores ha habido rumores de otras filtraciones pero no han tenido esta trascendencia. Esto ha sido gravísimo”, comenta Marisa Breit de la Asamblea Rural de Jáchal en exclusiva para ANCCOM. “En el momento en que se instala una minera de esta envergadura está latente todo el tiempo la idea de que algo puede pasar. Ninguno de este tipo de emprendimientos tiene la capacidad de generar algo que no sea contaminante. Los tamaños en que producen son monstruosos y los diques de cola que existen ahí son kilométricos. Es decir que hay kilómetros de desechos tóxicos que en algún momento se rompen o salen por algún lado. Por eso el miedo”, explica.

Fotos: La Vaca.org
La cronología suma hechos minuto a minuto. La magnitud del “accidente”, las constantes movilizaciones de los vecinos y las denuncias de abogados ambientalistas contra la empresa y funcionarios nacionales y provinciales llevaron a que la Justicia ordenara a Barrick Gold a abastecer con bidones de agua a las familias de las zonas afectadas. Luego llegó la inmediata suspensión de actividades en la mina, ubicada a 350 km de la capital provincial, por un periodo de cinco días, dictamen extendido por el juez Pablo Oritja hasta el próximo 22 de octubre. El magistrado busca determinar si se trató de un delito, así como identificar a los responsables del presunto atentado contra la salud pública.
Ante esto, la multinacional declaró que “ha iniciado un proceso de investigación interna para determinar las causas y los responsables, de existir, de este incidente, las que serán oportunamente comunicadas a la opinión pública”. Días después, separó a los gerentes de sus cargos. En breve deberán declarar ante la justicia sobre las fallas en el procedimiento.
Mientras tanto, desde la provincia se optó por realizar un monitoreo de los nueve ríos ubicados en el área de influencia, que –según informaron las autoridades locales- arrojó resultados negativos. Pero el informe no calmó a los habitantes, quienes se declararon en estado de Emergencia Ambiental y Social y denunciaron la existencia de complicidad entre el gobernador Gioja y la empresa, tal como manifiesta en su comunicado oficial la Asamblea Sanjuanina Contra la Contaminación y el Saqueo: “Hoy, a más de diez años del inicio del mayor proyecto megaminero en la provincia de San Juan, se está avizorando el desenlace de un trágico final anunciado, donde los casos de contaminación son tan evidentes que ni gobierno, ni empresa pueden ocultarlo”, expresan e identifican a “la figura del primer mandatario gobernador José Luis Gioja” como uno de los principales responsables políticos del acontecimiento “por ser el principal socio comercial de Barrick Gold, por ser durante los ‘90 el principal lobbista de las multinacionales dentro de la Cámara de Diputados para que se apruebe la ley de inversiones minerales y por permitir el inicio de los proyectos megamineros sin contar con la licencia social”, sentencian.
Los vecinos denuncian que ni las autoridades provinciales ni las municipales ofrecieron respuestas concretas. “Lo que nosotros decimos como colectivo organizado es que no queremos ningún tipo de minería, ni nacional ni extranjera. Ya hubo levantamientos en todo el pueblo, casi siete mil personas en las calles. No queremos vivir más con esta angustia”, implora Breit.
En el conflicto, además, ya intervino la ONU quien –a través de su Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente- realiza desde el sábado distintos controles de los ríos afectados. El organismo se comprometió a informar los resultados tanto al gobierno provincial como a la población. En su comunicado, el organismo advirtió que “si los resultados obtenidos fueran indicativos de riesgo conforme las normas técnicas, dicha información será reportada a las autoridades inmediatamente en aplicación del principio precautorio”.
Pero nadie aún está tranquilo. La información es acotada y el descreimiento crece: “Denunciamos la censura mediática y el rol de complicidad de los medios hegemónicos de comunicación para ocultar sistemáticamente información sobre el impacto ambiental que genera la megaminería a gran escala, a cielo abierto y con sustancias tóxicas”, escribe la Asamblea Sanjuanina. Y Breit agrega: “Los análisis pueden haber dado cero pero el problema es que el cianuro genera desprendimientos de los metales pesados y no tenemos ningún análisis de eso, de cuantos metales pesados tenemos en el agua y tal vez los tenemos hace rato”.
De conjunto, las organizaciones preparan su próximo paso: “Seguimos en asamblea permanente, nos juntamos todos los días en la plaza principal. El viernes que viene haremos una gran movilización a la ciudad de San Juan e invitamos a todos los que se quieran sumar. Hemos recibido apoyo de Mendoza, de Famatina, de La Rioja. Estamos en una lucha colectiva con mucha más gente. Queremos que la Barrick se vaya pero que nos garantice un saneamiento ambiental”, cierra.

Fotos: La Vaca.org
Actualización 24/09/2015
Sep 23, 2015 | Entrevistas
Tiene abiertas cinco causas judiciales en la justicia riojana. El gobierno provincial lo acusa de violento por impedir junto a otros 34 vecinos de las orillas del cerro Famatina –incluído el intendente Ismael Bordagaray- que las compañías mineras exploten sus riquezas contaminando el medio ambiente de la zona. Pero no se desanima, se siente apoyado por los vecinos y por el Papa Francisco que en febrero lo saludó en una audiencia pública en El Vaticano. El padre Omar Quintero se considera un luchador apasionado y un discípulo del obispo Enrique Angelelli, asesinado por la dictadura militar en 1976.
Los pobladores que viven cerca del cerro Nevado, rebautizado como “General Belgrano”, pretenden evitar la futura contaminación, sequía y enfermedades que una actividad industrial de alto impacto ambiental, social y cultural, puede llegar a causar. Para recuperar el oro del material removido de las rocas se necesita mezclar cianuro con decenas de millones de litros de agua. Unidos y junto al Padre Omar Quintero decidieron bregar contra los emprendimientos de la Barrick Gold y ahora de Osisko Mining, ambas empresas canadienses. Expresan la voluntad de defender la biodiversidad y una calidad de vida inconciliable con la actividad extractiva megaminera.
Esta causa tuvo su inicio hace ocho años y tiene como referente a un sacerdote que se opone a que el paisaje sea destruido. “Obtuve muchas satisfacciones y alegrías, pero también un montón de dolores”, dice Quintero ni bien inicia su comunicación telefónica con ANCCOM. Asegura que sufrió persecuciones y amenazas, y también habla de una “judicialización de la protesta” por las cinco causas que hay abiertas en su contra y ponen en riesgo su libertad, pero aun así siente, en sus palabras, “la satisfacción de haber cumplido para con Dios, para con el pueblo y para con la Creación”.
¿Cómo llegó a ser parte este reclamo que lleva a cabo en conjunto con los vecinos?
En primer lugar, soy oriundo de una zona que tiene un marco natural realmente lindísimo, todo lo que es el Valle de Traslasierra, evangelizado por el Cura Gaucho, ya beato. Vivir en ese lugar me llevó desde muy pequeño a tener un cariño y una admiración especial por los árboles, los animales, el agua, el aire puro, todas esas bellezas naturales que a uno lo van embebiendo desde chico. Después, tuve la suerte de ser educado en la secundaria por los padres franciscanos, por lo tanto aprendí sobre la espiritualidad y la mística de San Francisco de Asís, hermano universal de todas las criaturas, patrono de la ecología. Ellos me dieron la convicción y la certeza de que no nos podemos dar el lujo de poner en riesgo al medio ambiente, los bienes comunes, la calidad de vida de los pueblos y ciudades. Por eso, siempre tuve conciencia de este principio de precaución que tenemos que tener a la hora de tomar decisiones que a la larga puedan resultar nocivas. Y esto me encontró en Famatina. Fue algo providencial porque esta no era mi parroquia de origen, yo estaba en Anillaco. Un hermano sacerdote que tenía su madre anciana y enferma me pidió hacer el intercambio y por un gesto humanitario yo accedí a venir, ignorando que se iba a desatar este conflicto que de todas maneras me iba a involucrar ya que es imposible estar aquí y no acompañar al pueblo en las asambleas ciudadanas por la vida, y en la noble y justa causa “El Famatina no se toca”.
¿Qué es lo que lo define su lucha?
Soy un hombre muy apasionado, que me tomo en serio lo que abrazo con mi vida, como lo fue la vocación sacerdotal y todo lo que significa valorar y defender la vida. Por otro lado, me considero una persona muy sensible, eso me ha llevado a estar al lado de la gente, acompañarla, llorar con ellos, reír, celebrar, festejar, y luchar cuando ha sido necesario aunque más no sea con los métodos que el cristiano debe usar. En mi caso, con la pluma y la palabra. Todo lo que significó difundir esta causa lo he hecho y he tratado de llevar hasta los confines del mundo el mensaje de defensa de la vida. Y, además, como una persona amante de todas las criaturas de Dios: no solo el ser humano y los animales sino también los vegetales y los minerales, en definitiva una cosmovisión amplia que me ha permitido estar a la altura de las circunstancias en Famatina.
¿Cómo es en general un día en su vida?
Una jornada en mi vida es bastante movida porque la parroquia comprende todo un departamento, 250 km a la redonda con quince comunidades que hay que atender. Por supuesto, tengo una agenda planificada y, aunque los viajes me consumen mucho tiempo, los encuentros con las comunidades son frecuentes, casi a diario. Aquí lo que marca el ritmo de la vida y de la fe de nuestros pueblos son las novenas, las fiestas patronales y los difuntos, a los que considero como los vehículos que me permiten evangelizar, misionar y llevar la palabra de Dios a donde se me encomienda.
¿Quién fue el Obispo Angelelli para usted?
El Obispo Angelelli para mí, y para todos los sacerdotes que abrazamos causas justas, fue el pastor que supo poner en verbo, en acción, la misión que Jesús nos pide, “ser ese buen pastor que dio su vida por las ovejas”. Fue un hombre íntegro que, inclusive, estuvo dispuesto a entregar y a dar su vida por defender en aquella ocasión, en plena dictadura militar, la dignidad del pueblo riojano. Y, aunque las circunstancias históricas hoy en día no son las mismas, me ha inspirado y me ha sostenido mucho en esta lucha, que más que lucha es una resistencia pacífica en defensa de la vida.
¿Cómo fue su encuentro con el Papa Francisco?
Fue un momento sublime, largamente esperado porque yo ya había enviado solicitud de audiencia por varias vías. El Papa Francisco ha conocido nuestra zona, como joven sacerdote hizo su paso por aquí acompañando a los jesuitas que misionaban, tuvo contacto con la gente y los productores, y al parecer recuerda muy bien la excelente calidad del vino que se hace en el pueblito de Pitual. A través del Obispo mandó a pedir grapas, me encomendaron la tarea de conseguirlas y adosé a una de las botellas que le mandaba esa carta que tantas veces ya le había enviado. Felizmente, parece que llegó a sus manos porque al poco tiempo me convocaron a una audiencia. Si bien fue muy breve, porque fue pública y en donde apenas pudimos saludarnos, intercambiar algunas palabras, lo importante es que pude dejarle todo el material que le llevaba: cartas de la gente, obsequios, incluso también nuestra bandera de lucha y una remera con la inscripción “El Famatina no se toca”. Fue una misión, un objetivo propuesto y cumplido en beneficio de esta comunidad. Siento que esto también aportó para que él inmediatamente se pusiera a terminar la última encíclica, “Alabado seas”, en defensa del medio ambiente y de la Creación de Dios, que es para nosotros una hoja de ruta. Viene a legitimar, en este caso, mi postura y mi acompañamiento al pueblo de Famatina porque hasta entonces prácticamente estaba al borde de la ilegalidad. No son muchos los sacerdotes que tienen convicciones muy personales, muy íntimas, que están acompañando a las poblaciones que se ven amenazadas por la megaminería.
¿Siente que cuenta con el apoyo de la gente?
Estoy muy agradecido con Dios, con la historia, con el pueblo que me ha acompañado y me ha sostenido hasta el día de hoy. A pesar de ser un escollo para los poderosos −que varias veces han pedido mi traslado de Famatina y que permanentemente buscan socavar mi autoridad moral, pastoral− la gente aprendió a conocer y a querer a este pastor con sus virtudes y defectos.
¿Y qué mensaje transmite usted a quienes lo apoyan?
Les digo que todos los territorios que se ven amenazados por el extractivismo y por este neocolonialismo financiero voraz que nos acosa por todos lados tienen que estar unidos porque la unidad es la que lleva siempre al triunfo, como ha sucedido en Famatina y esperamos que suceda en Catamarca, en San Juan, en la Patagonia, en toda la Cordillera y Latinoamérica. Es necesario tener en cuenta a las futuras generaciones. No tengo hijos ni tendré nietos, pero considero a todos como mis hijos espirituales; debemos pensar en los que vienen y evitar vivir como si fuéramos los últimos que habitarán este mundo.
Actualización 23/09/2015
Mar 24, 2015 | destacadas, inicio
-“¿Huelen? ¿huelen eso?”Una racha de aire podrido acaba de pasar por Villa Inflamable, y Norberto Morón, vecino histórico del barrio, aclara que no se trata de un evento aislado, sino de una presencia diaria. El olor a podrido: un elemento cotidiano que la dirección del viento puede volver más o menos intenso. “Ya estamos acostumbrados a este olor”, dice Morón. Y en su cara se compone un gesto que no es de resignación, ni de víctima, sino de cierta indiferencia, como si la hediondez, en realidad, en este contexto, fuera un mal menor.
Ubicada en una zona de bañados contaminados, lindante al Polo Petroquímico de Dock Sud y al relleno sanitario del Ceamse de Avellaneda, Villa Inflamable constituye para los expertos un caso paradigmático. En el barrio en donde se originó la famosa causa Mendoza -en la que la Corte Suprema instó al Estado a sanear el Riachuelo y trasladar a las familias que viven a sus orillas-, la contaminación ambiental y la desidia estatal muestran su rostro más descarnado. El aire, el agua y el suelo de Villa Inflamable están contaminados. Más de 1500 familias –el último dato oficial es de 2009- lo padecen diariamente. Demasiado plomo en sangre, problemas respiratorios reiterados, manchas en la piel y deficiencias neurológicas son algunos de los daños sufridos por los vecinos. Este año, tras una extensa demora, ACUMAR estimó que la municipalidad de Avellaneda comenzará a construir las primeras viviendas para mudar a los habitantes. Muchos de ellos, sin embargo, se oponen al traslado. ¿Los motivos? Una serie de razones en donde se entretejen la inseguridad, la contaminación y una disputa barrial entre dos clubes de fútbol históricamente enfrentados.
Es una tarde calurosa de enero y una parva de nenes revolotea en la puerta de una casilla de material en donde un par de empleados de la municipalidad de Avellaneda reparten ropa y juguetes para la Noche de Reyes. Más adelante, en diagonal a la plaza del barrio, una pasarela tambaleante conduce a una casa hecha con maderas y cartón, ubicada en el centro de una laguna de color verde, grumosa, salpicada de baldes y botellas de plástico.
“Nos quieren llevar al lado del riachuelo, a unos terrenos más chicos y que están al lado de la Isla Maciel. Es absurdo. Siempre hubo pica entre San Telmo y el Docke”. Morón es uno de los primeros vecinos que llegaron a Villa Inflamable, en la década del ochenta. Su casa –de material- está en el centro de una loma del humedal, y con los años ha ido ampliándose, dice Morón. También dice que en todo este tiempo ha escuchado mucho. Que las mejoras en los servicios del barrio las consiguieron los vecinos. Y que según su cálculo el noventa por ciento de la gente no se quiere ir de acá.
“Además del tema de la inseguridad, está el de la contaminación. Los terrenos quedan al lado del riachuelo”, agrega Claudia Espínola, presidenta de la junta vecinal. “El proceso de saneamiento del río es largo y complejo, lo sabemos, pero hoy por hoy no está terminado. A eso también hay que sumarle que las viviendas son muy chicas y el espacio en general de los terrenos son muy pequeños”. De las ciento veinte hectáreas actuales –con anchas calles de tierra, pastizales y mucho sauce-, Villa inflamable pasaría a compactarse en treinta, a orillas del Riachuelo.
Más allá de los juncos, por encima de los techos de chapa, asoman dos chimeneas pintadas con líneas rojas y blancas. Una es más alta que la otra, y la imagen, es cierto, tiene un tono apocalíptico. Villa Inflamable fue definida por las investigaciones que se hicieron en el lugar como una zona de riesgo ambiental alto. Se detectó la presencia de diecisiete gases tóxicos, como el benceno y el tolueno, asociados a la refinación de petróleo. A su vez, en un estudio elaborado en 2003 por una agencia de cooperación japonesa –conocido como Estudio Jica- se comparó la salud de 150 chicos de entre 7 y 11 años de Villa Inflamable con otros 150 de la misma edad de Villa Corina, un barrio también de Avellaneda, pero alejado unos doce kilómetros del Polo. La prevalencia de plomo en sangre de los chicos de Villa Inflamable casi triplicaba a la de los de Corina.
Cecilia Lorusso, integrante del área de Medio Ambiente de la Defensoría del Pueblo de la Nación, dice que no hay que ser ingenuos. Que la oposición a mudarse a esos terrenos muchos la llaman rivalidad deportiva o cultural, pero que en verdad se trata de una lucha por el poder. Y que esa lucha por el poder, dice Lorusso, incluye a las barras bravas, fuerza de choque de los sectores dominantes. “Además está Villa Tranquila, que está dominada por el narcotráfico. Los vecinos sienten que están cambiando el riesgo ambiental, que los mata a largo plazo, por el riesgo físico, que los mata a corto plazo”, resume Lorusso.
A los tumbos, una chata cargada con un lavarropa, una cama y varios muebles se pierde hacia el fondo de la villa. Hace más de un siglo, todo esto era una zona de quintas y granjas, un paisaje rural despojado, sin relleno ni chimeneas ni camionetas, ni nada a la vista. En 1930 comenzaron a instalarse las primeras petroleras y aceiteras –actualmente son 42 empresas, de las cuales 25 son de alto riesgo-. El barrio creció fuertemente en los ochenta y los noventa. Sin una red cloacal regular, los vecinos desechaban sus efluentes en las lagunas, que recibía también el material químico que descartaban las fábricas. Hoy, el barrio sigue padeciendo la falta de servicios cloacales, de agua potable –desde el 2007 la municipalidad distribuye bidones en los denominados puestos de agua- , y cuenta apenas con una conexión eléctrica irregular.
Como se mencionó, en 2008 la Corte Suprema de Justicia ordenó el saneamiento de la Cuenca Matanza-Riachuelo y la relocalización de los barrios afectados por su contaminación. Lo que a veces se olvida es que esa sentencia –conocida como fallo Beatriz Mendoza- fue el resultado de una demanda que se inició en Villa Inflamable. Desde entonces hasta hoy transcurrieron siete años. Hace tres -en marzo del 2012- la municipalidad de Avellaneda y ACUMAR anunciaron la construcción, en un plazo de tres años, de unas viviendas para los habitantes del barrio. Villa Inflamable se trasladaría a orillas del Riachuelo- respetando los 35 metros del Camino de Sirga-, en unos terrenos pertenecientes a la empresa Exolgan, ubicados entre Villa Tranquila y la Isla Maciel.
Lo cierto es que las viviendas, tras una extensa demora, comenzarán a construirse este año. Desde ACUMAR aseguraron a esta Agencia que serán, en una primera etapa, 440 casas. Si bien no hay fecha de inicio confirmada, desde el organismo estiman que, tras el llamado a licitación que debe hacer el municipio de Avellaneda, las obras arrancarán en los próximos meses. La relocalización consiste en un trueque. Los terrenos asignados para la mudanza de los habitantes de Villa Inflamable eran de la empresa de logística Exolgan. La firma cedió esos terrenos, que usaba como depósito de conteiners, y se instalará en las hectáreas que hoy ocupa Villa Inflamable.