Mucho ruido

Mucho ruido

El Mapa de Ruido de la Ciudad de Buenos Aires muestra que las Avenidas 9 de Julio, General Paz y Del Libertador son las zonas con mayor polución sonora.

Se habla de contaminación y las primeras imágenes que aparecen en la mente son las de ríos repletos de residuos, animales ahogados por el consumo de basura y chimeneas industriales que liberan enormes emisiones de gases tóxicos. Sin embargo, hay un tipo de polución invisible, pero que de todas formas impacta fuertemente en nuestra vida y que en la Ciudad de Buenos Aires se concentra especialmente en las inmediaciones de avenidas como la 9 de Julio, Libertador y General Paz, y en las autopistas Illia y 25 de Mayo.

La contaminación sonora es una problemática que está en alza desde las últimas décadas, puntualmente en las grandes urbes, perjudicando la salud y la calidad de vida de las personas. El ruido provocado por el tránsito, las industrias y los hábitos vinculados a las nuevas tecnologías son los principales factores que agravan la cuestión.

Carlos Boccio, Jefe del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Italiano de Buenos Aires, afirma: “Una persona que pasa muchas horas en un contexto de ruido persistente, tiene altas probabilidades de ver afectada la calidad de su audición y la discriminación y comprensión de la palabra”. Y agrega: “Hay muchos puntos del organismo que se ven resentidos por la exposición prolongada al ruido. La alta contaminación sonora suele provocar el síndrome de estrés que impacta en la salud cardiovascular y hormonal de las personas. También perturba el descanso y genera ansiedad”.

Así lo confirma Elena, quien prefiere no dar su apellido, y trabaja en una tienda ubicada a metros de una de las esquinas más ruidosas de la Ciudad de Buenos Aires, en Corrientes y 9 de julio: “Me siento abombada todo el día, me duele la cabeza y me cambia el humor. Todo el tiempo tengo que levantar la voz cuando hablo con clientes porque no escucho lo que me dicen, no entiendo lo que me piden”. Para los trabajadores de los comercios que dan a calles y avenidas muy transitadas, lo más intenso es el ruido del tránsito: los bocinazos, las aceleraciones y los choques. Elena se ríe y comenta: “Cuando yo manejo, no uso la bocina; ¡ya no la quiero escuchar más!”.

La Agencia de Protección Ambiental del Gobierno de la Ciudad, a raíz de esta cuestión, aplicó, en los Viaductos Carranza y Libertador, paneles con material fonoabsorbente en las paredes interiores de los túneles. Las avenidas Alberdi, Vélez Sarfield y Triunvirato, a su vez, se repavimentaron en con asfalto fonoabsorbente. Otras medidas tienen que ver con la restricción vehicular en la zona céntrica y zona Tribunales y la implementación de metrobuses sobre avenidas principales, quitando el transporte público de las calles aledañas. Sin embargo, el ruido contiúz.

En relación a la actividad en fábricas, Boccio remarca: “La protección auditiva debe ser una ley inclaudicable, no puede haber empleados u operarios que no estén lo suficientemente protegidos con elementos de cuidado sonoro que sean profesionales. Los trabajadores que están expuestos constantemente a altos niveles de contaminación sonora-100 decibeles, por poner un número- deberían ser sometidos a controles periódicos y conocer los riesgos de estar comprometidos prolongadamente a ruidos de alta intensidad”.

Nicolás Massaro, que trabaja en una planta industrial, destaca: “Por lo menos durante un tercio de mi jornada laboral realizo recorridos por la planta, allí estoy totalmente expuesto a vibraciones y altos niveles de ruido. Luego de un rato se siente un malestar en el cuerpo en general y específicamente en la cabeza. Cuando utilizo los elementos de protección, la experiencia es mucho más placentera y no se siente tanto el efecto”. Agrega un dato preocupante: “Conozco gente que ha trabajado en planta por muchos años y que al no utilizar los elementos correspondientes de cuidado, ha perdido capacidad auditiva y escuchan un zumbido en momentos de silencio”.

La industria de la música es otro personaje principal en esta historia. El uso de los dispositivos con auriculares –la mayoría de ellos de inserción- concentran intensidad sonora por muchas horas y hacen que los chicos estén expuestos a altos niveles de sonido. Esto perjudica a las nuevas generaciones. Al respecto, el especialista en otorrinolaringología sostiene: “Desafortunadamente, se encuentran cada vez más problemas en jóvenes. A pesar de que existan tratamientos cada vez mejores, si no actuamos sobre la prevención no va a haber audífonos, ni implantes, ni mecanismos de detección que puedan liberarnos de esta epidemia que es el problema auditivo por aumento del ruido”.

Por su parte, Nicolás Regidor, técnico de sonido en producciones en vivo, confirma: “Desde un principio fui consciente de que estar expuesto a altos niveles de volumen puede afectar mi salud. Cuando hacemos giras, realizamos cuatro shows de una hora y media por semana, allí estoy expuesto a niveles muy altos de sonido. Por eso, utilizo unos tapones de goma que  descienden 6 decibeles el nivel del volumen”. Además señala: “De todas formas, los mismos estadios o productoras ponen restricciones para que no se superen los 100 decibeles; el volumen que siempre se maneja es entre 90 y 100”.

Algunas pautas básicas que Boccio recomienda para proteger la salud auditiva es limitar el uso de auriculares de inserción de alta intensidad y evitar lugares donde la contaminación sonora es alta; en caso de tener que hacerlo, procurar estar expuesto el menor tiempo posible.

Las personas curiosas que quieran conocer los niveles de ruido a los que se exponen en su día a día, pueden descargar en su celular la aplicación “Sonómetro”. Tan sólo con abrirla y permitir el uso del micrófono del teléfono, podrán captar los decibeles de sonido del ambiente en el que se encuentran. Puede resultar una herramienta útil a la hora de buscar espacios de descanso.

Además existe un Mapa de Ruido de la Ciudad de Buenos Aires desarrollado por la Agencia de Protección Ambiental que facilita el conocimiento y estudio de la dimensión del ruido en la ciudad. Esta información se puede encontrar en la página del mapa interactivo de Buenos Aires en su pestaña Medio Ambiente.

Allí se puede observar que,  en el período diurno, el ruido en todas las avenidas alcanza los 75-80 decibeles. La 9 de julio, Libertador y  General Paz, sumadas a las autopistas 25 de mayo y Arturo Illia, son algunas de las que más se destacan por sus altos niveles de contaminación sonora.

En el período nocturno, el sonido de la ciudad en general desciende; en la mayoría de las zonas que en el día manifiestan ruidos de alta intensidad, en la noche el volumen ronda los 70-75 decibeles, marcando cinco puntos menos.

Donde se encuentran grandes espacios verdes, como en la parte norte de la Ciudad (Costanera Norte, los Bosques de Palermo y Parque Thays), en la Reserva Ecológica Costanera Sur y la zona Sur (Reserva Ecológica Lago Lugano y Parque de la Ciudad), y en las zonas que no son atravesadas por grandes avenidas, el nivel de sonido -tanto en el día como en la noche- es mucho menor;  como máximo aquel alcanza los 65 decibeles.

La contaminación sonora es un problema que, más allá de que los ojos no lo vean, el corazón -o el organismo sienten. El 3 de marzo fue el Día Internacional de la Audición, fecha que llama la atención sobre la importancia de la identificación temprana y la intervención para la pérdida auditiva. Las campañas que realizan la Organización Mundial de la Salud y las  entidades que se ocupan de la temática se dirigen a la concientización de la sociedad civil, a la protección laboral y a la prevención o pesquisa temprana de dificultades auditivas en todas las personas. Queda claro la importancia del asunto; Elena lo dijo en pocas palabras: “El ruido es constante, me explota la cabeza”.

Basurales a cielo abierto en el Gran Buenos Aires: otra cuenta pendiente

Basurales a cielo abierto en el Gran Buenos Aires: otra cuenta pendiente

Luján, el basural más grande de la provincia de Buenos Aires, ubicado en el bloque de Barrios Santos.

Más de 74 basurales a cielo abierto fueron detectados en 2018 en distintos municipios del interior de la provincia de Buenos Aires y figuran en el informe elaborado por la Defensoría de la Provincia. Algunos de ellos se encuentran en las localidades de 25 de Mayo; Alberti; Mercedes; Luján; San Andrés de Giles; Tandil; Marcos Paz; Miramar, Pehuajó, entre otros. La mayoría de estos basurales se encuentran a menos de 4 kilómetros de la zona urbana, un ejemplo es el de la ciudad 25 de Mayo, ubicado a menos de medio kilómetro. Esta cercanía, aumenta la probabilidad de que los habitantes contraigan algún tipo de enfermedad. ANCCOM relevó esta problemática y habló con los actores involucrados.

Viviana Fulleringer, vocera del Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible (OPDS) explicó que “la Provincia saneó en 2018 los basurales a cielo abierto de San Vicente, Junín, Balcarce, Azul, e Isla Martín García. Y en 2019 el de Ranchos, partido de General Paz. Otros municipios cerraron o están cerrando sus basurales a través de CEAMSE». Sin embargo, se adelanta Fulleringer: “Es importante conocer que la gestión de residuos y la disposición final de éstos es de absoluta competencia municipal y que la Provincia solo controla esa gestión, asiste técnicamente y sanciona si es necesario. En algunos casos muy sensibles, financió obras de saneamiento, pero no está entre sus obligaciones”. En el año 2015, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) otorgó un préstamo al país, con el objetivo de financiar proyectos GIRSU (Gestión Integral de Residuos Sólidos Urbanos). Federico Bordelois, coordinador de la Unidad Ejecutora Especial Temporaria de Residuos, en la secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, explicó que “lo que hace el programa es financiar proyectos de sistemas integrales de tratamiento de residuos urbanos, entre los cuales se encuentra el componente de la radicación de basurales. Debe haber unos 10 o más proyectos financiados. Por ejemplo, en Catamarca la obra finalizó, mientras que en Jujuy, Viedma y Calafate están en ejecución”. Además, en línea con la vocera del OPDS, Bordelois también aclaró que la problemática de la basura es, legalmente, una problemática municipal.

El programa GIRSU cobra un rol importante, ya que “no hay proyectos concretos o programas sobre erradicación de basurales que no estén atados a un sistema GIRSU, es decir, si yo erradico un basural, tengo que poner la basura en algún lado. La problemática del basural se da en lugares donde la recolección es deficiente o no hay lugares aptos, suficientes, como para disponer la basura”, afirma Bordelois. El funcionario ejemplificó esto a partir de lo que sucede en el Conurbano: “En algunos partidos, hay una enorme cantidad de basura en lugares donde debería haber plantas de separaciones, que es lo que se tiende a hacer con el programa GIRSU, donde cada localidad tenga una planta e integre formalmente a los separadores y clasificadores”.

Basurales y daños en la salud

Los basurales a cielo abierto, así como cualquier espacio que presente un alto grado de contaminación, pueden llegar a generar problemas en la salud. Los daños pueden ser de diversa índole y diferente gravedad, según la incidencia de varios factores: “Hay desde problemas neurológicos, de desarrollo del sistema nervioso; malformaciones congénitas; bajo peso al nacer; dengue y cólera”, explica Verónica Odriozola, licenciada en Ciencias Biológicas por la Universidad de Buenos Aires, con amplia trayectoria en el área de salud ambiental. Odriozola explicitó que “hay estudios que demuestran bajo peso al nacer de los bebés de familias que viven cerca de los basurales, y luego, esto puede aumentar las chances de muerte”. El cáncer es otro tipo de enfermedad que se presenta: “Hay sustancias cancerígenas y algunas son volátiles, que van apareciendo en mayores concentraciones en el aire”, sostiene la especialista. Por otro lado, explicó que hay efectos más agudos, como vómitos y náuseas, que son generados por los distintos olores o materia en descomposición y en línea con lo anterior, expresó: “Yo creo que hay que organizarse y exigir que el basural se relocalice, o la población. Es difícil pensar en que está en manos de una familia evitar enfermedades si vive cerca de un basural. Quemar los residuos que están en un basural, a menudo, es muy contaminante”. Las leyes de basura cero de la mano de políticas públicas que reduzcan la generación de basura parecen ser una posible salida: «A la vez, también, de educación a la población sobre cuáles son los impactos y que aquello que no puede ser evitado o reciclado, tenga un destino lo más sofisticado posible”, dijo Odriozola.

“La quema” de Luján, caso paradigmático

Luján es una ciudad ubicada en la zona Oeste de la provincia de Buenos Aires. Es una ciudad turística que, año tras año, recibe a miles de fieles que peregrinan hacia allí. Sin embargo, a unos kilómetros de la terminal, en el predio de la ruta 192 camino a Open Door, se encuentra uno de los basurales a cielo abierto más grandes de la Provincia, “La Quema”, conocido con ese nombre porque es una zona donde se realizan quemas de residuos.

“La Quema” ha generado grandes perjuicios en la comunidad de Luján. Sergio Almada es uno de los vecinos que, desde ya mucho tiempo, encabeza la lucha por la limpieza del basural. Inició su compromiso con esta causa en el año 2007, cuando en el basural, ya constituido entonces, comenzaron a tirarse deshechos de tanques atmosféricos: “Hacían un perjuicio tremendo, sumado al humo, a las moscas”, narra Almada. Los vecinos lograron, en ese entonces, que se deje de contaminar con este tipo de desechos, pero continuaron la lucha para que se acaben las quemas: “Hemos llevado, muchas veces, vecinos a la puerta de la municipalidad a participar, pidiendo en el Concejo Deliberante que se tomen medidas, y mandando notas al municipio”, continúa Almada. Tras el desarrollo de estas acciones, los vecinos consiguieron que se decrete el estado de emergencia sanitaria en tres ocasiones consecutivas, sin embargo, ha sido solamente por un lapso de 180 días cada uno y, durante esos períodos, no se han resuelto ninguno de los problemas que acarrea el basural. Respecto a ello, Almada cuenta: “Prometieron poner cámaras, luminaria y seguridad, y eso, con la emergencia sanitaria y todo, nunca pasó”.

Como parte del reclamo vecinal, Almada ha realizado una denuncia penal al gobierno municipal lujanense, y a los funcionarios que lo acompañan, en la fiscalía de Mercedes. También se presentó una denuncia por el caso frente a la Comisión de la Corte Iberoamericana de Derechos Humanos. Sin embargo, ninguna medida ha sido realmente efectiva para terminar con las problemáticas del basural.

El concejal Nicolás Capelli, del municipio de Luján, ha elaborado y presentado un proyecto para el tratamiento del problema de la basura que, si bien fue aprobado, al día de hoy no termina de ponerse en marcha: “Desde que asumí como concejal, en el año 2015, declaramos la emergencia sanitaria en el predio de ‘La Quema´. Hoy, por impericia del gobierno ejecutivo municipal, sigue sin dar respuesta concreta y final a la situación de la contaminación en ´La Quema´”, sostiene Capelli.

Lo cierto es que, todavía, la mayoría de las propuestas para la gestión de la basura, no están siendo aplicadas y la comunidad de Luján convive con las consecuencias. Un correcto tratamiento de los residuos es necesario, tanto por el impacto ambiental que estos generan, como por el que producen en la salud, sobre todo, en las comunidades más pobres, que suelen ser las que se alojan en la proximidad de los basurales. Aquellas no se preocupan por las jurisdicciones y lo que necesitan es solución para tener un ambiente sano. Ni más ni menos.

Por cada peso para cuidar el ambiente, se invierten 20 en contaminarlo

Por cada peso para cuidar el ambiente, se invierten 20 en contaminarlo

Río contaminado con bolsas, botellas y elementos electrónicos

En Argentina, por cada peso que se invierte en el cuidado ambiental, se destinan veinte pesos  hacia los sectores que colaboran con su degradación. Esa es una de las conclusiones que se desprende del análisis del presupuesto nacional para medio ambiente, según un estudio de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN). Esa organización y otras entidades del sector social concuerdan en destacar lo poco que invierte el Estado nacional en ese área.

“Este trabajo llegó para quedarse, hace rato”, afirma María Marta Di Paola, directora de Investigación de FARN. El análisis del Presupuesto 2018 concluyó que las partidas medioambientales se reducen. “En el último tiempo hay medidas de ajustes que no procuran la conservación del ambiente, sino que buscan posicionar a la economía en lugares que fomentan energías que no son consideradas limpias. Por ejemplo, hay presupuesto creciente para el sector de la minería, pero no para remediar los efectos vinculados a esta actividad”, explica.

En el documento se detalla que este año se aplicaron un millón 700 mil pesos para detectar los glaciares que no se pueden usar para evitar su degradación, mientras que el monto para la búsqueda de nuevos yacimientos de minerales es muy superior. Así, por cada peso a la ley que los protege, se destinan 66 al mapeo minero. Ocurre algo similar en el sector energético: por cada peso que se asigna a energías renovables o eficientes, hay 61 pesos que subsidian los combustibles fósiles.

Joven caminando sobre una montaña de bolsas de basura

El análisis del Presupuesto 2018 concluyó que las partidas medioambientales se reducen.

El informe también analiza las partidas presupuestarias a la Ley de Bosques: “Sólo se le dio el 0,02% del presupuesto nacional, cuando en realidad debería tener al menos 0,3%. Es decir, se lo constituyó con solo un 5% del fondo que debería tener según ley”, enfatiza Di Paola. Sobre este ítem, Darío Rodríguez, coordinador del Banco de Bosques, consideró que si bien esta ley generó una baja en la tasa de deforestación, ésta sigue siendo una de las más altas del mundo. “Se ha deforestado más del 70% de las áreas boscosas. Las penas que se adjudican son mucho menores a la ganancia que le representa a los dueños de estas tierras explotarlas. Además, es muy poco lo que se destina al control. Desde la sanción de la ley se estima la pérdida de 750 mil hectáreas de bosque de forma ilegal”, expresa.

Sobre las causas principales de esta política, Rodríguez afirma: “Quiero creer que es más porque nuestros gobernantes no saben todo el mal que están haciendo. Pero es innegable que el lobby que hacen las empresas que se dedican a la compra de tierras para su deforestación es y siempre ha sido muy fuerte. Los beneficios económicos a corto plazo, en un país como el nuestro, siempre parecen ser una buena idea para el gobierno de turno, pero a nivel local los niveles de pobreza aumentan, así como las enfermedades y los desastres ‘naturales’”.  El directivo de Banco de Bosques agrega: “Todavía persiste la idea de que para producir, generar empleo y ‘progresar’, hay que hacerlo destruyendo nuestros recursos naturales”.

Pato nadando en rio contaminado. En los márgenes del río hay basura y desperdicios desparramados.

Contaminación del Río Reconquista

Por su parte, Adriana Anzolín, coordinadora de la Plataforma de Organizaciones de la Sociedad Civil de la cuenca del Río Luján, explica: “Hay algunas áreas donde directamente están vacías, como en la Organización para el Desarrollo Sostenible (OPDS), no tiene gente ni presupuesto y es la encargada de realizar controles de contaminación y las habilitaciones de las urbanizaciones cerradas”, declara. Según dice, lo mismo ocurre con el plan de obra sobre el Río Luján. “Van a destruirlo, quieren rectificarlo en 48 km. Todas estas acciones deberían estar controladas por la OPDS y lo que sucede es que el Ministerio de Infraestructura es el que realmente tiene el poder y la OPDS queda subordinada a él”, revela. Desde la Plataforma denuncian que el ensanche del río borra los meandros -curvas y contracurvas- propios del ecosistema, quedando rectos y dando como resultado la poca infiltración del agua hacia las napas subterráneas que proveen el agua potable. “Esta gente ve a los ríos como caños y si las lluvias son muy intensas, se desborda a una velocidad impresionante que puede arrasar con lo que encuentra, ya no van a estar las curvas”, expresa.

 

 

 

Vecinos de Laferrere luchan contra la contaminación

Vecinos de Laferrere luchan contra la contaminación

Vecinos de Laferrere rechazan la instalación de una subestación eléctrica por parte de la Empresa Distribuidora y Comercializadora Norte Sociedad Anónima (Edenor S.A.) y el establecimiento de un basurero municipal, ambos en el ex Aeroclub Argentino en el kilómetro 24.700 de la Ruta 3, en Gregorio de Laferrere, por considerarlos contaminantes. Cansados de reclamar y pedir explicaciones a la Municipalidad, al ENRE, a EDENOR y al Gobierno bonaerense, los vecinos comenzaron a actuar. Hace una semana realizaron la tercera jornada de trabajo voluntario, en la que cortaron el pasto, llevaron a cabo la limpieza del predio y plantaron árboles. “Estamos en la búsqueda de la familia a la que le expropiaron los terrenos del aeroclub, pero no podemos quedarnos de brazos cruzados, porque ya tenemos el basural y la subestación en puerta. Si no defendemos el espacio y no nos defendemos a nosotros mismos, nadie lo hará”, dijo Daniel Toro, vecino de Laferrere y principal organizador de la lucha contra la subestación eléctrica y el basural municipal. Aún no han concretado medidas legales, pero ya han contactado un abogado para asesorarse.

Múltiples intereses

El predio cuenta con 84 hectáreas y está delimitado por la avenida Juan Manuel de Rosas, y las calles 3 Cruces, Voissin y Estanislao de Campo. En el terreno funcionaba el Aeroclub Argentino -fundado en 1908 por Jorge Newbery y Aarón de Anchorena-, la primera institución aérea del país y la tercera en el mundo. En 2005 fue declarado de Interés Histórico Testimonial e incorporado al Patrimonio Cultural de la provincia de Buenos Aires. A partir de 2012 la institución dejó de funcionar en Laferrere debido a las obras del hospital Materno Infantil emplazadas en medio de las pistas de despegue y aterrizaje, luego de que las tierras fueran cedidas por la presidenta del aeroclub María del Pilar Rolandelli. Esto pudo suceder tras la modificación de la Ley 13393 que lo declaraba como bien de interés histórico testimonial y la incorporación de la ley 14675: “Este proyecto de ley tiene por objeto delimitar la superficie correspondiente al patrimonio histórico con el objetivo de que el Estado pueda disponer de esas tierras para su uso productivo; a los fines de dar cumplimiento efectivo de los principales objetivos que alientan la función pública, máxime ante la creciente escasez de tierras producto de la urbanización y crecimiento demográfico, la necesidad de generar nuevos espacios públicos, deportivos, educativos, de salud y de crear las condiciones que permitan dar soluciones habitacionales acordes que reclama la sociedad, principalmente en el marco del programa PRO.CRE.AR es que se hace imprescindible el uso racional de tierras ociosas, dándole a las mismas una nueva utilidad a fin de responder a las necesidades actuales”.

Actualmente, una oficina del Aeroclub Argentino funciona en el Municipio de Morón, en la VII Brigada Aérea. Daniel Toro explicó a ANCCOM: “La gestión anterior lo que hizo fue destruir la política de los aeroclubes. Hoy en día el predio del aeroclub es tierra de nadie. Hace un año y nueve meses que se instalaron los de Metrobus con oficinas de logística e ingeniería. La obra ya terminó, pero todavía no las sacaron. No sabemos si van a quedar permanente. También está el sindicato de UOCRA metido ahí. Por su parte, el municipio copó el hangar central de hormigón con el plan PROCREAR. La torre y la confitería también fueron subcontratadas por un empresario”. Lo que queda del Aeroclub Argentino son solamente hangares en desuso y dos carteles oxidados enganchados a la tranquera que da acceso al predio en los que apenas se puede leer: “Aeroclub Argentino” y “Fuerza Área Argentina”. Una gran meseta, de aproximadamente dos metros de altura, irrumpe el llano del terreno: es el relleno artificial que EDENOR realizó para la futura subestación eléctrica. En frente, un “paredón” formado con separadores de ruta, sobrantes de las obras del Metrobus. “Apilaron en forma de L los pilotes para impedir la visualización de lo que se estaba haciendo en el terreno. No hay vista ocular desde Ruta 3. La única forma de ver algo fuera del terreno es desde el puente peatonal”, describió Toro. Alrededor del paredón todavía hay algunos montículos de basura que no han sido retirados.

EDENOR rellenó el terreno para la futura construcción de la subestación eléctrica

Meses atrás, un sector del ex Aeroclub funcionó como centro de transferencia de residuos, es decir que la basura se acopiaba allí y luego era recogida por camiones de la empresa Martín y Martín -del Municipio- para ser relocalizados en el Ceamse. “Nos llevó dos meses de reclamos que sacaran la basura, nos tuvimos que quejar incontables veces con el municipio para lograrlo. El problema que tenemos ahora es que aparecen camiones de otros lados a tirar su basura y coches particulares también. La intencionalidad es degradar el lugar y que eso le dé el terreno propicio para que se construya la subestación”, conjeturó Toro. En la misma línea, Carlos Alberto Carabajal vecino de Laferrere desde hace 39 años, agregó: “Tiran basura para que después el predio valga dos pesos, pero a nosotros nos costó y a nuestros antepasados también. Qué le vamos a dejar a nuestros hijos y a nuestros nietos. Cuál es el sentido de que a los chicos les enseñen sobre ecología, sobre salud y después pase esto. Nos encontramos a esta altura de nuestra vida con la dignidad empobrecida por toda esta situación. Nos van a matar a todos. Nadie nos cuida, la Municipalidad no vela por nosotros porque tranza. Trabajé toda mi vida, fui maquinista del tren Belgrano, ahora quiero vivir el resto de mi vida tranquilo, pero qué descanso puedo tener con lo que está pasando. Quiero un espacio verde para que pulule la vida, no la mugre, la contaminación y las enfermedades”.

En abril del 2016 EDENOR presentó una solicitud para el otorgamiento del Certificado de Conveniencia y Necesidad Pública al Ente Nacional Regulador de la Electricidad (ENRE) en la que formuló: “El objetivo de la nueva obra es el garantizar el suministro en condiciones adecuadas a la calidad de servicio de los clientes existentes y futuros de las localidades de Gregorio de Laferrere, Rafael Castillo, González Catán e Isidro Casanova. Ésta obra permitirá garantizar el abastecimiento de energía eléctrica al emprendimiento habitacional “Laferrere” en el marco del plan PROCREAR BICENTENARIO financiado por la Administración Nacional  de Seguridad  Social y al nuevo Hospital Materno Infantil de Laferrere”. Según la resolución del ENRE 0123/2016, la empresa EDENOR expuso un Memorándum del Departamento Ambiental (D.AMB) Nº 289/2015 por el cual se manifestó que no han sido advertidas cuestiones que deban ser observadas por su parte. Además, contaría con la constancia de solicitud de habilitación o autorización ambiental ante el Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible (OPDS) de la provincia de Buenos Aires.

Toro habló de las irregularidades con que se llevó acabo el planeamiento y el comienzo de las obras: “Se movieron de manera clandestina e ilegal. Nos enteramos de casualidad, no llamaron a audiencia pública ni nada. Noté que algo raro estaba sucediendo cuando vi a un camionero estacionando en la tranquera del predio y me acerqué para preguntarle qué iban a hacer ahí. Ellos edulcoraban la realidad diciendo que querían hacer un centro de energía. Algunos días después decidí entrar y vi gente de la constructora Calera Ezeiza, que ya había hecho una subestación en Cañuelas, y les empecé a preguntar para quién estaban trabajando, sin conseguir respuesta. Luego de insistir, me dijeron que iba a venir gente de EDENOR para ver el terreno”. Daniel cuenta que el día en que se presentaron los empleados volvió a preguntar si allí harían una subestación y no lo negaron. “Hasta ese momento no teníamos ningún tipo de documentación. No había carteles que anunciasen las obras ni había sido publicado en ningún medio. Tenemos un abogado de nuestro barrio que elegimos para que nos defienda e ingresó a la página del ENRE. A través de él nos enteramos que desde el 2015 tienen estos planes. Además, ya habían sido autorizados por el ENRE, OPDS y el Departamento de Seguridad Pública. Esto no hubiese pasado si hubiéramos conocido sus intenciones”.

Johanna Pedroza, vecina del barrio de Laferrere.

Johana Pedroza de 33 años, vecina de hace 14 años del barrio y esposa de Daniel Toro agregó: “Con mi marido empezamos a ver que se acercaban camiones a tirar basura al predio lo que nos alertó de la situación. Nos confirmaron que efectivamente iban a poner una subestación porque Daniel los vio midiendo los cables de la ruta y les preguntó al respecto. Inmediatamente se lo planteamos a los vecinos y comenzamos a hacer reuniones para decidir entre todos los pasos a seguir. Firmamos un petitorio porque la situación nos superaba, ya habían hecho el relleno indiscriminado de tierras para los cimientos de la subestación y estaban colocando alambrado para limitarnos el acceso”. Alberto Guerra tiene 72 años y desde hace 58 años vive en el barrio, a una cuadra del ex Aeroclub, y desde allí no veía el basural.  “Estaba todo tan bien escondido que me tuve que enterar por Daniel”, recordó Guerra.

Según el expediente, correspondía publicar las futuras obras durante cinco días en el portal de Internet del ENRE y solicitar igual publicación en el portal de la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico Sociedad Anónima (CAMMESA), como así también en un diario de amplia difusión de Laferrere durante dos días. El expediente agrega que se otorgó un plazo de diez días desde la última publicación, para que quien considerase que la obra pudiere afectarlo, en cuanto a las prestaciones o sus intereses económicos, planteara su oposición fundada al Ente Regulador. En caso de que la oposición planteada fuese común a otros usuarios se convocaría a una Audiencia Pública. Pero no hubo difusión y tampoco Audiencia Pública.  

EDENOR sostiene que la subestación no contamina ni genera enfermedades, escudándose en la aprobación de las obras por parte del Departamento de Seguridad Pública. Los vecinos de Laferrere no creen que esto sea cierto. “Nos interiorizamos bien con un informe de la Universidad Nacional de la Plata (UNLP) que incluye un estudio epidemiológico del 2014 sobre la subestación del barrio Sobral, Ezpeleta”, explicó Toro. Según el estudio, a alrededor de 450 metros de la subestación se encontraron 170 muertes relacionadas a la contaminación electromagnética, como niños con leucemia y malformaciones en los fetos. “La subestación, por la contaminación electromagnética multiplica por seis la probabilidad de morir de cáncer y por tres la de sufrir enfermedades mentales. El 58 por ciento de las muertes en el barrio fueron por cáncer”, citó Miguel Betancur, ingeniero agrónomo y habitante de Laferrere, a partir del estudio de la UNLP. “Empezamos a leer al respecto cuando quisieron colocar un transformador de 800 KVA entre Montgolfier y Soldado Sosa, enfrente de un jardín de infantes, la sala de primeros auxilios y la Sociedad de Fomento 25 de Mayo. Desde ese episodio nos informamos y concientizamos bastante sobre la contaminación electromagnética. Estudiamos bien el caso y presentamos notas para impedir que se avanzara con la instalación. Finalmente, pudimos evitar que colocaran el transformador. Por eso, cuando vimos lo que estaba sucediendo en el Aeroclub, los vecinos no dudamos en hacerle frente a EDENOR”, dijo Toro con voz firme.

Según el testimonio de varios vecinos hubo episodios violentos cuando quisieron desalojar a los constructores que había contratado EDENOR. “Los tipos se querían imponer, tuvimos que venir con treinta vecinos para sacarlos, no se fueron por la vía pacífica. Al día siguiente de la primera reunión, el 15 de junio, los vecinos frenamos la obra. El 16 volvimos al predio y ésta vez la situación se tornó violenta. Me amenazaron con una pala teniendo a mi hijo de 4 años en brazos. Vinieron los abogados de EDENOR y blanquearon que se iba hacer una subestación, pero que era mentira que contaminara, que no teníamos por qué tener miedo. Nosotros les dijimos que no la queríamos. El 17 y el 18 nos presentamos nuevamente en el terreno e hicimos una vigilia. El 19 ya no volvieron”, relata la pequeña victoria. Luego del desalojo los vecinos llamaron a Protección Ciudadana, pero no obtuvieron respuesta. Consiguieron hablar con el delegado municipal, Daniel Videla, quien les dijo que no sabía nada de la construcción y que esa obra corría por iniciativa del Gobierno nacional. El 10 de julio, Videla organizó una reunión con EDENOR, a la que según los vecinos asistieron punteros políticos que se expresaron a favor de la subestación, con el argumento del progreso para el barrio, pero ellos les advirtieron que solo se trataba de un progreso para el bolsillo de los empresarios. “Le dejamos un petitorio firmado por los vecinos en contra de la subestación y luego nos retiramos, ya que no era una Audiencia Pública. Al ENRE, a María Eugenia Vidal y a la intendenta Verónica Magario, también les hicimos llegar el petitorio”, repasa. A finales de julio, el ENRE respondió que la obra se iba a continuar porque no contamina, que está dentro de los parámetros normales.

Rogelio Cardoso Villa tiene 78 años, vive desde hace 30 años en Laferrere y está dispuesto a hacer todo lo que esté a su alcance para defender su barrio. Contó que vino desde Bolivia cuando era muy joven para trabajar en la construcción. “Yo hice hasta segundo grado de la primaria. Por eso cuando tuve hijos mi objetivo era que ellos estudiaran y lo cumplí. Durante toda mi vida intenté mejorar el barrio junto a todos. Me llamó la atención cuando vi el avance de la obra desde adentro, porque desde afuera no se veía nada. Enseguida me puse en campaña junto al resto de los vecinos y mis hijos también se pusieron al servicio de la causa. Esto no solo trae problemas de salud sino que afecta en la economía de la población de Laferrere y propicia la estigmatización social”, denunció Villa. Por su parte, Cervino Effting de 69 años y con 22 años viviendo en el barrio declaró: “Cuando me enteré me dio bronca y enseguida me uní al reclamo de los vecinos, porque no es bueno para la gente. Hace un par de años esto era todo verde, ahora es un basural. Además de contaminar, le da un mal aspecto al barrio”. En la misma línea, Roberto Forales, de 80 años, y con más de 40 en el barrio contó que se enteró por los volantes que hizo circular Daniel e inmediatamente se involucró participando de las reuniones.

«Tiran basura para que después el predio valga dos pesos», dice Carlos Carbajal.

“La idea es eliminar el proyecto que tiene EDENOR, quien plantea que será un beneficio por el tema eléctrico para el barrio. Nosotros vemos una contradicción en este proyecto, hay que usar el sentido común, en el mismo predio donde quieren poner una subestación y un basural del municipio hay un hospital, que es un centro para preservar la salud de la gente. Es decir, que la gente viene a curarse y lo que quieren colocar a unos metros nos va a enfermar a todos. Yo estoy tratando de poner mi granito de arena a la causa para ver si podemos conseguir con diálogo que se implementen las medidas necesarias. Nosotros no somos de ningún partido político, la contaminación ataca a todos, sin importar las banderas. Julia Rosa Arangel,  de 62 años y 37 en el barrio, planteó que no hay necesidad de poner una subestación en el barrio porque no tienen problemas con la luz, no hay falta de energía.

“Acordarse de lo que era antes y ver en lo que se convirtió el Aeroclub es muy triste. Cuando pertenecía al aeroclub lo mantenían impecable, el pasto bien cortado, había mucha higiene. También siento bronca porque venía a jugar acá cuando era pibe. Hoy no lo defiendo tanto por mí, porque ya tengo mis años, sino por mis hijos, mis nietos y bisnietos, quiero algo mejor para ellos. Cómo pueden crecer en medio de esta basura, esta contaminación. Antes se respiraba aire puro. Y con la subestación va a ser aún peor. Porque por más que nos digan que los trasformadores ya no contienen PVC y no contaminan, sabemos que es mentira porque es la forma de refrigeración de esos aparatos, lo siguen teniendo, tal vez en una menor proporción, pero lo tienen. Exigimos que lo dejen como estaba antes”, exclamó Alberto Guerra. Alejandra Mariscot De La Cruz es estudiantes de Comunicación Social y es una de las más jóvenes que acompaña a los vecinos en los reclamos. Tiene 24 años y hace 7 que vive en la casa de sus tíos en Laferrere. A pesar de no haber habitado el barrio tantos años como el resto, tiene una fuerte convicción de los valores que se están defendiendo y lo que está en juego. “El Aeroclub era hermoso, todo verde. Es realmente triste pasar por acá ahora. Esperamos que los esfuerzos no sean en vano y vuelva a ser lo que era, un pulmón”, dijo De la Cruz.

Claudio Vincenty es hijo del fundador del Aeroclub  Argentino, Pedro Vincenty, y dueño de uno de los viejos hangares que se encuentran en el predio. Él también lucha contra la subestación y el basural pero propone que el espacio se conserve como monumento histórico y cultural del Aeroclub Argentino. “Lo habían declarado patrimonio histórico y espacio verde a preservar en el 2012 pero a los dos años saltó el negocio del hospital”, se quejó Claudio Vincenty. Además de la contaminación y las enfermedades en las que desemboca, otra consecuencia del mal uso de estos amplios terrenos es la estigmatización del barrio. En este sentido, Vicenty dijo que siempre identifican al barrio como una zona liberada y peligrosa. “Nos conocen por la Banda de los Comisarios ladrones o por la piba que apareció muerta al lado de la vía. Yo quiero que reconozcan a nuestro barrio por tener el primer aeroclub de la argentina. Cuando decís en una entrevista que sos de Laferrere no te dan el laburo”, agregó.

Los vecinos de Laferrere piden que la subestación sea colocada en áreas más alejadas de la población. Al respecto, Toro dijo que debería estar aislada del barrio y que es una locura que pretendan instalarla en las inmediaciones de un hospital. Alberto Carabajal planteó que no tiene por qué existir esa propaladora eléctrica en Laferrere, sino que debería situarla en zonas industriales. “En vez de poner mugre y hacer una subestación, que hagan un espacio verde en el predio para que los chicos puedan disfrutar. Hay muy pocas plazas en Laferrere en relación con la cantidad de gente que vive en el barrio. Acá podría venir la gente a tomar mate y los chicos tendrían espacio para correr. Esperemos que tomen conciencia del daño que le van a provocar a los vecinos si continúan con las obras y que esto se revierta”, dijo Cervino Effting. Por su parte, Julia Arangel declaró que quiere espacios verdes para poder integrar a los jóvenes y a los chicos para que hagan deporte y se alejen de la calle y las drogas. Alberto Guerra coincide con la mayoría de los vecinos al plantear que en el terreno deberían plantarse árboles y flores, colocar juegos para los chicos y aparatos para hacer gimnasia para los jóvenes y adultos. ”Que hagan algo para el bien de los vecinos. Quiero venir con mis nietos y que puedan tener un lugar donde jugar. Nosotros mismos lo vamos a cuidar y a mantener limpio. Esperemos lograrlo, por ahora impedimos que las obras avancen”, dijo Guerra.

Los vecinos buscaron visibilizar la problemática a través de distintas vías: colocaron varios pasacalles, repartieron volantes, armaron la página de Facebook “Vecinos 24.700 contra la contaminación de Laferrere” mediante la cual difundieron imágenes y videos del predio que evidencian  el avasallamiento que sufren cada vez que se encuentran con nuevas montañas de basura y los carteles de reclamos rotos. Además,  contactaron a los medios hegemónicos de comunicación, sin encontrar respuesta.

Actualización 11/10/2017

Mudanzas postergadas

Mudanzas postergadas

La contaminación de la Cuenca Matanza-Riachuelo es un hecho, y la demora en la relocalización de las familias que viven a la vera del río, otro. Aún quedan más de 1.800 familias por relocalizar, lo que implica que falta mudar a más del 80 por ciento de la población afectada. Desde el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires no dan respuestas concretas y se sigue dilatando la urgente relocalización de los vecinos de la zona. ANCCOM recolectó testimonios de distintas personas y organizaciones vinculadas al tema.

María Gutiérrez, vecina de la zona, cuenta: “Hace como treinta años que nos vienen diciendo que nos van a relocalizar, pero pasa el tiempo y seguimos en el mismo lugar. Además, en caso de que nos cambien de lugar, tiene que ser por la zona. Hubo casos anteriores que mandaron a los vecinos a cualquier lado. Ya no se aguanta vivir acá, nuestros pozos de agua están pegados a los de la cloaca. Con la contaminación que hay en el río, vivimos con mal olor, basura, y chicos con problemas respiratorios”.

Aún quedan más de 1.800 familias por relocalizar, lo que implica que falta mudar a más del 80 por ciento de la población afectada.

Natalia Machain, coordinadora regional de política de Greenpace Andino (oficina regional que agrupa a las sedes de Argentina, Chile y Colombia),  da un panorama de algunos de los problemas que trae seguir viviendo allí: “Los vecinos de la Cuenca Matanza Riachuelo ven afectada su salud por falta de agua potable, los altos niveles de contaminación del agua por efluentes industriales y por hidrocarburos en aguas subterráneas en algunas áreas. Esta contaminación provoca afecciones y enfermedades varias en la piel, enfermedades respiratorias y tiene incidencia en algunos tipos de cáncer”.

El presidente de la Asociación Vecinos de La Boca, Alfredo Alberti, afirma que “el beneficio de trasladar a los habitantes a nuevas viviendas es obvio, la gente está viviendo de manera muy precaria, y estas nuevas viviendas son realmente confortables. Es cierto que la gente tiene un arraigo muy fuerte a sus hogares, algunos tienen un núcleo de relaciones allí establecidas que le ayudan a su supervivencia, por lo que la relocalización se trata de que sea lo más cercana a donde ellos están viviendo actualmente”.

Desde el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires no dan respuestas concretas .

En consonancia con Alberti, Santiago Cané de la ONG “Fundación Ambiente y Recursos Naturales”(FARN), dice: “El beneficio es que las casas a las que se relocalizarían son de concreto, y están en mejores condiciones edilicias, la obligación de relocalizar incluye que tengan agua y cloacas y además dejan de estar asentados sobre basura y tierra contaminada con plomo entre otros tóxicos”. Cuando a  Cané se le consulta sobre la demora del Gobierno en la relocalización, ilustra:Se puede imaginar que hay intereses inmobiliarios en los terrenos que, por ley de la Legislatura de la Ciudad, están destinados a la construcción de viviendas para relocalización”. 

La Corte Suprema dispuso en 2008 la obligación de la Nación, la Ciudad y la Provincia de Buenos Aires de llevar adelante el saneamiento del Riachuelo, en forma coordinada, para garantizar la calidad del agua y el bienestar de los vecinos de la Cuenca.

A nueve años, el fallo de la corte sigue sin cumplirse. Machain, de Greenpeace, asegura: “Las empresas identificadas como agentes contaminantes siguen vertiendo sus desechos al agua y las compañías del Polo Petroquímico de Dock sud, cuya contaminación fue la causa de la denuncia judicial que terminó con el histórico fallo, no sólo no fueron reconvertidas sino que eventualmente podrían quedar exentas de responsabilidad, si se achica el área de influencia de la Autoridad de Cuenca Matanza Riachuelo (ACUMAR). A pesar de los progresos cosméticos en la Cuenca, queda mucho por hacer”.

«Ya no se aguanta vivir acá, nuestros pozos de agua están pegados a los de la cloaca»,dice una vecina.

Hay quienes se preguntarán si más allá de la relocalización de los vecinos es posible una recuperación ambiental del Riachuelo. En este punto son varias las voces que coinciden. Desde FARN, Cané dice: “La recomposición es posible, depende de la decisión política de las máximas autoridades de Nación, Ciudad y Provincia, además del esfuerzo de la Corte Suprema en la persecución de ese objetivo. Esto implicaría tener el agua, el suelo y el aire de todo el territorio de la cuenca no contaminado. Las industrias funcionando sin verter sustancias nocivas, el tratamiento de residuos sólidos urbanos en buen funcionamiento (no en basurales a cielo abierto), los asentamientos precarios urbanizados, etcétera”.

Machaian coincide con que la recuperación ambiental es viable: “La recuperación de la Cuenca Matanza Riachuelo es un imperativo ambiental y social, urgente para la Argentina. La tecnología está disponible y las herramientas legales también. Es necesaria la voluntad política y el ejercicio del control y sanción por sobre las industrias contaminantes que hasta el momento avasallan el derecho a la salud de la población”, destaca.

 

Actualizado 12/09/2017