“Se está perdiendo el alma del Mercado de San Telmo”

“Se está perdiendo el alma del Mercado de San Telmo”

El antiguo Mercado de San Telmo está sufriendo modificaciones edilicias y culturales, a pesar de haber sido declarado Monumento Histórico Nacional en el año 2000. Los vecinos están preocupados por el presente y el futuro de un lugar emblemático de Buenos Aires.

Los vecinos de San Telmo crearon una página de FacebookSan Telmo – El Mercado NO es un Shopping” para defender entre todos la integridad del Mercado y de sus trabajadores ante el avasallamiento de quienes son dueños desde 1978, la familia Delait.  La consigna “el Mercado no es un shopping” surgió a partir de la circulación de un proyecto que pretende convertir al lugar en un polo gastronómico que ni siquiera sería  de comidas tradicionales argentina, sino que estaría conformado por cadenas extranjeras.

“Nos enteramos al principio como un rumor pero enseguida comenzamos a ver los cambios físicos. De repente, vimos instalarse muy bien en el centro del Mercado un puesto de café chiquito que se llama Coffe Town, donde antes funcionaba un puesto de flores, y en poco tiempo comenzó a expandirse comprando otros locales, llegando a ocupar casi toda un ala del mercado. El pasillo también fue copado por las mesas y sillas del local, por donde antes podía transitar la gente. Para que Coffe Town se apropie de estos espacios fue necesario desplazar a comerciantes que desarrollaban sus actividades desde hace 30 años”, cuenta Juan D´ambrosso mientras recorre el Mercado.

El antiguo Mercado de San Telmo está sufriendo modificaciones edilicias y culturales.

Coffe Town fue el primero pero no el último local que comenzó siendo un pequeño negocio para luego avanzar sobre los antiguos. Sobre Carlos Calvo se levantó una panadería francesa llamada Merci. La esquina que ocupó funcionaba como basurero, había volquetes donde todos los puestos tiraban sus residuos. Ahora tienen que salir a la calle y usar los contenedores del Gobierno de la Ciudad. Pero todos los comerciantes y vecinos tiran la basura ahí, a la media mañana ya se llenan, lo que provoca la acumulación, olores fétidos y la presencia de roedores. Merci empezó siendo una panadería, actualmente abrió un bar y  un patio de comidas. No le bastó con adquirir otros locales para su expansión, ahora está construyendo una segunda planta. Juan denunció que en el entrepiso pusieron un tanque de agua y dijo que eso no solo está prohibido, sino que es peligroso. Así como ésta hicieron varias modificaciones, rompieron unas piletas grandes que había en el lugar para que las verdulerías lavaran la mercadería, las parrillas, los platos y cubiertos. “No existe más nada, lo tiraron todo abajo. Esas piletas estaban desde que se inauguró el Mercado, Ahora los demás comerciantes no tienen donde ir a lavar”, expresó con indignación Juan.

La Ley  27103 de Monumentos y Lugares Históricos establece que los bienes protegidos en los términos de esta ley no podrán ser vendidos, ni gravados ni enajenados por cualquier título o acto, ni modificado su estatus jurídico, sin la intervención previa de la Comisión Nacional.

Juan reconoce dos estrategias llevadas a cabo por la administración del Mercado para concretar su negocio inmobiliario. Por un lado, dice que les aumenta las rentas todos los meses. “El jueves me encontré con el ayudante del carnicero y me contó que les aumentó a 3.000 pesos la luz. Tal vez ellos puedan pagar, pero algunos locales que venden menos, como el de antigüedades, que no ganan lo suficiente, no sé cómo van hacer”. La administración aumenta los impuestos todos los meses porque no existen contratos ni nadie que los regule. Maggie Hermosilla, española, vecina de San Telmo, dijo que una mesera le comentó que venían pagando 400 pesos de expensas, pero que este mes les cobraron 1.200 y que para pagar tuvieron que aumentar la cantidad de días de trabajo.

 

La otra estrategia es la mudanza de puestos, que Juan califica como una estafa. “Movieron un local de choripán al paso, que funcionaba en el mismo espacio desde hace 18 años, a otro lugar que queda, en el mismo Mercado, a la vuelta  donde se encontraba una verdulería. La excusa era que en el primer local la hija del dueño iba a instalar un bar, lo que no ocurrió. Para el traslado al parrillero y al verdulero les cobraron 30.000 pesos para reubicarlo, con la excusa de que quedarían en un local más grande.

Una vecina de San Telmo, que pidió reserva de su identidad, contó que hay un almacén que está hace treinta años en el Mercado, y está siendo hostigado por el Gobierno de la Ciudad. “Vienen, lo clausuran y lo mantiene un tiempo cerrado. Estamos hablando de gente honesta que trabajó toda su vida en el lugar y que jamás tuvo problemas. Nos preguntamos por qué clausuran ese local y no le exigen a los nuevos que den ticket. La panadería Merci no entrega comprobantes de venta, no tiene baños propios, hay montón de cosas que tienen que estar en regla para que funcione como bar y no se están cumpliendo, pero sigue abierta. Eso nos lleva a pensar que hay una cierta protección hacia los locales nuevos, o bien un acoso de parte del Gobierno de la Ciudad a los antiguos puesteros”.  Además, aclaró que no es que están en contra de los extranjeros, ella considera que el barrio es cosmopolita, con convivencia de gente de todos los lugares del mundo y eso es lo que lo hace interesante. “Cuando llegó la panadería francesa, todos fuimos a comprarle, pero cuando vimos que empezó a expandirse y desplazar a otros puesteros dijimos: ´Bueno, hay un límite´. Queremos que la gente del barrio no quede afuera. Hay un vecino del edificio donde vivo que les provee de carne al Mercado y que si desaparecen los puestos históricos, él se queda sin trabajo”.

El Mercado fue declarado Monumento Histórico Nacional en el año 2000.

No solo se ve afectada la fisionomía del edificio sino el bienestar y la integridad de sus trabajadores. La dueña de una mercería que tiene 60 años tuvo que mudar ella sola su local que estaba bajo la cúpula, donde estuvo toda su vida, hacia las periferias del mercado, a un pasillo con escasa iluminación. Terminó exhausta y le dijo a Maggie: “Otra mudanza o aumento de alquiler no puedo soportar, si ocurre cierro y me voy”. Juan cuenta que al dueño de uno de los bazares le dio un infarto luego de que le notificaran que iban a dividir su local, es decir achicarlo para alquilar la otra mitad.

Maggie vivió buena parte de su vida en Europa y ha visto este mismo sistema de transformación en los mercados españoles. Ella sostiene que se está produciendo una segregación de los clientes locales, porque ya no pueden pagar los precios pensados para los turistas. Ver que ahora se está repitiendo ese proceso en Argentina, donde eligió vivir junto a su marido oriundo de San Telmo, le causa tristeza: “Yo soy inmigrante, pero me duele ver el deterioro de un lugar con tanta carga histórica y cultural. Me acuerdo que un día pasé por el Mercado y vi como estaban rompiendo con una masa los mármoles y me generó mucha impotencia”.

Juan explicó lo que siente cada vez que va al Mercado: “Es entrar y querer largarse a llorar. El Mercado era el lugar en donde iba con mi mamá a comprar todo. Tenías la carnicería, al lado la pollería, en frente la verdulería. Donde antes había treinta carnicerías, hoy solo hay dos. Yo llevo 69 años en el Mercado, cuando mamá estaba embarazada de mí, venía a comprar con Estercita, la madre del pollero, que ahora tiene 88 años”. Juan parece una celebridad, todos los saludan mientras transita por los pasillos del Mercado. “Los puesteros no quieren hablar, no reclaman, ni denuncian las irregularidades, porque tienen miedo de perder su fuente de trabajo, los entiendo. Sin embargo, me he peleado con muchos, porque sus abuelos y padres trabajaron su vida entera en el Mercado y ahora ellos se están dejando pisotear por la administración, están dejando que los corra sin hacer nada”, manifestó con rabia Juan.

“El Mercado es de todos, hay una parte histórica, cultural y social que trasciende a los puesteros. Por eso salimos a defenderlo, aunque los comerciantes no quieran hablar. Se está perdiendo el alma del Mercado de San Telmo. Si antes se servía locro, choripán y asado, ahora comes `boeuf bourguignon´ escuchando una radio francesa”, dijo Maggie mientras pasaba por Merci.

Los vecinos están preocupados por el presente y el futuro de un lugar emblemático de Buenos Aires.

Irregularidades y problemas edilicios

Maggie contó que el miércoles mientras hacía las compras se cortó la luz. “Están poniendo locales que necesitan una mayor cantidad de energía  y las instalaciones del edificio no están preparadas. En cualquier momento puede haber un incendio”, agregó. Juan dijo que el sistema eléctrico es muy antiguo y está en pésimas condiciones, por lo cual estaría colapsando.

Cuando a los franceses le dieron la habilitación para abrir Merci hubo un problema con el gas. El dueño de Merci le contó a Maggie que estuvieron a punto de explotar, porque los que le pusieron el gas lo hicieron mal. Sumado a estos problemas de instalación eléctrica y de gas, aparece la cuestión de los baños: solo existen dos, uno de mujeres y otro de hombres compartido por todos los locales y visitantes.

Según Maggie se está produciendo una gentrificación en San Telmo, es decir que se está dando la compra de edificios históricos por parte de grupos que poseen un gran poder económico y están cambiando poco a poco la fisonomía del barrio, expulsando a los habitantes históricos. Para ella el Gobierno es cómplice, ya que los organismos que  tienen que regular y controlar que se cumplan las reglas y normas de sanidad, que haya una instalación eléctrica y de gas apropiadas, que haya contratos que protejan a los trabajadores, que se den recibos de alquiler y facturación para los clientes, no lo están haciendo. “No solo pasa con el Mercado, en el barrio han aparecido muchos carteles de venta en edificios y locales, falta que nos pongan un cartelito a nosotros”, ironizó Maggie.

No solo se ve afectada la fisionomía del edificio sino el bienestar y la integridad de sus trabajadores.

La primera vez

El desplazamiento de los antiguos comerciantes empezó hace cuatro años con un bar notable “La Coruña”, actualmente sigue en funcionamiento bajo el mismo nombre, pero según sus más antiguos clientes cambió su estilo y esencia. El espacio que se encuentra en la esquina de Estados Unidos  y Bolívar fue fundado por la familia Moreira cuando recién llegó de La Coruña, España, y se instaló en San Telmo hace 60 años. Vivían en un altillo, arriba del bar. “Yo iba ahí cuando tenía 6 o 7 años.  Con Carmen, la hija de los dueños, prácticamente nos criamos juntos”, contó Juan. Ella siguió con el negocio familiar después de que fallecieron sus padres. Juan recordó con una sonrisa una anécdota de ese lugar: “Una noche Manu Chao visitó el bar y se puso a tocar la guitarra. Carmen lo echó por ruidos molestos. Cuando los clientes le advirtieron que a quién acababa de echar era Manu Chao ella les respondió, y qué, yo soy Carmen Moreira. Era una persona muy querida en el barrio, con un carácter muy fuerte, por eso podía llevar adelante a La Coruña”.

En el 2013 la administración le aumentó el alquiler en un monto tal que la obligó a cerrar. Además del aumento le exigió hacer una serie de reformas cuyos gastos correrían por cuenta de ella. “Era un bar que tenía mucha historia arquitectónica, cultural y social para el barrio, era un lugar de encuentro”, expresó Juan. Fue declarado notable por el Gobierno de la Ciudad. “Los vecinos quedamos muy tristes, atónitos y amargados. A los ocho meses del cierre, Carmen falleció. Sé que murió por eso, fue un golpe muy duro”, asevera Juan, con tristeza.

La Coruña se transformó en un restaurante que nada tiene que ver con la gastronomía que caracterizaba al lugar, actualmente sirven comida vietnamita. “Modificaron la estética tratando de poner algo antiguo en un lugar que no lo necesitaba. Los nuevos dueños del local abrieron una nueva puerta y tiraron abajo el altillo, no sabemos si tenían autorización para hacerlo. Estos cambios hablan de un descuido por parte de las autoridades, los declaran lugares notables, pero nadie los defiende de estos arrebatos. Entonces nos queda pensar que lo hacen por publicidad o marketing”, concluyó la vecina que pidió reserva de identidad.

 

Actualizada 18/07/2017

El ajuste en el cercano oeste

El ajuste en el cercano oeste

 

Emergencia Social y Alimentaria en el distrito de Moreno. La medida, que ilustra la dureza de la situación socioeconómica en el Conurbano, fue aprobada por el Concejo Deliberante local. ANCCOM dialogó con distintos actores para explicar el panorama y las implicancias de esa declaración.

José Santinelli, subsecretario de Comercio y Actividades Rurales, explicó: “El intendente Walter Festa los juntó a todos, para buscar una solución en conjunto”. Primero dialogó con el empresariado. “A ellos el gobierno provincial les garantizó Gendarmería en caso que se desmadre la situación”, advirtió.  Por otra parte, en negociaciones con el Municipio se llegó a acordar una canasta básica que cubra todas las necesidades, y apoyar a las organizaciones sociales ya que “los comedores y merenderos se han cuadruplicado”, según el funcionario

El proyecto de declaración de Emergencia Social y Alimentaria fue elaborado como resultado de una serie encuentros de la Mesa Intersectorial para la Promoción del Diálogo Social. Johana Morinigo,  responsable de Barrios de Pie en Moreno, asegura que no fueron invitados a ese espacio, aunque manifiesta que la situación que viven los comedores en Moreno “es lamentable”. En ese sentido, Morinigo señaló: “El problema es que los chicos tienen que comer a diario, uno no puede esperar a que se pongan de acuerdo, no alcanza con el dialogo, se necesitan soluciones.”

Las situaciones en los barrios son variadas, pero en algo coinciden: los bolsillos necesitan un poco más de dinero. Alicia Hernández,  directora y fundadora del hogar de niños SIAND (Servicio Integral al Niño Desamparado), reveló: “Yo administro correctamente, no se tira ni un gramo de nada, y nos alcanza. Si digo que no me alcanza mentiría, pero si nos dan más, mejor”.

 La situación no es la misma para Gloria Páez, cocinera y fundadora del comedor “Carlitos”, ubicado en San Lorenzo 1275 del Barrio de Cascallares. Cuenta que hace dos años que trabaja en este proyecto, que en principio le daba de comer a 20 chicos y ahora son más de 50. Las necesidades son muchas: “Hay chicos que no conocían la carne”, asegura, ya que en esos hogares  “comen papas, fideos, guisitos con dos o tres ingredientes”. Gloria aclara que “los comedores se han cuadruplicado en el municipio”.

 El problema de la Emergencia Alimentaria es un problema que involucra la responsabilidad de diferentes jurisdicciones: “El municipio se propone seguir asistiendo a los comedores, a través de asistencia social.  El diálogo con Provincia es difícil y muchas veces no existe la coordinación necesaria para entender la situación.”

  Por otra parte, la declaración de Emergencia Alimentaria necesita, para ser operativa,  la difusión a través de los organismos municipales de los bolsones o canastas de productos básicos acordados con los comerciantes, para que puedan ser comercializados barrio adentro, en los típicos almacenes de la zona. Con la medida, los mayoristas contarán con beneficios impositivos y los minoristas podrán acceder a un mejor precio. La cadena Maxiconsumo, por caso, ya tiene esa canasta.

  María Trinidad Acosta es una flamante ama de casa; no es que sea una recién casada, es una recién desocupada. “Antes era comerciante” dijo con un dejo de nostalgia, Era dueña de un supermercado ubicado en Galileo Galilei esquina O’ Brien, en Barrio Parque. Durante más de veinte años se conoció el negocio como el “súper de “Yesi”, con cinco empleados, carnicería, fiambrería, productos de almacén y cotillón. “Me empezó a ir mal en el último periodo de Cristina y con este gobierno me terminé de fundir. No hay plata en la calle”, afirmó. Un corte de calle por una obra municipal que se demoró cien días, combinado con la recesión y la caída del consumo, hizo cerrar las persianas de su local. Otros tres comercios de esa cuadra cerraron por los mismos motivos.

Lucas Chedrese, jefe de Gabinete del Municipio de Moreno,  aporta datos duros: “Los comedores en 2015 eran 39, ahora son 84 y los merenderos pasaron de 36 a 125. Sobre las estadísticas sanitarias no hay indicadores concretos ya que hay que realizarlos año a año. Solo hipótesis: se redujo la ingesta de proteínas a la vez que se incrementó la de carbohidratos. Desde la Secretaria de Salud indican que se incrementaron los nacimientos con bajo peso. Pero habrá que esperar para los indicadores concretos. Son temas muy delicados”, aclaró.

  Yolanda Britos forma parte de la estadística; manda a sus hijos al comedor de la Escuela Primara N°19, en Paso del Rey. “Al mediodía comen en la escuela y a la noche nos arreglamos”,  Cuenta que su esposo hace changas, pero que no todos los días tiene trabajo y que la Asignación Universal por Hijo le dura unos días nada más.

— ¿Y después?  

— Después hay que esperar. Esperar que todo pase.

 

Actualizada 12/07/2017

Un caído del mapa

Un caído del mapa

Hace cuatro meses Daniel Gremiger se quedó en la calle. Su casa es el techo de un puesto de diarios cerrado en la vereda del Hospital de Agudos Dalmacio Vélez Sarsfield, en el barrio de Monte Castro. Mozo de oficio, nunca pensó que iba a terminar viviendo a la intemperie y hoy lucha para salir adelante.

En abril de este año, ANCCOM informó sobre el Censo Popular de Personas en Situación de Calle, una iniciativa de más de 50 organizaciones sociales cuyo objetivo fue recabar cifras reales acerca de esta problemática, frente al “conteo” oficial del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires que desde hace tres años habla de unas 900 habitantes sin techo. Pero detrás de los números hay seres humanos de carne y hueso, como Daniel.

Delgado, tez blanca, 53 años e hincha de Quilmes, afirma que su salud es “muy buena”. Pasó la niñez y adolescencia en distintos lugares ya que su padre era empleado del Banco Nación e iba rotando de sucursal. Daniel terminó el secundario en el colegio Fray Mamerto Esquiú de Quilmes y a los 19 se casó con Claudia, con quien compartiría 17 años.

Trabajó de albañil y carpintero hasta que en 1986 ingresó en Editorial Perfil donde, con el tiempo, se convirtió en compaginador. Con su esposa se construyeron una casa en Quilmes y tuvieron tres hijos: dos mujeres (que hoy tienen 30 y 28 años) y un varón (25). En 2001, fue despedido de Perfil. Lo indemnizaron con 45.000 pesos. En ese mismo momento, con Claudia iniciaron los trámites de divorcio.

Según cuenta Daniel, ella se puso en pareja con un hombre que intentó abusar de una de sus hijas y esto derivó en que le dieran la tenencia de los chicos a él. Conseguir un nuevo empleo, que alcanzara para los cuatro, fue difícil. Recién en 2003 se estabilizó cuando entró en una carpintería. Mientras, sus hijos terminaron el colegio y se pusieron a estudiar y trabajar.

Daniel Gremiger sentado en un banco de la Plaza Don Bosco tomando mate.

«Vivir en la calle es muy duro porque no tenés sentido de pertenencia, no estás en ningún lado”, dice Daniel Gremiger.

En 2009, después de hacer un curso de mozo de salón, Daniel comenzó como empleado en el rubro gastronómico. Pero en marzo de este año, luego de un año y cuatro meses de gobierno macrista, se quedó en la calle. Hasta fines de 2016, compartía con su hijo el alquiler de un monoambiente en Rivadavia y Lope de Vega, pero el muchacho decidió mudarse con su novia a Quilmes y le avisó que no renovaría el contrato. Para entonces, hacía tres años que Daniel trabajaba de maître durante los fines de semana en un salón de fiestas en Devoto, y cuando aparecía, en algún evento extra. Pero cada vez había menos.

En ese doble juego de recursos escasos y alquiler, tarifazos e inflación, Daniel podía aportar sólo para las expensas, el cable y algún servicio. “Él es un gran pibe –dice refiriéndose a su hijo–, pero la chica con la que está le decía que yo estaba de más. Al principio me dolió la decisión de él, más que nada porque fue de un día para el otro. No pensé que me iba a la calle porque como era diciembre me iba a trabajar a la costa, como años anteriores. En San Bernardo entré en el boliche Punto Límite. Pero la temporada fue malísima, sólo había lugar para la cocina”. Los precios del alojamiento también habían aumentado. Le cobraban 400 pesos por dormir, casi lo mismo que sacaban por noche.

Daniel decidió volverse con lo poco que había juntado. Los primeros quince días se quedó en lo de un amigo, en Quilmes. “¿Qué hago? –pensó–. Si me voy a la provincia, seguro me roban todo, mejor me quedo en Capital y duermo en los colectivos y trenes”. Entonces empezó a quedarse de día en la plaza Don Bosco, donde antes paseaba a sus perros, y de noche viajaba para ir a dormir. Pero con el aumento del transporte se le complicó, y fue ahí que conoció a un pibe que le permitió quedarse a dormir en el Servicio de Guardia del Hospital Vélez Sarsfield, y más tarde, cuando se desocupó, en el puesto de diarios que ahora es su casa.

Daniel Gremiger en la puerta del Hospital Vélez Sarsfield.

Trabajó de albañil y carpintero. El puesto de diarios del Hospital Velez Sarsfield es hoy su casa.

“Uno piensa que nunca le va a tocar, y a la vez cuando te pasa no se lo deseas a nadie. Vivir en la calle es muy duro porque no tenés sentido de pertenencia, no estás en ningún lado”, dice Daniel, quien recalca que mucha gente lo ayuda y reconoce: “Comer, comí siempre”.

Para Daniel, vivir en el kiosco de diarios resulta estratégico por la seguridad y las instalaciones que brinda el hospital, como los sanitarios, pero siente el rechazo desde adentro: “A los vigiladores les molesta todo, y teniendo un colchón donado, no lo podemos extender en el piso, porque se quejan”, relata. Un camillero, dice, los hostiga constantemente, pasando a toda velocidad con su moto por el refugio y amenazándolos con que les va a sacar todas sus cosas.

Mientras remueve el edulcorante de un café de estación de servicio, confiesa que sus hijas no saben que él vive en la calle, el único que sabe es el varón. “Ellas intuyen que alquilo algo solo y cuando quieren verme disipo la cosa y voy a sus casas”, explica. Ellas le han dicho que no importa cómo viva, que quieren estar con él, pero a Daniel le gana la vergüenza. “No quiero que ellas lo tomen como que llegué a un punto muy límite de mi vida, porque yo lo tomo como una circunstancia, nada más”. Supone que, de enterarse, las hijas lo ayudarían, aunque no se quiere arriesgar: “Si me dijeran que no, me sentiría peor que ahora, me dolería muchísimo, como me pasó con mi hijo”.

Daniel comparte el techo del puesto de diarios con Carlos y Néstor. Juntos, se las arreglan para mantener el espacio limpio y ordenado. “Carlos es el más veterano en esto, lleva tres años en la calle y conoce todo. Me enseñó desde cómo cuidarme de noche de los robos hasta cómo guardar la plata. Néstor está hace un año y como no tiene ingresos de changas, lo único que puede ofrecer es agua caliente de un bar de la vuelta. Él barre la vereda todos los días y a cambio le dan el desayuno y nosotros podemos pedir hasta cuatro veces agua durante el día”.

Daniel Gremiger en la Plaza Don Bosco.

Daniel en la Plaza Don Bosco, uno de los lugares en los que vivió.

“En la semana me levanto a las 7 de la mañana y voy al Hospital para lavarme. Cuando necesito bañarme, voy a la casa de un amigo en Devoto, que es la única persona que sabe de mi situación, y vuelvo al puesto. La ropa la tengo ahí y, cuando junto quince prendas para lavar, las llevo a la lavandería de acá a la vuelta”, relata. Pagaba como cualquiera, 80 pesos, hasta que un día la mujer de la lavandería pasó por el Hospital, porque llevaba a su hijo, se acercó y lo saludó afectuosamente: “Yo no sabía que estabas en esta situación”, le dijo, “pero no importa, de todo se sale, lo único que te digo es que tenés que salir de esto”, lo alentó.

Por la noche, se organizan para comprar comida entre los tres y hacer guardias. Casi todos los días camina hasta un McDonald’s de la zona, donde aprovecha a cargar el celular, usar el wifi y, a veces, comprarse un café. Tener un teléfono con Internet es una necesidad porque allí revisa sus correos y recibe llamados para trabajar en eventos. La gente del salón de fiestas, donde continúa trabajando, no sabe de su situación. “Si supieran es probable que me digan que no puedo ir más, porque lamentablemente se etiqueta a las personas. Por ahí se lo toman como que soy un marginal y no estoy para arriesgarme a eso”, argumenta. Hace cálculos y dice que si tuviera suficiente trabajo como para ganar unos 10 mil u 11 mil pesos, podría alquilarse algo y vivir ajustado. En la actualidad, le pagan 900 pesos por evento y no logra juntar más de 6 mil al mes, así que todavía está lejos.

“Desde que está este Gobierno, cayó tremendamente el laburo, y te lo digo a pesar de que no soy partidario de Cristina Kirchner y yo lo voté a Macri”, admite. Hasta 2015, tuvo mucho trabajo con la empresa “Comer y pasarla bien”, propiedad de la cocinera mediática Narda Lepes, que se encargaba del catering en eventos del PRO.

El sentimiento que lo invade viviendo en la calle es la soledad. “Por ahí querés hablar con alguien y contarle lo que te está pasando… ¿y a quién se lo vas a contar?”, se pregunta solo. “Había momentos en los que estábamos en grupo, trabajando de jueves a domingos, y era muy lindo, porque te volvés a sentir dentro del circuito, y de pronto a mí me ponía muy mal cuando todos se iban, yo volvía en tren hasta Devoto y ahí caía en cuál era mi realidad. Entonces yo ni quería tomarme el colectivo hasta el puesto, empezaba a caminar para alargar el momento de llegada”.

Tener un trabajo, aunque por ahora no le alcance para alquilar, hace que no se sienta totalmente excluido del sistema. Daniel piensa que puede salir adelante: “El tema es también que se me dé la oportunidad, yo no voy a morirme así, me lo prometí a mí mismo y voy a ir contra todo”, concluye.

Actualizada 11/07/2017

“Los pibes están en peligro”

“Los pibes están en peligro”

Cientos de personas se reunieron este sábado en Parque Centenario para manifestar su oposición a la baja de la edad de imputabilidad. El encuentro fue en formato de foro de debate bajo el lema “Lxs jóvenes no somos el problema”. La masiva convocatoria fue organizada por el colectivo juvenil No somos el Problema -que engloba a militantes de distintas agrupaciones políticas y organizaciones nacionales- , la Red Argentina No Baja, Unidad Ciudadana y la ATE Capital. Las presentaciones estuvieron a cargo de distintas comisiones de discusión integradas por expertos en cuestiones de Derecho Penal Juvenil y personalidades políticas críticas a la gestión del gobierno de Cambiemos.

Guido Pablo Veneziale, militante de La Cámpora e integrante del colectiv,o declaró a ANCCOM: “Decidimos organizar este foro contra la criminalización juvenil en respuesta a las políticas que el gobierno de Mauricio Macri está llevando a cabo en contra de los jóvenes, como es la quita del (plan) Progresar, la falta de subsidios a la escuela pública y las universidades, y contra la baja de la edad de punibilidad a 14 años. No podemos llevar adelante este debate cuando no se han reformado los institutos de menores ni las cárceles, y estando por empezar las campañas legislativas; porque lo que está en debate es el futuro de nuestra patria”. Y añadió: “En esta convocatoria se reunieron varios espacios. Participan sindicatos, especialistas, ONG, agrupaciones políticas y los campeones de rap a nivel nacional.”

 

Las presentaciones estuvieron a cargo de distintas comisiones de discusión integradas por expertos en cuestiones de Derecho Penal Juvenil y personalidades políticas. En la foto: Juan Cabandié, Raul Eugenio Zaffaroni, Lorena Pokiok y Leandro Santoro, entre otros.

El debate por la edad mínima de responsabilidad penal, actualmente de 16 años, estuvo presente en la agenda mediática durante los últimos meses, intensificado por la sucesión de dos casos resonantes que involucraron a menores de edad: el crimen de Brian Aguinaco, en diciembre de 2016 en Flores, y el asesinato de un niño de 3 años el pasado 7 de junio en Lomas de Zamora. A raíz de esta polémica, que se suma a la situación de hostigamiento policial sufrida por estudiantes secundarios y docentes de la escuela Mariano Acosta, los integrantes del colectivo “No Somos El Problema” decidieron convocar a la ciudadanía para combatir lo que consideran un atropello a los derechos de los jóvenes por parte del actual Gobierno. Desde este espacio, denuncian que se está produciendo una persecución contra la juventud y advierten que el proyecto de penalizar a los adolescentes a partir de los 14 años, promovido por el ministro de Justicia Germán Garavano, es una propuesta regresiva e ineficaz, ya que advierten que con ello sólo se logrará reforzar la violencia que se pretende resolver, estigmatizar a niños y adolescentes -especialmente de sectores desprotegidos– y profundizar el abandono gubernamental de las políticas sociales, educativas y de salud en función de una mayor represión.  

En diálogo con ANCCOM, Daniela Innamorato, de Peronismo Militante, manifestó: “Este es un espacio promovido desde la juventud, y la idea es que todos los jóvenes, más allá de los partidos y las identidades políticas, puedan participar. Decidimos venir porque entendemos que la baja de edad de imputabilidad estigmatiza a la juventud y confunde a la sociedad en términos de criminalizar a los jóvenes desde un lugar ficticio. Buscamos visibilizar el problema y lograr que la juventud se organice en defensa de sus propios derechos.”

El debate por la edad mínima de responsabilidad penal, actualmente de 16 años, estuvo presente en la agenda mediática durante los últimos meses.

A partir de las 14, el encuentro comenzó con una radio abierta de la que participaron varios oradores expertos en el tema como Gabriel Lerner, abogado, ex Secretario Nacional de Niñez y Adolescencia y miembro del Observatorio por los Derechos de la Infancia Eduardo Bustelo, y Gabriela Tozoroni, trabajadora social en ATE Capital en el área de Juventud, entre otros. Más tarde, se realizaron distintos foros de debate, conducidos por especialistas, sobre diversas temáticas: Políticas públicas y seguridad ciudadana, Violencia institucional, Precarización laboral y trabajo infantil, y Derechos Humanos.

A cargo de la primera comisión, Gabriel Lerner expuso: “En la ciudad, en materia de seguridad tenemos una gran inequidad territorial entre el norte y el sur que se corresponde con la enorme desigualdad social. En el caso de los homicidios, la incidencia de los chicos cuando son victimarios es infinitamente menor a la incidencia de cuando son víctimas de los delitos. Esto quiere decir que los pibes no son el problema sino que padecen el problema. No son peligrosos sino que, por la desigualdad social y el accionar policial, los pibes en nuestra sociedad están en peligro.” Y agregó: “El planteo de este Gobierno de legitimar que para tener mayor índice de seguridad hay que ampliar las dosis de represión es una idea nefasta que lo único que produce es mayor sufrimiento popular y que de ningún modo mejora la calidad de vida de la ciudadanía. Cualquier modificación progresiva en materia de políticas de inclusión social –en iniciativas como Conectar Igualdad, el Plan Qunita y los planes Progresar – tendría mucha mayor incidencia en mejorar los índices de seguridad que bajar la edad de punibilidad.”

A partir de las 14, el encuentro comenzó con una radio abierta de la que participaron varios oradores expertos en el tema.

En la misma línea, Leandro Santoro, politólogo de la UBA y líder del espacio político Los Irromplibles, integrante del mismo foro, afirmó: “Para garantizar seguridad a la ciudadanía se necesitan políticas integrales. La desigualdad es la principal causa de violencia ciudadana y las tensiones sociales que generan la marginalidad, la exclusión y la pobreza terminan provocando situaciones de inseguridad. La gestión de derecha no solo no puede resolver esos problemas, sino que los profundiza. Por eso ellos solamente tienen políticas de seguridad, y limitan la concepción de seguridad ciudadana exclusivamente a la presencia policial. Para los que tenemos una formación de izquierda, la seguridad parte del concepto de igualdad. Si en una sociedad no está garantizada la igualdad, es difícil hablar de estabilidad social.”

Tras finalizar el debate, Santoro expresó en diálogo exclusivo con ANCCOM: “Nos invitaron los chicos para pensar una propuesta programática para la unidad ciudadana, contribuir a la reflexión sobre el debate del futuro político y construir argumentos defensivos frente a una derecha que intenta estigmatizar a los pibes, cuando en realidad el problema de la participación juvenil en el delito es ínfima. Es poner el foco donde el problema no está, asumiendo una posición demagógica y populista a los efectos de darle tranquilidad a un sector de la sociedad que está asustado todo el tiempo porque es víctima de operaciones mediáticas que tienden a hacerle creer cualquiera que es distinto a uno es una amenaza.”

La masiva convocatoria fue organizada por el colectivo juvenil No somos el Problema , que engloba a militantes de distintas agrupaciones políticas y organizaciones nacionales.

Por su parte, Florencia Gentile, socióloga, plenarista del Consejo de Derecho de Niños, Niñas y Adolescentes por la Legislatura Porteña e impulsora de la Red Argentina No Baja, manifestó: “El proyecto de bajar la edad de punibilidad es una arista más del avance de la mirada criminalizadora sobre los adolescentes. No nos parece casual la mirada represiva sobre los mismos sujetos sociales que en los últimos años fueron protagonistas. El proyecto de la baja se presenta supuestamente como respuesta al problema de la inseguridad, pero esto es falaz porque, según las estadísticas, los delitos cometidos por los pibes de menos de 16 años son ínfimos. El Estado tiene que intervenir sobre esa problemática a través de las áreas sociales y educativas, y no de las áreas penales.”

Para cerrar el acto, el ex juez de la Corte Suprema de la Nación, Eugenio Raúl Zaffaroni, subió al escenario -acompañado por varios referentes políticos de Unidad Ciudadana y precandidatos a legisladores como Juan Cabandié, Gabriela Cerruti y Leandro Santoro, entre otros– y se dirigió al público: “Pretender aplicarle la legislación de los adultos a pibes de 14 años no es un hecho aislado. Hubo un defecto en la seguridad policial en un barrio que costó la vida de un chico, y de inmediato se les ocurrió que el culpable era un peruanito. Tuvieron una pueblada en una comisaría, y al día siguiente salieron diciendo que lo que había que hacer para evitar que se repita era bajar la edad de responsabilidad penal de los pibes.” A continuación, tomando como evidencia las estadísticas de índices de criminalidad en CABA, el magistrado sentenció: “La realidad que indican los números, tomados expediente por expediente de cada homicidio en la Ciudad de Buenos Aires a lo largo de varios años, es que de un universo promedio de 200 homicidios por año solo uno es cometido por un menor de 16. ¿Qué es lo que se quiere lograr bajando la edad de responsabilidad? ¿Meter presos a pibes homicidas? Si no hay más que uno o dos por año. Se busca criminalizar a nuestra adolescencia, y esta tentativa es un capítulo más del reforzamiento del aparato represivo del Estado en una sociedad corporativa, donde hay un 70 por ciento de población excluida. Esto no tiene nada que ver con nuestra seguridad; la seguridad es un pretexto.” Tras caer la noche, el encuentro terminó con un festival de hip hop a cargo de los raperos Replik, Trueno y Wos, campeones del género a nivel nacional, que fascinaron al público al ritmo de sus improvisaciones con temáticas sociales en contra de la estigmatización y la persecución de la juventud.

Eugenio Raúl Zaffaroni cerró el acto.

  

Actualizada 05/07/2017

“La rectora defiende la escuela pública y no se arrodilla”

“La rectora defiende la escuela pública y no se arrodilla”

Dos meses después de las denuncias efectuadas por la rectora Raquel Papalardo tras la irrupción de policías en la escuela Mariano Acosta, fue cesanteada de su cargo. La comunidad educativa organizó el lunes último al mediodía un abrazo a la institución para exigir la reincorporación de su rectora. Papalardo no pudo participar del acto porque, tras recibir la comunicación oficial, sufrió un pico de presión y los médicos le indicaron reposo. Al día siguiente, los estudiantes cortaron las calles Urquiza y Moreno en solidaridad con la histórica rectora y denunciaron que la supervisora los amedrentó cuanto intentaban realizar una asamblea.

El abrazo fue presidido por Eduardo López, secretario general de la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE), quien aclaró que a Papalardo no la jubilaron sino que la cesantearon. “Raquel tiene cuarenta años de docencia en esta institución, no había nacido la Ministra que la cesó cuando ella ya estaba dando clases aquí”, dijo indignado López. También, recordó que dos meses atrás la rectora impidió que las fuerzas de seguridad hicieran inteligencia en actividades escolares controlando los centros de estudiantes y afirmó que el motivo de su despido se debe a que la rectora defiende la escuela pública y no se arrodilla.

El próximo paso que dará la comunidad educativa será presentar acciones legales. “Vamos a ir a la Justicia, a la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires, vamos a pedir una entrevista con Rodríguez Larreta para que se avenga a derecho y garantice no la restitución, sino la continuidad de Raquel Papalardo en el establecimiento”, dijo López.

La comunidad educativa organizó el lunes último al mediodía un abrazo a la institución para exigir la reincorporación de su rectora.

Silvina Hermosa, presidenta de la Asociación Cooperadora del Colegio Mariano Acosta y madre de un alumno, leyó una carta que Raquel escribió para el abrazo. Según las palabras de la rectora, que desea jubilarse en ejercicio, el mismo Ministerio que hoy la deja cesante, es el que este año, mediante una resolución interna, le prorrogó su cargo hasta el 31 de diciembre del 2017, con el incremento de horas a desempeñar en el Mariano Acosta. “Por ello permanecí en la escuela entre 10 y 12 horas diarias, todos saben de mi pertenencia y compromiso con la visión pedagógica y formadora de ésta escuela. Lo público no da lugar a trenzas ni oportunidades fáciles para conseguir cargos, lo público y educativo se construye artesanalmente y día a día, no cumpliendo solo un horario. Todos saben que durante mi gestión se regularizó el funcionamiento administrativo y nunca tuve sumario ni irregularidades en ninguna gestión política. En lo pedagógico se ampliaron los proyectos educativos. Seguramente no todo es elogiable, pero en cada acción que llevo a cabo, sea con el personal docente, no docente, con los estudiantes o con las familias, evalúo las consecuencias humanas e institucionales”, escribió Papalardo. En la carta Raquel señaló que, en dos instancias, y por concurso, tuvo la oportunidad  de desempeñar un cargo como supervisora, pero no lo aceptó porque cree en la valorización de la escuela como instancia pedagógica. “Cuando el viernes 30 de julio llegué a mi casa alrededor de las veinte horas y el portero me hizo entrega de unas fotocopias de cédulas de notificación de carácter no urgente, dejadas en el buzón por alguien, comencé a leerlas y tuve una conmoción, temí por mi salud, experimenté el miedo a perder mi trabajo, circunstancia social extendida que preocupa a todos. Inmediatamente registré la pérdida de remuneración y suspensión de la obra social. El Ministerio de Educación ha decidido comunicar de este modo y hacer uso ciego de un procedimiento administrativo, pero sinceramente creo que me cesan, porque soy referente de la defensa de los estudiantes, de la escuela pública y de la demanda de los docentes”, relató Papalardo. Según la rectora se observan errores en la resolución de la Ministra cuando dice que Papalardo estaba de licencia el 22 de mayo, ya que se reintegró el 17 de abril a sus tareas habituales después de una fractura. Además, Papalardo denunció la forma en que fue notificada y dijo: “Existen medios habituales de comunicación mediados por la secretaría, pero eligieron esta modalidad, un camino de torpeza gerencial, un camino que pone a todos los niveles de decisión humanamente oscuros. Por ello puede ser entendido como persecución personal. Esto se conecta con una política educativa más amplia, hay prácticas de amenaza ante demandas docentes, se los desprestigia, arremetiendo con discursos de ineficiencia para instalar la idea de la educación como un gasto, sustituyen los expertos locales por consultoras externas. En estas circunstancias han decidido unilateralmente que yo no pertenezca más a ninguna escuela de la Ciudad, en términos de cese administrativo, sin siquiera esperar a que se haga la consulta correspondiente a un trámite en curso”.

En la carta Raquel también expresó sus deseos de jubilarse estando en la escuela, esperando su último día de trabajo al frente de ella y por eso solicitó su continuidad. El discurso de la directora finalizó con una dedicatoria: “A los funcionarios que han roto el clima de bienestar que sostiene el normal desarrollo de maestros, profesores, alumnos y de las familias del colegio Mariano Acosta desequilibrando el proceso educativo, mínimo para el derecho a la educación. No vamos a bajar los brazos, haremos todo lo que tengamos que hacer, no se puede destruir lo que se hizo durante toda una  vida”. Silvina Hermosa agregó: “Desde la Asociación Cooperadora y desde nuestro lugar como padres pedimos la continuidad de la rectora, porque trabajamos en conjunto con ella todos los proyectos educativos y las necesidades que tiene esta institución. A veces nos íbamos a las nueve de la noche de las reuniones y Raquel seguía trabajando y atendiendo las necesidades de esta comunidad educativa”.

Los estudiantes cortaron las calles Urquiza y Moreno en solidaridad con la histórica rectora y denunciaron que la supervisora los amedrentó cuanto intentaban realizar una asamblea.

Agustín Prieto, presidente del Centro de Estudiantes habló con ANCCOM de la reacción de la comunidad educativa al conocer la noticia: » El viernes a la diez de la noche nos enteramos que nuestra rectora de un día para otro había cesado su cargo y todas sus actividades. Fue desconcertante y tan impactante que generó este abrazo con más de doscientas personas, en el que no sólo participó gente de la escuela, sino vecinos del barrio de Balvanera, porque es un emblema del colegio y de toda la comuna tres por participar en los diversos espacios de la comunidad”.  Con respecto a los motivos del despido, Prieto dijo: “Están en contra de la educación pública como herramienta emancipadora, no es casualidad que esto suceda una semana después del anuncio de un paro docente. Tampoco lo es que Raquel, una de las rectoras más importantes de los colegios de la Capital Federal, con una intachable carrera de defensa a la educación pública, haya sido una de las primeras a la que le toca vivir este grado de violencia institucional por parte del Gobierno de la Ciudad y del Ministerio de Educación. Desde principio de año que los docentes vienen sufriendo sin paritarias nacional, se caen los techos de los colegios, no hay viandas ni calefacción. En este contexto no podemos dejar pasar esto, Raquel tiene que volver a ser la rectora del Acosta”.

Néstor Mascaro, profesor y representante de UTE expresó su descontento ante el despido de Papalardo y las razones por las cuales fue tomada esa decisión: “Lo que está ocurriendo es una gran vergüenza, no es una casualidad lo que estamos viendo sino otro amedrentamiento más a la educación pública por parte de este gobierno. Nadie puede creer que a Raquel la separaron del cargo por excederse en sus años para jubilarse. Se la ataca porque el Mariano Acosta levanta la bandera de la educación pública con ella como rectora hace diez años. Una década atrás la escuela se caía a pedazos, fue ella la que nos devolvió al instituto, abrió un aula museo, un archivo histórico, un teatro, una radio, y como si fuera poco también un jardín de infantes. Todo eso en una educación pública que no es la que quiere el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Pero el Mariano Acosta es una escuela a la que no se le tuerce el brazo así nomás, acá le vamos a dar pelea porque este es el comienzo de un plan de lucha para que vuelva la rectora Raquel Papalardo. Ella se va a ir por la puerta grande como lo merece una persona de sus características”.

El próximo paso que dará la comunidad educativa será presentar acciones legales. Mientras, las familias se acercaron a la movilización.

Diego Fernández, docente primario de Lengua con más de veinte años de antigüedad, dijo que la idea del abrazo fue demostrar el descontento y que hay una necesidad de movilizarse porque si no se quejan, “ellos” avanzan, refiriéndose a las autoridades del Gobierno de la Ciudad. Por un lado, Fernández repudió la forma en que se dejó cesante a la rectora: “Si los tiempos legales y administrativos para que se jubile ya se cumplieron, tampoco es la manera de que una persona de su calidad humana y con su capacidad de gestión se entere, por medio de una nota que le llegó a su casa advirtiendo que ese mismo día cesaban sus actividades. La tendrían que haber notificado que si no presentaba los papeles en tiempo y forma se le iba a dar curso al cese administrativo. Y si bien puede llegar la notificación al domicilio particular o a la escuela debe ser entregado en mano al interesado”. Por otro lado, Fernández dijo que más allá de que los tiempos legales se hubiesen cumplido resulta contradictorio reubicar a una persona y a los dos meses darle el cese. El docente reivindicó la gestión de Papalardo: “Por primera vez en muchos años los docentes del nivel primario nos hemos sentido representados, escuchados y contenidos”. Para él, esto es una persecución política e ideológica que data desde que Raquel asumió como rectora. “No se le perdona que este colegio sea participativo y abierto, que aquí hayan estado (el ex juez Eugenio) Zaffaroni, (la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo) Estela de Carlotto, (la Madre de Plaza de Mayo) Nora Morales de Cortiñas y que a los familiares de los detenidos desaparecidos de ésta institución se les haya entregado el título, en un acto que se hizo en 2013 en el que participó parte del Gabinete Nacional de ese entonces. La denuncia por el ingreso de los policías a la institución fue sólo la gota que colmó el vaso, la persecución viene de años”, dijo Fernández.

En la misma línea, Matías Zalduendo, maestro de cuarto grado de matemáticas del Acosta y secretario de derechos humanos de UTE- CETERA dijo que a Raquel la cesaron del cargo como parte de una persecución política. Zalduendo hace hincapié en que la situación ocurrió después de que la rectora denunció fuertemente el ingreso de la policía a las escuelas. Pero también cree que la represalia se debe a cuestiones anteriores: “No le perdonan que hace más de diez años viene enseñando a generaciones y generaciones que las convicciones no se dejan en la puerta de la escuela, la importancia de que nos organicemos para cambiar la realidad, que luchar tiene sentido y que las mejores clases las damos unidos en defensa de la Educación Pública”. Mariano Mango, en calidad de miembro de la Comisión Directiva del Sindicato UTE, maestro de la escuela, ex alumno del terciario de la escuela y papá de una alumna reclamó: “Nosotros creemos que fue cesada como un modo de disciplinamiento, como consecuencia de la forma en que ha luchado Raquel, sobre todo en estos últimos meses, al haber defendido a los pibes de ese intento de hacer inteligencia por parte de la Policía Federal. Exigimos la continuidad de Papalardo al frente de esta institución como rectora”.

Después de cantar el Himno Nacional argentino, se realizó un abrazo simbólico al colegio por el que alumnos, exalumnos, docentes y no docentes dieron una vuelta a la manzana del colegio con la bandera nacional cantando: “Somos de Plaza Miserere, la escuela normal, Acosta”. Luego tanto alumnos como docentes se retiraron a las aulas, ya que como dijo Eduardo López: “El mejor homenaje que le podemos hacer a Raquel es continuar enseñando”.

 

Actualizada 04/07/2017