Ene 17, 2017 | Trabajo
La Policía Federal lanzó balas de goma y gases lacrimógenos contra los manifestantes que se solidarizaban, este martes, con los 380 trabajadores despedidos de la empresa Artes Gráficas Rioplatenses (AGR), perteneciente al Grupo Clarín. El delegado Ezequiel Gatti recibió dos perdigonazos en la cabeza y otro en la espalda.
El lunes por la mañana, los operarios llegaron a su lugar de trabajo y lo encontraron cerrado, con un cartel en la puerta que informaba un teléfono para negociar indemnizaciones. Por esa razón, decidieron tomar los talleres ubicados en la calle Corrales 1393 del barrio de Pompeya, en la Ciudad de Buenos Aires.
La gráfica funcionó con normalidad hasta la semana pasada, pero los empleados denuncian una maniobra de vaciamiento premeditada. Un operario del sector de Rotativa, con 15 años en la compañía, denunció que “se llevaron 16.000 bobinas”. Y agregó: “Ni para lavarnos las manos dejaron”. Ante estos hechos, los trabajadores montan guardia para evitar que retiren las máquinas más grandes.
La maniobra del Grupo Clarín viene de antes. “Hace un mes fuimos a hablar con los directivos porque nos dimos cuenta que estaban imprimiendo las revistas Viva, Genios, Miradas -la de Cablevisión- y folletería de Garbarino y Frávega, en otros talleres, pero diciendo que eran de AGR”, cuenta un obrero del sector de Encuadernación con más de 30 años de antigüedad en la empresa. Los directivos argumentaron que había más trabajo del que podían absorber. Tal es el grado de planificación, sostiene, que ya se encuentra impresa toda la tirada de Viva hasta fin de febrero. “Están cubiertos por un tiempo”, dice el operario, junto a un compañero, sentado a la sombra, en la vereda de la fábrica.
El lunes, el grueso de los trabajadores quiso ingresar a sus puestos y se encontró con un operativo policial. Frente a esta situación, ochenta operarios ingresaron y tomaron la planta en defensa de sus puestos de trabajo, mientras el resto quedó del lado de afuera.
Los trabajadores piden la reincorporación de los despedidos, rechazan la indemnización y desconocen el “retiro voluntario” que propone el Grupo Clarín. Daniel Pellegrino, empleado del sector de Control de Calidad, afirma: “Nos dimos cuenta que algo se iba a venir, porque es demasiado el vaciamiento, demasiado el trabajo que se está adelantando acá y el que están mandando a otras gráficas del Gran Buenos Aires”. Otro operario cuenta que en noviembre de 2016 los directivos ofrecieron la desvinculación de 65 trabajadores como parte de un plan de reestructuración, pero ellos se negaron.
La empresa emitió un comunicado en el cual habla de la “reconfiguración que atraviesa el sector de impresión comercial” y la necesidad de una “reestructuración”. De paso, hace responsable al gremio de la situación: “Existen varios sectores industriales que han logrado atenuar dificultades económicas o cambios en la tecnología con acuerdos gremiales-empresarios que posibiliten un horizonte de futuro para la empresa. Incluso ha habido ejemplos en el sector gráfico. Pero en la planta Pompeya desgraciadamente ello no ha sido posible”.
Otro de los motivos que aduce la empresa es el “el rechazo a la realización de trabajos de impresión –por solidaridad gremial–, al provenir de talleres que habían cerrado sus puertas”. Según los trabajadores de AGR, se trataba de trabajos provenientes de la ex Donnelley y la negativa a hacerlos fue en defensa de los compañeros echados de esa imprenta.
Uno de los operarios recuerda que ya en 2004 vivieron una situación similar. En esa ocasión, quisieron despedir a 140 empleados y que gracias a la lucha de la comisión interna redujeron ese número a 80.
Desde que se inició el conflicto, se acercaron referentes políticos y gremiales a la puerta del taller, custodiado por unos cuarenta agentes de la Policía Federal. Entre ellos, la presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini. A partir de las 18 del lunes, la Gendarmería desplegó un cordón de sesenta efectivos con escudos y palos. El dispositivo de seguridad ocupa todas las entradas.
Ese mismo día se había montado un escenario donde se destacó la presencia de Silvia Martínez Cassina, periodista de Canal 13 y delegada gremial de la Comisión Interna de esa emisora, quien hizo una firme denuncia a la precarización laboral a la que se quiere empujar los trabajadores de AGR y a los de todo el Grupo. También estuvieron los dirigentes del Frente de Izquierda Néstor Pitrola, Marcelo Ramal y Nicolás Del Caño. Uno de los discursos más aplaudidos fue el del representante de la Federación Gráfica Bonaerense, Mario Abraham, que convocó a un paro general del gremio gráfico para este jueves y llamó a todos los trabajadores del sector a no realizar trabajos provenientes de AGR. Todos los oradores coincidieron en que la tercerización de las impresiones y las “negativas” que plantea la empresa son parte del plan de flexibilización laboral avalado e incentivado por el Gobierno nacional de Cambiemos.
Pablo Viña, delegado de los trabajadores de AGR-Clarín, cerró el acto desde adentro de la fábrica. Agradeció el apoyo de los trabajadores, denunció que la redacción del diario Clarín y el taller de Zepita-Clarín trabajan bajo custodia policial. Viña se dirigió con tono desafiante al CEO del Grupo Clarín: “Si querés combate lo vas a tener, Magnetto”. También denunció que el Ministerio de Trabajo, tanto de este Gobierno como del anterior, no hizo nada frente a sus reclamos. Y desmintió que la empresa no tuviera trabajo: “Por el contrario, hay mucho; son excusas para querer quebrar la empresa”.
Mientras los telegramas de despido iban llegando a cada familia y la toma continuaba, los delegados de AGR fueron convocados el martes a una reunión en el Ministerio de Trabajo. En el encuentro, los representantes de la empresa ratificaron su decisión de despedir a todos los operarios y los delegados gremiales solicitaron que el Ministerio de Trabajo dicte la conciliación obligatoria, una medida habitual en este tipo de conflictos. Insólitamente, los funcionarios de la Cartera Laboral que estaban presentes manifestaron que no estaban habilitados para intervenir.
18/01/2017
Ene 11, 2017 | Entrevistas
Kubero Díaz luce en su andar el semblante de un hombre sabio en cuyo camino siempre han habido expectativas hacia la vida. Sus palabras tienen la serenidad de los sonidos que narran sus primeros viajes desde la ciudad entrerriana Nogoyá, su lugar de origen, hacia La Plata, donde inició un nuevo viaje, por el rock, junto a La Cofradía de La Flor Solar, una de las bandas míticas del rock argentino. De allí en adelante, el rumbo tendría matices -geográficos y de artistas-, pero siempre con un Kubero en continuo movimiento, buscando sublimar con arte su experiencia en el mundo. Luego la Billy Bond y La Pesada del Rock and Roll, y con ella la grabación de su primer disco solista y sus participaciones en los LP de otros grandes artistas que también han grabado con La Pesada.
Sus viajes hacia el sur del país y también a Brasil, junto a Miguel Cantilo, constituyeron para el guitarrista una gran experiencia compositiva. Más tarde, ya en Europa, forjó una gran amistad con Miguel Abuelo. Aquellos encuentros –a los que se sumaba Cachorro López- dieron paso a la primera experiencia de Los Abuelos de la Nada hasta afrontar la edición del álbum Cosas mías.
El de Kubero es un incansable periplo que a fines de los 80 encontró una nueva escala en Brasil, lejos de la escena nacional durante casi 15 años, tras los cuales regresó un día de paseo y se quedó para participar de la grabación del disco Clásicos, de Miguel Cantilo. También se encontró, por entonces, con León Gieco, quien lo sumaría a su banda estable para seguir viajando con giras por todo el país y el continente. El viaje es constante, incluso por estos días, en los cuales sigue en movimiento, tocando con su trío (junto a Juan Rodríguez y Daniel Saralegui) a la espera del inminente lanzamiento de Amaneceres.
¿Cómo te vinculás con La Cofradía de La Flor Solar en la La Plata?
Para mí la historia arranca antes, comienza en mi pueblo con Los Grillos, el grupo de rock que tenía con Eduardo Paz en batería y Luis Alberto en segunda guitarra y voz. Estaba también Carlitos Gómez, que entonces era el bajista y hoy es un abogado excelente que sigue tocando igual, un tipo bárbaro. La Cofradía eran pibes de mi pueblo, mayores que yo, que fueron hasta la Universidad, conocieron a Rocambole y a gente que quería -de alguna manera- vivir en la suya. Decidieron alquilar una casa y compartirla para no pagar cada uno la suya. Yo tenía 18 años, recién agarraba un pucho, y se vinieron de La Plata a buscarme.
¿Y a vos como se te presentó la oportunidad? ¿Imaginabas que podía ser el inicio de una vida ligada al rock y la música?
Era lo que yo pretendía, arrancar en algo serio. Desde chico siempre dibujé e hice música como mi hermano, y La Cofradía fue una consecuencia de eso. Aquellos músicos querían tocar conmigo y me vinieron a buscar a Nogoyá para convencer a mi padre. Le contaron toda la historia de la evolución del hombre y mi viejo me decía: “Estos son medios charlatanes, ¿son evangelistas estos pibes?”. Al año siguiente mi hermana lo convenció para que me dejara ir. Yo tenía dos años menos que ellos, así que con 18 años llegué a La Cofradía y fue toda una movida: encontrarme con esos personajes, estar en una Ciudad, que hasta ese momento no sabía lo que era… Nosotros éramos una familia de cara a la calle. Para los vecinos éramos muy queridos porque estábamos toda la mañana haciendo artesanías con las ventanas abiertas, muy de barrio como es en La Plata. Era una onda muy familiar.
Y estando ya con La Cofradía, ¿cómo se da el vínculo con Billy Bond y tu paso por La Pesada?
Billy nos descubrió en el Centro de Artes y Ciencias cuando estábamos tocando en Buenos Aires. Vio un show de La Cofradía que arrancaba y terminaba redondito y nos dijo: “Mañana grabamos muchachos”. Así fue que Billy se copó conmigo, yo me copé mucho con el Negro Medina (el bajista de Manal) porque mi deseo era tocar con él en ese momento. A su vez Morci Requena (bajista de La Cofradía) estaba yéndose a Brasil y querían abrirse. Así me quedé con La Pesada, donde grabé incluso mi propio disco. Ahora que se recuperaron los derechos de Music Hall, una compañía distribuidora de España me contactó porque quieren editar mi disco.

¿Por qué tuviste muchos problemas con la edición de ese disco?
Tenía una furia tremenda, hasta el día de hoy incluso, porque me habían grabado el lado B mal. Venía todo muy trucho, desde la pasta hasta mi nombre, en vez de decir Juan decía Jorge Fernando Díaz. Tuve mis conflictos con el disco y, sin embargo, se proyectó de manera muy interesante.
¿Creés que la Billy Bond y La Pesada tuvo importancia en la unión de distintos artistas de la escena nacional?
Totalmente, Billy Bond consiguió reunir un montón de músicos que estaban en planetas solitarios después de haber pasado por bandas como Manal, por ejemplo. Hasta el flaco Spinetta venía a tocar a veces con La Pesada. Estuvo muy bueno que Billy reuniera a toda esa movida, porque no un había sello de rock. Bah, no había nada en esa época. Había algún avión que traía algún disco de afuera, y ese era nuestro alimento. Hoy vemos esas cosas muy fácil por Internet, pero en aquella época no era así. ¡Qué bien nos hubiera hecho por entonces ver los conciertos de los Who o de Los Beattles!
Después de grabar con La Pesada tu disco y colaborar en algunos otros empezás a viajar…
Primero tuve la experiencia en El Bolsón con Miguel Cantilo, donde compusimos muchos temas. De repente, él se fue para Bahía donde nació su primer hijo, que hoy es baterista en México, y con mi compañera dijimos: “Vamos a visitarlo”. Mandamos la carpa por tren y, mochila en mano, nos fuimos. Llegamos a donde estaba Miguel, en Arembepe, un pueblito perdido allá en Bahía, al lado del mar, un paraíso total, que en realidad era una aldea de doce casas a dos kilómetros del pueblito.
¿Y de Brasil te vas a Europa?
Sí, pero antes vuelvo para acá. Después de hacer un gran concierto de seis horas con (el violinista Jorge) Pinchevsky y Energía Total, me fui para Europa.
Y allá te reencontrás con Miguel Abuelo, ¿qué recordás de esa experiencia?
Miguel Abuelo había venido a La Cofradía, había estado en casa. Vino al gran festival que hicimos de las 34 horas en el Club Atenas, en La Plata. Algo ya lo conocía, pero siempre como a un tipo muy reservado. Cuando lo encontré en Europa que era un tiro al aire, otro Miguelito, y nos hicimos muy amigos. Nosotros estábamos en Holanda y él se venía desde Portugal a visitarnos. Con Miguel siempre nos encontramos de una manera muy mágica. De repente estábamos viajando a visitar unos amigos en Mallorca y ¿quién aparecía en el barco?: Miguel Abuelo, el mismo barco, la misma hora… y eso que no teníamos una facilidad de contacto como la que existe ahora. Era todo de cabeza. Con Pinchevsky también me pasó eso, cayó en cana y cuando calculé que lo habían largado fui a buscarlo a París y lo encontré. Toda esa experiencia para mí fue mágica y una locura, porque estábamos viajando con hijos. Si hubiésemos estado solos era otra cosa, pero ya teníamos pibes y decidimos instalarnos en Ibiza, que es un planeta aparte, un lugar donde todavía se respira ese clima medio hippie, romántico,
¿Cómo surge el proyecto de tu inclusión en Los Abuelos de la Nada?
Cachorro López y Miguel Abuelo venían siempre a casa y zapábamos, tocábamos, hacíamos asados, compartimos mucho. Y Cachorro, que estaba con Miguel de aquí para allá todo el día, consiguió traerlo nuevamente para Argentina y armar Abuelos de la Nada. Fue un proyecto más de Cachorro, que la vió, que de Miguel. Esa es la raíz de los primeros Abuelos. Mucho que ver tuvo mi casa, porque yo le daba clases de música a Cachorro. Cuando Miguel vuelve a Ibiza, después de grabar el Himno de mi Corazón en Estudio Mediterráneo, me dice: “Negro quiero que vengas porque quiero que toquemos juntos”. Incluso me había dedicado un tema, para mí todo un flash. Por otro lado también estaba Charly, que quería que volviera para grabar con él. Se me armó un conflicto, pero fui a Abuelos de la Nada porque ya lo había hablado con Miguel. Además, teníamos una conexión… Y Charly me hizo la cruz. Pero para mí era demasiado: Miguel Abuelo y Charly García… con uno me alcanza y me sobra.
¿Y qué recordás del período de Cosas Mías y de las presentaciones en vivo junto a Los Abuelos?
Muchas historias muy lindas, de las giras con Miguel. Un día decidió bajarse en plena pampa de noche, después de una lluvia, con todo inundado, oscuridad total. El tipo se bajó del micro y no quiso seguir con nosotros, y lo tuvimos que dejar, ni siquiera con un plomo para que lo acompañe… Terminó en un rancho con un gaucho que le dio cobertura a la madrugada. El tipo no subía al micro ni por joda, se había rayado no sé con quién. Pero él era así, como un perro, se te empaca y cagaste, no lo movés más. A la vez, lúcido como él solo, un tipo muy brillante.
Tras la muerte de Miguel Abuelo volviste a Brasil, ¿Por qué regresaste otra vez a la Argentina?
Fue una época de muchos golpes. Me había ido a Buzios y un día me vine a ver a la gente, a pasear un mes y a tocar un poco y, de repente, aparece Miguel Cantilo y me dice: “¿Negro, te vas a ir? Porque si no te vas te contrato para hacer las base de un disco (Clásicos)”. Y me entusiasmé al toque, era entonces la oportunidad de reencontrarme con toda la monada. Gracias a Miguel me contacte con León, con Charly, con Mollo, con unos cuantos.
¿Y por qué decidiste quedarte?
Botafogo (el blusero Miguel Villanova) me dijo un día: “Armate un trío”. Y así fue que armé un trío y, después de la presentación, aparece el mensaje de León Gieco para que yo participara de su disco. Un flash total, y así pasaron diez años tocando con León. Recorrimos el país y un poco más también. León es bien recibido en todos lados, es un capo.
¿En qué etapa se encuentra Amaneceres, tu próximo disco?
Ya está casi terminado, me faltan unos trámites para mandarlo a hacer. Sucede que hay muchas opciones, entonces quiero decidirlo bien. Por ejemplo está la posibilidad de Panal de Ideas, donde muchos pueden colaborar por Internet. Por otra parte tal vez les interese a la gente de España que quiere reeditar el de La Pesada. Ya editaron el disco Sur de Miguel Cantilo., Son muy especiales estos tipos, quieren música para coleccionistas.
Has manifestado ser un artista del aquí y ahora, ¿cómo te interpela el mundo y el contexto en este momento, cómo se conecta con tu arte?
Es complicado porque son tantos ángulos desde los cuales uno lo puede encarar… la gente, la calle. Hay mucha locura pero no de la buena, en mi época había una locura más creativa, ahora todo es chicaneo. “Si no fuera por la música no nos salva ni Tarzán”, dijo Cantilo y es tal cual, si no fuera por la música yo no sé qué hago, me pierdo.
También sos un artista plástico, ¿cómo conviven esas dos facetas?
Soy muy improvisador, la verdad no lo pienso demasiado. El otro día hice un dibujo para una canción que grabamos para un disco de unos pibes en Córdoba, la canción la canta Melingo con un coro de niños de escuela y yo meto las violas acústicas. Me pidieron un dibujo para esa canción y yo hice un dibujo de la Pachamama, pero no lo pienso mucho. A veces se me aparece alguna imagen, o unas líneas, y las pongo. Tiene que haber alguna motivación para superar la hoja en blanco, que es terrorífico. Lo mismo con la música, todo arranca con dos notas y con el ritmo. También hay otras maneras de componer, te fuiste a dormir y soñaste la canción, entonces a la mañana agarraste la viola y salió. Es magia pura, como dice el Flaco. Todas las cosas tienen música, todo te interfiere, yo ando en micro y se me viene toda la música encima, entonces quiero llegar a casa rápido para agarrar la viola. Últimamente ando con un grabador y me registro todo porque es la única manera de darle sentido al riff, al ritmo, a la intención. Sobre aquella pregunta de qué viene primero, si la letra o la música… para mi es todo una sola cosa.
¿Qué es el rock para vos?
Un poco la pila. Tengo un montón de años, sigo cantando rock, y me siento como si tuvieras 20. Para mí, el rock es la chispa que me mantuvo vivo en un momento de mi vida. El rock es algo que no querés soltar, para mi es inevitable el rock. El rock es también decirle al otro lo que está pasando: “Loco, despertate, no seas animal”. En La Pesada del Rock and Roll, por ejemplo, era una época donde subíamos al escenario con Billy y con el Negro Medina, con Claudio Gabis, con Pinchevsky con los que estuviéramos tocando en ese momento, y el Negro Medina improvisaba sobre un riff medio mántrico que teníamos y se mandaba a diestra y siniestra sobre la situación política. Improvisábamos mucho, eso es rock. A veces el Negro Medina terminaba con las manos lastimadas porque le pegaba al bajo de tal manera que terminaba lleno de sangre, una bestia total.
¿Qué te pareció el homenaje de Gustavo Gregorio a los pioneros del rock nacional con la edición del álbum Rock Argentino en Estado Sinfónico?
Es un disco muy mágico porque aparecieron los personajes que tenían que aparecer. El productor puso la parte más complicada, es un maravilloso ser que conocí gracias a este laburo y fue quien me impulsó, después, a que yo pudiera concretar mi disco en agradecimiento a que yo había participado sin pedirle absolutamente nada. El flaco apareció y me ayudó en todo lo que me hacía falta para poder terminar mi disco, eso en lo personal. Fue alucinante juntarme con Gustavo Gregorio, que nos conocemos hace más de 40 años y nunca imaginé que iba a llegar a ser un director de orquesta, un arreglador tan fantástico como es; y mucho menos que iba a tener una idea como esa… que la orquesta sinfónica de Kiev grabe estas canciones.
Estás tocando mucho, sea con tu trío, o en compañía de otros músicos, ¿te seguís conmoviendo sobre los escenarios?
Totalmente. Es que la felicidad de estar tocando es mucha, ahora me voy a presentar con el trío el próximo 20 de agosto en Nivangio (Colombres 946). Gracias a Dios me rodea gente muy especial. El Mono Insaurralde me grabó en el disco el tema “Escorpiano Mental”. Miguel me apoyó, me hizo unas voces fantásticas, y el tema quedó buenísimo… Ahora todo el material de Amaneceres se lo di a Rocambole para que con su arte arme y desarme según le parezca, pero pronto lo tendremos.
Actualizada 16/08/2016
Dic 28, 2016 | inicio
Hasta el próximo 31 de diciembre se encuentra abierta en el Centro Cultural de la Cooperación la muestra colectiva en homenaje a la activista Lohana Berkins, organizada por el Programa de Género y Diversidad Sexual del Ministerio Público de la Defensa de la Ciudad. Diversas organizaciones de género y diversidad sexual reflexionaron sobre la figura de la militante fallecida, su legado político y la situación actual de la comunidad LGBT (lesbianas, gays, bisexuales, transexuales y travestis), en relación al proyecto de ley de reparación histórica para víctimas trans y travestis de la violencia institucional.
Josefina Fernández, coordinadora del Programa, explicó el motivo por el cual decidieron realizar una muestra en homenaje a Lohana: “Fue pionera en las luchas por la ampliación de los derechos de su comunidad y lo hizo poniendo en cuestión los mandatos binarios y heteronormativos. Batalló por la derogación de los edictos policiales que permitían la detención de travestis por el sólo hecho de serlo. Durante cuatro años polemizó con la Inspección General de Justicia por el reconocimiento jurídico de su Asociación de Lucha por la Identidad Travesti y Transexual (ALITT). Lohana llevó su empresa hasta la Corte Suprema de Justicia de la Nación”, recordó y agregó: “Era una abolicionista convencida y luchó por desnaturalizar el vínculo entre prostitución y travestismo, creando la Escuela Cooperativa de Trabajo Nadia Echazú como estrategia de autoempleo. Logró, gracias a su empecinamiento, que el Ministerio de Educación de la Nación ordenara a todos los establecimientos educativos de la CABA y las dependencias de la Secretaría de Educación garantizar el respeto a la identidad de género, cuando todavía no teníamos Ley de Identidad de Género. Con la convicción de que la educación es un derecho fundamental históricamente negado a travestis, transgénero y transexuales se sumó a la creación del Bachillerato Popular Mocha Celis”.
La muestra colectiva que homenajea a la activista se enmarca en el certamen “No es igual, nada da igual”, que desde hace cuatro años se lleva adelante y que tiene como objeto mostrar los avances y las brechas aún existentes en materia de género y de diversidad sexual: “Lohana fue una de las personas que más luchó por visibilizar y achicar la falta de oportunidades y derechos, según la libre elección sexual. En esta oportunidad optamos por este homenaje, sabiendo que su partida había generado una tristeza que podía expresarse no solo a través de imágenes fotográficas –formato característico del certamen-. Decidimos entonces dos cosas: ampliar el soporte del material y quitarle el carácter de concurso. No queríamos una muestra que premiara calidad sino una en la que pudieran participar la mayor cantidad de personas a las que Lohana les transformó la vida”, agregó Fernández.
Desde La Colectiva Diversa y Antipatriarcal Desde el Fuego, Paula Lo Cane también reconoció la relevancia de la figura de la referente LGBT: “Contribuyó de manera pujante y crucial en la comprensión de cómo nuestras luchas se imbrican con nuestras experiencias vitales y forjan nuestras identidades, entendiendo cómo los condicionamientos y los mandatos sociales sexogenerizados subyugan de formas particularmente terribles a las identidades femeninas y feminizadas. En ese entendimiento, Lohana sabía dónde pararse y desde dónde decir las cosas. Sabía cómo romper con un binarismo deshumanizante y cómo agrietar en los cimientos de esa opresión que ella comprendía patriarcal. Sabía cómo moverse en la calle y en las instituciones que intentaba subvertir”.
A poco tiempo de su muerte, las organizaciones que intervienen en la lucha contra el patriarcado, con cierta sensación de cierta orfandad, se preguntaron cómo seguir: “En este momento -sostuvo Laura Perez Regoli, miembro del colectivo Mala Junta– es interesante pensar el legado de Lohana en su integralidad. Pensarla como una militante social que disputó lo institucional, pero que tuvo su escuela en la calle, en el territorio. Que no perdió de vista esa dimensión a la hora de ocupar otros espacios de poder, pero que tampoco desperdició oportunidad alguna para disputar con el orgullo disidente en esas esferas que tan alejadas de la furia travesti aparecen. La vocación de poder pero con una claridad política de cómo acumular para los marginados, los oprimidos, los trabajadores, los que están sin trabajo”.

El proyecto
Emiliano Litardo, abogado y militante de la organización Abogados por los Derechos Sexuales (ABOSEX), trabajó junto a Berkins, Diana Sacayán (asesinada el año pasado) y Marlene Wayar –todas activistas y referentes de la comunidad LGBT- en el proyecto de ley presentado el pasado mes de mayo en el Congreso de la Nación que consiste en que el Estado reconozca y repare mediante una pensión graciable a todas las personas víctimas de la violencia institucional por motivos de su identidad de género. “En 2014, gracias al incentivo de Lohana, nos reunimos para empezar a armar el proyecto basándonos en un precedente que en ese momento ya tenía estado parlamentario que fue la ley de pensión graciable para ex presos políticos. Lohana venía pensando en una propuesta similar por lo que ella le imprimió toda la politicidad que necesitaba. Lo presentó junto a la diputada Diana Conti”, relató.
Sin embargo, el proyecto de ley tuvo que ser suspendido en su tratamiento debido a que en paralelo se debatía otro en la Ciudad de Buenos Aires que proponía otorgar un subsidio a las personas trans mayores de 40 años que hubieran rectificado sus datos registrales. “Ese proyecto comenzó a tener muchas críticas de los principales medios de comunicación, específicamente de Jorge Lanata, no por el proyecto en sí mismo, sino por el monto del subsidio que iban a cobrar. Esto implicó que se abra un debate en torno a la cuestión económica lo cual avivó muchas manifestaciones transfóbicas. Por esta razón Lohana decidió congelar el tratamiento del proyecto de reparación histórica para que no fuese lastimado”, detalló Litardo.
Finalmente, en mayo de este año, el proyecto de ley volvió a ingresar en el Congreso de la Nación. Propone una pensión graciable a todas aquellas personas que hayan sido víctimas de violencia institucional cometidas por cualquier fuerza de seguridad federal, por motivos de su identidad de género. “Específicamente a aquellas que fueron víctimas de los edictos policiales que tuvieron vigencia en todo el territorio nacional, pero principalmente, en Capital Federal -amplía el abogado-. No es un subsidio ni una indemnización, y la suma se estipula en relación al mínimo básico del índice de trabajo público, que habría que ver en qué monto se fija para el próximo año. El proyecto busca la posibilidad de alcanzar una vejez digna. Después de aprobado, los gobiernos provinciales deberían replicarlo para que tenga incidencia en sus territorios”.
Actualmente el proyecto cuenta con más de veinte firmas correspondientes a diputados y diputadas de diferentes bloques, principalmente del Frente para la Victoria y del Frente de Izquierda y los Trabajadores. También lo apoyan algunos radicales. En el caso del PRO, algunos legisladores manifestaron apoyar el proyecto aunque aún no lo han firmado. El tratamiento de la iniciativa continuará en marzo del año próximo, cuando la Comisión de Seguridad Interior comience a sesionar y lo ponga en agenda. Luego, deberá ser tratado en tres comisiones más: Presupuesto, Derechos Humanos y Seguridad Social.

«Optamos por este homenaje, sabiendo que su partida había generado una tristeza que podía expresarse no solo a través de imágenes fotográficas –formato característico del certamen-. Decidimos entonces dos cosas: ampliar el soporte del material y quitarle el carácter de concurso», dijo la coordinadora Josefina Fernández.
La presentación del proyecto fue acompañado de lanzamiento de la campaña “Reconocer es Reparar”, la cual tuvo gran recepción social y cobertura mediática. Para Litardo, esta campaña permitió “el acercamiento de personas trans mayores de 50 años de las que surgió, como una consigna importante para toda la comunidad, la idea de la vejez travesti-trans. Desde una perspectiva gerontológica crítica que piensa la vejez en términos ideológicos, da cuenta de que es un proyecto que viene a subsanar toda una matriz de violencia que no obturó solamente la vida de las que sobrevivieron, sino que también obturó el acceso a una vejez en igualdad de condiciones. Una vez más la comunidad trans con este proyecto nos enseñó que la vejez para algunas personas es un privilegio”.
El abogado también describió cómo fue el proceso de recolección de datos: “Una de las preocupaciones de Lohana era poder demostrar todas estas violaciones, y eso se logró porque pudimos articular el trabajo con el Ministerio de Seguridad de la gestión anterior, y accedimos a los legajos policiales de muchas compañeras donde está sistematizada la forma en la que la policía las ‘chupaba’ por la aplicación del artículo dos y podían pasar en un calabozo por más de 30 días, sufriendo todo tipo de vejaciones”.
En relación a los fundamentos que promovieron la creación de este proyecto de ley, el especialista aseguró que “no se trata solo de la responsabilidad internacional del Estado en estos casos, sino de desmantelar todas las patas de la criminalización hacia la comunidad LGBT, y en particular a la población travesti y trans que ha sido la más diezmada en todos estos años. En términos económicos es un proyecto de ley que no tiene un impacto fiscal demasiado alto, en tanto y en cuanto las beneficiarias son pocas, estimamos que no son más de 200 personas, la mayoría ha emigrado a otros países y muchas otras han sido asesinadas por este régimen de violencia. En términos simbólicos, es la forma que tiene el Estado de pedir perdón con una acción concreta: dando una retribución económica, no hay otra manera”, pronunció.
Finalmente, el representante de ABOSEX, reflexionó sobre los desafíos que enfrenta la comunidad LGBT en este escenario político y sobre las potencialidades para afrontarlo. “Ya no basta luchar por políticas asociadas al beneficio de ‘tu’ colectivo, sino que tienen que ser cuestiones mucho más amplias donde uno pueda medir el impacto que tienen políticas macroeconómicas al interior de tu comunidad. En relación al vacío de liderazgo que han dejado Lohana y Diana, creo que en ese punto hay que pensar en una reconfiguración del mapa político al interior de la comunidad travesti y trans, que es un debate que hay que comenzar a dar. Sin embargo, las fortalezas son muchas, creo que el movimiento de diversidad sexual demostró su capacidad de hacer política, y la potencialidad que tiene poder hablar con voz propia, donde no haya médicos o jueces que hablen en nombre de uno, sino lo potente de que el colectivo LGBT pueda plantear sus propias agendas en sus propios términos. La comunidad LGBT ha gestado un movimiento que es político, por lo cual la potencia es enorme”, concluyó.
La muestra estará disponible hasta el 31 de diciembre de 2016, en el Centro Cultural de la Cooperación “Floreal Gorini”, Av. Corrientes 1543, C.A.B.A. Para más información ver aquí

“Lohana fue una de las personas que más luchó por visibilizar y achicar la falta de oportunidades y derechos, según la libre elección sexual, contó Fernández..
Actualizada 28/12/2016