Oct 23, 2019 | Novedades, Vidas políticas

El presidente Sebastián Piñera tuvo que dar marcha atrás con el aumento de tarifas.
El conflicto comenzó la primera semana de octubre con el anuncio del aumento del transporte público. Desde entonces, se encendieron pequeños focos de manifestación impulsados por organizaciones de colegios secundarios con la consigna de saltar los molinetes. Se eligió el Metro de Santiago como escenario porque es de vital importancia en la capital trasandina; el subte había pasado de costar 800 pesos chilenos a 830 en hora pico (unos 67 pesos argentinos).
La convocatoria a las protestas fue creciendo gracias a las redes sociales. A las y los jóvenes se sumaron otros sectores y el Gobierno respondió saturando de carabineros las estaciones. Así transcurrieron los días hasta el viernes 18 de octubre.
“Llegué de la Facultad al centro [de la ciudad] y ya todos sabíamos que ese día iba a ser un colapso”, asegura a ANCCOM Noelia Espinosa Valenzuela, una estudiante argentina de la Universidad de Chile que vive en el país vecino hace seis años. A esa altura todos los barrios estaban en caos, el tránsito cortado y comenzaron los enfrentamientos contra la policía.
Las fuerzas de seguridad trataron de apagar las movilizaciones con gases lacrimógenos y camiones hidrantes. Horas más tarde, en cada comuna había edificios y vehículos incendiados y, por la noche, la gente armó barricadas.

“No poder salir a la calle motivó que la gente saliera”, señala un periodista chileno.
Al día siguiente, sábado 19 de octubre, el presidente Sebastián Piñera declaró la anulación de la suba de tarifas y decretó el Estado de Emergencia, durante el cual el Gobierno se reserva el poder de restringir o suspender el ejercicio de algunos derechos ciudadanos. Acto seguido, el general Javier Iturriaga, jefe de Defensa Nacional, ordenó el toque de queda que se extendió hasta las primeras horas del miércoles 23.
Sin embargo, el pueblo continuó reclamando. “Chino”, un periodista radial de Valparaíso que prefirió conservar su anonimato, afirmó que “no poder salir a la calle motivó que la gente saliera aún más, pero hubo mucha represión”.
Un estudiante universitario que vive en Puente Alto, la comuna más poblada de Chile, al sur de Santiago, quien también pidió mantener en reserva su nombre, relata: “Ayer, estando fuera de Protectora de la infancia [una estación de Metro de Santiago], los carabineros empezaron a tirar gases de la nada, sin provocación alguna. Nosotros empezamos a escapar a las villas. En esa manifestación había niños y abuelos, les importó un carajo. Tiraron gases a las calles, los departamentos, las casas. Y no conformes, empezaron a disparar balines de goma y de acero”.
El Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH), una entidad estatal autónoma, contabilizó hasta hoy 1.692 personas detenidas, entre ellas 210 niñas, niños y adolescentes. El INDH constató que 123 se encuentran hospitalizadas por heridas de arma de fuego y que cinco fallecieron por la presunta acción de agentes del Estado.

“El descontento es generalizado. Todo está privatizado: salud, educación, pensiones y agua”, dice el periodista.
El aumento del Metro fue el detonante de un problema más profundo. “La raíz es un descontento social generalizado. Todo está privatizado: salud, educación, pensiones, incluso el agua”, explica Chino. Pía Argagnon, socióloga, comunicadora y militante del Partido Convergencia Social, considera que la Constitución chilena, que data de 1980, en plena dictadura de Pinochet, propuso un modelo neoliberal que hasta la actualidad “constituye un Estado que no entrega garantías a la ciudadanía”.
El Gobierno nacional, a través de los principales medios, busca criminalizar la protesta social. Durante la mañana del domingo, en conferencia de prensa, Piñera dijo que Chile se encuentra en guerra contra un enemigo que “está dispuesto a usar la violencia sin ningún límite”.
Argagnon opina que el Presidente quiere configurar un escenario de miedo para el pueblo: “La pregunta es por qué. Mi visión es que esto solo podría justificarse por la necesidad de este propio régimen de mayores niveles de inseguridad y violencia, que lleve a una mayor opresión para sostener un modelo que no puede hacerlo por sí mismo”.

Voceros del oficialismo responsabilizan a la población por esta crisis. En diálogo con ANCCOM, una periodista del diario La Tercera, Johanna Watson, es categórica: “Los medios de comunicación solamente muestran un lado de los hechos, donde el villano siempre es el pueblo manifestándose”.
A contramano de la versión oficial, en las redes se alzan las voces que denuncian presuntos montajes de las fuerzas de seguridad y circulan videos que muestran a carabineros cometiendo actos de vandalismo.
Más allá de estas narrativas en disputa, Chile experimenta una crisis política y social producto del hartazgo de la ciudadanía y los oídos sordos de la clase dirigente. Para Chino, las manifestaciones por las tarifas “fueron un despertar en una población dormida durante 30 años”. En las plazas y en las calles se canta “Piñera escucha / ándate a la chucha”.
Pero las demandas exceden el pedido de renuncia del Presidente y de algunos de sus funcionarios, como Andrés Chadwick, ministro del Interior y Seguridad Pública y primo de Piñera. Para Lucas Cifuentes, secretario general de Convergencia Social, los mayores reclamos tienen que ver con un cambio en el orden estructural y la garantía de los derechos sociales, la nacionalización de recursos naturales, del sistema de pensiones y de un nuevo código laboral.
Si se quiere recuperar la paz, “la única forma sería que el Gobierno baje la guardia y acate los requerimientos del pueblo”, sostiene Watson y agrega: “La ciudadanía está en llamas y convencida de que esto no puede seguir”.
Si bien no hay un desenlace claro y “la oposición es muy amplia”, como indica Argagnon, “ha habido diversas muestras de rechazo a la intervención militar”. Pero en medio de la represión y la incertidumbre, hay una certeza: Chile despertó.

Oct 16, 2019 | Novedades, Vidas políticas

“La base del debate eran los minutos televisivos, no las ideas a explorar con los candidatos», dice José Luis Fernández.
El debate presidencial que se realizó el domingo, el primero obligatorio por ley, concentró las miradas y dejó mucho para reflexionar, a menos de dos semanas de las elecciones presidenciales que se realizarán en nuestro país. En la Universidad Nacional del Litoral, en Santa Fe, se cruzaron los candidatos que superaron el piso del 1,5 por ciento en las elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias de agosto pasado: el actual presidente Mauricio Macri, de Juntos por el Cambio; el gran ganador de las PASO, Alberto Fernández, del Frente de Todos; Roberto Lavagna, de Consenso Federal; Nicolás del Caño, del Frente de Izquierda y de los Trabajadores; José Luis Espert, del Frente Unite; y Juan José Gómez Centurión, del Frente Nos.
Además del análisis político sobre lo sucedido en el primero de los dos debates preelectorales del que los candidatos presidenciales deben participar (en virtud de lo establecido por la Ley de Debate Obligatorio), también es interesante considerar la mirada sobre el debate como dispositivo mediático y la comunicación política. Para reflexionar sobre estas dimensiones, ANCCOM dialogó con José Luis Fernández, Doctor en Ciencias Sociales y profesor de Semiótica de la carrera de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Buenos Aires.
“La base del debate eran los minutos televisivos, no las ideas a explorar con los candidatos -analiza Fernández-. Los minutos eran una de las materialidades del debate y, cuando los coaches de algún equipo no trabajaron sobre eso, se notó: a su candidato le faltó o le sobró tiempo”.
Ampliando esta misma cuestión, propia del diseño que adquirió el encuentro de los presidenciables, el ex presidente de la Asociación Argentina de Semiótica ofrece una definición para comprender la naturaleza de lo que sucedió el domingo. “Fue un debate de micro-géneros, no de plataformas políticas. La comunicación masiva está llena de micro-géneros, como pueden ser un insulto, un saludo o una presentación. Estos y otros micro-géneros, que suponen estrategias, se pusieron en interacción entre los candidatos durante el debate”, aporta el docente de la Facultad de Ciencias Sociales.

«Lavagna le hablaba a la gente que estaba ahí y Gómez Centurión no sabía a quién hablarle», analiza Fernández.
La cámara, en el espacio elegido de la universidad santafesina, fue uno de los instrumentos del que se valieron los candidatos en esta edición estreno del debate presidencial 2019. Algunos, al abordar las primeras cuatro categorías (Economía y Finanzas; y Educación y Salud; Derechos Humanos, Educación y Género; y Relaciones Internacionales) lo aprovecharon mejor que otros. Explica Fernández: “Macri, Fernández, del Caño y Espert trataron de seguir a rajatabla la propuesta de Eliseo Verón de estar en contacto con la cámara para hablarle a los ojos a los espectadores televisivos. Ni Gómez Centurión ni Lavagna cumplieron con lo que, en este sentido, proponía el formato. Lavagna le hablaba a la gente que estaba ahí y Gómez Centurión no sabía a quién hablarle y tampoco le pegaba con el tiempo; era como si estuviera en la escena equivocada”.
“Hay gente que nació para la cámara -agrega el actual Vicepresidente de la Federación Latinoamericana de Semiótica-. Macri no, Cristina (Fernández de Kirchner) sí, Lilita (Carrió) sí, por ejemplificar. No es un tema de contenidos o de aciertos sino simplemente de relación con la cámara. Alberto Fernández, en ese sentido, manejó algo específico de este debate: hizo uso de las restricciones técnicas del formato televisivo elegido para debatir, como la imposibilidad de hacer tomas del público, de aquello que señalaba un candidato o de las reacciones de los demás. Alberto manejó eso mejor, lo usó a su favor. Señalaba a Macri, aunque no lo mostraran, y eso obligaba a que uno se imaginara qué cara ponía Macri cuando Fernández hablaba y lo señalaba: los antimacristas pensarían que Macri quedaba como un estúpido y los macristas, que lo miraba con desprecio. Fue un recurso interesante porque involucra cuestiones de interaccionismo simbólico, difíciles de medir y que exceden la imagen televisiva”.
Así como sucedió en 2015, especialmente con el que protagonizaron Macri y Daniel Scioli, el debate es un formato televisivo que ha sido analizado desde múltiples dimensiones, en muchos casos en desmedro de su complejidad como fenómeno de comunicación política. En comparación con aquella edición, la versión del domingo tuvo aproximadamente 20 puntos menos de rating. Según Fernández, el análisis que sólo se queda en ese enunciado, queda trunco. “Midió la mitad, pero igual es un montón y demuestra que suscitó interés -afirma-. Además, la población politizada ronda el 20 o 30 por ciento; el resto lee la información y toma sus decisiones de otras maneras. Y eso es otra cuestión”.

«El twitteo es un fenómeno minoritario en la sociedad y un candidato tiene que conseguir diez millones de votos», advierte Fernández.
El impacto asociado a lo que sucede en las redes sociales es otro de los puntos sobre los que advierte Fernández, desde la legitimidad de ser un especialista en el tema, luego de haber estudiado esas plataformas por más de diez años. “Siempre hay que pensar, cuando analizamos Twitter y sus tendencias, que los usuarios de esta red representan un sexto de los de Facebook y que, de aquellos que la utilizan, sólo twittea un 20%. El twitteo es un fenómeno minoritario en la sociedad. Son signos, pero un candidato tiene que conseguir diez millones de votos, no dos”.
Una de las críticas que se repite en los distintos espacios, especialistas y discursos que abordan el debate presidencial del domingo asegura que el formato elegido fue, en definitiva, negativo. “Antidebate”, “pobre”, “acartonado” y otras definiciones se han elegido para criticar el diseño. Fernández, que dirige la revista Letra, imagen, sonido. Ciudad mediatizada, piensa distinto. “A mí el debate me resultó muy interesante: creo que sirve para presentar propuestas y para discutir, porque de hecho todos los candidatos interpelaron en algún momento a alguno de los otros”, señala. “El diseño del debate se puede mejorar, obvio, pero me parece interesante porque impide una costumbre discursiva argentina que es encimar un emisor con otro -agrega-. Este formato permite que cada enunciador preserve su espacio de enunciación particular en el conjunto del sistema enunciativo. Dicen que aburre porque se divierten con los programas de paneles, pero esto es un debate político y, dentro del formato planteado, incluso fue picante”.
La transmisión del debate entre los seis candidatos a la presidencia tuvo cortísimos planos generales -donde se los pudo ver simultáneamente a todos-, mientras que la pantalla dividida -que ofrece al mismo tiempo la imagen del orador y otra de la misma escena- fue uno de los recursos televisivos que no apareció. Y sin embargo, en todo caso, para Fernández esas fueron restricciones para quienes veían el debate, pero no para sus protagonistas: “Sí es verdad que, como espectador televisivo, el hecho de quitar el recurso de campo-contracampo y otras posibilidades de montaje limitaron la oferta visual. Pero los límites fueron en todo caso en ese sentido y no en relación con la argumentación política. Fue pobre desde lo televisivo, no desde lo argumentativo. Lo que pasa es que se critica el diseño del debate porque se confunde lo mediático con el discurso político”.
Lo concreto es que el debate presidencial invitó a reflexionar sobre la relación entre sus dimensiones política y comunicacional. Todavía no se terminó de pensar acerca de lo que sucedió allí y ya comenzó la cuenta regresiva para el segundo y último debate: será este domingo 20 de octubre, justo una semana antes de los comicios, y los tópicos esta vez serán Empleo, Producción e Infraestructura; Federalismo, Calidad Institucional y Rol del Estado; Desarrollo Social, Ambiente y Vivienda; y Seguridad. En la Facultad de Derecho de la UBA, unos y otros, los seis candidatos y los espectadores que se prendan a la transmisión, se volverán a encontrar pantalla de por medio.

Oct 11, 2019 | Novedades, Vidas políticas

Alejandro Bercovich en su avant premiere.
Las figuras son tres. De cartón, tienen el tamaño de un adulto promedio, pero sus rasgos están deformados: lo que antes pudieron ser fotografías, ahora son caricaturas que exageran los rasgos característicos de los personajes. Los ojos de uno, la papada de otra, la nariz de la última. La visión es llamativa y grotesca. Pero más grotescas son las frases que sostiene cada figura: “No pueden seguir gastando plata en planes sociales”, “Argentina debió ajustarse antes y mucho más”, “El programa económico de Macri ya está dando resultados”. Frases de Anoop Singh, Anne Krueger y Christine Lagarde, respectivamente. Frases del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Ese fue el recibimiento a los espectadores que el miércoles 9 de octubre asistieron a la Avant Premiere del documental del periodista y economista Alejandro Bercovich: Fondo, otra vez la misma receta, en el teatro ND Ateneo (Paraguay 918). Personas de todo el arco político y periodistas se sentaron en la platea para dar los primeros vistazos a la película que, en palabras de su productor general, Claudio Martínez, “fue hecha en muy poco tiempo”. Nicolás del Caño, Myriam Bregman, Daniel Filmus, Daniel Lipovetzky, Carlos Tomada, José Ignacio de Mendiguren, Víctor Hugo Morales y Marcelo Zlotogwiazda fueron algunas de las personalidades que asistieron al estreno, además del equipo económico del candidato a presidente Alberto Fernández y representantes del también candidato, Roberto Lavagna. Nora Cortiñas -Madre de Plaza de Mayo, línea fundadora- participó del encuentro a través de una audio grabado, debido a que no pudo acudir. A un cálido saludo agregó una percepción personal: “Me parece que es fundamental que estemos informados en estos momentos cruciales que estamos viviendo en Argentina.”
Las metáforas, a lo largo de la historia, han servido en incontables ocasiones para explicar y comprender conceptos y teorías académicas, fenómenos específicos, pero, sobre todo, lo que sucede en la vida diaria. Lo mismo hace Bercovich -a partir de la idea del guionista Hernán Vanoli- con la idea de la “receta”, ayudado en la pantalla por la participación especial del cocinero Juan Braceli. Estructurado como un recorrido político, económico y, principalmente, gastronómico, el documental reconstruye la historia del FMI y sus planes -sus recetas- para con Argentina; pero también lo que sucedió con Grecia y Portugal durante sus vinculaciones con el organismo internacional, algo interesante ya que ambas naciones se presentan hoy como posibles espejos del futuro argentino.
“La idea de esta película es promover un debate en un momento muy particular de la Argentina. La cuestión de la deuda y el vínculo con el Fondo Monetario Internacional son quizás los temas más importantes que tenga que resolver el presidente que vamos a elegir el 27 de octubre”, expresó Martínez, quien, junto con Woody González y Luis Hassan, produjo el documental.

Avant Premiere del documental Fondo, otra vez la misma receta de Alejandro Bercovich.
La película dura poco más de 75 minutos, en los cuales se intercalan distintos registros narrativos para construir el argumento de la “picante historia de amor” entre el Fondo y el país: entrevistas de archivo; testimonios de especialistas y referentes económicos, así como de afectados por las políticas del FMI -nacionales e internacionales-; escenificaciones de variado tipo; y, por supuesto, más metáforas referidas al mundo gastronómico. Destruyendo varios mitos económicos y demostrando que el Fondo es “cocinero de un solo plato”, el documental pretende dejar en claro un mensaje: que la deuda excede lo económico y es una forma de dominación política. Y que, por eso, no se puede volver nunca más a un Fondo que nunca cambió.
Al respecto, y en vistas del futuro inmediato, Bercovich le dirigió unas palabras a los espectadores: “Me parece que, más allá de quién gane, va a resultar muy pero muy importante la movilización que haya en la sociedad en torno a esta discusión. No es solamente cuán duro se ponga el candidato que gane cuando le toque renegociar con el FMI, va a depender mucho de que toda la sociedad entienda hasta qué punto la deuda es un mecanismo de sujeción política.” Sobre la película en sí no dio detalles, sino que dejó que ésta hablara por sí sola. Sin embargo, volvió a hacer hincapié en la importancia de la sociedad: “Este documental está dedicado a ustedes, a todos y todas. Porque la discusión no la tiene que dar un tipo desde el sillón de Rivadavia, es una discusión que tenemos que dar todos nosotros en la calle, como sabemos hacer los argentinos. Como nos enseñaron las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo.”

Daniel Lipovetzky y Daniel Filmus.

Nicolás del Caño, «Chipi Castillo» y Myriam Bregman.
Sep 30, 2019 | Novedades, Vidas políticas
Banderas celestes y blancas cubrieron las barrancas de Belgrano al grito de #SiSePuede en la tarde del sábado 28 de septiembre. La marcha fue convocada por el presidente Mauricio Macri, quien encabezó el encuentro y dijo: “Hoy comienza la marcha del #SiSePuede. 30 días por todo el país, sabemos que un mejor país es posible y está mucho más cerca de lo que podemos ver”.
Apenas unas horas antes de las 17, se empezaron a replicar los hashtags #YoVoy y #SiSePuede en las redes sociales, al ritmo en que los simpatizantes oficialistas iban llenando las inmediaciones del lugar emblemático: la estación elevada Belgrano C, una de las obras públicas que la gestión macrista inauguró en 2019. Para dar comienzo al acto hablaron la diputada Elisa Carrió y el candidato a vicepresidente Miguel Ángel Pichetto. Los dirigentes resaltaron que esta es una lucha por las libertades individuales y por la justicia. Pichetto sostuvo que “si gana Alberto Fernández gana Cristina, y va a gobernar ella” y la multitud estalló al grito de “delincuentes”.
A las 17.55 el Presidente arribó a la estación de tren que había sido cerrada por el operativo puesto en marcha para esperar su llegada desde Olivos en el ramal Mitre. Minutos antes subió a Twitter su foto en la formación junto a su esposa, Juliana Awada, acompañada del hashtag #YoVoy. “Empieza octubre de 2019. A los más jóvenes les quiero decir que en unos años sus hijos les van a preguntar dónde estaban y les vamos a contestar; ‘Estábamos haciendo patria’ «, dijo el Presidente para cerrar su discurso.
“A diferencia de otros espacios políticos, lo nuestro es por voluntad propia, venimos por nuestros medios. No venimos por el choripan o la gaseosa ni la bebida alcohólica”, dijo el Superintendente de Servicios de Salud de la Nación, Sebastián Neuspiller. Varios carteles de la marcha reproducían estas concepciones: “No estoy acá por una ideología”; “No estoy acá porque me trajeron”; “No estoy acá porque me dieron algo a cambio”; “Estoy acá por mis valores y porque quiero una Argentina que progrese” y todos firmaban “#SiSePuede”. Los asistentes reconocieron no haber sido afectados mayormente por la crisis económica que se vive en el país. “A mi particularmente no me afectó la situación económica, entiendo que hay mucha gente que no la pasa tan bien, pero creo que hay que seguir aguantando y poniendo fuerza porque yapasó lo peor”, dijo Andrea Salatino de 46 años.
Al ser preguntados sobre las razones por las que asistieron a la marcha distintas personas sostuvieron que se manifestaban porque no querían volver al pasado y porque tenían fe en laconstrucción de un país mejor. “El pañuelo del #SiSePuede es una esperanza, no es porqueme guste tanto Macri sino porque siento un desprecio profundo por el autoritarismo, porquese lo que pasó en Venezuela. No es justo vivir en un país en el que vos quieras salir y no te lo permitan”, contó Delia de 68 años, oriunda de Devoto. Y sí, en este momento de pañuelos-que marcan ideologías, el suyo era de color amarillo.
No sólo había banderas argentinas sino también algunas banderas venezolanas, de personas que emigraron a la Argentina. Es el caso de Soraida, de 25 años, quien contó a ANCCOM: “Hoy estamos en un momento clave en el cual se puede perder, porque creo que ningún país está exento de vivir lo que vive hoy Venezuela. Justamente porque se ha tratado de instaurar un modelo político como el cubano, que refleja algo transcrito de la Unión Soviética”. También sostuvo que era su responsabilidad como venezolana acompañar y contar lo que puede suceder si un “socialismo del siglo XXI” se instala en latinoamérica. El discurso se se repetía entre los manifestantes: “Si gana el Frente de Todos Argentina se convertirá en Venezuela”.
Las banderas albicelestes desconcentraron antes de las 19 por las calles de Belgrano cantando al unísono #SiSePuede. Los testimonios recogidos en la marcha dejan en claro los deseos del 32% de la sociedad que vota a Juntos por el Cambio. Los argumentos se centran en la esperanza –a pesar del presente osucuro- por un futuro de desarrollo económico, en la defensa de los derechos individuales y, sobre todo, en el desprecio por los pasados gobiernos de Cristina Fernández de Kirchner.
Sep 11, 2019 | Novedades, Vidas políticas
[youtube https://www.youtube.com/watch?v=X_R2NYqkmwQ]
“Acá va a haber candombe” comentó Claudio Roggiero, un vecino jubilado que cuando vio el tumulto de gente que cada vez se acrecentaba más en el cruce de La Rioja y Caseros finalmente se unió para ser parte del flashmob realizado el viernes 6 de septiembre. Flashmob, algo así como una “multitud relámpago”, una acción organizada en la que un gran grupo de personas se reúne de repente en un lugar público, realiza algo inusual y luego se dispersa rápidamente, una especie de performance en el espacio público pero cuyos protagonistas no son artistas, necesariamente. La coreografía tuvo una duración de tres minutos, pero la viralización en las redes comenzó enseguida y aún perdura luego de haber pasado dos semanas de la primera intervención. Tras los resultados que arrojaron las PASO, el panorama electoral del país comenzó a configurarse. En la Ciudad de Buenos Aires, 286.511 son los votos que diferencian a Horacio Rodríguez Larreta de Matías Lammens, una diferencia que hasta ahora no le permite evitar el ballotage de noviembre al jefe de Gobierno porteño. Como afirmó el actual Presidente de la Nación, Mauricio Macri, “pasaron cosas”, pero también pasó la cumbia en el Abasto, en Caballito, dando un recreo a los porteños de la realidad.
“En tiempos oscuros como estos, llevar la fiesta y el baile a la calle es un modo de compromiso político que realmente interpela a quienes todavía no definen su voto para este proceso electoral. Creemos que este tipo de organización y construcción colectiva de la sorpresa, en términos políticos, es posible. La potencia de la acción es su carácter comunitario. Su fuerza radica en no aceptar privatizaciones, ni apropiaciones, ni individuales ni colectivos particulares”, declaró uno de los activistas y organizadores de Si vos querés, el movimiento a cargo de los flashmob que invadió las 15 comunas de la Ciudad de Buenos Aires. “Más allá de la procedencia puntual de tal o cual idea, estas prácticas dan cuenta de creaciones colectivas y del carácter profundamente creativo de lo colectivo, una potencia creadora inconmensurable”, agrega Mariela Singer -Investigadora del CONICET, docente y doctoranda de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA) en el Área de Cuerpo y Comunicación.
A raíz del boom transmediático, la pregunta que pregonaba era ¿quiénes lo organizaron? Candidatos, organizaciones y partidos se presentaron como respuesta pero el movimiento respondió: “Somos una aventura común. Decimos que la política no está determinada de antemano. Creemos que los algoritmos no gobiernan nuestros votos. Imaginamos una ciudad justa. Todos pueden sumarse a un ambiente festivo, sin broncas ni confrontaciones porque buscamos invitar a sumarse antes que expulsar”.
“Iniciativas como las de Larreta ya fue se vuelven masivas o virales porque pueden conectar directamente con un hartazgo o deseo de cambio. Probablemente que en estos días la gente se reúna en las calles a hacer un flashmob sirve más para expresar esos sentimientos que la temporalidad institucional, la cual reduce la participación política al hecho electoral. Los flashmob son expresiones de una voluntad de cambio y participación política de una ciudadanía activa y una prueba de que en la comunicación política conviven, conflictiva y colaborativamente, las técnicas de sondeo de opinión pública, como el big data o las encuestas, junto a la intuición y las expresiones artísticas”, asevera Victor Taricco, consultor en comunicación institucional y política.

Roggiero evalúa su primera experiencia en el flashmob y promete aprenderse mejor la coreografía: “No nos van a quitar la primavera”, afirma este jubilado de 69 años. La construcción de este movimiento se organiza desde una certeza: el resultado de las PASO.
Además de presentarse como “una suerte de rezo pagano que interpela y demanda, lo hace en un tono indulgente y festivo, por lo que contiene la apelación a la voluntad y luego a la acción del otro, pero también expone la satisfacción de sostener la propia causa: te canto a vos para que orientes tu voto, pero me canto a mí y a los míos para reconocernos, fortalecernos y celebrarnos”, analiza Beatriz Sznaider, especialista en análisis social y de medios.
La simbólica Corrientes peatonal y las quince comunas con sus esquinas emblemáticas hicieron de un escenario inimaginable una fiesta posible: miles de porteños bailando para que Larreta se vaya. “Resulta necesario, cuando estas todos los días rodeada de gente que parece que vive en otro mundo”, cuenta Gabriela Soto, una empleada bancaria de 58 años, mientras intenta acertar los pasos de baile.
Los organizadores entienden al flashmob como un canal de resignificación de conceptos, tales como la intervención, la calle, la política y la alegría. Es por ello que puede considerarse “una estrategia ingeniosa, sustentada en un suelo de prácticas que se ha ido fortaleciendo en los últimos años, en relación con la valorización del cuerpo, desde el festejo del encuentro y del movimiento corporizado, como lógicas de resistencia”, agrega Singer.
Estas intervenciones generan una ruptura en el desarrollo cotidiano de la Ciudad de Buenos Aires. La primera acción de Si vos querés fue proyectar masivamente la consigna #MacriYaFue en 50 edificios, días antes de la PASO. El flashmob, por su parte, se presenta, según Sznaider, como “una reapropiación del espacio público, desde una lógica espectacular de lo político: quiero que me miren, soy, existo, tengo algo que decirte y no es sólo en mi nombre, sino en el de un colectivo genérico, poco marcado, pero colectivo en fin.”
Los organizadores, después del proceso electoral del 11 de agosto, esperaban una reacción, tal cual informa una de las activistas: “Buscamos la masividad pero nos sorprendió la viralización tan rápida y auténtica que tuvo el flashmob y la canción”. Singer explica: “Es un tipo de estrategia política que actúa por contagio, por una lógica transversal y afectos impersonales que circulan entre los cuerpos, y en ese sentido es eficaz. Contagia, e interpela de otra manera, menos racional y más corporal.” La convocatoria se abrió paso con la energía y la felicidad de expresar algo distinto a aquello que parece inamovible en la Ciudad luego de 12 años de gobierno del Pro-Cambiemos, pero también desde la cohesión y la unidad.

“Hoy vine porque pienso que hay que cambiar el signo político que nos gobierna. Necesitamos un gobierno más humanista que se fije en las necesidades de la gente y no en las bicisendas”, explica Laura Romero, una abogada de 56 años que acudió con su grupo de amigas a bailar la coreografía entre la multitud. Taricco, en su análisis, añade: “Lo qué pasó con #Larretayafue puede pensarse como un acontecimiento que abrió una nueva etapa de sentido o el convencimiento de una posibilidad: derrotar al macrismo en la Ciudad de Buenos Aires. Esa esperanza es el aporte más interesante del flashmob que es parte de una política coordinada. No hay espontaneísmo, las redes sirvieron para amplificar y convocar, pero hubo organización analógica detrás. Las redes sociales son parte del espacio público mediatizado y de un nuevo territorio para dar las disputas sobre la orientación general de la sociedad.”
La dicotomía entre organización y espontaneidad queda como un asunto del pasado. Se reclama la modificación de la situación actual a partir de un esfuerzo conjunto, “desde lo textual formal, una fórmula breve y contundente; desde lo rítmico y lo musical, una estructura acompasada y simple que impulsa, activa el movimiento. En conjunto, un efecto redundante que se termina realizando en una práctica colectiva”, aclara Sznaider. #Sivosquerés se encuentra analizando cómo continuar con las intervenciones en lo que resta de la campaña electoral en curso. En cualquier momento, volverán a sorprender.
Sep 4, 2019 | Novedades, Vidas políticas

Jóvenes Espertanos combaten en las redes como soldados de un ejército libertario, en el que ganan puntos para poder llegar a ser ‘generales’. Es un juego en el que se divierten, se capacitan y aprenden, según ellos mismos afirman. También influencian a sus seguidores para que se sumen a combatir al Leviatán, en nombre de la libertad.
Creen en la meritocracia por excelencia, entienden el individualismo como la verdadera libertad y conciben al mercado como única ley universal. Además, combaten al populismo, su gran enemigo. Y se consideran libertarios, ya que toman de la anarquía filosófica la idea de que la humanidad no necesita de la existencia de un Estado para vivir en sociedad, aunqué sí creen en la Justicia.
A diferencia de Hobbes, que planteaba la idea de Estado como un contrato que permitiría regular la vida social, se consideran portadores de la ‘nueva política’, desde el sentido común, como una fuerza antisistema.
Siguen a personas liberales de distintas partes del mundo por youtube, como el filósofo canadiense Stefan Molineux, o Gloria Álvarez, politóloga, presentadora de TV y candidata a presidenta por Guatemala, entre otros. Son admiradores de Javier Milei y Manuel Adorni.
En la página web de reclutamiento, una música épica acompaña a Lilia Lemoine, quien luce un vestido rojo aterciopelado, con un escote pronunciado. Sus hombros desnudos y el cabello rubio, recogido, sumados a una mirada tierna y firme, convoca a los jóvenes a formar parte de las ‘Fuerzas Armadas Espertanas’, que a través de un voluntariado entran al mundo de los influencers, para posicionar a José Luis Espert en su carrera política.
¿Quiénes son?
Julián, de 19 años, decidió su militancia en octubre del año pasado cuando el candidato lanzó su candidatura a la presidencia. «Hacía dos años que lo venía siguiendo», afirma. Lo conoció a través de los videos del economista Javier Milei.
Julián está convencido que Despertar es el único “frente antisistema, que quiere romper con el modelo que nos está devorando hace 80 años, con una economía cerrada al comercio, con leyes laborales de índole fascistas».
Cuando ANCCOM le preguntó cuál era su relación con la política, Julán contó que a su mamá le gustó siempre. “Ella fue muy antiperonista». Reconoce que apoyó a Macri, pero que se siente decepcionado por las promesas incumplidas. Asegura que Espert le abrió la cabeza y a su vez «espertizó» a su madre.
La chica Spot, Esmeralda Espósito (su nombre artístico) tiene 21 años. Cuenta que conoció las ideas del liberalismo a través de Milei, por su hermano. A partir de este acercamiento, ingresó al Partido Libertario. Durante un recorrido del Frente Despertar, por la zona de Pilar, fue convocada para protagonizar los spots de campaña.
Para Esmeralda, militar es «estar siempre ahí, colaborar en lo que podemos, estar con los chicos, aprender. Nos gusta, esto nos hace realmente felices. Apoyar a Despertar es la única alternativa. Queremos ayudar a la gente de verdad, a la gente que trabaja».
Agustín, de 19 años, estudia Ciencia Política y comentó que llegó al Frente a través de filtros. Empezó viendo videos por Internet de Milei, Espert y Adorni. Después se metió en un grupo de liberales en la UBA y así llegó al Partido Libertario. Ahora forma parte del núcleo duro de la militancia.
Su relación con la política es a través de las noticias: «Siempre estuve muy informado, pero nunca había militado antes», afirmó. Es el primer miembro de su familia –dice- que se mete en política.
Con respecto a la idea de militancia, Agustín comentó que su grupo no manifiesta en marchas y no está en la calle. «Es más un debate de ideas que se da a través de las redes, para crear conciencia».
Agustín se animó a hablar de feminismo, en relación con la campaña por la legalización del aborto. Si bien se considera pro-aborto y fue a la marcha el año pasado, hoy es más crítico. «Considero que hoy no es un tema fundamental, te pintan a la gente que es pro-vida como si fueran monstruos, pero es gente que piensa diferente y no hay que demonizarla por eso».
A Lilia Lemoine, de 38 años, nunca le interesó demasiado la política hasta hace ocho meses. Se define como influencer, formada en sistemas. Trabajó en distintas compañías en el área de tecnología informática y estuvo postulada como pre-candidata a diputada nacional en las recientes PASO.
Dialogó con ANCCOM y contó cómo llegó a la política. Relató que un día se cansó de trabajar en sistemas y decidió vivir del cosplay (palabra de origen inglés que surge de la conjunción de costume y play: juego de disfraz).
En uno de los eventos de cosplay, un seguidor de estos rituales perteneciente al Partido Libertario le propuso sumarse. Le dijo que necesitaban acercar mujeres al liberalismo. Lilia leyó las propuestas políticas del partido y confiesa: “Me enamoré de las ideas y de la gente”.
Lemoine dejo su trabajo en sistemas y armó un negocio online y se convirtió en una persona pública. Hace sus propios disfraces: se considera una experta en goma eva para la confección de los escudos de sus personajes. Editó una línea de mazos de cartas, en la que ella posa con cada uno de sus trajes. Pueden ser de personajes de películas, comics, de súper héroes o animé. Tiene una fuerte presencia en convenciones de cosplay y en eventos de lanzamientos de video juegos, donde asume el nombre de “Lady Lemon”. Concursan por el mejor traje y reciben premios. «Es jugar como cuando eras chiquito, pero con mejores juguetes «, declaró.
La candidata a diputada siente que siempre fue libertaria, desde lo filosófico y partiendo de ese lugar decidió involucrarse. Se sumó como influencer, ya que posee más de 400.000 seguidores en su canal de YouTube y redes sociales. Colabora con la campaña y trata de «formar comunidades, para ayudar a los espertanos. Todos los chicos tienen que convencer a sus papás de que nos voten.
Los jóvenes y las mujeres mayores de 60 y 70 años aman estas ideas. Son los grandes seguidores mayoritarios de este Frente”, comenta Lilia.