Los despidos también contagian a la industria farmacéutica

Los despidos también contagian a la industria farmacéutica

Al proceso de ajuste nacional se suma una nueva víctima: la industria farmacéutica, que ya ha aportado un nuevo centenar de despedidos a la crisis. Los laboratorios que se sumaron al contexto de desempleo son Craveri, Sanofi y Elea.

La empresa francesa Sanofi Aventis despidió el 9 de abril a 43 visitadores médicos bajo la excusa de un cambio en su estrategia comercial y se los informó a través de un comunicado. A ello se sumó el achicamiento del Departamento de Trade Marketing, con las cesantías a tres empleadas del área de consumos masivos de la empresa: Carina Farinelli y la dupla de asistentes, Florencia Hamwee y Florencia Pujol. Paradójicamente, la empresa había recibido en febrero de este año el título al mejor empleador de 2019, otorgado por el Instituto Top Employer, aunque el galardón no pareció condicionarla para la reducción masiva de puestos de trabajo, dos meses después.

Por su parte, el laboratorio argentino Craveri, a principios de año despidió a 47 trabajadores de la planta de su laboratorio y de las oficinas ubicadas en la calle Arengreen, según comunicó el 29 de marzo la  Asociación de Agentes de Propaganda Médica (AAPM). Por otro lado, la firma nacional informó el año pasado la venta de su medicamento más importante a la empresa Investi, propiedad del laboratorio Roemmers, líder en Argentina. El medicamento del que Craveri se desprendió por una suma cercana a los 300 millones de pesos (6,8 millones de dólares) es la marca Tetralgin (que incluye Ergotamina, Cafeína, Dipirona, Metoclopramida, Clorfeniramina) y suele ser indicado a pacientes con migraña y fuertes dolores de cabeza. Es decir, que ahora el laboratorio Investi será el encargado de desarrollar esa molécula, patentada y autorizada en ANMAT, que asociada con otras mezclas da como resultado, el Tetralgin. Se ve aquí que parte del el origen del desempleo en el sector es producto de los ajustes en la industria.

En sintonía con la crisis económica que atraviesa el país, el laboratorio Elea-Phoenix –empresas fusionadas desde el 14 de diciembre de 2017- , el 9 de abril último, comunicó al Ministerio de Producción que ingresará en un Procedimiento Preventivo de Crisis de Empresa (PPCE). Como detalla la ley 24.013, se trata de un proceso de negociación en el que participan el sindicato afectado, la empresa y el Estado.  Se trata de un ciclo de reglamentación de despidos y suspensiones, en la que el empleador no es responsable de abonar el 100% de la indemnización.

El laboratorio nacional líder, por ejemplo, en el mercado en la categoría de laxantes según la auditoría IMS, sostuvo una reunión con Dante Sica, ministro de Producción y Trabajo de la Nación, para comunicar el momento que atraviesa la empresa. Por esta situación, la AAPM se movilizó el 15 de abril al Ministerio de Trabajo para defender todos los puestos laborales. Según comunicó el sindicato en diálogo con ANCCOM, hay una audiencia solicitada por la patronal para conversar con Sica.

Julio Caro, secretario de prensa de AAPM explicó que se  reunieron con Elea-Phoenix, y la firma planteó el recorte de 120 puestos de trabajo con el pago del 50% de la indemnización en tres cuotas.

Otro caso es el de la empresa Novartis. La firma de capitales suizos fue denunciada por el gremio de visitadores médicos por un intento de despido de 50 empleados, además de estar sospechada, según el mismo sindicato, de estar haciendo gestiones para ser vendida al grupo argentino Raffo.

Por último, se destaca la desvinculación de 20 empleados de la planta terciarizada de visitadores de la firma nacional Savant. Cintia, una de las damnificadas, asegura: “Nunca un despido es bueno. No nos la esperábamos. Tuvimos un muy buen 2018. No queda otra que seguir pensando hacia delante”.

A pesar del crítico panorama a nivel nacional, los números de la industria farmacéutica se encuentran en un alza considerable. El INDEC publicó las estadísticas de la actividad del sector y detallan: A nivel anual, se han facturado 35.015,8 millones de pesos, un 34,9 por ciento más de lo que representó el mismo trimestre en 2017. Actualmente, se destaca un porcentaje de 63,7 por ciento de producción del mercado interno por sobre un 27 por ciento de reventa de importados. Además, un 9,3 por ciento se destina a la exportación de medicamentos de producción nacional.

 

Marche un paro para el Gobierno

Marche un paro para el Gobierno

Paro, Microcentro, Ciudad Autónoma de Buenos Aires. 30 de abril de 2019. Fotos: Leonardo Rendo / ANCCOM

En la esquina de 9 de Julio y Corrientes, un patrullero estacionado con el baúl abierto. Agrupados a su alrededor, tres agentes de la Policía de la Ciudad charlan tranquilos, echando una mirada fugaz de vez en cuando a su alrededor. Uno de ellos se encarga de cebar el mate que pasa de mano en mano. La escena no representó la típica actitud policial durante el día de paro y marcha contra la política económica del gobierno de Cambiemos convocado por el Frente Sindical para el Modelo Nacional, y al que se plegaron las dos CTA, movimientos sociales y partidos de izquierda. La pasividad policial fue efímera. Al cierre de esta nota, los detenidos eran 39.

Justo enfrente de la escena de los policías tomando mate, debajo del Obelisco, concentraban desde temprano las numerosas columnas de la CTA Autónoma, ATE y otros gremios afines. El golpe acompasado de los bombos repercutía sobre las avenidas, escurriéndose fácilmente por cada calle. Había tránsito y personas caminando, pero en menor cantidad de lo que puede esperarse un día laboral. Desde Once a Congreso y de allí hasta la 9 de Julio los negocios estaban abiertos, pero los transeúntes (imposible saber si estarían trabajando o no) se paseaban con la languidez de un sábado a la mañana.

“Hoy, nuevamente, venimos a marchar en contra de este gobierno y en contra de este plan económico. Porque este plan económico nos está matando a nuestros pibes y a nuestros jubilados” denunció  Alejandra Brillante, secretaria de Previsión Social de CTA-Provincia de Buenos Aires, y una de las dirigentes que encabezaba la cabeza de la columna que avanzaba por Diagonal Norte hacia Plaza de Mayo. “La provincia de Buenos Aires, una de las más ricas, hoy está endeudada por las políticas de María Eugenia Vidal. También quiso intervenir nuestra caja en el Instituto de Previsión Social, que históricamente da superávit. Ahora la está tirando a la baja para tener la excusa de intervenirla para seguirnos robando”, opinó sobre la situación en la provincia. “Nuestro pueblo debe entender que tenemos que ir hacia un gran frente común para derrotar a este gobierno y este modelo económico que viene de la mano del Fondo Monetario Internacional”.

“¿Por qué paramos hoy? En defensa de nuestros derechos. El gobierno nos ha desoído. Ha violado la Constitución en materia de derechos laborales”, se escuchaba por los altoparlantes.

Las columnas avanzaban con cierto apuro: ya eran pasadas las 11.30 y resultaba necesario mantener un estricto orden en la manifestación de cara al acto previsto para las 13. Se podían ver a hombres y mujeres de chaleco (el color dependía de a qué gremio o central pertenecieran) con la inscripción “Organización” en la espalda. Llegado el caso, gritaban “¡avancen!” o “¡hasta acá!” con la pericia propia de la experiencia en la manifestación callejera. Todo debía salir perfecto y no era para menos. El día anterior, la ministra de Seguridad Patricia Bullrich había ofrecido una conferencia de prensa denunciando la quema de cinco colectivos en varias localidades del conurbano bonaerense. Dijo entonces: “Lo que ya estamos viendo, y que ya lo advertí, son actitudes mafiosas. Esta destrucción de capital por aquellos que llaman al paro por el trabajo, lo que hacen es destruir trabajo. Esto es contra lo que nosotros peleamos”. Si la ciudad parecía sumida en el sopor de un fin de semana otoñal, el centro se acalambraba de tensiones por el temor a una posible represión. Los oficiales de infantería parados en fila e inmutables sobre la vereda, armas largas en mano, eran un mensaje de advertencia muy claro.

Sin embargo, no todas las columnas eran voluminosas y ni se desplegaban con grandilocuencia. También podían verse pequeños contingentes, con una o dos banderas, yendo por las calles laterales. Por Bartolomé Mitre, los representantes de la delegación Lomas de Zamora de Sadop se arrimaban silenciosamente hasta la plaza. Su secretario general, Raúl Barboza, comentaba: “Este es un llamado a la unidad para poder salir de esta situación calamitosa que estamos viviendo. Hoy es un día donde todos los trabajadores tenemos que estar juntos”. Y con respecto a las perspectivas que caben esperarse del futuro cercano, dijo: “Lamentablemente, es un gobierno que no ha solucionado los problemas que ya teníamos. Queremos que termine, como todo argentino, pero también queremos políticas más claras. Queremos un gobierno con justicia social y que se acuerde de los trabajadores”.

Ya por Avenida de Mayo el movimiento era frenético. Entraban las columnas de camioneros, impactantes por su número, que avanzaban ensordecedoras con cantos, trompetas y redoblantes. Ocuparían el lugar central frente al palco que se erigía sobre la Plaza de Mayo, ya que el orador principal sería su secretario adjunto, Pablo Moyano.

Hugo Yasky llamó a la unidad de los sectores populares para derrotar a Cambiemos en las elecciones presidenciales.

Refugiados del sol bajo las columnas del Cabildo se encontraban los militantes del Frente Darío Santillán. Casi al lado, se alzaba la bandera de Udocba. Al frente, en la esquina del Palacio de Gobierno de la Ciudad, se mezclaban las banderas de la CTA con las del Sat-Said y con una infinidad de banderas de todos los colores: pequeñas, tipo estandarte, enormes trapos pintados con aerosol (“No al ajuste – PJ La Plata”) y otras más elaboradas que tapaban cualquier intento de asomarse para ver a los oradores.

Hacia las 12.30 se empezó a escuchar por los altoparlantes repartidos por toda la avenida la voz de la presentadora. Lanzaba frases esporádicas: “¿Por qué paramos hoy? En defensa de nuestros derechos constitucionales. El gobierno nos ha desoído. Ha violado la Constitución en materia de derechos laborales”. Y las columnas respondieron, porque rápidamente se fueron apiñando contra el vallado de contención puesto a unos metros del escenario donde se desarrollaría el acto central.

Horas después el gobierno intentaría minimizar el alcance del paro, alegando que, por ejemplo, la actividad de los bancos no se vio afectada. Sin embargo, por Diagonal Norte se podía ver una verdadera marea humana avanzando, con rapidez algunos y otros a los saltos, perteneciente a La Bancaria. Entre bombos y banderas se encontraba Pablo, delegado de la comisión interna del Banco Credicoop. “Son casi cuatro años de un gobierno neoliberal que nos está matando a todos de a poco –declaró-. La idea es mostrarle a este gobierno la disconformidad del pueblo. Y aunque no quiera verla, también es importante que sea la gente la que vea la movilización en las calles”. Como empleado bancario, también está al tanto de lo que implica el modelo económico tomado por el gobierno: “Los bancos no la están pasando mal. Están teniendo ganancias. Pero no por otorgar créditos a las pymes para adquirir capital de trabajo o créditos hipotecarios para que la gente se compre su casa. La plata de los bancos viene de las Leliq, que pagan un 70 por ciento de tasa de interés. Hoy en día las ganancias son por la timba y no por cobrar intereses genuinos y de financiamiento productivo. Pero esto es una burbuja. Tenemos que abrir los ojos y ver que esto en cualquier momento va a reventar. Y ahí vamos a reventar todos juntos”, enfatizó.

La marcha coincidió con la conmemoración del 42º aniversario de las Madres de Plaza de Mayo.

La voz del escenario volvió a aparecer, esta vez pidiendo no caer “en las provocaciones de Patricia Bullrich y los infiltrados”, que estarían buscando mostrar a los manifestantes como un grupo de violentos. Recordó entonces que, tres días antes, se había cumplido el aniversario número 40 del primer paro que hizo la CGT frente a la última dictadura cívico-militar, en 1979. “Tenemos una historia de paz. Pedimos paz, pan y trabajo”, dijo la voz latosa.

Al frente casi no quedaba espacio para moverse. Pero desde varios metros se podía ver a un hombre que pedía permiso y caminaba a contracorriente, con una caja bajo el brazo. “Este es un fondo de lucha para los compañeros y compañeras de la empresa “PedidosYa”. Es un conflicto testigo de este momento. Uber, PedidosYa, Glovo, las apps que se presentan como el futuro del trabajo, ya dieron cuenta que son la precarización absoluta en las condiciones laborales. No les pagan obra social, no tienen un seguro por accidentes. Y se trata de gente que está laburando todo el día en la calle, expuesta al rigor que eso implica. Por lo que ellos luchan es por el reconocimiento de la relación de dependencia. Acá, en el caso de PedidosYa, que era una de las pocas empresas que blanqueaba la relación de dependencia, se está comenzando a despedir gente para contratar monotributistas. Entonces, esta es una lucha contra el avance de la precarización”. Quien dice esto es Matías, docente del nivel medio, militante de Ademys y de la agrupación Democracia Socialista, que de esta forma iba de persona en persona pidiendo una colaboración para el fondo de lucha. Respecto a su situación particular como docente, comenta: “Yo trabajo en una escuela de la Villa 31 y ahí el ajuste se siente muy fuerte. Los chicos te dicen que no tienen para comprar hojas, lápices, lapiceras…para ir a la escuela. Ellos vienen con hambre y sólo esperan la hora del comedor. Tienen problemas con la policía, que los acosa en los barrios. Las mujeres tienen problemas con sus parejas, que las violentan. Hay como un clima de tensión, de saturación. Y así es realmente difícil trabajar. Toda la mierda sale a flote en este tipo de situaciones. Pero, al mismo tiempo, por suerte también sale la solidaridad. En las crisis se ven los dos extremos. Lo peor de la gente y lo mejor de la gente”. Y en disonancia con uno de los supuestos que parecen sostener quienes convocaron a la marcha y piden por la unidad de la oposición, Matías concluye: “El futuro ya está complicado de por sí, gane quien gane en las elecciones. El nivel de deuda que ha dejado este gobierno no es sólo una entrega hoy, es una miseria planificada a futuro. Creo que si uno quiere que la cosa cambie, el próximo gobierno tiene que desconocer el pacto con el FMI. Tiene que investigar la deuda externa, porque está llena de ilegitimidades. Y estamos siempre pagando la renegociación de la renegociación”.

Hubo grandes críticas a los dirigentes de la CGT que no adhirieron a la medida de fuerza.

Un poco pasadas las 13, dio comienzo al acto. La voz exclamaba que se enunciarán las estrofas del Himno Nacional. El ruido de los bombos bajaba lentamente. Muchos se apoyaban la mano en el pecho. Ya sobre el final, el aire se saturaba con los gritos del “oh, juremos con gloria morir” y muchos dedos en “V” se elevaban con euforia.

Fueron seis los oradores. El primero (presentado como “líder del Frente Sindical”) fue Sergio Palazzo, secretario general de La Bancaria. Su discurso fue en gran medida una respuesta a distintas acusaciones que hicieron medios de comunicación y funcionarios al respecto de la convocatoria. “Algunos hablaron de amenazas, de cortes, de mafias… amenazas son las que hacen ellos con las conciliaciones obligatorias (en referencia a las dictadas por la Secretaría de Trabajo este lunes a los gremios aeronáuticos, cerámicos y de actores, a las que hicieron caso omiso); amenazas son cuando pretenden amedrentar con descuentos al salario por parar; amenazas son cuando meten miedo en la sociedad diciendo que va a haber disturbios; cuando dicen que si no ganan las elecciones, el país va a estallar”. Como la mayor parte de los discursos, llamó a continuar con más movilizaciones y el armado de un plan de lucha. “Si quieren más paro, van a tener más paro. Y si quieren más gente en la calle, la multiplicaremos por miles”, exclamó enérgico. De todas formas, también dedicó unas palabras a los dirigentes de la CGT, a quienes reclamó que recapaciten en su posición. Finalmente, concluyó con una declaración puramente electoral: “No tengamos miedo de que el futuro es el problema. El futuro es hoy y ahora. Es necesario un gobierno nacional y popular en octubre y la unidad es la piedra basal del mejoramiento en la vida de los trabajadores”.

Luego habló Mariano Sánchez, en representación de los movimientos sociales. Las columnas de la CTEP, Barrios de Pie, la CCC y el Frente Darío Santillán se encontraban sobre la Diagonal Sur. Su discurso fue un llamado a la unidad, “un gran frente con todos. Tenemos que derrotar a Macri en las urnas o en la calle. Si no lo derrotamos en la calle, habrá que derrotarlo en las urnas”, fue una de sus frases más contundentes.

“Si quieren más paro, van a tener más paro. Y si quieren más gente en la calle, la multiplicaremos por miles”, exclamó Sergio Palazzo, de La Bancaria.

A su turno, Ricardo Peidró, de la CTA autónoma, destacó la diversidad de corrientes que ese día ocuparon la plaza. “Trabajadores precarios, desocupados, formales, jubilados: la verdadera unidad es esta”. Recordó también que el 30 de abril se conmemora el 42° aniversario de la primera ronda de las Madres de Plaza de Mayo (motivo por el cual adelantaron el acto para que no entorpeciera la celebración que harían las Madres en esa misma plaza): “Queremos ser coherentes con los miles que siempre lucharon a lo largo de la historia”. Su cierre fue una declaración alineada a uno de los puntos en común más importantes que tuvieron todos los oradores: “¿Se creen que nos vamos a quedar cruzados de brazos hasta las elecciones? Los pibes se cagan de hambre hoy…Hoy es la lucha”.

Pablo Micheli (CTA) fue más duro con la dirigencia de la CGT. “Estos del binomio no sé si son boludos, están equivocados o son traidores. Hay muchos que intentan romper, como estos dirigentes que llaman a un paro el 1° de mayo cuando tendrían que estar acá”, remató Micheli. También se refirió al advenimiento de las elecciones cuando anunció que “son tiempos de lucha. Queremos que vuelva el peronismo, que vuelva un gobierno nacional y popular. Para eso hay que ganar la calle con más paros y más marchas, porque la victoria está en la unidad. Hay que acompañar el camino a la elección con el movimiento obrero, las organizaciones sociales y el pueblo en la calle”, concluyó.

“Recuerden esta fecha, hoy empieza una nueva historia para la clase trabajadora”, comenzó Hugo Yasky (CTA de los trabajadores y diputado nacional por el FPV-PJ) quien, luego de describir un panorama de crisis en el país, llamó a la unidad y la esperanza: “Este país sólo se puede hacer con la unidad del pueblo”.

Omar Plaini, del gremio de los Canillitas, tuvo la responsabilidad de leer un documento realizado en el Plenario de regionales de la CGT en SMATA. Se trató de un escrito basado en cinco puntos que podrían resumirse de la siguiente forma: 1) Rechazo de todo intento de reforma laboral, paritarias libres y aumento del salario mínimo, vital y móvil; 2) Cambio en la política económica, con protección a la industria nacional, el mercado interno y un repudio total al Fondo Monetario Internacional; 3) Retrotraer las tarifas de los servicios al 1° de diciembre de 2017 (de acuerdo a la ley votada en el Congreso y que luego fue vetada por Presidencia); 4) Derogación de la reforma previsional y aumento de emergencia a los jubilados y pensionados; 5) Defensa de la producción y mano de obra nacional.

La columna más numerosa fue la de Camioneros.

Por último, Pablo Moyano, secretario adjunto de Camioneros. Luego de que la presentadora lo nombrara, se escucharon estruendos de fuegos artificiales y las columnas del gremio se agitaron en algarabía. El comienzo fue un rosario de agradecimientos: a las 70 regionales de la CGT que decidieron unirse al paro, a la confluencia del Frente sindical con las CTA y los movimientos sociales y, en especial, a la agrupación interna de la UTA liderada por Miguel Bustinduy que provocó que no prestaran servicio casi un centenar de líneas de colectivos (en un gesto que muestra la fractura al interior del gremio transportista). Destacó entonces “los huevos” de los dirigentes que se encontraban aquella tarde en la Plaza de Mayo. Respecto a las conciliaciones obligatorias dictadas por la cartera del secretario de Producción Dante Sica, fue elocuente: “Que se metan las multas en el culo, a nosotros no nos aprieta nadie”. Como cierre del acto mismo, enfatizó: “Ellos ratifican el modelo económico, nosotros ratificamos que vamos a seguir peleando”.

Aunque muchos no estaban enterados, sobre la 9 de Julio la infantería había reprimido a  manifestantes que atacaron las sedes del Banco Francés y el Banco Galicia. Terminaron detenidas 39 personas por estos hechos y, según explicó la Policía de la Ciudad, también por haber amedrentado a choferes de colectivos de las líneas que no habían parado.

Por eso, al terminar el acto, la presentadora volvió a llamar a la calma. Insistió en “volver en paz, con las banderas en alto, a nuestros hogares”. En ese intante comenzó a sonar Jijiji, la clásica canción de los Redondos que aparece siempre al finalizar las marchas, mientras las columnas se alejaban tranquilamente por las avenidas entre los puestos de bebidas y comestibles que ya empezaban a levantar sus tiendas.

Porca miseria: ajustes y despidos en ANSA

Porca miseria: ajustes y despidos en ANSA

Sillas vacías por los despidos en ANSA.

Sillas vacías, escritorios sin pertenencias, computadoras apagadas. Lo que solía ser una sala de redacción, hoy es un escenario desolador. Figurita repetida para los medios de comunicación argentinos. En la bolsa también cayó ahora la reconocida agencia internacional de noticias, ANSA (Agenzia Nazionale Stampa Associata), donde hoy solo acuden a sus puestos nueve de los 17 empleados que trabajaban hasta que comenzó el último recorte.

Despidos de 74 empleados en la planta gráfica de La Nación y 37 en Editorial Atlántida; el embargo de la cuenta sueldo de los  trabajadores de C5N; los salarios impagos de Radio del Plata y los 65 desvinculados en Clarín, la situación más emblemática de los últimos días, con multitudinarias protestas en su puerta. Con mucha menos repercusión, en ANSA también se viven horas de desguace. El 11 de febrero, tras una comunicación telefónica desde Roma, el encargado del sector de Recursos Humanos de la agencia italiana comunicó que debían despedir a la mitad de los trabajadores de la oficina de Buenos Aires, la cual supo ser sede central de las oficinas de Latinoamérica. La decisión se tomó tras la reducción del 20 por ciento del aporte que percibía la agencia del Estado italiano. La propuesta que ofrecieron desde Italia tiró por la borda todos los tableros establecidos en cuanto a leyes laborales: a la decisión de a quién despedir y a quién no, la debían tomar los propios periodistas en el plazo de un mes.

“Nos avisaron que iban a echar a tres trabajadores con nombre y apellido: el telefonista y dos técnicos. Además, debíamos elegir entre nosotros seis redactores de los 12 que éramos en ese entonces. A los técnicos y al telefonista les dieron entre cuatro y cinco días para arreglar sus cosas e irse. Al resto, hasta el 12 de marzo. La decisión del recorte no la tomaron con un sentido periodístico sino, en cambio, con un criterio financiero”, arremete Fernando Lorenzo, periodista y secretario gremial de la Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires (UTPBA).

ANSA está desdde 1952 en nuestro país y era la agencia de noticias cabecera en latinoamérica.

Tras negociaciones con la empresa y audiencias en el Ministerio de Trabajo, los empleados han logrado que cada uno de los cuatro compañeros que optaron por finalizar su compromiso con la agencia, firmara en el SECLO (Servicio de Conciliación Laboral Obligatoria) un retiro voluntario donde se acordó una cifra indemnizatoria superior a la establecida por la ley. Lorenzo, quien asistió a cada una de las reuniones, agregó: “Nosotros plantamos bandera pero no le pusimos palos en la rueda a nadie que decidiera irse; en cambio, tratamos de generar una mejor condición para negociar su salida”.

Desde su establecimiento en el país en 1952, la agencia ha vivido cada uno de los conflictos políticos y económicos que sacudieron a la sociedad argentina. Hoy, sumado a la crisis de la industria periodística y la específica de las agencias de noticias, se encuentra en medio de una crisis que ha dado lugar a la precarización. “Estamos preocupados, no solo por nosotros y nuestro gremio, sino a nivel general. Tratamos de dar resistencia, ver caminos para que no se cierre la fuente de trabajo pero el avance es arrollador. La empresa tiene sus razones, nosotros las nuestras, pero ahora, lamentablemente, estamos en inferioridad de fuerza”, comenta Alejandro Curotto, periodista de ANSA, especialista en política internacional.

La agencia de noticias italiana contaba con 81 oficinas distribuidas en 74 países. El objetivo primordial de la localización de ANSA alrededor del globo puede adjudicarse a una presencia política estratégica en dichos países detrás del sentido más superficial, el informativo. Actualmente, las únicas dos sedes que aún siguen ubicadas en el sur del continente americano son las pertenecientes a Buenos Aires y San Pablo, quedando únicamente corresponsables ubicados en México, Caracas, Cuba y Chile. Los trabajadores de la agencia, en su comunicación telefónica, tuvieron que escuchar otra posible decisión que estaba evaluando la empresa: concentrar la sede porteña en San Pablo, donde las condiciones laborales son mucho más flexibles, para bajar los costos.

Curotto, que tiene 60 años y ha dedicado 36 de su vida a la redacción de artículos para ANSA, explica: “Uno quiere y le tiene cariño a su trabajo porque es su obra, lo que hace, lo que estudió y aprendió. La decisión a tomar no abarca solamente irse o quedarse” .

Los trabajadores de ANSA debieron elegir entre ellos qué periodistas debían ser despedidos.

Ante el panorama desalentador, los trabajadores comenzaron a evaluar estrategias para poder generar un frente sólido sumando apoyos internacionales: “A fines de febrero, intentamos hablar con el canciller italiano, Enzo Moavero Milanesi, pero en ningún momento nos ofreció un espacio para contarle nuestra situación. Eso, para nosotros, fue una respuesta, sabemos que por esa vía no tenemos nada”.

En la última audiencia en el Ministerio de Trabajo a la que asistió el equipo de ANSA, con Fernando Lorenzo a la cabeza, los trabajadores recibieron otro golpe: la agencia solicitó que una persona más abandone su puesto. “Los que quedamos, estamos en el Titanic hundiéndonos. Nuestro servicio ya era precario anteriormente y ahora, por supuesto, empeoró. Los que quedamos nos reunimos y acordamos el trabajo que podemos llegar a brindar y garantizar sin que haya conflicto entre nosotros. Hay demanda corta y un problema estructural. No tenemos claro si esto terminó acá. Las personas que eligieron irse, lo hicieron mediante un consenso. Hoy no hay nadie con ganas de aceptar un retiro. De ninguna manera vamos a pelearnos entre nosotros para decidir quién se va, sino que vamos a defender nuestro puesto de trabajo”.

Para ANSA, la crisis del 2000 fue un quiebre y desde entonces la agencia se achicó continuamente hasta llegar al resultado de hoy. Lorenzo cuenta: “Nos quisieron sacar del convenio colectivo, la idea era realizar contratos individuales. Hubo una pelea muy fuerte, tomamos la sede y sufrimos dos despidos. A partir de ese momento, se negociaron mejores condiciones de trabajo. Estuvimos casi 10 años sin aumento de sueldo por la ausencia de paritarias. Gracias a la resistencia pudimos mantener nuestras condiciones de trabajo y crear un precedente. Hoy la situación les pesa por nuestro historial”.

A la espera de la nueva audiencia del 2 de mayo, Fernando Lorenzo, se animó a proyectar la situación de ANSA a futuro: “La propuesta es llegar con esta balsa, aunque sea destruida, hasta la orilla de octubre. Quizás haya una inyección al sistema productivo, al mercado interno. Aunque no sea laburar de periodista pero tener la posibilidad de insertarse desde otro lugar”.

El gran despedidor argentino

El gran despedidor argentino

«Acá solo somos un número», dijo Rubén Digilio, uno de los despedidos.

Las cámaras ya estaban transmitiendo y el grupo electrógeno del sonido llevaba rato encendido, pero la conferencia de prensa aún no podía iniciar porque restaba ocupar una silla justo en el centro de la mesa de los oradores. Llaman entonces a Rubén Digilio para que tome asiento. En cuanto mencionan su nombre, la audiencia comienza a aplaudir enfáticamente. Y es que Rubén, su trayectoria y su simpleza, son la prueba empírica de que no hubo razón o criterio en ninguno de los 65 despidos del Grupo Clarín.

Si bien la conferencia estaba anunciado para las doce del mediodía, no fue sino hasta cerca de la una que se le dio inicio, al grito de “Unidad de los trabajadores”. La conferencia tuvo diez oradores y duró 35 minutos. Ya pasaron 7 días desde que anunciaron a los 65 despedidos, de entre los cuales 18 son del área de fotografía, que tiene 24 fotos expuestas en 6 de las 37 vallas que aún rodean la redacción de Tacuarí al 1800. Es todo una cuestión de cuentas y Digilio lo sabe muy bien: “Acá sos un número”. Es toda una cuestión de cálculos porque esa parecería ser la única razón que le encuentran los trabajadores a su sorpresiva desvinculación. “Perder nunca pierden. Cada vez quieren ganar más”, asegura el reconocido fotógrafo. Clarín ha sido el mayor beneficiario de la pauta oficial en los últimos tres años. Según informó a la prensa Matías Cervilla, delegado de la Comisión Interna de Trabajadores del Grupo Clarín, la empresa ha recibido millones de pesos del presupuesto estatal durante 2018.

El caso del despido de Rubén Digilio fue uno de los más emblemáticos, ya sea por su larga trayectoria en el medio, porque le faltaban únicamente dos años y tres meses para jubilarse o porque no le llegó a tiempo el mail que le notificara del despido, razón por la que se enteró en la puerta del edificio, mientras pretendía ingresar a su trabajo, tal como hacía todas las mañanas desde hacía 21 años. Lejos está él, sin embargo, de considerarse emblemático: “Acá, somos todos números y no les importa. No les va a importar nunca porque acá se ha ido gente grosa. No solo de fotografía, se han ido redactores que son grosos. Tipos que tienen una pluma increíble y no les importó. ¿Y por qué les iba a importar yo? Un dolor llegar acá, que no te dejen entrar, una angustia tremenda”. Y sigue “Obviamente, yo no vuelvo. Ni aunque me tripliquen o cuatripliquen o quintupliquen el sueldo. Yo le dediqué todo (al diario). Tal vez sea muy extremista; del amor pasé al odio. A todos nos gustaba el laburo. Si nos teníamos que quedar tres horas más, no importaba, porque nos gustaba. Y no lo supieron aprovechar. Te sentís desvalorizado y muy dolido”. El clima general durante la jornada -y desde hace una semana- es de dolor e incertidumbre, de tristeza, pero también de solidaridad.

Durante el paro, los medios del Grupo Clarín continúan saliendo por el trabajo de los prosecretarios de redacción.

La conferencia de prensa de ayer sigue en línea con el Camarazo que se llevó a cabo el lunes al mediodía. El área de fotografía es una de las más golpeadas por los despidos, al haber desarticulado al 40% de los reporteros gráficos. Allí estuvieron presentes también el Frente Popular Darío Santillán, el Frente de Organizaciones en Lucha y el Movimiento por la Unidad Sudamericana y el Cambio Social. El padre de Darío Santillán hizo uso de la palabra para remarcar la importancia de los fotoperiodistas, recordando que el lente de José “Pepe” Mateos fue esencial en el juicio del asesinato de su hijo.

Horas después del Camarazo del lunes se decidió por unanimidad en la asamblea de trabajadores un paro de 48 horas, que se extenderá desde la conferencia del martes hasta el mediodía del jueves. Frenar todas las tareas y detener las actividades laborales en las redacciones de Clarín, Olé, las revistas Elle, Viva y demás portales y productos de AGEA fue la medida votada por quienes siguen trabajando para la empresa en apoyo a sus compañeros. Esto no significa, no obstante, que los medios gráficos y los portales digitales dejen de salir y actualizarse durante estos días. Las tareas quedarán a cargo de prosecretarios que seguirán asegurando la vigencia del medio. Quién explica esto es Victoria de Masi, todavía redactora de Revista Viva: “Entendemos también que los productos tienen que seguir saliendo. Es nuestra fuente de trabajo. La queremos cuidar es pos de las audiencias. Nosotros somos servidores públicos. Los que pierden también son los lectores, los oyentes, los televidentes, los usuarios de redes sociales. Es decir, esto no es una movida individualista o de nicho, sino que está en juego la responsabilidad social que implica nuestro trabajo, que tiene que ver con informar. Ni más ni menos. Y el derecho a la información y el deber cívico que implica estar informado”.

Los trabajadores de Clarin recibieron el apoyo solidario de colegas de todos los medios.

La palabra audiencias parecería aún resonar en la cabeza de muchos. Al comienzo de la semana que culminaría con trabajadores en la calle, Clarín anunció el rediseño de su redacción con el objetivo de acelerar la transformación digital, apostar a la calidad y hacer crecer su audiencia. El resultado pareció ser una brutal reducción de personal. Claro está, que todo esto se enmarca en un contexto de crisis, cambios e incertidumbre en el ecosistema mediático. El conflicto en Télam del pasado año, el vaciamiento de la TV Pública, el paro en Página 12, los sueldos de C5N, la crisis en Radio Nacional son algunas de las situaciones todavía vigentes a las que ahora se suma la de Clarín. De Masi observa con preocupación este hecho: “De alguna manera pensamos que esta serie de despidos en Clarín es habilitante para que en otras empresas periodísticas pase lo mismo. Eso es poner al periodismo en riesgo. El periodismo es un oficio muy modesto pero también es muy complejo, y tiene una responsabilidad social. Por eso también es una invitación para que el resto de las redacciones estén en estado de alerta”.

Los trabajadores de Clarín no han recibido ningún tipo de respuesta por parte de la empresa. Adentro hay guardias civiles que custodian los pasillos, menciona Francisco “Paco” Rabini, dirigente de SiPreBa, durante la conferencia brindada ayer. También fueron oradores Clara Uranga, redactora y delegada de SiPreBa y AGEA, Walter Correa, del Frente Sindical para el Modelo Nacional, Nicolás del Caño, diputado por el Frente de Izquierda, Hugo Yasky, Secretario General de la CTA, Romina del Plá, diputada por el Frente de Izquierda, Roberto Baradel, Secretario General del Sindicato Unificado de Trabajadores de la Educación de Buenos Aires, Miguel Funes, diputado por UC-FPV-PJ, Manuela Castañeira, precandidata a presidenta por el Nuevo Más y Tato Dondero, Secretario General de SiPreBa.

Hoy a las 16 horas se realizará  un Festival de bandas y la semana que viene participarán de la movilización y el paro del 30 de abril.

Héctor Magnetto, CEO y uno de los propietarios de Clarín, fue el principal blanco de las protestas.

Clarín causó nuevos despidos: «No se escucha ni una tecla»

Clarín causó nuevos despidos: «No se escucha ni una tecla»

Asamblea por los despidos a las y los trabajadores de Clarín.

Ante el despido de al menos 65 periodistas con la excusa de la reestructuración, los trabajadores de Clarín decidieron en asamblea un contundente cese de tareas. Tanto las notas  del diario en papel como las de los portales hoy fueron escritas por prosecretarios. La base de redactores y la primera línea de editores abandonaron sus computadoras con la consigna “no se escucha una tecla”. Por segundo día consecutivo, la asamblea general de trabajadores de Clarín/AGEA resolvió por unanimidad realizar un cese de 24 horas con presencia en las redacciones, hasta este viernes a las 12 del mediodia. Además se votó la quita de firmas de las publicaciones.

“Estamos conmovidos”, dice la delegada Clara Uranga, con la voz quebrada. “Vivimos un día de mucho estrés, adrenalina y tristeza, pero también de mucho cariño y apoyo entre todos nosotros”.   

La empresa AGEA, del Grupo Clarín; que publica los periódicos Clarín y Olé y revistas como Elle, Ñ y Genios; ya despidió cientos de trabajadores en los últimos cuatro años, incluidos los returos voluntarios, pero esta vez decidieron que muchos de ellos se enteraran en la puerta de la empresa frente a un vallado custodiado por personal contratado de seguridad. “Hubo mucho llanto. No se esperaban para nada todo esto”, dice el reportero gráfico Daniel Baca, de Tiempo Argentino, que estuvo en Tacuarí al 1800 junto a varios centenares de colegas y personas que se concentraron a brindar apoyo y visibilizar este destrato.

“Es un ajuste que golpea directamente a la redacción, todos los despedidos son periodistas. No hay despidos en otros sectores, a los que se les pidió que trabajaran desde sus casas ayer y hoy para que no tuvieran siquiera la posibilidad de solidarizarse”, aclara Uranga. Y agrega: “La empresa de medios más grande del país, cuando tiene que reestructurarse, elige despedir periodistas, aunque una semana atrás nos comunicaran que un ‘nuevo desafío’ exigía a los redactores trabajar una hora más cada día. No queda claro si nos necesitan o sobramos, entonces”.

Vale la pena recordar que en 2000, Clarín despidió a 117 empleados, entre los cuales estaba toda la comisión interna. Desde ese momento no hubo representación gremial hasta 2012. “Nos costó mucho construir sobre el miedo, y hoy estamos orgullosos de los compañeros”, concluye Uranga.

El día en que se enteraron de los despidos 

“Llegamos aquí con el edifico completamente vallado, militarizado y con policía por todos lados. Estamos empezando una medida de fuerza que consiste en un paro hasta el cierre con asamblea permanente, con los compañeros que siguen adentro trabajando y los que fueron despedidos. Estamos exigiendo una mesa de negociación. Queremos que dejen de tratarnos como si fuésemos barras bravas, somos periodistas, los que ellos contrataron para trabajar”, dijeron Matías Cervilla y Sebastián Díaz sindicalistas representantes del Sindicato de Prensa de Buenos Aires el pasado miércoles 17.

Tras las vallas que cierran la entrada, varios trabajadores se abrazan con fuerza, muchos con lágrimas que no pueden contener. Por la mañana, cuando llegaron a trabajar, no les permitieron el ingreso, las entradas tenían guardias de seguridad y la Policía ya se encontraba afuera. Así, fotógrafos y redactores de Clarín se enteraron que estaban despedidos. Uno de ellos, Pablo, que prefiere mantener en reserva su apellido, dijo: “Me enteré por un mail que me mandó la empresa, en donde me dijeron que prescindían de mi trabajo y que tenía a mi disposición la liquidación de sueldo. No hubo otra notificación. Hoy vine a la puerta y no me dejaron entrar”.

Reunidos en asamblea en horas de la tarde, los trabajadores decidieron unánimemente mantener un cese de actividades del medio hasta ayer a la medianoche y un estado de asamblea permanente para continuar discutiendo las medidas a tomar. El secretario general del Sindicato de Prensa de Buenos Aires (Sipreba) y representante de Página/12, Tato Dondero, se acercó a apoyar a sus compañeros despedidos y a organizar comisiones de debate. “Tenemos que defender cada puesto de trabajo porque tiene que ver con la vida de la familia, de los trabajadores y tiene que ver con el contexto difícil que atraviesa el gremio de prensa. Cierre de medios, achicamiento de voces, que genera perjuicio para todos los argentinos”, afirmó.

Se espera que la próxima semana los sindicatos llamen a una movilización para exigir una respuesta de la empresa. Los trabajadores esperan poder reincorporarse a sus puestos y luego sentarse en una mesa de diálogo con los directivos de Clarín.

El desguace de la Línea 60

El desguace de la Línea 60

Atravesar la Ciudad de norte a sur es una odisea que a partir de una nueva disposición será más caótica que nunca. El Ministerio de Transporte de la Nación emitió una resolución por la que la emblemática línea 60 de colectivos, perteneciente a la empresa Micro Ómnibus Norte (Monsa), suprimirá 12 de sus 19 ramales, por lo cual quedarán en circulación únicamente siete recorridos. De este modo, tres ramales serán directamente eliminados, mientras que los restantes se fusionarán dando origen a nuevas rutas. ANCCOM dialogó con usuarios y trabajadores, para conocer de primera mano el impacto de este cambio.

A partir de la modificación, de estos nuevos trayectos, cuatro llegarán hasta Escobar, dos hasta Tigre y sólo uno hasta San Isidro, siendo este último el único en llegar a un punto neurálgico de la Ciudad como lo es Constitución. Así, alguien que vive en Escobar, Tortuguitas o Ingeniero Maschwitz tendrá que tomarse más de un colectivo para hacer el mismo recorrido. A su vez, como la mayoría de los servicios terminarán en Barrancas de Belgrano, quienes se tomaban esa línea en las paradas siguientes, dentro de la ciudad, sufrirán muchas mayores demoras.

“Con la restructuración de las trazas dividen la empresa, ya que los trabajadores de Barracas perderemos contacto con nuestros compañeros de zona norte. Además, planean reducir el parque automotor en más de 100 unidades, por lo cual la empresa buscará despedir choferes. Nosotros denunciamos que es una medida antipopular: no beneficia a nadie, tanto usuarios como trabajadores nos veremos afectados”, puntualiza Santiago Menconi delegado de la línea 60.

Estefany Lucas, 23 años, vive en el partido de Tigre y viaja diariamente a Capital. De los cinco ramales que llegaban a Tigre, ahora sólo quedarán dos, lo cual se traduce en peores condiciones de viaje para los usuarios: “El colectivo 60 lo usa toda mi familia, mis primas, mis tías, mi hermano, hasta mi hermanita porque va al colegio en Capital. Sinceramente para nosotros es complicado porque todos trabajamos en Capital, yo también estudio allí, y es el único colectivo que nos deja a todos cerca de donde vamos”, cuenta Estefany y agrega: “Sé que van a sacar el ramal que usamos y eso implicaría  tomar hasta dos colectivos solo para llegar a Belgrano, el pasaje cada vez va en aumento y los colectivos que salen desde provincia no son nada baratos”.

Los pasajeros manifiestan su repudio a estas modificaciones y  junto con los choferes de la línea juntaron firmas y presentaron sus reclamos  en la Subsecretaria de Transporte para que la resolución sea anulada. Daniel Silveira tiene 47 años, hace 11 que es chofer del 60, y señala la importancia del apoyo conjunto de las otras organizaciones para que su reclamo tenga más peso y visibilidad. “Estamos trabajando con organizaciones sociales, barriales, con otras organizaciones sindicales que nos apoyan y con los usuarios que son los que a futuro, si esto sale, van a ser los más perjudicados porque va a haber barrios carenciados en los que ya no va a pasar el 60”, remarca.

Si bien en la resolución se plantean tiempos mínimos y máximos entre un colectivo y otro dependiendo de cada recorrido, Santiago Menconi explica cómo el recorte afecta a los pasajeros, fundamentalmente, por dos razones: “En primer lugar, se eliminan servicios de zonas humildes, como el Ruta 9 por Tigre, el Panamericana 1 y el Panamericana Bajo. Por otro lado, de aprobarse el edicto, tendrían que abonar dos pasajes en lugar de uno, dado que los servicios de Barracas solo llegarían a San Isidro y los de la zona norte -provenientes de las cabeceras de Maschwitz, Escobar y Rincón- solo llegarían hasta Barrancas de Belgrano. Así, el pasajero no tendría el descuento del sistema SUBE, porque estaría viajando dentro de la misma línea, y pagaría dos pasajes por el mismo servicio”.

El recorte para los trabajadores no es algo nuevo y así lo hace notar Héctor Cáceres, chofer de la línea 60 desde hace 21 años: “El ajuste que se viene produciendo en la línea  desde el año 2010 produjo una merma  de puestos de trabajo de 300 personas, y con el edicto presentado por la Secretaría de Transporte, estamos viendo que va a haber muchos más aunque la empresa haya prometido que no”. Lo cierto es que “hubo despidos encubiertos ya que durante estos últimos años hubo muchos compañeros que se jubilaron y no repusieron esos puestos de trabajo”, denuncia Cáceres.

Cabe recordar que en 2016 un operario de mantenimiento de la empresa, David Ramallo, murió aplastado por una falla en un elevador. Por esa muerte, los trabajadores denunciaron fallas en las condiciones de seguridad laboral instrumentadas por la empresa.

En cuanto a los recortes de servicios, Daniel Silveira razona: “Ahora estamos haciendo 19 recorridos y vamos a pasar a hacer 7 nada más y es imposible que haciendo menos recorridos se contrate más gente, sino todo  lo contrario. Ciertos usuarios, para hacer el recorrido que vienen haciendo pagando un solo boleto, van a  tener que pagar hasta dos y tres pasajes. Eso es lo que en definitiva está buscando la empresa: como le sacaron subsidios, quieren abaratar costos y maximizar ganancias haciéndoselo pagar a los pasajeros”. Habrá que esperar para saber si los reclamos de los pasajeros y trabajadores serán escuchados o los responsables harán caso omiso y privilegiarán sus bolsillos.