Fútbol para todos

Fútbol para todos

El proyecto de la Liga de Fútbol inclusiva nació en 1997.

En un contexto que amerita visibilizar derechos, se jugó el domingo pasado la final de la liga de fútbol inclusiva organizada por Asociación Civil Andar, un certamen masivo que convoca a equipos formados por jugadores con y sin discapacidad. Por segundo año consecutivo, el torneo se realizó en el predio de la AFA en Ezeiza y más de 1.200 personas participaron de la jornada.

El campeonato resulto todo un éxito. Fue organizado por la Asociación Civil Andar, una ONG de Moreno  que trabaja desde hace más de 20 años ofreciendo un abordaje holístico para las personas con discapacidad y valorando los derechos a la participación en el deporte, el arte, la cultura y la salud.

Raúl Lucero, representante legal de la ONG, contó que esta “es una organización social que nace producto de situaciones  de inequidad que atravesaban a las personas, vulnerando múltiples situaciones de derechos humanos que tienen que ver con la alimentación, con el ejercicio pleno de estudiar, de trabajar, de practicar un deporte, de concurrir a un club, de hacer una actividad recreativa”. Y agrega: “Veíamos que había todo un colectivo invisibilizado para el ejercicio de estos derechos, que son las personas con discapacidad de nuestra comunidad”.

Lucero recordó que empezó a convocar y a buscar puerta a puerta a los chicos y las chicas que actualmente integran el plantel de fútbol.  “Las oportunidades no tienen que ver con su discapacidad -expresó-, tienen que ver con barreras sociales, actitudinales, culturales, que le impiden a ese niño o esa niña directamente salir de su casa; están en la vereda, en la calle, en el transporte, en el acceso a la escuela, para conseguir un trabajo… y así podemos seguir hablando.”

Los equipos semifinalistas de este año provenían de localidades tan disímiles como Quilmes, Tigre y Moreno.

Un proyecto colectivo

Juan Rivas, director de la liga de fútbol inclusiva, dijo que “el proyecto inicia en el año 1997, con el empuje de los propios jóvenes que entrenábamos en Andar y en su programa de deportes. No tenían competencia sistematizada, entonces pautamos con dos o tres instituciones realizar un encuentro un sábado a la mañana y a partir de ahí,  renovamos el compromiso una vez por mes”. Rivas recordó que “jugábamos unos partidos, comíamos unas hamburguesas, tomábamos unas gaseosas y mes a mes fue cambiando, fue mejorando, fueron sumándose más personas, mas equipos y hoy estamos acá. Es decir, fuimos implementando un reglamento, algunas cuestiones para que se cuide la esencia y la filosofía con la cual fue iniciada esta movida del fútbol”

Martín Lucero, responsable de la comunicación de Andar, detalló que “este año están participando más de 43 organizaciones representadas en 120 equipos. La metodología del torneo es de fútbol 5 y hay zonas masculinas, femeninas. Durante toda la temporada han ido sumando puntos y las cuatro primeras posiciones jugaron las semifinales. Esta semana se disputó el partido por el tercer puesto y la final”. Los equipos que estaban disputando esos partidos pertenecen a localidades tan distantes como Quilmes, Tigre y Moreno. Todos buscaban la copa de la inclusión.

Uno de los aspectos destacables de este torneo es que los dos equipos que llegaron a la final fueron de mujeres. Acá también el feminismo va copando terreno y  demostrando que la inclusión se logra en todos los sentidos. El director técnico de estos equipos femeninos es Lucero. “Estoy en un equipo de deportes en el cual nos encargamos de dirigir tres proyectos fundamentales: uno es la liga de fútbol inclusiva, otro es una escuela de fútbol donde desarrollamos habilidades de mujeres y varones con discapacidad. Y el otro es el proyecto de voluntariado”. Sobre este último añadió: “Es un proyecto de desarrollo de liderazgo en jóvenes que están estudiando en terciarios de barrios.”

“El evento que hacemos convoca alrededor 1200 personas y en el equipo de trabajo que lo organiza somos 5, así que sería imposible llevarlo adelante sin el apoyo de los voluntarios”,  dijo Lucas, quien está a cargo de los jóvenes líderes. Y agregó: “Hoy contamos con aproximadamente 80 voluntarios, de los cuales tenemos un flujo de 60 fijos que participan todo el tiempo, la gran mayoría nos apoyan en las actividades que realizamos. Colaboran en todo lo que es la ceremonia de premiación, organización de los partidos, en la parte deportiva, tenemos veedores, planilleros, árbitros, gente que colabora con la comida, accesos e ingresos.”

Camila, estudiante de último año de la carrera de profesorado de educación física y voluntaria de la liga de fútbol como veedora y encargada de controlar los goles, los cambios y fijarse que se cumpla con reglamento junto con el árbitro, asegura: “Me interesa como Granja Andar utiliza el fútbol como herramienta de inclusión social.”

La Liga de Fútbol Inclusiva disputó sus partidos en el Estadio de River, en el predio de la AFA en Ezeiza y ha enviado representantes al Mundial Femenino de Francia.

“¿Por qué no AFA?”

“La liga tiene 23 años y a los ocho soñamos con una final en River. Todo el mundo podía decir: ´¿River? ni loco te lo van a prestar´. No solamente lo hicimos ese año sino que por 5 años consecutivos hicimos las finales en el Monumental. Luego soñamos con Independiente y con el estadio único y así con diferentes canchas. Y un día dijimos: ´¿Por qué no AFA?´ Y desde el 2010, cuando la selección participa del mundial en Sudáfrica, tuvimos el primer acercamiento con Julio Grondona”, recordó Lucero y añadió: “Fue duro, todavía no se abrían estos espacios, pero comenzamos a entablar diálogos, a trabajar y poner este tema en agenda.”

“El año pasado fue la primera vez que se organizó el torneo en AFA. Hemos firmado un convenio de cooperación Andar-AFA en el año 2017 y en el 2018 nos dejaron hacer la apertura, el lanzamiento, el acompañamiento a la selección de mujeres que viajó a Francia en junio y hoy nos permiten hacer las finales en el predio” acotó  Rivas, quien presentó a dos integrantes del equipo femenino que viajó a Francia a participar del Mundial de Fútbol Inclusivo. “Yo soy Priscila de Moreno y juego en la granja Andar. Fui a Francia a jugar fútbol. Quedamos en el tercer puesto pero me divertí y la pase muy bien junto con mis compañeras”, y agregó: “Entrenamos todos los jueves. Ahora estamos preparándonos para un viaje a Bahrein, con nervios, ya que es la segunda vez que viajo en avión”. Por su parte, Daniela Giuliano señaló: “Estoy en la liga de fútbol inclusiva. En Francia la experiencia me  encantó. Me gustó estar con las compañeras y ganar un par de partidos”.

La jornada finalizó con una fotografía de la copa para todos y todas y la victoria para el equipo femenino de la Colonia Montes de Oca. ATADIM, de Ituzaingó, ganó en la categoría masculina.

La discapacidad tiene que ver con una condición relacional que se da entre la interacción del sujeto con la sociedad; y son las barreras que muestra ésta la que hacen visible a esa discapacidad. De lo que se trata es de denunciar esos obstáculos y luego eliminarlos, ofreciendo oportunidades equivalentes para todas las personas, como se pretende con la liga de fútbol inclusivo.

Por un fútbol sin censura

Por un fútbol sin censura

MPU reúne a 40 medios partidarios que transmitían fútbol por streaming hasta que TyC Sport lo prohibió.

Un partido de fútbol un viernes a las 12 del mediodía puede parecer extraño. Pero eso fue lo que llevó a clubes de barrio, organizaciones sociales, medios independientes y reconocidos comunicadores a visibilizar su reclamo, el viernes último, frente al edificio del Ente Nacional de Comunicaciones (ENACOM), en Perú 103. Allí armaron una cancha sobre el empedrado. Equipo gris contra  equipo blanco, ambos con la leyenda “Fútbol sin censura”en las remeras, en alusión a la presión que sufren los medios partidarios por parte de TyC Sports, que amenaza con sanciones económicas a los clubes, cuyos hinchas transmitan los partidos vía streaming.

En el inicio del acto, Natalia Vinelli, directora de Barricada TV, y Alejandro Schiaffino, integrante del Canal Cooperativo Pares TV, denunciaron las políticas del gobierno nacional en favor de las grandes empresas concentradas, como el caso de Trisa, que quiere impedirle a Pares TV, canal comunitario de Luján que emite por TDA, las transmisiones de los partidos de Flandria. El reclamo hacia las autoridades del ENACOM fue que “dejen de mirar para un costado”.

Además de Barricada TV, Pares TV, Medios Partidarios Unidos (MPU) y la Coordinadora Nacional de Televisoras Alternativas, entre otras organizaciones,  se acercaron reconocidos comunicadores como Víctor Hugo Morales y Alejandro Apo. El periodista uruguayo explicó los motivos de su presencia:” Tan solo vine a estar un momento con ustedes, a acompañarlos, para divulgar esta lucha apasionante, en desventaja y maravillosa, aún si se perdiese. Nada tiene más dignidad que la derrota cuando se conoce de antemano, esto vale también para los términos deportivos. Creo que la lucha es extraordinaria y que podemos sacar a los lobbys, y que por una vez se den cuenta que no tienen derecho a quedarse con todo”. Víctor Hugo también responsabilizó a las autoridades pidiendo que algún día se pongan a favor del derecho de todos.

Otro periodista presente fue el ex relator de “Fútbol para Todos”, Javier Vicente, quién se mostró muy crítico con la censura  a los medios partidarios: “Hoy están siendo censurados los compañeros de MPU de las transmisiones por streaming de los distintos clubes y ese es un tema que hay que visibilizar y denunciar, por sobre todo a una empresa monopólica como Torneos, que una vez más vuelve a pasar por arriba de todos los derechos de los ciudadanos y en complicidad, en este caso, con la AFA, lo que es realmente todavía más grave. También están siendo censurada las audiencias, que son tan importantes como los colegas, que quieren ver esas transmisiones y ahora no se les permite acceder a ellas”. 

Víctor Hugo Morales, Alejandro Apo y Macarena Sánchez fueron algunos de los que participaron de la protesta.

Medios Partidarios Unidos es una organización que nuclea a más de 40 medios de distintos clubes que realizan transmisiones por streaming. Como pocas veces, hinchas de All Boys, Temperley, Atlanta, Platense, Los Andes, El Porvenir y Ferro, entre otros, están juntos por una causa común. Gabriel “Pacho” Cerpa, de “Vivo Por Los Andes” y miembro de MPU, se sumó a las críticas: “El ENACOM tiene que hacer respetar el artículo 77 de la Ley de Medios. Hay artículos que no se derogaron y siguen en vigencia, como este, que  habla de los eventos culturales que deben ser transmitidos en forma gratuita”. Además, señaló que están amparados por varios derechos constitucionales, como el derecho al trabajo, a la libertad de expresión y a la información de cualquier hincha que quiera ver un partido.

La consigna era un fútbol sin censura. Hubo dos partidos de cada uno de quince minutos. Ambos fueron transmitidos por los medios presentes. El primero contó con la futbolista de San Lorenzo, Macarena Sánchez, quién además de criticar a TNT Sports y a la AFA por la televisación de apenas cuatro partidos de fútbol femenino, se destacó dentro de la cancha marcando los dos goles para el triunfo de su equipo, el gris. El partido restante fue victoria del equipo blanco por tres a cero. El cierre consistió en una suelta simbólica de pelotas hacia la sede del edificio gubernamental. La pelota ahora la tienen ellos.

El fútbol femenino tiene historia

El fútbol femenino tiene historia

Las pioneras del fútbol nacional celebraron el Día de la Futbolista.

“Mis cuatro paredes estaban repletas de pósters de jugadores de todos los equipos. Pero me hubiera gustado tener pósters de Marta Soler, de Betty García, de Elba Selva”, dice la fundadora de Pioneras del Fútbol Femenino en Argentina, Lucila Sandoval. En 2016 esta ex arquera de Independiente decidió que era indispensable recuperar la historia de las mujeres en el fútbol. Luego de tres años, la organización consiguió que la Legislatura porteña declarase el 21 de agosto como el Día de las Futbolistas Argentinas. 

Es usual que se tenga presente toda clase de datos, anécdotas y estadísticas sobre equipos de fútbol masculinos a lo largo de los años en Argentina. Sin embargo, no es tan común -o al menos no lo era hasta hace poco tiempo- conocer la historia del fútbol femenino. Cuando en 1988 Sandoval fue a firmar su primer fichaje vio un cuadro de la selección femenina de 1971 en el mundial de México. “Yo nací en el 70, me sorprendía pensar que yo estaba gateando y había mujeres jugando un mundial”, cuenta la arquera y subraya: “Esas mujeres habían quedado olvidadas y con ellas, todo su recorrido”. Esa generación desmalezó el camino para nosotras”.

La tarea que encara Pioneras, de recolectar y compartir el recorrido de las jugadoras, busca crear un marco de referencia, un espacio de identificación para las nuevas generaciones. Su fundadora reconoce que “si no hubiera habido esta movida feminista, no se hubiera podido visibilizar tan rápido nuestra causa”. Dentro de un deporte considerado mayormente masculino, las mujeres también fueron haciéndose su lugar a través de la lucha. “Antes, a nadie le hubiera interesado rescatar la historia de viejas locas que jugaban al fútbol. Ahora, son mujeres que construyeron la historia del deporte. Ahí está la diferencia”, dice Sandoval. 

El exsecretario de Depòrtes de la Nación, Claudio Morresi, estuvo junto a las pioneras del fútbol argentino.

21 de agosto

En 1971, la Selección argentina fue invitada a México para jugar el Mundial de Fútbol Femenino. El equipo no tenía director técnico y sus integrantes nunca habían jugado con botines: “Cuando nos los dieron tuvimos que caminar un poco, parecía que teníamos taco alto”, cuenta la ex futbolista Elba Selva. Para poder pagar las cartas que enviaban a su familia algunas de las jugadoras cantaron en bares o firmaron autógrafos. “A pesar de que hemos pasado algunas cosas malas, todo lo bueno es lo que más recuerdo”, dice Selva. 

La goleadora comenzó a jugar al fútbol cuando era pequeña en el barrio fabril en el que vivía y aún hoy, a sus 74 años, continúa ejercitando cotidianamente en el polideportivo de General Rodríguez. “En mi barrio eran todos varones, me quedaba a jugar con ellos o no jugar”, cuenta.  Según relata, en su época no era común ver a mujeres en la cancha y muchas veces la mandaron a lavar los platos. “Pero como me gustaba, nunca me importó lo que me decían, a mí me interesaba el fútbol”, señala. 

Cuando la convocaron para ir a México, al principio se negó: “Tenía un bebé de 2 años y antes de perder a mi familia, prefería perder el fútbol aunque se me partiera el alma”. Sin embargo, su marido insistió en que no podía perderse aquella oportunidad única y que se organizarían para cuidar del niño. Selva entiende que este fue “un caso único, porque en ese tiempo era difícil, se lo agradecí siempre”.

Dos generaciones de futbolistas se reunieron en la celebración.

El 21 de agosto de 1971 la Selección jugó contra las inglesas y ganó con cuatro goles de Elba Selva. “Sobretodo me emocionó la gente, me quedó en el alma y no se me va a borrar nunca cuando gritaban ‘Ar-gen-tina’”, comenta. Fue este hecho el que Lucila Sandoval tomó como hito histórico para proponer el Día de las Futbolistas, aprobado este año en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y en proceso de aprobación en otras partes del país. “Esto que salió en la Ciudad lo festejan las jugadoras de toda la Argentina”, sostiene la arquera. 

Las integrantes de Pioneras reconocen que la profundización del feminismo en los últimos años ha sido indispensable para la difusión y mejora del fútbol femenino. Elba Selva se arrepiente de no haber contado su historia antes, porque quizás hubiera servido para agilizar el proceso. Aún así, falta mucho camino por recorrer, “tenemos que ser más profesionales que nunca”, dice Sandoval y espera que la profesionalización de este deporte permita que todas y todos tengan los mismos derechos y atribuciones porque “están llevando el mismo escudo”. El fútbol femenino tiene historia y tiene un futuro: “Tenemos un hito histórico, tenemos una fecha, tenemos próceres”, arenga Sandoval.

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Deportivo Español: el dolor de ya no ser

Deportivo Español: el dolor de ya no ser

Parte del predio de Deportivo Español fue cedido a la escuela de policía porteña.

El 12 de octubre de 1956 un grupo de inmigrantes españoles se reunió en el Centro Betanzos, en la calle México de la ciudad de Buenos Aires, para fundar el Club Deportivo Español. En la década de 1960, la Municipalidad le otorgó 15 hectáreas en el sur de la ciudad para que levantara su sede social. Durante gran parte de los años y 90 jugó en la Primera División del fútbol argentino, en ocasiones con muy buenos resultados. Hoy integra la cuarta división, perdió parte de sus instalaciones en el Bajo Flores y el gobierno porteño podría sacarle más terrenos aún.

Cuando a Español le cedieron los terrenos en el Bajo Flores, la zona estaba deshabitada y solo había  un pantano rodeado por el riachuelo Cildañez. En esa época no llegaban las líneas telefónicas y fueron los socios de ‘El gallego’ los que tuvieron que rellenar el predio y llevar al primer médico. En 40 años compraron el inmueble y construyeron el Estadio España, con capacidad para 35.000 hinchas, tres canchas auxiliares de fútbol, una confitería, cinco piletas (una olímpica), gimnasios, canchas de tenis, béisbol, sóftbol, hockey (la primera techada en la Ciudad), un quincho con capacidad para 1.600 personas y más de 400 parrillas.

En sus años de gloria, el club llegó a tener más de 25.000 socios. “Este era por excelencia el mejor club de la ciudad. Nadie tenía un predio así, ni Boca, ni River. Nosotros  teníamos todo junto: la cancha, las piletas, o sea en un mismo lugar se hacían las colonias, se jugaba al básquet, al tenis, al handball”, rememora Camila Somoza, secretaria de Administración y encargada de Prensa del club.

En sus años de gloria, el club llegó a tener 25.000 socios. Actualmente, 2.500 chicos practican deportes.

Camila habla en pasado porque el predio al que la llevaban sus abuelos y su papá ya no es el mismo. En 1993 empezaron una serie de hechos desafortunados que terminarían con la liquidación del club y su refundación en 2003, bajó el nombre de Club Social, Deportivo y Cultural Español de la República Argentina. Las malas administraciones, los pedidos de quiebra de ex jugadores y de Boca Juniors (presidido en ese entonces por Mauricio Macri) llevarían al cierre del predio en 2003 y su posterior remate en 2007.

El 30 de abril de ese año los socios celebraban en la esquina de Lavalle y Libertad que la Corporación Buenos Aires Sur, dependiente del Gobierno de la Ciudad, había adquirido el terreno en 7.630.000 pesos ganándoselo a seis oferentes más. El 11 de mayo se reabrieron las puertas de la sede y Enrique Rodríguez, presidente de la Corporación, decía: “Este es un predio emblemático, queremos tener un centro deportivo de alta competencia, una clínica del deporte y un hotel”.

Pero nada de eso sucedió. En diciembre de 2007 asumió como Jefe de Gobierno Mauricio Macri y echó para atrás el proyecto. En lugar de construir el Polo Deportivo que había prometido Rodríguez, levantó un muro y construyó una escuela de policía. “Duele ver el paredón. Pasan los años y no lo podemos entender, ni superar. Del otro lado se crearon amistades y familias, la cantidad de socios era impresionante. Español es un club que está en un barrio carenciado donde muchos vienen para salvarse de la calle”, afirma Camila.

En 2008 el gobierno de Macri le entregó 7 hectáreas en comodato a Español. Las otras 8 se las dio al Ministerio de Seguridad para que entrenara a los uniformados de la naciente Policía Metropolitana (hoy convertida en Policía de la Ciudad). Donde algún día se entrenaron subcampeones mundiales de patín artístico hoy disparan uniformados en un polígono virtual. “¿Quién se puede hacer socio si Español tiene pocas actividades y el fútbol, que es lo que más emplea, anda mal? Además, la parte económica del país no funciona bien como para pagar una cuota social”, comenta Juan José, socio vitalicio del club.

Ahora el Gobierno de la Ciudad quiere avanzar sobre las instalaciones de la confitería y las canchas de baby fútbol.

“Actualmente son 2.500 chicos y chicas que se reparten en fútbol, futsal y handball; nos gustaría hacer muchísimo más, pero la gente que conoció el predio de antes y que también conoce el de ahora, sabe que eso nos perjudicó mucho. Estamos luchando por el tema del comodato porque nosotros no podemos perder más terreno”, puntualiza Camila. A Español le quitaron las piletas, el quincho, los gimnasios, la cancha de hockey y esto “lamentablemente influyó” en la pérdida masiva de socios que hoy son entre 400 y 500. Mariano,  un  miembro de ‘La 55’, la barra que acompaña al equipo,  destaca que es sumamente importante que el club se mantenga vivo “porque está en la parte más abandonada de la ciudad”.

En octubre de 2016 el Gobierno porteño se acercó a la calle Santiago de Compostela para comunicar que tenía interés en avanzar sobre dos hectáreas más del predio, afectando las pocas instalaciones que le quedaron a Español como la confitería y las canchas de baby fútbol. En ese momento nació la campaña ‘Español no se toca’ con la cual los socios buscan frenar el avance de la Policía porteña sobre lo poco que quedó.

“Estamos muy agradecidos con los clubes que nos apoyaron porque tuvimos mucha repercusión. Seguimos en la lucha porque este tema no se cerró todavía. El Gobierno de la Ciudad parece que mira para el costado. Ellos manejaron los tiempos que quisieron, a veces te apuran, a veces te lo hacen más lento. Estamos a la espera de que suene el teléfono y que nos digan: ‘Bueno tenemos una propuesta, tenemos algo’”, comenta Camila.

En abril de 2018 se vencía el comodato y los dirigentes de Español se anticiparon presentando en agosto de 2017 un proyecto a la Legislatura porteña para renovarlo por 40 años más. Emilio Raposo Varela, legislador de Unión-PRO, dijo en octubre de ese año que el gobierno había desistido de agrandar la escuela de policía y que el proyecto presentado por el club iba a ser tratado antes de finalizar el 2017. Pasaron 17 meses y  nunca fue debatido.

Al último partido de Español en la B Metropolitana, en mayo, fueron no más de 200 hinchas. Los 90 minutos transcurrieron sin sobresaltos. Español le ganó a Colegiales 2 a 1, pero el descenso estaba consumado. Juan José bajó las escaleras desteñidas del Estadio España acompañado de un socio fundador. “A esta cancha no le entraba un alma cuando jugábamos con Boca, con Independiente o con River. Es una lástima ver como está hoy”, comentó nostálgico, pero dijo optimista: “Vamos a ver que nos depara el destino” y se despide afirmando: “Nosotros vamos a seguir viniendo”. Esta semana el equipo empezó su participación en la Primera C, jugando de local en All Boys, ante Deportivo Merlo. Perdió 3 a 0.

 

 

El deporte de los dioses

El sumo es un deporte que está en lista de espera para ser considerado disciplina olímpica.

La leyenda sintoísta cuenta que todo comenzó cuando Takemikazuchi y Takeminakata se batieron en un épico duelo sobre el Mar del Japón. El heroico triunfo de Takemikazuchi, Dios del Trueno, permitió al pueblo nipón ocupar su actual archipiélago. Dos mil quinientos años después, durante una mañana de domingo en el barrio de Núñez, los experimentados Sebastián y Gonzalo están en cuclillas y se miden de manera desafiante. La luz diáfana que ingresa por los amplios ventanales hacia el tatami del primer piso del Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (CeNARD) le da un tono onírico al combate. Sus cuerpos colisionan y el impacto se siente. Sebastián parece más imponente que su rival, pero Gonzalo lo toma por sorpresa con una inteligente estrategia y lo voltea. La fugaz pelea concluye ante la mirada de Gabriel Wakita, presidente de la Asociación de Sumo Argentino (ASA).

“Es el primer arte marcial”, cuenta Wakita. El documento más antiguo sobre el origen del sumo fue escrito hace 1.300 años, el Nihon Shoki, y relata un combate datado en el año 23 antes de Cristo, en tiempos del emperador Suinin. El deporte consiste en dos luchadores que se enfrentan cuerpo a cuerpo dentro de un dohyō, que es una arena en forma de círculo. El objetivo es enviar al oponente fuera del dohyō o conseguir que cualquiera de sus partes, excepto las plantas de los pies, toque el suelo. La vestimenta tradicional de los sumotoris es un cinturón llamado mawashi, el cual sujetan durante los combates y deben portar en todo momento, a riesgo de quedar descalificados si lo pierden.

La disciplina está impregnada de símbolos. Los luchadores esparcen sal sobre el dohyō para purificar la tierra antes de la contienda. Luego se saludan inclinando la cabeza y realizan el shiko –levantar la pierna y dejarla caer violentamente– para espantar a los espíritus. Se ubican frente a frente en cuclillas y efectúan un movimiento de manos que es un ritual para demostrar al público y al contrincante que no se portan armas ocultas. Finalmente se levantan en posición de combate con las manos hacia abajo y, en el momento en que ambos tocan el suelo, al grito de hakyoi arranca la pelea.

Cada combate dura entre cinco segundos y un minuto.

“Es un deporte que fue hecho para entretener a los dioses y a los emperadores. Son luchas cortas, fáciles, se sabe quién gana y quién pierde sin ser un especialista”, explica Wakita. Al ser tan breves –entre cinco segundos y un minuto es el promedio–, se ponen en juego habilidades que exceden a la técnica. Gonzalo Bitz Figueroa, bicampeón sudamericano, afirma que a él le interesa lo psicológico: “Por ahí tenés muchas luchas seguidas y te toca perder en la primera, pero no te podés quedar pensando en eso porque si no, después, lo arrastrás a las siguientes. Es un deporte muy explosivo y mental”.

Los luchadores insisten en que no implica violencia. No está permitido golpear en los ojos, tirar del pelo, dar puñetazos ni hacer estrangulaciones, so pena de ser automáticamente eliminados. Sebastián Paunero practica sumo desde 2007: “Cuando empecé me saqué muchos prejuicios. Para mí las artes marciales eran solo golpes, pero son mucho más: desequilibrios, lances, no hay golpes directos. Es un deporte donde se cuida al adversario y hay mucha camaradería”, subraya.

En Japón, por su importancia cultural, religiosa e histórica, se lo declaró deporte nacional, es profesional y sus luchadores gozan de altos niveles de popularidad. En Argentina, en cambio, está signado por el amateurismo: todos los miembros del seleccionado tienen otros oficios y representar al país no es remunerado.

Mientras que en la Argentina hay mujeres que practican Sumo, en Japón solo pueden hacerlo los hombres.

“El sumo está dentro la lista de espera de los Juegos Olímpicos y eso es una línea para abajo”, remarca Moira Santillán, integrante del Equipo Argentino de Sumo y estudiante de Kinesiología en la Universidad de Buenos Aires (UBA). “Además, el escaso presupuesto pone obstáculos a los sumotoris a la hora de conseguir prácticas de calidad. “Un porcentaje lo obtenemos de la Subsecretaría de Deportes –detalla Moira– y el resto es a pulmón: rifas, cenas, muestras”. Una de las principales trabas es la ausencia de un dohyō de tierra (como el tradicional japonés) y la falta de espacios para tomar clases. Sebastián Paunero, por caso, viaja tres horas todos los domingos desde La Plata hasta el CeNARD ya que no tiene lugares más cercanos donde entrenarse.

Otra dificultad es la falta de sponsors. Muchos tienen la posibilidad de participar en campeonatos en otros países pero no pueden costearse los gastos. Actualmente, el principal objetivo de las y los luchadores argentinos es el mundial que se desarrollará en octubre en Hawaii. “Al ser un deporte muy amateur todo cuesta el doble pero no perdemos las esperanzas. El nivel será alto, pero si uno tiene un buen día quizás se pueda aspirar a alguna medalla. La clave será llegar bien mentalizado y explotar esos días al máximo”, asegura el contador Gonzalo Bitz Figueroa, quien representará a la Argentina.

En el sumo profesional las mujeres tienen prohibida la participación. El argumento de los japoneses es que contaminan el dohyō con “su presencia impura”. Sin embargo, en la versión amateur ellas son competidoras habituales. En Argentina, Moira Santillán, Lidia Arias, Nadia Ruiz, Iara  Sarmiento y Ninjin Puntsag disputaron el último Campeonato Sudamericano, unas como debutantes y otras con una trayectoria de años, y obtuvieron excelentes resultados. Santillán se coronó por tercera vez en su categoría.

El equipo argentino de sumo apenas cuenta con medio centenar de integrantes.

Lidia Arias obtuvo el año pasado el premio Jorge Newbery de sumo como reconocimiento a su experiencia y compromiso con el deporte. “Fue una linda sorpresa y algo que me enorgullece mucho ya que empecé a hacer sumo en 2016 –cuenta–. Esto abrió un camino muy grande para mí y para demostrar que se puede. No es una disciplina fácil, hay que ser muy constante porque somos pocos (el Equipo Argentino de Sumo tiene menos de cincuenta integrantes). Pero siempre lo hago con ganas y motivación”.

El arribo del deporte al país se remonta a la década del 30. Inmigrantes nipones, radicados principalmente en la zona de Burzaco, se reunían para mantener vivas su gastronomía, sus danzas y sus tradiciones, una de ellas el sumo. En la posguerra, período en donde hubo una fuerte llegada de japoneses a Paraguay y Brasil, el deporte se consolidó. En Argentina se institucionalizó recién en 1985 con la fundación de la Asociación de Sumo de la mano de Hideki Soma y Yoriyuki Yamamoto, herederos de los pioneros de los años 30.

La mayoría de los practicantes proviene de otras artes marciales como el judo y el aikido, pero sienten que el sumo les brinda algo más. Moira dice que le sirvió para “ir siempre para adelante”. Sebastián Paunero confiesa que lo llevó a reconciliarse con el deporte y aceptar su cuerpo: “Me ayudó a valorarme. Peso 140 kilos y la gente pesada, como yo, de chicos sufrimos mucha discriminación. Lo normal es que te digan que para el deporte no servís. Pero cuando conocí el sumo eso cambió totalmente y aprendí a quererme tal cual soy”.

El titular de la ASA, Wakita, afirma: “Ahora somos reconocidos como deporte y tenemos responsabilidad jurídica. Todavía no somos de alto rendimiento, tratamos de acercarnos a eso”. Hace hincapié en la importancia de que aparezcan nuevos rostros en el conjunto nacional: “Siempre intentamos que se sume más gente, pero existe el prejuicio de verlo como el deporte de los obesos”.

Hoy el principal desafío es el mundial de Hawaii. Inspirados en la fortaleza de Takemikazuchi, el equipo albiceleste confía en sortear los obstáculos para viajar a las islas y una vez allí, por qué no, alcanzar algún podio.

Las prácticas de sumo se realizan miércoles a las 18 y sábados a las 17 en el Polideportivo de Parque Chacabuco y sábados a las 17 y domingos a las 10 en el CeNARD. 

Argentina, campeón mundial de futsal en los dos lados de la grieta

Argentina, campeón mundial de futsal en los dos lados de la grieta

En abril pasado, la Argentina obtuvo el título de la Asociación Mundial de Futsal, en el torneo organizado en Misiones.

Argentina es campeona de un mismo deporte, dos veces. No, no porque haya salido bicampeona, es decir que haya ganado dos torneos en forma consecutiva. Hablamos del futsal, la variante moderna del fútbol de salón que posee dos entes rectores internacionales diferentes, y en los dos máximos certámenes, la selección fue la ganadora. En abril pasado obtuvo el título más reciente, en la localidad misionera de Montecarlo, al superar en la final nada menos que a Brasil. A continuación, un panorama de una la rivalidad entre dos sectores, uno encabezado por la poderosa Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA) y el otro por la más sacrificada Asociación Mundial de Futsal (AMF).

La AMF y la FIFA funcionan como organizaciones independientes, con estructuras y competencias diferenciadas. En el país, la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) se vincula a la FIFA. Se trata de dos entes con centralidad económica y marketinera, ligados al profesionalismo y a los clubes más poderosos del globo. Mientras que del otro lado, la Confederación Argentina de Futsal (CAFS), ligada a la AMF, opera en un ámbito federal, descentralizado, y con un espíritu amateur que fomenta otros valores sociales. Y si la FIFA tiene su cuartel general en Suiza, el de la AMF está en Paraguay.

Ariel Avveduto, director técnico del seleccionado argentino campeón del mundo en abril, dedicado hoy a un proyecto deportivo-educativo en el Club Defensores de Florida (Vicente López), señala que la actualidad debe explicarse desde la rica historia del futsal, que en Argentina tiene más de 60 años: “A mediados del 80 y principios de los 90, FIFA decide que todo lo que esté vinculado a un balón, que se patea  o que puede tener un derivado del fútbol, le pertenece. Esto produce una pelea a nivel internacional que deriva en una gran crisis dentro la organización inicial (FIFUSA), de la que termina surgiendo la AMF con los disidentes de un pacto espurio firmado a las sombras de la asamblea de FiFUSA. A partir de ahí el deporte queda dividido”.

Actualmente, el Torneo Oficial de Futsal Argentino, organizado por AFA (que en la práctica se adueñó del nombre del deporte), cuenta con 4 divisiones y un total de 87 equipos participantes, 83 de ellos radicados en CABA y el Área Metropolitana, según los datos del sitio web oficial de la Asociación. Esta liga reúne a clubes como Boca y River (entre otros de renombre), y sus planteles contratan jugadores, que perciben ingresos fijos, aunque también hay quienes tienen otros trabajos y registran ingresos menores o contribuciones de distintos sponsors.

En contrapunto,  Avveduto remarca los atributos relevantes que ponen en valor a la CAFS, como la promoción de las categorías formativas infanto-juveniles y la concepción federal, elementos que no existen en la otra vereda: “Hoy la Confederación tiene -en el plano formal- casi 50 mil jugadores federados, mientras que la AFA posee entre seis y siete mil jugadores, prácticamente concentrados en CABA y el Gran Buenos Aires. Nuestros jugadores son amateurs, no cobran dinero por su actividad. Sin embargo, son realmente profesionales en lo que hacen, porque entrenan como deportistas de alto rendimiento, haciendo un esfuerzo enorme, como si vivieran de esto, para poder participar.”

Avveduto también señala que la CAFS tiene una fuerte presencia en la provincia de Buenos Aires con seis mil jugadores registrados en la Asociación Metropolitana de Futsal, la misma cantidad que AFA. En ese torneo juegan instituciones antiguas pero menos conocidas como Estudiantil Porteño, Comunicaciones, Banco Nación o el ya mencionado Defensores de Florida, cuyo equipo conduce el ex entrenador de la selección.

Pero hay otras zonas importantes para el desarrollo de este deporte, como Mendoza, Chubut y  Tierra del Fuego. La Confederación se extiende por unas 70 ciudades del país, que pertenecen a con distintas federaciones. Quizá la parte más resonante del conflicto sea aquella que motiva el éxodo de jugadores formados en la Confederación hacia la AFA por razones obvias. “Se llevan a muchos jugadores nuestros por un tema de marketing. La atracción que genera hace que muchos talentos nuestros, principalmente en el ámbito metropolitano, se fuguen. Y no hay una ley que nos ampare. Si bien existe una ley nacional de Derecho Formativo, al ser dos federaciones separadas, nos impide a hacerla valer. Del otro lado se los llevan por muy poquito”, dice Avveduto.

Lino Echeverría, presidente de la Federación de Formosa, remarca también el federalismo de las competiciones de CAFS. Como ejemplo, señala el Torneo Argentino de Selecciones, en el cual participan representaciones de ciudades como Esquel, Formosa, Roque Sáenz Peña, o la ciudad de Mendoza (actual tetracampeón). “En el 2011, en Formosa se arrancó con un torneo federal que fue abarcando no solamente las provincias sino las ciudades. Tenemos una liga de 32 equipos, con una división de honor de 12 selecciones, y las categorías A y B de 10 cada una. En el congreso anual de este año, que se hizo en enero en Posadas, se estableció el calendario deportivo de todo el año. Formosa está encargada de organizar el torneo Copa de Oro del 8 al 15 de septiembre”, agrega.

En el año 2018, luego del auge del campeonato mundial de Futsal obtenido por el selccionado dependiente de la AFA en el torneo disputado en 2016, en Colombia, la institución que preside Claudio Tapia avanzó también en la creación de una Liga Nacional de Futsal, para ampliar su alcance al interior del país y disputarle terreno a la CAFS. Frente a esta novedad, Avvedutto y Etcheverría concuerdan sobre la importancia del torneo de selecciones como un producto atractivo y con un valor único por el alcance real a todo el país.

Otro torneo de la CAFS es el Nacional de Clubes, con ligas masculinas, femeninas, menores e infantiles, que se celebra en diferentes localidades del interior. En muchos casos, los jugadores deben cubrir los costos de alojamiento durante la disputa de los torneos, aunque la confederación gestiona acuerdos para otorgar descuentos con cadenas hoteleras. Etcheverría dice que lo que nos diferencia de AFA es que ayudamos comprando toda la indumentaria deportiva para el jugador y los clubes. Nos resulta muy difícil competir en esto contra el poder adquisitivo, los medios y el apoyo de la prensa que tienen los equipos de AFA. El estado de Formosa cuando puede nos ayuda. Pero si no contamos con ayuda, con la comisión tenemos que trabajar, vendemos pollos, bingo, rifas, lo que se te ocurra”.

Francisco Correa, médico radicado en la ciudad misionera de Comandante Andresito, Misiones, es el kinesiólogo de la Selección Argentina y cuenta que durante la preparación de partidos durante los meses previos al Mundial no se dejó de lado la actividad social. Concurrimos a escuelas, comunidades aborígenes, merenderos con chicos carenciados. Por ejemplo en Montecarlo, durante la concentración, visitamos todas las escuelas de la ciudad. En ese sentido la actividad de la selección es muy humana”, cuenta.

Consultado sobre estas actividades, Avveduto resume una relación intrínseca entre la actividad social y el origen del fútbol de salón, que no es fútbol en realidad, sino un deporte diferente con reglas inspiradas en el básquet, en el hockey sobre patines, el waterpolo y el handball, además de ser, junto al pato y el cestobol, una de las tres únicas disciplinas deportivas surgidas en Sudamérica. “El fútbol de salón es un deporte pobre, de los sin jeta -como digo yo-, de los olvidados de siempre. Pero con una organización a nivel nacional que debe ser la más federal de todas”.

En definitiva, el Mundial jugado en Montecarlo sirvió de excusa para mostrar una confederación alternativa, que existe hace tiempo con una historia rica, interesante y competitiva. Dice Etcheverría: “Ya hemos ganado antes un Mundial, en 1994, con dos formoseños. Aparte de ser una liga federal, es participativa e inclusiva: en Formosa, tenemos las mismas posibilidades que Buenos Aires y Mendoza. Ellos tienen una mejor estructura, pero a la hora de la verdad somos cinco contra cinco, somos deportistas que intentamos hacer lo mejor posible. A veces perdemos o ganamos, pero nunca está nada dicho hasta que se juega.” Más allá de las internas, al menos en futsal de Argentina puede festejar algún título. Y por partida doble.