Un odontólogo ahí

Un odontólogo ahí

Martín tiene 25 años. Está parado en una de las filas de los cuatro ascensores que comunican los 16 pisos de la Facultad de Odontología y parece confundirse entre los cientos de estudiantes a punto de entrar a clase. Pero no lleva el clásico ambo, ni su sueño es convertirse en sacamuelas. Es uno más de los tantos pacientes que esperan para alcanzar el piso siete. “Llegué a la guardia a las doce y me atendieron a la una. Hace un tiempo que no estoy más en relación de dependencia, me desvinculé de la obra social, me dijeron que era una buena odontología y acá estoy”, resume. La guardia del relato de Martín está en la Facultad de Odontología de la Universidad de Buenos Aires (UBA) que funciona como un hospital escuela y cumple un doble objetivo: el aprendizaje por parte de los alumnos y un servicio público de atención a muy bajo costo que alcanza a un promedio de 6.500 pacientes al mes, según datos oficiales de la unidad académica. El servicio funciona las 24 horas, todos los días del año, en Marcelo T. de Alvear 2142. Allí son atendidos y derivados -según el caso- a los diferentes pisos de la Facultad, donde funciona cada una de las cátedras-especializaciones.

“Vienen pacientes de todas partes y de todos los niveles sociales. En general carecen de obra social, pero también hay casos de personas que tienen un servicio médico pero que se van enterando que la calidad de atención es muy buena y que los aranceles son más bajos que atenderse en forma particular”, subraya Andrés Benedetic, odontólogo y responsable del Hospital Odontológico.

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“La odontología no es cara porque sí”, afirma Benedetic. Y explica: “Necesitas tecnología, cosas de mucha precisión. Si el laboratorio no es bueno, no hay forma de que tengas éxito en el tratamiento. Todo eso conlleva en que haya que invertir en esos rubros”.

Más de doscientos pacientes pasan todos los días por los diferentes niveles del servicio. Los días de semana, la sala de espera ofrece el panorama de muchos hospitales. Hombres y mujeres con gestos de dolor, niños corriendo por los pasillos y madres amamantando. La espera, incluso en horarios de mucha concurrencia, es breve.

En el camino hasta el séptimo piso y en los pisos siguientes, el paisaje es el de otras Facultades de la UBA: pasillos anchos y de poca luz rodeados de paredes cubiertas en mármol. Pero cada vez que en un piso, en especial los más altos, se cruce la puerta que lleva a las grandes salas del hospital, el panorama es muy distinto. Luz blanca, grandes ventanales, vista al río y un ejército ordenado de los típicos sillones de dentistas. “La odontología no es cara porque sí”, afirma Benedetic. Y explica: “Necesitas tecnología, cosas de mucha precisión. Si el laboratorio no es bueno, no hay forma de que tengas éxito en el tratamiento. Todo eso conlleva en que haya que invertir en esos rubros”.

Las prácticas más habituales son las extracciones y los tratamientos de conducto. “La gente viene por dolor”, cuenta Benedetic. Ese es uno de los factores que hace de la odontología un servicio de salud básico. “Muchos traen los certificados de pobreza y no se les cobra”, agrega Macarena González Chávez, también odontóloga y secretaria del Hospital.

Andrés Benedetic, director del Hospital Odontológico.

Andrés Benedetic, director del Hospital Odontológico.

Los pisos seis y siete son de “operatoria y prótesis”. En el piso ocho funciona la cátedra de Clínica de Traumatología y Cirugía Buco-maxilo-facial. El piso quince es de atención de niños. “El trato que reciben los chicos es totalmente diferente. Los alumnos tienen todo un asesoramiento psicológico. Hay que ver qué juegos se pueden utilizar para concretar la atención”, explica González Chávez. La sala de espera de ese sector ofrece el panorama de una guardería: sillas bajitas que hacen parecer a los adultos gigantes, televisores prendidos en canales de dibujos animados, pequeños jugando en el piso y juguetes tirados.

La Facultad de Odontología siempre funcionó con esa dinámica, en ese cruce entre formación de alumnos y servicio a la comunidad. En los últimos años tuvo una fuerte incorporación de tecnología que responde al objetivo de integrar allí las diferentes prácticas. “El paciente que ingresaba antes no se podía hacer una radiografía panorámica, teníamos que derivarlo. Si tenía que ponerse un implante, lo derivábamos a un centro de radiología para que le hagan la tomografía. Ahora lo hace todo la Facultad, a un costo mucho más bajo”, explica Benedetic.

001 HospitalOdontológico_Wittib_IMG_7587En la Facultad también funciona la Tecnicatura de Laboratorio Dental. “En el curso de mecánico dental, hacen todo. Les pagamos los materiales, ellos hacen la cursada, y nos hacen las prótesis sin costo”, puntualiza.

Recién en cuarto año los alumnos trabajan con pacientes. Hasta ese momento sólo intervienen con maniquíes y, en algunas materias, se practica entre estudiantes: radiografías, toma de impresiones, diagnósticos. Con los maniquíes se ensayan arreglos de caries, restauraciones, tratamientos de conducto, endodoncias, periodoncias y cirugías. Se trata de un estadio previo de práctica, antes de pasar a atender pacientes. Reciénn cuarto año las materias integran las prácticas que hasta ese momento se habían aprendido por separado. Es allí donde los alumnos ya pueden tener tareas coordinadas con la labor del hospital.

Las prácticas que se realizan son desde las más simples hasta las más complejas. De las primeras se hacen cargo las materias más avanzadas de la carrera de grado. En el caso de las prácticas más complejas, intervienen las materias de posgrado. De esa manera se cubren las diferentes aristas del hospital. “La prioridad acá es que el alumno aprenda”, afirma Benedetic. “Se hacen los tratamientos que el alumno necesita hacer. Y de alguna forma devolvemos a la sociedad, a una parte de ella que no se puede atender en forma privada”, concluye.

Actualización 15/09/2015

Los dejaron sin aire

Los dejaron sin aire

A partir de una orden del Juzgado Criminal y Correccional Federal Nº 8, a cargo de Marcelo Martínez de Giorgi, 40 miembros de la Policía Federal Argentina (PFA) realizaron un operativo que terminó con el decomiso del canal “Cooperativa de Trabajo Antena Negra TV LTDA” que funciona en Avenida Ángel Gallardo 752, a metros del Parque Centenario, en el barrio porteño de Villa Crespo. La orden pedía el secuestro de todos los equipos que generaran interferencia en la banda de frecuencia comprendida entre los 506 y 512 megahertz e indicaba también que la Autoridad Federal de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (AFTIC) actuaría como depositaria judicial de estos equipos. Además, solicitaba que el presidente legal de la cooperativa, Martín Sande, se presente ante el tribunal el juez de Giorgi el jueves 17 de septiembre para prestar declaración indagatoria.

Antena Negra TV surgió en 2008 a partir de la necesidad de construir un canal televisivo que funcionara de forma comunitaria y, un año más tarde, comenzó su transmisión constante. Sande resumió los ideales fundacionales del espacio: “La perspectiva política del proyecto comunicacional es trabajar con todas las voces que son acalladas, con las distintas manifestaciones de las luchas populares. Buscamos que se expresen, que hagan síntesis de sus procesos y que puedan aportar material audiovisual para el conocimiento de sus causas. También tratamos de difundir luchas e interpelar a otros actores”. Malena Ruiz, quien participa del proyecto hace dos años y medio, explicó a ANCCOM cómo funciona el área de producción: “Nos encargamos de encontrar gente que tenga o produzca material, desde las organizaciones o desde la práctica independientemente, y que necesite lugares donde difundir. También tratamos de generar espacios de producción propias”. Actualmente, los participantes son aproximadamente 35 y la grilla de transmisión es de 24 horas, en la que se incluyen programas de producción en vivo y materiales de productoras audiovisuales que visibilizan luchas sociales de todo el país.

Buenos Aires 8 de septiembre de 2015. Martin Sande, Antena Negra. Foto Devorah Valado.

El conflicto que derivó en una intervención, comenzó a partir de una denuncia que realizó la propia Policía Federal, a partir de una interferencia que incomodaba la comunicación entre esta institución y la empresa de seguridad privada Prosegur. Santiago Marino, docente de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y director de la maestría en Industrias Culturales de la Universidad de Quilmes, aclaró: “Antena Negra es una organización civil sin fines de lucro que lleva adelante la prestación de televisión en abierto, desde una organización comunitaria. Utiliza un espacio que, hasta hace un tiempo, tenía Prosegur. En diciembre del año pasado, la presidenta Cristina Fernández firma el decreto 2456, que establece que la empresa privada debía dejar de usar esa frecuencia, ya que iba a destinarse sólo a televisión digital”. Se dictaminó así la inmediata liberación de la frecuencia correspondiente a la señal 20 por parte de cualquier servicio que no fuera radiodifusión y se la entregó al uso exclusivo de Televisión Digital Terrestre Abierta.

Los denunciantes plantearon una causa a partir del argumento de que la cooperativa interfería en las comunicaciones y, por consiguiente, ponía en riesgo la seguridad. Ruiz explicó: “La orden está basada en una denuncia penal que hace la propia policía. El mismo denunciante hace el operativo, junto con la AFTIC”. La mujer argumenta que, desde el canal, habían presentado a la AFTIC un acta en la que sostenían que Prosegur estaba ocupando ilegalmente una señal que no le correspondía: “En los 90, durante la presidencia de Carlos Menem, muchas frecuencias fueron regaladas o vendidas a diferentes entidades o empresas y ésta cayó en Prosegur. En diciembre de 2014 sale el decreto y en marzo de este año le decimos a AFTIC que tanto Prosegur como la Policía Federal estaban haciendo un uso irregular del espectro, a lo que ya no responden y directamente vienen en septiembre con esta orden de secuestro de equipos y allanamiento”.

Buenos Aires 8 de septiembre de 2015. Antena Negra. Foto Devorah Valado.

Desde el inicio de las transmisiones en 2009, la cooperativa fue cumpliendo con distintos requisitos que pide la Ley 26522 de Servicios de Comunicación Audiovisual (LSCA) para ser tenidos en cuenta y transmitir de manera completamente legal, como la realización de un censo, la conformación de una cooperativa y la transmisión continua. Sin embargo, según fuentes de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (AFSCA), Antena Negra no se presentó al llamado a concurso de 82 licencias para transmisión por Televisión Digital Abierta llamado mediante resolución número 24/2015 del 26 de febrero. Por su parte, desde la emisora manifestaron que no se inscribieron a este concurso y reclaman la apertura de un concurso para licenciatarios operadores.

Finalmente, el último viernes a las 11 de la mañana, la Policía se presentó en el espacio cultural El Cid, desde donde transmite Antena Negra, y se llevó equipos de transmisión (transmisor, potencia, computadoras). Sande contó: “Sin previo aviso, porque ni siquiera sabíamos de la causa, se presentaron 40 oficiales de la Policía Federal. Decían que venían a llevarse los equipos, que tenían una orden y que me corriera. Rompieron las puertas, entraron, destruyeron los equipos y se llevaron las cosas”.

Ante estos acontecimientos, los integrantes de Antena Negra reclamaron la presencia de AFSCA en el lugar. Finalmente Francisco D’Alessio, representante del organismo, llegó a la esquina del conflicto y aseguró que no tenía conocimiento de ninguna causa que implicara al canal.

En su comunicado de prensa, AFTIC informó que, por instrucción del Juez Federal que entiende en la causa, debió colaborar con el registro domiciliario efectuado el último 4 de septiembre, siendo el depositario judicial de los equipos secuestrados como resultado del procedimiento. ANCCOM intentó infructuosamente comunicarse con las autoridades de AFTIC para ampliar esta información. Ruiz dijo que este hecho remite a épocas funestas de nuestro país: “Es muy simbólico que vuelva una práctica que no se veía desde los 90 y que era muy usual en épocas nefastas de nuestra historia. Que además ocurra en relación a una empresa privada que está en una situación bastante ilegal, es un atraso muy grande en la búsqueda de igualdad y pluralidad en la comunicación”.

Buenos Aires 8 de septiembre de 2015. Antena Negra. Foto Devorah Valado.

Martín Becerra, docente e investigador de la UBA y el Conicet, sostuvo que la Ley 26522, votada en el Congreso de la Nación el año 2009, se encuentra en completa vigencia, pero que sus problemas de implementación son numerosos: “Tiene que reservarse un 33 por ciento del espectro radioeléctrico a organizaciones sin fines de lucro y tiene que haber un plan técnico de frecuencias. Jamás pensé que volveríamos a presenciar el decomiso, el secuestro, el allanamiento, el desalojo violento, la destrucción de estudios de medios de carácter comunitario y alternativo”.

Los integrantes del colectivo comunicacional están trabajando con abogados para ver cómo defenderse de esta situación desde la legalidad. Además, continúan transmitiendo material enlatado mientras esperan que sus herramientas se arreglen o se recuperen para poder volver a la normalidad lo más pronto posible. Antena Negra convocó a los medios alternativos y a la sociedad en general a concentrarse el próximo viernes 11, a las 16, en Avenida de Mayo y Perú, frente a la AFTIC, para que los acompañen en su reclamo. Por otro lado, durante la mañana del jueves 17 se realizará una actividad pública en la puerta de los tribunales de Comodoro Py 2002, donde Sande deberá presentarse a declarar.

Una fábrica de sonidos

Una fábrica de sonidos

El portazo de una puerta en miniatura, las palmadas de un abrazo o los pasos apurados del caminar de Doña Mariquita. No importa quién sea el personaje en acción, el fabricante de sonidos está sobre un costado del escenario y se llama Sebastián Pozzi, el actor y dramaturgo que realiza los efectos en sala en todas las obras del ciclo. “Hoy irradiaremos en vivo M’hijo el dotor, de Florencio Sánchez, en versión radial de Silvana Manfredi”, anuncia en los micrófonos de pie Thelma Biral, directora de la obra, mientras los actores –libreto en mano– aguardan sentados, luego de haber recorrido el pequeño pasillo de la sala al calor de los aplausos. Radioteatro en el Cervantes se presenta cada jueves a las 19 en el Teatro Nacional Cervantes (TNC), con dirección general de Víctor Agú y elencos protagonizados por Nora Cárpena. Lo especial del radioteatro es, según Pozzi, “el poder de la imaginación. Este ciclo ayuda a rescatar un género que cuando lo ves, te enamorás”.
La propuesta recrea obras clásicas del teatro argentino y homenajea a un género que, por distintas circunstancias, ha sido relegado. Sobre el escenario de la Sala Trinidad Guevara, Cárpena celebra al radioteatro con una frase de Agú y da comienzo al espectáculo: “El que escucha con su imaginación se convierte en co-autor, co-escenógrafo, co-protagonista”. La mención de los artistas por orden de aparición, el sonido pastoso de las canciones y la entonación de relatos y diálogos transforman la atmósfera y recuerdan a la época de oro del radioteatro, que en las décadas de 1940 y 1950 se impuso como género dramático de masas en la radiofonía argentina. Desde abajo del escenario, Biral indica con su mano el ritmo de los actores y las entradas y salidas de la música durante toda la función.

Los actores de la obra " M' hijo el Dotor" de Florencio Sánche con dirección de Thelma Biral. Actores: Nora Cárpena. Luciana Ulrich. Thelma Demarchi. Claudia Cárpena. Salo Pasik. Héctor Calori. Alvaro Ruiz. Aldo Pastur. Sebastián Pozzi. Sala Trinidad Guevara. Teatro Nacional Cervantes. Buenos Aires. 3 de agosto de 2015. Foto: Romina Morua. ANCCOM UBA

Los actores de la obra » M’ hijo el Dotor» de Florencio Sánche con dirección de Thelma Biral.
Actores: Nora Cárpena, Luciana Ulrich, Thelma Demarchi, Claudia Cárpena, Salo Pasik, Héctor Calori, Alvaro Ruiz, Aldo Pastur y Sebastián Pozzi.

“El radioteatro conserva algo que es artesanal y genuino, es parte de la magia”, señala Pozzi. Los actores siguen el libreto y se acercan a los micrófonos cuando es el turno de su participación. Mientras tanto, Pozzi efectúa los sonidos que la obra requiere, ya sea con su propio cuerpo o manipulando elementos como una pequeña puerta o una silla para indicar el momento en que un personaje se sienta. “Nora Cárpena muy graciosamente me dice ‘el hombre orquesta’. Estoy con una pata haciendo un efecto, con una mano saludando, metiendo algún bocadillo. Para lo que haga falta, ahí estoy. Necesitás mucha concentración y estar atento a todo lo que va pasando para crearle la fantasía al espectador que puede cerrar los ojos e imaginarse cómo es ese Don Olegario, si es alto, si es bajo, si tiene bigote o sombrero”.
En el caso de un beso, por ejemplo, lo más común es que lo haga el mismo actor sobre su propia mano para no generar distracciones. “Al tratarse de un repertorio de sainetes de principios del siglo XX, los efectos son muy limitados –explica Pozzi–. No hay efectos especiales como timbres o cosas grandilocuentes. Mi humilde trabajo es ir, acompañar al actor cuando va hacia adelante, ver cómo es el caminar de cada uno, si usa tacos, si va en chancletas, si los pasos son en la grava o en el pasto, cómo apoya algo, cómo toman mate”.
Pozzi, que empezó haciendo radioteatro como un juego en su ciudad natal, Curuzú Cuatiá en Corrientes, tuvo “la dicha y el placer” de heredar los efectos radiales de Ernesto Catalán, pionero en hacer sonidos especiales en sala. Desde 2012, Pozzi utiliza dichos elementos en “La radio en el teatro”, un programa que se emite los sábados a las 22 por Radio Provincia y donde el equipo, dirigido por Agú y encabezado por Cárpena, revive la obra de Alberto Migré.

 

Actores: Nora Cárpena. Luciana Ulrich. Thelma Demarchi. Claudia Cárpena. Salo Pasik. Héctor Calori. Alvaro Ruiz. Aldo Pastur. Sebastián Pozzi. Sala Trinidad Guevara. Teatro Nacional Cervantes. Buenos Aires. 3 de agosto de 2015. Foto: Romina Morua. ANCCOM UBA

“El radioteatro conserva algo que es artesanal y genuino, es parte de la magia”, señala Sebastián Pozzi.

A sala llena

“Estamos hasta las manos”, le dijo el acomodador al responsable del ingreso al Teatro Nacional Cervantes, al tiempo que la Sala Trinidad Guevara se llenaba. Como cada jueves, algunos asistentes eligieron sentarse en la escalera para no perderse el espectáculo, mientras que unas cuarenta personas quedaron afuera por capacidad agotada. “En cualquier momento van a tener que poner a la gente arriba del escenario porque están hasta las escaleras completas, todo lleno –bromeó Pozzi–. La sala se llena desde la primera función, evidentemente a la gente le gusta y lo pasan de boca en boca”.
Las funciones en el Cervantes recrean el hábito del radioescucha. El público de todas las edades reacciona, se ríe y comenta como si estuviera escuchando la radio. “Hay un feedback muy rápido que para nosotros es espectacular”, observa Pozzi.

Radioteatro. Casa de la Provincia de Buenos Aires. 7 de septiembre de 2015. Foto: Romina Morua. ANCCOM UBA

Radioteatro en la Casa de la Provincia de Buenos Aires.

Aunque no considera apropiado hablar de un resurgimiento del género, Pozzi advierte un interés. “La gente se va animando y quiere entretenerse de otra manera. En cuatro años que llevamos haciendo el programa en Radio Provincia, vemos que hay repercusión. Incluso a principio de este año fuimos con una obra de radioteatro al Astor Piazzola de Mar del Plata, que tiene mil localidades y se llenó, no lo podíamos creer. La gente lo disfruta mucho y tiene que ser una fuente de trabajo para muchos compañeros”.

Hasta diciembre, el público puede elegir entre dos opciones en el Teatro Nacional Cervantes: “ver” los hilos de la magia sonora o cerrar los ojos y entregarse a la imaginación.
M’hijo el dotor dará su cuarta y última presentación el jueves 10 de septiembre con Nora Cárpena en el rol protagónico de Doña Mariquita y Luciana Ulrich en una destacada interpretación de los vaivenes emocionales de Jesusa. Salo Pasik, Héctor Calori, Claudia Cárpena, Aldo Pastur, Álvaro Ruiz, Thelma Demarchi y Sebastián Pozzi completan el prestigioso elenco.
El ciclo continúa con las adaptaciones radiales de Un guapo del 900, El debut de la piba, Los disfrazados y El casamiento de Laucha. Las localidades gratuitas se retiran en la boletería del teatro dos horas antes de cada función.

El jean o la vida

El jean o la vida

Mientras recorre la calle Avellaneda, Florencia que tiene 25 años y busca conjuntos de lencería para re-vender, opina que en los shoppings “inflan muchas veces los precios y uno termina pagando marca y no calidad”. Como Florencia, miles de personas recorren de lunes a sábado los más de 2.000 locales de ropa, galerías y paseos de compra del mayor centro comercial de la Ciudad de Buenos Aires, en busca de precios más accesibles.

Fátima, que hace dos años trabaja como vendedora en la zona, asegura que “en los últimos años se incrementó la cantidad de gente que compra debido a que hay más locales de ventas a minoristas que antes” y que “en la mayoría de los casos las prendas salen un 50 por ciento más económicas, o incluso más, que en otros locales”.

Silvana, que tiene 26 años y viaja desde San Martín para comprar remeras y jeans, sostiene que si bien a veces la ropa no tiene la misma calidad, otras veces la única diferencia es que “se le agrega una etiqueta de marca”, y que la diferencia en los precios radica en las “manos intermediarias por las cuales pasa el producto entre su fabricación y reventa”.

Según datos brindados por la Fundación Pro-Tejer –entidad que promueve “el diálogo entre los distintos actores de la cadena de valor de la indumentaria”–, el costo de producción nacional de una prenda de marca representa tan sólo un 15% de su precio. Este porcentaje da cuenta de la brecha existente entre fabricación y venta: un jean que hoy se paga 1200 pesos, tiene un costo de elaboración de apenas 180.

 Shopping Galerías Pacífico.

«Un jean que hoy se paga 1200 pesos, tiene un costo de elaboración de apenas 180.» Centro comercial Galerías Pacífico.

En su investigación “La formación del precio de la ropa”, publicado en 2012, el economista Mariano Kestelboim afirma que el mercado de indumentaria está dividido entre un sector formal, el 20 por ciento, que tiene elevados precios de venta, mientras que el 80 por ciento restante corresponde a un fragmento informal caracterizado por canales ilegales de importación y producción que ofrece precios más bajos. En algunos casos, la ilegalidad implica delitos intolerables, como la trata de personas y relaciones laborales que lindan la esclavitud en los talleres textiles clandestinos.

En su trabajo -que se centra en el sector formal-, Kestelboim explica que “el crecimiento de la economía derivó en un boom inmobiliario que afectó directamente la formación de precios en algunas cadenas de valor en Argentina y en la región”. Debido a una mayor demanda de inmuebles para uso comercial que no se correspondió con la inversión destinada a la construcción de locales nuevos, se produjo un elevado grado de concentración, principalmente en los shoppings. A raíz del exceso de demanda y la especulación, los espacios comerciales se revalorizaron y esto se trasladó a los productos en venta. Además hay que sumarle los  “mayores costos financieros y elevados gastos de las marcas para posicionarse”, puntualiza Kestelboim.

«A raíz del exceso de demanda y la especulación, los espacios comerciales se revalorizaron y esto se trasladó a los productos en venta.»

En resumen, la estructura del precio de indumentaria se constituye de la siguiente manera:

  • 15% de costo de producción (materias primas más mano de obra);
  • 19% por “desarrollo de la marca”;
  • 39% de costos comerciales (alquiler de locales) y financieros (por el uso de tarjetas de crédito y débito);
  • y 27% de impuestos.

Como una alternativa a este proceso de concentración, hace tres años y bajo el paraguas de Pro-Tejer, se formó la asociación civil Dogma 13, cuyo objetivo es certificar comercios y facilitar la construcción de redes entre vendedores y consumidores más allá de los shoppings. Dogma 13 promete calidad y buen precio a los compradores, y caudal de consumo a los comerciantes para que puedan vender a precios accesibles.

Debido a la incapacidad -o falta de voluntad- de los actores del mercado de la indumentaria para achicar la brecha existente entre los precios de producción y los precios de venta, muchos consumidores han volcado su demanda a un mercado más informal.

La economista Julieta Loustau, integrante de Pro-Tejer, señala que “la idea era ofrecer una herramienta de publicidad a PyMEs que no se encontraran en centros comerciales o grandes avenidas, a través de las redes sociales, para publicitar sus productos, y con la estructura de combos otorgar descuentos”, pero reconoce que hoy “no está en funcionamiento” y que “por el momento desde la Fundación no hay proyectos para reducir los precios al consumidor de la ropa”.

Debido a la incapacidad -o falta de voluntad- de los actores del mercado de la indumentaria para achicar la brecha existente entre los precios de producción y los precios de venta, muchos consumidores han volcado su demanda a un mercado más informal. Este tipo de distribución de la renta no es exclusivo de la producción textil. La cadena de valor de buena parte de los productos de consumo masivo repiten distorisiones semejantes.

“Soy uno que dibuja en la casa y lo sube”

“Soy uno que dibuja en la casa y lo sube”

Tiene 865.000 seguidores en las redes sociales, pero ninguno lo escuchó hablar, ni conoce su cara, ni sabe cuál es su verdadero nombre. Szoka es un humorista gráfico que no publica en diarios ni revistas, que tampoco ha hecho exposiciones, que todavía no ha publicado libros: construyó el camino de la popularidad a través de Y, viste cómo es y el Twitter homónimo, donde a diario sus seguidores comparten, comentan, etiquetan y retwittean los dibujos, las tiras y las historietas que realiza desde hace tres años.

Szoka determinó que la entrevista se hiciera bajo la condición de anonimato. No quiso decir su nombre, ni su edad y descartó la propuesta de una fotografía en su taller. “Prefiero separar mi vida personal de lo que hago con los dibujos –le dice a ANCCOM-. Trato de no mezclar. Incluso cuando me dibujo a mí o a mi familia soy muy cuidadoso, porque la popularidad me pone un poco nervioso. No es que me de miedo, sino que no me gusta. No sólo es algo a lo que no apunto, sino que le escapo ostensiblemente”.

Luego de un mes de contratiempos accede a ser entrevistado en un bar del barrio de Belgrano, en Buenos Aires, para hablar de su proceso creativo, de la repercusión en las redes, y de sus expectativas a futuro.

Sus historietas dan una vuelta de tuerca humorística a la vida cotidiana y a la rutina diaria. Szoka hace foco, entre otras cuestiones, en las relaciones de pareja, en los vínculos con los amigos y los padres, en la soledad, la compañía y las creencias. Otro de sus rasgos es que intenta evitar los temas de “agenda” y elige publicar tiras sobre temas atemporales y amplios que no quedan anclados a un acontecimiento, acaso para que cualquiera se identifique que lo vea. 

«Los trabajos de Szoka me gustaron muchísimo”, dice Daniel Divinsky, fundador de la fenomenal Ediciones De la Flor, editor histórico de Quino y Fontanarrosa entre otros,  toda una voz autorizada en la materia, que para más, agrega: “Y también puedo decir que sus trabajos tienen el aval del juicio positivo de Montt y de Liniers”.

¿Por qué publicás únicamente en redes sociales?

No tengo la exigencia de publicar todos los días. Me gusta dibujar. Y, tengo que confesarlo, le empecé a tomar el gusto a que a otros le guste lo que hago también. Tomo con pinzas los comentarios como: “Me encantó”, porque también veo a qué otras personas se lo dicen. Ponen “me encanta, sos un genio” y no es tan genio a veces aquel al que se lo dicen. No me refiero a otros dibujantes, sino a personajes de los medios, por ejemplo.

No te gusta la obsecuencia…

La obsecuencia hacia mí me da vergüenza. Porque si supieran…

¿Si supieran qué?

Soy uno que dibuja en la casa y lo sube. La gente tiende a poner “por lo que hacés sos un genio”. Genio es Quino, porque es único.

Szoka es un hombre joven que se presenta como un dibujante –y guionista- amateur y autodidacta, porque no se formó específicamente en bellas artes o dibujo. Primero estudió piano en conservatorio y después hizo la carrera de Diseño Gráfico en la Fundación Gutenberg, profesión a la que se dedica actualmente.

Algunas noches después del trabajo revisa la libretita -en la que lleva anotadas algunas ideas que se le ocurren durante el día- y luego se pone a dibujar y guionar. Cuando termina, escanea el dibujo y lo pinta en Photoshop para, finalmente, subirlo a las redes sociales.

¿Tenés horarios para dibujar y subirlos?

Cuando puedo, cuando tengo un rato. Lo hago a la noche, generalmente, porque trabajo. Todo el mundo sube las tiras a la mañana. Bueno, también todo el mundo publica en un diario ¿no? Pero yo las subo a la noche. Las termino y las subo, tipo a las nueve de la noche, no me aguanto. En eso voy a contrapelo del resto, que publica a primera hora de la mañana.

¿Cuál es el rédito, después de trabajar durante el día, de llegar a la noche y sentarte a dibujar y publicar?

A mí me asombra que a la gente le guste. Es agradable. Me dan gracia las tiras y cuando alguien me dice “me causó gracia tal cosa” y después veo que no es lo que yo quise decir me doy cuenta que hubiese sido aún más gracioso de esa manera.

Szoka es un humorista gráfico tan público como anónimo, no le interesa mostrarse, ni alcanzar la popularidad, pero sí desea vivir de lo que más le gusta hacer: dibujar. Supera, en número de seguidores en Facebook, a Liniers y a Tute, dibujantes a los que también admira. “A mí me gusta dibujar y creo que si nadie te paga podés hacerlo igual y cada vez mejor, con actitud profesional –explica-. La parte más divertida no es la impresión del libro sino el momento en el que estás dibujando. Si vos lográs que te paguen por eso, lo que ganás es poder dedicarle más tiempo”.

¿Cómo empezaste a dibujar?

No empecé a dibujar: en realidad no dejé. Dibujo desde chico. También pasó que muchos empezamos a dibujar porque dijimos: “Ah, mirá, Liniers lo hace de esta manera, a ver yo si puedo…”

¿Fue así?

No del todo. En realidad empecé a dibujar las tiras cuando mi viejo se jubiló. No tengo bien claro cómo, pero él estaba aburrido en su casa y yo le había enseñado a usar internet. Le hacía un chiste cuando podía y se lo mandaba por mail. Como no tenía Facebook en ese momento, cuando yo le mandaba un chiste él armaba cadenas de mails y los reenviaba a sus conocidos. Le hacía dibujos muy a mano alzada, después empecé a complejizar un poco y se los mandaba una vez o dos por semana. Al tiempo, hice un blog -hace como tres años- y ahí fui subiendo todo el material. Creo que en 2012 abrí la página en Facebook y linkié el blog y los empecé a subir ahí también. No pasaba nada hasta que a alguno le gustó una tira y se empezó a difundir – si no recuerdo mal era una tira que había hecho del buda donde había un juego de palabras-. Cada tanto hay alguna que por ahí pega y se viraliza, viste como es

¿Por qué ese nombre para el blog?

Tenía que hacer un blog y me pedía un nombre. “Y, viste como es” fue lo primero que se me ocurrió.

¿Y Szoka es un seudónimo?

Es mi apellido.

Tenés 825 mil seguidores en Facebook y casi otros 40.000 en Twitter, ¿cómo fue ese salto?

No tengo ni idea, le gustó a alguien. No creo que se hayan maravillado por mis dibujos, sino porque algunas tiras les hizo acordar a alguien o les cuadró para decirle algo a alguien. O no sé. Es un tema de asociación  libre que hace la gente.

¿Es probable que haya algún libro de Szoka próximamente?

No lo sé.

¿Qué tiras te gustaría publicar en un libro?

No me senté a mirar. No son tantas igual. De tiras debe haber cuatrocientas y no sé cuántas van en un libro. Los editores se toman su tiempo. A veces sale mañana y a veces te tienen un año dando vueltas.

¿Te gustaría que haya merchandising con tus dibujos?

Me gustan los merchandising de otras personas. Pero me da mucha vergüenza que se convierta en un producto de venta. Igual está bien, hay que hacerse menos el humilde.

¿Cómo es tu proceso creativo?

Se me ocurre una idea y la anoto en una libretita o en el celular porque camino media cuadra y me olvidé. Las tiras las hago partiendo de una idea. Si hablamos sobre el humor, se trata de algo que está a contrapié, está donde no debería, eso es lo que causa gracia. O también puede ser sobre una cosa que se dice de una manera y se interpreta de otra. Chistes hay dos: alguien que dice algo y después lo contradice con la acción o el juego de palabras. Después, hay diferentes formas de contarlos.

¿Cuánto ponés de tu familia en las tiras?

Uno elige hasta dónde pone. Por ejemplo, el tecito de mi vieja en situaciones terribles. El mensaje sería: “Cada uno ayuda con lo que puede”. Yo me anoté eso en algún momento en alguna libretita sin dar demasiadas explicaciones, sin hacer mención de cuál era el problema en ese momento, a título más general, para que sea más fácil de captarlo. Te das cuenta que eso le pasa a todo el mundo, no son genialidades.

¿Plasmás en las tiras historias de amigos o familiares?

Prefiero contar algo que le pueda pasar a cualquiera, y que lo pueda interpretar. Ni hacerlo tan simple que pierda la gracia, ni hacerlo tan complejo, tan oscuro, tan lunar que lo agarre la mitad. Ni darlo masticado, ni hacerlo inentendible, o específico. Si me quiero hacer el capo con algún chiste sobre Borges, primero, ¿ante quién me hago el capo?; segundo, no lo agarra la mayoría. Lo que sí me gusta es cuando la tira de alguien, una película, el humor de alguien, me da la sensación de que lo agarré yo, que yo lo descubrí. Ese recurso del autor, o el director, que tiene ese guiño de que vos te estás dando cuenta de algo me gusta. Por ejemplo Les Luthiers: yo los escuché cuando era chico y me reí, y los entendí. De grande los escuché de nuevo y me reí de diferentes partes del mismo chiste. Porque aprendí cosas en el camino, que ellos pusieron ahí, y no agarraron todos. Lo hacen con una maestría como para que todo el mundo se ría en el momento, pero también dejan un plus: si vos tenés incorporado tal conocimiento vas a entender esto de tal manera. Es como un segundo nivel de humor. Me gusta cuando el humorista pone un valor agregado, estudia, se forma y después lo destila en lo que hace. Y saben que están trabajando mil, para que lo agarren diez. Está bueno, es noble y no es redituable.

¿Con qué recursos contás como para hacer algo “más noble”?

Todo lo que fui aprendiendo me sirve de cantera para sacar material. Y sí, influye lo que aprendiste en los resultados que tenés al final. Vos podés, con un ojo instruido, detectar de qué palo viene una persona al ver su trabajo. A mí no me gustaba la música clásica. Tenía ganas de que me guste pero me costaba. Y me propuse que me guste. Empecé a escuchar. Y me gustó tanto que fui al conservatorio y estudié piano un montón de años. “¿Y para qué estudias eso?”, me decían. “Porque me gusta”, decía yo. Después estudié diseño gráfico. “Ehhh, tanto años desperdiciados ahí, en la carrera de músico”. Literalmente lo que aprendí en el conservatorio me sirvió para cursar diseño gráfico, historia del arte, reconocer estilos. Imaginate la gente que lee un montón de libros y después lo puede usar para lo que hace, ¿esa gente está plagiando, está copiándose de alguien? ¡No! Está agarrando lo que aprendió de otro y lo usa como material.

  ¿Te pasó que alguien, que no sepa que sos el autor, te muestre tus dibujos como una novedad?

Le pasó a mi hermana, una vez fue a una veterinaria y la mujer le dijo: “Te voy a mostrar una tira que está buenísima”. Y ella le contestó que lo hacía su hermano, y en el momento fue gracioso. Una vez mi hermana me dijo: “Viene el invierno, ¿por qué no hacés una ola polar con una ola de osos?” Entonces hice el dibujo para mandárselo a ella. Me causó gracia que se le haya ocurrido a mi hermana y la publiqué en redes sociales también ¿Podés creer que una chica –otra dibujante que yo no conocía- había hecho el mismo dibujo? Me escribió indignada, se enojó, me puteó. Intenté explicarle, y después la agregué en los comentarios del Facebook aclarando que ella lo había publicado antes, pero en serio, yo no lo había visto.

También me pasó algo rarísimo con uno que hacía stand up en Córdoba. Allá es conocido, pero yo no lo conocía a él ni a su rutina, porque no miro stand up y no vivo en Córdoba. Él daba por asumido que yo lo había visto y que le robé el chiste del hombre araña en la pampa y por eso me escribió. También le expliqué que yo no gano nada con robarle, nadie me da plata por esto.

Szoka aprende viendo a los grandes humoristas gráficos: analiza los trazos, los estilos e indaga sobre técnicas y formas de contar las ideas fugaces y graciosas que surgen del día a día, en transportes públicos, en el trabajo, con amigos, con la familia, o deteniendo todos los sentidos en las personas en la calle. A la vez, reconoce sus propios límites. Admite que no le sale “tan bien” dibujar manos o animales, pero dibuja por placer sin esperar nada a cambio más que un mero reconocimiento de “los que saben”. Admira a Quino por su brillantez, a Liniers por la calidad de su producción y constancia, a Tute porque le parece buenísimo, y tuvo la oportunidad de conocer a Montt y Decur, que también lo han deslumbrado.  “Me gustaría poder dejar algo más que las tiras cómicas, me gustaría sentir que estoy haciendo algo noble con eso –concluye-. Que lo vea alguien que entiende y diga Ah, mirá, esto está bueno”.