Fotografías de un continente

Fotografías de un continente

“No creemos que haya antecedentes de una muestra de fotografía latinoamericana de esta magnitud y con este nivel en Buenos Aires, y presentarla hoy nos enorgullece”, dijo el fotógrafo Juan Travnik en la inauguración de Aquí nos vemos, la imponente exhibición fotográfica y de artes visuales que reúne obras de más de sesenta autores latinoamericanos reconocidos a nivel regional y mundial.

Aquí nos vemos  – Fotografía en América Latina 2000-2015 se inauguró el sábado en La Gran Lámpara, sala del Centro Cultural Néstor Kirchner, que con esta muestra también se estrenó ese día. Entre los expositores invitados se destacaban, en la apertura, las presencias de la mexicana Graciela Iturbide y del brasileño Miguel Rio Branco, figuras centrales de la fotografía latinoamericana, que presentan aquí algunos de sus trabajos. Del exterior también llegaron, entre otros, el chileno Rodrigo Gómez Rovira y la mexicana Maya Goded, cuyas imágenes coexisten, en las salas, con las de decenas de fotógrafos argentinos, como Carlos Bosch, Helen Zout, Marcos Zimmerman, Guadalupe Miles, Marcelo Brodsky, Esteban Pastorino, Rafael Calviño, Alfredo Srur, Mariela Sancari, Emiliana Miguelez o Marcos López.

Gabriel Díaz, Adriana Lestido y Juan Travnik, los curadores, en la apertura de Aquí nos vemos.

La mayoría de las fotografías están enmarcadas, algunas son de tamaño mediano, otras pequeñas y están dispuestas todas juntas, y las más grandes ocupan paredes enteras. En blanco y negro y a color, los artistas abordan, entre otros temas, escenas de la vida cotidiana, el cuerpo, el dolor, la alegría, la soledad, la desaparición, la destrucción, la muerte. Algunas imágenes tienen una impronta documental muy fuerte ligada a la denuncia social; otras, sin embargo, tienden más hacia la construcción explícita de un mensaje armado con recursos de las artes visuales, pero, no por eso son menos reales y significativas. No obstante, todas las obras tienen en común la reflexión acerca de algo que los autores vivenciaron, vieron, transitaron o imaginaron y que buscan compartir.

La Gran Lámpara cuenta con 900 metros cuadrados y dos pisos. Las obras de los fotógrafos latinoamericanos abarcan toda la sala colgadas en paredes color crema en un ambiente cálido y muy bien iluminado. La exhibición colectiva de fotografías tomadas entre el 2000 y el 2015 fue promovida por el Ministerio de Cultura de la Nación, y está curada por Adriana Lestido, Juan Travnik y Gabriel Díaz. Los tres -fotógrafos argentinos de prolífica, extensa y premiada trayectoria- plantearon la importancia de que las imágenes dialoguen entre sí, y explicaron que ese fue uno de los motivos por lo que incluyeron expositores de distintas generaciones y nacionalidades de la región, además de la necesidad de promover el “abrazo latinoamericano”. Para Travnik el objetivo fundamental de la muestra es “transformar y producir un sentimiento”, es decir, producir una reflexión, un cambio en la mirada de quienes la visitan y recorren.

Una de las primeras fotos que se pueden ver en el segundo piso de La Gran Lámpara es el retrato de Jorge Julio López tomado por Helen Zout. “Retraté a muchísimos sobrevivientes de la dictadura militar y en el año 2000 a Jorge Julio López, seis años antes de que desaparezca en democracia”, contó la autora a ANCCOM.

Se exhiben, también, otras de las fotos de su serie Desapariciones, en la que puede verse un cráneo con un orificio de bala y un escrache a la casa de un represor de la última dictadura argentina.

“La serie Desapariciones es el trabajo más entrañable que tengo de toda mi carrera y esta muestra tiene una selección hecha por curadores de excelencia con un criterio exquisito”, expresó Zout.

Helen Zout y una foto que es un ícono: su retrato de Jorge Julio López.

Helen Zout y una foto que es un ícono: su retrato de Jorge Julio López.

“Yo soy sobreviviente –señaló Zout-. Aunque no estuve secuestrada, me fueron a buscar en el ‘76 los militares y sobreviví junto a mi ex marido y mi hijo. Yo estaba embarazada. Para mí hacer este trabajo, después de 20 años de silencio traumático, significó encontrarme con una parte de nuestra historia argentina, muy dolorosa. A la vez, este trabajo habla del dolor y de la consecuencia, la constancia y la lucha incansable de los organismos, de los protagonistas de esta búsqueda, que son las víctimas cercanas pero también la sociedad argentina. Para construir un presente y un futuro hay que saber y conocer el pasado y la verdad. Para mí es un orgullo vivir en un país en donde se juzgó a los genocidas”.

Entre los expositores, la joven argentino-mexicana Mariela Sancari presentó la serie Moises (2014), inspirada en la búsqueda de su padre muerto: ella y su hermana gemela no pudieron ver el cuerpo de su papá luego del suicidio y eso las hizo dudar de su muerte durante mucho tiempo. Su fantasía era que se lo podrían encontrar caminando en la calle o sentado en un café.

Sancari contó a ANCCOM cómo fue el proceso creativo de Moisés: “Lo que hice fue poner un aviso en el periódico buscando señores que se parecieran físicamente a mi papá y que tuvieran la edad que hoy tendría él si estuviera vivo”.

 

Mariela Sancari llegó desde México para presentar la serie Moisés.

Mariela Sancari llegó desde México para presentar la serie Moisés.

“Fue fuertísimo –agregó la autora-. Era como una especie de performance, yo fotografiaba a los que me contactaban y a todos les pagaba un poquito. El casting acabó siendo toda la serie. Me puse instrucciones muy sencillas: monté un estudio callejero, a todos los fotografié de una misma manera, por eso es una tipología, y muchos de ellos están usando un sweater que es el único que conservamos de mi papá, como una especie de zapatito de cenicienta, una cosa así. Entonces las fotos de la serie son muy parecidas y de lo que se trata justamente es de buscar a alguien en la multitud”. La serie es extensa y acaba de ser publicada en un libro.

“Es un honor estar aquí hoy, la mayoría de los colegas con los que estoy exponiendo es gente que admiro y de los que aprendí cuando estudiaba –dijo Sancari-, parada ante su obra, y señaló dos grandes imágenes colgadas en otra de las paredes de la sala-. Estar enfrente de Luis González Palma, que es un referente importantísimo de la fotografía latinoamericana, es como un sueño hecho realidad”.

Cercana a la obra Moisés está la serie Golpes (2008) del fotógrafo argentino Diego Levy. “Nunca antes hubo una muestra de este nivel –dijo -, al menos yo nunca vi algo así en mis 42 años de vida. Siempre la fotografía estuvo reducida a lugares más pequeños y mucho más recurridos sólo por colegas y amantes de la fotografía. Esta muestra pone a la fotografía en un lugar en el que nunca estuvo antes”.

La serie Golpes –de Levy- muestra las marcas en las caras de boxeadores que han tenido centenares de peleas sobre el ring. El autor contó cómo fue el proceso producción: “Resultó muy difícil, porque retraté boxeadores que pelearon hace cuarenta años y están distribuidos por el país. Están como muy olvidados los tipos, los fui encontrando de a poco. Para buscarlos preguntaba a quienes pudieran conocer viejos boxeadores, buscaba en la guía telefónica, llamaba y no era, llamaba a otro. ‘No, es mi tío’, me decían, y a partir de ahí los iba ubicando. La idea surgió cuando yo practicaba boxeo y tenía un entrenador con una cara bastante abollada por los golpes que había recibido; siempre lo quise fotografiar, un día lo hice, y después me propuse fotografiar a otros boxeadores viejos y golpeados. El objetivo de esta serie fue rendir un homenaje a estos luchadores que dejaron todo y con demasiada frecuencia se quedaron sin nada”.

Comunidad Quechua y su autor, el chileno Rodrigo Gómez Rovira.

Comunidad Quechua y su autor, el chileno Rodrigo Gómez Rovira.

Rodrigo Gómez Rovira colaboró con la serie Comunidad Quechua y en diálogo con ANCCOM contó cómo logró las imágenes y qué lo inspiró: “Yo viajé muchas veces a Bolivia, soy chileno pero crecí fuera de América Latina, en Francia. Cuando venía de viaje siempre iba a Bolivia, porque consideraba que esa parte andina era uno de los corazones importantes de América Latina. Entonces iba para allá, un poco para tratar de confirmar si yo era de aquí. Establecí una relación con una comunidad quechua a la que vi varias veces y en el último viaje armé esta serie de retratos que hice con una cámara Polaroid positiva y negativa, es decir, yo podía entregarles una foto a ellos y en el mismo instante quedarme con un negativo para después poder archivarlo. Después de un tiempo me di cuenta de que estos retratos, estas miradas de ellas hacia mí y de mí hacia ellas, era una manera de confirmar que también era de aquí”.

En la muestra también puede verse parte de la serie La creciente (2007-2011) del fotógrafo argentino Alejandro Chaskielberg. Yo exhibo normalmente en festivales afuera: India, Tokio, Australia –dijo -. La fotografía latinoamericana es un boom en todo el mundo porque no se sabe mucho, a diferencia de la norteamericana, asiática o de medio oriente”.

“En esta serie lo que hice es algo que es un poco anacrónico –explicó -. Le dediqué tres años de mi vida a este proyecto, me fui a vivir al Delta durante ese lapso y de alguna manera me hice amigo de esas personas para poder fotografiarlos, porque es una técnica de fotografía nocturna y eso implicó también una determinada confianza para poder ir de noche a diferentes lugares. Lo más particular de esto es que me convertí en un isleño y fui parte de ellos. Estas fotografías que logré son muy difíciles de hacer técnicamente, sumado a que estás trabajando con el medioambiente y con gente que nunca antes se había hecho una foto. Implicó mucha empatía y muchos frentes abiertos para encarar la producción. Si bien parece muy armado, hay un grado de azar que te permite poder hacerla o no. En el camino quedaron un montón de imágenes que no he podido hacer”.

“De las tres imágenes que están exhibidas –señaló el autor a ANCCOM– la del hombre que carga el tronco es la que me parece más anecdótica, porque es la primera foto que le sacaron a este hombre, que es un inmigrante paraguayo, un inmigrante golondrina que venía a trabajar en invierno. Saqué la foto a las 2 de mañana, porque la luna tenía que estar en una determinada posición para lograr este resultado”.

 Alejandro Chaskielberg y La creciente, su fabulosa serie de fotos en el Delta, bajo la luz de la luna.

Alejandro Chaskielberg y La creciente, su fabulosa serie de fotos en el Delta, bajo la luz de la luna.

Estos son solo algunos de los talentosos expositores reunidos aquí. Todos tienen historias que contar detrás de las imágenes, cada producción es un trabajo de profunda sensibilidad, absoluta exposición y tiene como finalidad ser compartida con otros. «Aquí nos vemos» es una muestra sin precedentes en Buenos Aires que reúne 68 perspectivas -algunas consagradas y otras a punto de serlo- de una misma región: Latinoamérica.

*Aquí nos vemos puede verse hasta el 15 de noviembre en el Centro Cultural Kirchner, de jueves a domingos entre las 14 y las 20. Entrada libre y gratuita.

Actualización 23/09/2015

Juan Travnik y Miguel Rio Branco ante el fenomenal políptico del artista brasileño, una de las joyas de la muestra.

Juan Travnik y Miguel Rio Branco ante el fenomenal políptico del artista brasileño, una de las joyas de la muestra.

“Un Estado que no es Estado”

“Un Estado que no es Estado”

Los familiares de las víctimas del derrumbe del gimnasio Orión -junto a la Mesa Barrial de Participación Comunitaria en Seguridad de Villa Urquiza y Villa Pueyrredón- organizaron un acto al cumplirse el quinto aniversario de la tragedia. Su objetivo es impulsar la instauración de un espacio público dedicado a la memoria en el predio donde se encontraba el edificio y en el terreno contiguo, donde se realizaban tareas para una nueva construcción, la que ocasionaron el desmoronamiento que causó tres muertos y once heridos.

David Blaustein, guionista y director de cine, se acercó al lugar y expresó: “Un Estado que no es Estado, no funciona. Mauricio Macri sigue acumulando muertos. Acumula muertos en inundaciones, en geriátricos que se incendian, en archivos que no se inspeccionan, en gimnasios que se caen. No hay un Estado presente para ciertos sectores de la sociedad, pero sí para negocios empresarios e inmobiliarios, porque este es el concepto de Macri”.

El gimnasio Orión, ubicado en la calle Mendoza 5030, se derrumbó el 9 de agosto de 2010. En el terreno lindante se planificaba construir un edificio de diez pisos. Una máquina retroexcavadora de la empresa José Pataro SRL, encargada de crear las condiciones para un futuro estacionamiento, fue –según la pericia de los bomberos- la causante del desmoronamiento que terminó con la vida de Luis Lu (23), Maximiliano Salgado (18) y Guillermo Fede (37).

El gimnasio Orión, ubicado en la calle Mendoza 5030, se derrumbó el 9 de agosto de 2010.

En el momento del desastre, el jefe de Gobierno seguía sosteniendo que la obra se encontraba en regla. Sin embargo, cuando las fallas graves y estructurales en la excavación se confirmaron, despidió al entonces titular de la Agencia Gubernamental de Control, Oscar Ríos, y apuntó al ingeniero de la obra, Guillermo Heyaca Varela, como último responsable. Cinco años más tarde, Patricia Izraelewicz, madre de Maximiliano Salgado, cuenta que aún no hay imputados ni procesados pertenecientes a instituciones gubernamentales de la Ciudad, pero que la causa penal ha avanzado: “Después de una audiencia que se hizo el 25 de agosto, los jueces confirmaron el procesamiento del ingeniero Guillermo Heyaca Varela y del dueño de la constructora, el empresario Daniel Menta, por estrago doloso. Con el gobierno será una segunda etapa. Que algunos de los culpables sean procesados es más que importante. Después, obviamente, seguiremos luchando para el resto”.

Israelewicz está convencida de que la situación en el mercado de la construcción no cambió demasiado a pesar del paso del tiempo: “Hay mucha especulación inmobiliaria y corrupción y no se repara en tragedias evitables, como ésta y muchas otras de los últimos años. Desde el Gobierno de la Ciudad no dicen nada, se desligan de toda responsabilidad, pero tienen gran parte de la culpa. A medida que me fui metiendo en la causa Orión, pude darme cuenta de que ellos la podrían haber evitado”. La mujer se refiere a que, en noviembre del año del derrumbe, una pericia de Bomberos determinó que ni los constructores ni el Gobierno habían tomado las medidas necesarias para evitar el daño a la estructura del gimnasio: “Cuando vinieron a inspeccionar la obra, no los dejaron pasar. Ahí tenían que hacer la denuncia y clausurarla. Los inspectores fueron tres veces, les impidieron el paso y así siguió la construcción. Es bastante grave por parte de ellos”.

En el momento del desastre, el jefe de Gobierno, Mauricio Macri, seguía sosteniendo que la obra se encontraba en regla.

En el momento del desastre, el jefe de Gobierno, Mauricio Macri, seguía sosteniendo que la obra se encontraba en regla.

De los familiares surgió la idea de que el terreno vacío, en el que pastizales y escombros conviven diariamente, se convierta en un espacio abierto de memoria. Por eso juntan firmas para pedir a los legisladores porteños que no se construyan nuevos edificios en el lugar. Quieren evitar que los intereses y los negocios inmobiliarios vuelvan a ser cómplices de la falta de controles en la Ciudad. Carlos Tomada, ministro de Trabajo y legislador porteño electo por el Frente para la Victoria, se acercó a la conmemoración y señaló: “No fue un hecho aislado, sino un símbolo de lo que genera una política de Estado inexistente. Esto se inscribe en los resultados negativos y ya demasiado reiterados del abandono de las responsabilidades del Gobierno de la Ciudad en materia de control y fiscalización. No nos olvidemos que Macri intentó suprimir el área de Inspección Laboral, ante lo que se planteó una cautelar. Nos hubiéramos quedado sin una dependencia que debería controlar la existencia de, por ejemplo, talleres clandestinos y cuestiones vinculadas con la salud y la seguridad en el trabajo”.

Izraelewicz, por su parte, explicó: “No quiero que quede un baldío porque no quiero ese mal recuerdo que, ya de por sí, llevamos adentro. Prefiero un espacio público donde haya gente que descanse, que disfrute”. Marta Wang, madre de Luis Lu, una de las víctimas, agregó con indignación que se habían enterado de dos ideas diferentes: la construcción de un shopping y la de un banco. Su compañera de lucha completó la idea compartida por ambas: “Pueden proyectar lo que quieran, pero esto no se puede tocar hasta que termine el juicio, que da para largo porque todavía falta la parte del Gobierno. Si la causa se cierra por completo, creo que vamos a lograr hacer el espacio público que queremos”.

Actualización 23/09/2015

Más imágenes del terreno en donde se ubicaba el Gimnasio Orión,  en el Barrio de Villa Urquiza de la Ciudad de Buenos Aires.

Más imágenes del terreno en donde se ubicaba el Gimnasio Orión, en el Barrio de Villa Urquiza de la Ciudad de Buenos Aires.

El cura rebelde

El cura rebelde

Tiene abiertas cinco causas judiciales en la justicia riojana. El gobierno provincial lo acusa de violento por impedir junto a otros 34 vecinos de las orillas del cerro Famatina –incluído el intendente Ismael Bordagaray- que las compañías mineras exploten sus riquezas contaminando el medio ambiente de la zona. Pero no se desanima, se siente apoyado por los vecinos y por el Papa Francisco que en febrero lo saludó en una audiencia pública en El Vaticano. El padre Omar Quintero se considera un luchador apasionado y un discípulo del obispo Enrique Angelelli, asesinado por la dictadura militar en 1976.

Los pobladores que viven cerca del cerro Nevado, rebautizado como “General Belgrano”, pretenden evitar la futura contaminación, sequía y enfermedades que una actividad industrial de alto impacto ambiental, social y cultural, puede llegar a causar. Para recuperar el oro del material removido de las rocas se necesita mezclar cianuro con decenas de millones de litros de agua. Unidos y junto al Padre Omar Quintero decidieron bregar contra los emprendimientos de la Barrick Gold y ahora de Osisko Mining, ambas empresas canadienses. Expresan la voluntad de defender la biodiversidad y una calidad de vida inconciliable con la actividad extractiva megaminera.

Esta causa tuvo su inicio hace ocho años y tiene como referente a un sacerdote que se opone a que el paisaje sea destruido. “Obtuve muchas satisfacciones y alegrías, pero también un montón de dolores”, dice Quintero ni bien inicia su comunicación telefónica con ANCCOM. Asegura que sufrió persecuciones y amenazas, y también habla de una “judicialización de la protesta” por las cinco causas que hay abiertas en su contra y ponen en riesgo su libertad, pero aun así siente, en sus palabras, “la satisfacción de haber cumplido para con Dios, para con el pueblo y para con la Creación”.

¿Cómo llegó a ser parte este reclamo que lleva a cabo en conjunto con los vecinos?

En primer lugar, soy oriundo de una zona que tiene un marco natural realmente lindísimo, todo lo que es el Valle de Traslasierra, evangelizado por el Cura Gaucho, ya beato. Vivir en ese lugar me llevó desde muy pequeño a tener un cariño y una admiración especial por los árboles, los animales, el agua, el aire puro, todas esas bellezas naturales que a uno lo van embebiendo desde chico. Después, tuve la suerte de ser educado en la secundaria por los padres franciscanos, por lo tanto aprendí sobre la espiritualidad y la mística de San Francisco de Asís, hermano universal de todas las criaturas, patrono de la ecología. Ellos me dieron la convicción y la certeza de que no nos podemos dar el lujo de poner en riesgo al medio ambiente, los bienes comunes, la calidad de vida de los pueblos y ciudades. Por eso, siempre tuve conciencia de este principio de precaución que tenemos que tener a la hora de tomar decisiones que a la larga puedan resultar nocivas.  Y esto me encontró en Famatina. Fue algo providencial porque esta no era mi parroquia de origen, yo estaba en Anillaco. Un hermano sacerdote que tenía su madre anciana y enferma me pidió hacer el intercambio y por un gesto humanitario yo accedí a venir, ignorando que se iba a desatar este conflicto que de todas maneras me iba a involucrar ya que es imposible estar aquí y no acompañar al pueblo en las asambleas ciudadanas por la vida, y en la noble y justa causa “El Famatina no se toca”.

¿Qué es lo que lo define su lucha?

Soy un hombre muy apasionado, que me tomo en serio lo que abrazo con mi vida, como lo fue la vocación sacerdotal y todo lo que significa valorar y defender la vida. Por otro lado, me considero una persona muy sensible, eso me ha llevado a estar al lado de la gente, acompañarla, llorar con ellos, reír, celebrar, festejar, y luchar cuando ha sido necesario aunque más no sea con los métodos que el cristiano debe usar. En mi caso, con la pluma y la palabra. Todo lo que significó difundir esta causa lo he hecho y he tratado de llevar hasta los confines del mundo el mensaje de defensa de la vida. Y, además, como una persona amante de todas las criaturas de Dios: no solo el ser humano y los animales sino también los vegetales y los minerales, en definitiva una cosmovisión amplia que me ha permitido estar a la altura de las circunstancias en Famatina.

¿Cómo es en general un día en su vida?

Una jornada en mi vida es bastante movida porque la parroquia comprende todo un departamento, 250 km a la redonda con quince comunidades que hay que atender. Por supuesto, tengo una agenda planificada y, aunque los viajes me consumen mucho tiempo, los encuentros con las comunidades son frecuentes, casi a diario. Aquí lo que marca el ritmo de la vida y de la fe de nuestros pueblos son las novenas, las fiestas patronales y los difuntos, a los que considero como los vehículos que me permiten evangelizar, misionar y llevar la palabra de Dios a donde se me encomienda.

¿Quién fue el Obispo Angelelli para usted?

El Obispo Angelelli para mí, y para todos los sacerdotes que abrazamos causas justas, fue el pastor que supo poner en verbo, en acción, la misión que Jesús nos pide, “ser ese buen pastor que dio su vida por las ovejas”. Fue un hombre íntegro que, inclusive, estuvo dispuesto a entregar y a dar su vida por defender en aquella ocasión, en plena dictadura militar, la dignidad del pueblo riojano. Y, aunque las circunstancias históricas hoy en día no son las mismas, me ha inspirado y me ha sostenido mucho en esta lucha, que más que lucha es una resistencia pacífica en defensa de la vida.

¿Cómo fue su encuentro con el Papa Francisco?

Fue un momento sublime, largamente esperado porque yo ya había enviado solicitud de audiencia por varias vías. El Papa Francisco ha conocido nuestra zona, como joven sacerdote hizo su paso por aquí acompañando a los jesuitas que misionaban, tuvo contacto con la gente y los productores, y al parecer recuerda muy bien la excelente calidad del vino que se hace en el pueblito de Pitual. A través del Obispo mandó a pedir grapas, me encomendaron la tarea de conseguirlas y adosé a una de las botellas que le mandaba esa carta que tantas veces ya le había enviado. Felizmente, parece que llegó a sus manos porque al poco tiempo me convocaron a una audiencia. Si bien fue muy breve, porque fue pública y en donde apenas pudimos saludarnos, intercambiar algunas palabras, lo importante es que pude dejarle todo el material que le llevaba: cartas de la gente, obsequios, incluso también nuestra bandera de lucha y una remera con la inscripción “El Famatina no se toca”. Fue una misión, un objetivo propuesto y cumplido en beneficio de esta comunidad. Siento que esto también aportó para que él inmediatamente se pusiera a terminar la última encíclica, “Alabado seas”, en defensa del medio ambiente y de la Creación de Dios, que es para nosotros una hoja de ruta. Viene a legitimar, en este caso, mi postura y mi acompañamiento al pueblo de Famatina porque hasta entonces prácticamente estaba al borde de la ilegalidad. No son muchos los sacerdotes que tienen convicciones muy personales, muy íntimas, que están acompañando a las poblaciones que se ven amenazadas por la megaminería.

¿Siente que cuenta con el apoyo de la gente?

Estoy muy agradecido con Dios, con la historia, con el pueblo que me ha acompañado y me ha sostenido hasta el día de hoy. A pesar de ser un escollo para los poderosos −que varias veces han pedido mi traslado de Famatina y que permanentemente buscan socavar mi autoridad moral, pastoral− la gente aprendió a conocer y a querer a este pastor con sus virtudes y defectos.

¿Y qué mensaje transmite usted a quienes lo apoyan?

Les digo que todos los territorios que se ven amenazados por el extractivismo y por este neocolonialismo financiero voraz que nos acosa por todos lados tienen que estar unidos porque la unidad es la que lleva siempre al triunfo, como ha sucedido en Famatina y esperamos que suceda en Catamarca, en San Juan, en la Patagonia, en toda la Cordillera y Latinoamérica. Es necesario tener en cuenta a las futuras generaciones. No tengo hijos ni tendré nietos, pero considero a todos como mis hijos espirituales; debemos pensar en los que vienen y evitar vivir como si fuéramos los últimos que habitarán este mundo.

 

Actualización 23/09/2015

“El miedo no ha ganado”

“El miedo no ha ganado”

En enero de este año, “Je suis Charlie” fue una frase que hizo eco en todo el mundo después del atentado que sufrió la revista francesa Charlie Hebdo. Nueve meses después, el caricaturista holandés Willem, miembro fundador del semanario y sobreviviente de la balacera, visitó Buenos Aires y ofreció una charla en la tercera edición de Comicópolis.  Acompañado por el dibujante cubano radicado en Bolivia, Frank Arbelo, y por el argentino Diego Parés, trató de responder qué cambios se produjeron en el mundo del humor después del atentado en el que murieron once personas por el simple hecho de haberse reído de Mahoma.

El primer tema que abordó Willem fue la reacción inmediata tras el ataque a la redacción. “La primera tapa después de los hechos estuvo protagonizada por el dibujo de un musulmán y, obviamente, se sintieron atacados nuevamente. Decían que si uno daba vuelta la tapa, aparecía un órgano masculino. Nosotros nunca los vamos a dejar contentos. Somos una revista que se ríe de todo y de todos. Y la verdad es que no tuvimos muchas portadas destinadas a los musulmanes. Nuestros principales focos son los políticos o el Papa. Eso no se modificó y no modificará”, sostuvo Willem. De hecho, a los pocos días del ataque a la revista, Willem salió a criticar a los mismos de siempre: al Papa, la reina Isabel II y Putin. El ataque –aseguró el caricaturista- no cambió su punto de vista sobre el humor satírico y no sintió que el miedo le haya ganado. Ya en enero pasado, a pocos días del atentado, había señalado: «Vomitamos sobre toda esta gente que ahora dice que son nuestros amigos».

"Comicopolis es el "Tercer Festival Internacional de Historietas que tuvo lugar en, Tecnópolis,

«Comicópolis es el «Tercer Festival Internacional de Historietas que tuvo lugar en, Tecnópolis,

Sin embargo, no todos los humoristas opinaron igual que él. En la charla, Diego Parés tomó la palabra para hacerles una crítica a aquellos colegas que no supieron tratar el tema desde el lugar que a ellos les corresponde, el de humoristas: “Lo primero que me pasó después de lo que ocurrió con la revista es que vi a muchos colegas ponerse solemnes y yo creo que si los tipos que tienen que hacer reír son los que se van a poner solemnes, el humor cae derrotado. No pudieron trascender la seriedad del asunto”.

El segundo núcleo que tocaron fue el límite, exterior e interior, que cada humorista se autoimpone a la hora de dibujar y cómo se vio afectado después del ataque a Charlie Hebdo.  Willem fue conciso. Dejó en claro, una vez más, que el atentado no cambió en nada su humor. No tiene límites que vengan desde afuera, pero sí uno que viene desde dentro suyo: “Como decía un humorista francés, uno se puede reír de todos, pero no con todos. Se puede reír de las víctimas, pero no se puede reír junto con los asesinos”. Ante la pregunta de si ese era la única frontera de su humor, contestó con firmeza: “Hay gente que le gusta ser caricaturizada, a esa gente a mí no me gusta dibujarla. No les quiero dar el gusto. Después de eso, nadie me tiene que permitir nada. Yo hago lo que quiero, nada es sagrado”.

Frank Arbelo, por su parte, sostuvo que existe un límite que está dado por la cercanía o la distancia emocional y, a partir de ahí, el dibujante elige cuándo usa el humor para divertir o denunciar. Enseguida, desde el público le preguntaron a Diego Parés si en este contexto nacional con “dos bandos políticos”, él se autoimponía restricciones debido a su identificación con el oficialismo. “Existen los límites, es una cagada. Pero realmente no deseo hacer un chiste sobre tal corrupto del gobierno. Sé que para eso ya está Nik, por ejemplo. Lo van a hacer igual. Prefiero hacer humor sobre otras cosas. En este momento, no hago humor político”, respondió. Y al instante sostuvo: “No lo veo como un retroceso. Yo veo un retroceso en el humor cuando uno se pone un límite por lo políticamente correcto”. Y sobre este punto agregó una frase que dio lugar a un posterior debate: “Sin embargo, en el caso de la revista Charlie Hebdo, el problema no fue lo políticamente incorrecto. Ellos se vieron en el medio de una guerra que les es ajena, una guerra encabezada por Estados Unidos contra los países musulmanes, como por ejemplo Irán e Irak.  Hay algo que es superior a ellos y son una víctima. Pueden hacer una burla sobre los sudamericanos y no va a pasar nada”.

Willem, miembro fundador del semanario, el argentino Diego Parés y el dibujante cubano radicado en Bolivia, Frank Arbelo en Comicópolis.

Sin embargo, Willem no estuvo de acuerdo, sobre todo en el uso de los términos, y sostuvo: “Creo que hay una guerra contra los locos, los desquiciados, contra una parte del islamismo, pero ellos no son todos los musulmanes. También lo cierto es que los musulmanes son asesinados por otros musulmanes, por ejemplos los chiitas y sunitas. Por lo tanto, no existen esos bandos definidos”.

Por último, los dibujantes respondieron a ANCCOM sobre la resignificación de sus caricaturas ya  realizadas. “En el 2001, en el decir social circulaba la frase ´que se vayan todos´ como si después de que se fueran todos viniera Heidi a gobernar. Entonces, yo fui comprendiendo que hay ciertas cosas necesarias y, a partir de ahí, me fui arrepintiendo de ciertos chistes de ese espíritu donde todos los políticos son una porquería. No me arrepiento de haberlos hecho porque uno va creciendo con eso, pero no los repetiría”, afirmó Parés quien fue el primero en contestar. Willem, con tono jocoso, respondió: “Me arrepiento de algunas historietas donde no tiré de la cuerda lo suficiente, aquellas donde debería haber ido más allá”.

La charla duró una hora. Los tres dibujantes contestaron todas las preguntas del público con cierta soltura. Aunque el holandés pareció algo incómodo con la última. El público quiso saber sobre el despido, en 2008, del caricaturista Siné de la revista Charlie Hebdo. El artista había sido tildado de antisemita por un trabajo sobre el hijo del entonces presidente Nicolas Sarkozy, acusación de la que tiempo después fue absuelto. “El tribunal falló a su cargo. Su despido fue un error. Pero él es mi amigo. Después de lo que ocurrió creó su propia revista y yo dibujo ahí”.  

Al finalizar la charla, como cierre se retomó el tema del miedo luego del ataque: “El miedo no ha ganado. Es cierto que nosotros combatimos con la pluma y el papel y ellos con el miedo y con las balas, pero nosotros seguimos escribiendo”, aseguró Willem.

Actualización 23/09/2015

Bernhard Willem Holtrop, "Willem", caricaturista de Charlie-Hebdo, en Comicopolis.

Bernhard Willem Holtrop, «Willem», caricaturista de Charlie-Hebdo, en Comicopolis.

Los nuevos delitos de lesa humanidad

Los nuevos delitos de lesa humanidad

Un equipo multidisciplinario de setenta y cinco expertos y expertas de cuarenta países de América, Europa y África, presentó los “Principios de Madrid-Buenos Aires”, en el marco del II Congreso Jurisdicción Universal de  siglo XXI desarrollado en el Teatro Nacional Cervantes durante el 9 y 10 de septiembre. El eje del documento es la lucha contra la impunidad de los crímenes internacionales que, por su gravedad, dejan de concernir a un Estado soberano en particular, para afectar a la humanidad en su conjunto.

“Lo que estamos buscando es una protección integral de los ciudadanos y ciudadanas del mundo y de la propia naturaleza, no pedimos ni más ni menos”, expresó el juez Baltasar Garzón, máximo impulsor y director del Congreso organizado por FIBGAR, la fundación internacional que lleva el nombre del magistrado español y que trabaja por la defensa internacional de los derechos humanos. “Estas iniciativas –completó el anfitrión- tienen también un efecto de prevención, de educación, de aprendizaje, de pedagogía, de saber que el lenguaje común de toda la humanidad es el de los derechos humanos”.

“Cuando los Principios de la Jurisdicción Universal del siglo XXI se pongan en circulación a partir de mañana, comenzaremos su defensa palmo a palmo, país a país, institución a institución, un año, dos años, tres años, los que sean necesarios, al final ganaremos esa partida, porque es la partida de la humanidad”, prometió Garzón y rescató la incorporación en el documento de nuevos delitos de persecución universal, como aquellos que atenten contra el medio ambiente o que son de naturaleza económica y violan sistemáticamente los derechos más básicos de la sociedad civil.

Los Principios Madrid-Buenos Aires también contemplan como crímenes de lesa humanidad al genocidio, a los crímenes de guerra, a la piratería, la esclavitud, la desaparición forzada, las torturas, el tráfico de seres humanos y las ejecuciones extrajudiciales.

Baltasar Garzon, juez y presidente de  FIBGAR

Baltasar Garzon, juez y presidente de FIBGAR

 

Entre las distintas actividades que se desarrollaron a lo largo de las jornadas se destacó la conferencia La protección jurídica del medio ambiente, que estuvo a cargo de Raúl Zaffaroni, juez de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y ex magistrado de la Corte Suprema de Argentina. El magistrado expresó que los actuales estándares de consumo son insostenibles y que estamos muy cerca a una situación de no retorno. Advirtió que el mercado funciona aumentando el consumo de ese 30 por ciento que son los que más tienen, mientras que el 70 por ciento de la población mundial no posee lo indispensable para sobrevivir. En declaraciones exclusivas a ANCCOM señaló el camino a seguir para que estos delitos económicos y medioambientales se tipifiquen y lleguen a ser aplicados en todo el mundo: “Es necesario que alguien los haga parte de un proyecto en el plano internacional, en Naciones Unidas, y que con el correr de los años se haga un tratado y luego que los congresos lo ratifiquen. A medida que vayan pasando catástrofes vamos a ir haciendo estas cosas”.

Por su parte Héctor Sejenovich, Premio Nobel de Paz compartido con el Panel Intergubernamental del Cambio Climático de 2007, profesor universitario e investigador del Instituto de Investigaciones Gino Germani de la Universidad de Buenos Aires, habló sobre medio ambiente e intereses económicos. Declaró que hay una necesidad de reestructurar el concepto de desarrollo y de una intervención conservativa, ya que se necesita un desarrollo verdaderamente sustentable que no reduzca el activo ambiental. “La deriva actual del capitalismo pone en riesgo la supervivencia del planeta y nos lleva a la autodestrucción”, subrayó. Asimismo declaró a ANCCOM sobre el impacto que causaría lograr el consenso sobre los delitos económicos y medioambientales al ser considerados de lesa humanidad: “Sería casi como la creación de los derechos humanos. Pero, ¿la declaración de los derechos humanos sirvió para la lucha por los derechos humanos? Sí, sirvió, pero no por eso se aplicaron. Se concretaron por otras relaciones sociales progresivas que se impusieron en cada país, pero el hecho de tenerlos ya significó una mejora de la situación”.

Mencionó, además, la importancia que los abogados empiecen  a conocer el tema ambiental: “Lamentablemente no tenemos un código ambiental, no tenemos una justicia ambiental, sino que es una justicia general”, reflexionó y agregó: “Es positivo que se incluya lo medioambiental como parte de los crímenes de lesa humanidad, pero hay que profundizar, porque no es solamente afectar a una especie, sino afectar a todo un sistema, a una cantidad de interrelaciones”. El Premio Nobel, a su vez, ejemplificó con el cultivo de la soja: “Está arrasando y ahí hay una afectación a los derechos humanos de las poblaciones que viven cerca, que han sido fumigadas y que tienen problemas de cáncer. Eso está en total colisión con estos principios, entonces de alguna forma se tienen que hacer cargo”.

Rigorberta Menchú en el Congreso Jurisdicción Universal en el Siglo XXI

Rigorberta Menchú, premio Nobel de la Paz 1992, fundadora y presidenta Vitalicia de la Fundación Rigoberta Menchú Tum y destacada dirigente en defensa de los derechos humanos de los pueblos indígenas.

Contra la impunidad

El periodista y presidente del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS),  Horacio Verbitsky y Jorge Auat, titular de la Unidad Fiscal de Coordinación y Seguimiento de las Causas por Violaciones a los Derechos Humanos cometidas durante el terrorismo de Estado participaron en el panel Lucha contra la impunidad en Argentina. “Si no hay compromiso, militancia, participación, estos avances no hubieran pasado. Lo importante es denunciar las voces que hay detrás de los que quieren intentar la impunidad”, declaró Verbitsky.

Auat, a su vez, manifestó que la impunidad es la punta del iceberg de toda una estructura de injusticias que aparecen por debajo: “No hemos terminado con la impunidad, la justicia no es igual para todos, no es igual para el oprimido que para el opresor. Lo que está en juego es la moral de toda la humanidad”. El funcionario retomó conceptos del filósofo alemán Walter Benjamin y resaltó la importancia de cómo comunicar estas discusiones, de cómo usar el lenguaje y del modo de leer el pasado.

Información y privacidad

A través de una videoconferencia desde la embajada ecuatoriana en Londres, también participó de las jornadas realizadas en el Cervantes el periodista de investigación, programador, y ciberactivista australiano Julian Assange, autor del ya famoso sitio WikiLeaks. Desde la pantalla gigante expresó que los derechos básicos de la ciudadanía, como la libertad de información y la privacidad, están en peligro por la acción de algunos gobiernos de controlar los movimientos de sus ciudadanos. En relación a la criminalidad económica  y su impacto en las condiciones de vida de millones de ciudadanos denunció: “Estados Unidos y los integrantes de la Unión Europea están impulsando un gran bloque de comercio mundial que se escapará a cualquier tipo de control democrático y no tendrá en cuenta el cumplimiento de los estándares mínimos de derechos humanos”.

El desafío

Sobre el tema Debate hacia un nuevo marco de Jurisdicción Universal, Hugo Cañón, ex Fiscal General de Bahía Blanca y ex presidente de la Comisión Provincial por la Memoria, habló sobre los riesgos de las propuestas que se plantean y ejemplificó con el intento por parte de George W. Bush al asumir en 2002 de anular la firma de Bill Clinton sobre el Tratado de Roma para lograr la inmunidad de su país.

Al respecto de este nuevo marco de Jurisdicción Universal declaró a ANCCOM: “Ahora viene una etapa fundamental de difusión de los principios, de darlos a conocer en los ámbitos judiciales, en las fiscalías, en los claustros académicos y desde ahí comenzar una gestión ante las diversas organizaciones sociales, organismos de derechos humanos y partidos políticos para demandar en cada uno de los países la posibilidad de instalar normativas jurídicas que adopten estos principios”. Manifestó que es un trabajo a largo plazo y que se debe hacer eje en los países del cono sur, ya que en este momento tienen una gran potencia para confrontar con los poderes más fuertes del mundo: “Evidentemente van a poner obstáculos e impedir que exista esta posibilidad de juzgamiento a todo aquello que tenga que ver con crímenes económicos y la afectación del medio ambiente porque, en última instancia, los responsables de estas políticas son las grandes corporaciones económicas que están en los países centrales y no en nuestros países”.

Con respecto a los valores en los que están asentados los 22 principios que conforman el documento promovido en el Congreso, opinó: “Toda esta política de Jurisdicción Universal está asentada en una ética sólida de defensa de la dignidad del ser humano. Somos personas y como tales merecemos el respeto y la dignidad que fue avasallada por las grandes tiranías, por los grandes negocios económicos, por ese poder concentrado que en última instancia apunta a la defensa de sectores minoritarios a nivel planetario”.

Antes de llegar al final del Congreso, disertó la guatemalteca Rigoberta Menchú Tum, Premio Nobel de la Paz 1992, fundadora y presidenta Vitalicia de la fundación que lleva su nombre y destacada dirigente en defensa de los derechos humanos de los pueblos indígenas, y las mujeres. 

La guatemalteca recordó una resolución de Naciones Unidas de 1979, en la que se advertía sobre las grandes violaciones a los derechos humanos pero en ningún momento se reconocía la reparación sobre las víctimas. En este sentido, aludió a los atroces hechos ocurridos en la masacre en la Embajada de España en Guatemala el 31 de enero de 1980, donde fueron calcinadas 39 personas, entre ellos su padre. “Sabíamos todo eso y sin embargo parecía que nadie creía en las víctimas. Lo que pasó en Guatemala quizás pueda ser la esencia de la crueldad de los genocidas en todos los países del planeta y es la esencia de lo que son los delitos de lesa humanidad”.

Raúl Zaffaroni durante la lectura conjunta de los nuevos principios de Jurisdicción Universal en el cierre del Congreso.

Asimismo, explicó el contexto en el que se desarrollaron los delitos contra la humanidad en su país: “Por supuesto que se sabía que existía un plan que se llamaba Contrainsurgente y una estrategia de los militares guatemaltecos que tenía una relación con el plan global de estrategia de Estados Unidos en América Latina como es el Plan Cóndor”.

Explicó que el involucramiento de las víctimas en esta causa no es un tema personal sino que responde a una memoria colectiva que exigía un juicio de reconocimiento de la verdad, ya que siempre fueron acusados de farsantes. “Había una ofensiva ideológica para frenar las ideas de las propias víctimas, no es solo la verdad individual sino jurídica, institucional, de un tribunal que pueda dar un ejemplo del cumplimiento del derecho con el debido proceso: no sabíamos que había reglas que nos podrían defender y con este aprendizaje fuimos aportando en la doctrina de la jurisdicción universal”.

Menchú Tum describió que en su país hubo un gran debate entre víctimas y victimarios con respecto a si hubo genocidio o no. “Dijeron que todo lo que hacíamos era pura venganza y tuvimos que acudir a una investigación profunda, no sólo teníamos un derecho sino que debíamos fundamentarlo. Si queremos mirar hacia el futuro, tenemos que recuperar esa memoria de la justicia universal aplicada en el terreno de los hechos”.

Al respecto de la experiencia de violación de derechos humanos en América Latina expresó: “Cuando se pueden juntar las herramientas jurídicas y las técnicas de investigación con la verdad de las víctimas, hay un impacto extraordinario. En América Latina tenemos una experiencia inmensa y debemos legar a las nuevas generaciones, porque la lucha contra los delitos de lesa humanidad no tiene fin, porque se puede repetir en décadas”.