Por Joaquín Arias
Fotografía: Prensa AFA

El equipo nacional de fútbol femenino obtuvo el tercer puesto en la Copa América con una actuación histórica. Sin embargo, el canal estatal no televisó los partidos, le quitó lo sponsors y los medios privados casi ignoraron el tema.

La árbitra pitó el final en la Casa Blanca, el estadio más grande de Ecuador. Las tribunas semivacías fueron testigo de cómo Argentina había hecho un enorme partido, pero no había podido doblegar a la favorita Colombia en las semifinales de la Copa América 2025. Era la hora de los penales. En nuestro país no mucha gente estaba pendiente de la inminente definición, ya que la TV Pública, el principal medio de difusión de los partidos del conjunto nacional, estaba transmitiendo la película Robocop 2.

Mientras en el filme protagonizado por Peter Weller, el cyborg mitad máquina-mitad humano salvaba a la ciudad de Detroit, en Quito la tanda se iba hasta la muerte súbita. Finalmente, el fallo de Eliana Stábile –lateral de Boca Juniors– le dio la clasificación a la final al conjunto cafetero. Las jugadoras albicelestes se fueron conformes con el rendimiento mostrado, y tuvieron una breve revancha unos días después, cuando Kishi Núñez convirtió, con suspenso, su penal y aseguró el tercer puesto ante Uruguay tras el 2-2 en los 90 minutos. Además, se obtuvo la clasificación a los Panamericanos 2027 y la chance de pelear por un cupo para los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028. Todo esto, nuevamente, con mínima repercusión en los medios tradicionales.

“Esta Copa América ya no fue solamente garra, corazón, viveza, sino que hubo un crecimiento futbolístico”, sentenció Micaela Cannataro, periodista de FutFemGol, y agregó: «El partido contra Colombia fue uno de los mejores del ciclo Portanova (iniciado en 2021). Sin dudas fue una actuación histórica. Más allá de la derrota por penales, Argentina en sí en los 90 minutos no perdió ningún partido. Ganó todos los de fases de grupos, algo que no ocurría desde 2006”. Este ascenso futbolístico se puede explicar a partir de una serie de cambios que se dieron a finales de la década pasada, de la mano del ascenso y la consolidación de las luchas feministas en el debate público. Una de estas transformaciones fue la decisión de la Asociación del Fútbol Argentino de profesionalizar el fútbol femenino en 2019. Además, surgió una sólida camada de jugadoras que lograron clasificar a los últimos dos mundiales.

Sin embargo, las jugadoras de la Selección también fueron las voces de varios reclamos. “No hace mucho tiempo jugadoras referentas como Lorena Benítez o Laurina Oliveros renunciaron por las condiciones que le daba la AFA a todo el plantel, por las herramientas que no se les estaban dando”, expuso Cannataro, que enfatizó que esa situación “demostró que todavía hay peleas por dar” y que si bien hubo un crecimiento “es el que le exigimos a una asociación como la AFA”.

Uno de estos reclamos fue por la falta de visibilización, en parte fomentada por el conjunto de la AFA, los medios deportivos más grandes y el gobierno nacional. La falta de compromiso de este último puede evidenciarse en la retirada de sponsors estatales, como YPF, y la decisión del canal de televisión oficial de no transmitir los partidos, a pesar de lo dictado por la Ley 25.342, del año 2000, que establece que los titulares de los derechos de transmisión de cotejos donde participe la Selección en torneos organizados por FIFA o CONMEBOL (como la Copa América) deberán comercializarlos garantizando la llegada de dichos encuentros a todo el territorio nacional. Si bien en el fútbol masculino los derechos también pertenecen al canal de aire Telefé, logrando de alguna manera el alcance requerido, la emisión del torneo femenino quedó a manos de DSports, perteneciente a DirecTV, sin permitir que usuarios de otros cableoperadores puedan ver la competición.

A este cambio de paradigma de la transmisión de los partidos se suma otro problema que aquejó a la difusión, la notable ausencia de medios para cubrir el campeonato in situ. FutFemGol fue el único medio argentino que viajó a Ecuador. Cannataro confesó: “Fue un desafío enorme. Nos llenó de orgullo, pero también de tristeza porque queremos que haya más medios para darle mayor visibilidad a la Selección, al evento en sí”. Allí fue donde una de nuestras figuras, Florencia Bonsegundo, aseguró que “hay gente que todavía no está enterada de que estamos jugando una Copa América”.

Para detallar las razones de este desinterés, Cannataro habló de dos variables. “Para los medios autogestivos es una inversión importante de dinero, hay que conseguir sponsors y armar todo un viaje para poder estar. Por ese lado entiendo, es complicado. No podemos negar la situación del país”, precisó. Por otro lado, al hablar de los medios hegemónicos, que sí cuentan con recursos, directamente resaltó la “falta de interés total”, que se ve incluso en el resto de eventos que tiene la selección: “Ni siquiera hay cobertura cuando Argentina juega una fecha FIFA en el país, algo que ni requiere viajes o este tipo de inversión. Entonces es eso, falta de interés y no tener al fútbol femenino en agenda”.

La problemática de la visibilidad del fútbol femenino también se expande al resto del continente, algo que quedó evidenciado en este último mes. Es que al mismo tiempo en Suiza se celebró la Eurocopa 2025, con un éxito sin precedentes en el certamen del viejo continente, casi a la par de lo que son los mundiales. El contraste entre ambos fue evidente y aún más perjudicial para el hemisferio sur. Los estadios se encontraron prácticamente vacíos en todos los partidos, ya que según Cannataro “los horarios impedían a la gente acercarse”. Las paupérrimas condiciones de los centros de entrenamiento, la falta de VAR en la fase de grupos, la no posibilidad de entrar en calor en los estadios y la mala organización con respecto a la prensa, fueron algunas de las quejas que expusieron jugadoras, entrenadoras y periodistas. Mientras tanto, en Europa se rompieron récords de público, incluso en Suiza, país sin tradición futbolística ni una selección fuerte. Casi medio millón de personas asistieron a los estadios, y los partidos rompieron récords de audiencia, acompañados de una gran cobertura mediática a la par de los grandes eventos masculinos. Los casos más importantes fueron los de Inglaterra y España, campeón y subcampeón respectivamente, que experimentaron un enorme crecimiento futbolístico en los últimos 15 años, hasta transformarse en las mejores selecciones del planeta. En ambos casos, fueron las señales estatales (BBC, RTVE) las que transmitieron sus encuentros, liderando el rating, e incluso hubo pantallas en las calles para ver las fases finales.

La falta de transmisión abierta, la escasa cobertura periodística y el manifiesto desinterés del gobierno nacional dejan en claro que el crecimiento deportivo del fútbol femenino en Argentina no está bien acompañado por un compromiso institucional ni mediático. Mientras en otros rincones del mundo el furor va en aumento, en Argentina se sigue jugando un partido por una mayor relevancia y apoyo en todas las esferas.